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CONSEJOS PARA LA REALIZACIÓN DE LOS EXÁMENES

1. SOBRE LA FORMA

Hacer un buen examen no depende solo de los conocimientos que se tengan sobre la
materia, aunque no cabe duda de que estos constituyen un tanto imprescindible para
conseguirlo. Es decir, si no nos sabemos la asignatura, difícilmente haremos un buen examen,
pero el sabérnosla no es una garantía de que el examen resulte brillante.
El examen no debe plantearse como algo que se le cuenta al profesor, que ya conoce el
tema. Al contrario, hay que escribirlo como si nos dirigiésemos a un alumno, un hijo o un amigo
que no sabe nada sobre esto y que tiene que entenderlo con nuestras explicaciones. Para
conseguir ese objetivo, es muy importante estructurar bien la respuesta, desarrollar las ideas
de forma ordenada y expresarlas con corrección y claridad, sin dejarse nada en el tintero,
porque el corrector solo puede calificar lo que está escrito, no lo que se supone que sabe el
alumno.
Tengan en cuenta que hay muchos factores que predisponen al profesor a favor o en
contra, incluso de manera subconsciente, sobre todo cuando se enfrenta a la corrección de
varios cientos de ejercicios. Por eso es más importante de lo que parece acostumbrarse a
observar una serie de aspectos formales, como:

 Escribir en negro o azul, sin utilizar colorines y, sobre todo, no usar nunca bolígrafo rojo,
que es el que normalmente emplea el corrector.
 Procurar que la letra resulte fácil de leer, porque eso siempre predispone al corrector a
favor del alumno, aunque con frecuencia, no sea consciente de ello. Por eso, es muy
conveniente utilizar un bolígrafo de punta gorda con una tinta intensa que destaque
sobre el papel.
 Respetar los márgenes (especialmente, el de la izquierda) y un espaciado razonable,
que permitan al profesor anotar observaciones.
 Por supuesto, condición indispensable es la corrección idiomática, desde la redacción
hasta la ortografía (¡sin olvidar las tildes!), que deben ser impecables.

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2. SOBRE EL CONTENIDO

En la exposición de un tema teórico, como los que se plantean en las preguntas sobre
los temas 1, 4, 5 y 6 (El español actual, El plano textual, La presentación escrita de trabajos
académicos y las conferencias de Manuel Seco, respectivamente), es importante evitar el estilo
telegráfico, empezar con una pequeña introducción que sitúe al lector y redactar la respuesta
de forma ordenada, sin olvidar aportar ejemplos que confirmen nuestras afirmaciones siempre
que sea posible.

Con respecto a las cuestiones que componen las preguntas sobre los temas 2 y 3 (El
nivel morfosintáctico y el nivel léxico-semántico), que se plantean como Explique y razone el
uso normativo de los segmentos subrayados en las siguientes oraciones, deben evitar el
error de limitarse a indicar si la oración es o no normativa y ofrecer la opción válida en caso de
que no lo sea, puesto que lo que se pide es explicar y razonar la respuesta, tanto si el
segmento subrayado responde al uso normativo como si no es así. La asignatura no se plantea
para enseñarles a hablar correctamente, sino para que se conviertan en especialistas de la
lengua, y para eso tienen que saber explicar los porqués y no limitarse a los cómos. Por
ejemplo, no es suficiente que, en una oración como Contadle esa historia a los que os quieran
escuchar, respondan que la opción válida debe ser contadles y no contadle, sino que se espera
una explicación del tipo de la que tienen en el tema 2, como: “Normalmente, el complemento
indirecto se duplica con la presencia del pronombre átono, sobre todo, en la lengua oral. Este
complemento átono debe concordar con el complemento tónico. Sin embargo, es muy
frecuente en Hispanoamérica, y cada vez está más extendido en el español europeo, mantener
el pronombre átono en singular aunque el complemento tónico exprese una idea plural, cuando
aquel antecede a este. Por lo tanto, no es normativa la oración *Contadle esa historia a los que
os quieran escuchar, que pide la presencia del complemento átono les: Contadles esa historia
a los que os quieran escuchar”.

Del mismo modo, en una oración como: La obra resulta interesante, porque aclara el
porqué de la jerarquización, se espera una respuesta lo más completa posible sobre el uso de
la conjunción porque, el sustantivo porqué e incluso la secuencia por qué. Por ejemplo:
Los dos segmentos subrayados responden al uso normativo: la forma porque es una
conjunción con valor causal que debe escribirse en una sola palabra. Cuando tiene valor final,
con el significado de ‘para que’, se admite la grafía en una y en dos palabras: Vine porque no
te encontraras aquí sola. Vine por que no te encontraras aquí sola.
La forma porqué es un sustantivo equivalente a causa, motivo, y se escribe con tilde
por ser una palabra aguda terminada en vocal.

