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Da igual a que cuerpo pertenezca, Seguridad privada, Policía, guardia civil, militar,
funcionario de prisiones etc.… siempre en algún momento de tu carrera profesional, vas a
tener que hacer uso de la fuerza.
Nosotros como profesionales de la seguridad debemos tener muy claro como, cuando y de
qué forma debemos de emplearla.
2.- La fuerza se usará solo en los casos estrictamente necesarios, siempre bajo fines
lícitos marcados por la ley y de forma proporcional. (Uso de la Defensa personal Policial)
3.- Se dispondrá de una gama amplia de medios para que se pueda hacer un uso
diferenciado de la fuerza (Armas no Letales).
4.- Se debe recibir adiestramiento continuado tanto en defensa personal policial, manejo o
uso de armas no letales como de armas letales.
Como todos sabemos, casi siempre fallan los puntos 3 y 4, es decir, No se dispone de una
gama amplia de Armas no Letales, que hay muchas y muy apropiadas para usarlas en
intervenciones donde por carecer de ellas se ha pasado de hacer uso de medios no
violentos (Judo verbal), o de una técnica de DPP, al uso de una arma letal teniendo como
resultado un desenlace fatal, tanto para la víctima como para el policía que se ha visto
obligado al uso de la misma.
Como condición previa debemos valorar con quien nos enfrentamos y en qué situación o
tipo de intervención policial nos encontramos.
Situación Normal: la más común de las intervenciones policiales, donde los actuantes
adoptan medidas de precaución básicas porque “aparentemente” el sujeto con el que se
interviene no es peligroso.
Situación de Alerta: es aquella donde los individuos con los que vamos a intervenir pueden
ser peligrosos y por ello tomamos medidas especiales de Autoprotección.
Situación de Peligro: donde sabemos con seguridad que intervenimos con personas
peligrosas y por lo tanto las medidas de autoprotección son las más elevadas y el paso por
los distintos estados de la pirámide de la fuerza será posiblemente más rápido.
Por ello debemos tener muy claro los principios fundamentales de la DPP a la hora de
intervenir.
Para ello debemos tener una formación adecuada y sobre todo continuada, y es aquí
donde radica el problema.
Es por esto por lo que intervenciones que deberían acabar rápidamente se alargan, donde
por no estar debidamente entrenados se producen lesiones a los policías y de forma
involuntaria a los sujetos sobre los que se actúa.