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GERMAN ARCINIEGAS

NUESTRA AMERICA ES UN ENSAYO


¿POR QUÉ LA PREDILECCIÓ~ por el ensayo --como
género literario- en nuestra América? Ensayos se
han escrito entre nosotros desde los primeros en-
cuentros del blanco con el indio, en pleno siglo
XVI, unos cuantos años antes de que naciera Mon-
taigne. Sorprende, a primera vista, esta anticipa-
ción, cuando hay otros géneros literarios que sólo
aparecen en América tardíamente. La novela co-
mienza con Fernández de Lisardi entre 1816 y
1830, doscientos años después de las Novelas Ejem-
plares de Cervantes, y pasados tres siglos de que
Bartolomé de Las Casas escribiera su famoso en-
sayo en defensa de los indios. Lo mismo ocurre
con la biografía. Durante la conquista surgieron
algunas de las figuras más sobresalientes que haya
conocido en su historia el pueblo español: Balboa,
Cortés, los Pizarros, ]iménez de Quesada, Valdivia,
Lope de Aguirre... Y no se escribió una sola bio-
grafía. Fue uno de esos casos, que luego se repiten
en nuestros procesos literarios, en que el paisaje,
la selva, la aventura multitudinaria se devora al
personaje. No pocos de los famosos cronistas ha-
bían leído las Vidas de Plutarco, pero antes que

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concentrarse en un sólo hombre preferían hacer la de alcance religioso y espiritual que de orden
historia de la conquista de la Nueva España, o la práctico, sobre si los indios eran o no animales
de todas las Indias Occidentales. Ercilla, al com- racionales, si tenían o no alma, si podían o no
poner el primer poema de la épica española, puso recibir los sacramentos, si eran semovientes que
a un lado al héroe singular y tomó la guerra con- pudieran venderse como bestias. Todavía en nues-
tra los araucanos como materia colectiva de sus tro siglo XX hay quienes tienen dudas sobre es-
octavas reales. Pero si la exploración como aven- tos puntos y se habla de los « indios bestias ».
tura y la guerra como historia tentaban al escritor, Hasta no hace mucho tiempo -¿se seguirá hacien-
no le tentaba menos el afrontar los problemas inte- do todavía?- se vendían en algunos lugares de
lectuales que planteaban los descubrimientos. Ves- América haciendas « conteniendo tantos indios »...
pucci y Colón ya discuten los temas de la geogra- Colón discutía el problema del paraíso terrenal
fía tradicional y algunos de los problemas más y su ubicación en las tierras que tenía a la vista,
apasionantes del hombre y los climas, y escriben sacando a debate textos de la Biblia, de los San-
verdaderos ensayos que producen polémicas en tos Padres, de los geógrafos más antiguos. Ves-
Europa. pucci provocaba un alegato con los humanistas
La razón de esta singularidad es obvia. América de Florencia acerca del color de los hombres en
surge en el mundo, con su geografía y sus hom- relación con los climas, y la posibilidad de que
bres, como un problema. Es una novedad insos- las tierras por debajo de la línea equinoccial fue-
pechada que rompe con las ideas tradicionales. ran habitadas por seres humanos. Fueron estos los
América es ya, en sí, un problema, un ensayo de primeros ensayos de nuestra literatura. El ensayo,
nuevo mundo, algo que tienta, provoca, desafía que es la palestra natural para que se discutan
a la inteligencia. La circunstancia de que brote de estas cosas, con todo 10 que hay en este género
repente un continente inédito entre dos océanos, de incitante, de breve, de audaz, de polémico, de
uno de ellos aún inexplorado y el otro descono- paradójico, de problemático, de avizor, resultó
cido, son hechos lo bastante rotundos como para desde el primer día algo que parecía dispuesto
conmover academias y gimnasios, y sacudir a la sobre medidas para que nosotros nos expresára-
inteligencia occidental. De todos los personajes mos. O para que los europeos se expresaran sobre
que han entrado a la escena en el teatro de las nosotros. Pero un género más hecho para nosotros
ideas universales, ninguno tan inesperado ni tan que para los extraños, porque la experiencia de
extraño como América. La sola expresión consa- ~érica era no poco incitante para quienes la
grada por Vespucci de « Nuevo Mundo» indica vrvian. Basta considerar el problema del mayor
lo que tenía que producirse en Europa con la apa- cruzamiento de razas que registra la historia des-
rición de América. No debe sorprendemos que se pués de la aparición de los bárbaros en Europa.
entablen entonces debates famosísimos, lo mismo Llegan los conquistadores, sin mujeres, como ejér-

