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El Sol que nos ilumina solo es una de las miles de estrellas que pueblan el Universo, pero es la estrella que

hace que sea posible la vida


sobre la Tierra. Nuestro planeta y otros astros, giran en torno a él, formando el Sistema Solar.
¿QUÉ ES EL SISTEMA SOLAR?
El Sistema Solar lo forman, además del Sol, los astros que giran a su alrededor, que son: ocho planetas, planetas enanos, satélites,
asteroides, cometas, meteoroides, y polvo y gas interplanetario.
Hasta el 24 de agosto de 2006 los planetas del Sistema Solar eran nueve: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano,
Neptuno y Plutón. En esa fecha, la Unión Astronómica Internacional definió lo que era un planeta y creó otras dos clases de cuerpos
dentro del Sistema Solar: los planetas enanos y los cuerpos pequeños del Sistema Solar. Plutón pasó a ser un planeta enano, junto con
Eris, descubierto en 2005, y el asteroide Ceres. Los cuerpos pequeños del Sistema Solar son los objetos que no son planetas ni planetas
enanos ni satélites.
LOS PLANETAS Y SUS ÓRBITAS
Por orden, a partir del Sol, los ocho planetas del Sistema Solar que se conocen en la actualidad son: Mercurio, Venus, Tierra, Marte,
Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. A los cuatro más próximos al Sol, Mercurio, Venus, Tierra y Marte, se les llama planetas interiores. Son
pequeños, compactos y su superficie es rocosa.
A los cuatro planetas restantes, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, se les llama planetas exteriores. Son de mayor tamaño que los
interiores, y están formados en su mayor parte por gases.
De los ocho planetas, Mercurio y Venus son los únicos que no tienen satélites, es decir, cuerpos de menor tamaño girando a su
alrededor. La Tierra tiene solo uno, la Luna, y Marte dos, Fobos y Deimos; pero otros tienen muchos más, como Júpiter, del que ya se han
descubierto más de 60 satélites.
Debido a la fuerza de atracción que el Sol ejerce sobre ellos, los planetas se desplazan a través del espacio describiendo órbitas, con
forma de elipse, alrededor de él. Todos recorren sus órbitas en sentido contrario al de las agujas del reloj, y tardan más tiempo en dar
una vuelta completa cuanto más alejados están del Sol.
Mientras que Mercurio tarda 88 días en completar una vuelta, la Tierra tarda 365 días (1 año), y así hasta Neptuno, que tarda casi 165
años en recorrer su órbita.
Las órbitas se encuentran todas en un mismo plano, como si estuvieran extendidas sobre una mesa. Por eso, el Sistema Solar tiene forma
parecida a un enorme disco.
Además de girar alrededor del Sol (movimiento de revolución), los planetas giran en torno a sí mismos (movimiento de rotación), y lo
hacen también en sentido contrario al de las agujas del reloj, salvo Venus, que gira al revés, en sentido horario.

Para medir las dimensiones del Sistema Solar se usa como unidad la distancia media de la Tierra al Sol, llamada unidad astronómica, UA.
Una UA corresponde a unos 150 millones de kilómetros.

El Sistema Solar mide unas 80 UA de diámetro, que son unos 12.000 millones de kilómetros.

LOS PLANETAS ENANOS

Plutón es un planeta enano que tarda casi 248 años en completar una vuelta alrededor del Sol. Los otros dos planetas enanos del Sistema
Solar identificados en la actualidad son Eris (conocido antes como Xena) y Ceres.

Eris es un cuerpo algo mayor que Plutón, que se descubrió en julio de 2005 en el cinturón de Kuiper, un anillo de cuerpos rocosos que
giran alrededor del Sol más allá de Neptuno. Ceres, el de menor tamaño de los tres, gira en torno al Sol entre las órbitas de Marte y
Júpiter.

LOS CUERPOS PEQUEÑOS DEL SISTEMA SOLAR

Esta clase de cuerpos del Sistema Solar incluye la mayor parte de los asteroides y los objetos transneptunianos (situados más allá de
Neptuno), los cometas y los meteoroides.

Los asteroides son pequeños cuerpos rocosos que giran alrededor del Sol, sobre todo entre las órbitas de Marte y Júpiter, en una franja
que se conoce como el cinturón de asteroides.

Júpiter posee grupos de asteroides, llamados Troyanos, que giran a su alrededor, atrapados por su fuerza de gravedad.

