Sunteți pe pagina 1din 8

10 tips para trabajar con un niño que tiene

mutismo selectivo
El mutismo selectivo es un trastorno poco común (tiene una incidencia de 18 cada 10.000
personas). Los niños con mutismo selectivo pueden parecer tercos, incontrolables o
irrespetuosos por el hecho de no poder hablar en situaciones estresantes para él. Un niño con
mutismo selectivo puede llegar a ser tan ansioso en una determinada situación que puede
mostrar las siguientes características: “congelarse” en su lugar, no ser capaz de hablar, no
establece contacto visual o se sentirá agitado.
Hemos encontrado un interesante artículo redactado por la fonoaudióloga
estadounidense Jessica Chase, que después de 1 año de experiencia y meses de investigación,
expone 10 consejos para trabajar con un niño que presente mutismo selectivo:
Adquirir una buena relación con el niño: “Invertir” tiempo para conocer al niño que
tiene mutismo selectivo, sus gustos y sus aversiones, y participar con él en actividades
divertidas y relajadas.
No obligar al niño a hablar: No engañar o sobornar al niño, no usar frases exigentes,
tampoco es útil usar recompensas, amenazas o castigar al niño por no hablar.
Hacerle saber al niño que será capaz de hablar cuando esté listo: A pesar de que no
estés esperando que verbalice al inicio de la terapia, sí es el objetivo final. Asegúrate de que el
niño sabe que la meta es que él sea capaz de hablar sin ansiedad, pero no lo fuerces. Hay
diferentes etapas de la comunicación que permite el progreso hacia la vocalización:
 Etapa 0: No responde / no inicia / “congelado”.
 Etapa 1: Comunicación no verbal a través de “pointing” / asiente / escribe / levanta la
mano.
 Etapa 2: Comunicación verbal a través de sonidos roncos / susurra / llama la atención
de alguien.
Educar al personal sobre el mutismo selectivo: Es conveniente informar a quienes
trabajan en el lugar de estudios del niño lo que es el mutismo selectivo, cómo comunicarse con
el niño y cómo ayudarlo a obtener ganancias en un ambiente educativo sin la presión de hablar.
Conocer las situaciones en las que el niño se siente cómodo y en las que se siente
incómodo hablando: Una vez que determine las situaciones en las que el niño se sienta
cómodo/incómodo hablando, tendrás un punto de partida para la terapia. Podrás simular las
situaciones en las que el estudiante si sienta cómodo hablando, y poco a poco añadir elementos
o compañeros en un ambiente seguro para fomentar su comunicación verbal.
Tener una rutina estructurada: Las situaciones no estructuradas pueden hacer que un
niño con mutismo selectivo sienta ansiedad. Deja que el niño sepa de antemano cualquier
cambio que habrá en la rutina (ya sea visitas de otras personas o cambio de actividades).
Designar un lugar seguro: Ten un lugar seguro en la sala o en el hogar, a modo de “esfera”,
donde el estudiante puede ir a tomar un descanso entre las rutinas diarias.
Enseñar estrategias al niño: Como el uso de tarjetas comunicativas, ayudas visuales, que
piense con anticipación sus respuestas antes de contestar o decirle al niño con anticipación si
puedes hacerle alguna pregunta, para que tenga tiempo para pensar en ello.
No obligar al niño a hablar como parte de una tarea: Más bien bien, darle crédito por
algún trabajo escrito, dejar que haga una presentación de Power Point, grabarlo con una
cámara en un ambiente tranquilo para que él o ella no tenga que presentarse delante de todos
sus compañeros de clase y dejar que utilice gestos infantiles o la comunicación no verbal para
contestar preguntas.
No permitir que otros hablen por el niño: A veces está bien dejar que un amigo hable por
el niño con mutismo selectivo, si el niño lo permite o le susurra al otro niño lo que quiera
decir. Es mejor que el niño con mutismo selectivo hable a través de otro a que no hable en
absoluto. Sin embargo, si los demás responden por él todo el tiempo sin esperar alguna
indicación del niño, es mejor enseñarles que el niño con mutismo selectivo tiene que aprender
a usar su propia voz con más frecuencia y que esperen que él mismo les diga lo que necesite.
TRASTORNO REACTIVO DE LA VINCULACIÓN DE LA INFANCIA O LA NIÑEZ
La sintomatologia esencial de este trastorno aparece en forma de signos de pobreza en el
desarrollo emocional (déficit de respuestas sociales apropiadas a la edad, apatía) y en el
desarrollo somático (déficit de desarrollo).
La característica esencial del trastorno reactivo de la vinculación es una relación social
que, en la mayor parte de los contextos, se manifiesta marcadamente alterada e
inapropiada para el nivel de desarrollo del sujeto, se inicia antes de los 5 años de edad y
se asocia a una crianza sumamente patológica con falta de cuidados apropiados.
Hay dos tipos de presentaciones: En el tipo inhibido el niño está persistentemente
incapacitado para iniciar la mayor parte de las interacciones sociales y responder a ellas
de un modo adecuado a su nivel de desarrollo. El niño responde socialmente de modo
demasiado inhibido, hipervigilante o ampliamente ambivalente y contradictorias (p. ej.
vigilancia fría, resistencia a satisfacciones o comodidades, o una mezcla de acercamiento
y evitación) En el tipo desinhibido se observa un patrón de vinculaciones difusas. El niño
exhibe una sociabilidad indiscriminada con acusada incapacidad para manifestar vínculos
selectivos apropiados (p. ej.excesiva familiaridad con extraños o falta de selectividad en la
elección de las figuras de vinculación).
Los niños con este trastorno presentan una respuesta o un contacto social pobremente
desarrollado. A los dos meses de edad, todavía no siguen con la mirada los movimientos
de la cara y de los ojos de las personas que están a su alrededor; puede faltar la
respuesta de sonreir y la de la mirada recíproca. A los cuatro o cinco meses, el niño puede
tener dificultades e incluso fracasar en su participación en juegos sencillos con el cuidador
o el observador, no intenta la reciprocidad verbal, ni tiende las manos cuando es recogido,
no va hacia la madre espontáneamente y no vuelve la cabeza hacia el lado de donde
proviene la voz del cuidador u observador. A los siete u ocho meses, el niño no puede
arrastrarse todavía, no establece comunicación visual o verbal con el cuidador, no
empieza a imitar al cuidador, ni muestra algunas de las expresiones faciales más sutiles
(timidez, atención,...)
Son frecuentemente observadas en el niño las conductas de apatía, mirada fija, llanto
débil, tono muscular pobre, prensión débil cuando intenta comer y escasa motilidad
espontánea. Un sueño excesivo y una generalizada falta de interés por el entorno son
manifestaciones frecuentes en este trastorno. A menudo, estos niños llaman la atención
del pediatra por su dificultad en desarrollarse.
Con frecuencia, son niños que no reciben un cuidado adecuado para su edad, y la razón
de la visita al pediatra puede ser por una enfermedad somática grave, noralmente
infecciosa, o un problema asociado en relación a la alimentación (p. ej. rumiación). El
perímetro cefálico es normal y la dificultad para ganar peso es desproporcionadamente
mayor que la dificultad en ganar altura (si es que esta última existe).
El diagnóstico de reacción infantil por trastorno de la vinculación en la infancia, puede
hacerse solamenteen presencia de una evidencia clara de falta de cuidados adecuados.
Para ello puede requerirse una visita domiciliaria y una observación de la interacción entre
el niño y la madre o figura que la sustituya, tanto durante las horas de comida como fuera
de ellas, o bien informes de otros observadores puesto que los informes de la madre
pueden no ser fiables.
Subtipos de trastorno reactivo de la vinculación: a) Tipo inhibido: la alteración dominante
de la relación social reside en la incapacidad persistente para iniciar la mayor parte de las
relaciones sociales y responder a ellas de modo adecuado al nivel de desarrollo del
sujeto. b) Tipo desinhibido: se utiliza este subtipo si la alteración predominante de la
relación social consiste en una sociabilidad indiscriinada o una ausencia de selectividad
en la elección de figuras de vinculación.
El trastorno no se explica exclusivamente por la presencia de un retraso del desarrollo
(p.ej. retraso mental) y no cumple criterios de trastorno generalizado del desarrollo. Por
definición, el trastorno se asocia a una crianza claramente patológica que puede adoptar
la forma de desatención persistente de las necesidades emocionales básicas del niño, o
cambios repetidos del cuidador primario, lo que evita la formación de vínculos estables
(p.ej. cambios frecuentes de hogar adoptivo).
Se presume que la crianza patológica es responsable de la relación social alterada. La
crianza patogénica se manifiesta al menos por una de las siguientes características : 1-
desestimación permanente de las necesidades emocionales básicas del niño relacionadas
con el bienestar, la estimulación y el afecto. 2- desatención persistente de las necesidades
físicas básicas del niño. 3- cambios repetidos de cuidadores primarios, lo que impide la
formación de vínculos estables (p. ej.cambios frecuentes en los responsables de la
crianza).
Algunas situaciones (p.ej. hospitalización prolongada del niño, pobreza extrema o
inexperiencia de los padres) predisponen a la práctica de una crianza patológica. Sin
embargo, una crianza claramente patológica no siempre determina el desarrollo de un
trastorno reactivo de la vinculación: algunos niños establecen relaciones sociales y
vínculos estables incluso en situaciones de abandono o maltrato relevantes. Un abandono
extremo - y especialmente un cuidado institucional con oportunidades limitadas para
establecer vínculos selectivos- incrementa el riesgo de presentar el trastorno.
El trastorno reactivo de la vinculación puede asociarse a retrasos de desarrollo, trastorno
de la ingestión alimentaria de la infancia, pica o trastorno de rumiación. El inicio del
trastorno de la vinculación suele aparecer en los primeros años de la vida y, por definición,
antes de los 5 años.
Su curso parece variar en función de factores individuales del niño y de los cuidadores, la
gravedad y la duración de la privación psicosocial asociada, y la naturaleza de la
intervención. Si se suministra una apoyo ambiental adecuado, pueden producirse
remisiones o mejorías considerables.
El trastorno puede ser reversible con un tratamiento apropiado y no se vuelve a presentar
de nuevo si se establece un cuidado afectuoso, preferiblemente con un único cuidador. En
ausencia de complicaciones somáticas graves y con un tratamiento apropiado, las
complicaciones psicológicas pueden limitarse a los efectos derivados de una estancia
prolongada en una institución (circunstancia particular que puede afectar el desarrollo de
la personalidad). De otro modo, es trastorno discurre según un curso continuo. Una
sociabilidad indiscriminada puede persistir incluso después de que el niño haya
establecido vínculos selectivos.
Todos aquellos factores que interfieren con el establecimiento del “vínculo” emocional en
una etapa temprana pueden predisponer a este trastorno: Con respeto al cuidador, se
incluiria la depresión grave, el aislamiento de la madre y la falta de apoyo adecuado,
obsesiones de infanticidio que hacen alejar a la madre del niño, abandono e indiferencia
maternas hacia ell niño, deprivación extrema durante la infancia de la madre y falta de
oprotunidades para aprenderla onducta materna. Los bebés que son “difíciles” o muy
tranquilos (letárgicos) pueden frustrar excesivamente a su cuidador y aumentar la
posibilidad de que el trastorno se desarrolle; no obstante, el papel de estos factores no
está todavia demasiado claro.
Otros factores que pueden predisponer al trastorno son la falta de contacto físico cuerpo a
cuerpo durante las primeras semanas de vida (como pasar un periodo prolongado en una
incubadora u otras separaciones del cuidador adulto durante las etapas tempranas). Se
desconoce la relativa contribución de la deprivación psicosocial y de la simple deprivación
de alimento en la aparición del trastorno, aunque es probable que ambos factores juegen
un papel en la mayoria de los casos.
Qué son los movimientos estereotipados en niños

Estereotipias en la infancia

Sofía Gil GuerreroPsicóloga General Sanitaria


Las movimientos estereotipados en niños son movimientos voluntarios, repetitivos
y rítmicos, que aparentan un carácter impulsivo y no persiguen ningún objetivo. Se
llaman movimientos estereotipados porque siguen un patrón fijo, es decir, el niño
siempre los realiza exactamente de la misma manera.
El niño que padece el Trastorno de Movimientos Estereotipados podría
manifestarlo balanceándose, mordiéndose los dedos, rascándose o realizando
algún movimiento de forma contínua. Te contamos todo sobre este trastorno en
niños.

Cuándo se inician los movimientos estereotipados en niños

Suelen iniciarse antes de los 3 años de edad. Los movimientos


estereotipados deben tener una duración mínima de al menos 4 semanas.
Normalmente tienden a acentuarse o inducirse por el sueño, el estrés, la
concentración, la fatiga, el aislamiento sensorial, el aburrimiento o la ansiedad
Si el niño se distrae o inicia una actividad es probable que deje de hacer estos
movimientos estereotipados sin grandes dificultades, por lo que podemos ayudar
al niño captando su atención, con alguna actividad que sea de su agrado, para
que deje así de realizar este tipo de movimientos.
Los niños que manifiestan movimientos estereotipados experimentan, en muchas
ocasiones, un gran malestar porque estos movimientos les interfieren en su vida
diaria.

¿Qué tipo de estereotipias hay en la infancia?

Existen dos tipos de esteriotipias:

- Esteriotipias primarias: Tienen lugar en los niños con un desarrollo psicomotor


normal. Afectan a un pequeño porcentaje de la población infantil sana.
- Esteriotipias secundarias: Tienen lugar en niños con trastornos neurológicos
asociados como autismo, retraso mental o déficit sensoriomotores.
¿Son comunes los movimientos estereotipados en niños?

Se estima que entorno al 3% y el 9% de los niños entre 5 y 8 años realizan


movimientos estereotipados para estimularse a nivel sensoriomotor o para
relajarse mediante la descarga de tensión. En ocasiones, los movimientos
estereotipados tienen lugar cuando los niños están frustrados, aburridos o tienen
un gran nivel de tensión. En este caso estamos hablando de movimientos
estereotipados o esteriotipias primarias porque son movimientos que tienen lugar
en niños que gozan de un desarrollo psicomotor normal.
Los movimientos estereotipados son comunes en los niños que tienen un
Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD) más conocido coloquialmente
como Autismo. Los niños que tienen un TGD invierten gran parte del día en
realizar movimientos estereotipados. Se estima que entre un 40 y un 45% de los
niños con un TGD presentan movimientos estereotipados como medio para
calmarse o para mostrar que están entusiasmados. En este caso, estaríamos
hablando de movimientos estereotipados o esteriotipias secundarias por ser
movimientos que tienen lugar en niños diagnosticados de TGD.

¿Cuáles son los movimientos estereotipados en niños más comunes?

Los movimientos estereotipados en niños más comunes son:

- Cabezazos.

- Morderse los dedos, las manos o cualquier otra parte del cuerpo.
- Bruxismo durante el día.

- Balancearse.

- Aleteo de los brazos (mover los brazos como si fueran pájaros).

- Lavarse las manos.


- Hacer calceta.

- Aplausos inmotivados.

- Golpear o lanzar objetos.

- Rascarse la piel.

- Hurgarse la nariz.
- Vocalizaciones repetitivas sin valor comunicativo.
¿Existe tratamiento para los movimientos estereotipados en niños?

En la mayoría de los casos el tratamiento no es necesario. Sin embargo, los


familiares de los niños que manifiestan movimientos esteriotipados suelen mostrar
altos niveles de preocupación. Por lo que normalmente, el profesional tiene como
principal objetivo tranquilizar a los familiares y trasmitirles que este tipo de
conductas son benignas.
Los movimientos estereotipados no perjudican o deterioran el desarrollo del niño,
a no ser que estemos hablando de movimientos estereotipados con carácter
autolesivo, pero si es cierto que provocan rechazo social en el grupo de iguales.
En el caso de que los movimientos estereotipados en niños sean autolesivos o
que interfieran gravemente en las distintas áreas de su vida, será necesario
realizar un tratamiento conductual para ayudarles a sustituir esos movimientos por
otros más adaptativos y un tratamiento farmacológico coadyuvante.

¿Qué es el Trastorno de Movimientos Estereotipados?


Por Berta Martínez Stiefel
El trastorno de movimientos estereotipados es un trastorno que aparece en la
infancia y adolescencia consistente en que la persona realiza movimientos de
carácter peculiar y que interfieren en la vida de la persona, y afectan al ámbito
personal y social.

Para que quede más claro en qué consiste este trastorno, pongo un ejemplo de un
caso de una chica.

El cuerpo de María se ve implicado cuando se excita por algo. Por ejemplo, en


casa, cuando ve una película que le gusta, frecuentemente frota y retuerce sus
manos cuando sabe que va a llegar la parte de la película que más le gusta, o a
veces extiende sus brazos, rectos delante de ella y dibuja en su cara en una
mueca feliz, con los ojos bien abiertos llenos de felicidad.

Puede retorcerse las manos, extender los dedos y hacer muecas docenas de
veces mientras ve la película. Pero cuando alguien le pregunta qué está haciendo,
normalmente se para inmediatamente. En la escuela o en otros ambientes en
donde está menos relajada y más pendiente de las reacciones de los demás, rara
vez se frota las manos o hace muecas.

S-ar putea să vă placă și