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cito de varones prontos al atropello sexual, y en mundo. Tres siglos sin una guerra, ni siquiera una
una generación queda coloreado de mestizos el revolución, como tuvimos en la colonia, son tres
hemisferio occidental. Son mestizos en donde flo- siglos que no concebiría jamás un europeo. Aquí
ta en cada uno una sombra que viene del en- donde las guerras sirven para marcar la gran-
cuentro de un alma blanca y una de cobre, de deza en los conductores de pueblos -lo dicen las
una de cristiano y otra de azteca o de inca, y bajo estatuas-, podrían tratamos con el desprecio con
esta sombra se dilata el horizonte para este extra- que suelen ser vistos los hombres que no pelean,
ño nuevo ser humano que tiene por delante las y no con el fastidio que producen los que buscan
más vastas dimensiones de asombro y de duda. ruidos. Pero lo más extraordinario de nuestro caso
Para nosotros, en el siglo XVI, el inca Garcilaso está en que el día en que tuvimos que presentar
de la Vega, en quien el mestizaje ilustrado al- línea de combate para enfrentar nuestros hombres
canza proyecciones casi fabulosas, es un hombre- desarmados en luchas contra los ejércitos de Fer-
ensayo. Es el ensayo sobre el mestizo convertido nando VII, nunca pensamos en una guerra, sino
en un adelantado de las letras. Es un hombre en una revolución. Luego, en las historias, se ha
nuevo puesto en la balanza, donde la aguja parece hablado de la guerra o las guerras de independen-
infiel, temblando por valorar los pesos que llevan cia. Es un error: si bien se miran los documentos
los dos platillos. contemporáneos, se verá que en ellos se habla de
la revolución y no de la guerra de independencia.
y la revolución, naturalmente, era un producto
EL ENSAYO ENTRE NOSOTROS no es un divertimien- de la agitación intelectual, de los ensayos que se
to literario, sino una reflexión obligada a los pro- escribieron como preludio de la emancipación.
blemas que cada época nos impone. Esos problemas Primero se emancipó la mente, y luego se fue
nos desafían en términos más vivos que a ningún a la pelea. La independencia ya estaba hecha
otro pueblo del mundo. No hemos tenido tiempo cuando en 1810 se proclamó la ruptura con Es-
para dedicamos al ejercicio de las guerras, ejercicio paña. Se había comenzado a pensar libremente,
y ahí está la raíz de la separación. Cosa que
que tan exclusivo parece de la historia europea. Esto
tiene su aplicación aún en nuestros días. Que se
resulta paradójico en Europa, donde se hace dema-
piense con libertad, sin sujeción al dogma acu-
siada literatura en torno a las revoluciones de Mé-
ñ.ado en otras tierras, y ya hay una emancipa-
xico y Sudamérica. Quizás ahí esté la diferencia. ción del espíritu, que es la que cuenta.
América ha sido, en la parte nuestra, un continente Pocas veces se ha llegado tan al fondo de
de revoluciones y no de guerras. Hemos tenido nuestr?s problemas, de la problemática de nues-
treguas de paz que resultan increíbles cuando se tras tterras, como en los años anteriores a Bo-
hace la comparación con otras regiones del lívar, a San Martín, a O'Higgins ° a Hidalgo,
cuando quedamos cobijados por el gran movi- lo que él vio fue el Nuevo México. Y, viajando
miento de la Ilustración, en la segunda mitad hacia las regiones equinocciales, la nueva Amé-
del setecientos. Al llegar, después de la Ilustra- rica. Se contagiaron los jesuítas del común for-
ción, la fiebre romántica a nuestra América, cejeo con la duda metódica. Uno de ellos, Ga-
los hombres de letras, los potenciales caudillos briel Daniel, escribió un Viaje al mundo de Des-
de las naciones americanas, tenían formada ya cartes. Pero las letras, además, pasaron de los
una conciencia política que no era el producto religiosos a los laicos. De toda esa literatura ensa-
del alboroto y del bochinche, sino del estudio de yística académica al Memorial de Agravios de
las realidades económicas, de los sistemas de go- Camino Torres, en Bogotá; al Memorial de los
bierno, de las ciencias naturales, de la geografía Hacendados de Mariano Moreno, en Buenos
de las plantas y los hombres, cosas todas que de Aires; a los discursos de Chilpancingo en Méxi-
repente irrumpieron en las universidades ame- co, no había sino muy poca distancia. Todos
ricanas donde nunca antes se habían oído sino esos fueron ensayos un poco científicos, un poco
alegatos sobre Aristóteles o Santo Tomás. La religiosos, un poco políticos, Y un mucho ameri-
antesala de cuarenta años en que se prepara la canos. Por esta razón -que no hay que conside-
emancipación no se hace en los cuarteles, sino rar como el afán de un profesor de literatura por
en las aulas. Nuestro choque con España no lo clasificar géneros literarios- resulta indispensa-