Se cree que un inmenso asteroide chocó contra la Tierra hace 65 millones de años, produciendo grandes incendios cuyo humo tapó la luz
del Sol, lo que provocó la muerte de muchas plantas y de los dinosaurios que se alimentaban de ellas.

Los cometas son bolas de hielo y polvo, que parecen tener una larga cola. Es precisamente la nube de polvo la que produce este efecto,
cuando el cometa está próximo al Sol. Sus trayectorias son mucho más abiertas que las de los planetas, por lo que pasan poco tiempo
cerca del Sol.
Los meteoroides son cuerpos sólidos que giran alrededor del Sol. Cuando la trayectoria de algún meteoroide coincide con la de la Tierra y
entra en nuestra atmósfera, el meteoroide se quema, produciendo lo que conocemos como meteoro o estrella fugaz. Algunos de ellos se
desintegran en trozos más pequeños que caen a la Tierra: se les llama meteoritos.
El tamaño de la mayoría de los meteoroides es el de un grano de polvo, pero los hay mayores, sin ningún límite definido; los más grandes
pueden tener una masa de varios cientos de toneladas.

MERCURIO LA TIERRA

VENUS Júpiter (arriba a la derecha),

MARTE SATURNO

URANO

NEPTUNO
Plutón y Caronte VIA LACTEA

PIERRE SIMON DE LA PLACE Imagen del asteroide 243 Ida

Asteroide Itokawa CALISTO LA LUNA

JUPITER Y SUS LUNAS


Teorías sobre el origen
A pesar de sus diferencias, los miembros del Sistema Solar forman probablemente una familia común; parece ser que se originaron al
mismo tiempo.
Entre los primeros intentos de explicar el origen de este sistema está la hipótesis nebular del filósofo alemán Immanuel Kant y del
astrónomo y matemático francés Pierre Simon Laplace. De acuerdo con dicha teoría una nube de gas se fragmentó en anillos que se
condensaron formando los planetas. Las dudas sobre la estabilidad de dichos anillos han llevado a algunos científicos a considerar
algunas hipótesis de catástrofes como la de un encuentro violento entre el Sol y otra estrella. Estos encuentros son muy raros, y los gases
calientes se dispersarían en lugar de condensarse para formar los planetas.

Vía Láctea
El Sistema Solar se encuentra en uno de los brazos espirales de la galaxia con forma de disco llamada Vía Láctea. Esta
fotografía muestra el centro de la Vía Láctea, a 30.000 años luz. En la imagen se ven cúmulos de estrellas brillantes con
áreas oscuras de polvo y gas.

Las teorías actuales conectan la formación del Sistema Solar con la formación del Sol, ocurrida hace unos 4.700 millones de años. La
fragmentación y el colapso gravitacional de una nube interestelar de gas y polvo, provocada quizá por las explosiones de una supernova
cercana, puede haber conducido a la formación de una nebulosa solar primordial. El Sol se habría formado entonces en la región central,
más densa. La temperatura es tan alta cerca del Sol que incluso los silicatos, relativamente densos, tienen dificultad para formarse allí.
Este fenómeno puede explicar la presencia cercana al Sol de un planeta como Mercurio, que tiene una envoltura de silicatos pequeña y
un núcleo de hierro denso mayor de lo usual. (Es más fácil para el polvo y vapor de hierro aglutinarse cerca de la región central de una
nebulosa solar que para los silicatos más ligeros.) A grandes distancias del centro de la nebulosa solar, los gases se condensan en sólidos
como los que se encuentran hoy en la parte externa de Júpiter.
La evidencia de una posible explosión de supernova de formación previa aparece en forma de trazas de isótopos anómalos en las
pequeñas inclusiones de algunos meteoritos. Esta asociación de la formación de planetas con la formación de estrellas sugiere que miles
de millones de otras estrellas de nuestra galaxia también pueden tener planetas. La abundancia de estrellas múltiples y binarias, así como
de grandes sistemas de satélites alrededor de Júpiter y Saturno, atestiguan la tendencia del colapso de la nube de gas, fragmentándose
en sistemas de cuerpos múltiples.
EL SOL
El Sol es una estrella característica de tamaño y luminosidad intermedios. La luz solar y otras radiaciones se producen por la conversión
del hidrógeno en helio en el interior denso y caliente del Sol (véase Energía nuclear). Aunque esta fusión nuclear convierte 600 millones
de toneladas de hidrógeno por segundo, el Sol tiene tanta masa (2 × 1027 toneladas) que puede continuar brillando con su luminosidad
actual durante 6.000 millones de años. Esta estabilidad permite el desarrollo de la vida y la supervivencia en la Tierra. A pesar de la gran
estabilidad del Sol, se trata de una estrella sumamente activa. En su superficie aparecen y desaparecen manchas solares oscuras lindando
con intensos campos magnéticos en ciclos de 11 años. Los repentinos estallidos de partículas cargadas procedentes de las fulguraciones
solares pueden provocar auroras y alterar las señales electromagnéticas de la Tierra; un continuo flujo de protones, electrones e iones
abandona el Sol y se mueve por el Sistema Solar, formando espirales con la rotación del Sol. Este viento solar configura las colas de gas
de los cometas y deja sus rastros en el suelo lunar.
El Sol
El Sol es la estrella que domina nuestro sistema planetario, el Sistema Solar. Aquí vemos una imagen de su superficie en falso color.

