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Las inyecciones son procedimientos que se aplican al subsuelo o las rocas, mediante los cuales
se introduce en los poros o fisuras del medio a tratar un producto liquido (conocido como
mortero o lechada de inyección), que se solidifica adquiriendo resistencias determinadas a
través del tiempo.
Es importante saber identificar qué medios se pueden utilizar para remediar la naturaleza de los
terrenos y también determinar cuáles son los factores que intervienen para fijar las condiciones
de empleo de las inyecciones.
Los aspectos estructurales tienen gran influencia en el programa de inyecciones por lo que la
exploración previa del sitio deberá ser lo suficientemente amplia como para poder ajustar el
diseño y ejecución de las inyecciones a las condiciones que están presentes en cada
emplazamiento.
La mayor parte de las inyecciones en roca está relacionada con la construcción y mantenimiento
de presas y túneles, aunque también tiene aplicaciones en minería y varios tipos de
construcciones subterráneas. En ocasiones es utilizada para el mejoramiento de la roca o para
el incremento de su capacidad de carga.
Es importante señalar que es muy difícil encontrar macizos rocosos que cumplan con las
características requeridas en los proyectos y prácticamente en todos los casos se construyen
pantallas de inyecciones para mejorar las condiciones del medio.
Es por eso que el proceso de inyección en macizos rocosos ha sido una herramienta eficaz para
el mejoramiento del mismo, por tal motivo se considera de vital importancia la evaluación de
los métodos que proporcionen soluciones óptimas en este tipo de tratamientos.
OBJETIVOS:
HISTORIA DE LA INYECCIÓN.
El origen de la inyección data de los años 1800 en Francia, últimamente se han utilizado mezclas
a base de cemento, cal o arcilla en las cimentaciones de presa para reducir las filtraciones de
agua, esta práctica involucra el relleno de fracturas o vacíos, las mezclas de inyección deben
considerar un tamaño de partícula menor que el espesor de las discontinuidades a tratar.
Debido a que el espacio entre los poros en suelos son generalmente mucho más pequeños que
las aberturas típicas en rocas, las partículas para mezclas de inyección ha sido limitada, se
desarrollaron mezclas de solución química de baja viscosidad, que pudieran impregnar las
formaciones de suelos granulares y que posteriormente se endurezcan rápidamente. En 1887
Jeziorski obtuvo una patente para la utilización de un silicato de sodio el cual podía ser mezclado
e inyectado en sitio, sin embargo las mezclas basadas en productos químicos reaccionaban
rápidamente después del mezclado, lo que implicaba una inyección muy rápida, ya que de lo
contrario las mezclas de inyección basadas en productos químicos se endurecían en la bomba
de inyección o en las conducciones, limitando su aplicación.
Los métodos de inyección se han ido perfeccionando desde entonces, pero el mayor impulso
fue en la década de 1920 a 1930. Este procedimiento que en su momento fue considerado
secundario en las obras hidráulicas, se transformó en una parte esencial en la construcción de
presas, haciendo posible la disminución de filtraciones de agua en este tipo de obras. Ningún
procedimiento realizado con anterioridad permitió llegar a resultados tan económicos.
Actualmente el silicato de sodio sigue siendo un componente importante en las mezclas basadas
en productos químicos, las limitaciones mencionadas anteriormente han sido superadas con la
utilización de aditivos y bombas de inyección de mayor capacidad.
Una de las contribuciones importantes en la inyección de suelos fue el desarrollo del equipo
denominado “mudjack” en 1933. El objetivo de este equipo era el rellenar los espacios vacíos
por debajo de los pavimentos de concreto. Inicialmente se utilizaba una mezcla de “marga” o
suelo arcilloso. Posteriormente se comprobó que la adición de cemento portland daba lugar a
una mayor resistencia y mayor durabilidad de la mezcla. Con el paso del tiempo se fueron
intentando diferentes formas de estabilización de suelos, incluyendo el bombeo de mezclas
relativamente rígidas en barrenos perforados previamente. Aunque los primeros trabajos se
llevaron a cabo sobre ensayos de prueba y error, con muy poca aplicación de ingeniería, gracias
a eso se obtuvo experiencia y este procedimiento fue el precursor de la “inyección por
compactación”.
Algunos otros autores como Glossop (1961) en Europa, menciona que el proceso de inyección
fue inventado por Charles Berigny, quien utilizó este método en el año de 1802 para reparar la
cimentación de una esclusa en Dieppe, Francia. Glossop indicó que el material de la cimentación
era altamente permeable, el cita un informe realizado por Berigny que indica que la inyección
fue realizada con un mortero fluido puzolánico y menciona que varias cimentaciones fueron
reparadas satisfactoriamente con inyecciones de mortero puzolánico antes de 1809. En una
publicación de Houlsby (1990) indica que se fueron mejorando los equipos de bombeo,
esencialmente con cada proyecto en el que se intentaba realizar inyecciones. En 1831, el
proceso de inyección fue adaptado subsecuentemente para reparar estructuras de concreto.
Kinnipple llevo a cabo experimentos en Inglaterra durante el periodo de 1856 a 1858 para
demostrar la viabilidad de la inyección para sellado de grietas y reparación de estructuras
marinas dañadas (Houlsby 1990). Kinniple se consideraba el inventor de la lechada de cemento
tal vez desconociendo la labor realizada en la Europa continental.
Vertel (1989) reportó que el primer gran proyecto de inyecciones se realizó en Alemania, en la
Presa Tambach entre 1902 y 1905. Se llevaron a cabo inyecciones en barrenos perforados a roto-
percusión y fueron rellenados con más de 65,000 kg llevando a cabo la perforación e inyección
en una secuencia determinada. Una reducción del 58% en el flujo de filtración se logró en las
primeras etapas.
(Glossop 1961) documentó que en Francia (a principios de los años noventa), se realizaron
inyecciones por etapas hacia aguas arriba y hacia aguas abajo dependiendo de las condiciones,
junto con la profundización de barrenos, también se observó la importancia de diseñar los
barrenos de inyección para interceptar la mayor parte de fisuras que presentara el macizo
rocoso, aunque esta práctica pudo haberse desarrollado simultáneamente en otras partes del
mundo.
En tiempos más recientes, se cree que el uso de mezclas de inyección para formar una red de
lentes interconectados, incrementa la resistencia del suelo. En la actualidad, con el desarrollo
de cementos ultrafinos se pueden fabricar mezclas de inyección que pueden impregnar y
fortalecer arenas finas. Las mezclas fabricadas con este tipo de cementos ultrafinos son
altamente penetrables y permiten la inyección de fracturas finas, también se obtienen una alta
resistencia a la compresión, del orden de 10 MPa (101.97 kg/cm2) es importante mencionar que
se puede incrementar esta resistencia con el uso de aditivos.
Finalmente el inyectado de macizos rocosos con mezclas de cemento para mejorar sus
propiedades mecánicas e hidráulicas es una práctica muy utilizada para la construcción de
estructuras en roca. Sin embargo es importante destacar que esta práctica ha sido ejecutada
durante muchos años por reglas empíricas y experiencias personales o institucionales que
conducen generalmente a aplicaciones poco factibles. En las últimas décadas el proceso de
inyección comenzó a ser estudiado de una manera más científica y una serie de resultados
obtenidos y bien fundamentados ya están al alcance de nuestra mano.