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TRABAJO MONOGRÁFICO
CURSO:
MICOLOGÍA
TEMA:
CRYPTOCOCCUS NEOFORMANS
DOCENTE:
VELASQUEZ HINOSTROZA
ESTUDIANTES:
ZANABRIA CUYUTUPAC KEYLA
HUANCAYO – PERÚ
2017
PRESENTACIÓN
CAP. I: HISTORIA
CAP. II: GENERALIDADES
CAP. III: TAXONOMIA
CAP. IV: MORFOLOGÍA
CAP V: CRIPTOCOCOSIS
5.1. PATOGENIA
5.2. FORMAS CLINICAS
5.3. MANIFESTACIONES CLINICAS
5.4. PRUEBAS DIAGNÓSTICAS DE LABORATORIO
5.5. TRATAMIENTO
5.6. PREVENCIÓN Y CONTROL
CAPITULO I: HISTORIA
En 1894, F. Sanfelice, fundador del Istituto di Igiene de la Università di Cagliari en Italia,
informó la presencia de una levadura encapsulada en el jugo fermentado de duraznos
(melocotones); al año siguiente produjo en conejillos de Indias (cobayos, cuyos) de
experimentación la enfermedad cerebral que origina ese hongo y lo llamó
Saccharomyces neoformans. En Alemania, en 1894, Otto Emil Franz Ulrich Busse y, en
1895, Abraham Buschke, de manera independiente describieron el primer caso en
humanos con lesiones cutáneas y óseas; el primero observó la levadura en una muestra
de tejido tomada de una lesión seudosarcomatosa en la tibia de una mujer, y la llamó
Saccharomyces. En 1896, Ferdinand Curtis, en Francia, comunicó un caso similar al
aislar el microorganismo tras drenar un absceso inguinal en un paciente originario de
Lille y logró producir lesiones tumorales en los pulmones, bazo y riñones de animales
de experimentación; denominó al agente patógeno Saccharomyces subcutaneous
tumefaciens. En 1901, Jean Paul Vuillemin clasificó la levadura aislada en estos
pacientes en el género Cryptococcus al no encontrar en este hongo las ascosporas
características propias del género Saccharomyces, además de que no observó
fermentación de carbohidratos; llamó Cryptococcus hominis al hongo aislado por Busse,
mientras que denominó Cryptococcus neoformans al hongo descubierto por Sanfelice.
Aunque se ha sugerido que Zenker estudió el primer caso de meningitis por
Cryptococcus en 1861, no se obtuvo cultivo, por lo que este hecho se atribuye a David
Paul von Hansemann, quien en 1905 observó a un sujeto que murió por meningitis y, en
1914, Verse reconoció la enfermedad in vivo en una mujer con leptomeningitis. En 1916,
J. L. Stoddard y E. C. Cutler consideraron que la cápsula del Cryptococcus era una
cavidad lítica provocada por digestión y llamaron al hongo Torula histolytica. Estos
nombres crearon confusión, hasta que en 1950, Rhoda Benham, tras prolongados
estudios con más de 40 cepas que incluían las originales de Sanfelice, Busse y Curtis,
concluyó que sólo existe una especie patógena de Cryptococcus y propuso conservar
el nombre propuesto por Vuillemin; 15 años antes, diferenció la blastomicosis europea
(criptococosis) de la americana (fi gura 1-14). En 1950, E. E. Evans y colaboradores, en
la University of Los Ángeles, Los Ángeles CA, prosiguiendo con los estudios de Benham,
encontraron diferencias serológicas en los aislados e identificaron tres serotipos: A, B y
C. En 1951, Chester Wilson Emmons aisló C. neoformans del suelo y más tarde de nidos
y excretas de palomas y de otras fuentes. En 1955, R. D. Baker y R. K. Haugen
demostraron la presencia de la cápsula y, en 1962, F. Staib descubrió que C.
neoformans producía colonias con pigmento café en un medio que contenía Guizotia
abyssinica, y en 1970, J. Lodder y N. J. W. Kreger-van Rij establecieron la prioridad del
término C. neoformans y en ese mismo año, Gatti aisló en el líquido cefalorraquídeo de
un niño de Zaire con meningoencefalitis una variedad de Cryptococcus a la que Roger
Vanbreuseghem denominó C. neoformans var. gattii. En 1976, Kwon-Chung caracterizó
la forma teleomorfa y la llamó Filobasidiella neoformans. En 1999, Sarah P. Franzot, Ira
F. Salkin y Arturo Casadevall propusieron considerar a C. neoformans var. grubii una
variante genotípica, lo cual apoyó la variedad fenotípica previamente propuesta. En
2003 se terminó de secuenciar su genoma. En 2003 J. C. Christanson, W. Engber y D.
Andes, revisaron 73 casos de la forma cutánea primaria publicados en la literatura
inglesa hasta 2003. En 2010 H. Y. Sun, B. D. Alexander y O. Lortholary describieron la
clínica y el tratamiento de 146 pacientes trasplantados con criptococosis observados en
forma prospectiva en todo el mundo de 2001 a 2007. En 2012 Silvio A. Marques, Ivander
Bastazini Jr., Ana Martins y colaboradores en Brasil describieron 11 casos de la forma
cutánea primaria. En México, Antonio González Ochoa hizo mención del primer caso en
1955; en 1959, Amado González Mendoza, Fuentes y Ruy Pérez Tamayo estudiaron
una forma generalizada; en 1961, Dominique Vérut, Josefa Novales y Pedro Lavalle,
una modalidad cutaneomucosa y en 1997, Rubén López-Martínez y G. Barriga-Angulo
informaron el primer caso de infección por Cryptococcus neoformans var. gattii en un
paciente con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).
