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Historia de España - Práctico Nº2

LA TRANSFORMACIÓN ROMANA – VICENS VIVES

LA CIUDAD:
Roma organizó los territorios que iba conquistando en un sistema de federación de ciudades, de
pequeñas romas, cada una de las cuales tenía una organización interna calcada a la de la ciudad madre. Por lo
tanto, la romanización de los territorios bárbaros de Occidente comportó el paso a la sociedad urbana.
En España, las únicas poblaciones que podrían considerarse ciudades antes de la ocupación romana
eran las fundaciones coloniales griegas y fenicio-púnicas
Con Julio César comienza el establecimiento sistemático de colonias (es decir de nuevas ciudades)
destinadas a albergar a soldados licenciados e inmigrantes itálicos. Se fundan Ilici (Elche), Barcino
(Barcelona), Astigi (Ecija), Emerita (Mérida), Cesaraugusta (Zaragoza), Lucus Augusti (Lugo), Bracara
Augusta (Braga), etc. La ciudad hispánica más grande parece que fue Mérida, luego Córdoba, Cartago Nova
(Cartagena) y Tarraco (Tarragona).
Los viejos establecimientos indígenas, edificados en lugares altos por la necesidad de defensa, tienden
a desplazarse al llano inmediato, al pie de la colina, mientras que el antiguo sitio queda reducido a una
función de acrópolis (centro religioso) y de refugio en caso de peligro. La paz romana no justificaba un
emplazamiento y se sigue así una ley histórica (la paz favorece el poblamiento de la llanura).

Jerarquización de las ciudades:


1) Las colonias: eran núcleos originariamente formados por ciudadanos romanos o latinos. Eran una
prolongación de la metrópoli.
2) Los municipia:
- de derecho romano: tenían los mismos derechos que los ciudadanos romanos, aunque no estuviera
habitada por romanos: Ampurias, Sagunto, Gades, Olisipo (Lisboa).
- de derecho latino: gozaban del derecho latino. Con Vespasiano este derecho se otorgó a muchas
ciudades hispanas.
3) Los núcleos indígenas, que tenían escaso número de habitantes.
- Inmunes: tenían derecho propio y estaban exentas de impuestos. Eran muy escasas.
- Federadas: eran las ciudades que en el momento de la ocupación romana, habían establecido pactos
con los conquistadores, por lo que conservaban su autonomía: Málaga, Ibiza.
- Estipendarias: eran las ciudades vencidas, que se resistieron a la conquista. Debían pagar el
estipendium (impuestos) y no tenían autonomía municipal sino que dependían de los gobernadores de las
provincias. Al principio la mayoría de las ciudades estuvieron en estas condiciones hasta que Vespasiano
extendió el derecho latino a las ciudades hispánicas.
Estas clasificaciones sólo desaparecieron cuando el emperador Caracalla concedió la ciudadanía
romana a todos los habitantes libres del imperio.

Organización de las ciudades:


Las colonias y municipios se organizan igual que Roma. La base del gobierno de la ciudad es una
asamblea de un centenar de personas: los decuriones (el equivalente al Senado romano). Sus miembros son
elegidos por sus conciudadanos y el cargo es vitalicio. Para poder presentarse a la elección, es preciso contar
con una fortuna personal, cuya cuantía es variable según las ciudades.
Este senado nombraba de entre sus miembros a dos de ellos: los duunviri (en el caso de las colonias) y
a cuatro: los cuadrunviri (en los municipios) para ejercer la jefatura de la ciudad por un año. Generalmente,
para llegar a este cargo se debía ser previamente edil (cuya función era cuidar de las obras públicas, del
abastecimiento y de los mercados) y cuestor (encargados de las finanzas municipales). Cada cinco años el
duumviro debía confeccionar el censo de la ciudad, que era la base para la fijación de los impuestos.
Como los cargos eran electivos, era necesaria la realización de propaganda. Los votos de los
ciudadanos se captaban con donativos a la ciudad para obras de embellecimiento, mejoras, fiestas o
espectáculos. De esta manera se conseguía descargar el erario municipal, creándose la posibilidad de que la
ciudad tuviera además grandes obras públicas.
Como la organización pública de la ciudad estaba basada en la riqueza y no en la discriminación racial,
esto permitió que a la larga pudieran fusionarse colonizadores y dominados.

