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Recomendaciones

para la redacción
de un informe
neuropsicológico
Ramón Fernández de Bobadilla
Andrea Horta Barba
PID_00231154
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Índice

1. Introducción........................................................................................ 5

2. Recomendaciones para la redacción de un informe


neuropsicológico clínico.................................................................. 9
2.1. Razones por las que es necesario redactar un informe
neuropsicológico ......................................................................... 9
2.2. Cuestiones éticas ......................................................................... 10
2.3. Errores más frecuentes en la elaboración de los informes .......... 10

3. Principales apartados de un informe neuropsicológico


clínico.................................................................................................... 12
3.1. Propuesta para la redacción de informes neuropsicológicos ...... 14
3.1.1. Motivo de consulta ........................................................ 15
3.1.2. Anamnesis ...................................................................... 16
3.1.3. Exploración .................................................................... 17
3.1.4. Pruebas complementarias .............................................. 17
3.1.5. Conclusiones .................................................................. 18
3.1.6. Diagnóstico .................................................................... 18
3.1.7. Funcionalidad ................................................................ 19
3.1.8. Tratamientos y recomendaciones .................................. 19

Bibliografía................................................................................................. 21
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1. Introducción

Así como no existe una evaluación neuropsicológica perfecta, con un guión


concreto y preestablecido al que tengamos que atenernos para que el resultado
sea óptimo, tampoco existe una forma rígida y concreta de redactar un informe
neuropsicológico.

Reside en el profesional la capacidad o no de generar, a partir de la evaluación


del paciente, un documento que albergue la información relevante que nos
permita, tras su lectura, conocer de la manera más clara posible el estado de
ese paciente.

El ambicioso objetivo al que debemos optar con la redacción del informe neu-
ropsicológico es que la persona que lo lea sea capaz de conocer la situación del
paciente a un nivel similar al que tendría si hubiese estado presente durante
la exploración.

En la redacción de un informe neuropsicológico influyen una infinidad de


factores, entre los que se incluyen:

1)�El�estilo�del�neuropsicólogo. Pese a que la finalidad ha de ser la misma


(transmitir la información recopilada sobre el paciente), la forma en que se
presente esta información variará mucho dependiendo del profesional que
elabore el informe:

• Puede resultar igual de bueno o malo un informe conciso de tres renglones


que otro que ocupe cinco folios.

• Puede ser esquemático o casi narrativo.

• Se pueden incluir cada una de las puntuaciones de las pruebas comple-


mentarias, o centrarse en los aspectos más funcionales.

• Puede incluir gráficos del perfil evolutivo del paciente o explicarlo de for-
ma concisa sin necesidad de ilustrarlo con figuras.

Por lo tanto, en la calidad de un informe neuropsicológico influyen el estilo y


la habilidad para transmitir la información. Pero si se trata de un buen profe-
sional, con los conocimientos pertinentes y actualizados, dispone de la liber-
tad necesaria para redactar los informes con un estilo propio. Esto resultará un
valor añadido, siempre dentro de ciertos límites.
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No obstante, es necesario destacar que, cuando se trabaja en equipo, el he-


cho de sistematizar un tipo de redacción de informes homogéneo facilitará en
gran medida la comparación entre diversas evaluaciones (pacientes con una
misma patología, estudios longitudinales, investigación). Pautar una serie de
apartados o datos que «no pueden faltar» en cualquier informe permitirá que
el trabajo sea más productivo.

2)�La�«escuela»�de�la�que�proviene�el�neuropsicólogo. Al igual que ocurre en


otras facetas profesionales, también dentro del campo de la neuropsicología
existen diferentes formas de trabajar en función de cuál haya sido el terreno
en el que se haya desarrollado la formación del neuropsicólogo:

• Existen formadores puristas que centran la calidad de la evaluación en


la precisión de la aplicación de las pruebas, haciendo de la psicometría
y de los resultados (puntuaciones directas, escalares, percentiles) el pilar
fundamental del informe.

• Otros tienen una visión más aplicada o funcional de la exploración. Dan


una menor importancia a los resultados concretos de las pruebas comple-
mentarias, y se centran más en la repercusión que este rendimiento tiene
en el día a día del paciente.

