Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
1No ha sido sólo durante los últimos 50 años que hemos tenido una confrontación armada; el
período de conflictos internos ha sido mucho más largo: desde la independencia hasta hoy
hemos vivido en una permanente perturbación del orden público.
1
humana empezó a constituirse a partir de la familia y de una agregación de
familias. La unión de un hombre y una mujer es indispensable para la
procreación, y el instinto natural lleva a los progenitores a cuidar y educar
a su prole. Así se ha entendido durante siglos la familia: padre, madre e
hijos. Esta conjunción de seres con un objetivo común tiene un significado
y una importancia profundos que alcanzan la categoría de lo sagrado. Y ese
es el mensaje que trasmite la trilogía formada por José, María y Jesús, que
se ha convertido en un referente ejemplar de unidad y amor en las más
diversas naciones del orbe.
2
El amor y la confianza se empiezan a gestar en el abrazo acunado de la
madre y se consolidan en los primeros años del infante. No puede dar amor
quien jamás lo ha recibido, ni podrá mostrar seguridad en sus actos quien
careció de protección en sus primeros años de vida. En esa primera etapa
de la existencia se fragua la personalidad y se estructuran las bases de las
capacidades humanas: sin unos cimientos sólidos no es posible levantar
una estructura robusta de virtudes y talentos.
3
inferir entonces que la paz de la sociedad se empieza a construir en el
primer entorno en que se desenvuelve la vida del ser humano: la familia.
2En esa periferia que conforman la Región Caribe, la Región Pacífica y la parte sur y oriental del
país, se concentra el 65% de las personas con necesidades básicas insatisfechas de toda la
nación, a pesar de que en esas regiones no vive más del 37% de sus habitantes.
4
La paz es un término que se utiliza y manosea todos los días. En ningún país
se habla tanto de paz como en Colombia, pero en ninguno se quebranta tan
persistentemente su esencia como en el nuestro. Por eso es importante que
nos preguntemos ¿cuál es la naturaleza de la paz que necesitamos? ¿qué
características debe tener la paz que buscamos? Pocas veces nos hemos
hecho estas preguntas y quizá por eso no hemos podido estructurar un
proyecto político de largo plazo que permita materializar nuestros anhelos
de manera perdurable. El mensaje fundamental de esta ponencia es que la
paz es un acuerdo incluyente sobre el bien común, que compromete a todos
los integrantes de la sociedad. Pero ¿qué se entiende por bien común? Juan
XXIII lo definió como “el conjunto de aquellas condiciones de la vida social,
con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr
con mayor plenitud y facilidad su propia perfección.” 3 Esa perfección
comprende no sólo la realización terrenal sino una más trascendente, a la
que nos referiremos más adelante.
5
particulares cooperen en todo lo que contribuya a lograr el bienestar de la
sociedad y a la consolidación de una paz completa y duradera. La sociedad
civil, que en gran medida agrupa familias, puede ayudar mucho,
promoviendo una pedagogía del bien común, creando conciencia sobre la
necesidad inaplazable de darle respuesta a las demandas sociales,
seleccionando bien a los servidores públicos que son claves en la solución,
pero también mediante otras formas de solidaridad con los más
necesitados. En este contexto, cobra mucha relevancia la advertencia de su
santidad Juan Pablo II: Nadie puede sentirse tranquilo, mientras el problema
de la pobreza, que afecta a miles de familias e individuos, no haya encontrado
una solución adecuada. La indigencia es siempre una amenaza para la
estabilidad social, para el desarrollo económico y, en utimo término, para la
paz. La paz siempre estará en peligro mientras haya personas y familias que
se vean obligadas a luchar por su misma supervivencia.4
Una de las cosas que más daño le hace a la democracia como sistema
político y al bien común como fundamento de la sociedad es la indiferencia
ciudadana, como consecuencia del desconocimiento de lo que es el bien
común. Cuando los ciudadanos no lo identifican como un patrimonio de
todos, no lo cuidan y lo dejan expósito, oportunidad que aprovechan unos
pocos para utilizarlo como propiedad particular. Hay que crear conciencia
4 Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la paz, 1964.
5 Juan Pablo II, Centessimus Anno, 48
6
en la ciudadanía, pero especialmente en los servidores públicos, sobre el
significado del bien común, para que a partir de esa comprensión se
respete como algo sagrado. Una pedagogía en ese sentido está haciendo
falta, y las familias deben tomar la iniciativa para promoverla, alentarla y
difundirla.
6 Simon, Yves René, A General Theory of Authority, University of Notre Dame Press,
1961, p. 141.
