Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
En este trabajo me voy a referir a un aspecto del pensamiento autista que ha sido
considerado central por algunos investigadores, me refiero a la alteración de la
flexibilidad en el pensamiento. Leo Kanner, médico austriaco, realizó una descripción
de conductas que encontró similares, en algunos de sus pacientes, en 1943, y a partir
de este trabajo consideró al autismo como una entidad psicopatológica. Él describe
las siguientes características en ese grupo de niños: - Extrema soledad autista. -
Deseo obsesivo de invarianza ambiental. - Memoria excelente. - Expresión
inteligente, con ausencia de rasgos físicos. - Hipersensibilidad a los estímulos. -
Mutismo o lenguaje sin intención comunicativa real. - Limitación en la variedad de la
actividad espontánea.
Observó, además, aspectos comunes en los padres de estos niños, todos eran
intelectuales y los describió como fríos, con dificultades en el contacto afectivo con
las personas. Posteriormente, en un trabajo de 1956, va a considerar a las
dificultades en el lenguaje, como un aspecto secundario en este trastorno. En su
descripción sobre autismo, hace referencia a la obsesiva insistencia en la invarianza,
como una de las disfunciones psicológicas o características cognitivas básicas. Dicho
de otra manera, observa una falta de flexibilidad tanto en el pensamiento como en
la acción. Leo Kanner realiza la siguiente descripción: “El niño autista desea vivir en
un mundo estático, en un mundo en el que los cambios no se toleran. El statu quo debe
mantenerse a toda costa.
Sólo el propio niño puede permitirse a sí mismo modificar las condiciones existentes.
Pero ninguna otra persona puede hacerlo sin producir malestar y cólera. Es preciso
que se reitere la totalidad de cualquier experiencia que le llegue al niño autista desde
el exterior, a veces con todos sus constituyentes y detalles, manteniendo una
identidad fotográfica y fonográfica. La más mínima variación en su disposición, tan
sutil a veces que las otras personas apenas la perciben, puede provocar un violento
estallido de furia”. De acuerdo al DSM-IV, un diagnóstico de autismo comprende:
trastornos cualitativos de la relación, de la comunicación y de la flexibilidad. La
Clasificación Internacional de Enfermedades, décima edición (CIE-10), de la O.M.S.
establece los siguientes criterios de diagnóstico para el autismo: Presencia de un
desarrollo anormal-disfuncional antes de los tres años. 1. Alteración cualitativa en la
interacción social recíproca. 2. Alteración cualitativa de la comunicación. 3. Patrones
de conducta, intereses y actividades limitadas, repetitivas y estereotipadas.
Investigadores actuales han planteado “la flexibilidad como la capacidad para
cambiar el pensamiento o la acción de acuerdo con los cambios que se produzcan en
el ambiente” (Hill). Y esto nos remite a pensar en lo que se ha denominado Función
Ejecutiva. La Función Ejecutiva es la habilidad para mantener un conjunto apropiado
de estrategias de solución de problemas para alcanzar una meta. Las conductas de
F.E. son: planificación, control de impulsos, inhibición de respuestas inadecuadas,
búsqueda organizada, flexibilidad del pensamiento y acción. Es decir que la
flexibilidad aparece como una característica incluida dentro de la F.E. Estas
habilidades contenidas en la F.E. dependen del lóbulo frontal, especialmente del
córtex frontal, ya que algunos investigadores observaron en pacientes que habían
sufrido daños en los lóbulos frontales, que presentaban síntomas que podían
compararse con conductas observadas en autistas. El lóbulo frontal representa una
adquisición filogenética relativamente tardía, que está bien desarrollado
especialmente en el hombre. En la región prefrontal, las actividades cotidianas son
altamente complejas y se entremezclan con impulsos nerviosos provenientes del
tálamo y del hipotálamo, y probablemente desempeñan un papel importante en las
respuestas emocionales. Russell (1948) cree que las áreas prefrontales no están
vinculadas especialmente con la memoria o la inteligencia, sino más bien con el
establecimiento y condicionamiento de las reacciones emocionales.
Es decir que si las distintas áreas del cerebro funcionan como una red,
intercomunicadas, todas las funciones comprendidas en lo que se denomina F.E. están
interrelacionas, y así la flexibilidad se vinculará con otras capacidades cognitivas.
Diferentes estudios recientes han tratado de vincular el desarrollo cerebral de
estructuras frontales en niños con la aparición de funciones ejecutivas y a su vez la
relación entre fallos en inhibición y generatividad, con alteraciones en la conducta
flexible de niños autistas (conductas ritualistas, obsesivas, estereotipias verbales y
motoras, etc.). Las alteraciones de las F.E. aparecen también en diversas patologías,
sean de origen genético o traumático, en diversos trastornos evolutivos, en
trastornos psiquiátricos.