Sunteți pe pagina 1din 16

Cómo investigar la era comunicacional

del capitalismo*
COMENTARIO

Néstor García Canclini

L os estudios que avanzan en el conocimiento suelen abrir pre-


guntas que escapan a las respuestas que creíamos convincentes.
¿Cómo definir las relaciones entre empresas, trabajadores, consumido-
res y usuarios? ¿En qué sentido se están reorganizando los vínculos
entre poder, hegemonía y contrahegemonía? ¿Qué entender por bie-
nes comunes y explotación, servicios de las corporaciones y despose-
sión de los consumidores y ciudadanos?
Parece difícil abarcar estos nuevos procesos con las teorías sociales
del siglo xx. Más aún si se quiere captar las ambivalencias de quienes ya
no están en los lugares descritos por los métodos con que se analizaban
las diferencias y desigualdades. Un recurso es multiplicar los enfoques.
Si bien los textos reunidos en este dosier ponen el énfasis en la pers-
pectiva antropológica, que valora las voces de los actores y la diversidad
cualitativa de los fenómenos, nutren sus análisis en estadísticas econó-
micas y sociológicas, exámenes discursivos y registros narrativos de los
nuevos significados de la creatividad. Comparten maneras de explorar
las novedades en las que el punto de vista etnográfico busca su lugar en
indagaciones transdisciplinarias.

How to Research the


Servicios y secretos
Communicational Era
of Capitalism
Una buena parte del debate pasa por cómo denominar esta época.
Gustavo Lins Ribeiro reconoce cierta utilidad del nombre de capita-
Néstor García Canclini
lismo cognitivo, pero sostiene que la expropiación del conocimiento y
Universidad Autónoma Metropolitana-
Iztapalapa, Ciudad de México, México
la centralidad de las innovaciones en la búsqueda de acumulación ya
drngc197@hotmail.com estuvieron presentes en el capitalismo industrial. Las novedades re-
cientes, dice, derivan de la irrupción de las computadoras e internet,

Desacatos 56, * Agradezco a Gustavo Lins Ribeiro y Ana Rosas Mantecón sus comentarios a este
enero-abril 2018, pp. 90-105 texto.

90 Desacatos 56  Néstor García Canclini


que generan nuevas prácticas lucrativas, otros mo- le cedemos de nuestra información más personal
delos productivos y gerenciales, diferencias en los —economía de la carnada— alude al modo en que
discursos y la construcción de hegemonía. Las for- este capitalismo electrónico nos lleva a encarnar: nos
mas inéditas de estar en el mundo de hoy requieren engancha, somete gustos y pensamientos íntimos a
usar aparatos capaces de articular muchos modos rastreos que quedan fuera de nuestro control. Esta
de acceso a la información y la comunicación. En economía laboral se sostiene gracias al trabajo no
este capitalismo, que Lins Ribeiro prefiere llamar remunerado, incluso físico —clics, disposición cor-
electrónico-informático, “dentro de no mucho tiempo, poral— de los usuarios.
cada persona será un smartphone” (p. 19). Dada la opacidad de los algoritmos y la trans-
Sabemos que ese aparato condensa una multi- parencia de nuestros datos, no sólo el vínculo laboral
plicidad de funciones, administradas por una empresa es asimétrico y desigual; queda en duda, como vere-
gigante: Google. Para comprender la veloz expansión mos después, nuestra capacidad de desempeñarnos
del dispositivo hay que examinar el modo en que como ciudadanos. Las utopías de pedir rendición
opera la empresa y cómo interactúa con los usuarios. de cuentas sobre el uso que los algoritmos hacen de
Organiza grandes volúmenes de información y la ha- nuestra información lleva a preguntas más extre-
ce universalmente accesible. La ofrece de manera gra- mas que en cualquier tiempo anterior sobre el tipo
tuita en Gmail, Google Maps, Google Earth, Waze y de hegemonía que se está instalando. En la antigua
YouTube. ¿Qué clase de servicio proporciona esta distinción gramsciana, la hegemonía se diferenciaba
gestión de palabras, imágenes y sonidos? Lins Ribei- de la dominación al no ser simple imposición sino
ro se concentra en el primer elemento: muestra cómo un control justificado por el consenso, tomando en
las palabras se convierten en mercancías. Recuerda cuenta las necesidades y los deseos de los subalter-
que antes ciertas palabras tenían valor comercial, por nos. Maurice Godelier (1989) encontró en las socie-
ejemplo, bajo la forma de libros, revistas o periódicos; dades africanas que la dominación se justificaba por
ahora “cualquier palabra que pueda asociarse a mer- los servicios que los jefes políticos o líderes religiosos
cancías o servicios tiene un valor. En la actualidad, el ofrecían a los subordinados y trasladaba esa interpre-
precio de las palabras se encuentra desencarnado: ya tación a las democracias occidentales. Ambos au-
no supone una creación literaria” (p. 23). Sin em- tores, como Raymond Williams (1988) y otros de
bargo, al explicarnos que las palabras se transforman los llamados estudios culturales, notoriamente en
en signos de búsqueda y se articulan por medio de Latinoamérica (Grimson y Varela, 1999; Martín-
algoritmos en “un panóptico electrónico del merca- Barbero, 2006; Sunkel, 2001), destacan el papel de
do” (p. 23), señala cómo la información que damos los procesos culturales como escenas de persuasión y
a Google sobre nuestros comportamientos, deseos y negociación entre dominadores y dominados, en las
opiniones nos convierte en insumos mercantilizados. que los sectores subalternos o populares ejercen su
Tal vez habría que hablar de formas nuevas de en- resistencia y desarrollan iniciativas alternas a los gru-
carnar las palabras, que no refieren sólo la creación pos hegemónicos (Grimson y Varela, 1999; Martín-
literaria sino el soporte corporal, vivencial, de cada Barbero, 2006; Sunkel, 2001). Pero esta gestión del
usuario, cuando al activar signos de búsqueda, entre- antagonismo social —y del lugar de la cultura en
ga lo que es, cree ser o desea ser. las mediaciones y la elaboración de los conflictos—
La sugerente expresión con que Lins Ribeiro está cambiando con la reorganización digital de las
sintetiza el proceso de intercambio entre el regalo, interacciones sociales. Nuevos entrelazamientos en-
o sea el servicio que Google suministra, y lo que tre lo ideal y lo material, entre la información y las

