Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
PROCESOS AGROINDUSTRIALES
1.1. DEFINICION
Se entiende por proceso a todo desarrollo sistemático que conlleva una serie
de pasos ordenados, los cuales se encuentran estrechamente relacionados
entre sí y cuyo propósito es llegar a un resultado preciso. Conjunto de
operaciones materiales diseñadas para la obtención, transformación o
transporte de uno o varios productos naturales. El procesamiento de alimentos
es convertir productos agrícolas o derivados de animales en materias primas
para obtener alimentos con propiedades deseadas. Usando para su conversión
métodos químicos, físicos o microbiológicos. Cuyos propósitos son:
Bebidas alcohólicas
Yogurt
Aceite de oliva
Chocolate
Café
Etc…
2. Preparación de la pasta
a. Molienda Se trata de romper los frutos para que
posteriormente puedan soltar el aceite que llevan dentro de
sus células. Utilizando un molino.
b. Batido Una vez obtenida la pasta por molienda, es objeto de
batido, cuyo objeto es sacar el aceite de las células y que este
aceite vaya creando gotas de mayor tamaño por agregación.
Las batidoras tienen unas palas o algún otro sistema que
mueve de manera lenta pero continua la pasta en unos
recipientes semicilíndricos.
La Industria es una actividad económica que tiene por objeto transformar los
recursos naturales y las materias primas semielaboradas en bienes de
consumo y producción.
La UHT tiene una variante conocida como aséptica, donde las temperaturas pueden
llegar a los 150 Cº por 4 segundos, para luego esperar que se enfríe a temperatura
ambiente.
El método que se utiliza, depende del tipo de líquido con que se trabaja, aunque el VAT
ya casi no se usa.
Alimentos pasteurizados
Si bien los lácteos son los alimentos a los que se les somete con más frecuencia al
proceso de pasteurización, otros líquidos como el agua embotellada y los jugos de
fruta también son pasteurizados. Incluso algunos vinos, cervezas y mieles
industrializadas también pasan por pasteurización.
La gran mayoría de sus derivados de consumo masivo como el yogurt y el queso, están
pasteurizados, gracias a ello se evita el contagio de parásitos, virus y bacterias que
pueden llegar a ser mortales.
Algunos grupos sostienen que la pasteurización afecta las cualidades nutricionales de
la leche y frutas, además de cambiar su sabor. Si se siguen las reglas que imponen los
organismos sanitarios, no debiera haber modificaciones en ninguno de los dos casos.
Los conservantes son un buen ejemplo de ello. Estos preservantes de alimentos actúan
por inhibición de procesos enzimáticos (fermentación, putrefacción, etc). Esto, que
resulta benéfico para el alimento que debe conservarse en una góndola, una vez
ingerido, continúa produciendo inhibición enzimática en nuestro organismo. Esto
afecta a la flora intestinal y al hígado, cuyas funciones dependen de las reacciones
enzimáticas que los mismos conservantes bloquean.
Los colorantes representan otro rubro importante de los aditivos que ingerimos
cotidianamente y sin necesidad, ya que solo sirven para engañar al consumidor. Los
colorantes de síntesis química acumulan gran cantidad de evidencias tóxicas y
cancerígenas. El más característico y estudiado es quizás la tartrazina, y resulta
adecuado para analizarlo a modo de ejemplo.
A este aditivo (a veces disimulado como E102), que proporciona color rojo amarillento
a jugos artificiales, gelatinas, gaseosas, postres, salsas, conservas, recubrimiento de
medicamentos y caramelos, se lo reconoce responsable de reacciones alérgicas, asma,
urticaria, rinitis, manchas en la piel, visión borrosa y bronco espasmos, sobre todo en
pacientes alérgicos a la aspirina. Pero el efecto más nocivo se advierte en sus
principales destinatarios: puede producir migrañas, insomnio e hiperactividad en
niños.
La tartrazina afecta directamente la conducta de los pequeños por dos vías: despierta
una reacción pseudo alérgica en el organismo y provoca la consiguiente liberación de
histamina, compuesto relacionado con la reacción inmunológica. Pero, cuando el
colorante llega al torrente sanguíneo, estimula directamente a las células para que
liberen histamina sin activar al sistema inmune. Por ello, no se manifiestan los
síntomas propios de la alergia como dilatación de capilares, baja en la presión
sanguínea, incremento en la secreción de jugos gástricos y picazón. Pero sí se
evidencian cambios anímicos, irritabilidad, insomnio y ansiedad en los niños.
Pero lo más grave es que los colorantes, como la tartrazina, no actúan solos, sino que
forman parte de formulaciones que incluyen saborizantes, aromatizantes,
edulcorantes, emulsionantes, gelificantes, tensioactivos, leudantes, antiaglutinantes,
estabilizantes, antioxidantes, espesantes y conservantes. Precisamente un reciente
estudio británico [4] demuestra que la combinación de colorantes artificiales y
conservantes (benzoato de sodio) influye negativamente en el comportamiento de los
niños con déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Las “inofensivas” aguas saborizadas que consume “gente que se cuida”, concentran
gran cantidad de presencias amenazantes, escondidas bajo inteligibles siglas
numéricas (17 componentes en una sola etiqueta). Además de agua y jugo,
encontramos: edulcorantes refinados (jarabe de maíz de alta fructosa), edulcorantes
sintéticos (sucralosa y acesulfame), cloruro de calcio, bicarbonato de sodio, sulfato de
magnesio (sal inglesa), acidulantes (330, 331), conservantes (202, 211), secuestrantes
(385), esencias artificiales (dos), colorantes (110, 150).
¿Qué hay detrás de algunos de estos números? Entre los colorantes encontramos el
110 (amarillo ocaso), considerado peligroso (depresor del sistema nervioso, puede
producir alergias, parálisis, convulsiones, urticaria, dermatosis, trastornos gástricos) y
el 150 (caramelo), también peligroso (puede producir alteraciones en el intestino,
deficiencias de vitamina B6 y disminución de glóbulos rojos).
Entre los conservantes tenemos el 202 (sorbato potásico), considerado muy peligroso
(puede reaccionar con los nitritos y causar alteraciones en espermatozoides y óvulos,
y producir alergias) y el 211 (benzoato sódico), también muy peligroso (puede ser
cancerígeno y producir gastritis, trastornos neurológicos, pérdida de peso, diarreas,
hemorragias, parálisis, alergias, urticaria, asma, trastornos hepáticos e hiperactividad
en niños).
Pero ahora lo novedoso para los niños son las comidas y bebidas interactivas. Nos
referimos a productos que cambian de color, forma, textura o sabor al añadirles
líquidos o al calentarlos; tortitas que cambian su aspecto al tostarlas, una gaseosa que
cambia su sabor si se le añade una pastilla o un helado con un chicle en su interior, que
pinta los labios de distintos colores.
Es destacable (y alarmante) que las legislaciones aprueban estos aditivos químicos
como aptos para consumo humano, basándose en tolerancias y estudios realizados
individualmente, cuando en realidad ingresan al cuerpo en nutridas y peligrosas
combinaciones sinérgicas. Un estudio alemán estima que se ingieren anualmente más
de 2kg de aditivos químicos por persona.
El problema es su relación con la masa corporal, ya que hay niños que están ingiriendo
hasta 400 mg diarios de aditivos, casi 8 veces la dosis usada en experimentos de
laboratorio para demostrar su inocuidad individual. Incluso muchos aditivos se
autorizan en función a una “dosis diaria admitida”, pero los fabricantes no indican, ni
esa dosis ni la cantidad de aditivo presente en el alimento.
4. ENVASADO AL VACIO
El Envasado al vacío es un método de envasado que consiste en retirar el aire del
interior de un envoltorio con el objetivo de extender el periodo de caducidad de un
alimento al vacío.
4.1. CARACTERISTICAS
4.2. LIMITACIONES