Mercurio
Es el planeta que está más cerca del Sol, a unos 58 millones de kilómetros. Es más pequeño que la Tierra, y tiene muchos cráteres, como
la Luna. Tarda 88 días en dar una vuelta completa alrededor del Sol. Esta fotografía fue tomada en 1974 por el Mariner 10, la primera
sonda espacial que estudió Mercurio en detalle.
Venus
Es el segundo planeta desde el Sol y tarda 225 días en dar una vuelta a su alrededor. Su tamaño es parecido al de la Tierra. Está cubierto
por muchas nubes, que lo mantienen muy caliente, y que impidieron el estudio de este planeta hasta que se pudieron enviar vehículos
espaciales.
La Tierra
Es el tercer planeta desde el Sol, situado a unos 150 millones de kilómetros de él; tarda 365 días en dar una vuelta completa a su
alrededor. Es nuestro planeta, el único conocido que tiene vida.
Marte
Es el “planeta rojo”, porque así se ve desde la Tierra. Ocupa el cuarto lugar desde el Sol y tarda 687 días en dar una vuelta a su alrededor.
Tiene inmensas llanuras y el volcán más grande del Sistema Solar.
Júpiter
Júpiter (arriba a la derecha), el planeta más grande del Sistema Solar y el que más satélites tiene, se ve aquí con los cuatro mayores:
Europa (centro), Ío (arriba a la izquierda), Calisto (abajo a la izquierda) y Ganimedes (abajo a la derecha). Ocupa el quinto lugar desde el
Sol y tarda casi 12 años en dar una vuelta completa a su alrededor.
Saturno
Es el sexto planeta desde el Sol y tarda casi 30 años en dar una vuelta completa a su alrededor. Es el segundo planeta más grande del
Sistema Solar y se distingue por sus enormes anillos.
Urano
Es el séptimo planeta desde el Sol y tarda 84 años en dar una vuelta completa a su alrededor. Tiene anillos, pero muy débiles. Al
telescopio el planeta se ve de color azul verdoso.
Neptuno
Ocupa el octavo lugar desde el Sol, a unos 4.500 millones de kilómetros de él, y tarda unos 165 años en dar una vuelta a su alrededor. En
este planeta se producen los vientos más rápidos del Sistema Solar.
Plutón
Es un planeta enano que tarda casi 248 años en dar una vuelta completa alrededor del Sol. Esta imagen muestra a Plutón (en primer
plano), a su luna Caronte (en segundo plano) y al Sol.
OTROS COMPONENTES

