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Barcelona
Ruta 1, Arc de Triomf y Casa Estapé (1) – Casa Doctor
Genové (14)
La Barcelona de finales del siglo XIX, la de la Exposición Universal de 1888, era una ciudad en
efervescencia en la que la arquitectura vivía un momento notable. La arquitectura se convirtió
en aquellos años en un signo de estatus social de la próspera burguesía de la época. Tener una
casa modernista significaba figurar, estar al día en los círculos sociales. Para colmar las
expectativas y vanidades de sus clientes, los arquitectos utilizaron en su obra todo su
repertorio de recursos: ornamentos florales, riqueza escultórica y trabajo del hierro forjado,
formas onduladas, vidrieras policromas, esgrafiados, detalles cerámicos, etc. A menudo las
grandes ciudades pueden asociarse con edificios y monumentos que se convierten en sus
emblemas universales. Éste, sin embargo, no es el caso de Barcelona. La personalidad
arquitectónica de esta ciudad se caracteriza más por su paisaje urbano que por grandes
singularidades. Uno de los lugares en los que este paisaje urbano es más excepcional es el
Eixample, una zona en la que durante los años anteriores y posteriores a 1900 se produjo un
fenómeno arquitectónico extraordinario: el Modernismo, la particular versión local del Art
Nouveau, corriente de gran explosión creadora que también dejó su huella en la arquitectura
de otras ciudades europeas como Viena, Munich, Nancy, Bruselas, Glasgow o Berlín. Un
fenómeno, en definitiva, que podemos descubrir paseando de la mano de esta guía.
En este punto comienza la Ruta de un día, concebida para el caso en que sólo
se disponga de un día para visitar el Modernismo de la ciudad. Aunque no
abarca todas las obras más recomendadas, proporciona una visión general y
completa de esta arquitectura y es una buena manera de conocer Barcelona.
El itinerario de un día está marcado en el texto de esta guía con el icono .
Antes de seguir bajando hasta el Parque de la Ciutadella, subiremos por el
paseo de Sant Joan hasta la CASA ESTAPÉ (1) (paseo de Sant Joan, 6), de
Bernardí Martorell i Rius (1907), reconocible por su curiosa cúpula, obra de
Jaume Bernades. También cerca del Arco de Triunfo, en la corta avenida de
Vilanova, se encuentra el edificio de la HIDROELÈCTRICA (2) (avenida de
Vilanova, 12), construcción modernista de la antigua Central Catalana de
Electricidad, obra de Pere Falqués i Urpí (1896-1899), que puede ser visitada
algunos días en horas de oficina.
Seguimos por el paseo de Lluís Companys hasta el PARC DE LA
CIUTADELLA (PARQUE DE LA CIUTADELLA. Paseo de Pujades, s/n,
paseo de Picasso, s/n). En este lugar se puede considerar que tuvo su primera
gran expresión arquitectónica el movimiento modernista. Como su nombre
indica, el espacio había estado ocupado por una ciudadela militar, construida a
principios del siglo XVIII después de la derrota de Barcelona en la Guerra de
Sucesión. La ciudad fue duramente castigada tras caer después de un largo
asedio, y la ciudadela (junto con las nuevas murallas y el castillo de Montjuïc)
fue el gran instrumento de la nueva dinastía borbónica para controlar
militarmente la ciudad durante más de 150 años. A mediados del siglo XIX, tras
años de peticiones ciudadanas, el Gobierno de Madrid se avino a que las
murallas y la ciudadela fuesen derruidas para permitir el crecimiento
urbanístico de la ciudad. Ello hizo posible el Eixample y el nuevo Parque de la
Ciutadella. Antes de convertirse en parque, sin embargo, los terrenos fueron
sede de la Exposición Universal de 1888. La Exposición, aunque ciertamente
fue menos importante que otras exposiciones similares, como la de París o
Londres, también pretendía dar a conocer las maravillas de las nuevas
tecnologías de la incipiente industria capitalista y lograr que Barcelona fuese
conocida en todo el mundo.
Información
Tel.: 933 196 912. www.bcn.es/museuciencies
Observaciones
Precios y descuentos
Descripción
Justo al lado de la entrada principal del parque, en el paseo de Pujades,
se encuentra el edificio destinado a ser el café restaurante de la
Exposición. El edificio fue construido entre 1887 y 1888 por Lluís
Domènech i Montaner en ladrillo visto, técnica poco habitual en la
época, y constituye uno de los primeros ejemplos del Modernismo
barcelonés. Sus almenas, su friso de escudos y su sobriedad le
confieren cierto aire medieval, y resalta la ecléctica amalgama de arcos
catalanes, grandes ventanas romanas y arcos de regusto árabe. El
edificio, también conocido popularmente como el CASTELL DELS TRES
DRAGONS (Castillo de los Tres Dragones), acoge instalaciones
cerradas al público del Museo de Ciencias Naturales, y fue remodelado
recientemente respetando los valores arquitectónicos de su construcción
y mobiliario.
Justo delante del mercado se abre el paseo del Born, quizás la única calle de
Barcelona que aún conserva entero el empedrado de adoquines
característicos de la primera mitad del siglo XX en esta ciudad. Durante todo
este tramo de la Ruta, merecerá la pena ir fijándose, al pasar, en las calles del
barrio de la Ribera, algunas de las cuales se abren bajo bóvedas de estilo
medieval, y también en sus nombres, relacionados en muchos casos con el
gremio de artesanos que se concentraba en esa calle. En este barrio también
se encuentran algunos de los edificios más antiguos de la ciudad, en su
mayoría muy bien restaurados. El paseo del Born nos conducirá a
la BASÍLICA DE SANTA MARIA DEL MAR (plaza de Santa Maria, s/n),
del siglo XIV, uno de los templos más significativos del gótico catalán.
Rodeando la construcción por la calle Santa Maria encontraremos el FOSSAR
DE LES MORERES (plaza del Fossar de les Moreres, s/n), uno de los
principales símbolos del catalanismo, ya que, según la tradición, aquí están
enterrados los caídos en defensa de Barcelona durante el asedio de 1714. El
monumento instalado por el Ayuntamiento en el año 2001 recuerda esta
defensa heroica de Barcelona por las milicias ciudadanas catalanas, que
resistieron durante más de un año a la alianza de los ejércitos español y
francés, superiores en número y recursos.
Ambas farolas están rematadas con los atributos del dios Hermes, el patrón
divino de los comerciantes: un caduceo (dos serpientes enroscadas en una
vara) y un casco alado. El caso de la plaza Reial es como el de muchos otros
lugares del núcleo histórico de Barcelona, que crecieron en solares antaño
ocupados por conventos e iglesias que fueron confiscados por el Estado y
vendidos a propietarios privados. Estas medidas, promulgadas en 1837 y
conocidas como la desamortización de Mendizábal, permitieron la subasta del
ochenta por ciento de los terrenos que la Iglesia poseía dentro de las murallas
de Barcelona. La desamortización transformó radicalmente el paisaje urbano
de Barcelona, una transformación que fue rápida, profunda y duradera.
Ejemplos no faltan. El Mercado de la Boqueria, en la Rambla, ocupa el lugar
en que se erigieron sucesivamente el convento de Santa Maria de Jerusalem
(siglo XIV) y el convento de Sant Josep (siglo XVI). El convento gótico
de Santa Caterina, incendiado en 1835 y derribado dos años más tarde,
prestó su solar y su nombre a un mercado. Incluso el mismísimo Liceu se
asienta en el lugar donde en otro tiempo hubo un convento de monjes
trinitarios descalzos, al igual que el otro gran centro de la música de
Barcelona, el Palau de la Música Catalana, que fue construido sobre las ruinas
del convento de Sant Francesc de Paula.
Palau Güell
Dirección
(PALACIO GÜELL). Nou de la Rambla, 3-5.
Horario
Verano, del 1 de abril al 31 de octubre: de 10 a 20 h (última hora de
acceso a las 19 h).
Entrada gratuita.
Precios y descuentos
Tarifa general: 12,00€
Reducida: 9,00€
palauguell@diba.cat
www.palauguell.cat
Descripción
La fachada del Palau Güell, de líneas sugestivamente venecianas, está construida con una
piedra de aspecto severo en la que destaca sobremanera el diseño de hierro forjado que cubre
los tímpanos de los dos arcos parabólicos de entrada y salida y que da forma al majestuoso
escudo con las cuatro barras catalanas, concebido como una pequeña columnata, que preside
la fachada. La primera dependencia del palacio es el vestíbulo, de veinte metros de altura, que
confiere al conjunto un aire de transparencia y articula los diferentes espacios en que se divide
esta maravillosa obra primeriza de Gaudí. Todo el edificio está organizado alrededor de este
vestíbulo central. Una escalera noble conduce a la auténtica joya de la corona del Palau Güell:
su sorprendente, misterioso y telúrico salón central de siete pisos de altura coronado por una
cúpula parabólica en forma de cono. La cúpula, perforada por una serie de pequeñas
aberturas en forma de círculo que filtran una tenue luz indirecta, confiere al salón una curiosa
apariencia que para unos recuerda a un planetario bajo la luz del día, y para otros, la sala
central de un hammam árabe.