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EL MUNDO RURAL:
El hundimiento de la burguesía urbana después de la crisis del siglo III es una de las causas del
hundimiento del mundo romano. Su fuente principal de riquezas era la agricultura. Gran parte de los
propietarios rurales vivían en las ciudades, aunque también temporalmente en sus posesiones rurales.
La división entre ciudad y campo era radical. La unidad básica del mundo rural era la villa (la casa de
campo que presidía una finca)
El ideal romano consistía en ser ciudadano (o sea, vivir en una ciudad). Tener una villa era un buen
complemento, pero siempre como forma secundaria. Esto cambia sólo a partir de las crisis del siglo III.
El campo ya no estaba aislado ya que una red de carreteras ayudó a que la circulación adquiriera un
ritmo desconocido hasta entonces.
Otro fenómeno deriva de la paz fue la proliferación de la casa aislada. La vivienda típica fue la villa.
Luego de la conquista, muchos poblados indígenas se dispersaron en los llanos adyacentes, formando una
constelación de villae.
Al principio había un claro predominio de la pequeña y mediana propiedad. No se observan grandes
mansiones rurales.

Los cultivos:
La transformación agrícola fue importante. La base es la producción de cereales, vid y olivo. El más
importante, como fuente de exportación fue el aceite, que era considerado de gran calidad.
Los grandes centros de producción del olivo fueron la Bética y el valle del Ebro. El vino español tenía
gran reputación y la Betica era una de las provincias abastecedoras de Roma (de acuerdo a los restos de
ánforas encontradas). Sin embargo, la política oficial romana intentó proteger las vides itálicas. Domiciano
aplicó medidas restrictivas a las provincias hispánicas (prohibiendo nuevas plantaciones), que fueron anuladas
por Probo (a mediados del siglo III). Durante casi dos siglos la vid hispánica estuvo sujeta a estas medidas,
aunque es de suponer que nunca se cumplieron.
Los cereales fueron el principal cultivo en relación con su extensión, y constituía el alimento básico.
Los principales eran el trigo y la cebada. La mayor parte del trigo y la cebada peninsular se destinaba al
consumo local.
Posiblemente donde se produjo una mayor transformación fuera en las tierras de la Meseta, que
anteriormente poseían una economía fundamentalmente ganadera y en la época romana se intensificó
notablemente la agricultura.

LA SOCIEDAD:
Debía existir un gran número de esclavos, debido a la gran cantidad de libertos evidenciada en esta
época.

Las Comunicaciones:
La mayor parte de los movimientos durante la época medieval y moderna se desarrollaron marchando
sobre las vías construidas en tiempo romano. Hasta el siglo XVIII no hubo un nuevo sistema de carreteras que
viniera a renovar el que establecieron los romanos.
El sistema comenzó con fines militares. Se trataba de asegurar el rápido y eficaz desplazamiento de las
legiones. Luego comenzaron a utilizarse con fines económicos. Un sistema de albergues aseguraba el
alojamiento durante las etapas de la marcha.

La Minería:
Entre los productos naturales explotados, los más importantes eran los metales. Se explotaba la plata,
en la región de Cartagena, el cobre de Huelva, el oro del Noroeste. Muchos sostienen que la presencia de la
única legión romana permanente en Hispana, estacionada en Legio (León) se encontraba allí porque el Estado
quería asegurar la zona del oro contra cualquier posible contingencia
Las minas en explotación durante la conquista pasaron a ser propiedad del Estado. Las restasntes eran
privadas porque el Derecho romano establecía que las minas eran del propietario del terreno en que se
encontraban. A fines del siglo II A.C. las minas del estado comenzaron a ser explotadas a través de
arrendamientos particulares.
La dureza del trabajo en las minas explica que la mayoría de los obreros eran condenados o esclavos.
Sin embargo, cualquier colono podía explotar un pozo minero desocupado o explotar un nuevo filón,
debiendo entregar al estado la mitad del mineral obtenido.

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Las salazones:
Parece que era una industria de origen fenicio, aunque su época de mayor expansión fue durante la
ocupación romana. Su núcleo central fue la zona del estrecho de Gibraltar (en Gadez y Cartago Nova).
Las salazones de pescado se consumían a gran escala ya que se podían conservar y exportar a grandes
distancias, y era barato

LA IGLESIA EN LA ESPAÑA ROMANA – MENÉNDEZ PIDAL

La predicación de Santiago el Mayor: El primer problema que plantea el estudio de los orígenes del
cristianismo en España es la venida de Santiago el Mayor. El primer documento que consigna la predicación
de Santiago en España es una información al respecto corresponde a mediados del siglo VII y San Julián de
Toledo, que conocía esta obra, rechaza el testimonio de la predicación
Recién a fines del siglo VIII comienza a difundirse y cobrar importancia la creencia de que los restos
del apóstol se encontraban en Compostela. Una tradición del siglo IX afirma que al obispo Teodomiro de Iria
se le reveló de forma milagrosa la existencia del sepulcro.
Por todo esto, la predicación de Santiago y la presencia de su cuerpo en Compostela no parece
históricamente probable.

SAN PABLO EN ESPAÑA: La predicación de San Pablo, a diferencia de la de Santiago, tiene su apoyo
en una serie de testimonios que se remontan al siglo I. Las fuentes canónicas nos muestran con certeza que
San Pablo tuvo el propósito de evangelizar España y que estuvo dos veces prisionero en Roma (61-63 y otra
en el 67, al final de su vida) Fuentes provenientes de iglesias de muy distintas partes del mundo, coinciden
unánimemente en que en el intervalo de las dos prisiones en Roma, el apóstol realizó el proyectado viaje a
España. Por esto, Menéndez Pidal sostiene que el viaje de San Pablo a España hay que aceptarlo como un
hecho históricamente cierto.

LOS SIETE VARONES APOSTÓLICOS: Menéndez Pidal sostiene que la tradición sobre la predicación de
siete varones apostólicos se apoya en bases lo suficientemente sólidas para que deba aceptarse como cierta en
su esencia.

LAS DIFICULTADES, PERSECUCIONES Y HEREJÍAS: La mayor dificultad que se opuso al cristianismo


fueron las supersticiones y el culto al emperador, fuertemente arraigado. Aunque en el siglo II cl cristianismo
se hallaba extensa y fuertemente extendido en toda la Península.
Existen noticias de las persecuciones de Decio, Valeriano y Diocleciano y de numerosos martirios. En
la de Decio, se obligó a dos obispos a aceptar la imposición de las autoridades, haciendo constar en su
corresponediente libelo que habían adorado a los dioses. A esto se denomina herejía libelática.
Para mediados del siglo IV los documentos eclesiásticos ya no hablan del problema de la idolatría sino
de la herejía priscilianista y sobre la relajación de las costumbres que iban cundiendo entre el pueblo y el
clero. El Priscilianismo, surgido en España, fue condenado en los Concilios de Zaragoza y Toledo. Reducido a
la región de Galicia, perduró hasta el concilio de Braga (567). Como reacción, trajo otra herejía, la Itaciana.

LAS DIÓCESIS Y EL CLERO: Menéndez Pidal sostiene la existencia de una disciplina sobre la
organización de las comunidades cristianas y la elección de los obispos, así como de las condiciones exigidas
a éstos y del reconocimiento de Roma como sede suprema. Al obispo de Roma acudieron constantemente
(aún en los primeros siglos) otros obispos para consultar cuestiones que afectaban a sus comunidades y recibir
normas para su solución. El primado de Roma no fue fruto de la historia, aunque las normas de su ejercicio se
fijasen andando el tiempo. La institución y las normas esenciales de su ejercicio eran divinas y apostólicas.
Desde los primeros momentos de la propagación del cristianismo, las comunidades cristianas están
integradas por el clero y los fieles. Más tarde surgen los monjes.
El clero es y fue siempre el elemento directo de la comunidad cristiana. Su origen es apostólico y
también es apostólica la organización jerárquica dentro del mismo, aunque algunos no son de institución
divina y se fijaron respondiendo a necesidades históricas. El orden sería el siguiente.
- Obispos: gobernaba la comunidad cristiana y la diócesis, siendo su única cabeza. Ordenaba a los
clérigos y celebraba la misa.
- Presbíteros: celebra la misa junto al obispo. Al frente de comunidades pequeñas
- Diáconos: suministra el bautismo y la comunión.
- Subdiáconos: ayuda en la misa, recibiendo determinados símbolos.
- Lectores: tiene a su cargo los libros sagrados y su lectura en la misa.
- Ostiarios: tiene a su cargo las puertas del templo.
- Acólitos: tiene a su cargo el cuidado de los vasos sagrados.
- Exorcistas: realiza exorcismos.

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Sin dejar de ser laicos, los monjes, las vírgenes y viudas consagradas especialmente a Dios y veladas,
formaban un grupo especial. Su carácter laico hacía que no tuvieran relación alguna con la jerarquía
eclesiástica, por lo que no dependían del obispo. En el régimen monacal encontramos el germen de la
desmembración de la diócesis desde el punto de vista económico y jurisdiccional.
El concilio de Iliberis estableció como necesaria la abstención del uso del matrimonio para los
clérigos. Sin embargo, más que el celibato establece la continencia, pudiendo perfectamente un sacerdote
vivir con su esposa.