7 Cepeda, Pedro Fernando, Hacia una Reconstrucción Etica y Cultural. Indo-Americana
7
una ausencia generalizada de virtudes cívicas, que no son menos
necesarias para el equilibrio social y el afianzamiento de la paz que las
reformas institucionales y la acción gubernamental. La causa principal de
que la corrupción se haya institucionalizado radica en la incapacidad de los
ciudadanos de renunciar a los privilegios que surgen de una sociedad
desarreglada en la que se permite hacer todo lo que el interés personal
desea hacer en contravía del bien común. El problema no es que haya
políticos corruptos, porque los hay en todo el mundo, sino que aceptemos
que los haya cuando empieza a convenirnos. 8 Es una actitud muy cómoda
para los que la adoptan pero con efectos devastadores para la sociedad.
Hoy más que nunca las familias deben convertirse, de una manera más
activa, en promotoras de los derechos humanos y defensoras de la dignidad
del hombre y de la mujer, organizándose en grupos o asociaciones
intermedias que siembren una cultura de la paz. En el fondo de todos los
conflictos sociales subyace un problema cultural que se alimenta de un
individualismo deshumanizante y de un relativismo ético que, en nombre
de una libertad mal entendida, va inculcando unos valores nuevos que
atentan contra la dignidad del ser humano, fundamento del bien común y
de una paz sólida y duradera. Uno de esos antivalores que se ha impuesto
en nuestro medio es el poco o ningún valor que hoy se le da a la vida
humana.
8
convivir con ellos y no protesta ni reacciona con el vigor con que lo debería
hacer. La indiferencia reina por doquier y los asesinatos se convierten en
cifras estadísticas como si se tratara de la cotización diaria del dólar o el
precio del petróleo.
Debemos preguntarnos entonces ¿no hay allí un espacio amplio para que
las familias se movilicen masivamente y le hagan sentir a la autoridad civil
y a la sociedad toda, que los centenares de asesinatos que se cometen
diariamente son acciones graves y no hechos intrascendentes? Claro que
sí. Existe un campo enorme para la presencia ciudadana, que constituiría
un toque de alarma sobre la urgencia de garantizar la seguridad y la paz
que anhelamos, porque no hay meta inalcanzable para las energías
sumadas de un pueblo. Las manifestaciones que se han visto en los últimos
días a favor de la paz son un signo de que la sociedad está despertando.
Ojalá que ese fervor no se apacigue y se sigan realizando actos de presencia
ciudadana si las agresiones a la dignidad humana, de cualquier origen,
continúan ocurriendo después de haberse suscrito los acuerdos con las
FARC y el ELN.
Otro frente en el que las familias pueden trabajar en pro del bien común es
a través de la creación de fundaciones sin ánimo de lucro que contribuyan
a promover la convivencia entre los colombianos y a democratizar la
educación como instrumento eficaz de nivelación en una sociedad
profundamente desigual. En nuestro país hay ejemplos de ese tipo de
organizaciones creadas por personas o familias con holgura económica,
pero sería altamente conveniente que esas demostraciones de solidaridad
se multiplicaran; de esa manera las familias estarían proyectando su radio
de acción más allá de su nucleo familiar, contribuyendo a afianzar la paz y
demostrando que la riqueza privada puede cumplir una función social. En
este contexto, los grupos empresariales, que por lo general pertenecen una
o más familias, pueden también cumplir un papel muy importante en la
erradicación de la pobreza y en la generación de empleo, complementando
la acción de los gobiernos mediante una forma alternativa de desarrollo
basado en la participación y organización comunitaria.
9
para solucionar los problemas que el sector público no ha podido resolver.
Esos aportes al desarrollo son una valiosa contribución a la construcción
de la paz porque, como bien lo dijera el Papa Paulo VI: “el desarrollo es el
nuevo nombre la paz”.
Ahora bien, no todos los conflictos ni toda la violencia que se dan al interior
de los hogares en Colombia tiene su origen en necesidades básicas
insatisfechas. Son muchos los casos que se presentan en hogares que
cuentan con solvencia económica pero donde los hijos no han recibido de
sus padres ni el ejemplo aleccionante ni una adecuada formación en
principios y valores que orienten su comportamiento. Aquí es importante
notar que esa adecuada formación no consiste en recitar lecciones de
moralidad y a renglón seguido contradecirlas con la conducta cotidiana. En
el proceso de formación no hay nada más dañino que un buen consejo
acompañado de un mal ejemplo. El hogar es el primero y más importante
laboratorio de comportamiento humano, y lo que se aprende es lo que se
ve como acción u omisión de los mayores.
10
similar sobre casos de esa índole en Medellín: “El más reciente informe
Forensis de Medicina Legal indica que en 2015 hubo 13.696 denuncias de
agresiones físicas contra mujeres, cometidas por sus compañeros
permanentes o exparejas. Sin embargo, cuando el espectro se amplía a
otros casos de violencia como la psicológíca, la económica, la sexual, el
abandono, las amenazas y la privación de libertad, entre otras, la cifra de
agresiones crece hasta 40.943, que deja un registro diario de 112 casos”. Y
agrega el Informe: “Hasta agosto de este año ya se conocen al menos 32.000
agresiones de parejas (de todo tipo) contra mujeres”. Es decir, en el 2016
los casos denunciados superarán los 50.000.
11
estas palabras: “Como en los tiempos de la espada y la lanza, también hoy,
en la era de los misiles, es el corazón humano el que mata, más que las
armas”. Y le asistía toda la razón al pontífice, porque es allí en ese centro
más íntimo de la persona, donde la paz crece y se desarrolla antes de
convalidarla a través del diálogo o en una mesa de negociaciones.
Por supuesto, uno de los desafíos más serios del individuo es alcanzar esa
paz interior que, como hemos explicado, depende de una serie de factores
que influyen sobre la estabilidad psíquica y espiritual de la persona. En este
punto es importante precisar que lo espiritual no es equivalente a lo
religioso. Esto último tiene que ver con creencias y dogmas, y
especialmente con el cumplimiento de las prácticas que impone un
determinado culto, mientras que lo segundo tiene que ver con la búsqueda
de la realización plena del ser humano. Esa plenitud se logra cuando se le
encuentra sentido a la existencia, y no hay camino más directo para llegar
a ella que el servicio al prójimo y a la sociedad en la que uno está inmerso.
12
social que hace posible que los beneficios de una sociedad democrática se
distribuyan con equidad entre sus integrantes. Mucha razón tenía y sigue
teniendo San Agustín al definir la paz como “la tranquilidad en el orden”,
pero no de cualquier orden sino de un orden justo, porque es el único que
la hace viable y duradera. “La justicia es la primera virtud de las
instituciones sociales, como la verdad lo es de los sistemas de
pensamiento”, escribió John Rawls en su conocida obra Teoría de la Justicia.
Ese bien que busamos tiene también una dimensión filosófica que, según la
Doctrina Social de la Iglesia no sólo debe ser para provecho de todos los
hombres sino que abarca a todo el hombre, es decir, no sólo a su cuerpo
sino a su espíritu. Hay una dimensión sagrada en nuestra existencia, y es
allí en esa dimensión donde está el más alto propósito de la vida humana.
La realización plena de la persona no se logra si no se complementa con un
componente espiritual, que la impulsa a buscar un fin trascendente. A
pesar de la vanidad del ser humano por todo lo que ha logrado contruir
materialmnete, en el fondo se siente frágil e insignificante frente al cosmos
infinito y a la eternidad del tiempo. Esa insignificancia se hace más palpable
cuando la furia de la naturaleza lo arremete y lo atemoriza de manera
recurrente. Por eso, desde los tiempos más remotos hasta hoy, el hombre
ha buscado protección en una potencia superior a la que acude con
reverencia, y le pide ayuda en los momentos más críticos.
13
sustituyendo por nuevas ideas, muchas de las cuales acaban imponiéndose
porque están de moda. Los deletéreos efectos de esa nueva cultura los está
sufriendo la familia, amenzada en su esencia, en su identidad y en su
estabilidad.
10 Papa Francisco, Encíclica Amoris Laetitia, Capítulo Segundo, Desafío y Realidad de las
Familias, 31.
11 Conferencia Episcopal Española, Matrimonio y familia, 6 de julio de 1979, 3.16.23.
14
de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias que
se derivan de ella.”12
12 Exhortación Apostólica Postsinodal Amoris Laetitia del Santo Padre Francisco a los Obispos,…
3.
13 Ibidem, 34le
15
Por supuesto, en la vida matrimonial se presentan divergencias, que no
pasarían a mayores sin se respetara la dignidad y opinión del otro; pero si
el desacuerdo se convierte en conflicto se debe resolver con una sincera
voluntad de reconciliación.
14Ibidem, 56.
15“Art. 16. Desarrollo de la libre personalidad. Todas las personas tienen derecho al libre
desarrollo de su personalidad sin más limitaciones que las que le imponen los derechos de los
demás y el orden jurídico”.
16
MUCHAS GRACIAS.
17