Al completar un informe, resulta habitual desarrollar tu experiencia y las ha-


bilidades que has perfeccionado durante tu formación. Al igual que en el apar-
tado anterior, siempre dentro de unos límites, la libertad que permite la redac-
ción del informe neuropsicológico sacará lo mejor de cada profesional o, en
el peor de los casos, evidenciará sus carencias.

3)�El�objetivo�para�el�que�se�redacta�el�informe. El informe neuropsicológico


puede tener diferentes objetivos en la medida en que respondemos a la pre-
gunta de para qué lo elaboramos. Y resulta necesario tenerlo muy en cuenta,
para que seamos capaces de adaptar la información que incluimos en él a los
diferentes casos posibles. Por ejemplo, es diferente la información que ha de
recoger un informe previo a una neurocirugía, que la que se requiere para in-
formar del estado de un niño con severos problemas de atención en la escuela.

4)�El�destinatario�del�informe. De forma similar al apartado anterior, hemos


de ser capaces de adaptar la información que exponemos al destinatario po-
tencial, en caso de que lo sepamos de antemano. El lenguaje que utilizaremos
y los datos que incluiremos no serán los mismos si el informe lo redactamos
con intención de que lo lea...

• Otro�neuropsicólogo. Podremos utilizar sin problemas un lenguaje técni-


co, ya que compartimos conocimientos.
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• Un�médico�de�cualquier�especialidad. Pueden tener ciertos conocimien-


tos sobre neuropsicología, pero no son expertos. Por tanto, resulta crucial
que entiendan la información para poder tomar ciertas decisiones.

• Un�juez�o�abogado. Se trata de casos más bien relacionados con la neuro-


psicología forense: seguros, juicios, certificados para ayudas, etc.

• El�propio�paciente�o�sus�familiares. Para explicar lo que le ocurre al pa-


ciente y que este pueda asimilarlo, es necesario utilizar un lenguaje adap-
tado sin dejar de lado la rigurosidad (no abusar de tecnicismos).

5)�El�tipo�de�información�solicitada. El contenido y la dimensión del infor-


me dependerán del motivo por el cual el paciente acude a la consulta. Esta
información puede ser intensiva o extensiva.

• Intensiva: datos específicos acerca de las habilidades visuoespaciales, el


estudio de la apatía o la impulsividad, o para descartar que se trate de un
simulador.

• Extensiva: análisis exhaustivo acerca del funcionamiento global a nivel


cognitivo, conductual o funcional de la persona objeto de estudio.

6)�La�longitud�del�informe. Esta variará y se adaptará en función del desti-


natario y del objetivo. Pero la principal premisa es la de evitar información
irrelevante o redundante:

• Los informes ordinarios ocupan entre una y tres páginas.

• Los informes más elaborados pueden llegar a ocupar hasta treinta páginas.
Pese a ser muy completos, dificultan la lectura en determinados contextos
de la clínica del día a día; en los que poder extraer conclusiones de forma
rápida y concisa es un valor añadido.

7)�El�tiempo�que�se�tiene�para�redactarlo. Este es un factor que debe igno-


rarse. No es lo mismo tener que redactar tres informes de pacientes semanales
que diez al día. En este caso también entra en juego la responsabilidad y la
capacidad del profesional. Todos los informes son importantes y cada paciente
es un mundo, por lo que no podemos convertir la redacción de informes en
un proceso sistematizado en el que nos limitemos a incluir las puntuaciones
y, a grandes rasgos, las conclusiones que sacamos de cada uno. Redactar un
buen informe requiere de tiempo y dedicación, por lo que es absolutamente
recomendable dedicarle el tiempo suficiente y no escribir informes de forma
automatizada y superficial. Las consecuencias de esta última manera de pro-
ceder pueden perjudicar a la imagen de la figura del neuropsicólogo dentro
del campo de los profesionales de la salud.
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La calidad de un informe neuropsicológico es directamente proporcio-


nal a la profesionalidad de su autor. Por tanto, resulta vital dominar esta
faceta tratando de potenciar en todo momento la rigurosidad, la versa-
tilidad y la dedicación en su elaboración.
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2. Recomendaciones para la redacción de un informe


neuropsicológico clínico

Siguiendo las propuestas de Tallent (1988), un informe psicológico ha


de ser:

• útil
• ético
• científico
• comunicativo

A continuación se exponen una serie de recomendaciones e indicaciones que


han de ser tenidas en cuenta y que pueden ser de mucha ayuda a la hora de
redactar un informe neuropsicológico.

2.1. Razones por las que es necesario redactar un informe


neuropsicológico

• En la mayor parte de los casos, el paciente tiene derecho a recibir la infor-


mación derivada de la consulta asistencial.

• Es un testimonio archivable y duradero de los resultados de la evaluación.

• Es una fuente de información que sirve para poder contrastar las diferentes
hipótesis formuladas durante la evaluación.

• Es necesario para facilitar la comunicación e interpretación de los resulta-


dos al paciente o a otros profesionales.

• Es un documento legal que se puede emplear para tomar decisiones jurí-


dicas.

• Es uno de los mejores instrumentos de comunicación entre los profesio-


nales.

• Permite recuperar información en intervenciones futuras ahorrando tiem-


po y esfuerzo.

• Es de gran ayuda para sistematizar la información de la que se dispone.


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2.2. Cuestiones éticas

No se debe ignorar que existen una serie de aspectos éticos que aparecen reco-
gidos en el código deontológico vigente y que no pueden pasar desapercibidos:

• Ha de primar la confidencialidad y el secreto profesional.

• No se debe incluir información negativa que implique a un tercero.

• Es necesario diferenciar entre paciente y cliente en función del tipo de


servicio que se preste.

• Hay que centrar los estudios neuropsicológicos en aquellos temas de los


que se solicite ayuda.

• Los informes escritos (ya sean en papel o en formato digital) han de ser
custodiados por los profesionales, de manera que estén archivados en un
lugar seguro y privado cumpliendo la normativa de la ley de protección
de datos.

• En cuanto a la utilización de datos con fines de investigación, hay que


ser muy rigurosos con la información que se aporta, cumplimentando los
formularios de consentimiento informado y siempre con la aprobación
del comité de ética pertinente.

2.3. Errores más frecuentes en la elaboración de los informes

Errores formales habituales en la elaboración de informes en la práctica clínica:

• No incluir los datos de identificación del profesional (número de colegia-


do) y del paciente.

• No firmar el informe.

• Entregar el informe en un sobre abierto.

• No datar el informe con las fechas de la evaluación y de la redacción.

Errores de contenido habituales en la elaboración de informes en la práctica


clínica:

• No utilizar un lenguaje directo, claro y dinámico. El informe no es la opor-


tunidad de exponer el dominio de los recursos literarios del autor, sino que
debe exponer ideas concisas con frases cortas y fácilmente entendibles y
contestar a la pregunta de referencia.
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• Utilizar solo las siglas en los instrumentos empleados y no su nombre com-


pleto.

• No indicar si las pruebas están adaptadas o validadas para el país en que


se aplica.

• Abusar de opiniones personales que no se puedan apoyar en datos com-


probables de la evaluación o en un juicio clínico justificable.

• Emplear un lenguaje vago o con calificativos personales que no tienen


cabida en un informe neuropsicológico clínico.

• Centrarse solo en los aspectos negativos del funcionamiento del paciente


y no hacer referencia a los puntos fuertes (tan importantes en un proceso
de rehabilitación).

• Dejarse llevar por el «efecto halo»: sesgo cognitivo por el cual la percepción
de un rasgo particular se ve influida por la percepción de rasgos anteriores
en una secuencia de interpretaciones.

• Exponer los dictámenes que se hagan con rodeos y no directamente.


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3. Principales apartados de un informe


neuropsicológico clínico

Como hemos ido explicando a lo largo de este módulo, los apartados que pue-
den componer un informe neuropsicológico no son rígidos. A continuación
se presentan una serie de propuestas publicadas en la literatura científica que
recomiendan el uso de ciertos modelos de protocolos para la redacción de in-
formes generales. Solo tienen valor referencial y orientativo. Sirven para ejem-
plificar que no existe solo una única estructura para la redacción de informes.

Protocolo�de�informe�según�Klopfer�(1960)

1) Indicación de las pruebas realizadas.

2) Comportamiento del paciente durante el examen.

3) Aspectos intelectuales de la personalidad.

4) Aspectos afectivos de la personalidad.

5) Áreas básicas de conflicto.

6) Técnicas de adaptación e inadaptación.

7) Indicadores de síntomas.

8) Implicaciones predictivas.

Protocolo�de�informe�según�Maloney�y�Ward�(1976)

1) Datos personales.

