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MOVIMIENTOS FEMINISTAS: EN BUSCA DE UNA IGUALDAD DE

GENERO

En el siguiente texto se va a plasmar como tema central “la desigualdad” entre


el varón y la mujer, como problema que conlleva justamente a la desigualdad de
género1. De este modo, en principio hare un pequeño recorrido histórico de la
desigualdad que ha existido entre el varón y la mujer a lo largo de la historia. Luego
continuare haciendo mención acerca de lo que incluyen los derechos que hacen a la
dignidad de las personas según la Declaración Universal de 1948 y la Convención
Americana de Derechos Humanos de 1969. Dicha declaración estarían incluidos tanto el
varón como la mujer, aunque muchas veces así no suceda y por ende hayan dado lugar a
movimientos feministas que ya desde el siglo XIX hasta la actualidad tuvieron como
objetivo principal lograr la igualdad entre varones y mujeres en todos los ámbitos de la
sociedad.

Es importante en primer lugar, antes de comenzar a desarrollar el trabajo,


conceptualizar el término “genero”. Para comprender dicha conceptualización es
importante diferenciar la palabra género de sexo. La idea general mediante la que se
diferencia “sexo” de “genero” es que el sexo queda determinado por la diferencia sexual
inscripta en el cuerpo, mientras que el género se relaciona con los significados que cada
sociedad le atribuye2, es decir, (…) se trata de una construcción histórico-social o sea
que se fue produciendo a lo largo del tiempo de distintas maneras3.

Ahora bien, si realizamos un recorrido histórico podemos observar claramente la


desigualdad4 que ha existido desde los inicios de la historia hasta la actualidad entre el
varón y la mujer. Desigualdad dada por la idea de que el varón es más fuerte, más

1
Género: Es el conjunto de características sociales, culturales, políticas, psicológicas, jurídicas y
económicas que la sociedad asigna a las personas de forma diferenciada como propias de hombres y
mujeres. Los géneros son construcciones socioculturales que varían a través de la historia y se refieren a
los rasgos psicológicos y culturales que la sociedad atribuye a lo que considera "masculino" o
"femenino" mediante la educación, el uso del lenguaje, la familia, las instituciones o la religión.
2
Mabel Burin e Irene Meler (1998), “Genero y Familia. Poder, amor y sexualidad en la construcción de la
subjetividad”. Pág. 19.
3
Mabel Burin e Irene Meler (1998), “Genero y Familia. Poder, amor y sexualidad en la construcción de la
subjetividad”. Pág.21.
4
Desigualdad: es la relación entre dos situaciones, cosas o personas que no son iguales.
inteligente, más capaz, más ágil, que la mujer. Esto ha conllevado a la discriminación5
del sexo femenino, en algunos ámbitos de esta sociedad.

Desde los inicios de la historia y que aún se arrastra en la actualidad, la


exclusión de la mujer en determinadas tareas profesionales, ya que siempre ha sido vista
como la figura maternal que debe hacerse cargo de las tareas del hogar, por su
condición amorosa y débil. En resumen, queda en ella, únicamente la crianza de los
hijos y el cuidado de la casa, trabajo que jamás ha sido reconocido en lo que se refiere a
lo económico, y es una situación en el que hoy también podemos percibirlo claramente
en algunos núcleos familiares.

5
Discriminación La discriminación es hacer distinción en el trato por motivos arbitrarios como el origen
racial, el sexo, el nivel socioeconómico, etc. Generalmente se le da a este término una connotación
negativa, en la medida en que se trata despectivamente o se perjudica a determinados grupos sin
mediar justificativo racional. No obstante, es posible hablar de una discriminación positiva cuando se
trata con preferencia a algunos grupos sin perjudicar a otros y cuando se señalan sus necesidades y
problemas con la finalidad de ayudarlos.
Mientras que por otro lado, se encuentra el varón como el único capacitado para
realizar trabajos profesionales remunerados, porque como bien se encuentran innatas
algunas ideas en la sociedad, es el varón quien posee la inteligencia suficiente para
realizar trabajos profesionales, y es lo suficientemente fuerte para realizar trabajos
duros, y por supuesto, “el señor” debe ser remunerado por el trabajo que realiza,
mientras que la mujer muchas veces se ve limitada por su condición “femenina” y
porque biológicamente estamos hechas únicamente para tener hijos, situación que para
la sociedad machista6 no permite a la mujer trabajar de manera estable en un
determinado lugar, por situaciones de embarazo por ejemplo.