Cómo investigar la era comunicacional del capitalismo 91


relaciones laborales, engendran construcciones dis- crowdsourcing puede desplegarse en blogs, videos en
tintas del poder hegemónico y el consumo. YouTube y redes sociales: los trabajadores de base
¿Qué clase de servicio proporciona Google de las empresas ya no serían proletarios obligados a
cuando lo que presenta como apertura a una infor- cumplir tareas y horarios para ejecutar lo inventado
mación más abundante se cierra en un juego de se- por las cúpulas ni los consumidores simples apropia-
lección de nichos, mutación de conversaciones en dores de bienes sino usuarios que dan información y
marketing, y lo que se publicita como colaboración realizan, por medio de la empresa, sus aportes crea-
es en realidad dependencia de una lógica que se nos tivos. Las corporaciones captan las innovaciones,
oculta? Lins Ribeiro sospecha de quienes leen el goo- codifican los datos e ideas, toman decisiones sobre
gleísmo desde la economía del don y ve el crowdsour- lo que se seleccionará para convertirlo en interven-
cing, la cocreación, como encubrimiento de una vaga ciones de mercado.
noción de multitud creativa. Son desconfianzas que Carmen Bueno Castellanos halla en estas es-
no se despejan al crear en las empresas una mística trategias de acumulación por innovación la puesta
laboral cooperativa y tratar de contagiarla a los usua- en práctica de lo que David Harvey (2006) denomi-
rios. Tampoco al mostrar fotos en las redes de las na “acumulación por desposesión”. Distingue tres
empresas de Silicon Valley para que todos admiremos fases: la concepción de ideas creativas; la exploración,
un ambiente de trabajo con restaurantes gourmet de en la que se acompaña la evolución de esa idea, se
comida orgánica, albercas y mesas de ping-pong. diseñan prototipos, se prueban las innovaciones y
se formula el plan de negocios, y la explotación, en la
que se pondera la viabilidad de los proyectos según
Astucias de la explotación sus riesgos financieros, posicionamiento en el mer-
cado y complejidad tecnológica.
Para comprender qué se abre y qué se cierra en la in- En su artículo, examina dos casos en los que
teracción entre corporaciones y consumidores, Car- operó esta estrategia. La planta Fiat en Brasil lanzó, en
men Bueno Castellanos estudia cómo operan unos y 2009, una convocatoria para propuestas destinadas a
otros en los procesos innovadores de la producción. “un automóvil compacto y ágil, confortable y seguro
La innovación no sería ya la sorpresa que las empresas […] para el tráfico en grandes ciudades, un motor
ofrecen al anunciar un nuevo producto, un cambio libre de contaminantes y la capacidad de recibir ac-
de diseño, imagen o ampliación de funciones de los tualizaciones personalizadas, cambios de configura-
conocidos. La innovación abierta, basada en la conec- ción y aportar interfaces entre el coche y el usuario”
tividad que facilita interactuar con los usuarios, les (pp. 59-60). Hubo 17 000 participantes que ofrecie-
comparte información sobre lo que la empresa hace ron 11 000 propuestas, de las cuales seis pasaron a la
y planea, los invita a proponer ideas creativas para fase exploratoria: llantas con una rotación de 90° para
resolver problemas o desarrollar nuevos productos. facilitar el estacionamiento, cámaras que sustituyen
Internet —y la propia organización econó- los espejos laterales y comunicación entre vehículos
mica— aparecen como representantes del “bien para evitar choques.1 Como señala Carmen Bueno,
común global de la inteligencia colectiva” (Mou- la respuesta masiva del público en los medios de co-
lier-Boutang, 2011: 26). Se convoca a los consumi- municación se consideró un éxito, así como haber
dores o usuarios a participar en esta feliz simbiosis
entre las corporaciones que producen los bienes y
las que gestionan las tecnologías de información. El 1 Véase <https://www.ideaconnection.com/blog/?s=Fiat+Mio>.

92 Desacatos 56  Néstor García Canclini


construido una imagen de consulta e integración de o tutores, disimulados en procesos de interacción
la empresa con las “comunidades creativas”. Nunca social y económica que se autoorganizarían. El espa-
se dieron a conocer los procesos de la fase explorato- cio de supuesta apertura, libre de jerarquías, se revela
ria en la cadena de valor, como la sincronización de sometido a las decisiones jerarquizadas de las firmas
las partes ingenieriles y de negocios, la colaboración que controlan los datos, los usos y la apropiación de
con proveedores, etcétera. los beneficios. El análisis concluye con una crítica a
El otro ejemplo es la invitación a “ser nues- la idealización de los prosumidores y trendsetters que
tro próximo socio” (p. 62), de Procter & Gamble, aportan innovaciones y quedan apresados en un pro-
corporación dedicada a productos de limpieza y ceso “colectivo” de producción de conocimiento,
aseo personal, cuyo fin explícito es recibir innova- de cuyos réditos y orientación son excluidos. La fu-
ciones y al mismo tiempo “pastorear” su desenvol- sión pretendida entre producción y consumo queda
vimiento dentro de la compañía (p. 63). La empresa subsumida, para los innovadores, en la expropiación
lo hace mediante “busca talentos”, que conectan de su creatividad efectuada por la empresa. Es ésta, y
la idea creativa con el cabildeo dentro de la firma, no los individuos, la que marca tendencias.
y “tutores”, que contribuyen al desarrollo concep- Me parece que esta valiosa disección del proce-
tual en la fase de exploración. Al seguir los comenta- so llamado de innovación abierta da elementos para
rios admirativos de los aportadores de ideas —“otro disentir con una de las conclusiones. Carmen Bueno
mundo es posible”, etc. (p. 64)—, no aparecen refe- afirma que la innovación abierta es incluyente y de-
rencias a los intereses económicos de los participantes mocrática en la fase de concepción de ideas y después
ni tampoco de la corporación, que se ahorra costos. cierra la compuerta e interrumpe la participación
Quedan invisibilizadas las técnicas con las que la masiva de los prosumidores para dar cabida a procesos
marca “actúa” su proximidad con el consumidor. de expropiación de propuestas creativas. De acuerdo
El “trabajo”, dice Bueno, “se autoorganiza y con esta etnografía, y con la que realizamos en una
autorregula sin la intervención de relaciones o com- investigación sobre jóvenes creativos o trendsetters en
promisos laborales” (p. 66), pero la etnografía del la Ciudad de México (García Canclini, Cruces y
proceso productivo mostró las funciones de deci- Urteaga, 2012), podríamos sostener que la expropia-
sión, selección y control de la empresa, por ejemplo, ción de la creatividad comienza desde la convocatoria
de los tutores como sujetos organizadores y regula- programada de manera masiva con conocimiento de
dores. Se oculta la expropiación del valor aportado que se eliminará la enorme mayoría de las propuestas.
por los consumidores, se lo disfraza como práctica Pese al aspecto abierto de la invitación a innovar, los
lúdica. Agregaría que el papel de los usuarios parti- procedimientos ya previstos de exclusión son consti-
cipantes tiene todo el aspecto de una autoexplotación tutivos desde el comienzo. La extracción de valor del
con consenso. Si bien podrían hallarse en épocas pre- trabajo de los innovadores, y por lo tanto su autoex-
digitales procesos que correspondan a este concepto, plotación, recorren el proceso total.
su configuración en el capitalismo actual tal vez sea
más decisiva para la reproducción de la explotación.
Una cuestión más es que se diluye el papel de Sospechas sobre YouTube y lo alternativo
los sujetos: tanto los que cooperan de manera exter-
na y gratuita con la empresa, como el de la propia La selección de la creatividad y la innovación, tan
empresa como sujeto responsable de la explota- excluyente en los filtros de casi todas las empresas
ción, así como el de sus empleados, busca talentos —seis propuestas elegidas de 11 000—, actúa de otro