En el otro extremo del palacio, en el sótano, se encuentran las caballerizas, de bóvedas muy
rebajadas apoyadas en sencillas columnas fungiformes, una arquitectura espectacular
concebida para acoger las cuadras y las habitaciones de los palafreneros de palacio. Las
columnas y sus capiteles de ladrillo son uno de los paisajes más enigmáticos, sugerentes y
conocidos de la arquitectura gaudiniana. La familia Güell vivió en este palacio hasta la Guerra
Civil, cuando fue confiscado por la CNT-FAI, que lo convirtió en cuartel y prisión. Los Güell no
volvieron nunca. El abandono y el deterioro generalizado de esta zona de la ciudad llevaron a
los herederos del conde Güell a ceder, en 1945, el palacio a la Diputación de Barcelona, su
actual propietaria.
No muy lejos del Palau Güell se encuentra el LONDON BAR (9) (Nou de la
Rambla, 34), un bar modernista que, desde su fundación en 1910, ha
funcionado ininterrumpidamente (para más información véase Salimos, guía
de bares y restaurantes modernistas).
Después del Liceu, a la izquierda, podemos desviarnos por la calle Sant Pau
hasta el que es uno de sus establecimientos con más tradición en la historia
hotelera de Barcelona. El interés arquitectónico de este hotel, que en su día
albergó al héroe nacional filipino José Rizal, se centra en sus salones,
decorados en 1902-1903 por uno de los padres del Modernismo, Lluís
Domènech i Montaner. En el Hotel España, Domènech i Montaner contó
con la colaboración de dos grandes maestros de las artes plásticas de la
época: el escultor Eusebi Arnau y el pintor Ramon Casas. Eusebi Arnau es el
autor de la espléndida chimenea de alabastro de uno de los comedores, visible
desde la calle, y Ramon Casas es el responsable de los esgrafiados marinos
del comedor interior, en el que también destaca una claraboya artesonada que
filtra una luz muy difusa que realza el efecto de los esgrafiados de Casas.
Domènech i Montaner remató el conjunto con dos ingeniosos arrimaderos de
madera. Uno de ellos, de esmerado diseño, está decorado con unos
medallones de cerámica azulada que representan las provincias españolas,
mientras que el segundo, de tipo romano, se centra en temas florales (para
más información véase Salimos, guía de bares y restaurantes modernistas). A
escasos metros del Hotel España se encuentra otro establecimiento hotelero
con reminiscencias modernistas: el HOTEL PENINSULAR (13) (Sant Pau,
36). El principal interés de este edificio, un antiguo colegio de monjas, reside
en su patio con galerías y en la claraboya, que resalta los colores verde y
crema de sus muros.
La suerte que siguió esta tienda fue compartida por otras. En el año 1962, el
arquitecto David John Mackay cifró en ochocientas las tiendas modernistas
que existían en la ciudad de Barcelona. Con el paso del tiempo y el avance de
las excavadoras, este número se ha reducido en la actualidad a menos de una
cincuentena. Cada día son menos las supervivientes de este Modernismo que
algunos han calificado injustamente de "menor" sólo porque sus piedras no
formaban parte de grandes obras arquitectónicas. Algunas de estas tiendas se
conservan elegantes y presumidas, otras sobreviven dispersas por la ciudad;
algunas están en buenas condiciones y otras en plena agonía, pero todas
poseen una unidad artística que permite reconstruir, entre estucados,
mosaicos, vidrieras y artesanías de caoba, cómo fueron aquellos años que
discurrieron entre la Exposición Universal de 1888 y la segunda década del
siglo XX. Eran los años en los que la burguesía barcelonesa viajaba a París y
creía firmemente que Cataluña era Europa. Una época en la que el
Modernismo se convirtió en un arte cotidiano que lograba que los artículos
vulgares se convirtieran en arte. La euforia del cambio de siglo, la voluntad
renovadora, se tradujo en una utilización social del arte, en una arquitectura
anónima y popular que dignificaba cualquier obra. Fue así como las
panaderías, las pastelerías, las farmacias, las tiendas de tejidos y las
perfumerías fueron tratadas con el mismo respeto decorativo que las grandes
casas de la burguesía. Junto con la Casa Batlló, la Pedrera, el Park Güell y la
Sagrada Família, se multiplicaron los pequeños establecimientos que lucían
con orgullo el sello de la nueva moda modernista En 1909, la revista L'Esquella
de la Torratxa resumía en una sola frase la fiebre modernista que
convulsionaba la ciudad: "Barcelona está llamada a ser la Atenas del
Modernismo". Una selección de los mejores ejemplos de tiendas modernistas
que aún existen en la actualidad aparece en esta guía en el capítulo Guapos
per sempre.
La Rambla
La primitiva Rambla era una vía ancha y desigual que oscilaba de un extremo
a otro de la ciudad discurriendo paralela a la muralla medieval que Jaime I
construyó en el siglo XIII, un siglo antes de que un nuevo recinto amurallado
rodeara el Raval y dejara el lienzo de la Rambla sin su teórica función
defensiva. Sin embargo, las diferentes puertas que se abrieron (Santa Anna,
Portaferrissa, Boqueria, Trentaclaus y Framenors) no desaparecieron e
indujeron la instalación de algunas construcciones, como una fundición de
cañones, y también mercados al aire libre. “Rambla”, en árabe, significa
“torrente”, y eso es precisamente lo que era: un torrente, el Cagalell, que se
había convertido en alcantarilla, llena de basuras y excrementos. Al otro lado
de este foso se fueron instalando durante el siglo XVI los primeros centros
religiosos (convento de Sant Josep, 1586), de enseñanza (Estudis Generals,
1536) y lúdicos (Teatre de la Santa Creu, 1597). La Rambla del siglo XVIII
lucía, por tanto, la muralla a un lado y conventos e iglesias al otro, en la parte
del Raval. No fue hasta finales del siglo XVIII, momento en el que los
ingenieros militares encabezados por Juan M. Cermeño iniciaron su
urbanización, cuando la Rambla definió su trazado actual.
Sagnier diseñó un edificio con cierto aire gótico en el que destacan el gran
ventanal central, los mosaicos azulados y el arco apuntado de la entrada, con
un magnífico relieve de Esculapio que recuerda el destino original del
inmueble. Casi al lado de la añeja farmacia se halla la ANTIGA CASA
FIGUERAS (15) (ANTIGUA CASA FIGUERAS. Rambla, 83), actualmente
Pastelería Escribà, de recargada decoración modernista, obra de Antoni Ros i
Güell (1902), en la que abundan los mosaicos, los estucados de yeso, los
hierros forjados, las vidrieras y el mobiliario de madera de color chocolate.
Una pequeña desviación de la ruta principal nos conducirá por la calle Carme,
que "oculta" dos pequeños tesoros modernistas a escasos metros de la
Rambla: los populares almacenes EL INDIO (17) (Carme, 24), decorados en
1922 por Vilaró i Valls, según el más puro estilo modernista y, un poco más
adelante, el bar MUY BUENAS (18) (Carme, 63), un local que luce una
fachada modernista de madera y conserva buena parte de su mobiliario
original, como la antigua barra de mármol, de más de un siglo de antigüedad
(para más información véase Salimos, guía de bares y restaurantes
modernistas).
La Ruta prosigue por la Rambla, conocida a esta altura como la "rambla dels
ocells" (rambla de los pájaros), por los puestos de venta de animales. De
camino a la plaza de Catalunya, la Ruta cuenta con dos citas ineludibles. La
primera es la REIAL ACADÈMIA DE CIÈNCIES I ARTS (19) (REAL
ACADEMIA DE CIENCIAS Y ARTES. Rambla, 115), construida en 1883 por
Josep Domènech i Estapà sobre las ruinas de un antiguo colegio jesuita. El
edificio, pionero en el uso de recursos ornamentales y estilísticos que tanto
éxito cosecharían años más tarde con el Modernismo, alberga actualmente,
aparte de la academia, el Teatro Poliorama y el Restaurante Viena, antigua
Casa Mumbrú, y tiene su principal signo de identidad en el reloj que preside la
fachada y del que popularmente se dice que marca la hora oficial de
Barcelona. Otros elementos de interés de la fachada son la elegante tribuna, el
cimborio y la torre con cúpula que coronan el edificio y que originalmente era
un observatorio meteorológico y astronómico. La segunda cita en esta zona de
la Rambla es la FARMÀCIA NADAL (Rambla, 121), inaugurada en 1850 como
Farmacia Masó, que incorpora elementos escultóricos, cerámicos y esgrafiados de diseño
propios del Noucentisme (movimiento neoclásico postmodernista).
Tras cruzar la Rambla, nos encontramos con las calles Canuda y Santa Anna.
Si entramos por Santa Anna, podemos ver la CASA ELENA
CASTELLANO (20) (Santa Anna, 21), un edificio de 1907 de Jaume Torres i
Grau en el que destacan las dos tribunas superpuestas y la ornamentación
floral de la fachada, típicamente modernista. Volviendo a la calle Canuda, a
pocos metros, encontramos el antiguo PALAU SABASSONA (PALACIO
SABASSONA), de origen medieval. El inmueble es la sede, desde 1836,
del ATENEU BARCELONÈS (21) (ATENEO BARCELONÉS. Canuda, 6),
una de las entidades culturales más emblemáticas de la ciudad. Algunos
aspectos de la reforma de 1906, de los arquitectos Josep M. Jujol i Gibert y
Josep Font i Gumà, todavía se conservan. Hay que destacar tres pequeñas
joyas modernistas: la cabina del ascensor, uno de los primeros que se
instalaron en la ciudad; las salas de lectura de la biblioteca; y el jardín
suspendido, de reminiscencias románticas. Continuando por la calle Canuda
se llega a la plaza de la Vila de Madrid, en la que se pueden contemplar los
restos de una necrópolis romana descubierta en 1954 durante las obras de
urbanización del solar del antiguo convento de las Carmelites Descalces,
demolido tras la Guerra Civil. La plaza, reformada en el año 2003, se
encuentra sobre una antigua vía de acceso a Barcino, la ciudad romana, y
todavía puede verse un pequeño fragmento del pavimento original. La vía esta
flanqueada por los restos de monumentos funerarios monolíticos y por algunas
modestas tegulae. La calle Canuda desemboca en la avenida del Portal de
l'Àngel. A unos metros, veremos el edificio de CATALANA DE GAS, GAS
NATURAL (22) (Portal de l’Àngel, 20-22), una monumental y ecléctica obra
de Josep Domènech i Estapà (1895). El edificio, construido por encargo de la
Sociedad Catalana para el Alumbrado del Gas, alberga un interesante Museo
del Gas en el que se exhiben diferentes aparatos que muestran la evolución
experimentada por el uso de esta fuente de energía (visitas concertadas, tel.:
900 150 366).
Agosto de 9 a 20h.
www.palaumusica.cat
visites@palaumusica.cat
Observaciones
Las visitas tienen una duración de 50 minutos.Venta de entradas en la
tienda Les Muses del Palau y en las taquillas del Palau de la Música.
Plazas limitadas: 55 personas por visita. Las visitas que coinciden con la
hora en punto se realizan en inglés, y las que empiezan a la media, en
castellano o catalán. Los horarios de visitas podrán sufrir variaciones o
anulaciones según la disponibilidad de la sala de conciertos, por lo que
se aconseja comprobarlos previamente.
Precios y descuentos
Precios.
Adultos: 18,00 €
Estudiantes: 11,00 €
Rodeando el Palau por las calles Amadeu Vives y Ortigosa, volvemos a la Via
Laietana. Ante nosotros encontraremos un edificio de forma triangular,
denominado CAIXA DE PENSIONS I D’ESTALVIS DE
BARCELONA(Via Laietana, 56-58), porque fue la antigua sede de la actual
Fundación "la Caixa", y que ahora acoge una sala del Tribunal Superior de
Justicia de Cataluña. Esta obra neomedieval (Enric Sagnier, 1917) luce en su
fachada una escultura de Manuel Fuxà, concebida como una alegoría del
ahorro, y un espectacular arco ojival cerrado con vidrieras policromadas.
Separado de éste por la calle Jonqueres se encuentra el EDIFICI ANNEX
DE LA CAIXA DE PENSIONS (EDIFICIO ANEXO DE LA CAIXA DE
PENSIONS. Jonqueres, 2), también diseñado por Sagnier, en el que el
arquitecto insistió en el uso de piedra blanca, decorada con azulejos. No
obstante, ya se advierten unas líneas más modernas, más cercanas a los
actuales edificios de oficinas, ya que, de hecho, es uno de los primeros
ejemplos de este tipo de edificios en nuestra ciudad.
<p
L’Eixample
La Barcelona del Eixample empezó a gestarse a mediados del siglo XIX.
En 1854, la ciudad consiguió la necesaria autorización gubernamental
para derribar las murallas que rodeaban Barcelona. La murallas, poco
queridas por los barceloneses porque después de 1714 habían sido
usadas para controlar y reprimir la ciudad más que para defenderla, se
alzaban ocupando lo que hoy son la avenida del Paral·lel y las rondas
de Sant Pau, de Sant Antoni, de la Universitat, de Sant Pere y el paseo
de Lluís Companys. Sin embargo, y pese a las cuadrillas de voluntarios
que se sumaron con entusiasmo a picar piedra, las odiadas murallas no
cayeron inmediatamente. Su demolición duró casi diez años y fue
llevada a cabo a conciencia. Cuatro años después, en 1859, con las
murallas a medio derruir, se inició la urbanización de la zona
comprendida entre la Barcelona vieja y el llano en el que se encontraban
los antiguos municipios de Gràcia, Sants, Les Corts, Sant Gervasi de
Cassoles y Sant Martí de Provençals. Esta zona inicial del Eixample
coincidía con la zona de seguridad militar de dos kilómetros (la distancia
de alcance de los proyectiles de cañón) que rodeaba las murallas de la
ciudad.
El primer inmueble destacable que nos sale al paso en este tramo de la Ruta
es la modernista CASA LLORENÇ CAMPRUBÍ (26) (Casp, 22), obra de
Adolf Ruiz i Casamitjana (1901). Con una extraordinaria tribuna que ocupa el
principal y el primer piso de la finca, la Casa Camprubí es un buen ejemplo de
la obra de Ruiz de finales de siglo, una época en la que este arquitecto realizó
una interpretación muy personal de un amplio repertorio de formas y elementos
neogóticos. La siguiente cita de nuestra desviación por la calle Casp es la
CASA SALVADÓ (Casp, 46), una alternativa ecléctica de Juli Batllevell
construida en un momento (1904) y en una zona de la ciudad dominados por el
Modernismo. En el portal contiguo se encuentra la CASA CALVET (27)
(Casp, 48), obra de Antoni Gaudí. El arquitecto inició su primer edificio de
viviendas en 1898, en pleno Eixample y según una línea que fue ampliamente
seguida por autores de otras casas con profusión de elementos barrocos o
rococós, como las formas onduladas y el peculiar tratamiento de la irregular
superficie de piedra arenisca de Montjuïc, los balcones o las tribunas. En la
Casa Calvet, Gaudí dio un tratamiento diferenciado a cada uno de los
elementos que conforman el edificio. La fachada está presidida por una tribuna
barroca con barandillas de hierro forjado y relieves que representan diferentes
tipos de setas en homenaje a la afición a la micología de Eduard Calvet, el
primer propietario del inmueble. La decoración de la tribuna incluye un escudo
de Cataluña y un ciprés, símbolo de hospitalidad. También merece la pena
fijarse en el vestíbulo de la entrada y en el de los bajos, actualmente
transformados en el restaurante Casa Calvet (es necesario reservar mesa: tel.
934 124 012. Para más información véase Salimos, guía de bares y
restaurantes modernistas). En el interior del restaurante se conserva el
mobiliario del despacho original del negocio textil de los Calvet. Entre otras
piezas destacan las lámparas, los bancos del recibidor y los bancos de
cortesía adosados al muro, las mamparas de madera que separaban los
diferentes despachos, los picaportes y las vigas del techo.
La Ruta prosigue subiendo por el paseo de Gràcia hasta llegar a la Gran Via
de les Corts Catalanes, una de las tres arterias viarias que Cerdà diseñó para
atravesar y comunicar toda la cuadrícula del Eixample -las otras dos son la
Diagonal y la Meridiana-. El cruce con el paseo de Gràcia está presidido por
dos edificios singulares pese a no ser modernistas. A la izquierda se halla
el PALAU MARCET (PALACIO MARCET. Paseo de Gràcia, 13), un palacio
urbano construido en 1887 por Tiberi Sabater que años más tarde, en 1934,
fue transformado en un teatro y hoy alberga varias salas de cine. A la derecha
se puede contemplar la ondulada y racionalista fachada decorada con paveses
de vidrio de la JOIERIA ROCA (JOYERÍA ROCA. Paseo de Gràcia, 18), una tienda
diseñada por Josep Lluís Sert en 1934.
Una desviación, a la izquierda, por la Gran Via de les Corts Catalanes en
dirección a la plaza de Espanya, nos conduce a varios edificios de interés, pero
primero encontramos la ecléctica CASA PIA BATLLÓ (Rambla de
Catalunya, 17), un edificio neogótico de Josep Vilaseca (1896) que hace
esquina y está rematado por dos torres de cerámica vidriada coronadas con
miradores de hierro forjado. Tras haber dejado atrás el monumental cine
Coliseum y el edificio neoclásico de la Universidad de Barcelona (Elies Rogent,
1891), podremos observar, en la acera de enfrente, la CASA GERÓNIMO
GRANELL (29) (Gran Via de les Corts Catalanes, 582), del arquitecto
Gerónimo F. Granell i Barrera, edificio que fue totalmente restaurado en el año
2004 resaltando los elementos modernistas originales de 1902, entre los que
destaca la tribuna que rompe de forma deliciosa la simetría de la fachada.