preparan los generales, sino los universitarios. ble volver sobre la vieja terminología y decir que
Caldas, que escribe sobre la influencia de los cli- la independencia de las antiguas colonias españo-
mas en los seres organizados, en Colombia; Una- las fue el producto de la revolución -del ensa-
nue que en Lima redacta sus Observaciones sobre yo, ¿por qué no decirlo?- y no originada por
el clima de Lima; fray Servando Teresa de la guerra. La revolución fue un ensayo intelec-
Mier que en México especula sobre la época en tual que acabó siendo ensayo armado, y que así
que fue pintada la imagen de Nuestra Señora c?mo nació de problemas estudiados por inteligen-
de Guadalupe; y Espejo que en Quito escribe Cl~satrevidas, culminó en las propias dudas repu-
sobre las epidemias, están preparando, a través blicanas que mantuvieron el tono de la revolu-
de ensayos científicos o filosóficos, un despren- ción después de las victorias de San Martín, de
dimiento que acaba por encontrar un nombre: Bolívar o de O'Higgins. Es aleccionador el re-
independencia. A América viajaron entonces los cuerdo de los americanos que en el setecientos
ensayistas europeos, los sabios franceses que fue- llevaron. a España la revolución, como el perua-
ron a medir en Quito la línea equinoccial, Bou- no Olavlde que se hermanó con Campomanes y
gainville el botánico, y sobre todo el gran Hum- Jovellanos en las reformas sociales y agrarias; de
boldt que le da a su obra sobre México el título los que colaboraron en el suelo americano con los
de Ensayo sobre la Nueva España. En realidad, españoles, como los de la misión botánica que
acompañaron al sabio Mutis; o el de los espa- Spencer. El mestizaje es la medida de profundi-
ñoles que vieron con espanto los errores de la dad de la colonia. Más tarde, la democracia y la
colonia, como Antonio Ulloa y Jorge Juan. De república, la revuelta contra los reyes de España,
todo esto sale una literatura universal en que el proceso de la independencia tienen tanto de
América llega a ser el problema que lo mismo nuevo mundo como la primera aparición física
se discute en San Petersburgo que en Upsala, del continente americano o la del hombre mitad
Londres o París. Catalina la Grande retenía en su blanco, mitad indio. Compartimos en el sur la
corte al venezolano Francisco Miranda, y recibía aventura política de la república con los Estados
informaciones de Bogotá que le enviaba al g~di- Unidos, pero siguió siendo lo nuestro mucho más
tano Mutis; fue la primera vez que en la capital problemático, contradictorio, heterogéneo y difí-
de las Rusias se vieron con interés las cosas de cil. Lo de la América del Norte fue una simple
nuestra América: en aquel caso, las de Colom- separación de colonias blancas en un mundo in-
bia. Linneo recogía en Upsala las noticias de la glés donde se estaba incubando de tiempo atrás
escuela botánica instalada en un pueblo del inte- el gobierno propio y representativo. En cambio,
rior de la Nueva Granada llamado, por mal nom- nosotros...
bre, Mariquita. Pitt, en Londres, hablaba con Nosotros damos un salto mortal en el abismo
Miranda, con Bello y con Bolívar. Humboldt, en de la grande aventura. No simplemente desafían
París, con los que llegaban de México o de Ve- nuestros republicanos de 1810 a una potencia tan
nezuela. Los jesuítas expulsados, aguijoneados por imperial y bien parada como era la España here-
la misma persecución que despertó en ellos ímpe- dera de los mapas que se levantaron en tiempos
tus ya dormidos, fueron en Italia una cátedra de de los Carlos y los Felipes, sino que se rebelan
americanismo que llegó a momentos líricos tan contra la tradición occidental. La América espa-
admirables como cuando Rafael Landívar cantó ñola se iba a independizar sin tener familias
en versos latinos la naturaleza de Guatemala. nobles en quienes hacer pie o tomar estribo para
montar aristocracias que pudieran reinar. La re-
pública era en 1810 un riesgo dudosísimo. Los
ESTASREFLEXIONES no son sino pocos ejemplos, Estados Unidos, de formación reciente, carecían
entre muchos, de una América en donde todo es de toda comprobación histórica. Allá, más que
así. La aparición de nuevas tierras, nuevos hom- d,e.un ensayo se trataba de un experimento cien-
bres, nuevas religiones, nuevos tipos de familia, uÍlco, de una hispótesis de trabajo. En toda Euro-
nuevos sistemas de costumbres, domina en los pa no ha?ía nada seguro fuera de la monarquía.
días del descubrimiento y de la conquista, hasta La FrancIa magistral, en cuyo propio corazón es-
el extremo de que entonces nace la sociología tamos haciendo hoy resonar la voz de nuestras
con varios siglos de anticipación a Comte y a dudas -y la de nuestras ingenuas esperanzas- no

