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Defensa personal

Defensa personal (Del lat. defēnsa personālis) es un conjunto de habilidades técnico-


tácticas encaminadas a impedir o repeler3 una agresión, realizadas por uno mismo y para
sí mismo.
También recibe otras denominaciones como autoprotección o seguridad personal, no
obstante estos conceptos tienen un ámbito mayor, donde destaca fundamentalmente el
componente preventivo
El uso de la Fuerza.

Da igual a que cuerpo pertenezca, Seguridad privada, Policía, guardia civil, militar,
funcionario de prisiones etc.… siempre en algún momento de tu carrera profesional, vas a
tener que hacer uso de la fuerza.

Nosotros como profesionales de la seguridad debemos tener muy claro como, cuando y de
qué forma debemos de emplearla.

Tanto Naciones Unidas, la UE y la Legislación Penal recoge, como se debe emplear la


fuerza por el funcionario encargado de hacer cumplir la ley.

Los requisitos para el correcto empleo de la fuerza son:

1.- Inicialmente se ha de recurrir a medios no violentos (Judo Verbal).

2.- La fuerza se usará solo en los casos estrictamente necesarios, siempre bajo fines
lícitos marcados por la ley y de forma proporcional. (Uso de la Defensa personal Policial)

3.- Se dispondrá de una gama amplia de medios para que se pueda hacer un uso
diferenciado de la fuerza (Armas no Letales).

4.- Se debe recibir adiestramiento continuado tanto en defensa personal policial, manejo o
uso de armas no letales como de armas letales.

Como todos sabemos, casi siempre fallan los puntos 3 y 4, es decir, No se dispone de una
gama amplia de Armas no Letales, que hay muchas y muy apropiadas para usarlas en
intervenciones donde por carecer de ellas se ha pasado de hacer uso de medios no
violentos (Judo verbal), o de una técnica de DPP, al uso de una arma letal teniendo como
resultado un desenlace fatal, tanto para la víctima como para el policía que se ha visto
obligado al uso de la misma.

Y sobre todo, el adiestramiento continuado, suele brillar por su ausencia si no perteneces a


una unidad especializada.

La Pirámide del Uso de la Fuerza nos muestra claramente el orden a seguir:

Como condición previa debemos valorar con quien nos enfrentamos y en qué situación o
tipo de intervención policial nos encontramos.

Se plantean tres situaciones:

Situación Normal: la más común de las intervenciones policiales, donde los actuantes
adoptan medidas de precaución básicas porque “aparentemente” el sujeto con el que se
interviene no es peligroso.
Situación de Alerta: es aquella donde los individuos con los que vamos a intervenir pueden
ser peligrosos y por ello tomamos medidas especiales de Autoprotección.

Situación de Peligro: donde sabemos con seguridad que intervenimos con personas
peligrosas y por lo tanto las medidas de autoprotección son las más elevadas y el paso por
los distintos estados de la pirámide de la fuerza será posiblemente más rápido.

En la mayoría de las situaciones culminaremos nuestra intervención, cuando sea


necesario usar la fuerza, con técnicas de Defensa Personal Policial (DPP).

Por ello debemos tener muy claro los principios fundamentales de la DPP a la hora de
intervenir.

Los principios son:

1 Valoración de la situación Policial (Normal, Alerta y Peligro).

2 Evaluación del resultado de la Intervención.

3 Conocimientos en Usos y Medios Propios.

4 Conocimientos en Usos y Medios del Sujeto.

5 Conocimiento de la Técnica adecuada a la situación que nos enfrentamos.

6 Culminación de la intervención mediante técnicas de Intervención Policial.

Para ello debemos tener una formación adecuada y sobre todo continuada, y es aquí
donde radica el problema.

Es por esto por lo que intervenciones que deberían acabar rápidamente se alargan, donde
por no estar debidamente entrenados se producen lesiones a los policías y de forma
involuntaria a los sujetos sobre los que se actúa.

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