La categoría de “cuerpos pequeños del Sistema Solar” incluye a todos los objetos que no son planetas ni planetas enanos, a excepción
también de los satélites. Es decir, incluye la mayor parte de los asteroides y los objetos transneptunianos, los cometas y los meteoroides.
Los asteroides son cuerpos rocosos que se mueven en órbitas elípticas, sobre todo entre las órbitas de Marte y Júpiter. Calculados en
miles, los asteroides tienen tamaños muy diferentes, los más grandes con diámetros de cientos de kilómetros. Algunos asteroides son
desviados hacia órbitas excéntricas que les pueden llevar más cerca del Sol. Los cuerpos más pequeños que orbitan el Sol se llaman
meteoroides. Algunos se estrellan contra la Tierra y aparecen en el cielo nocturno como rayos de luz; se les llama meteoros. Los
fragmentos rescatados se denominan meteoritos. Los estudios en los laboratorios sobre los meteoritos han revelado mucha información
acerca de las condiciones primitivas de nuestro Sistema Solar. Las superficies de Mercurio, Marte y diversos satélites de los planetas
(incluyendo la Luna de la Tierra) muestran los efectos de un intenso impacto de asteroides al principio de la historia del Sistema Solar. En
la Tierra estas marcas se han desgastado, excepto en algunos cráteres de impacto reciente.
Parte del polvo interplanetario puede también proceder de los cometas, que están compuestos básicamente de polvo y gases helados,
con diámetros de 1 a 10 km. Muchos cometas orbitan el Sol a distancias tan grandes que pueden ser desviados por las estrellas hacia
órbitas que los transportan al Sistema Solar interior. A medida que los cometas se aproximan al Sol liberan su polvo y gases formando
una cabellera y una cola espectaculares. Bajo la influencia del potente campo gravitatorio de Júpiter, los cometas adoptan algunas veces
órbitas mucho más pequeñas. El más conocido es el cometa Halley, que regresa al Sistema Solar interior cada 75 años. Su última
aparición fue en 1986. En julio de 1994 los fragmentos del cometa Shoemaker-Levy 9 chocaron contra la densa atmósfera de Júpiter a
velocidades de 210.000 km/h. Con el impacto, la enorme energía cinética de los fragmentos se convirtió en calor a través de explosiones
gigantescas, formando bolas de fuego mayores que la Tierra.
Las superficies de los satélites helados de los planetas exteriores están marcadas por los impactos de los núcleos de los cometas. En
realidad, el asteroide Quirón, que orbita entre Saturno y Urano, puede ser un enorme cometa inactivo. De forma semejante, algunos de
los asteroides que cruzan la órbita de la Tierra pueden ser los restos rocosos de cometas extinguidos.
Los cometas se encuentran en torno al Sol en dos grandes grupos: el cinturón de Kuiper y la nube de Oort. El primero es un anillo que se
extiende más allá de la órbita de Neptuno, entre 30 y 50 UA; se trata de una reserva de cometas con periodos inferiores a 500 años. La
nube de Oort es, en teoría, una capa esférica de cometas situada hacia la mitad de la distancia entre el Sol y la heliopausa.
En 2002 se identificó, dentro del cinturón de Kuiper, un cuerpo celeste (bautizado provisionalmente como Quaoar) de unos 1.300 km de
diámetro, el más grande hallado hasta ese momento orbitando el Sol desde que se descubrió Plutón en 1930. En 2004 se confirmó el
descubrimiento de Sedna, un objeto del Sistema Solar de menor tamaño que Plutón pero, probablemente, mayor que Quaoar, y que
podría formar parte de la nube de Oort. Sedna presenta una órbita extremadamente elíptica, y un color rojizo y un brillo característicos.
El Sol está rodeado por tres anillos de polvo interplanetario. Uno de ellos, entre Júpiter y Marte, es conocido desde hace tiempo como el
origen de la luz zodiacal. De los otros dos anillos, que se descubrieron en 1983, uno está situado a una distancia del Sol de solamente dos
anchos solares y el otro en la región de los asteroides.
Asteroide Itokawa
Imagen del asteroide Itokawa obtenida a finales de 2005 por la sonda Hayabusa, lanzada en mayo de 2003 por la agencia japonesa JAXA.
asteroide 243 Ida
La nave Galileo, una sonda espacial lanzada por la NASA en octubre de 1989, fotografió el asteroide 243 Ida (en la imagen) en agosto de
1993. La sonda espacial también detectó una luna que orbita en torno a Ida.
LAS LUNAS
Luna
La Luna, único satélite natural de la Tierra, gira alrededor de esta una vez cada 27 días. De los nueve planetas del Sistema Solar, solo dos
(Mercurio y Venus) no tienen satélites naturales. Varios planetas, como Júpiter, Saturno y Urano, tienen numerosos satélites.
Calisto, luna de Júpiter
Calisto, la segunda mayor luna de Júpiter, es el satélite más alejado de los cuatro más grandes del planeta. En su superficie se han ido
acumulando cráteres de impacto durante más de 4.000 millones de años. Los cuerpos chocan contra la superficie del satélite, perforando
su oscura y helada corteza.
Júpiter y sus lunas
Júpiter es el mayor de los planetas, con un volumen de 1.400 veces el de la Tierra. Las franjas de color son cinturones de nubes que
revelan corrientes atmosféricas fuertes. El planeta (arriba a la derecha) se ve aquí con sus cuatro mayores satélites conocidos: Europa
(centro), Ío (arriba a la izquierda), Calisto (abajo a la izquierda) y Ganimedes (abajo a la derecha).

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