Cómo investigar la era comunicacional del capitalismo 93


modo en YouTube. Mientras las editoras de música, y manipulados por Hollywood y la televisión co-
videos y libros, según la lógica clásica de las indus- mercial desde lugares lejanos, esta ampliación de la
trias culturales y comunicacionales, sólo difunden oferta —que incluye lo que puedo crear, acceder a
una pequeña minoría de los materiales que reciben, lo que elijo ver a la hora y en el lugar en el que lo
los youtubers y booktubers suben sus productos a la pla- deseo— dé a los circuitos digitales la apariencia de
taforma de internet. Un gran número alcanza rápida escenas democratizadoras.
visibilidad y algunos consiguen dinero e influencia. Márquez y Ardèvol sugieren que distinga entre
Los más exitosos trascienden las redes digitales y democratización y demotización. YouTube, como
expanden su trabajo a espectáculos teatrales, promo- las demás redes, da visibilidad y oportunidades de
ción de libros y videos en las ferias. A diferencia de participación, pero “no implica necesariamente una
la prensa y la televisión, que pierden receptores sobre transferencia del poder mediático” (p. 40). Se re-
todo entre las nuevas generaciones, los youtubers lo- distribuye la celebridad, pero al final, la que alcanza
gran interpelar a un número creciente de usuarios e la gente común es expropiada por los medios. Las
interactuar con ellos (Pérez y López, 2015). industrias siguen controlando y administrando la
Este nuevo formato comunicacional, con un economía simbólica y en beneficio de intereses cada
lenguaje narrativo y coloquial, con menos restriccio- vez más concentrados.
nes y censuras que las industrias culturales, logra cer- Si no puedo cambiar el sistema, ¿al menos pue-
canía y confianza con las audiencias, explican Israel do mostrar mi creatividad, mis ocurrencias, los inte-
Márquez y Elisenda Ardèvol. Los usuarios de You- reses de crear comunidades alternativas y compartir
Tube encuentran mayor aceptación que los innova- información sin que me la vendan? Agrupo aquí
dores explotados por “otras” empresas; sus opiniones actividades de valor social desigual porque una de
sobre los videos o los textos se difunden, pueden su- las características del YouTube de después de Goo-
gerir temas e influir en los líderes o en sus seguidores. gle es homogeneizar comportamientos diferentes,
La valoración pública, o al menos la repercusión de individuales y grupales, al ordenarlos o institucio-
sus creaciones, parecen dar más consistencia en este nalizarlos sin que afecten las reglas y el poder de los
caso a la idea de que son prosumidores. medios tradicionales. Más aún, vemos que muchas
Quienes pueden hacer con esta práctica o jue- iniciativas independientes facilitadas por las tec-
go una nueva profesión logran sobreponerse a la nologías digitales son abducidas por editoriales de
exclusión laboral, al desempleo, cuyos porcentajes textos y músicas, cadenas televisivas o fusionadas
en las generaciones jóvenes duplican en las socieda- con ellas. Desde que Google adquirió YouTube y
des occidentales al del conjunto de la población. No la información de diarios y canales de televisión
es extraño, señalan estos autores, que ser youtuber se se nutre de las redes, los videos de aficionados que se
halle entre las diez profesiones más deseadas por los mostraban en un entorno libre de anuncios son
niños españoles, junto a otras ocupaciones propias reincorporados a una lógica mercantil y colocados
del mundo digital, como gamers, blogueros o commu- en competencia con los producidos por las corpora-
nity managers: “si cualquier persona es capaz de subir ciones: “las grandes corporaciones mediáticas están
videos a la plataforma, cualquiera puede, al menos colonizando internet y aprovechando sus ‘viejas’
de manera potencial, alcanzar el éxito y ganar dine- estructuras de poder para apropiarse de ‘nuevos’
ro por ese medio” (p. 39). medios como YouTube y de ‘nuevos’ fenómenos de
Es comprensible también que, en una época en la cultura popular como el de los youtubers”, sostie-
la que los productos audiovisuales están diseñados nen Márquez y Ardèvol (p. 42).

94 Desacatos 56  Néstor García Canclini


Ellos destacan, con más ejemplos de los que ha mostrado que ciertas formas de la globalización
recojo aquí, que el destino de las comunicaciones popular no pueden llamarse contrahegemónicas; por
disidentes y participativas —como los youtubers y las ejemplo, las unidades de producción localizadas en
networks que los representan— está cayendo bajo el puntos glocales y conectadas por agentes globaliza-
dominio de las mismas corporaciones capitalistas, dores populares —migrantes, redes ilegales—, que
“lo que da lugar a una situación de control y he- no crean alternativas radicales al orden prevaleciente
gemonía mediática no muy diferente a la de la era (2014: 74-76).
—predigital— de la comunicación masiva” (p. 43).
Concuerdo, en parte, con esta apreciación. Sin em-
bargo, las formas de participar en la producción de Cooperación y competencia entrelazadas
programas, de producir datos sobre audiencias e inte-
ractuar entre emisores y receptores o entre receptores El cuarto texto de esta serie, elaborado por Luis
y usuarios han cambiado lo suficiente como para que Reygadas, contribuye a alejarnos de las visiones
esta reorganización del poder sea más que una simple monolíticas, de oposición binaria, al identificar los
continuación de la época controlada por las indus- entrecruzamientos y la convivencia de organizaciones
trias comunicacionales masivas. actuales de la comunicación y la economía virtual.
Márquez y Ardèvol tienen el cuidado de re- La pregunta sobre cómo denominar esta época
conocer que la cultura hacker y las comunidades no tiene una sola respuesta. La economía virtual no
de software libre, como fuerzas contrahegemónicas, se presenta con un modelo único, se estructura con
cuestionan la actual hegemonía tecnológica, polí- lógicas diversas en las que “intervienen actores muy
tica y económica. Mencionan a Anonymus como dispares —personas, robots, empresas, organismos gu-
ejemplo de un modelo desafiante respecto al de la bernamentales y no gubernamentales, etc.—” (p. 72).
celebridad individual hollywoodense —que perpe- Los participantes establecen relaciones de colabora-
túa, dicen, la mayoría de los youtubers (p. 45)—, que ción y competencia, a veces buscan ganancias y otras
al construir una celebridad colectiva, produce “un reciprocidades, quieren innovación y rentismo. Ade-
seudónimo colectivo protector, que actúa como una más de vínculos entre personas, hay interacciones con
identidad común compartida” (p. 45). artefactos y entre ellos —lo que ahora se nombra co-
Me parece que la irrupción de las redes, más mo internet de las cosas—, que confieren un nuevo
allá de las intenciones hegemónicas de las empresas y aspecto a los procesos.
los deseos contrahegemónicos de los alternativistas, Quienes impulsan la colaboración hablan de
por su formato y flujos interactivos, está engendran- una economía de los dones, en la cual las personas
do también modos de comunicación y asociación comparten información, conocimientos y recur-
que no son hegemónicos ni contrahegemónicos. En sos. En cambio, los investigadores que se refieren
la reconfiguración de las disputas de poder, aparecen al capitalismo cognitivo se detienen en las ganan-
combinaciones ambivalentes, híbridas, en las que se cias obtenidas por las empresas al apropiarse de co-
elaboran formas de sociabilidad en las que el poder nocimientos generados en las redes digitales o que
no tiene una estructura binaria sino una complejidad circulan por ellas. Nombran a los usuarios como
dispersa. Coexisten muchos modos de estar juntos o un cognitariado al que las corporaciones explotan
comunicados y de compartir o disputar los bienes. cuando extraen ganancias de esa información.
Gustavo Lins Ribeiro se ha ocupado en textos Reygadas propone un ordenamiento analíti-
anteriores de un sistema mundial no hegemónico y co de diez tipos ideales de interacción (pp. 73-83),

Cómo investigar la era comunicacional del capitalismo 95


según las características de lo que ocurre en la cons- los debates entre lo que empresas o abogados juzgan
trucción de recursos informativos, los modos de piratería y los usuarios conciben como descargas
compartir, intercambiar o apropiarse de ellos: dones; libres de textos, imágenes y músicas en internet.
creación de bienes comunes del conocimiento; con- Por eso, Reygadas propone —en lugar de concebir
tiendas por prestigio; comercio electrónico; falsos como oposición y con distinciones tajantes lo lícito
dones, como la economía de la carnada; explotación y lo ilícito— entenderlo como un continuum. Entre
del trabajo cognitivo; rentismo; expropiación para quienes defienden una concepción con fuerte énfa-
compartir —vandalismo social—; expropiación para sis en la propiedad y la privacidad en un extremo,
comunicar —economía informal—, y expropiación y los que acentúan el uso compartido de lo que de-
para despojar —traficantes y contrabandistas—. finen como bienes comunes, en el otro, se forman
Sin entrar en detalles de las precisas diferencia- zonas grises, en las que se combinan interacciones
ciones realizadas por Reygadas sobre estas modali- variadas. Por ejemplo, la actividad de quienes tra-
dades, señalo su utilidad para distinguir la variedad bajan en Wikipedia es a la vez creación de bienes
de intercambios que ocurren en las redes: informa- comunes y contienda por prestigio (p. 87).
ción para compartir con amigos; alertas que dan los La disputa por la hegemonía, “quizá la más im-
usuarios de Waze; exhibición de fotos o memes para portante”, anota Reygadas, “ocurre entre los cientos
obtener prestigio; publicidad y venta de mercancías; de millones de usuarios de las redes […] y unas cuan-
rentismo, o sea, uso de las interacciones colabo- tas grandes corporaciones que obtienen ganancias
rativas para acumular y concentrar capital —por exorbitantes mediante los falsos dones, la explotación
ejemplo, Uber—; expropiación de recursos de otros del trabajo cognitivo, la apropiación del intelecto ge-
para compartirlos —crackers— o para obtener un be- neral y el rentismo” (p. 87). Como habíamos seña-
neficio económico —piratería—, y por supuesto, la lado, esta hegemonía obtiene consenso al presentar
economía de la carnada, según la expresión de Lins como servicio —la gratuidad de los navegadores y las
Ribeiro, o falsos dones, en términos de Reygadas, aplicaciones— lo que en realidad se combina con la
que ofrecen acceso gratuito o servicios a cambio de colaboración en redes y la entrega gratuita a las cor-
la información de los usuarios. poraciones del trabajo de los usuarios.
La argumentación del autor obliga a concluir
que resulta difícil dividir bandos nítidos: prácticas
lucrativas o no lucrativas, lícitas o ilícitas, de coo- Múltiples economías, dispersión
peración o competencia, hegemónicas o popula- de los ciudadanos
res (pp. 84-87). En algunas interacciones prevalece
una clase de conducta, pero a menudo se mezclan o Estos nuevos modelos de negocio y de construcción
abarcan actores con finalidades distintas. Así como de la hegemonía exigen replantear, entonces, las con-
no todo es altruismo, reciprocidad y creación comu- cepciones de la ciencia económica, la sociología y la
nitaria en las relaciones sin fines lucrativos, porque antropología que formularon las teorías modernas
incluyen búsqueda de estatus, prestigio o poder, con de la hegemonía, la acción política y las tareas de los
frecuencia la economía formal se nutre de lo infor- ciudadanos en los regímenes democráticos. Llegan
mal; las prácticas lucrativas o ilegales se enlazan con nuevas preguntas: ¿cuántas economías caben en la di-
las de colaboración igualitaria. versidad de usos socioculturales y políticos existentes
El dinamismo de los cambios, además, mueve en la contemporaneidad? ¿Cómo conviven y disputan
las fronteras entre lo lícito y lo ilícito: pensemos en sus lugares? ¿Qué papel es posible todavía para los

96 Desacatos 56  Néstor García Canclini


ciudadanos, arraigados en naciones que corresponden y antropólogos que hace medio siglo investigaban y
a territorios delimitados, en un tiempo de econo- discutían la coexistencia de modos de producción
mía, interconectividad e interculturalidad transte- y actores sociales —indígenas, campesinos, obreros y
rritoriales? Propondré algunas líneas posibles para empresarios, por ejemplo—, pero exhibe ahora una
reelaborar nuestro trabajo como científicos sociales. configuración expandida por la interdependencia
Pensemos, primero, en el sentimiento de una global de las economías y las culturas, así como por
cierta fatalidad histórica, que se extiende desde procesos de producción material e informacional que
que el neoliberalismo se impuso como pensamien- se entrelazan. Ya no se trata de analizar, como en las
to único en la economía y con amplia adhesión en décadas de 1960 o 1970, si formas de producción
otras ciencias sociales. Queda poco lugar para que diversas podían integrarse en el desarrollo capitalista y
los ciudadanos, en tanto trabajadores y consumi- con qué capacidad de gestión de los Estados naciona-
dores afectados, impulsemos sistemas alternativos les; ahora nos preguntamos sobre el futuro de la inter-
de gestión. La expansión veloz de internet como culturalidad y las desigualdades, sobre su globalidad
difusor y articulador mundial de la información o descontrol en un tejido de flujos con bajo arraigo
prometió una comunicación horizontal, con acceso territorial, cuya conflictividad desborda los Estados y
democratizado y libre para todos, pero esa utopía se los organismos internacionales.
va retrayendo ante las coacciones de la algoritmiza- La idea de la sociedad como una máquina, o
ción, el googleísmo y el dataísmo, controlados por muy sea, una estructura que funciona por sí misma y
pocas corporaciones. Se agrava la sensación de que genera acciones, con indiferencia de la subjetividad,
los ciudadanos y consumidores somos impotentes. es antigua. El desarrollo industrial, al sustituir gran
La técnica, concebida antes como extensión del parte del trabajo humano, acentuó el sentido obje-
cuerpo y ampliación de la operabilidad de los sujetos, tivado y objetivador de las máquinas. Dos fuertes
instaura nudos de gestión electrónica omniscientes, movimientos enfrentaron esa tendencia. Uno fue
capaces de almacenar y analizar masas enormes de la crítica de los artistas y escritores a la industriali-
datos, conversar con los seres humanos, compren- zación capitalista porque limitaba la libertad, auto-
der nuestros deseos y desplazamientos por medio de nomía y creatividad de los individuos al someterlos
sensores, encuadrar y regular los comportamientos a un régimen de inautenticidad desencantado. El
en el espacio y con los otros humanos y nuestro pro- otro cuestionamiento provino de los socialismos y
pio cuerpo. Estas máquinas poseen una “facultad de marxismos que atacaron la opresión económica y la
juicio computacional” que les da autonomía, y los sumisión de los trabajadores a los intereses egoístas
sujetos somos reducidos a delegar “aptitudes deduc- de la burguesía, porque condenan a los sectores po-
tivas y proyectivas […]. Se desmorona entonces el pulares a una miseria creciente.
poder político basado en la deliberación y el com- Esas dos líneas críticas, que gestionaron las revo-
promiso de la decisión” (Sadin, 2017: 27-29). luciones culturales de las vanguardias y las revolucio-
Sin embargo, como muestran los textos reunidos nes sociales en la política y la economía, se agotaron
en este número de Desacatos, el desarrollo complejo y y nunca lograron soldar sus alianzas de manera du-
heterogéneo de economías materiales y simbólicas radera. El análisis que de ambos movimientos hacen
revela que no estamos ante una máquina monolítica, Luc Boltanski y Ève Chiapello (1999), muestra que
sino en medio de la coexistencia contradictoria de la crítica artística es antimoderna cuando insiste en
modos distintos de organizarnos. Esta diversidad in- el desencanto y moderna cuando se preocupa por la
terconectada no es desconocida para los economistas liberación. La crítica socialista intentó profundizar

Cómo investigar la era comunicacional del capitalismo 97


el sentido de la modernidad ilustrada y buscar la —Obama fue producto de lo que en tecnología de
autoorganización de los oprimidos para lograr una la información se conoce como “máquina capaz
emancipación que resolvería las contradicciones del de aprendizaje”. El sistema político norteamerica-
capitalismo (1999: 89). no funciona como esas máquinas. Con el tiempo
Estos movimientos críticos nacieron en Eu- se fue refinando y llegó un momento en que gene-
ropa, aunque tuvieron sus mayores logros —y fra- ró a alguien como Obama, un negro alto, guapo,
casos— en otros continentes. Más allá de la baja elocuente, cuya visión política se ciñe estrictamente
viabilidad histórica que sugiere la corta duración al sueño del imperialismo americano. El problema
de los artísticos y los fallidos desenlaces de las re- es que, como cualquier sistema informático, pue-
voluciones sociales, lo que ha cambiado es el carác- de aparecer un hacker que conozca el punto flaco de
ter de la máquina, de la sociedad entendida como la máquina y la haga saltar por los aires. Trump es
tal. La globalización agigantó la máquina y la hizo perfectamente consciente de que el punto flaco del
menos manejable que cuando funcionaba a escalas sistema es el resentimiento de los blancos. Por su-
nacionales o en las limitadas relaciones coloniales puesto, los negros están peor, pero eso no importa. A
e imperiales: un centro nacional en vínculo radial eso se suma su habilidad para servirse de los medios
con ciertos países —Londres con unas partes del de comunicación, que son incapaces de crear una
mundo, Washington con otras—. El actual poder narración, tan sólo tienen poder para amplificarla.
maquínico es más abstracto, más indiferente a las Funcionan igual que un altavoz, y los altavoces ca-
singularidades subjetivas, étnicas o nacionales. Se recen de ética. Se limitan a aumentar el volumen de
impone, cuando es indispensable, mediante la fuerza la señal que entra (Lago, 2016).
que le da su superioridad material y comunicacional,
y todos los días por la opacidad de sus operaciones.
Para los que parecen ser ocasionalmente sujetos de De los medios masivos a internet:
ese poder — los gerentes, los tecnócratas—, es más reconfiguración de la política
difícil manejar ahora el conjunto diverso, desorga-
nizado, de las sociedades implicadas. La posibilidad de ser ciudadanos ¿residirá hoy en ser
También lo que antes llamábamos resistencia ha hacker, en formar movimientos sociales o apoyar a
cambiado de formato y de sentido. Si en el pasado los líderes que hackeen el sistema? ¿O acaso existen aún
oprimidos se organizaban como sujetos —naciones, oportunidades para desarrollar economías alterna-
etnias, regiones— para lograr su emancipación, aho- tivas, organizaciones de consumidores críticos que
ra esos actores, y el sistema político en general, se logren cambios, redes de internautas eficaces para
muestran impotentes, corruptos, ineficaces. ¿Quién reorganizar las comunicaciones en beneficio de los
perturba más a la máquina: los movimientos sociales usuarios?
o los dispersos hackers? ¿Qué tienen que ver éstos Puede servirnos incluir aquí la simple obser-
con lo que llamábamos ciudadanos? Veamos cómo vación de que las industrias culturales y los medios
describe Teju Cole, en una entrevista, en qué con- masivos predigitales siguen existiendo. Se van di-
sistirían ahora las disrupciones del sistema: gitalizando la prensa, la radio, la televisión y el ci-
ne, pero su estructura empresarial y sus modos de
—Usted tiene doble nacionalidad. Como nortea- gestión conservan estrategias del siglo xx. La con-
mericano, ¿qué piensa de un sistema político que es cepción de que la hegemonía de esos medios se
capaz de producir tanto a Trump como a Obama? conseguía al ofrecer servicios es un precedente de

98 Desacatos 56  Néstor García Canclini


lo que examinamos en el capitalismo cognitivo, o opiniones. Se discute mucho el poder formador de
como se llame. Algo podemos aprender de los com- lo social y lo político de Televisa en México, Globo
portamientos de esos medios y del fracaso de los en Brasil y Clarín en Argentina, pero esas corpora-
políticos y movimientos sociales que les dieron poca ciones no se limitan a capturar audiencias y negociar
atención durante la primera expansión mediática en con distintos gobiernos la orientación ideológica de
la segunda mitad del siglo xx. los ciudadanos a cambio de favores económicos. La
En verdad, ya desde las crisis de las formas de televisión, como ahora las redes sociales, también
representación política del siglo pasado vimos emer- capta insatisfacciones sociales, ofrece información
ger nuevas demandas a partir de las identidades ét- con estilos persuasivos apropiados a las comunida-
nicas, de género o de edad, y de las laborales con des afectivas y las diferentes identidades.
menor fuerza a medida que avanzó la flexibiliza- Los públicos participantes, decepcionados de
ción de los trabajos y la desindicalización. Hace las burocracias estatales, partidarias y sindicales,
tiempo que no se defiende sólo la igualdad de to- acuden a la radio y la televisión para lograr lo que
dos, sino también el derecho a ser diferentes. Más las instituciones no proporcionan: servicios, justicia,
que como ciudadanos en general nos afirmamos reparaciones o simple atención. No se puede afir-
como jóvenes, mujeres, homosexuales, ancianos, mar que los medios masivos de comunicación con
ambientalistas, discapacitados o minorías étnicas. Se teléfono abierto, o que reciben a sus receptores en
habla de ciudadanías culturales basadas en formas los estudios, sean más eficaces que los organismos
distintas de emancipación (Miller, 2007). públicos, pero fascinan porque escuchan y la gente
En la medida en que muchos partidos políti- siente que no hay que…
cos fueron incapaces de incorporar estos intereses
sectoriales, perdieron capacidad de convocatoria, atenerse a dilaciones, plazos, procedimientos forma-
aumentó la desafección a la política y el ejercicio les que difieren o trasladan las necesidades [...]. La
de la ciudadanía se desplazó de las grandes insti- escena televisiva es rápida y parece transparente;
tuciones a movimientos o grupos, a organizacio- la escena institucional es lenta y sus formas (precisa-
nes locales o comunitarias. A veces este proceso se mente las formas que hacen posible la existencia de
interpreta como despolitización, pero recuerdo lo instituciones) son complicadas hasta la opacidad que
que decía Norbert Lechner: lo que ocurre es que se engendra la desesperanza (Sarlo, 1994: 83).
deposita el interés en organizaciones más próximas
a la experiencia, que pueden operar como grupos de El protagonismo de los medios, sobre todo de la
autoayuda (1998). Las inercias de la política quedan televisión en la segunda mitad del siglo pasado,
descolocadas cuando los que se llamaban públicos sigue vigente, pero comparte su hegemonía con
se experimentan como participantes en el uso de las las empresas de producción material y simbólica
redes, que se agrupan de otra manera y modifican que ofrecen servicios mayores y más accesibles en
incluso el acceso a los medios tradicionales (Silvers- internet. Las interacciones con los ciudadanos y
tone, 2010; Winocur y Sánchez, 2015). los movimientos sociales se complejizan ahora por
Estos nuevos modos de ocupar la vida social y cuatro razones:
asumir agendas públicas sectoriales convergen con 1. Los partidos aprendieron a usar algunos re-
el creciente papel de la prensa, la radio, la televi- cursos mediáticos y entregan buena parte del diseño
sión e internet como canalizadores de quejas, de- de sus campañas electorales o de promoción guber-
nuncias, críticas a las autoridades y expansión de las namental a empresas mercadotécnicas.

Cómo investigar la era comunicacional del capitalismo 99


2. Los medios, instrumentalizados por los po- subordinado de usuarios, ciudadanos e innovadores
líticos y los gobiernos, saben que necesitan mostrar cuando se les denomina prosumidores, produsuarios,
una independencia relativa ante ellos para no perder “muchedumbre creativa” o comunidades inteligen-
la confianza de sus audiencias. Además, en medio tes en red. Pero el análisis económico y simbólico
del desprestigio de las instituciones de gobierno y de la apropiación que las empresas hacen del valor
justicia para esclarecer crímenes, corrupción y en- creado en redes sociales, blogs, videos en YouTube
riquecimientos irritantes, las pantallas mediáticas e iniciativas productivas, como mostraron los textos
aparecen —con la potencia de sus filmaciones y precedentes, deja claro que la neutralización de la
grabaciones— como testigos privilegiados, velo- disidencia torna problemáticas las acciones contra-
ces, capaces de ocupar el vacío de la credibilidad hegemónicas. La información que subimos a Face-
pública. Reemplazan a la justicia en la declaración book, las fotos compartidas en Instagram y las alertas
de culpables, sin importar que manejen evidencias con que los usuarios de Waze avisan que hay tráfico
o pseudoevidencias. excesivo o una manifestación, son reconvertidos en
3. La irrupción de las redes sociales con sus servicios de Waze para otros conductores y también
diversas funciones: a) redistribuyen el micrófono y en datos para que la policía controle una protesta
la cámara, y generan la sensación de que cualquie- (Reygadas, en este volumen). Las potentes reve-
ra puede actuar como ciudadano, como denun- laciones de los hackers han creado francotiradores-
ciante y eventual juez; b) vuelven a todos inseguros mártires — Julian Asange, Edward Snowden—, po-
al mostrar que los comportamientos personales, cos movimientos sociales — Anonymus y algunos
desde el choque en una esquina hasta la entrega y más que vienen empleando de manera creativa las
la recepción de sobornos, pueden ser filmados redes digitales para lograr repercusión y solidaridad:
y difundidos de manera masiva; c) la vulnerabilidad e el neozapatismo, #YoSoy132, el 15M español, los
impotencia de los ciudadanos aumenta cuando senti- estudiantes chilenos que luchan por la gratuidad de
mos no sólo que nuestras comunicaciones pueden ser la enseñanza, los indignados de la primavera árabe y
grabadas y expuestas en público, sino que la suma de Nuit Débout—. La mayoría son movimientos de alta
nuestros comportamientos y deseos serán combina- intensidad y corta duración.
dos en algoritmos y ese saber, que incluye lo más ínti- Vivir en este tiempo, de masas de información
mo, será organizado por fuerzas secretas, globalizadas, almacenada y combinada en unas pocas centrales
que usarán esos conocimientos para inducir nuestros de inteligencia artificial, provoca sospechas ma-
actos como consumidores y ciudadanos. El espacio yores que en cualquier momento anterior de que
público en el que debería ejercerse la ciudadanía, pese seamos ciudadanos libres. Dos ejemplos que resul-
a mostrarse tan visibilizado, aparece opaco y lejano. tarán familiares a muchos lectores: cada vez que me
4. El correlato entre la “colaboración” prestada invitan a un congreso, en seguida comienzo a recibir
por los usuarios al dar información gratuita sobre sus ofertas turísticas para la ciudad en la que se realiza; le
opiniones a los diseñadores de campañas políticas, y escribo un correo electrónico a un amigo con opi-
en tanto consumidores, a las corporaciones cuan- niones sobre un candidato electoral y luego me llegan
do buscan productos innovadores o nuevas ideas. tweets de su partido y de otros dirigidos a complacer
Compartir información y compartir innovaciones mis expectativas. ¿Queda algún espacio o intersticio
productivas son dos recursos complementarios para para acciones no previstas ni teledirigidas?
generar riqueza en el capitalismo conectivo y po- Sirven poco a esta altura las defensas idealis-
der en la competencia política. Se disimula el papel tas de la libertad última de los sujetos, algún resto

100 Desacatos 56  Néstor García Canclini


impenetrable de la intimidad. Tampoco invalidan e incluso de los gobernantes y los Estados sujetos al
el poder del big data sus fracasos al prever cómo se espionaje y la alteración de campañas políticas y re-
comportarían los votantes en las encuestas preelecto- sultados electorales. Pero, si todos los que podríamos
rales recientes en Argentina, Estados Unidos, Reino ser sujetos estamos condicionados por este juego anó-
Unido con el Brexit o Colombia sobre los acuerdos nimo de algoritmos, pregunta el autor: ¿la libertad
de paz. La pregunta principal no es cómo mejorar las de información no se concede a los humanos sino a
encuestas, sino saber si estamos condenados a enten- la libertad de información? Quizá estemos ante una
der la política como ingeniería de datos. simulada transferencia del poder: así como los capita-
Una tarea productiva puede ser tratar de com- listas lo asignaban a la mano invisible del mercado, los
prender la atracción de la visión tecnófila del mun- dataístas creen en la mano invisible del flujo de datos.
do. Retomo un punto que desarrollé en un artículo En ese texto que publicará Encartes Antropoló-
reciente (García Canclini, en prensa), en diálogo con gicos, Lins Ribeiro (en prensa) reflexionaba sobre la
otro texto de Gustavo Lins Ribeiro (en prensa). importancia del trabajo científico —en especial del
Los promotores de la economía compartida, antropológico, o sea, la investigación a largo plazo,
alentados por la expansión de Uber y Airbnb, ima- atenta a la diversidad cualitativa de los procesos— pa-
ginan cómo extender este modelo que ahorra per- ra no quedar atrapados en la tendencia a esperar de los
sonal y costos a servicios de limpieza, diseño gráfico algoritmos todo el saber necesario para tomar decisio-
y abogados: la combinación de software, internet y nes. También es importante esa tarea de largo aliento
multitudes, nos dicen, facilitará automatizar y re- de las ciencias para no perder el sentido histórico en
distribuir en el mundo entero millones de microac- el ritmo atolondrado de enfrentamientos y catástrofes
tividades. El futuro del empleo se anuncia como un que se sustituyen a diario en los medios y las redes.
sistema que combina procesos realizados por com- Coincide con advertencias que hacen periodistas de
putadoras con tareas efectuadas por humanos. investigación.
Una línea seductora de esta reducción de la Jorge Zepeda Patterson sostiene en un artículo
complejidad social e intercultural es la que confía en reciente que los periodistas y miles de comentaristas
que nuestros diferentes modos de pensar y sentir, de “hemos sido cómplices en el espectáculo de porno-
producir, consumir y tomar decisiones, se vuelvan grafía política que ha desplegado Donald Trump”
uniformables o al menos comparables al convertir- (2017), cuando se da resonancia diaria excesiva a sus
los en algoritmos. Las variaciones entre culturas, y tweets, provocaciones y mentiras; así como las redes,
entre sujetos dentro de cada cultura, estarían per- al hacerlos virales. Medios y redes se vuelven “code-
diendo importancia en la medida en que las distintas pendientes” con el magnate al frivolizar la conversa-
lógicas sociales se traduzcan en códigos genéticos y ción pública y disminuir el derecho de la comunidad
electrónicos: la biología se fusionará con la histo- a estar informada sobre los temas y las decisiones que
ria, predice Yuval Noah Harari (2016). ¿Dudan de están detrás de los reflectores (Zepeda, 2017).
que esto ocurrirá? Recuerden, dice este historiador, En contraste, vemos crecer acciones ciudadanas
“que la mayor parte de nuestro planeta ya es propie- que exigen calidad informativa a los medios y servi-
dad legal de entidades intersubjetivas no humanas, dores digitales. Las protestas contra Google porque
es decir, naciones y compañías” (2016: 355). las páginas que niegan el Holocausto o lanzan mensa-
Harari avisa que el dataísmo, esta “religión de jes denigrantes a mujeres ocupan puestos preferentes
los datos”, exige repensar qué entendemos por pú- en sus búsquedas ha llevado a la empresa a controlar
blico y privado, sistemas democráticos y autoritarios, sus contenidos. Del mismo modo, las quejas contra

Cómo investigar la era comunicacional del capitalismo 101


Facebook por transmitir informaciones falsas en las Organización Mundial de la Propiedad Intelectual,
campañas de Brexit y de las elecciones presidencia- desde que comenzaron a debatirse a escala global
les en Estados Unidos los incitó a evaluar los datos la propiedad intelectual y los derechos de informa-
que difunden. ¿Pueden los algoritmos controlar la ción. Las acciones críticas surgen de defensores de
veracidad de la información e instruir a los usuarios las audiencias, asociaciones por el derecho a la in-
para que aprendan a contrastarla? Expertos como formación —Asociación Mexicana por el Derecho
Walter Quattrociocchi (citado en Doménech, 2017) a la Información—, organizaciones de periodistas y
sostienen que es preciso alfabetizar a los usuarios, observatorios ciudadanos.
también a los periodistas, a fin de que operen como
mediadores críticos y dar un papel protagónico a las
instituciones académicas con sentido público. Es ob- Preguntas pendientes por el sentido
vio que en todos estos campos hay tareas ciudadanas
por desarrollar (Doménech, 2017: 24). La reducción regresiva del papel de los Estados es
Algunos organismos internacionales, como codependiente del avance depredador de los mer-
la Unión Europea, comienzan a hablar de que los cados materiales y simbólicos administrados por
Estados nacionales, en acciones colaborativas, de- algoritmos. La confianza desmedida en la organi-
ben regular las comunicaciones y los contenidos zación digital de la información es funcional para
que circulan en sus sociedades. Ya lo hacen en la una concepción en la que los Estados y las empresas
videovigilancia urbana, en los controles biométricos se ocupan sólo de llevar la contabilidad, no de go-
de entrada y salida a los países, o cuando proveen bernar, gestionar el sentido de la vida pública, evitar
wifi gratuito. Pero la mercantilización transnacio- las catástrofes sociales, atajar los robos y asesinatos
nal de la información personal aún hace difícil que masivos, ni siquiera de investigarlos.
los poderes públicos nacionales limiten el espionaje Hay una oscura zona estratégica en la que se
de los correos electrónicos, las tarjetas de crédito y puede indagar la contradicción entre el papel eman-
la instalación en los dispositivos digitales de cookies, cipador de las redes sociodigitales y la fuerza de
esos microprogramas que recaban datos de nuestra sumisión de la hipervigilancia: ¿por qué la orga-
actividad online sin que lo autoricemos para luego nización algorítmica de los mercados no resuelve
venderla a empresas. los desafíos inciertos de la interculturalidad? Las
Las contradicciones económicas, sociales y respuestas a los conflictos ofrecidas por la socio-
políticas agudizadas por el neoliberalismo y exas- metría y la biotecnología no pueden evitar que la
peradas por las acciones destructivas de la convi- geopolítica internacional se haya convertido en una
vencia pública en la manipulación algorítmica están interdependencia de miedos. Los otros lejanos con los
despertando críticas novedosas hacia el capitalismo que incrementamos el comercio, el turismo y los in-
electrónico o cognitivo. ¿Qué otras relaciones entre tercambios académicos, de los que tomamos músicas
Estado, empresas, sociedades y culturas podrían y recursos médicos para ampliar nuestro horizonte
proteger nuestros derechos laborales y nuestra pro- cultural, son todavía fantasmas amenazantes. Los
piedad sobre los datos? Es una pregunta, sobre to- intercambios están cargados de sospechas. Junto
do, para los Estados y los ciudadanos. Hay que decir con la interdependencia económica y cultural cre-
que los gobiernos latinoamericanos no tienen casi cen los nacionalismos y etnicismos, los intentos se-
ninguna iniciativa en estos campos, como no la han paratistas de regiones y la devastación bélica de los
tenido en las instancias internacionales, como la diferentes. Esta dolorosa conflictividad actual no

102 Desacatos 56  Néstor García Canclini


parece gestionable con programas de gubernamen- reconstruir una teoría de los actores que, al des-
talidad robotizada. prenderse de la absolutización maquínica, sepa dis-
¿Qué pueden aportar la filosofía y la antropo- tinguir, en palabras de Éric Sadin, entre quienes
logía a estos dilemas entre la pretendida organiza- mercantilizan todas las esferas de la vida y quie-
ción de los mercados, los consumos y la ciudadanía nes experimentan “lo sensible, la contradicción,
mientras se agravan los conflictos políticos y bélicos la imperfección, el miedo al contacto con el otro
entre culturas? Sería útil retomar un debate sobre y el conflicto” (Vicente, 2017). Las desigualdades,
la última gran narrativa hegemónica en las ciencias contradicciones e incoherencias de nuestras socie-
sociales antes del neoliberalismo y el dataísmo —o dades no autorizan —en esta época en la que tantas
sea, el estructuralismo—, que pretendió hallar le- estructuras caducan— la ingenuidad de creer que el
yes universales para el parentesco, los mitos y otros pasaje de los viejos órdenes a otros sucede sin inter-
sistemas simbólicos, y aun para los órdenes eco- venciones de actores privilegiados. Ni los mercados
nómicos y políticos, sin que se le escaparan restos, materiales ni los simbólicos se autorregulan.
residuos, para otro tipo de interpretación. En el proceso de robotización y concentración
De modo semejante al estructuralismo, se con- económica que anula derechos y seguridad social,
ciben ahora los intercambios sociales como sistemas la precariedad de las nuevas generaciones parece no
de lenguaje, información y comunicación estruc- importar a las elites que reparten la acumulación y
turados con independencia de las acciones de los la escasez. Se están tomando decisiones que no son
sujetos. La computación permite capturar, clasificar mero efecto de una lógica de mercado al excluir de
y operar sistemas de datos mucho más vastos que en los hospitales a quienes no pueden pagar, del acceso
la época en que Claude Lévi-Strauss descodificaba a la banda ancha o internet a quienes no pueden sus-
los mitos. Estudiar y resolver los problemas urbanos cribirse, de muchas universidades a los que no ga-
o comunicacionales se facilita, en parte, después de rantizan la expansión lucrativa de esas instituciones.
Google, pero surgen nuevas dudas y perplejidades Un reto muy exigente de esta situación inédita
desde que la biología, la medicina y la psicología no de la ciudadanía es que tenemos que reformularla
sólo aspiran a curar a los enfermos sino a descifrar y mientras también necesitamos redefinir qué enten-
modificar los genes, las sensaciones y las emociones, demos por lo público, lo privado y la intimidad. Una
entendidos como algoritmos. evidencia de que no estamos muy seguros de qué
Regresa entonces, en este nuevo proceso de significan hoy esos conceptos es que muchos jóve-
conocimiento, la pregunta de Paul Ricoeur a Lévi- nes que adoptan Snapchat para hacer desaparecer los
Strauss: admitamos que la descodificación permite mensajes segundos después de ser leídos, al mismo
captar el sentido de las estructuras biológicas, sociales tiempo aceptan cookies sin prevenciones con tal de
y también de las estructuras simbólicas con que ima- acceder a los servicios deseados. Pienso en los mili-
ginamos nuestros comportamientos y las relaciones tantes que participan en movimientos para empode-
con los otros. Pero, ¿cuál es el sentido del sentido rarse —mujeres, homosexuales, jóvenes, indignados
(Ricoeur, 1967), el que damos a las estructuras al de distinto tipo—, que se preguntan cómo oponerse
comprendernos como sujetos individuales y colec- a las antiguas opresiones de género, económicas y
tivos, al diferenciarnos de los otros y elegir entre generacionales sin ser sujetados de otro modo por
distintas maneras de convivir con ellos? No se tra- las redes. Unos pocos millones se han borrado de
ta de regresar a ningún subjetivismo o a la ilusión Facebook al perder su trabajo o su pareja después
de una conciencia descondicionada. Se trata de de ser espiados, aunque sepan que al dejar esa red se

Cómo investigar la era comunicacional del capitalismo 103


perderán unas cuantas fiestas. Nadie quiere salir por Ahora ocurre, en cierto modo, lo inverso: nos
completo de internet, pero requiere un fino traba- fascinamos primero con las oportunidades de parti-
jo —colectivo— aprender a ser ciudadanos: cómo cipación desde abajo de internet y las redes sociales
controlar lo que quieren saber de nosotros y qué ha- hasta que las revelaciones sobre la potencia intrusiva
cer con lo que desconocemos que hacen. de los emisores, captadores de información y admi-
Sabemos que la escena contemporánea no es nistradores de la comunicación digital erosionaron
homogénea, ni siquiera dentro de una nación. Co- esa utopía. Sin embargo, muchas escenas políticas
existen modos diversos de participar en la infor- —Brasil, México y Estados Unidos, con singular es-
mación y la deliberación. A veces, en las mismas tridencia— muestran que lo más novedoso no es que
personas. No acabamos de aprender qué derechos se espíe a políticos opositores, periodistas y miembros
defender al conectarnos y descubrimos que existe de los gobiernos, sino que también los espiados, sobre
el derecho a desconectarnos: del trabajo, del mó- todo los periodistas, activistas y organizaciones inde-
vil, poder no estar disponibles todo el tiempo. En pendientes, investiguen la procedencia de las escuchas
Francia, por ejemplo, desde el 1 de enero de 2017, ilegales, las operaciones corruptas de los gobernantes,
los empleados tienen derecho a 11 horas de desco- los sobornos y sus redes político-económicas. Rea-
nexión entre dos jornadas de trabajo. No se trata parece, en un escenario más intrincado, aquella pre-
sólo de aprender a convivir con las pantallas, sino gunta sobre lo que pueden hacer las audiencias y los
con los demás. Hay otros recursos —junto a los co- profesionales democráticos de la información con las
rreos electrónicos, los mensajes de WhatsApp y los operaciones escondidas de las cúpulas.
tweets— para no estar solo, para encontrar sentido. Las tramas de ida y vuelta que suceden en este
Podemos acumular ejemplos de estos procesos mundo algorítmico revelan que no es sólo una cues-
de control, acceso libre y resistencia, que por cierto tión de algoritmos. Hay crisis del sistema económico
apenas comenzamos a investigar en su actual con- y del sistema político globalizados con orígenes leja-
formación. Pero prefiero finalizar este texto con nos, y por eso, en parte, diferentes de su administra-
una ubicación histórica y transdisciplinaria de lo ción electrónica, que adquieren otras configuraciones
que estamos viviendo hoy. bajo la digitalización comunicacional. Del mismo
Hay analogías entre la literatura científica y modo, existe una descomposición nacional e inter-
no científica que se produce en estos días y la que nacional de los partidos políticos y un cierto agota-
se escribió en las décadas de 1960 y 1970 sobre miento de los actores contrahegemónicos clásicos
la interacción entre medios y audiencias. Dicho —pueblo, sociedad civil, movimientos sociales— en
con brevedad, en aquellos años la irrupción de las los que confiábamos para emanciparnos. Estas dos
televisoras y su concentración monopólica llevó a crisis —del sistema político-económico y de las or-
magnificar el poder manipulador de los medios. ganizaciones de representación social— se están re-
Fueron necesarios los estudios empíricos sobre modelando en este periodo tecnoneoliberal. Pero las
consumo, recepción y apropiación para descubrir peripecias de las crisis económicas, políticas y sociales
que los medios no eran omnipotentes y que suce- no desaparecerán por el impacto de la vigilancia, el
dían procesos de interacción complejos, ambivalen- espionaje y la resistencia electrónicas. Al pensar en la
tes, entre lo que los medios querían hacer con las reconceptualización del capitalismo, importa traba-
audiencias y lo que las audiencias hacían con ellos jarla y considerar cómo se entrelazan zonas diversas
(Orozco, 2009; Rosas, 2002). de la incertidumbre contemporánea. 

104 Desacatos 56  Néstor García Canclini


Bibliografía

Boltanski, Luc y Ève Chiapello, 1999, El nuevo espíritu del capitalismo, Gallimard/Akal, Madrid.
Doménech, Francisco, 2017, “Internet se rebela contra la dictadura de los algoritmos”, en El País, 28 de abril, p. 24.
Febbro, Eduardo, 2017, “Entrevista al pensador Eric Sadin antes de su visita a la Argentina. ‘El tecnoliberalismo se lanza a la conquista integral
de la vida’”, en Página 12, 23 de junio. Disponible en línea: <https://www.pagina12.com.ar/45754-el-tecnoliberalismo-se-lanza-a-la-
conquista-integral-de-la-v>.
García Canclini, Néstor, en prensa, “La antropología ante los narradores de la globalización”, en Encartes Antropológicos, núm. 1.
García Canclini, Néstor, Francisco Cruces y Maritza Urteaga, 2012, Jóvenes, culturas urbanas y redes digitales, Ariel/Universidad Autónoma
Metropolitana-Iztapalapa/Fundación Telefónica, Madrid.
Godelier, Maurice, 1989, Lo ideal y lo material. Pensamiento, economías, sociedades, Taurus, Madrid.
Gramsci, Antonio, 1978, Los intelectuales y la organización de la cultura, Juan Pablos, México.
Grimson, Alejandro y Mirta Varela, 1999, Audiencias, cultura y poder. Estudios sobre televisión, Editorial Universitaria de Buenos Aires, Buenos
Aires.
Harari, Yuval Noah, 2016, Homo Deus, breve historia del mañana, Penguin Random House, Barcelona.
Harvey, David, 2004, “El ‘nuevo’ imperialismo: acumulación por desposesión”, en Socialist Register, vol. 40, pp. 99-129.
Lago, Eduardo, 2016, “Teju Cole: ‘La novela es una forma artística europea’”, en El País, 5 de octubre. Disponible en línea: <https://cultura.el-
pais.com/cultura/2016/09/28/babelia/1475096546_912585.html>.
Lechner, Norbert, 1998, “Nuestros miedos”, en Perfiles Latinoamericanos, vol. 7, núm. 13, pp. 179-198.
Lins Ribeiro, Gustavo, 2014, Outras globalizações: cosmopolíticas pós-imperialistas, Editora da Universidade do Estado do Rio de Janeiro, Río
de Janeiro.
————, en prensa, “Giro global a la derecha y la relevancia de la antropología”, en Encartes Antropológicos, núm. 1.
Martín-Barbero, Jesús, 2006, “Recepción de medios y consumo cultural: travesías”, en Guillermo Sunkel (coord.), El consumo cultural en
América Latina, Convenio Andrés Bello, Bogotá.
Miller, Toby, 2007, Cultural Citizenship: Cosmopolitanism, Consumerism, and Television in a Neoliberal Age, Temple University Press, Filadelfia.
Moulier-Boutang, Yann, 2011, Cognitive Capitalism, Polity Press, Cambridge.
Orozco, Guillermo, 2009, “Entre pantallas. Nuevos escenarios y roles comunicativos de sus audiencias-usuarios”, en Miguel Ángel Aguilar,
Eduardo Nivón, María Ana Portal y Rosalía Winocur (coords.), Pensar lo contemporáneo: de la cultura situada a la convergencia tecno-
lógica, Anthropos/Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, Barcelona, pp. 287-296.
Pérez Camacho, Carmen y Andrés López Ojeda, 2015, “Los usos sociales de la lectura: del modo tradicional a otras formas colectivas de leer”, en
Hacia una antropología de los lectores, Fundación Telefónica/Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa/Ariel, México, pp. 39-104.
Ricoeur, Paul, 1967, “Estructura y hermenéutica”, en Claude Lévi-Strauss, Pierre Verstraeten y Paul Ricoeur, Problemas del estructuralismo,
Editorial Universitaria de Córdoba, Córdoba, pp. 115-140.
Rosas Mantecón, Ana, 2002, “Los estudios sobre consumo cultural en México”, en Daniel Mato (coord.), Estudios y otras prácticas intercultu-
rales latinoamericanas en cultura y poder, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales/Facultad de Ciencias Económicas y Sociales-
Universidad Central de Venezuela, Caracas, pp. 255-263.
Sadin, Éric, 2017, La humanidad aumentada. La administración digital del mundo, Caja Negra Editora, Buenos Aires.
Sarlo, Beatriz, 1994, Escenas de la vida posmoderna, Seix Barral, Buenos Aires.
Sibilia, Paula, 2008, La intimidad como espectáculo, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.
Silverstone, Roger, 2010, La moral en los medios de comunicación, Amorrortu, Buenos Aires.
Sunkel, Guillermo, 2001, “Modos de leer en sectores populares”, en Nueva Sociedad, núm. 175, pp. 143-154.
Vicente, Álex, 2017, “Éric Sadin: ‘El libre albedrío se desploma a causa de la inteligencia artificial’”, en El País, 12 de julio. Disponible en línea:
<https://elpais.com/cultura/2017/07/11/babelia/1499762435_023266.html>.
Williams, Raymond, 1988, Marxismo y literatura, Ediciones Península, Barcelona.
Winocur Iparraguirre, Rosalía y José Alberto Sánchez Martínez (coords.), 2015, Redes sociodigitales en México, Fondo de Cultura Económica,
México.
Zepeda Patterson, Jorge, 2017, “La extraña codependencia: Trump y los medios”, en El País, 5 de julio. Disponible en línea: <https://elpais.
com/internacional/2017/07/05/mexico/1499290022_079167.html>.

Cómo investigar la era comunicacional del capitalismo 105

S-ar putea să vă placă și