Por otra parte, la visita del museo es imprescindible para situar la obra de los
arquitectos modernistas en el contexto artístico de su época. Porque, si bien
es cierto que Gaudí, por ejemplo, frecuentaba poco los cenáculos
modernistas, también lo es que mantuvo relaciones de amistad (que
produjeron influencias artísticas mutuas) con diversos artistas adscritos a este
movimiento, como los escultores Josep Llimona y Carles Mani y también con
pintores como Joaquím Mir, Anglada i Camarasa, Francesc Gimeno o Darío de
Regoyos, todos ellos representados en las colecciones del museo. Muchas de
las obras expuestas nos remiten a lugares del recorrido de la Ruta del
Modernismo. Aquí se encuentra, por ejemplo, el original de la obra Ramon
Casas y Pere Romeu en un tándem (1897), del pintor Ramon Casas, que
decoraba Els Quatre Gats, donde hemos visto una copia (punto (23) de la
Ruta). El rico conjunto de artes decorativas del museo nos permite conocer la
decoración interior de las plantas nobles de algunas de las casas más
emblemáticas de la arquitectura modernista, como las que conforman la
famosa Mansana de la Discòrdia del paseo de Gràcia. Asimismo, este museo
muestra diversos elementos del mobiliario de la Casa Amatller (44), como un
banco, una vitrina y una lámpara de techo, obra del propio Josep Puig i
Cadafalch. De la Casa Batlló (45), se exhiben diversos diseños de Antoni
Gaudí, como una puerta corredera, una silla y un sofá muy característico de su
estilo. El arquitecto Lluís Domènech i Montaner encargó la decoración interior
de la Casa Lleó Morera (43) al mueblista mallorquín Gaspar Homar (1870-
1953), uno de los máximos creadores del Modernismo. De la Casa Lleó
Morera, el museo conserva la práctica totalidad de la sala de estar y otros
elementos del resto de la vivienda, como un sofá con vitrinas laterales y un
panel de marquetería. Para completar la visión del arte modernista en
Cataluña, el visitante no puede obviar la escultura, con autores como Josep
Llimona, Eusebi Arnau y Miquel Blay. También merece la pena conocer las
obras de otros artistas y movimientos anteriores (Marià Fortuny y los
discípulos de la Escuela de Roma) y posteriores al Modernismo. La segunda
generación de autores modernistas, como Joaquim Mir o los autores del
período noucentista, Joaquim Sunyer, Joaquim Torres García o Manolo Hugué,
entre otros, y la escultura de vanguardia de Gargallo y Juli González son
especialmente interesantes.
www.fundacio.lacaixa.es
Observaciones
Entrada gratuita. Los horarios pueden sufrir variaciones, por lo que se
aconseja comprobarlos previamente.
Descripció
El industrial Casimir Casaramona decidió instalar su fábrica textil en la
montaña de Montjuïc y encargó el proyecto a Josep Puig i Cadafalch
(1910-1913). El resultado fue un conjunto típico de arquitectura
industrial modernista en el que no faltaban ni las bóvedas catalanas ni la
decoración con cerámica o piedra artificial. Ahora bien, Puig i Cadafalch
dotó al conjunto de su característico aroma neogótico y de detalles de
auténtica personalidad, como por ejemplo los pináculos y las torres de
planta cuadrada. La fábrica, el mayor edificio construido por Puig i
Cadafalch, cayó en desuso con el paso de los años y, en 1940, se
transformó en las caballerizas de la Policía Nacional. En 1998 se
iniciaron las obras de rehabilitación para convertir la antigua fábrica en
CaixaForum, la sede social y cultural de la Obra Social "la Caixa" en
Barcelona: un centro dinámico y polivalente en el que se llevan a cabo
exposiciones, talleres, conferencias, cursos y conciertos, y que ofrece
visitas guiadas tanto a las exposiciones como al edificio modernista,
entre otras muchas actividades.
Precios y descuentos
Descuento de la Ruta del Modernismo: 25% de descuento en el precio
de la entrada a las exposiciones de CaixaForum.
Un poco más adelante, al llegar a la calle Girona, nos encontramos con una
panadería modernista, el FORN SARRET (40) (PANADERÍA SARRET.
Girona, 73), de 1898, con unas puertas de marquetería dignas de alabanza y
un escudo que preside la puerta en el que se hace una alegoría de la siega del
trigo. En el chaflán opuesto se encuentra el antiguo FORN DE LA
CONCEPCIÓ (41) (PANADERÍA DE LA CONCEPCIÓ. Girona, 74), de Josep
Suñer (1900). Subiendo por la calle Girona, llegamos a la CASA
POMAR (42) (Girona, 86), una original obra de Rubió i Bellvé (1906) que
posee una fachada que le da un aspecto de iglesia (no se pierdan la puerta
principal presidida por una quilla de barco de cerámica verde). Retrocediendo
por Consell de Cent, podemos bajar unos metros por Roger de Llúria para ver
la TORRE DE LES AIGÜES (Roger de Llúria, 56), construida en 1867 por
Josep Oriol Mestres. En 1987 este espacio se convirtió en la primera manzana
interior rescatada por el Ayuntamiento en un intento de ir recuperando el
proyecto inicial ideado por Ildefons Cerdà para el Eixample. En verano, el lugar
se convierte en una "playa" urbana para uso vecinal. Delante de ella se
encuentra el pasaje Permanyer, una bonita callejuela de casas unifamiliares
con cierto aire que nos transporta al Londres victoriano.
De la fachada destacan también los trabajos del escultor Arnau, pero las
figuras femeninas de los arcos de la planta baja fueron mutiladas en los años
cuarenta junto con otros detalles ornamentales para permitir la instalación de
las lunas de los escaparates de una tienda. Los bajos fueron parcialmente
restaurados en 1992 a partir de fotografías y otros documentos. En
el MNAC (34) se pueden contemplar elementos de interiorismo del piso principal, obra del
ebanista Gaspar Homar. Entre muebles, lámparas y alfombras destaca un gigantesco sofá-
armario de marquetería.
Puig i Cadafalch creó en la Casa Amatller una lectura muy personal del gótico,
abriendo un camino que le permitió mantener la excelencia de su obra incluso
en los momentos en que los elementos del lenguaje gótico eran abandonados
por casi todos los arquitectos. Lo primero que sorprende del edificio es la
escalonada fachada de reminiscencias nórdicas, presidida por una membrana
esgrafiada de estucos ocres y blancos y coronada por un exuberante frontón
flamenco ornamentado con azulejos vitrificados rojos y dorados.
El vestíbulo está adornado con tres lámparas de bronce y una elegante escalera que conduce a
la planta noble, en la que se encuentra el Instituto Amatller de Arte Hispánico, fundado por la
familia Amatller: una entidad académica dedicada al estudio del arte español, hoy propie-taria
del edificio. El piso principal es uno de los pocos de Barcelona que aún hoy conservan no sólo
gran parte de su riqueza ornamental original, sino también la atmósfera dorada y opulenta de
aquella burguesía del Eixample modernista gracias a las esculturas que se adaptan a los
espacios, a los suelos de mosaicos de estilo romano y de mármol blanco, y a los techos, que
presentan una rica combinación de vigas policromadas y estucos esgrafiados. La chimenea es
una de las piezas más notables, aunque muchos consideran que la obra maestra del piso es la
columna de mármol rosado situada en medio de la tribuna y que se ve desde la calle, una
columna desprovista de cualquier misión estructural y sólo concebida por puro hedonismo.
Desgraciadamente, este piso no puede ser visitado. No obstante, en el MNAC (34) se pueden
contemplar diversos elementos del mobiliario original de esta casa.
Casa Batlló
Dirección
Passeig de Gràcia, 43
08007 Barcelona
Horario
Abierta los 365 días del año de 9 a 21h. Última entrada a las 20h.
Información
Tel.: 932 160 306.
info@casabatllo.cat
www.casabatllo.cat
Observaciones
Videoguía con realidad aumentada y virtual incluida. Disponible en 10
idiomas: catalán, castellano, francés, inglés, italiano, alemán, chino,
japonés, ruso y portugués.
Adultos: 23,50 €.
De 0 a 7 años: gratuito.