2) Cuestiones de referencia y objetivos (tipo de problema por el que acude a


la consulta, expectativas y objetivos del paciente).

3) Datos biográficos (se incluyen solo los relacionados con el punto anterior).

4) Procedimientos evaluativos utilizados (no solo una relación de los instru-


mentos, sino también información sobre ellos).

5) Conducta y observaciones (centradas en su comportamiento durante el es-


tudio).
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6) Resultados e integración. Exposición y establecimiento de relaciones con


las hipótesis planteadas:

a) Habilidades intelectuales y aptitudes.

b) Afectividad.

c) Contacto social.

d) Motivación.

e) Nivel de aspiración.

7) Recomendaciones (orientaciones terapéuticas y consejos prácticos de vida


cotidiana).

8) Resumen (con la finalidad de servir de recordatorio de los expuesto, o bien


como una primera aproximación al informe).

Protocolo�de�informe�según�Fernández-Ballesteros�(1999)

1) Identificación del paciente y del evaluador.

2) Referencia y objetivos (causa del estudio y fines en él planteados).

3) Datos biográficos relevantes (ambiente pasado y actual, indicaciones acerca


del desarrollo y cuestiones sociodemográficas).

4) Técnicas y procedimiento (enumeración de los instrumentos utilizados y la


sistematización seguida en su empleo).

5) Conducta durante la exploración (comportamiento motor y verbal, impli-


cación y participación en el estudio).

6) Integración de los resultados:

a) Comportamientos objeto de estudio.

b) Características de personalidad (cognitivo-verbales, emocionales-motiva-


cionales y sensomotoras).

c) Condiciones socio-ambientales.

d) Condiciones biológicas (si procede).

7) Orientación y objetivos de cambio e intervención.


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8) Valoración de la intervención (si se considera oportuno, después de efec-


tuado un seguimiento).

Protocolo�de�informe�según�Cohen�y�Swerdlik�(2001)

1) Datos demográficos.

2) Razones para el envío.

3) Pruebas aplicadas.

4) Resultados.

5) Recomendaciones.

6) Resumen.

3.1. Propuesta para la redacción de informes neuropsicológicos

A continuación presentamos una propuesta que consideramos que alberga los


principales apartados que han de estar presentes en la redacción de un informe
neuropsicológico clínico. Se trata de una adaptación de la propuesta hecha
por Pablo Duque (2013):

1) Motivo de consulta

2) Anamnesis

3) Exploración

4) Pruebas complementarias

5) Conclusiones

6) Diagnóstico

7) Funcionalidad

8) Tratamiento y recomendaciones
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Figura 1. Propuesta de apartados para un informe neuropsicológico clínico

Fuente: Pablo Duque (2013). Curso sobre redacción de informes neuropsicológicos. Sevilla: Fundación iNeuro.

3.1.1. Motivo de consulta

En este primer apartado debemos informar de cuál es el motivo de derivación


del paciente. Si viene derivado por un motivo de consulta externo (especifica-
do por otro profesional), ese es el motivo de consulta. Este puede ser más o
menos específico, y los hay de muchos tipos:

• Paciente derivado para valoración de las funciones superiores.

• Estudio neuropsicológico solicitado para orientación en el diagnóstico clí-


nico del déficit de memoria.

• Paciente derivado para evaluar el posible beneficio de un tratamiento con


anticolinesterásicos.

• Paciente derivado para evaluar su nivel de dependencia ante la posibilidad


de iniciar los trámites para una posible invalidez.

• Estudio neuropsicológico para valorar un recurso asistencial.

• Paciente derivado para valorar una respuesta de medicación.

• Paciente derivado para orientar la intervención logopédica.

• Paciente derivado para valorar su capacidad de conducción.

Es necesario recoger la idea que tiene el paciente sobre la razón por la que
está en la consulta. Los motivos fundamentales se deben anotar siempre entre
comillas, como en el siguiente ejemplo: el paciente dijo «Yo estoy aquí por...».

Se recomienda añadir en este apartado cierta información relacionada con los


antecedentes del paciente que pueda resultar relevante para quien lea el in-
forme. Debe contener información que ayude a la interpretación de los resul-
tados: familiares de pacientes con un primer grado de demencia, historia de
enolismo, etc.
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3.1.2. Anamnesis

Este apartado resulta fundamental dentro del informe, ya que, si no se hace


una buena anamnesis, resulta complicadísimo saber qué es lo que realmente
le pasa al paciente.

El procedimiento que se debe seguir tiene que ser similar al trabajado en el


módulo sobre «La entrevista neuropsicológica». Y la información reflejada en
el informe ha de ser la más relevante. Se deben incluir:

1)�Datos�demográficos. Es necesario incluir tanto los datos del paciente como


los del acompañante que actúa como informador.

2)�Síntomas. Hay que añadir la información de forma cronológica. Es impor-


tante recordar que en este apartado hablamos de síntomas (subjetivos) que nos
transmiten tanto el paciente como el acompañante; por tanto, no hablaremos
de signos (estos serán objetivables más adelante). Hay que delimitar bien los
síntomas y, posteriormente, profundizar en cada uno de ellos:

• ¿Cuándo empezaron los síntomas?


• ¿Qué empezó primero? Cronograma.
• ¿Con qué frecuencia aparecen?
• ¿Empeoran? Evolución y fluctuaciones.

3)�Repercusión. Respecto al rol previo a nivel:

• Personal
• Social
• Laboral

4)�Antecedentes. Es necesario tener en cuenta la importancia del neurodesa-


rrollo, de la genética, de las intervenciones y de las enfermedades propios o
familiares (siempre que sean relevantes).

5)�Nivel�educativo. Es importante registrarlo bien, siguiendo los procedimien-


tos estandarizados.

CNED-2014

La Clasificación Nacional de Educación (CNED-2014) facilita la comparación, inte-


gración y análisis de los datos sobre educación entre diversas operaciones estadís-
ticas y entre varios países. Podéis consultarla en: http://www.ine.es/jaxi/menu.do?
type=pcaxis&path=%2Ft40%2Fcned14%2F&file=inebase&L=0)

ISCED

La Clasificación Internacional Normalizada de la Educación (ISCED en inglés) es la estruc-


tura de clasificación llevada a cabo por la UNESCO para organizar la información en edu-
cación y formación. Podéis consultarla en: http://unstats.un.org/unsd/class/default.asp
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6)� Tratamiento. No solo se deben incluir los tratamientos farmacológicos,


sino también información acerca de si está realizando algún tipo de estimula-
ción cognitiva, ensayo clínico, estimulación magnética transcraneal, Neuro-
feedback EEG, Feldenkrais, Perfetti, etc.

7)�Especialistas. Se debe incluir información acerca de los otros profesionales


con los que se visita el paciente, de manera cronológica y siempre que sea
relevante. Si se conoce el nombre del especialista, sería conveniente añadirlo.

8)�Nivel�de�conciencia�de�déficit. Es importante valorar el nivel de anosog-


nosia. Existen escalas como la de Bisiach (1988) que pueden ayudar a medirlo.

3.1.3. Exploración

Hay que explicar la exploración por dominios cognitivos (añadiendo todos los
que se consideren oportunos).

En este apartado sí que hablaremos de signos (objetivables). Por lo que busca-


remos tareas que nos permitan evidenciar, con la mayor sensibilidad posible,
si hay signos o no; esto es, determinar si hay alteración o no en un determi-
nado aspecto.

Empezaremos la redacción explicando si el paciente está orientado, si se mues-


tra colaborador, etc., para posteriormente empezar a describir el rendimiento
en los diferentes dominios (atención, lenguaje, percepción, etc.), analizando
no solo los puntos débiles, sino también los puntos fuertes.

3.1.4. Pruebas complementarias

Aquí es donde se pone la información referente a las pruebas administradas.


Tanto las aplicadas por sospechas (elegidas a lo largo del curso de la evaluación)
como las administradas por protocolo.

Nunca debemos confundir la administración de pruebas con la explo-


ración. Son cosas diferentes. Las pruebas no son más que la excusa para
observar signos.

Si se han cambiado las instrucciones de las pruebas o se han adaptado para


las características concretas del paciente, hay que indicarlo en el informe. Esta
información es muy útil, ya que los pacientes suelen evaluarse varias veces.

Si además de puntuaciones directas disponemos de puntuaciones escalares y/


o percentiles, en caso de utilizar pruebas validadas con valores normativos
para nuestra población, es importante añadir esa información, ya que puede
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resultar de gran utilidad para conocer el estado del paciente. Asimismo, es re-
comendable incorporar la información cualitativa relevante recogida durante
la realización de la prueba.

Hay que tener en cuenta que la mayoría de las pruebas ofrecen resultados para
varios dominios diferentes. Por ejemplo, el rendimiento en el trail making test
(TMT) puede estar influenciado por la función ejecutiva, por la atención o por
la capacidad visuomotora.

Si se dispone de datos previos provenientes de exploraciones anteriores, resulta


recomendable realizar una comparativa de la evolución del rendimiento en
las diferentes pruebas.

En la mayoría de los casos, resulta más informativo la comparación del


rendimiento evolutivo de un sujeto consigo mismo (evaluaciones pre-
vias) que con la población general (datos normativos).

3.1.5. Conclusiones

Sin lugar a dudas, esta es la parte del informe más complicada de realizar.

Debe estar compuesta por uno o dos párrafos en los que se sintetice todo lo
desarrollado anteriormente. Se debería tener una idea bastante aproximada del
estado del paciente leyendo solamente las conclusiones; es decir, sin necesidad
de leer nada más.

La interpretación se realizará sobre la base cuantitativa y cualitativa de la in-


formación recopilada, siempre respetando la relación entre cerebro y conduc-
ta, y teniendo en cuenta la información referente a la fiabilidad y validez de
las pruebas, así como la posible relación con alguna enfermedad (Hebben y
Milberg, 2002).

3.1.6. Diagnóstico

Tras haber realizado la exploración, y sin haber dejado ninguna sospecha sin
aclarar, se procede al diagnóstico.

Comúnmente se suelen hacer dos tipos de diagnósticos:

1)�Sindrómico. Es el juicio clínico obtenido por la conjunción de signos y sín-


tomas relacionados generalmente por su presencia en diferentes nosologías, la
mayoría de las veces con un mecanismo fisiopatológico común. Un ejemplo
sería el síndrome disejecutivo. Este es el diagnóstico que debe ser demandado
al neuropsicólogo tras la exploración.
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2)�Clínico-topográfico. Los síndromes se ordenan según el asiento anatómi-


co de la lesión o trastorno (lesión en el tálamo o enfermedad de Alzheimer).
Responde a la pregunta: ¿a qué se debe lo que tiene el paciente?

El diagnóstico que se le pide a un neuropsicólogo tras la exploración es


siempre un diagnóstico sindrómico.

3.1.7. Funcionalidad

Es importante describir de manera funcional la repercusión que tiene el con-


junto de afectaciones que presenta el sujeto en sus actividades del día a día.

Una misma afectación cognitiva no tiene la misma implicación funcional para


dos personas diferentes. Un claro ejemplo es el grado de afectación que puede
tener una alteración mínima de la capacidad de cálculo para un alto ejecutivo
de cuentas o una leve alteración de las funciones ejecutivas para un respon-
sable de logística. Ambas pueden resultar dramáticas para ellos e irrelevantes
para otras personas.

3.1.8. Tratamientos y recomendaciones

En ningún caso, el neuropsicólogo podrá responsabilizarse de un cambio en


el tratamiento farmacológico, y menos reflejar esto como indicación en el in-
forme. A pesar de que muchos motivos de consulta pueden revelar el benefi-
cio que podría experimentar el paciente al ser tratado con según qué tipo de
fármaco (por ejemplo, colinesterásicos), han de ser los médicos los encargados
de tomar esa decisión. No obstante, en estos casos, y solo en estos casos, el
neuropsicólogo podría responder a una demanda de opinión en el informe.

A lo que sí está autorizado es a recomendar otro tipo de tratamientos no far-


macológicos que el neuropsicólogo cree que puedan resultar beneficiosos para
el paciente. Hablamos de la realización de algún tipo de estimulación cogni-
tiva, tratamiento de logopedia, ejercicio físico, interacciones sociales, etc.

Asimismo, puede indicar en el informe que recomienda que se adelante la vi-


sita con el especialista que lo deriva, si así lo considera oportuno. O bien reco-
mendar la coordinación del trabajo del neuropsicólogo con el de profesionales
de otras disciplinas implicadas (psicólogos clínicos, pedagogos, etc.), con el fin
de agilizar la atención al paciente y hacer sinergias.
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Bibliografía
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