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1 Moisés cuidaba las ovejas de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián. Una vez llevó
las ovejas muy lejos en el desierto y llegó al cerro de Horeb, esto es, el Cerro de Dios.
2 Entonces fue cuando el Ángel de Yahvé se presentó a él, como una llama ardiente en
medio de una zarza. Moisés estuvo observando: la zarza ardía, pero no se consumía.
3 Y se dijo: “Voy a dar una vuelta para mirar esta cosa tan extraordinaria: ¿por qué la
zarza no se consume?” 4 Yahvé vio que Moisés se acercaba para mirar; Dios lo llamó
de en medio de la zarza: “¡Moisés, Moisés!”, y él respondió: “Aquí estoy.”
5 Yahvé le dijo: “No te acerques más. Sácate tus sandalias porque el lugar que pisas es
tierra sagrada.” 6 Luego le dijo: “Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el
Dios de Isaac y el Dios de Jacob.” Al instante Moisés se tapó la cara, porque tuvo
miedo de que su mirada se fi jara sobre Dios. 7 Yahvé dijo: “He visto la humillación de
mi pueblo en Egipto, y he escuchado sus gritos cuando lo maltrataban sus mayordomos.
Yo conozco sus sufrimientos, 8 y por esta razón estoy bajando, para librarlo del poder
de los egipcios y para hacerlo subir de aquí a un país grande y fértil, a una tierra que
mana leche y miel, al territorio de los cananeos, de los heteos, de los amorreos, los
fereceos, los jeveos y los jebuseos. 9 El clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí
y he visto cómo los egipcios los oprimen. 10 Ve, pues, yo te envío a Faraón para que
saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.” 11 Moisés dijo a Dios: “¿Quién soy yo
para ir donde Faraón y sacar de Egipto a los israelitas?” 12 Dios respondió: “Yo estoy
contigo, y ésta será para ti la señal de que yo te he enviado 12b Cuando hayas sacado
al pueblo de Egipto, ustedes vendrán a este cerro y me darán culto aquí.”
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LA VOCACIÓN
DIOS Y LA VOCACIÓN
Vocación común vista por parte de Dios.- El primer protagonista de la vocación es Dios, al que la
Biblia indica como «el que llaman (Rom 9,1 1; cf. Gál 5,8: 1 Pe 1,15). La vocación de Dios tiene
estas características fundamentales: Es un acto de elección de la voluntad libre de Dios. Dios, por
propia iniciativa, dirige su amor al hombre escogiéndolo desde antes de nacer (Jr 1,5: Gál 1,15) y
alcanzándolo en su vida cotidiana, sea cual fuere su realidad personal, material, espiritual, y sean
cuales fueren las circunstancias concretas en que el hombre, por su propia responsabilidad, llega
a encontrarse en el camino de su vida (Jr 1 ,6-7. Gál 1 ,1314; Éf 1,3-14).
DEFINICIÓN DE VOCACIÓN
La vocación significa "llamada". Es un diálogo de amor entre dos
personas, Dios quien es el que llama y el hombre quien es el llamado, éstos son
los términos de una vocación personal: El autor de la llamada y el sujeto
llamado. No podría existir ningún llamado de no existir alguien que llama.
LA VOCACIÓN EN LO
RELIGIOSO
VOCACIÓN EN En el terreno religioso, vocación indica la
RELACIÓN A LA llamada por parte de Dios, como iniciativa
LA VOCACIÓN Y LA suya amorosa, y la respuesta de la persona
PROFESIÓN
PERSONA en un diálogo amoroso de participación
El término vocación ha El término vocación, corresponsable. El problema de la vocación
tomado diversos en sentido más se presenta, por tanto, como una realidad
amplio, puede compleja. Para poder ser entendido
significados en la cultura completamente, debe considerarse por tanto
contemporánea, poniendo significar la
inclinación hacia una desde un doble punto de vista: por parte de
siempre en el centro, con Dios y por parte del hombre. Vista desde la
diversas modalidades, a la profesión perspectiva de Dios, la vocación se presenta
persona. Por vocación se determinada, un como la iniciativa de Dios que se da y que al
entiende en primer lugar el conjunto de darse llama. Por parte del hombre, la
«proyecto de vida" que aptitudes o vocación es una invitación, una interpelación
elabora cada uno sobre la cualidades que a la que hay que dar una respuesta. Por
llevan hacia consiguiente, la vocación es un don que se
base de sus múltiples realiza en un diálogo: presupone la iniciativa
experiencias y en la opciones concretas,
o también el papel, de Dios y solicita una respuesta del hombre.
confrontación con un En esta óptica el concepto vocacional se
sistema coherente de la tarea y la misión presenta como: diálogo relacional, en cuanto
valores que dan sentido y que una persona se que se desarrolla en la relación entre Dios y
dirección a la vida del siente llamada a el hombre; - dinámico-evolutivo, vinculado al
individuo. desempeñar en desarrollo de la persona humana, que se ve
beneficio de los comprometida en la vocación; - histórico-
demás. cultural, en cuanto que el hombre, que se ve
comprometido en la vocación, está llamado
a dar su respuesta en el contexto histórico y
cultural concreto en que le ha tocado vivir.
3
NUESTRO NACIMENTO Y LA VOCACIÓN
Cuando nace un hombre entra en el mundo una potencial riqueza. Dios es fiel
y justo. Llama a todos a vivir su especial vocación; a cada uno asigna un
papel en la historia de salvación del mundo y asigna los medios necesarios
para realizarlo. Pero su poder gobierna el mundo según la ley de la variedad.
No se repite jamás. Dios enriquece a cada uno de los llamados con precisa,
exclusiva, absoluta y nueva identidad, trazando en cada caso un camino
único e irrepetible.
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VOCACIÓN Y VOCACIONES
Vocación a la
Desde el punto de vista vida.
teológico, el discurso
sobre la vocación se Vocación a
articula hoy de esta realizar la propia
manera vida en Cristo y
en la Iglesia
Las vocaciones
específicas en la
Iglesia
5
TODOS SOMOS LLAMADOS A LA SANTIDAD LA VOCACIÓN. EL LLAMADO A LA SANTIDAD
La
libertad
CONDICIONES
PARA
RESPONDER La
A LA verdad
“VOCACIÓN La
caridad
6
LAS VOCACIONES EN LA IGLESIA
Vocación Religiosa
Esta vocación es la llamada a "dejarlo todo" para seguir a Cristo "a tiempo completo" en una
comunidad de hermanos que muestre a todos, con el mismo testimonio de vida pobre, obediente y
casta, que Su "Buena Noticia" es verdadera y Su proyecto realizable; que ya en este mundo
podemos comenzar a ser familia de Dios, como Dios es familia, con su mismo amor. Jesús es la
realización plena de la vocación religiosa cuando deja su hogar y su profesión para consagrarse
totalmente a la causa del Reino de Dios; cuando renuncia al matrimonio para vivir en comunidad
con sus discípulos, una vida de total desprendimiento hecha don y servicio hasta el sacrificio
supremo; cuando anuncia así, en pobreza, castidad y obediencia, el Amor infinito del Padre para
destronar los ídolos y restaurar su soberanía en este mundo.
Vocación Sacerdotal
La vocación sacerdotal es una llamada de Dios y no una iniciativa de los
hombres, necesita de la respuesta permanente en un diálogo de
aceptación, en un crecer constantemente, con las crisis y éxitos propios
de todo crecer humano. Jesucristo sigue llamando y enviando a algunos
hombres para seguirle de una manera más radical y hacerles
"pescadores de hombres" (Mt. 4,19). Continúa repitiendo a través de la
Iglesia, "Como el Padre me envió, así los envío yo a vosotros".
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El llamado del señor al servicio de su projimo
Toda persona esta llamado a ser primeramente un ser humano en medio del
mundo. Llamado a la vida principalmente, luego a ser cristiano y por último llamado
a ser parte de una comunidad de fe. El ser humano por naturaleza es un ser social
que existe en relación a los demás. y por ende nuestros candidatos están al
servicio de los demás. es por ello que debemos preguntarnos si ellos han recibido la
vocación de servicio para con su pueblo.
1.
8
El sacerdote es enviado por Jesucristo y no es elegido por el pueblo. Su sacerdocio es una
misión y un servicio que le lleva a realizar la voluntad de quien le envía y no hacer su
propia voluntad; es dar la vida por las ovejas, como el Buen Pastor, completando en su
propio cuerpo lo que falta de los sufrimientos de Cristo por la Iglesia, ofreciéndose
voluntariamente.
Como Cristo deberá decir "He aquí Padre que he venido para hacer tu voluntad" (Heb. 10,7)
9
Podemos cambiar el mundo
Si tengo un granito de fe en la Palabra del Señor y el valor de responderle sea cual fuere su
llamada, puedo cambiar el mundo en que vivo y tener un papel muy importante en la
realización del plan divino.
Mi esfuerzo por pequeño que parezca, puede provocar un cambio de proporciones
incalculables, así como una sola piedra, arrojada a un estanque, pone en movimiento toda
su agua.
1.
- Es un acto de amor creativo, personal y único. Dios llama a una persona por su nombre
(1s 43,1). «Llamar", «dar el nombre a una cosan significa en el lenguaje bíblico hacerla
existir.
Dios, al llamar al hombre, lo crea según el proyecto de vida que ha pensado para él. (Gn 17
5; 1s 45,4; Jn 10,328). Dios establece entonces una relación personal y original con el
hombre de tal categoría que puede decir como Newman: « He sido creado para hacer o
para ser algo para lo que nunca nadie ha sido creado. Poco importa que yo sea rico o
pobre, despreciado o estimado por los hombres. Dios me conoce y me llama por mi
nombre. De alguna manera soy tan necesario en mi puesto como un arcángel en el suyo".
- Es una realidad dinámica. Dios llama al hombre en cada instante de su vida. La vocación
es, por tanto, una realidad vital que se desarrolla progresivamente en un diálogo entre el
Señor que no cesa de llamar y el creyente que no cesa de responder. Este diálogo
comienza en el tiempo y termina en la eternidad (LG 48).
- Es un don para una misión. Dios llama a cada uno para que sea la manifestación de su
amor a la humanidad. Por eso Dios llama para enviar a cada uno al servicio de sus
hermanos, determinado por los dones particulares con que lo ha enriquecido (cf. Éx 3: 4,1-
19; LG 11; AG 2, 5,36).
2.
10
Esta llamada se actúa en la Iglesia, que es el «sacramento" de salvación para todos los
hombres (LG 1).
Todo cristiano ocupa en la Iglesia su propio lugar y realiza su propia misión por medio del
don particular recibido del Espíritu Santo. Este don del Espíritu Santo, llamado carisma, es
lo que especifica, lo que hace personal e irrepetible la vocación idéntica de todos.
De la variedad de carismas nacen las diversas ocasiones específicas: por eso se puede
hablar no sólo de la vocación, sino de «las vocaciones". Todo cristiano, para ser auténtico
protagonista en la Iglesia, tiene que comprometerse a descubrir y a realizar su propia
vocación específica.
Por eso toda vocación específica tiene necesidad de todas las otras vocaciones: las
diversas vocaciones específicas son complementarias, se completan mutuamente. Este
hecho requiere en primer lugar el conocimiento de las diversas vocaciones con las que el
Espíritu Santo enriquece hoy a la Iglesia; en segundo lugar, la comprensión de otras
vocaciones que no son las nuestras, pero que forman parte de la Iglesia; en tercer lugar, el
aprecio de todas las vocaciones. La Iglesia debe preocuparse del desarrollo de todas las
vocaciones que suscita el Espíritu Santo para su bien. Todas las vocaciones están al
servicio del crecimiento; son modalidades diversas que se unifican profundamente en el
"misterio de la comunión» de la Iglesia. De esta manera, el misterio único e idéntico de la
Iglesia revela y revive en la variedad de las vocaciones la riqueza infinita del misterio de
Cristo.
Todo hijo de la Iglesia debe comprender que está llamado a ser santo [1]. El ser siempre y
enteramente santos, como santo es el que os llamó [2] neotestamentario sitúa al cristiano
en el horizonte de una vida conforme al designio divino que pide la perfección en el amor.
Es precisamente el Señor Jesús quien invita a seguir su camino hacia la plenitud,
enseñando: Por lo tanto sean perfectos como es perfecto vuestro Padre que está en los
cielos[3]. La palabra del Señor invita a todos cuantos la oyen a la vida santa. «El divino
Maestro y Modelo de toda perfección, el Señor Jesús, predicó a todos y a cada uno de sus
discípulos, cualquiera que fuese su condición, la santidad de vida, de la que Él es iniciador
y consumador»[4]. El Concilio Vaticano II ha sido muy claro al respecto dedicándole todo
un capítulo de la Constitución Dogmática Lumen gentium [5]. En él leemos un pasaje
fundamental en el que conviene reflexionar: «Es, pues, completamente claro que todos los
11
fieles, de cualquier estado o condición [6]están llamados a la plenitud de la vida cristiana y
a la perfección de la caridad, y esta santidad suscita un nivel de vida más humano incluso
en la sociedad terrena. En el logro de esa perfección empeñan los fieles las fuerzas
recibidas según la medida de la donación de Cristo, a fin de que, siguiendo sus huellas y
hechos conformes a su imagen, obedeciendo en todo a la voluntad del Padre, se entreguen
con toda su alma a la gloria de Dios y al servicio del prójimo»[7].
Si bien la santidad en la Iglesia es la misma para todos, ella no se manifiesta de una única
forma. Por ello la insistencia en que cada uno ha de santificarse en el género de vida al
cual ha sido llamado, siguiendo en él al Señor Jesús, modelo de toda santidad.
Esta vinculación de la misma vida cristiana con la santidad está fundada en el bautismo,
cuyas virtudes cada bautizado debe procurar conservar, manteniéndose en la relación con
Dios que la gracia posibilita y evitando toda ruptura en esa relación fundamental.
Igualmente se trata no sólo de permanecer en el amor y así permanecer con Dios, sino de
poner por obra la gracia amorosa que el Espíritu derrama en los corazones[16]. El cristiano
que realmente aspira a ser coherente ha de vivir según la fe en todos los momentos de su
vida, nutriéndose de la gracia y celebrando la fe de tal modo que toda su vida se desarrolle
en presencia de Dios, en espíritu de oración, aspirando a que los dinamismos de comunión
se alienten en el ejemplo del don eucarístico. No existe eso de cristiano en cómodas cuotas
horarias, diarias ni mucho menos semanales. La vida cristiana debe manifestarse
cotidianamente y en todos los momentos. Así, cada uno irá cooperando desde su libertad
con la gracia recibida, creciendo en amorosa adhesión al Señor Jesús y conformándose
con Él, tendiendo a la perfección del amor de la que nos da paradigmático ejemplo. Así
pues, una vez más con la esperanza de que quede del todo claro: «Todos los cristianos,
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por tanto, están llamados y obligados a tender a la santidad y a la perfección de su propio
estado de vida»[17]. Es decir, todos, en los distintos estados y condiciones de vida, han de
orientar su existencia según el Plan de Dios evitando dar cabida a pensamientos,
sentimientos, deseos o acciones que obstaculizan ese designio divino y llevan a considerar
como permanente este mundo que pasa[18], y buscando seguir cada vez más de cerca el
Plan amoroso de Dios hasta producir los frutos del Espíritu, viviendo y actuando según
Él[19].
que se expresa en su fe, esperanza y amor, y desde esa santidad, ejerciendo tiernamente
la tarea de ser Madre de todos sus «hijos en su Hijo», que le fue explicitada al pie de la
Cruz[24], coopera a la santidad de cada uno ayudando a su nacimiento, guiándolo,
educándolo en la adhesión y comunión con el Señor Jesús
Estarás de acuerdo conmigo que muchas veces perdemos la calma, vivimos nerviosos
y estresados, impacientes y desconfiados, inquietos y temerosos, preocupados y
desorientados, cansados y doloridos. Tantos trabajos, tantas preocupaciones, tantos
problemas, tantas competencias, tantos fracasos, tantos sufrimientos…
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LA BUSQUEDA DE LA TRASCENDENCIA
Todas las religiones son manifestación de un primordial movimiento ascendente
de la humanidad hacia Dios. Desde sus orígenes, los seres humanos sienten la
necesidad de trascendencia en lo más profundo de su ser: buscan, inventan,
sueñan, nunca se sienten totalmente satisfechos con lo que ya conocen o poseen.
En definitiva, ansían a Dios y caminan a su encuentro. Esfuerzo que surge de una
necesidad interior escrita en nuestro corazón por Dios mismo, ya que fuimos
creados para la comunión con Él y nuestro corazón anda inquieto hasta que lo
encuentra, como nos recuerda San Agustín. Pero esfuerzo estéril, al fin y al cabo,
ya que Dios siempre supera lo que podemos pensar o comprender. Todas
nuestras torres de Babel están condenadas al fracaso, porque el cielo desborda
nuestra capacidad, queda siempre más allá de nuestras posibilidades.
2. JESÚS ES LA VERDAD.
Yo soy la Verdad. (Jn 14,6): Ha venido a traer la Verdad de Dios, la Verdad del 16
mundo, la Verdad del hombre, la Verdad de las cosas materiales, la Verdad del
sufrimiento, la Verdad de la muerte, la Verdad del más allá. Quien se aparta de
esta Verdad, caerá en el error, en la mentira, en la incoherencia, en la
"
VERDAD TERCERA
que es la Verdad afirma verdad y no la
que El interpreta auténtica verdad existencial, la
penúltima; reveló lo que verdad en que se
y fielmente el mundo y
es el hombre delante de
también al hombre y a
Dios y lo que es Dios
decide la salvación o
Dios. Quien quiera saber y condenación.
vivir lo que es el hombre y para los hombres; da
Dios, el mundo y la Historia, siempre la medida
debe atender las palabras definitiva, el último
de Cristo. criterio.
Son las verdades de la ciencia, de la filosofía y del arte; sirven a la cultura, al orden
La verdad de Cristo exige entrega y obediencia. Comparado
económico, político y social. Estas verdades pueden parecer las últimas a todos los que
con ella, las verdades que pueden encontrar los hombres son
tienen a este mundo como criterio definitivo. Por muy digno de esfuerzo que sea su
vulgares y de segundo orden; también tienen su importancia y
descubrimiento, no pueden, sin embargo, responder a las últimas cuestiones que mueven
son imprescindibles para la vida de este mundo; sin ellas
al hombre, y aún dentro del ámbito en que son válidas, no ofrecen nunca una seguridad
faltaría a la existencia humana la luz que el hombre necesita
absoluta. Están además sometidas al cambio y a la evolución.
para poder moverse por el mundo, para captar el sentido de la
vida
17
LA VERDAD CONOCER A DIOS
A lo largo de los siglos, los hombres han querido
conocer a Dios y han pensado muchas cosas sobre él,
unas acertadas y otras no. De ahí surgen las religiones,
tan variadas como las ideas de los hombres sobre Dios.
La gran novedad del cristianismo es que Dios mismo nos
ha hablado, su Hijo ha venido a nosotros y nos ha
revelado lo que no podíamos descubrir sólo con
nuestras fuerzas. Cristo es el revelador del Padre. «El
Hijo que es Dios nos lo ha revelado» (Jn 1, 18). El texto
griego dice literalmente «exegheomai», es decir: «nos ha
hecho la exégesis». La exégesis es el estudio de un
escrito antiguo, viendo cómo se usan las palabras, cuál
es su origen y su significado, desentrañando el
contenido del texto. Esto ha hecho Jesús con nosotros:
nos ha explicado con paciencia quién es Dios, cómo
actúa, etc.
JESÚS ES LA VIDA.
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JESÚS ALIMENTO ESPIRITUAL
Yo soy el Pan de la vida. (Jn 6, 35 y 48): ¡Qué atrevimiento! Darse Él como Comida, en
cuerpo y sangre, alma y divinidad. ¡Nadie habló como Él! Pan porque es el elemente
«Un hombre llamado Lázaro había caído
enfermo... Marta dijo a Jesús: "Señor, si
hubieras estado aquí, mi hermano no habría
muerto"... Jesús afirmó: "Yo soy la
resurrección y la vida. El que cree en mí,
aunque haya muerto, vivirá y todo el que vive
y cree en mí no morirá para siempre"
La segunda parte es llamada el «libro de la pasión y la gloria» (Jn 13-21) y recoge los
acontecimientos de la Última cena, la oración sacerdotal de Jesús, su condena, muerte y
resurrección.
El texto que vamos a estudiar es, pues, el nexo de unión entre la primera y la segunda
parte. Es el último de los signos de Jesús, el más poderoso y nos prepara a entrar en el
«libro de la pasión y la gloria» sabiendo que Jesús es más fuerte que la muerte.
Miramos nuestra vida. Nuestra sociedad está empeñada en hacer más feliz la vida de la
gente. En este empeño, va suavizando todo lo que molesta, apartando lo que estorba,
silenciando gritos, acallando preguntas. Parece que hay interés por ocultar el sufrimiento y
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la muerte. Los enfermos son llevados a los hospitales, los ancianos a las residencias
geriátricas y los muertos a los tanatorios.
Sin embargo, antes o después tenemos que vivir acontecimientos que nos presentan la
realidad con toda su crudeza: una enfermedad incurable, un accidente de tráfico, la muerte
de un ser querido. Entonces nuestras seguridades y nuestra propia existencia se
tambalean.
Marta, María y Lázaro son hermanos, amigos de Jesús. El se detenía con sus discípulos en
su casa cuando iba a Jerusalén.
Los judíos, según sus costumbres, acompañan en el luto a los familiares del difunto. A
pesar de lo que van a ver, algunos se resisten a creer en Jesús.
Jesús y sus discípulos han estado caminando varios días, porque Lázaro era su amigo.
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¿Cuál es la pregunta que hace Jesús a Marta?, ¿Cuál su respuesta?
Volvemos sobre nuestra vida. En su diálogo con el Señor, las convicciones de Marta se
tambalean. El cambio de mentalidad que le exige no tuvo que resultarle fácil. Ella esperaba
la resurrección en el día final. Jesús le dice que él mismo es la resurrección, ya presente en
nuestra historia; que la vida eterna ya está presente entre nosotros y que no hay que
esperar a morir para encontrarla (aunque sí que hay que esperar a morir para poseerla en
plenitud, sin las limitaciones de la vida presente)
EL CAMINO
2. Como Pedro proclamaría más tarde, no hay salvación sino por medio de Él – ver
Hech 4:12
-- Esto podría sonar políticamente incorrecto, pero Jesús lo establece a pesar de todo
2. Por el camino abierto para Él, enfatizado en el libro de Hebreos – Heb 10:19-20
3. Por servir como nuestro sumo sacerdote, otro tema en Hebreos – Heb 10:17-18;
4:14-16; 10:21-22
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-- En virtud de Su vida en la tierra, Su muerte en la cruz, y ahora Su servicio en el cielo,
¡Jesús es en verdad el único camino a Dios!
II. LA VERDAD
A. ¿QUÉ ES LA VERDAD?
2. Él declara que la verdad puede determinar que alguien esté libre de la esclavitud del
pecado – Jn 8:32-34
[La libertad de la esclavitud del pecado viene a ser aun más significativa cuando
consideramos como Jesús es...]
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III. LA VIDA
2. Jesús ofrece una paz que el mundo no puede dar – Jn 14:27; 16:33; ver Fil 4:6-7
-- Con tal paz, amor, y gozo, ¡qué vida abundante ofrece Jesús!
-- Jesús provee vida abundante por medio de Su evangelio, por el que somos nacidos
de nuevo a una vida nueva que el Espíritu hace posible – ver 1 Ped 2:22-25
CONCLUSIÓN
1. Jesús: Yo soy. (Jn 8,24; Jn 8,28); 8, 58; Jn 13,19): significa existencia, identidad,
autenticidad, veracidad, unidad, coherencia. Detrás de esa definición se esconde esta gran
verdad: Jesús es la Existencia que da la existencia y consistencia a todo lo demás. Quien
se une a Jesús, quien lo sigue, quien trata de imitarlo será una persona que viva en la
verdad, autenticidad, identidad consigo mismo. Y evitará la duplicidad, la doblez de vida,
las fisuras, los resquebrajamientos, la esquizofrenia.
2..
3.
4..
5. Yo soy la Resurrección. (Jn 11,25): Así como Él resucitó, así también nosotros, si
creemos en Él, si lo seguimos, si lo amamos, resucitaremos. Y resucitaremos con nuestros
mismos cuerpos. Y estos cuerpos se unirán a nuestras almas inmortales, para nunca más
morir. Y unidos cuerpo y alma se formará, una vez más, nuestra persona, ya gloriosa y
transfigurada, cuyo único objetivo será alabar, amar y servir a Dios en esos cielos nuevos.
6. Yo soy la Luz del mundo. (Jn 8,12): Antes de su venida, una espesa oscuridad se cernía
sobre el mundo y Él vino a traer la Luz del cielo, donde todo es transparencia, luminosidad,
claridad. Quien sigue a Jesús no tropezará ni caerá, porque Él ilumina nuestro sendero.
Quien sigue a Jesús no tendrá frío, porque su luz es calor para el alma.
7. Yo soy el Buen Pastor. (Jn 10, 11): Hay tres tipos de pastores: el bueno, el malo y el
mercenario. El pastor mercenario es asalariado, no busca el bien de las ovejas, sino que se
sirve de las ovejas para su propio provecho; no ama a las ovejas, ama el oro que le pagan
por cuidarlas. El pastor malo es el ladrón que salta la valla para robar. Y el Buen Pastor es
el que da la vida por sus ovejas; es Cristo. Y será Buen Pastor quien se configura con el
único Pastor y está dispuesto a dar la vida por las ovejas. ¿Qué hacer ante estos tres tipos
de pastores? Debemos reconocer al Buen Pastor para amarlo, respetarlo, obedecerle; al
mercenario hay que tolerarlo; al ladrón, evitarlo, porque si no lo evitamos, nos roba el alma
8. Yo soy la Puerta de la ovejas. (Jn 10,7 y 9): puerta por la que se entra y se sale y por la
que entran tanto las ovejas como los pastores, aunque no todos los pastores, sino sólo los
verdaderos. Significa que Él es la Puerta de la Vida y el Camino de la Redención. Es el
único mediador entre Dios y los hombres. Es la Puerta para entrar en la Casa del Padre. Es
la Puerta para entrar en el Banquete celestial. Es la Puerta para entrar en la Vida eterna y
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feliz. Otras puertas conducen tal vez al vacío, a la violencia, a la nada, a la muerte. Quien
es pastor lo único que debe hacer es hacer que sus ovejas pasen por esta Puerta que es
Jesús. Quien es oveja lo único que debe hacer es hacer caso al Buen Pastor y a los
pastores que le representan y entrar por esa Puerta, desoyendo la voz de los ladrones que
saltan la tapia, porque quieren matar y robar. Y entrando, tendrán vida y vida en
abundancia.
9.
10. Yo soy la Vid verdadera. (Jn 15, 1): La Vid es la que da savia y alimento y fruto a los
sarmientos. Los sarmientos somos nosotros. Sólo quien está unido a esa Vid tendrá vida y
no se secará. Quien no está unido a esa Vid, se seca, se corta, se arroja fuera y se quema.
¿Para qué sirve, si no? ¿Queremos dar frutos en la vida personal, en la vida familiar, en la
vida social? Unámonos a esta Vid. E injertemos a esta Vid a esos sarmientos que tal vez se
desgajaron o se dejaron desgajar, consciente o inconscientemente.
11. Yo soy Rey. (Jn 18, 37): No un rey temporal, político, social que subyuga, esclaviza a
sus súbditos. Más bien, es un Rey pobre, pobre materialmente, pero rico espiritualmente;
es un Rey entregado a la Causa encomendada por el Padre; es un Rey humilde, pero
consciente de su Realeza. Es un Rey que sirve, sale de palacio para caminar por nuestros
caminos polvorientos y ver las necesidades de cada uno de sus súbditos y así poner
soluciones. Nuestro Rey sufre nuestras miserias y dolores y los comparte. Es un Rey
especial, porque tiene como trono, la cruz; como cetro, la verdad; como ley, el amor y el
perdón; como vestidura, la humildad y la pureza; como corona, una de espinas labrada con
todos los pecados nuestros.
Su Reinado son las naciones, las familias, cada corazón, donde Él quiere reinar, si le
dejamos. No quiere que nadie quede fuera de su Imperio de amor y de paz.
Este Rey pide súbditos fieles y felices de enarbolar su bandera, de servirle, de transmitir su
ley y su mensaje. Estos súbditos fieles no cambian este Rey Jesús ni por el rey de copas,
que sería el rey-placer, ni por el rey de oros, el rey-dinero, ni por el rey de bastos o de
espada, el rey-violencia. Dicen "Viva Cristo Rey" con los labios y con la vida. No quiere ni
súbditos infieles ni cobardes o mediocres, que viven éstos últimos en el ejército de Cristo,
pero no luchan, no trabajan, no se esfuerzan, por seguir la ley del mínimo esfuerzo, de la
queja continua, del sabotaje y de la mentira.
MAYTE
Primero 69 cuarto59 quinto 68
25
DEFINICIÓN
Orar es hablar con Dios, de tú a tú, como le habla un hijo a un padre. Y a Dios
podemos decirle cualquier cosa: lo que vivimos, nuestras preocupaciones, lo que
hemos logrado, en lo que necesitamos su ayuda, incluso platicarle nuestro día tal y
como lo haríamos con la gente a la que le tenemos confianza y le queremos. La
oración es un dirigirse a Dios para alabarlo, agradecerle, reconocerlo y pedirle cosas
que sean para nuestro bien.
LA ORACIÓN
LA ORACIÓN
La oración es la elevación de nuestro
corazón a Dios, una dulce conversación No es otra cosa oración mental, a
entre la criatura y su Criador.(SANTO mi parecer, sino tratar de amistad,
. CURA DE ARS, Sermón sobre la oración estando muchas veces tratando a
solas con quien sabemos nos ama
(SANTA TERESA, Vida, 8, 2
LA ORACIÓN
La oración es la elevación del alma
hacia Dios y la petición de lo que se
necesita de Dios. (SAN PEDRO
DAMIAN, en Catena Aurea, vol. III, p.
304)
LA ORACIÓN LA ORACIÓN
La oración es la elevación del alma hacia La oración es el acto propio de la
Dios y la petición de lo que se necesita criatura racional. (SANTO
de Dios. (SAN PEDRO DAMIAN, en TOMÁS, Suma Teológica, 2-2, q.
Catena Aurea, vol. III, p. 304)
83, a. 10
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La oración es el La oración es, ante todo, un
JUAN PABLO II
reconocimiento de nuestros acto de inteligencia, un
límites y de nuestra sentimiento de humildad y
dependencia: venimos de reconocimiento, una actitud
Dios, somos de Dios y de confianza y de abandono
retornamos a Dios. Por en Aquel que nos ha dado la
tanto, no podemos menos vida por amor. La oración es
de abandonarnos a El, un diálogo misterioso, pero
real, con Dios, un diálogo de
nuestro Creador y Señor,
confianza y amor.
con plena y total confianza
Padre nuestro, que estás en el cielo, Dios te salve María llena eres de gracia el
santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Señor es contigo bendita eres entre todas
reino; hágase tu voluntad en la tierra como en la mujeres y bendito el fruto de tu vientre
el cielo. Jesús
Danos hoy nuestro pan de cada día; y perdona Santa María, madre de Dios ruega por
nuestras ofensas, como también nosotros nosotros los pecadores ahora y en la hora
perdonamos a los que nos ofenden. No nos de nuestra muerte
dejes caer en la tentación; mas líbranos del Amén.
mal.
Amen.
27
! Gloria al Padre,
y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos.
Amén
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EL SANTO
ROSARIO
La palabra "Biblia" viene del griego y significa "libros". Es el conjunto de Libros
Sagrados llamados también "Sagradas Escrituras" (Mateo 21:42; Hechos 8:32) que
contienen la Palabra Viva de Dios y narran la "Historia de Salvación" (como Dios nos
salva). Nos revela las verdades necesarias para conocerle, amarle y servirle
La Palabra de Dios es luz en el camino. Es viva y eficaz y más tajante que espada
de doble filo. Penetra hasta la raíz del alma y del espíritu. Y permanece para
siempre. Ella es alimento del alma y alegría del espíritu. La Palabra de Dios es una
guía, pero también un alimento espiritual. Confía en Jesús y confía en las
promesas que Dios te hace en su Palabra. La Palabra de Dios nos guia por el
camino de la vida en medio de tantas tentaciones y dificultades. La Palabra de Dios
ilumina para confiar, para alabar, para luchar o para superar las tentaciones y
seguir el camino del bien
.. La Biblia es un libro abierto para todos. Es un libro donde se narra una historia de amor
. entre Dios y el hombre
Dios es amor y no puede dejar de amar. Ama a todos sin excepción, al justo como al
pecador. Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo unigénito
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Es realmente hermoso saber que tenemos un Papá que nos cuida con ternura. Así
quiere que lo llamemos, así nos lo enseñó Jesús
Nuestra vida sólo tiene sentido en el amor a Dios y al prójimo. De estos dos
mandamientos pende toda la Ley y los profetas. Es decir, toda la Biblia está resumida
en el gran mandamiento del amor a Dios y a los demás. Por eso, insiste tanto Jesús:
"Os doy un mandamiento nuevo, que os améis los unos a los otros" (Jn 15:12-17). "El
amor es la plenitud de la ley" (Rom 13:10).
. Hay que amar a todos, hacer siempre el bien, bendecir, ayudar, servir. Nunca hacer
daño a nadie. Incluso, dice Jesús: "Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que
os aborrecen, bendecid a los que os maldicen y orad por los que os calumnian" (Lc
6:27-28).