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era sino la escuela de los fracasos. La república, En el proceso de la independencia, en la crea
que bajo el signo de la Bastilla en llamas había c~ón de las repúblicas, a todo lo largo de la Amé-
nacido con la sangre a los tobillos y a filo de rica ~s'pa~ola, y en ~or~a agudísima que no se
guillotina, había pasado sucesivamente del gobier- conocio m en el Brasil, m en los Estados Unidos
no de la convención y del terror, al directorio, al n.i en el Canadá, todo es discutible y todo es in~
consulado y al imperio. Esta es la física verdad : cierto y en todo hay incitaciones constantes a la
nuestra América, aún más débil, enclenque y os- reflexi~n y. a,l .debate. No se sabe si echar por
cura en 18IO que en 1963, resistió la experiencia el camino inédito de las democracias representa-
de la república, y la Francia resplandeciente de la tivas o por el trillado y secular de las monar-
Enciclopedia y los Derechos del Hombre no pudo quías. No se sabe si adoptar la fórmula federal
con ella. Hoy mismo, aquí, estamos en la quinta de los Estados Unidos o incorporar a la teoría
república. Bolívar, en Jamaica, derrotado por la republicana algo del poder centralizado de los
superioridad militar de los españoles, miraba al sistemas europeos. No se sabe qué hacer con la
futuro no tendiendo la vista hacia un claro hori- Iglesia en naciones católicas, apostólicas, romanas,
zonte lejano -claro entonces no había nada-, si- pero en donde la jerarquía se había levantado mu-
no mirando por dentro los abismos de sus propias chas veces contra los republicanos hasta el extre-
dudas. ¿Qué pensaba el Libertador de las posibi- mo de que los padres de la independencia mexi-
lidades de gobiernos representativos y democrá- cana, los curas Hidalgo y Morelos, habían pasado
ticos en nuestra América? A ratos, lo peor. Su al otro mundo condenados por la Inquisición. No se
capacidad crítica se detenía frente a esa muralla sabe qué hacer con esos militares que nacieron en
de interrogantes y problemas que su honradez las luchas de la revolución, que fueron los héroes
intelectual y su franqueza no le permitían ni igno- de. las victorias y que al llegar a la plaza tran-
rar ni callar. Lo único legítimo entonces era la quila de la república siguen a caballo poniendo
duda, y lo que resulta fabuloso, como aventura en tela de juicio los derechos civiles, el imperio
de la ley.
humana, es decidirse en forma heroica a imponer
la afirmación brutal de la independencia contra
lo que parecía la ley de la naturaleza. Pero esa
UNA VEZ MÁs SE PRESENTA en la literatura ameri-
era su fórmula de lucha, y su discurso sobre el
cana. el conflicto entre la biografía y el ensayo.
método. Eso sí que de veras puede llamarse un
ensayo de carne y hueso. Un ensayo que literaria-
y r: lUnfa el ensayo. No queda entre los libros
escrItos. en el nacimiento de las repúblicas una
mente toma su expresión en la famosa carta de
gran biograña de Bolívar, de Santander, de Ar-
Jam~ica, o en el manifiesto de Cartagena, o en
el discurso de Angostura, los tres grandes escri- tlgas,de San Martín, de O'Higgins, de Hidalgo ...
P ero se
tos de Bolívar. mu 1tlp
. liican ensayos sobre las ideas polí-

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ticas. La selva de los problemas devora a los hom- la tinta fresca. Que Mariano Moreno tradujo el
bres. Hay más que decir sobre Montesquieu Contrato y lo prologó como introducción a la
o sobre el Contrato Social, sobre las ideas de Fila- independencia argentina. Coincidencia fortuita :
delfia o sobre los Derechos del Hombre, que sobre Moreno editó el libro en la « Imprenta de los
la vida de uno de los generales, así haya un li- niños expósitos »...
bertador que supere las dimensiones de un héroe
legendario. Nuestra América, con la independen-
cia, no viene sino a acentuar su calidad de mundo EL ADOPTAR LA FORMULA REPUBLICANA no fue
de contradicciones y problemas. A veces se nos asunto en que todos se pusieran de acuerdo en un
antoja un mundo demasiado intelectual, aun den- momento. En México se proclamó Iturbide empe-
tro de la barbarie casi primitiva de nuestros cho- rador, y luego hubo un partido reaccionario que
ques bélicos. Pero no puede ser de otra manera. encargó emperador a Europa; así se consiguió a
En la América del Norte se avanzaba por el pro- Maximiliano. Más tarde tuvimos en la América
gresivo camino abierto. de una evolución demo- indoespañola el ejemplo del imperio del Brasil. En
crática que venía de la tranquila instalación de el séquito de Bolívar, como en el de San Martín,
los puritanos en la Nueva Inglaterra, y nosotros abundaban los monárquicos. Flores pensó en una
éramos la revolución hecha tragedia, negábamos especie de reconquista española para el Ecuador,
con dialéctica violencia la rígida autoridad real y Carda Moreno quiso ponerlo bajo la protección
en que nos habíamos educado y que nos había de Napoleón lIT. Por razones que acabaron por
dominado por tres siglos, buscábamos salidas por poner en claro los teóricos de la época, se llegó a
caminos oscuros y azarosos hacia cielos abiertos la república. Pero, ¿qué república? El debate entre
que apenas eran como un producto de nuestra federalistas y centralistas o unitarios llena las ga-
imaginación. También se ha encontrado que nos- cetas y alcanza a los libros. En términos criollos,
otros nos hemos movido con un exceso de ima- acabará por ser un debate entre los caudillos bár-
ginación, pero en realidad si no hubiese sido por baros y la ley civil. La lucha llega a tales extre-
esa imaginación habríamos tenido que volvemos mos que nos parece que la historia pasa a ser un
desde las primeras jornadas y abandonar nuestra género demasiado académico y clásico para reco-
independencia, producto de la imaginación román- ger escenas tan violentas como las que cubren de
tica, hija natural de la loca de la casa. sangre, lágrimas y lodo las jornadas trágicas de
No hay que olvidar que los comuneros del Para- algunas repúblicas. Es más fácil pintar estas cosas
guay planteaban los problemas de los derechos en novelas que en textos ceñidos a la prueba do-
del pueblo antes que Rousseau escribiese el Con- curnen~al. Se ve más claramente la época de Rosas
trato, y que Rousseau era objeto de estudios en a tr~ves de las páginas de El Matadero de Eche-
México cuando sus libros estaban en Francia con verna o de la Amalia de Mármol, que en los libros

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de historia argentina. Mejor dicho : la historia a la caída de Rosas, son un ensayo en que queda
está en El Matadero y en Amalia. Y, sin embar- concentrada la más razonable y clara exposición
go, aún sobre la novela surge el ensayo. Amalia de aquellos tiempos. Cuando Alberdi se refiere a
pasa, El Matadero se reduce a un episodio, y en los errores de la Constitución argentina de 1826,
cambio el ensayo de Sarmiento Civilización o Bar- mide así el problema de la originalidad en las nue-
barie sigue siendo el libro clave que todos segui- vas repúblicas: « El congreso hizo mal en no as-
mos leyendo y que permanecerá como la grande pirar a la originalidad. La Constitución que no es
obra de la época. Aún el romanticismo como herra- original es mala, porque debiendo ser la expresión
mienta, como método, como punto de encuentro de una combinación especial de hechos, de hom-
entre los hombres de la época, está más vivo que bres y de cosas, debe ofrecer esencialmente la ori-
en los romances en la polémica que envuelve en ginalidad que afecta esa combinación en el país que
Chile a Andrés Bello, a Sarmiento, a Jotaveche. ha de constituirse. Lejos de ser extravagante la
Ese diálogo polémico es la gran novela y es la constitución argentina que se desemejare de aque-
vida. Es una discusión que se desenvuelve al mar- llas de los países más libres y más civilizados (co-
gen de la dictadura de la mazorca y las enemas mo decía el aludido informe) habría la mayor
de ají, cuando alcanzan a oírse en Santiago de extravagancia en pretender regir una población
Chile las pisadas de los caballos que llevan a malísima mente preparada para cualquier gobierno
galope el coche en que Facundo Quiroga va a la constitucional por el sistema que prevalece en los
muerte. Estados Unidos o en Inglaterra ... »
El mismo Echeverría, poeta y novelista, se en- Este problema de la originalidad no se suscita
cuentra más a sus anchas en el ensayo que en su por un vano deseo de singularidad: se impone por
poema La Cautiva, que en el relato anecdótico o razón de circunstancias. Era tan vivo ya en Bo-
que en el poema lírico, y así escribe el Dogma lívar como lo fue luego en Alberdi. Dirigiéndose a
Socialista, libro mucho más importante y funda- los constituyentes de Angostura en 1819, el vene-
mental. En medio del forcejeo revolucionario que zolano estaba como respondiendo por anticipado
en todo el siglo XIX conmueve a la antigua Amé- a los argentinos del año 26 con estas palabras que
rica española, la urgencia de hallar alguna so- coinciden admirablemente con las de Las Bases :
lución estructural hace que la lucha por los cam- « Debo decir que ni remotamente ha entrado en
bios de constituciones venga a convertirse en el mí la idea de asimilar la situación y naturaleza
gran ejercicio de la inteligencia para aquellas gene- de Estados tan distintos como el inglés america-
raciones batalladoras. En algunos casos, el debate no .y el español americano. ¿No sería muy difícil
logra producir ensayos magistrales. Las Bases de apl~car a ~s'paña el Código de Libertad política,
Alberdi, para la Argentina, escritas como funda- CIvil y religiosa de Inglaterra? Pues aún es más
difí .
mento de la constitución que va a darse el país 1 1Cl1adaptar en Venezuela las Leyes del Norte
de América. ¿No dice el Espíritu de las leyes que mente las lecciones de la ciencia europea, sin atre-
éstas deben ser propias para el Pueblo que se vemos a discutirlas, a ilustrarIas con aplicaciones
hacen? ¿que es una gran casualidad que las de locales, a darIes una estampa de nacionalidad? Si
una nación puedan convenir a otra? ¿que las leyes así lo hiciésemos, seríamos infieles al espíritu de
deben ser relativas a lo físico del país, al clima. esa misma ciencia europea, y le tributaríamos un
a la calidad del terreno, a su situación, a su culto supersticioso, que ella misma condena ... Po-
extensión, al género de vida de los pueblos? ¿refe- cas ciencias hay que, para enseñarse de un modo
rirse al grado de libertad que la Constitución puede conveniente, no necesiten adaptarse a nosotros,
sufrir, a la religión de sus habitantes, a sus incli- a nuestra naturaleza física, a nuestras circunstan-
naciones, a sus riquezas, a su número, a su co- cias sociales. ¿Buscaremos la higiene y la patolo-
mercio, a sus costumbres, a sus modales? He aquí gía del hombre chileno en los libros europeos, y
el Código que debíamos consultar, y no el de no estudiaremos hasta qué punto es modificada la
Washington ». organización del cuerpo humano por los acciden-
El mismo problema se lo plantea Bello cuando tes del clima de Chile y de las costumbres chilenas?
echa las bases de la universidad de América. al Un estudio tan necesario ¿podrá hacerse en otra
inaugurar la de Chile, años después de Bolívar parte que en Chile?»
y de Alberdi. En el discurso de 1843 decía: « La
universidad estudiará las especialidades de la so-
ciedad chilena desde el punto de vista económico... A PARTIR de la independencia ocurre en Amé-
Examinará los resultados de la estadística chile- rica un fenómeno social único en la historia del
na, contribuirá a formarIa, y leerá en sus guaris- mundo contemporáneo. Las tres razas y todos sus
mos la expresión de nuestros intereses materiales. matices entran a formar el cuerpo de las nuevas
Porque en este como en los otros ramos, el pro- repúblicas sobre un plan democrático, al menos
grama de la universidad es enteramente chileno; teóricamente. El inca Garcilaso fue un poco ciu-
si toma prestadas a Europa las deducciones de la dadano de dos mundos. Lo era de los incas por
ciencia, es para aplicarIas a Chile. Todas las sen- su tradición y su sangre principesca, y de -los
das en que se propone dirigir las investigaciones españoles por idénticas razones. Pero como inca
de sus miembros, el estudio de sus alumnos, con- y~. era sospechoso, porque después de todo era el
vergen a un centro: la patria ... La medicina inves- hiJ~ del capitán Garcilaso de la Vega, y como es-
tigará, siguiendo el mismo plan, las modificacio- panol era sospechoso por ser el hijo de la india
nes que dan al hombre chileno su clima, sus cos- p~r~ana. Era acomplejado con complejos que le
tumbres, sus alimentos ... » y cinco años después hICIeron crecer las experiencias en sus dos mun-
en su informe sobre el plan de estudios, insistía: dos. y sólo le salvó una genial capacidad para mo-
« ¿Estaremos condenados todavía a repetir servil- verse dentro de un tercer mundo, el de las letras,
que en cierto modo era ideal para las evasiones. de los tiempos de la Enciclopedia hasta los tiem-
Pero, con la independencia, los indios dejan de pos del comunismo, la persistencia con qu: han
ser los tributarios del encomendero. ya no son los querido infiltrarse dentro ~e nuestros a~bientes
siervos de la mita, y caminan hacia su propia libe- políticos el nazismo, el fascismo, el falangism? es-
ración. Para los negros viene la liberación de la pañol, el corporativismo. portugué~, .el comunism~
esclavitud. Los propios españoles se libran de los ruso el comunismo chmo, la dificultad de los
españoles europeos. De entonces a esta parte el viej~s imperios europe?~ por retir~rs~ del suelo
problema de las razas crece aquí, dentro de una americano, la penetraclOn del capit~lismo n~rte-
escala que jamás ha conocido Europa ni ningún americano, la amenaza de la reconqmsta espanola,
otro continente, y aSÍ, para nosotros no se detiene la invasión francesa en México, los cobros de las
en notas pintorescas de color: penetra en la raíz deudas que hacían las po~encias e~o~eas con es-
de nuestra formación democrática. Más aún : vie- cuadras de guerra, la teona y l~ practica del d:s-
ne la segunda ola, aún más caudalosa, de la inmi- tino manifiesto de Estados Unidos ... crearon Cir-
gración, y año tras año, sobre todo a fines del cunstancias, y las siguen creando, dentro. de nuestra
siglo XIX, varios cientos de miles de italianos, de América, que sólo nosotros podríamos mterpretar.
polacos, de sirios, de franceses, de ucranianos, de Pero, sobre todo, crean problemas.
alemanes, de españoles, llegan a Buenos Aires, Durante el siglo XIX influyero~ .mucho en ~ues-
Montevideo, Río de Janeiro, La Habana, San Pa- tra literatura el nuevo romanticismo de Víctor
blo... Sarmiento escribe sobre Conflictos y armo- Hugo y otras escuelas literarias, .Fe:? más que ~s:
nías de las razas en América, Carlos Octavio tos impulsos en el campo de la ficción, nos movió
Bunge Nuestra América, Alcides Arguedas Pueblo el positivismo. Nuestros hombres de letras ha,n
enfermo, José Vasconcelos La raza cósmica, Fer- sido más que literatos, int:lectuales. Es notabl~
nando Ortiz una colección de obras sobre el fenó- que se hable más en Colombia de la Reforma Pob-
meno afrocubano, y todo esto sin contar la vasta tica de Rafael Núñez, que de María de Jorge
producción de los sociólogos del Brasil. Isaacs, que Lastarria ocupe en Chile tanto p~e~to
La filosofía de la historia preparada por los como Blest Gana, que el Cesarismo democrahco
europeos -así la formulan Kant, Hégel, Marx, de Vallenilla Lanza sea mejor conocido que San-
Spengler o Toynbee- se quiebra al llegar al suelo gre Patricio de Díaz Rodríguez- Ariel es un ensayo
de nuestra América. De suyo el problema del mes- que se ha leído más que cualquier novela. Alfonso
tizaje, de los caudillos, de las vacilaciones demo- Reyes es un nombre de ensayista conocido en Amé-
cráticas, de la convivencia en la misma casa grande rica como se conocen en Europa los nombres de
del compadre rico y el compadre pobre, de los los novelistas. Y aún la novela misma, entre nos-
americanos del norte y los americanos del sur, otros, suele ser un ensayo disimulado. Así todas
el bombardeo constante de filosofías extrañas des- las del aprismo, a partir de El mundo es ancho

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y ajeno de Ciro Alegría, y las de indios y cholos inquietudes de las nuevas generaciones y oír lo
del Ecuador, con Jorge Icaza a la cabeza. Nuestra que ellas se comunican en círculos más íntimos. El
América sigue siendo un problema, y no es posible simple anuncio del concurso movió a más de cua-
para nosotros escapar a sus tentaciones y desafíos. renta concursantes a enviarnos sus trabajos, y los
Aquí en París, un mexicano como Cabino Ba- dos que han recibido el premio del jurado repre-
rreda vino en los tiempos que eran de Víctor sentan casualmente los dos extremos de nuestra
Hugo y de Augusto Cornte, y a México volvió con América: la Argentina y México. Carlos Alberto
los libros de este último. y de su escuela salieron Floria es un producto selecto de la nueva promo-
los científicos a dominar en las esferas del gobier- ción que en las orillas del Plata salta por encima
no. y cua~d? Ju~to ~ierra, h.ijo ~e aquellas inquie- de las vacilaciones y las dudas con una fe segura
tudes, escribía historia, la historia no era sino un en principios espirituales que él defiende con Inte-
ens~yo ~exi,cano salido del crisol positivista, como ligencia, con pulcritud y con estilo límpido. Sal-
lo Imagm~rIa don Andrés Bello : aprovechando vador Cruz sale de la entraña de México, de la
las herramientas europeas sólo como herramientas provincia que fue la que antevió la independencia,
para entender la vida de un indio como Benito y lleva esa carga de hondo recogimiento humano
Juárez. que mira con amor las intimidades de una his-
toria portentosa como es la de su tierra, donde
Hoy MISMO se nos está creando una nueva cir- cada era se cuenta por varios siglos. La suerte ha
c~nstancia histórica que implica para nuestra Amé- querido así traemos en dos mensajes distantes
rrca n~evas perspectivas, con la nueva Africa que una común preocupación por las cosas de Améri-
se esta modelando para destruir las bases de ca. Floria y Cruz pertenecen a una generación ya
nuestra economía y ofrecer este nuevo conflicto alejada de la nuestra, y ellos, descorriendo el velo
a las. próximas generaciones, si no ya a la nuestra de las nuevas preocupaciones, pueden llevamos de
propIa. Carlos Dávila veía esto en un libro de hace la mano a una aproximación más justa de lo que
veinte años, y nosotros nos encontramos ya ante piensa el nuevo hombre americano. Yo he leído,
hechos consumados que desajustan nuestras bases Como miembro del jurado que adjudicó los pre-
~conómicas. ¿Cómo, frente a circunstancias seme- mios, sus trabajos; y los he leído con provecho,
jantes, quedarse haciendo versos, vivir en fanta- con placer y con esperanza, porque en un mo-
sía? mento en que saltan más a la vista los desórdenes
~stas r~flex~?nes explican por qué Cuadernos} y la anarquía, la aproximación colonial a ideas
bajo la duecclOn de Julián Corkin, decidió abrir d?I?inantes de fuera y la entrega de muchos es-
un concur.so para provocar la aparición de los nue- pmtus, conforta el ver surgir otros espíritus libres,
vos ensayistas de América Latina. O para regis- que pueden ser adalides, como lo fueron los pri-
trar en una forma más uní versal lo que son las meros ensayistas desde los tiempos en que se dis-

30 31
cutía en el siglo XVI si el americano tenía alma
o era un simple animal.
CARLOS ALBERTO FLORIA
Al saludar a los vencedores del concurso de
Cuadernos, lo hago con el gusto de quien saluda
a una esperanza.

PAUTAS PARA LA COHESION

LATINOAMERICANA

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.'. l.
11

I
Cuadernos GERMAN ARCINIEGAS
CARLOS ALBERTO FLORIA - SALVADOR CRUZ
LA REVISTA MENSUAL DE AMÉRICA LATINA


SE PUBUCA EN PARÍs y COLABORANEN ELLA

LAS MEJORES FIRMAS DE TODA AMÉRICA


Tres Ensayos
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DE LOS HOMBRES LIBRES

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