6
Machista: el machista generalmente actúa como tal sin que, en cambio, sea capaz de explicar o dar una
razón interna de sus actos. Se limita a poner en práctica de un modo grosero aquello que el sexismo de
la cultura a la que pertenece por nacionalidad y condición social le brinda.
Toda esta situación se ha venido dando y aun se da, producto del prejuicio7 que
tiene la sociedad a cerca de la condición de la mujer. En ese complejo e incluso proceso
iniciado durante la prehistoria, las mujeres han sido relegadas a condiciones de
dependencia, subordinación, exclusión y discriminación tanto en las costumbres
cotidianas y en la creencia de su naturaleza inferior, como en las leyes y en la estructura
de la organización social a la que llamamos Estado8.

A toda esta situación, es pertinente hacer mención de los Derechos Humanos que
amparan tanto al Varón como a la Mujer y que exigen la garantía de todo ser humano a
la vigencia de principios básicos de justicia y libertad, condiciones indispensables para
una vida digna. Tanto la Declaración Universal (1948) como la convención Americana
de Derechos Humanos (1969), más conocida como Pacto de San José de Costa Rica,
reconocen numerosos derechos que hacen a la dignidad de las personas: derecho a la
igualdad; a no ser discriminado; a la vida, a la libertad individual y a la seguridad
persona; al trabajo y a la vivienda digna; a la salud, a la educación, a la información y a
la cultura; la libertad de conciencia, de expresión, de creencia religiosa, de asociación; a
participar en el gobierno y a elecciones libres; a vivir en un orden social que asegure la
vigencia de los derechos humanos; al descanso y a disfrutar del tiempo libre, entre
otros9.

En el caso de la Argentina el Estado incumple de muchas maneras compromisos


contraídos al ratificar las convenciones y, más aún, al incorporarlas a la Constitución

7
Prejuicio: Juicio u opinión, generalmente negativo, que se forma inmotivadamente de antemano y sin
el conocimiento necesario.
8
Daniel Cazés Menache (2005), “La Perspectiva de género. Guía para diseñar, poner en marcha, dar
surgimiento y evaluar proyectos de Investigación y acciones públicas y civiles”. Pág. 18.
9
María Julia Palacios (2012), Cap. V “Derechos Humanos” en “El derecho a la Igualdad”. Pág. 279.
Nacional, lo que constituye una flagrante violación a los derechos humanos y conforma
un estado de radical injusticia10. Es así como la mujer en este contexto ha venido
viviendo, y al mismo tiempo sobreviviendo por un lado a la exclusión, la desigualdad y
la discriminación e incluso a la violencia por su condición de genero durante toda la
Historia de la humanidad hasta en la actualidad, y por el otro la violación de sus
derechos que adquiere particular crueldad en relación son su sexualidad: El acoso
sexual, la prostitución forzada, la violencia familiar, registran cifras inconcebibles no
importa la condición social de las mujeres ni el nivel de desarrollo de los países11. Con
toda aquella situación evidentemente la mujer queda subordinada al varón.

Pero es importante decir, que más allá de todo, las mujeres vienen reclamando
por el derecho a la igualdad de género ya desde principios del siglo XIX cuando
comenzaron a surgir los primeros movimientos feministas, que tenían por objetivo para
aquel entonces pelear por sus derechos y obtener un lugar digno dentro de la sociedad.
A todo esto es pertinente revelar, que la mujer fue participe de muchos levantamientos
sociales (para lograr diferentes fines) pero que jamás fueron reconocidas por el mundo
machista. Es así que en consecuencia a todo lo que la mujer ha venido viviendo y
soportando, empiezan a surgir los primeros levantamientos feministas12 por allá en el
siglo XIX en Europa, y expandiéndose por diferentes partes del mundo, como ser el
caso de la Argentina.

10
María Julia Palacios (2012), Cap. V “Derechos Humanos” en “El derecho a la Igualdad”. Pág. 282
11
María Julia Palacios (2012), Cap. V “Derechos Humanos” en “El derecho a la Igualdad”. Pág. 281
12
Feminista: Se trata de un movimiento que exige que hombres y mujeres tengan los mismos derechos:
por lo tanto, concede al género femenino capacidades antes reservadas sólo a los hombres.
La historia del feminismo13 y de las mujeres en Argentina (…) comienza mucho
antes del acceso al voto: con la inmigración europea (sobre todo italiana y española) que
nos traen ideas de otro continente que van mezclándose con nuestras experiencias 14. Las
ideas feministas del siglo XIX ya planteaban erradicar la explotación laboral, la
violencia conyugal tanto física como psicológica, de las acechanzas supersticiosas de la
iglesia, entre otras cuestiones. (…) Este proceso feminista se hizo notable en un
principio, con los movimientos sufragistas donde las mujeres buscaban y obtenían el
derecho a votar y ser electas a puestos de responsabilidad política en diferentes países15.
A comienzos del siglo XX las feministas participaban en la FORA (Federación Obrera
Regional Argentina) pidiendo igual salario por igual trabajo 16, es una lucha que aún
persiste en la actualidad. Acercándonos a nuestros tiempos podemos decir que (…) el
siglo XXI es el desafío de pasar de una agenda feminista a una agenda no androcéntrica;
de la lucha contra el patriarcado a la solidaridad con movimientos sociales que
emancipen a las mujeres de todas las formas de opresión además del género, y las
comprometa con varones subalternizados por dominaciones compartidas17.

En este pequeño panorama podemos observar, que la mujer desde hace casi tres
siglos viene peleando y luchando para ocupar un lugar digno en la sociedad en la que
sean respetados sus derechos. Buscan la igualdad entre ellas y los varones, el
reconocimiento del derecho a no ser maltratadas tanto físico como psicológicamente,
buscan dar fin con el femicidio que con el tiempo se va haciendo progresivo, pelean por
el reconocimiento del trabajo que realiza tanto dentro del hogar como afuera del mismo,

13
Feminismo: es una filosofía, una concepción de la historia y de las realidades sociales, y una propuesta
política de transformación de las relaciones genéricas.
14
Dra. Diana Maffia, 2010 “Las mujeres y el bicentenario”, cap. “Mujeres de tres siglos”, pág. 281.
15
Daniel Cazés Menache (2005), “La Perspectiva de género. Guía para diseñar, poner en marcha, dar
surgimiento y evaluar proyectos de Investigación y acciones públicas y civiles”. Pág. 19.
16
Dra. Diana Maffia, 2010 “Las mujeres y el bicentenario”, cap. “Mujeres de tres siglos”, pág. 282.
17
Dra. Diana Maffia, 2010 “Las mujeres y el bicentenario”, cap. “Mujeres de tres siglos”, pág. 296.
para que su condición físico biológico no les sea una traba en el campo laboral, entre
otros reclamos que construirían una sociedad más justa. Se trata (…) de la construcción
de la equidad. La igualdad y la justicia de género, consideradas pilares de lo que se ha
designado como democracia genérica (en las relaciones entre hombres y mujeres),
democracia cotidiana, democracia vital (democracia de la vida de todos los días, de la
vida entera en todos los espacios)18.

Pero para lograr estos cambios tenemos que saber en primer lugar, que no se
darán de un día para el otro, sino que son cambios que se irán dando a largo plazo, y en
segundo lugar entender y comprender que el cambio empieza por uno mismo, luego las
ideas pueden extenderse dentro del núcleo familiar, y luego en la sociedad, incluso
arrastrar dichas ideas a instituciones como ser las educativas.

18
Daniel Cazés Menache (2005), “La Perspectiva de género. Guía para diseñar, poner en marcha, dar
surgimiento y evaluar proyectos de Investigación y acciones públicas y civiles”. Pág.23.
Con todo esto concluyo que con la palabra podemos convencer pero con el
ejemplo podemos arrastrar los principios de igualdad entre el varón y la mujer, que
todos tenemos los mismos derechos, que es el de vivir de manera digna como los seres
humanos que somos, y que las mujeres también podemos tener voz para aportar ideas y
opiniones, porque no somos inferiores a nadie porque todos y todas somos iguales
dentro de esta sociedad, así como podemos realizar cualquier tipo de trabajo, sin que se
realicen clasificaciones (quien puede y quien no). Son ideas que más allá de
levantamientos feministas, son ideas que si empezamos el cambio por uno mismos, la
sociedad podría llegar muy lejos, y así llegar al verdadero progreso social, porque no
hay progreso sin paz y no hay paz sin la vigencia de esos derechos.
BIBLIOGRAFIA

 Dra. Diana Maffia, “Las mujeres y el bicentenario”, cap. “Mujeres de tres siglos”. 1ª ED.
– Salta: Mundo Gráfo Salta Editorial, 2010.
 María Julia Palacios, Cap. V “Derechos Humanos” en “El derecho a la Igualdad”. 1ª ed.
– Salta: Universidad Nacional de Salta, 2012.
 Daniel Cazés Menache, “La Perspectiva de género. Guía para diseñar, poner en
marcha, dar surgimiento y evaluar proyectos de Investigación y acciones públicas y
civiles”. 2ª edición, 2005.
 Mabel Burin e Irene Meler, “Genero y Familia. Poder, amor y sexualidad en la
construcción de la subjetividad”. 1ª edición, 1998.

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