El elemento más singular de la Casa Batlló es la fachada, que combina la piedra de las plantas
baja y noble con el revestimiento de mosaico de las plantas superiores, y se corona con un
tejado escamoso que recuerda el dorso de un reptil. Las intenciones de Gaudí al realizar esta
fachada han sido siempre objeto de elucubraciones. Para algunos, el objetivo de Gaudí fue
edificar un himno simbólico de la leyenda de Sant Jordi, patrón de Cataluña, en su mitológica
victoria sobre el dragón. El tejado sería el lomo del dragón, la torre semicircular simbolizaría la
lanza del santo guerrero y los balcones de hierro de los pisos intermedios y la tribuna del
primer piso representarían los cráneos, los huesos y los tendones de las víctimas del saurio
-los restos de las comidas del dragón-. Pero otra versión de la historia sobre la fachada de la
Casa Batlló es la que defiende que se trata de una alegoría de la fiesta del carnaval: la azotea
sería un gorro de arlequín; los balcones, las máscaras de baile; las columnas, los huesos de los
disfraces de la Muerte; y la cascada multicolor de cerámica de trencadís que "cae" por la
pared de la fachada -obra de un joven Josep Maria Jujol- sería el confeti de la fiesta.
Horario
De martes a domingo de 10 a 19h.
Información
Tel.: 934 870 315. www.fundaciotapies.org
Observaciones
Los horarios pueden sufrir variaciones, por lo que se aconseja
comprobarlos previamente.
Precios y descuento
Precios.
Adultos: 7,00 €.
El edificio fue coronado en la década de los ochenta del siglo XIX por una obra escultórica del
gran artista contemporáneo Antoni Tàpies, Núvol i cadira (nube y silla), que se ha convertido
en el emblema de su fundación. Esta institución acoge un museo donde se exhibe una amplia
selección de la obra de este artista catalán, y además organiza exposiciones temporales,
seminarios científicos, conferencias públicas y ciclos de cine. También podemos encontrar una
biblioteca especializada en arte moderno y contemporáneo, así como el archivo Tapies, con la
colección más completa de obras y otros documentos del maestro, además de colecciones de
culturas asiáticas y precolombinas.
Dirección
Mallorca, 278.
Horario e idiomas
Visitas guiadas:
LAS VISITAS AL PALAU MONTANER QUEDAN ANULADAS.
Inormación
Tel: 933 177 652. www.rutadelmodernisme.com
Observaciones
Los horarios y los idiomas de las visitas pueden sufrir variaciones o
anulaciones sin previo aviso, según la disponibilidad del edificio. Se
recomienda consultar los días de cierre.
Precios y descuento
Descripción
Siguiendo por la calle Mallorca, encontramos el PALAU MONTANER,
(66) (PALACIO MONTANER), obra de Domènech i Montaner (1896)
para uno de los propietarios de la editorial Montaner i Simón. Aunque el
edificio fue comenzado por Josep Domènech i Estapà, en 1891
abandonó la obra por desavenencias con el propietario, tras haber
construido las dos primeras plantas. Tanto en el exterior como en el
interior encontramos motivos ornamentales relacionados con el arte de
imprimir. El interior del palacio es exquisito, y en su realización
intervinieron grandes artistas de las artes aplicadas del Modernismo,
como el escultor Eusebi Arnau, el ebanista Gaspar Homar y la empresa
del vidriero Antoni Rigalt (Antoni Rigalt i Cia.); es de una gran riqueza
decorativa, con mosaicos, esculturas, madera labrada y una
espectacular escalinata bajo una gran claraboya ornamental. El palacio,
uno de los edificios de la Delegación del Gobierno en Cataluña, es
actualmente una de las sedes de la Subdelegación del Gobierno en
Barcelona.
Hasta el año 1905, este chaflán acogió un modesto chalé de tres pisos con
jardín. En 1906, fue demolido para ceder su espacio a una de las obras más
admiradas y fotografiadas de Antoni Gaudí: la CASA MILÀ, (67) popularmente
conocida como LA PEDRERA (LA CANTERA). La Casa Milà, el último edificio de viviendas
construido por Gaudí, fue erigido por encargo de Pere Milà, un joven promotor urbanístico
casado con Rosario Segimón, la rica viuda de un indiano llamado José Guardiola. Milà era, por
aquel entonces, un triunfador, amante del lujo, las modas y las novedades: un auténtico dandi
de la Barcelona modernista. Fue uno de los primeros que presumió de coche con motor por
las calles de la ciudad mientras los barceloneses -quizás como desquite- bromeaban a
propósito de su conocida afición al dinero y a la ostentación, preguntándose si no estaba "más
interesado en la guardiola (hucha en catalán) de la viuda que en la viuda de Guardiola".
De noviembre a febrero:
El 1 de enero de 11 a 18.30h.
www.lapedrera.com
Observaciones
Los horarios pueden sufrir variaciones, por lo que se aconseja
comprobarlos previamente.
Precios y descuento
Precios
Adultos: 22€.
De 7 a 12 años: 10,25€.
La Casa Milà fue declarada por la UNESCO Bien Cultural del Patrimonio
Mundial en 1984. Curiosamente, en esa época el aspecto de la Casa Milà era
deplorable. La fachada había adquirido un sucio tono marrón oscuro, los
frescos del vestíbulo estaban muy deteriorados, la planta principal se había
transformado en un bingo y los escaparates de las tiendas de la planta baja no
respetaban las curvas de las aberturas originales.
Una vez en este punto vale la pena recordar que, a una manzana de aquí, en
la confluencia de las calles Balmes y Còrsega, se encontraba la desaparecida
Casa Trinxet (1902-1904), obra de Josep Puig i Cada-falch que contaba con
un espectacular in-terior. Fue demolida en el año 1968 a pesar del intento de
artistas e intelectuales por salvarla y convertirla en un museo del Modernismo.
Muy cerca de la Casa Serra se halla la CASA ANTONI COSTA (70) (Rambla
de Catalunya, 122), considerada el edificio de viviendas más representativo de
Josep Domènech i Estapà, una construcción monumentalista con influencias
del mo-vimiento Secession. En la esquina de la avenida Diagonal con la calle
Enric Granados, se encuentra la magnífica CASA SAYRACH (71) (Diagonal,
423-425), uno de los últimos y singulares ejemplos del Modernismo
barcelonés. Construida entre 1915 y 1918, la casa resulta peculiar por las
formas curvas de su fachada, de clara influencia gaudiniana, y por el esbelto
torreón de la esquina. El interior de la portería es una apoteosis del
Modernismo más barroco. El proyecto de la obra fue firmado por Gabriel
Borrell i Cardona, pero hoy se atribuye al arquitecto y escritor Manuel Sayrach
i Carreras. Cerca de aquí se encuentra la CASA SOCIETAT TORRES
GERMANS (Aribau, 180), (Aribau, 180), un edificio de Jaume Torres (1906)
que destaca por los cuerpos de tribunas en los extremos de la fachada, los
esgrafiados y la cornisa escalonada.
Dirección
Buenos Aires, 56-58.
Horario
De lunes a viernes, de 10 a 14 h.
Festivos cerrado.
Información
Tel.: 934 192 232.
http://cultura.gencat.net/esport/colet/index.htm
Observaciones
Entrada gratuita. Los horarios pueden sufrir variaciones,
por lo que se aconseja comprobarlos previamente.
Descripció
Un chalé construido por Puig i Cadafalch en 1911 y que
actualmente acoge el Museo del Deporte y Centro de
Estudios Doctor Melcior Colet. La casa fue propuesta
para el premio del Ayuntamiento de Barcelona al mejor
edificio en 1911, galardón que finalmente se llevó la
fábrica Casaramona, del mismo arquitecto. El edificio es
considerado la primera obra de la "época blanca" de
Puig i Cadafalch, en la que el arquitecto de Mataró
plasmó las influencias del Secession vienés en sus
proyectos. En la fachada se mantiene algún elemento
decorativo, como, por ejemplo, el esgrafiado de la virgen
de la Asunción de la fachada de la calle Buenos Aires,
obra de Tomás Fontanals. En 1940, el inmueble fue
adquirido por un famoso ginecólogo, el doctor Melcior
Colet Torrebadella, que lo convirtió en una clínica. Las
obras se llevaron a cabo bajo la dirección del interiorista
Santiago Marco Urrutia (1885-1949), que sólo conservó
en el interior la chimenea original de Puig i Cadafalch.
En 1982, el doctor Colet regaló el edificio a la Dirección
General de Deportes de la Generalitat para que la
transformara en un museo.
De vuelta al Cinc d'Oros, y en la acera opuesta de la Diagonal, nos
encontramos con la CASA PÉREZ SAMANILLO (73) (Diagonal, 502-504),
sede del Círculo Ecuestre. El edificio original, construido en 1910 por Joan
Josep Hervàs i Arizmendi, ha sufrido numerosas modificaciones a lo largo de
su historia. De este palacete de aires neogóticos destaca especialmente la
ventana oval del comedor que da a la Diagonal, popularmente conocida como
"la pecera". Unos metros más adelante aparece la fachada de la ESGLÉSIA
DE POMPEIA (IGLESIA DE POMPEIA. Diagonal, 450), templo de estilo
neogótico que Enric Sagnier i Villavechia diseñó entre 1907 y 1910 para los
padres capuchinos y en el que destacan especialmente la fachada exterior, de
ladrillo rojo y piedra, y la vidriera de la entrada.
En los bajos del edificio funcionó, durante muchos años, el mítico Café Vienès,
que, junto con la sala de baile El Danubio, que se encontraba en el sótano, era
un lugar de encuentro privilegiado de la ciudad. En el año 2004 la empresa
Hoteles Center, que compró el inmueble realizando una esmerada y
respetuosa rehabilitación para convertirlo en un hotel de gran lujo, reabrió el
Café Vienès (para más información véase Salimos, guía de bares y
restaurantes modernistas).
11 h inglés
12 h catalán
13 h castellano
Información
Tel.: 670 466 260
www.casessingulars.com
Precios y descuentos:
Entrada general: 12 €.
Dirección
Mallorca, 401.
Horario
Abierto todos los días del año.
De octubre a marzo, de 9 a 18 h.
De abril a septiembre, de 9 a 20 h.
Adultos: 18,00 €.
On line:
Adulto: 15€.
Puerta de entrada:
VISITA LIBRE:
De abril a octubre:
VISITAS GUIADAS:
Francés 10.30 h
Inglés 11.00 h
Castellano 12.00 h
Catalán 12.30 h
Información
Tel.: (+34) Tel.: 935 537 801. www.santpaubarcelona.org
Precios y descuentos
Tarifa general
Visita libre: 13 €
Visita guiada: 19 €
Tarifa reducida
Visita gratuita
Bus Turístic
City Tours
Carnet TR3SC
General: 250 €
Descripción
La avenida de Gaudí nos llevará hasta el HOSPITAL DE LA SANTA
CREU I SANT PAU (82) una de las instituciones más emblemáticas
y arraigadas en Barcelona. Se fundó en 1401 después de las
plagas de hambre y peste que se produjeron en la ciudad a finales
del siglo XIV. La primera sede del Hospital fue un edificio de
arquitectura gótica catalana en el centro del barrio del Raval que,
con los años, se fue ampliando con otros edificios (calle Carme, 47
y calle Hospital, 56). El edificio del Eixample se comenzó a construir
en 1902, según un proyecto de Lluís Domènech i Montaner,
coincidiendo con la industrialización de la ciudad y con las nuevas
ideas sobre higiene y salud pública aplicadas al urbanismo,
promovidas por el médico Pere Felip Monlau y por urbanistas e
ingenieros como Ildefons Cerdà y Pere García Faria, este último
responsable del diseño de la red de alcantarillado de la Barcelona
del siglo XIX. El hospital se erige en uno de los extremos del
Eixample, un lugar conocido como "la montaña pelada", en terrenos
adquiridos por el antiguo Hospital de la Santa Creu y ampliados
gracias a una donación del banquero Pau Gil, que en su
testamento dispuso que a su muerte se construyera un centro
sanitario que llevase su patronímico y, por esta razón, se añadió el
nombre de Sant Pau al de la Santa Creu. Las obras se iniciaron en
1902 y el rey Alfonso XIII inauguró oficialmente el nuevo centro en
1930, cuando el hospital ya había abandonado su antigua
ubicación en el Raval. La obra de Lluís Domènech i Montaner está
considerada como uno de los mejores conjuntos modernistas del
mundo. El hospital es una auténtica ciudad, con calles, jardines y
edificios. El pabellón de acceso, coronado por una esbelta torre y
un reloj, cuenta con una fachada de ladrillo de cara vista que
domina todo el conjunto, enriquecida con mosaicos de temas
históricos y capiteles y ménsulas de piedra con forma de ángeles,
unas obras sintéticas realizadas por un joven escultor, Pau
Gargallo. También destacan los mosaicos de Mario Maragliano y la
gran escalera y los techos, de reminiscencias islámicas. Dos cifras
indican las fechas de inicio y finalización de las obras de este
edificio principal (la fecha de inicio, 1905, con la letra griega alfa y,
la de finalización, 1910, con la letra omega). El pabellón de entrada
y los diez pabellones situados en torno a él fueron construidos
directamente bajo la batuta de Domènech i Montaner y son una
muestra del uso inteligente, característico del arquitecto, de la
piedra, del hierro y de la cerámica. El resto de los pabellones del
conjunto, como la Casa de Convalescència, son obra de Pere
Domènech i Roura, hijo del arquitecto. Algunos pabellones reciben
nombres de santos y santas, mientras que otros están bautizados
con nombres de vírgenes. Los pabellones, rodeados de jardines,
están conectados por una red de pasillos subterráneos de dos
kilómetros. Domènech concibió un hospital totalmente innovador,
disgregando el edificio en una serie de células, con mucha luz solar
y aire fresco, en las que los enfermos y los médicos disfrutaban de
un entorno natural más saludable que el del viejo hospital medieval.
Uno de los pabellones, destinado actualmente a cafetería, presenta
una fachada barroca insólita, la de la antigua iglesia de Santa Marta
(1733), obra de Carles Grau. La fachada fue desmontada cuando
se derribó la iglesia en 1909 para dejar sitio a la Via Laietana, y
trasladada y colocada en la puerta de la cocina del hospital en
1928. El hospital, que ocupa una superficie equivalente a nueve
manzanas del Eixample, ha sido objeto de diferentes
restauraciones. Los pabellones modernistas de Sant Pau fueron
declarados Monumento Histórico-Artístico en 1978 y Patrimonio de
la Humanidad por la UNESCO en 1997. El Hospital de la Santa
Creu i Sant Pau inaugura su tercera sede en el siglo XXI: un edificio
situado en el extremo nordeste de los terrenos, separado del
recinto modernista. En lo que respecta a los pabellones
modernistas, se reservan para nuevos usos relacionados con
actividades de docencia, investigación y divulgación, como el
Pabellón de Sant Manuel, que acoge la Casa Asia (tel. 933 680
836, www.casaasia.es), institución pública constituida en el año
2001 con el objetivo de promover la realización de actuaciones y
proyectos para impulsar la relación con Asia en los ámbitos
institucional, cultural, académico y económico.
La obra de Lluís Domènech i Montaner está considerada como uno de los mejores
conjuntos modernistas del mundo. El hospital es una auténtica ciudad, con calles,
jardines y edificios. El pabellón de acceso, coronado por una esbelta torre y un reloj,
cuenta con una fachada de ladrillo de cara vista que domina todo el conjunto,
enriquecida con
mosaicos de temas históricos y capiteles y ménsulas de piedra con forma de ángeles,
unas obras sintéticas realizadas por un joven escultor, Pau Gargallo. También destacan
los mosaicos de Mario Maragliano y la gran escalera y los techos, de reminiscencias
islámicas. Dos cifras indican las fechas de inicio y finalización de las obras de este edificio
principal (la fecha de inicio, 1905, con la letra griega alfa y, la de finalización, 1910, con la
letra omega). El pabellón de entrada y los diez pabellones situados en torno a él fueron
construidos directamente bajo la batuta de Domènech i Montaner y son una muestra del
uso inteligente, característico del arquitecto, de la piedra, del hierro y de la cerámica. El
resto de los pabellones del conjunto, como la Casa de Convalescència, son obra de Pere
Domènech i Roura, hijo del arquitecto. Algunos pabellones reciben nombres de santos y
santas, mientras que otros están bautizados con nombres de vírgenes. Los pabellones,
rodeados de jardines, están conectados por una red de pasillos subterráneos de dos
kilómetros. Domènech concibió un hospital totalmente innovador, disgregando el
edificio en una serie de células, con mucha luz solar y aire fresco, en las que los
enfermos y los médicos disfrutaban de un entorno natural más saludable que el del viejo
hospital medieval. Uno de los pabellones, destinado actualmente a cafetería, presenta
una fachada barroca insólita, la de la antigua iglesia de Santa Marta (1733), obra de
Carles Grau. La fachada fue desmontada cuando se derribó la iglesia en 1909 para dejar
sitio a la Via Laietana, y trasladada y colocada en la puerta de la cocina del hospital en
1928.
Park Güell
Dirección
Olot, s/n; ctra. del Carmen, s/n
Horarios
Del 1 de enero al 25 de marzo y del 29 de octubre al 31 de
diciembre, de 8.30 a 18.30 h (última hora de acceso a las 17.30 h).
Del 26 de marzo al 30 de abril y del 28 de agosto al 28 de octubre
de 8 a 20.30 h (última hora de acceso a las 19.30 h).
www.parkguell.cat
Precios y descuentos:
Entrada general: 8,00€.
Otras construcciones sorprendentes del Park Güell son los puentes y los pasos bajo los
viaductos, con columnas torcidas, que hacen que parezcan grutas. El cuarto pórtico que
conecta la parte superior con la inferior es quizás la estructura más especial, con paredes y
arcos inclinados de aire surrealista. La cumbre de la colina donde está situado el parque está
coronada por un calvario monumental formado por tres cruces que se encuentra en el lugar
donde Gaudí tenía previsto construir una iglesia. También en este lugar el autor se dejó llevar
por la fantasía: si miramos hacia el este -es decir, en dirección a la ciudad de Jerusalén-, la
perspectiva hace que las tres cruces, al estar en fila, se conviertan en una. Éste es el punto
final del ascenso: la cruz es el último símbolo.
info@casamuseugaudi.org
http://www.casamuseugaudi.org/es/
Precios y descuentos
Precios.
Adultos: 5,50 €
El museo ocupa la casa en la que Antoni Gaudí vivió los últimos veinte años de
su vida y presenta interesantes aspectos didácticos sobre la vida y la obra del
genial arquitecto. Entre otras cosas, el visitante podrá contemplar mobiliario
del Palau Güell (8) y de las casas Calvet (27) y Batlló (45), objetos personales
y recuerdos de Gaudí, así como materiales y elementos de su trabajo
personal, que permiten un acercamiento particular a su compleja y, con
frecuencia, desdibujada personalidad. La casa es obra de Francesc Berenguer
i Mestres (1904), aunque el proyecto fue firmado por Antoni Gaudí. En el Park
Güell finaliza la Ruta de un día recomendada por la Ruta del Modernismo de
Barcelona.
Para visitar las cuatro casas siguientes, podemos volver a tomar el autobús 92, frente al Park
Güell, que nos llevará primero a la Casa Queralt y a la Finca San Salvador, desde la parada Pg.
Mare de Déu del Coll-Funoses Llussà, y después, a la Casa Comas d'Argemir, desde la parada
Av. República Argentina-Baixada Blanes. Para continuar hasta las Casas Ramos, volvemos a
tomar el autobús y bajamos en la parada Av. Príncep d'Astúries 59.
A los pies del Park Güell se extiende el popular barrio de Vallcarca, una zona
de aparente caos urbanístico que esconde en sus calles algunas pequeñas
joyas modernistas. En el paseo de la Mare de Déu del Coll, cerca del Parque
de la Creueta del Coll (subiendo por la calle Funoses Llussà y después por la
calle Pineda), se encuentra la CASA QUERALT (85) (Pineda, 12), una
curiosa construcción de 1917 de Josep Maria Jujol i Gibert. Muy cerca,
bajando unos metros por el paseo, se encuentra la FINCA SAN
SALVADOR (86) (paseo de la Mare de Déu del Coll, 79; calle Pineda, 9),
acondicionada también por Josep M. Jujol, ésta en 1910, donde, durante años,
el propietario explotó una fuente de agua comercializándola, embotellada, con
el nombre de Agua Radial. Hay que destacar el jardín, que se adapta,
mediante terrazas, al relieve de la montaña, y el tratamiento de las grutas que
dan acceso al pozo de agua. El Instituto del Paisaje Urbano inició en 2004 la
redacción de un plan director en diversas fases para proceder a la
recuperación de este conjunto..
Desde este punto podemos bajar, caminando o con el autobús 92, y atravesar
el VIADUCTE DE VALLCARCA (87) (VIADUCTO DE VALLCARCA) hasta
llegar a la CASA COMAS D’ARGEMIR (avenida de la República Argentina, 92), una
obra digna de atención de Josep Vilaseca i Casanovas (1904). Desde la calle se puede ver su
fachada en forma de elipse, decorada con cerámicas y pequeños esgrafiados rodeando las
ventanas decoradas con cabezas de león, rematada con una verja de hierro forjado con las
iniciales de los propietarios y con la torreta, coronada por una cúpula puntiaguda de trencadís
azulado.
Pavellons Güell
Dirección
Avinguda de Pedralbes, 7.
Horario
Abierto cada día de 10 a 16h (última hora de acceso a las 15.30 h).
Catalán 12.15 h.
Castellano 13.15 h.
Adultos 5,00 €.
De 0 a 6 años: gratuito.
Adultos 4,00 €.
Visitas guiadas concertadas para grupos previa reserva al tel.: 932 562
504 o a la dirección electrónica: cultura-impuqv@bcn.cat
Gaudí consagró toda su vida a trabajar por su original visión de la arquitectura y Eusebi Güell
fue el mecenas que le dio los primeros medios para empezar a hacer realidad este tipo de
obras tan costosas. Güell quiso ampliar en 1883 la inmensa finca que su padre había
comprado hacía algunos años en la zona de Pedralbes. Se encargó a Gaudí una parte de las
obras de reforma (1884-1887), que fueron dirigidas por Joan Martorell. Gaudí proyectó el
jardín y los pabellones de entrada a la finca por el camino (hoy paseo de Manuel Girona) que
venía de la carretera de Sarrià. A finales del siglo XIX, en la finca se encontraba la casa de
veraneo de los Güell y tierras de cultivo que la familia explotaba.
Para esta obra, Gaudí se inspiró en el Jardín de las Hespérides, tal y como
Jacint Verdaguer lo describía en su gran poema L'Atlàntida. Verdaguer había
dedicado este poema al suegro de Güell, el marqués de Comillas, y
curiosamente lo había acabado de redactar en esta misma finca. La entrada
destaca especialmente por la denominada Porta del Drac (puerta del dragón),
una gran escultura en hierro forjado que simboliza el dragón mitológico de
Verdaguer, con alas de murciélago, cuerpo escamado, boca abierta y lengua
sinuosa. El adversario del dragón no era san Jorge, sino Hércules, porque
L'Atlàntida era un poema en el que las referencias se habían mediterranizado.
El árbol del Jardín de las Hespérides de Verdaguer, por ejemplo, no es un
manzano, como en el mito clásico, sino el naranjo mediterráneo: sobre la
jamba derecha de la Porta del Drac, Gaudí colocó una pequeña escultura de
un naranjo con naranjas doradas. Tras la muerte de Eusebi Güell, en 1918,
sus descendientes cedieron la casa y parte de los terrenos para la
construcción del Palau Reial de Pedralbes (Palacio Real de Pedralbes). Las
antiguas caballerizas, el picadero y lo que era la casa del conserje forman
parte del patrimonio de la Universidad de Barcelona.
Descripción
Gaudí recibió el encargo de construir este "castillo interior" de santa
Teresa en 1888 y, para llevarlo a cabo, leyó la obra de la mística
católica, lo que resulta evidente cuando se visita el edificio. El
simbolismo de santa Teresa está en todas partes, y las columnas en
forma de T situadas al final del pasillo del claustro la recuerdan. En el
centro del "castillo" hay otra columna, muy sencilla, porque Gaudí
imaginó que Dios estaba en el centro del "castillo" y consideró que no
podía crear nada pretencioso al lado de la belleza divina. La puerta de
entrada también está llena de detalles simbólicos religiosos, como las
iniciales de Jesús, o patrióticos, como las cuatro barras de la bandera
catalana en hierro forjado. Los característicos arcos ojivales del edificio
representan el símbolo de la oración. Gaudí también hizo uso de estos
arcos parabólicos de las fachadas del edificio (ventanas y motivos
ornamentales) en el interior. En los pasillos del primer piso, la presencia
rítmica de los arcos genera un juego de luces y sombras que ennoblece
el espacio e imita al claustro de un convento. Gaudí diseñó incluso las
macetas para las plantas, que tenían que ser de color naranja y verde:
el naranja simbolizaba la Santísima Trinidad; el amarillo correspondía al
Padre; el rojo, al Hijo; y el naranja -la mezcla-, al Espíritu Santo. En las
esquinas del edificio, Gaudí construyó unos pilares helicoidales de
ladrillo con el escudo de la orden religiosa, realizado en cerámica, y
coronados con cruces de cuatro brazos. Otro elemento destacable es la
chimenea, similar a las del Palau Güell, que preside la azotea del
edificio. En el año 2002, coincidiendo con el Año Gaudí, el Instituto del
Paisaje Urbano recuperó elementos y escudos de la fachada y los
originales birretes del coronamiento (que recuerdan a los gorros
doctorales de la Universidad) que se habían perdido durante la Guerra
Civil (1936-1939).
Gaudí recibió el encargo de construir este "castillo interior" de santa Teresa en 1888 y, para
llevarlo a cabo, leyó la obra de la mística católica, lo que resulta evidente cuando se visita el
edificio. El simbolismo de santa Teresa está en todas partes, y las columnas en forma de T
situadas al final del pasillo del claustro la recuerdan. En el centro del "castillo" hay otra
columna, muy sencilla, porque Gaudí imaginó que Dios estaba en el centro del "castillo" y
consideró que no podía crear nada pretencioso al lado de la belleza divina. La puerta de
entrada también está llena de detalles simbólicos religiosos, como las iniciales de Jesús, o
patrióticos, como las cuatro barras de la bandera catalana en hierro forjado. Los característicos
arcos ojivales del edificio representan el símbolo de la oración. Gaudí también hizo uso de
estos arcos parabólicos de las fachadas del edificio (ventanas y motivos ornamentales) en el
interior. En los pasillos del primer piso, la presencia rítmica de los arcos genera un juego de
luces y sombras que ennoblece el espacio e imita al claustro de un convento. Gaudí diseñó
incluso las macetas para las plantas, que tenían que ser de color naranja y verde: el naranja
simbolizaba la Santísima Trinidad; el amarillo correspondía al Padre; el rojo, al Hijo; y el
naranja -la mezcla-, al Espíritu Santo. En las esquinas del edificio, Gaudí construyó unos pilares
helicoidales de ladrillo con el escudo de la orden religiosa, realizado en cerámica, y coronados
con cruces de cuatro brazos. Otro elemento destacable es la chimenea, similar a las del Palau
Güell, que preside la azotea del edificio. En el año 2002, coincidiendo con el Año Gaudí, el
Instituto del Paisaje Urbano recuperó elementos y escudos de la fachada y los originales
birretes del coronamiento (que recuerdan a los gorros doctorales de la Universidad) que se
habían perdido durante la Guerra Civil (1936-1939).
Desde este punto, seguimos por las calles Bellesguard, Quatre Camins y
Císter donde encontraremos una TORRE UNIFAMILIAR (99) (Císter, 25;
Melilla, 9) de 1907 y de autor desconocido, donde destaca, como elemento
más emblemático, una torre mirador en la esquina. Actualmente acoge un café
restaurante. Torcemos a la derecha por la calle Melilla y bajamos por la calle
Dominics hasta la CASA RIALP (100) (Dominics, 14), de Joan Rubió i Bellvé,
de 1908, con un interesante trabajo en ladrillo visto y muros de mampostería.
En el interior, que no puede visitarse, se encuentran obras del pintor uruguayo
afincado en Barcelona Joaquim Torres García. Seguimos por las calles
Dominics, Vendrell y Císter y por el paseo de Sant Gervasi y llegamos a la
plaza de John Kennedy, al comienzo de la avenida del Tibidabo, en otro barrio
de Barcelona en el que encontraremos numerosas obras modernistas.
Para llegar a la zona del Tibidabo desde cualquier otro punto de la ciudad se puede tomar la
línea 7 de los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya y bajar en la estación Avinguda del
Tibidabo, o bien los autobuses 17, 22, 58, 73, 75 y 123, que llevan justo al inicio de la avenida.
La avenida del Tibidabo comienza en el cruce del paseo de Sant Gervasi con
la calle Balmes, y es un fragmento de la memoria de la Barcelona burguesa de
principios del siglo XX. La historia de esta avenida está vinculada a la del
empresario y farmacéutico Salvador Andreu -famoso por sus pastillas para la
tos-, que quería instalar un gran parque de atracciones en la cima de la
montaña que preside Barcelona. Para llevar a cabo este proyecto, Salvador
Andreu creó la sociedad anónima El Tibidabo, y la primera iniciativa que
adoptó fue la adquisición en 1889 de los terrenos de la vertiente marítima de la
montaña, entre la cumbre y el paseo de Sant Gervasi. En la falda quería crear
una ciudad jardín alineada a uno y otro lado de una elegante avenida que,
desde 1901, se fue llenando de espléndidas villas y residencia privadas. El
itinerario por el Modernismo del Tibidabo comienza en LA ROTONDA (101)
(avenida del Tibidabo, 2), un interesante edificio construido por Adolf Ruiz i Casamitjana en
1906 para albergar el hotel Metropolitan, hoy reconvertido en una clínica.
Tramvia Blau
Dirección
Plza. John F. Kennedy / Av. del Tibidabo.
Horario
www.tmb.cat/ca/tramvia-blau
Precios y descuento
Precios 2017:
Billete sencillo: 5,50 €.
En sus orígenes, la flota estaba compuesta por cuatro coches que realizaban
el trayecto entre el paseo de Sant Gervasi, final del trayecto de los tranvías de
Barcelona, y la estación inferior del Funicular del Tibidabo, situada a medio
camino de la montaña. En 1981, y después de un largo período de
restauración, se recuperó el tranvía número 2 de 1901, que había estado fuera
de funcionamiento durante treinta años, así como el popular modelo
"jardinera", que años atrás había circulado por la playa. La renovación de las
vías, en 1984, y la construcción de la Ronda de Dalt, en 1990, afectaron al
trayecto natural de la línea. Aprovechando esta última circunstancia se
construyó una nueva estación transformadora y se realizaron tareas de
acondicionamiento en las vías y en las cocheras.
En el recorrido de subida por la avenida del Tibidabo desde La Rotonda,
pasaremos por delante de dos obras consideradas noucentistes: la TORRE
DEL DOCTOR ANDREU (CHALÉ DEL DOCTOR ANDREU. Avenida del
Tibidabo, 17-19), y la TORRE SALVADOR ANDREU (CHALÉ SALVADOR
ANDREU. Avenida del Tibidabo, 21; calle Josep M. Florensa, 1), ambas del
prolífico Enric Sagnier i Villavecchia (1915-1918). En la acera de enfrente
encontramos precisamente la CASA COLL (avenida del Tibidabo, 28), de
estilo noucentista, diseñada también por Enric Sagnier. Justo enfrente de la
Casa Coll se puede contemplar la TORRE IGNACIO PORTABELLA (103)
(CHALÉ IGNACIO PORTABELLA. Avenida del Tibidabo, 27; calle Teodor
Roviralta, 4), del maestro de obras José Pérez Terraza (1905), una vivienda de
dos plantas con una torre-mirador circular que destaca en su fachada.
Desde este punto podemos bajar por la calle Císter hasta el CONVENT DE
VALLDONZELLA (107) (CONVENTO DE VALLDONZELLA. Císter, 39-45)
obra de Bernardí Martorell i Puig, construido a partir de 1910 dentro de un
goticismo con influencias gaudinianas.
Volvemos a la avenida del Tibidabo cruzando la Ronda por delante del Museo
y, siguiendo por la calle Adrià Margarit, vemos a la CASA MUNTADAS (108)
(avenida del Tibidabo, 48), una bella edificación de Josep Puig i Cadafalch
(1901) que recrea la fachada de una típica masía catalana, decorada con unos
sencillos estucados florales que enmarcan las puertas y las ventanas y siguen
el contorno del coronamiento. Un poco más adelante, se encuentra la CASA
CASACUBERTA (109) (avenida del Tibidabo, 56), obra de Joan Rubió i
Bellvé (1907), en la que destacan la riqueza y variedad de puertas y ventanas
características de la obra de este arquitecto. Al final de la avenida del Tibidabo
y del recorrido del Tramvia Blau se halla la plaza del Doctor Andreu, con dos
bares musicales en los extremos. Justo enfrente del bar Mirablau, se erige una
de las construcciones más características de la zona, la CASA EVARIST
ARNÚS(110) (Manuel Arnús, 1-31). El chalé de la familia de los banqueros
Arnús (también conocido con el nombre de "El Pinar") fue construido por el
inevitable Enric Sagnier i Villavecchia en 1903. Un poco más arriba se
encuentra la casa de los porteros de la finca, también de estilo neogótico. Este
conjunto es una de las típicas imágenes nocturnas de la zona cuando,
iluminado, se asemeja al castillo de un cuento de hadas.
Desde la plaza del Doctor Andreu podemos tomar el funicular del Tibidabo que
nos llevará a la cima de la montaña y al PARC D'ATRACCIONS
TIBIDABO (111) (PARQUE DE ATRACCIONES TIBIDADO). El parque, fundado en 1899 por
Salvador Andreu, es el tercer parque más antiguo del mundo. Su ubicación privilegiada en un
entorno natural y el hecho de que convivan joyas de la ingeniería de gran valor histórico -las
denominadas "atracciones emblemáticas"- con instalaciones de última generación y
espectáculos sorprendentes convierten a este parque en uno de los espacios de ocio más
representativos de la ciudad de Barcelona. Entre las "atracciones emblemáticas" podemos
encontrar desde el Avión hasta el Museo de Autómatas, ubicado en un antiguo teatro de
1909.
Abril: de 11 a 17h.
Mayo: de 11 a 18h.
Junio: de 11 a 18h.
Julio: de 11 a 19h.
Agosto: de 11 a 23h.
Septiembre: de 11 a 18h.
Octubre: de 11 a 18h.
Noviembre: de 11 a 16h.
Diciembre: de 11 a 16h.
Información
Tel.: 932 117 942. www.tibidabo.es
Observaciones
Transportes: Tramvia Blau y funicular; los FGC (Ferrocarrils) hasta la
estación Peu de Funicular, Funicular de Vallvidrera y Bus 111; y el
Tibibus desde la plaza de Catalunya.
Precios y descuento
Entrada Camí del Cel: 12,70 €.
Observatori Fabra
Dirección
Carretera del Observatori Fabra, s/n.
Horario
Visitas nocturnas: durante todo el año, con un calendario mensual
variable dependiendo de la astronomía.
Visitas diurnas: