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Capı́tulo 3.

Conjuntos infinitos y cardinales

Lección 3. Conjuntos no contables

El infinito como un ente existente, surge en los ámbitos filosófico y teológico;


cuando se afirma que Dios es un ser infinitamente bueno, sabio y poderoso, el
infinito es el grado en el cual Dios posee estas cualidades. Implı́citamente se está
asumiendo que el infinito es único; esta concepción de un infinito único se man-
tuvo durante mucho tiempo y llevó a quienes pretendieron analizar y aritmeti-
zar dicho concepto (por ejemplo al sacerdote católico y matemático Bernardo
Bolzano (1781-1848)) a contradicciones, las cuales junto con otras propiedades
consideradas también paradójicas (como el que un conjunto infinito pueda ser
equipotente con subconjuntos propios, contradiciendo la famosa noción común
de Euclides “El todo es mayor que las partes”), se combinaron para retrasar la
exploración sistemática del infinito.
Fué finalmente George Cantor quien entre 1873 y 1897 trató el infinito como
una generalización del concepto de número, desarrolló alrededor de él toda una
rama de la Matemática y lo introdujo no solo en los otros campos matemáticos
sino en las ciencias y en la misma filosofı́a. Él descubrió y probó el teorema
siguiente, donde se pone de presente que existe una pluralidad de infinitos.

3.29 Teorema Teorema de Cantor: A ≺ P(A). Demostración Puesto

que la función A → P(A) dada por x → {x} es claramente inyectiva, se sigue


que A  P(A). La parte realmente interesante de la prueba consiste en de-
mostrar que nunca se puede tener una función sobreyectiva de A en P(A) (y
por consiguiente nunca se conseguirá una biyección de A en P(A)). Lo hace-
mos por contradicción: Supongamos que exista una función f : A → P(A)
sobreyectiva; para cada x de A, siendo f (x) un subconjunto de A, es posible
que x sea elemento de su conjunto imagen f (x); llamemos B al subconjunto de
A formado por aquellos de sus elementos que no poseen esta propiedad, es decir,
B = {x ∈ A | x ∈/ f (x)}. Siendo B ∈ P(A) y f sobreyectiva, existe al menos un
elemento b de A tal que f (b) = B.
Pero: ¿ pertenece b a f (b)?.
Si b ∈ f (b), entonces b ∈ B, luego b deberá cumplir la condición que define
B, es decir b ∈
/ f (b). Si b ∈
/ f (b), entonces b cumple la propiedad que poseen los
elementos de B, de modo que b ∈ B, y siendo B = f (b), se obtiene b ∈ f (b).
En resumen b ∈ f (b) ←→ ¬(b ∈ f (b)), lo cual es una contradicción; como
ésta proviene de suponer que f es sobreyectiva, se concluye que no existen
sobreyecciones de A en P(A), quedando demostrado el teorema. Nótese que
éste es en esencia el mismo argumento usado por Russell en su famosa paradoja,

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pero haciendo justicia a Cantor debemos recordar que su resultado antecedió
varios años a la paradoja de Russell. Hoy en dı́a las investigaciones históricas
llevan a concluir que Russell concibió su paradoja a partir de este trabajo de
Cantor.
Si A es infinito, también lo son P(A), P(P(A)), etc., existiendo toda una
sucesión infinita de conjuntos infinitos no equipotentes:

A < P(A) < P(P(A)) < P(P(P(A))) < · · ·

Si definimos inductivamente

P 0 (A) = A P n+1 (A) = P(P n (A)) ,

entonces la sucesión anterior se transforma en

A < P(A) < P 2 (A) < P 3 (A) < · · ·



Sea L = n∈N P n (A) ; claramente para todo n

P n (A) < P n+1 (A) ⊆ L

y por la proposición 3.8,


(∀n)(P n (A) < L)
pudiéndose alargar la sucesión

A < P(A) < P 2 (A) < · · · < L < P(L) < P 2 (L) < · · ·

y el proceso puede repetirse cuantas veces se quiera. Si A = N , todos los


conjuntos anteriores serán infinitos, poniéndose de presente que hay al menos
tantos tamaños de conjuntos infinitos como de números naturales.
A continuación estableceremos una relación importante y útil entre P(A) y
el conjunto de las funciones de A en {0, 1}:
Tomemos un conjunto A cualquiera y considerémoslo fijo en adelante; a
cada subconjunto B de A se le puede hacer corresponder de manera unı́voca la
función λB : A → {0, 1} tal que λB (x) = 1 si x ∈ B y λB (x) = 0 si x ∈/ B. Se
le acostumbra llamar la función caracterı́stica de B (con respecto a A).
Si designamos por F (A) al conjunto de todas las funciones de A en {0, 1},
tenemos la siguiente:

3.30 Proposición P(A) ≈ F (A). Demostración Sea F : P(A) → F (A)

la función que a cada subconjunto B de A le asigna su correspondiente función


caracterı́stica; en otras palabras, F (B) = λB , claramente está bien definida
porque λB ∈ F (A).

