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Entre los años 1300 y 1700, se estima que en Europa había muerto casi el 50% de la población por agentes
virales de sarampión, fiebre amarilla y viruela. Hacia el siglo XVIII, Edward Jenner, médico y científico
británico, introdujo el concepto de vacunación.
Uno de los avances de mayor impacto en el siglo veinte, en el área inmunológica, tuvo que ver con la
implementación de vacunas usando cultivos celulares, como por ejemplo en huevos embrionarios de pollo. Así
se desarrolló una vacuna contra el virus de la influenza.
El reto aún sigue para el desarrollo de estrategias que nos permitan erradicar problemas actuales causados por
algunos virus y bacterias como son: la Inmunodeficiencia adquirida (VIH), la tuberculosis, la influenza y, más
recientemente, el virus del Ébola.
Paciente
Paciente en medicina y en las ciencias de la salud[editar]
En la medicina y en general en las ciencias de la salud, el paciente es alguien que sufre dolor o
malestar (muchas enfermedades causan molestias diversas, y un gran número de pacientes también
sufren dolor). En términos sociológicos y administrativos, paciente es el sujeto que recibe los
servicios de un médico u otro profesional de la salud y se somete a un examen, a un tratamiento o a
una intervención.
En la tabla 2 se muestran algunos de los avances que ha tenido el desarrollo de las vacunas (Acheson
N, 2009).
Bibliografía
Pacientes y usuarios[editar]
Recientemente, la palabra paciente está comenzando a sustituirse por la palabra usuario,
precisamente por la relación que tiene con la palabra paciencia [cita requerida] y, erróneamente por
supuesto, también con la palabra pasividad que, aunque de distinto origen etimológico,
transmite la sensación de que el paciente tiene que comportarse, necesariamente, como un
ente pasivo, inactivo, sin mostrar interés alguno por plantear preguntas y cuestionar lo que no
le resulta familiar, lo que no entiende en la consulta con el profesional de la salud. Por supuesto,
llámese paciente o usuario, es indispensable que la persona que asiste a consulta con
un profesional de la saludmuestre interés tanto por su cuerpo como por sus sensaciones, sus
síntomas; que esté pendiente, de preferencia con anticipación a la aparición de los síntomas,
de toda sensación (tanto las habituales como las esporádicas), de todo dolor, de todo cambio,
pues es ése, el reconocimiento, el primer paso para encontrar el camino hacia un buen estado
de salud tanto física como mental.
Pacientes valientes
Los pacientes valientes tienen la fuerza emocional suficiente para afrontar con entereza
cualquier diagnostico por duro que resulte.
Pacientes enfadados
No todos los pacientes reaccionan bien ante un mal diagnóstico, algunos lo hacen con enfado,
rabia e incluso ira. Recuerda que la ira puede ser el mecanismo de defensa del paciente ante
alguna otra emoción subyacente, como el miedo, la ansiedad o la depresión.
Pacientes manipuladores
Estos pacientes han aprendido cómo conseguir lo que quieren si es bueno para ellos o no.
Tenemos que ser capaces de reconocer cuándo estamos siendo manipulados y tener cuidado
para evitar “ceder” cuando sabemos que no es en el mejor interés del paciente.
Pacientes exigentes
Este tipo de pacientes requieren mucha atención. Pueden resultar agobiantes en ciertas
ocasiones, por lo que a veces tienes que fijar con suavidad límites a lo que puede y no puede
hacer por ellos.
Pacientes directos
Son los pacientes a los que gusta estar al mando, controlándolo todo. Te dicen lo que quieren
y no dudan en mostrarse en desacuerdo con el médico si no les gusta lo que está diciendo o
haciendo (o no haciendo).
Pacientes ansiosos
Este tipo de pacientes pueden llevar mucho tiempo y a menudo requieren mucha tranquilidad.
El caso más extremo es el paciente hipocondríaco que llama a urgencias ante el más mínimo
dolor.