CAPITULO II: GENERALIDADES
Las infecciones por C. neoformans son extremadamente raras en personas que por lo
demás están sanas. La mayoría de los casos de infección por C. neoformans ocurren
en personas que tienen un sistema inmunológico debilitado, particularmente en aquellos
que tienen VIH / SIDA avanzado
CAPITULO III: TAXONOMIA
REINO: Fungi
FILO: Basidiomycota
CLASE: Tremellomycetes
ORDEN: Tremellales
FAMILIA: Tremellaceae
GÉNERO: Cryptococcus
ESPECIE: Cryptococcus neoformans
CAPITULO IV: MORFOLOGÍA
CAPITULO V: CRIPTOCOCOSIS
5.1. PATOGENIA
La infección es iniciada por la inhalación de las levaduras, que en la naturaleza están
secas, con mínima cápsula y que se pueden dispersar fácilmente en aerosol. La
infección pulmonar primaria puede ser asintomática o remedar un cuadro de infección
respiratoria similar a la influenza que suele ceder espontáneamente. En individuos
inmunodeficientes las levaduras pueden multiplicarse y diseminarse a otras zonas del
cuerpo, pero se dirigen preferentemente al sistema nervioso central, en la cual
ocasionan meningoencefalitis por criptococos. Otros sitios de diseminación frecuente
son la piel, las suprarrenales, los huesos, los ojos y la próstata.
5.2. FORMAS CLINICAS
Pese a la ocurrencia ubicua de Cryptococcus neoformans, no es frecuente que se
desarrolle una enfermedad clínicamente importante en el hombre. Las manifestaciones
más severas de la micosis y su frecuencia están asociadas a una seria deficiencia
inmunitaria local o sistémica del paciente. Por consiguiente, la criptococosis es más
frecuente en personas con enfermedades como SIDA, Hodgkin, leucemia, linfosarcoma,
diabetes mellitus y en pacientes con terapias prolongadas con esteroides.
• Criptococosis ósea. Las lesiones ocurren en alrededor del 10% de los casos
reportados. Se diseminan lentamente sin proliferación periosteal, pero frecuentemente
hay osteolisis con diseminación a piel por extensión o seguida de una exploración
quirúrgica, con multiplicación del hongo que contribuye a la secreción de pus.
Serología: Es posible realizar métodos para detectar antígeno capsular en LCR, suero
y orina. El método de aglutinación en látex de laminilla o el Enzimoinmunoanálisis para
determinar el antígeno criptococócico arrojan resultados positivos en 90% de personas
con meningitis por criptococos. Con el tratamiento eficaz la concentración del antígeno
disminuye ( excepto en pacientes con SIDA que suelen conservar títulos altos del
antígeno por largo tiempo).
5.5. TRATAMIENTO
De manera general la criptococosis pulmonar y la curación o escisión de las lesiones
dérmicas sin una recurrencia subsecuente, tienen buen pronóstico. Por el contrario, la
diseminación de la criptococosis visceral y cerebro-meníngea tiene un pronóstico pobre.
La criptococosis del sistema nervioso central es una enfermedad fatal si no es tratada.
La criptococosis crónica de curso letal está marcada por intervalos de remisión y
exacerbación y la evaluación de la terapia es difícil e incierta.
Actualmente, la anfotericina B y el fluconazol son las únicas drogas disponibles con
eficacia probada. Están indicadas en todos los pacientes con criptococosis del sistema
nervioso central y sitios de diseminación. La anfotericina B debe ser administrada
intravenosamente a dosis que van de 0.25 a 0.75 mg/kg de peso. El medicamento debe
ser disuelto en suero glucosado 5% y protegerse de la luz. Se administra cada tercer
día por goteo lento. La dosis se mantiene durante una semana y si el paciente no
muestra reacciones colaterales, es posible incrementarla hasta una dosis máxima de 30
– 40 mg. Para evitar los efectos colaterales es recomendable administrar analgésicos,
antihistamínicos, hidrocortisona y heparina. Además deberán valorarse pruebas de
funcionamiento hepático y renal. El fluconazol se administra a dosis de 50 – 150
mg/día/VO. Los mejores resultados (en el 85% de los pacientes) se obtienen al combinar
los esquemas terapéuticos de anfotericina B con fluconazol. Aun cuando las únicas
lesiones estén en piel o membranas mucosas, el tratamiento tópico (nistatina,
anfotericina B o derivados del imidazol) se combina con el tratamiento sistémico. El
itraconazol se ha empleado como profiláctico. La 5-fluorocitosina es también un fármaco
útil, sin embargo, en México no se dispone de él.
5.6. Prevención y control:
Entre los patógenos oportunistas causantes de infecciones graves, Cryptococcus
neoformans es uno de los agentes más importantes. Antes de la era VIH, la
criptococosis era una enfermedad rara, pero actualmente es una de las causas más
comúnes de meningitis en pacientes con SIDA. Aún cuando datos recientes indican que,
con la introducción de terapia antirretroviral altamente activa, los casos de criptococosis
han disminuído, los pacientes con SIDA siguen considerados como población de riesgo
en la adquisición de la micosis, principalmente aquellos cuya cuenta linfocitaria de CD4
es menor a 50 células/ml.
Debido a que Cryptococcus se encuentra distribuído ampliamente en la naturaleza y
que la vía de infección es respiratoria, se hace difícil poner en práctica alguna estrategia
de control y prevención, pero tomando en cuenta que el paciente inmunosuprimido es
el más afectado podrían tomarse algunas medidas como el evitar el contacto o la
convivencia con aves (canarios, pericos australianos, palomas, otros)
BIBLIOGRAFÍA: