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Tabla 2.

3 Compilación de principales substancias contaminantes y uso al que se destinan (continuación)

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1. Bodegas en donde se almacenan residuos industriales previo a su disposición
final.
2. Zonas en donde se desarrollan actividades de tipo pecuario (lotes de ganado
de engorda, establos).
3. Derrames accidentales de compuestos químicos
diversos
4. Percolación de contaminantes depositados desde la atmósfera (cenizas,
polvos)

Fuentes potenciales de contaminación que se presentan en la zona vadosa.

1. Fosas sépticas que descargan aguas residuales de casas habitación.


2. Rellenos
sanitarios.
3. Escurrimientos de las tuberías de
drenaje.
4. Escurrimientos de tanques enterrados en donde se almacenan combustibles,
así como de las tuberías de distribución de los mismos.
5. Recarga artificial por medio de
pozos.
6. Pozos abandonados que no han sido sellados en forma
adecuada.
7. Derrames
accidentales.

Es común que las aguas residuales municipales no reciban ningún tipo de


tratamiento para disminuir la concentración de los contaminantes que adquirieron
cuando fueron utilizadas por la población. La práctica general es la reunión de las
tuberías de drenaje en un canal colector principal, por donde se conducen las aguas
residuales a sitios alejados de la ciudad, ya sea para descargarlas directamente a
una corriente superficial o a una depresión natural que con el tiempo se convierte en
una especie de laguna de oxidación. Como los canales tienen tramos y secciones
parciales revestidas de concreto, en los intervalos en donde no existe dicha
protección, el agua residual tiene facilidad para infiltrarse rápidamente hacia el
subsuelo. Adicionalmente, también es conocido que en muchas ciudades las aguas
residuales municipales se utilizan para el regadío de parcelas. Una situación es que
la irrigación se realiza en exceso, por lo que se presenta el retorno de riego, que en
este caso consiste de agua residual que se infiltra hacia el acuífero.

Cuando no existe una regulación que controle en forma adecuada la recolección,


tratamiento y disposición final de residuos sólidos (municipales e industriales), surgen
por doquier sitios en donde las personas arrojan sus desechos sin control. Estos
lugares, que generalmente son depresiones naturales o artificiales (minas de arena,
canteras), se constituyen de esta manera en fuentes contaminantes del agua
subterránea, ya que el lixiviado que se libera del paso del agua por los desechos, se
mueve verticalmente hasta llegar a la zona saturada. Las lagunas de oxidación en
donde se descarga el agua residual municipal generalmente constituyen una fuente
de contaminación, ya que no tienen revestimiento y el agua residual puede infiltrarse
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hacia el subsuelo.

Para incrementar la producción agrícola se aplican ciertos tipos de productos


químicos a los cultivos. Los más comunes son los que se utilizan para el control de
insectos, hongos, gusanos, (plaguicidas) además de los que controlan en crecimiento

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de maleza (herbicidas). La aplicación de estos productos es un peligro potencial de
contaminación para el agua subterránea, pues los productos pueden moverse en la
zona vadosa hasta llegar al nivel freático. Algunos compuestos orgánicos de este tipo
son biodegradables en mayor o menor proporción, pero sus productos (metabolitos)
se pueden identificar en el agua subterránea y aunque en ocasiones son menos
peligrosos, pueden ser más tóxicos y afectar la salud de los consumidores del agua
subterránea. La aplicación de estos productos a los cultivos es ejecutada por
personal que normalmente no tiene mayor conciencia del peligro relacionado con la
contaminación del suelo y agua subterránea, por lo que no tienen las precauciones
necesarias durante el traslado de los productos, carga del equipo para aplicarlo,
disposición de envases vacíos y lavado del equipo utilizado. Un ejemplo del
problema anterior se tiene con el compuesto orgánico denominado atracina, que se
utiliza en el control de maleza durante el cultivo de maíz. Se ha detectado que en la
mayoría de las situaciones, su movilidad en la zona vadosa es elevada, y llega al
acuífero rápidamente.

Los agricultores utilizan fertilizantes que contienen nitrógeno, fósforo y potasio.


Afortunadamente el fósforo no es muy móvil en las condiciones de la zona no
vadosa, por lo que este compuesto no constituye un peligro potencial importante para
el agua subterránea. La cantidad de potasio que se aplica en la mayoría de los
cultivos es relativamente baja, por lo que aunque se trata de una especie
relativamente móvil, tampoco presenta mayor problema. Sin embargo, el nitrógeno
que se aplica en diferentes tipos de compuestos, en las condiciones oxidantes de la
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zona no saturada se transforma en la especie denominada nitrato (NO 3 ) por el
proceso de nitrificación. El nitrato es muy móvil y se considera un contaminante
potencialmente peligroso en el agua subterránea.

Las granjas en donde se alimentan animales, ya sea para producción de carne o


leche, son fuentes potenciales de contaminación del agua subterránea. Entre los
productos derivados de estas actividades figuran bacterias, virus, nitrógeno, potasio y
cloruro. Cuando la ganadería se realiza en forma extensiva, el peligro potencial de
contaminación es mucho menor, en contraste con los establos en donde se tiene
mayor densidad de animales. El agua de lluvia que se pone en contacto con dichos
residuos (estiércol principalmente), moviliza los contaminantes hacia el suelo de
donde posteriormente puede infiltrarse hacia el acuífero.

En algunas ciudades y en el medio rural existe la práctica tradicional de descarga del


agua utilizada a depósitos enterrados denominados fosas sépticas. En estas fosas
sépticas, que son depósitos que fueron diseñados para descargar paulatinamente en
la zona saturada, el agua residual sufre un ligero tratamiento, ya que se sedimenta y
es afectada por una descomposición de tipo anaeróbica. Los efluentes de las fosas
sépticas incluyen una variedad de compuestos orgánicos e inorgánicos, además de
bacterias y virus. En forma complementaria a las aguas residuales, en ocasiones es
necesario agregar algunos compuestos químicos específicos para destapar o dar
mantenimiento a las fosas sépticas. Estos compuestos incluyen químicos orgánicos
sintéticos como tricloroetileno, benceno y cloruro de metileno, que por razones
obvias se incorporan a las descargas de la fosa séptica.
Los rellenos sanitarios son depósitos diseñados para minimizar los efectos adversos
de la disposición de diferentes tipos de residuos sólidos. Entre el tipo de desechos
que normalmente se depositan en un relleno sanitario se incluyen aquellos
clasificados como no peligrosos de origen municipal, por lo que se excluyen los de
tipo biológico infecciosos y los de tipo industrial peligrosos. Específicamente, los
materiales incluyen desechos de casas habitación y escombro de demolición
principalmente. Sin embargo, es común que se presenten deficiencias en el diseño,
en la construcción y en el manejo de los rellenos sanitarios, por lo que cuando menos
una porción del lixiviado que se produce abandona el relleno y se infiltra hacia la
zona saturada contaminando el agua subterránea.

Las tuberías de drenaje son conductos que trasladan las aguas residuales de origen
doméstico hacia un canal colector o en el caso menos deseable, hacia la corriente o
cuerpo de agua superficial en donde se vierten sin ningún tratamiento. En algunas
ocasiones, la tubería de drenaje conduce el agua residual hacia plantas de
tratamiento, ya sea de tipo primario 0 secundario, previo a su utilización en la
irrigación de cultivos. Aunque se supone que estas tuberías están diseñadas para
conducir el agua residual, la mayoría de las redes existentes tienen fugas de
dimensiones variables, por donde parte de las aguas negras escapan y se infiltran
hacia la zona saturada. Entre los contaminantes asociados con este tipo de
problemas se han identificado a bacterias, coliformes, cloruro y nitrógeno.

Es común el empleo de tanques de grandes dimensiones para almacenar productos


del petróleo y productos químicos de origen diverso. Estos tanques pueden estar
colocados sobre la superficie del terreno o en casos especiales como en las
gasolineras, enterrados a unos cuantos metros de profundidad. La presencia de
tuberías de conducción (enterradas o en superficie) de los productos almacenados,
es una condición obligada para su traslado hacia el sitio de consumo o venta.
Cuando el material utilizado en la construcción del tanque o de los conductos se
corroe, ya sea por falta de mantenimiento o por situaciones accidentales, la ruptura
libera los productos químicos que entonces tienen la oportunidad de infiltrarse en la
zona no saturada hacia el acuífero. El problema es más grave cuando se trata de
tanques o tuberías enterrados, pues las pequeñas fugas no son descubiertas
hasta mucho tiempo después de que iniciaron.

Los pozos de inyección están diseñados para descarga de líquidos directamente en


la zona saturada. Entre los tipos de líquidos que se inyectan se incluyen
principalmente: i) aguas residuales municipales (con o sin tratamiento previo), ii)
escurrimiento pluvial en ciudades, iii) aguas residuales de industrias, iv) salmueras
asociadas a la extracción de petróleo, iv) agua tratada en forma secundaria o
terciaria, por lo que en este caso se considera como recarga artificial. El problema
con los pozos de inyección es que cuando el diseño y construcción utilizado son
deficientes, se puede presentar la contaminación de acuíferos de agua dulce
utilizados para abastecimiento de poblaciones. Adicionalmente, un escenario similar
se puede pronosticar si el modelo hidrogeológico conceptual que sirvió de
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fundamento al diseño del pozo, resulta incompleto o poco apegado a la realidad.

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