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Debe evitarse la confusión de las dos formas anteriores con por qué, que es una
secuencia constituida por la preposición por y el interrogativo (o exclamativo) qué, palabra
tónica que se escribe con tilde para distinguirla del relativo y de la conjunción que. En este
caso, introduce una oración interrogativa indirecta (por qué no le explicaba…).

Las respuestas a estas cuestiones deben ser completas y pueden encerrar más de un
fenómeno, como ocurre, por ejemplo, en la oración Por último, informar que la huelga ha sido
desconvocada por acuerdo con la patronal. Aunque no es imprescindible que la primera
cuestión se plantee de forma tan exhaustiva como mostramos a continuación, sí es necesario
indicar la posibilidad de uso con y sin preposición: “El verbo informar figura en el DRAE como
‘Enterar, dar noticia de algo’, pero es cada vez más frecuente su empleo omitiendo la
preposición de (o sobre) que debe regir (dar noticia de algo o sobre algo) y así se oyen a
menudo mensajes como Informamos que la llegada está prevista… El uso como transitivo
indica que el destinatario de la información funciona como complemento directo, mientras que
el mensaje sobre el que se informa constituye el complemento de régimen preposicional que
rige este verbo. Sin embargo, al imponerse el uso sin preposición (Informar que), el DPD ya
admite que se puede construir de dos formas, Informar [a alguien] de algo, que es la que hasta
hace poco tiempo exigía la norma, y la impuesta por el uso Informar [algo] a alguien, y aclara
que esta segunda es especialmente frecuente en América. Esta segunda estructura da lugar a
un análisis diferente, puesto que ahora el mensaje sobre el que se informa, sin preposición,
pasa a desempeñar la función de complemento directo, mientras que el receptor de ese
mensaje será el complemento indirecto. Por otro lado, el uso del verbo que se observa aquí
responde al llamado infinitivo periodístico, que consiste en utilizarlo sin el apoyo de un verbo
conjugado que funcione como verbo principal. El uso más correcto desde el punto de vista
normativo es, por lo tanto, Y por último, les informamos de que… (o debo informar de que…, o
voy a informar de que…, o me gustaría informar de que…, etc.)”.
Preguntas como esta pueden ser decisivas para diferenciar a un alumno de sobresaliente de
otro de matrícula de honor.
Tampoco es suficiente, ante la oración Se organizó la ayuda internacional para afrontar
la nueva catástrofe humanitaria, contestar que “No debe decirse catástrofe humanitaria, sino
catástrofe humana”, puesto que esa es una respuesta muy pobre que cualquier persona
mínimamente culta puede dar, sin necesidad de estudiar un Grado en Lengua Española. La
respuesta que se espera es que “En esta oración nos encontramos con una impropiedad léxica
por paronimia (dos o más vocablos son parónimos cuando mantienen entre sí relación o
semejanza, bien por su etimología o bien por su forma o sonido). El significado de humanitario
es ‘benéfico, caritativo, por el bien del género humano’, ‘que tiene como finalidad aliviar las
desgracias de las personas’. La carga positiva que aporta el significado de la palabra la hacen

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incompatible con el significado negativo de catástrofe, por lo que el uso correcto es catástrofe
humana”.

El estilo telegráfico también perjudica considerablemente la puntuación de preguntas


tan sencillas como son las referentes a la presentación escrita de textos académicos. Es
relativamente frecuente que a la cuestión ¿Cómo deben figurar tipográficamente los títulos de
libros, artículos, capítulos de libros y revistas? se responda: “En cursiva”. Evidentemente, la
puntuación sería de 0. Aunque aquí sí se puede emplear un estilo lacónico y responder
simplemente que “Libros y revistas, en cursiva; artículos y capítulos de libros, entrecomillados”,
con lo que la cuestión obtendrá un 0.50, es decir, la puntuación máxima.
Del mismo modo, si se pregunta ¿Cómo se señalan los autores de una obra si son más
de tres?, no es suficiente contestar “Añadiendo al primer nombre et alii” Hay que ofrecer una
explicación, de forma que no quepa duda sobre cómo debe hacerse, y si se aporta un ejemplo,
aunque sea ficticio, aún mejor. La respuesta correcta será, pues: “Si los autores son más de
tres, se citará el primero que figure en la obra por apellidos y nombre, y se añadirá et alii
abreviado en et al. (o “y otros”), o bien se sustituirán los nombres de todos los autores por
la abreviación VV. AA. (Varios autores)”.

En caso de que duden cuál es la respuesta correcta, procuren utilizar el sentido común
y argumentar su opinión, porque es muy probable que sus razones sean válidas.

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