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a) F es inyectiva: Sean B
= C elementos de P(A); existe entonces un ele-
mento x de B que no está en C o un y en C
que no está en B; en el primer caso λB (x) = 1 y λC (x) = 0; en el segundo
λB (y) = 0 y λC (y) = 1, luego en cualquier caso λB
= λC .

b) F es sobreyectiva: Si f ∈ F (A), entonces f es una función de A en {0, 1};


sea B = {x ∈ A | f (x) = 1}; claramente B ∈ P(A) y f = λB = F (B),
luego toda función de A en {0, 1} es una función caracterı́stica de algún
subconjunto de A, quedando demostrado.

Es costumbre usar la notación X Y para designar al conjunto de todas las fun-


ciones del conjunto Y en el conjunto X. Con dicha notación la proposición 16
A
toma la forma P(A) ≈ {0, 1} = 2A .
N
En particular si A = N , P(N ) ≈ {0, 1} . Pero este último se identifica con
el conjunto S de todas las sucesiones formadas con ceros y unos
Según el ejercicio 6 de la sección anterior, el conjunto SF de las sucesiones
finitas de ceros y unos es numerable; pero SF es equipotente con el conjunto S0
de las sucesiones infinitas de ceros y unos que son periódicas de perı́odo cero, la
biyección natural serı́a

a0 , a1 , a2 , . . . , an → a0 , a1 , a2 , . . . , an , 0, 0, 0, . . .

Siendo S ≈ P(N ) y S0 numerable, se sigue que S − S0 es infinito (¡ no numer-


able!), luego por el ejercicio 7 de la sección anterior, (S − S0 ) ≈ S
Pero la función f : S − S0 →]0, 1] = {x ∈ R | 0 < x ≤ 1} definida por
f (a0 , a1 , a2 , . . . ) = 0.a0 a1 a2 . . . es una biyección, ya que todo real de ]0, 1] posee
un único desarrollo binario no terminado en ceros es decir con forma de sucesión
perteneciente a S − S0 .
Resumiendo:

3.31 Teorema El intervalo ]0, 1] no es contable ya que

]0, 1] ≈ P(N ) .

Existe otra forma de probar que ]0, 1] no es numerable; vale la pena desarrollarla
debido a que la técnica usada es muy fructı́fera en la matemática; también se
debe a George Cantor.
Consiste en demostrar que no existe una función f : N →]0, 1] sobreyectiva,
o lo que es igual, que nunca es posible disponer los reales de ]0, 1] en forma
de sucesión. La prueba se hace por contradicción. Supongamos que ]0, 1] =
{a0 , a1 , a2 , · · · }, se ha numerado biyectivamente; expresemos cada uno de los an

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como decimal infinito no terminado en ceros para que su desarrollo sea único.

a0 = 0.a00 a01 a02 a03 . . .


a1 = 0.a10 a11 a12 a13 . . .
a2 = 0.a20 a21 a22 a02 . . .
a3 = 0.a30 a31 a32 a33 . . .
.. ..
. .

Formemos el decimal b = 0.b0 b1 b2 b3 . . . en la forma siguiente: 0


= b0
= a00 ; 0
=
b1
= a11 ; 0
= b2
= a22 ; en general 0
= bn
= ann .
Evidentemente b ∈]0, 1], ninguna cifra de b es cero y b es diferente de todos
los an ya que de a0 se diferencia al menos en su primera cifra, de a1 se diferencia
al menos en su segunda cifra, . . . , y en general de an se diferencia al menos en
su n + 1 cifra. Se obtiene ası́ una contradicción por estar b en ]0, 1] y no ser de
los de la lista precedente.
Si se trata de eliminar la aparente ambigüedad presentada en la construc-
ción del número b, el método se puede cambiar ligeramente definiendo bn = 1 si
ann
= 1 y bn = 2 si ann = 1, obteniéndose b unı́vocamente.
El argumento anteriormente dado puede verse como la prueba de que ninguna
lista numerable (o sucesión) puede incluir todos los reales de ]0, 1]; ası́ como se
formó b, se pueden también formar muchos otros (en realidad una cantidad in-
finita no contable), no pertenecientes a la sucesión, ya que para cada una de las
cifras de b se tiene ocho posibilidades de elección.
La técnica usada en la demostración se llama “el método diagonal de Can-
tor”.
De manera semejante a como se probó el corolario 3 del anterior teorema 2,
también se puede demostrar que

