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VELÁZQUEZ (1599-1660).

CUADROS EN
LOS QUE PODEMOS ENTRAR

Velázquez nació en Sevilla en 1599, y allí se formó como pintor.


Influyeron mucho sobre él en ese momento, los cuadros de Jusepe Ribera que
llegaban a España desde Nápoles, en las primeras décadas del siglo XVII. De
ellos aprendió a pintar como se hacía en Italia en la época, con volúmenes
sólidos y fuertes contrastes entre zonas de luz y de sombra.
Estas características de su estilo se transformarían a lo largo de su carrera.
Velázquez se mudó a Madrid en 1623, para convertirse en pintor de corte
del rey Felipe IV, un cargo que mantuvo hasta su muerte, en 1660.

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Este retrato de hacia 1631, muestra un personaje de la corte de Felipe IV.

Si pensamos en los retratos de Van Dyck, que era contemporáneo de Velázquez


y que trabajó en un entorno cortesano similar, llama la atención la sencillez de
esta imagen.
En lugar de la teatralidad y estilización de los retratos del pintor flamenco, los
de Velázquez son sencillos, y por eso transmiten honestidad, sensación de
verdad.
Aquí no hay columnas ni grandes telas que sirvan de fondo a la imagen del
personaje, la vestimenta negra se adorna únicamente con la cruz de la orden
aristocrática de Calatrava.
La presencia física que la figura tiene en el cuadro es sorprendente: Velázquez
tuvo una gran habilidad para pintar volumen o relieve, como lo llamaban en esa
época.

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El trabajo principal de un pintor de corte era hacer retratos,
pero Velázquez tuvo la suerte de encontrar en el rey Felipe IV, a un apasionado
amante de la pintura, que le permitió dedicarse a otros temas y que
le apoyó durante toda su carrera.

Esta es una de las obras maestras de Velázquez: se conoce como "Las


hilanderas" desde el siglo XVIII cuando se pensaba que mostraba una escena
realista, unas mujeres trabajando en un telar.
Esto es un ejemplo de cómo en ocasiones el tiempo hace olvidar el significado
original de un cuadro: documentos del siglo XVII describen el tema del cuadro
como la historia de Aracne y la diosa Atenea.
-Ambas aparecen en el fondo de la escena, junto a otras mujeres, la diosa con un
casco y Aracne frente a ella.
-Aracne se había atrevido a desafiar a Atenea, diciendo que tejía mejor que ella.
-Perdió el concurso y fue convertida en araña.
-En la actualidad el cuadro se conoce como "La fábula de Aracne".
-Está en el Museo del Prado, en Madrid.
-Detrás de las figuras de la diosa y la mujer hay un tapiz que cuelga de la pared y
que se confunde fácilmente con las figuras.
-Es el tapiz que Aracne tejió en el concurso.
-En lugar de inventarse una imagen, Velázquez ha usado como modelo un
cuadro de Tiziano, que existía en la colección real de Madrid en ese momento:
es "El rapto de Europa", que ahora pertenece al Museo Isabella Stewart Gardner
de Boston.

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-Ese mismo cuadro de Tiziano fue copiado por Rubens cuando este
visitó Madrid durante nueve meses, en la década de 1620.
-La copia de Rubens pertenece actualmente al Museo del Prado y cuelga junto a
"La fábula de Aracne".
-Al usar esta escena para el tapiz del fondo del cuadro, Velázquez homenajea a
los dos pintores que más influyeron sobre su carrera y su forma de pintar.
-La posición en "contraposto" de dos de las mujeres que vemos en el cuadro,
una vestida de negro en el lado izquierdo, y otra con camisa blanca en el lado
derecho, se inspira en dos figuras de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina en el
Vaticano, que Velázquez había estudiado durante uno de los dos viajes que hizo
a Italia.
-Velázquez no fue un clasicista, en el sentido en el que lo son muchos otros
artistas del siglo XVI o XVII, él combina de forma muy original el conocimiento
del arte clásico y del Renacimiento, con la observación directa de la realidad.
En sus cuadros el elemento heroico e idealista se minimiza, por eso es
fácil comprender que durante un tiempo,no se reconociese el asunto mitológico
de este cuadro.
-Posiblemente las mujeres del primer plano del cuadro también formen parte de
la historia mitológica: la diosa Atenea se había presentado a la competición con
Aracne disfrazada de anciana.
En cualquier caso, la idea de representar una historia mitológica con
apariencia cotidiana, es muy característica del gusto de Velázquez por convertir
lo divino en terreno.
-La importancia que el pintor concede a objetos cotidianos como la banqueta, o
la lana que ha caído en el suelo, contribuyen a que la escena parezca próxima, y
lo mismo es cierto del tratamiento de la luz, del color y de la técnica del artista.
-Fijaos en la rueca por ejemplo, los radios parecen estar en movimiento.
Una importante pintora impresionista, Mary Cassat, dijo lo siguiente al
ver este cuadro: "Las hilanderas, ¡santo cielo!, parece que uno puede entrar en el
cuadro".
La técnica de Velázquez es muy pictoricista: esto quiere decir que los
contornos son borrosos, que están poco delimitados, y que muchas pinceladas,
en lugar de fundirse, permanecen visibles sobre la superficie del
cuadro, llamando la atención sobre sí mismas.
Esta forma de pintar es muy característica de la obra madura de Velázquez.

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Este es un cuadro de gran tamaño mide algo más de tres metros de alto y algo
menos de tres metros de ancho. Muestra una sala del Palacio Real de Madrid,
tal y como existía en 1656, la fecha del cuadro.
-En él vemos a Velázquez pintando.
-No estamos seguros de lo que pinta: podría ser una escena con la niña que
vemos en el centro del cuadro, la infanta Margarita, hija del rey Felipe IV y de su
mujer, Isabel de Borbón, podría ser incluso la escena que estamos viendo.
-Los reyes aparecen reflejados en un espejo en la pared del fondo, también
podría ser que Velázquez los esté pintando a ellos.
-El cuadro se conoce como "Las meninas", la palabra portuguesa que se usaba
para referirse a las jóvenes de la nobleza, que atendían a la hija del rey.

-Este cuadro refleja el gusto por la complejidad conceptual que es típica de la


pintura y la literatura del siglo XVII.
-Velázquez es un maestro en este tipo de desafíos a la capacidad interpretativa
del público.
-Ya hemos visto que el cuadro de "La fábula de Aracne" fue mal interpretado
durante mucho tiempo.

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-Si pasamos un tiempo delante de "Las meninas", nos damos cuenta de que cada
vez que pensamos haber encontrado la respuesta al problema de qué está
pintando artista, surge una razón que la descarta.
-Mirar este cuadro es como escuchar rumores que no podemos confirmar.
-Si está pintando a los reyes, por ejemplo, el lienzo es demasiado grande, y
además no conocemos un retrato de pareja de los monarcas.
-Aunque no podemos dar con la respuesta, el cuadro nos anima intentarlo, y al
hacerlo, mantiene nuestra concentración.
-La ilusión de realidad de este cuadro nos plantea otro desafío, otro juego
interpretativo.
-La gama de colores, la luz que entra por las ventanas laterales y la puerta del
fondo, y la ilusión de tres dimensiones que vemos en el espacio y en las figuras,
contribuyen al realismo de la escena.
-Quizás lo más sorprendente sea la sensación de que percibimos el aire que hay
en la sala como algo casi tangible.
-Fijaos por ejemplo, en el espacio que hay detrás de las figuras, entre ellas y la
pared del fondo, la capacidad del pintor para hacernos sentir la presencia de la
atmósfera, se conoce como perspectiva aérea.
-El espejo en el que vemos reflejados al rey a la reina, contribuye también a la
ilusión de realidad, parece reflejar a dos figuras, los reyes, que ocupan el mismo
lugar que nosotros, que ven lo que vemos nosotros.

-Esta sensación se incrementa por el hecho de que algunas figuras nos miran y
parecen reaccionar a nuestra presencia.
-Una de las damas que atienden a Margarita, parece iniciar una reverencia, por
ejemplo, y el perro parece desperezarse, recién despertado.
-Al darnos cuenta de esto, nos sentimos transportados al espacio del cuadro,
sentimos que la sala se extiende debajo de nuestros pies y sobre nuestras
cabezas, sentimos que si pisásemos con fuerza, levantaríamos el polvo del suelo
que vemos en el cuadro.

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-La idea de situar un espejo en el fondo de la escena, la tomó Velázquez de un
cuadro de Van Eyck, "El matrimonio Arnolfini", que en ese momento pertenecía
a la colección real española, y que Velázquez conocía muy bien.
-El cuadro como hemos visto, nos causa una fuerte ilusión de realidad, pero la
técnica con que está pintado la contradice.
-En este detalle vemos que vistas de cerca, las manos y las mangas están
pintadas de forma que no las podemos confundir con algo real, esto claramente
no es más que pintura.
-Fijémonos ahora en la línea blanca que va de una figura a la otra por encima de
sus manos: vista de cerca se ve que es pintura blanca, que un pincel ha
arrastrado sobre el lienzo, pero si nos alejamos del cuadro, recuperamos
instantáneamente la ilusión de realidad, la línea blanca se convierte en un rayo
de luz que entra desde la puerta.
-La contradicción entre los elementos realistas del cuadro y su técnica pictórica,
hace que flote en un espacio fronterizo entre la realidad y la ilusión, que nuestra
mente oscile entre pensar una cosa y la contraria.
-Esta paradoja tiene un efecto estimulante sobre nosotros, despierta nuestra
mente.
-El realismo sutil y contradictorio de "Las meninas" han hecho de este cuadro
una de las obras más elogiadas de toda la Historia del Arte europeo.

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