EL DERECHO CANÓNICO: la Iglesia comienza a poseer una organización de naturaleza jurídica y un


Derecho desde los momentos mismos de su fundación. En los Evangelios se encuentran principios de tipo
jurídico y el Derecho canónico encuentra sus raíces en el Antiguo Testamento, en la Sinagoga y en el Nuevo
Testamento, así como en instituciones del Derecho romano. Durante los primeros cuatro siglos se van fijando
más y más el Derecho canónico y las normas de organización eclesiásticas. En oriente surgen colecciones
canónicas. En occidente, el derecho va plasmándose a través de epístolas pontificias.
Las comunidades cristianas anteriores a Constantino, al no tener existencia lícita es evidente que no
podían tener personalidad legal ni poseer patrimonio alguno. Sin embargo, poseían pertenencias y bienes.

LOS SACRAMENTOS: se instituyó el bautismo y se fijaron los ritos litúrgicos que había de seguirse en
la administración de este sacramento, que estaba encomendado al obispo.
La confirmación seguía al bautismo, que podía ser dada por el obispo o, en caso de ausencia, el
presbítero.
La eucaristía fue unida primitivamente a las comidas que celebraban los cristianos. Pero pronto se
separó y vino a distribuirse durante la misa.
Punto fundamental del culto cristiano fue el Sacrificio, que desde mediados del siglo IV se llamó
missa. En el siglo IV surgen variedades litúrgicas cada vez más diferenciadas: la romana, la galicana, la
alejandrina y la siríaca. Posteriormente se formará la liturgia mozárabe.
Las prácticas del culto se realizaban primitivamente en casa de algún miembro de la comunidad, pero
pronto se levanta edificios peculiares para el culto, especialmente después del reinado de Constantino.

LAS GRANDES FIGURAS DE LA IGLESIA HISPÁNICA: la primer figura que alcanza categoría universal
fue la de Osio, obispo de Córdoba que fue consejero de Constantino, influyó en la solución del cisma
donatista y participó en los concilios de Alejandría, Nicea y Sárdica. Otras son Gregorio de Iliberis; Paciano,
obispo de Barcelona famoso por su doctrina sobre la penitencia; Prisciliano, iniciador de una herejía; el
Emperador Teodosio y el Papa San Dámaso. .

FUENTES DE INFORMACIÓN: fuentes fundamentales para conocer la difusión lograda por el


Cristianismo en España son los concilios de Iliberis (principios del siglo IV), Zaragoza (380) y I de Toledo
(400). Las constituciones imperiales posteriores a Constantino (contenidas en el Código Teodosiano),
proporcionan datos de gran interés sobre la organización eclesiástica, privilegios de los clérigos, etc.

ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA DESPUÉS DE CONSTANTINO : los clérigos a cargo de las diversas


iglesias urbanas y rurales dependían del obispo espiritual, jurisdiccional y económicamente, ya que
cada iglesia rural o urbana no tenían un patrimonio, sino que éste era único en toda la diócesis.
En el siglo IV comienza a formarse en gran escala el patrimonio eclesiástico.
Sin embargo, Menéndez Pidal cree que en el mismo siglo IV también debe colocarse los comienzos de
la desmembración de la diócesis producida por:
- El régimen monacal
- La fundación de Iglesias rurales
- La fundación de Iglesias en propiedades privadas, a costa de los particulares. Sin embargo, estos
particulares tratan de conservar las Iglesias dentro de su patrimonio. El obispo seguía ordenando al clérigo y
lo ponía al frente de una Iglesia. Pero una vez ordenado, era el propietario quien le daba la Iglesia para su
administración

LOS CONCILIOS: ya en el siglo II comienzan a congregarse frecuentemente en Oriente, aunque sin


regularidad periódica. En España, durante este período comienzan a organizarse los concilios como reuniones
periódicas. El concilio de Nicea dispuso que se realizaran concilios provinciales dos veces al año.
Existen concilios de tres tipos:
- Ecuménicos: donde participan obispos de toda la cristiandad.
- Regionales: participan los obispos de una región, que luego podrían considerarse nacionales.
- Provinciales: participan los obispos que integran una provincia eclesiástica. El obispo de la capital de
la provincia es considerado como metropolitano. Es quien convoca y preside los concilios, así como también
nombra a los obispos de su provincia.

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