]0, 1] ≈]0, 1[= {x ∈ R | 0 < x < 1} .

Ya sea utilizando la geometrı́a euclidiana o algunas funciones reales conocidas,


se puede probar fácilmente que ]0, 1[≈ R.
Por ejemplo si “doblamos” por la mitad el intervalo ]0, 1[ y lo colocamos
como en la figura,

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de tal manera que el segmento que une a 0 con 1 sea paralelo con la recta l y P
sea el punto medio de dicho segmento, se obtiene una biyección con solo asignar
a cada punto A del segmento ]0, 1[ el punto f (A) de la intersección de la recta
←→
P A con la recta l. Dejamos al lector que llene los detalles de la prueba de la
biyectividad.
Resumiendo en un renglón los resultados anteriores,
N
R ≈]0, 1[≈ {0, 1} = 2N ≈ P(N )
y por el teorema de Cantor, R N .
El mismo Cantor trató de contestar, sin lograrlo nunca, la pregunta siguiente:
¿Existe algún subconjunto A de R tal que N ≺ A ≺ R ? o sea tal que N ≺ A ≺
2N ?
Debido a que en la matemática clásica nunca se ha hallado un conjunto con
tales caracterı́sticas, Cantor conjeturó en 1878 que la respuesta deberı́a ser no.
A esta conjetura
No existe A tal que N ≺ A ≺ 2N
se le ha llamado la hipótesis del continuo, debido a que ella equivale a que “todo
subconjunto de R que no es contable, es equipotente con R”, o sea que “posee
la potencia del continuo”, es decir, que su cardinal es C, el cardinal del continuo
(ver la proposición que sigue).
Una conjetura que generaliza la anterior, es la llamada hipótesis generalizada
del continuo:
Para todo B infinito, no existe A tal que B ≺ A ≺ 2B .
En 1938, Kurt Gödel demostró que si ella se agrega como un axioma más a
la teorı́a de conjuntos, la nueva teorı́a ası́ enriquecida también es consistente,
siempre y cuando la antigua teorı́a sea consistente.
Tan solo en 1963 se dilucidó el problema en el cual Cantor habı́a fallado. El
matemático americano Paul Cohen probó que dicha conjetura es independiente
de los demás axiomas de la teorı́a de conjuntos.
La hipótesis del continuo viene ası́ a tomar un carcter similar al famoso
quinto postulado (de las paralelas) de Euclides con respecto a los demás axiomas.
El siguiente resultado también fruto de la genialidad de Cantor, pone de
presente que hay tantos puntos en todo el plano como en una sola de sus rectas.

3.32 Proposición R × R ≈ R. Demostración Como R ≈]0, 1], es suficiente

probar que ]0, 1]×]0, 1] ≈]0, 1]. Si (x, y) ∈]0, 1]×]0, 1], expresemos tanto a x como
a y en su expansión decimal (excluyendo terminaciones en ceros) y definamos
f (x, y) = f (0.x0 x1 x2 . . . , 0.y0 y1 y2 . . . )
= 0.x0 y0 x1 y1 x2 y2 . . .

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Es realmente sencillo demostrar que tal función es inyectiva, de modo que
(]0, 1]×]0, 1])  ]0, 1].
Como g :]0, 1] →]0, 1]×]0, 1] definida por g(x) = (x, 1) es inyectiva, también
]0, 1]  (]0, 1]×]0, 1]) y el resultado se sigue por el teorema de Cantor-Bernstein.

3.33 Corolario Rn ≈ R, cualquiera sea n natural no nulo. Demostración

Por inducción sobre n; para n = 1 es trivial; si Rn ≈ R, entonces Rn+1 = Rn ×


R ≈ R × R por la hipótesis de inducción y este último producto es equipotente
con R según la proposición 3.32

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