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APROXIMACIONES AL CONCEPTO DE TEOLOGÍA

El término teología se compone etimológicamente de dos términos, que definen en gran


parte su naturaleza: Theós y logía = Dios, más ciencia. En el centro está Dios, su objeto
principal. Cualquier reflexión teológica se refiere de alguna manera a Dios. Al
determinar más exactamente el estatuto teórico, se verá como se produce tal referencia.

Teología tiene que ver con “logía”, con palabra, con saber, con ciencia. Se sitúa a Dios
en el discurso humano. Etimológicamente, significa un “discurso, un saber, una palabra,
una ciencia de o sobre Dios”. Hay términos parecidos a “teología” que se refieren
también fundamentalmente a Dios, pero a partir de otro punto de vista. Así “teosofía”,
que tiene especulación filosófica de raíz mística y que se refiere al estudio especulativo
de la sabiduría divina.

Por otra parte “teodicea”, que significa en la acepción a Leibniz, justificación de la


bondad divina. Después se hizo sinónimo de “teología natural”, que busca a la luz de la
simple razón humana, es decir, de la filosofía, responder a dos cuestiones
principalmente: ¿Existe Dios? ¿Cuál es la esencia de Dios?

Por otra parte en la primera epístola de Pedro exhorta al cristiano a dar razón de su fe (1
Pe 3, 15). Esta tarea implica cierto nivel de reflexión teológica sobre la fe desde la teoría
propia de la teología. El término echa sus raíces en el mundo griego pagano. En el teatro
había un lugar encima del palco donde los dioses aparecían: “theologeion” que en su
verbo significa discursear sobre los dioses o referirse a la influencia divina.

El término “theología” expresaba la ciencia de las cosas divinas o la oración de


alabanza a un dios, o el encantamiento a un dios. Y el “theólogos” era el que
pronunciaba discursos sobre los dioses, sobre poetas como Hesíodo. Se utilizaba pues,
para designar a los divinos.

Así pues, el ser humano quiere comprender su fe. Pero la fe, establece un puente que lo
relaciona con Dios. No quiere realizar cualquier estudio sobre Dios. Intenta profundizar,
justificar, clarificar su acto de fe en él. Por lo tanto teología se define como reflexión
crítica, sistemática, sobre la comprensión de la fe.

En este sentido, la teología trata sobre Dios, pero mediado por la fe, por la acogida de su
palabra, que, a su vez, se nos comunica por la revelación transmitida por la Tradición de
la Iglesia, escrita, vivida, predicada, celebrada, testimoniada.

CONCEPTO DE FE

En el origen de toda teología nos encontramos con el don de la palabra y el don de la fe


para adherirse a esa palabra con una certeza absoluta. Porque la fe no es el resultado de
una demostración apologética, sino un don de la gracia. En el origen de la teología, lo
mismo que en el origen de la fe, todo es don de Dios, todo es gracia.

La fe, como acto y como estado de conocimiento, no es todavía visión de Dios, sino
conocimiento. Caminamos en la fe y no en la visión. Creemos en el misterio de la
palabra, sin verlo. No tenemos acceso a Dios más que a través de unos signos: signos de
la carne de Cristo, signos de su palabra humana.
La fe es una primera posesión que aspira a conocer y tiende a la experiencia luminosa
del Dios vivo. Por esta razón hay en el seno mismo de la fe un apetito de visión, un
deseo de conocer y de ver. Al no ver, la fe busca ver, comprender.

El mensaje de la fe suscita, por tanto, el apetito del espíritu, no por simple curiosidad
intelectual, sino porque la verdad que él revela se presenta como el valor supremo para
la vida humana, como lo que le da su sentido último y hace que la vida valga la pena de
ser vivida. Es la fe lo que lleva al teólogo a convencerse de unas ciertas verdades que no
puede conocer, ni por su experiencia, ni por su reflexión. Es la fe la que confiere a la
reflexión teológica su realismo, ya que la fe se termina en la realidad del misterio.

Es la fe la que mantiene a la teología en contacto con la realidad divina y es la fe la que


le da su valor de ciencia de lo real. Dios imprime, en la inteligencia humana
sobreelevada, una inclinación hacia él, verdad personal subsistente, y atrae al hombre
para que conforme su conocimiento con el conocimiento mismo de Dios.

CONCEPTO DE RAZÓN

La razón humana, por su parte, se sirve de todas las leyes del razonamiento humano y
de la técnica humana, con todas las exigencias de la ciencia, concretamente en materia
de método, de sistematización y de unidad. Su actividad se ejerce en distintas maneras:

1.- establece el hecho de la revelación o de la palabra de Dios en la historia y en la


Iglesia.

2.- defiende la verdad revelada demostrando que no es imposible, ni desprovista de


sentido, sino soberanamente inteligible.

3.- prosigue esa inteligencia fructuosa definida por el Concilio Vaticano I al decir:
cuando la raíz, iluminada por la fe, busca con diligencia, piedad y prudencia, llega con
la gracia de Dios a cierta inteligencia de los misterios.

La inteligencia es por tanto, un don de Dios que en concreto hace al espíritu más agudo
para penetrar las verdades de la fe. El don de la sabiduría infunde en el alma del
teólogo, en relación con el objeto de fe, una connaturalidad afectiva que le permite
juzgar de él correctamente, según el pensamiento divino.

Establece entre nosotros y el evangelio, una comunión de amor. Su raíz está en la


voluntad, pero su efecto llega a la inteligencia, a la que hace capaz de juzgar según los
pensamientos y los juicios de Dios.

La fe y la razón (Fides et ratio) son las dos alas con las cuales el espíritu humano se
eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el
deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a Él para que, conociéndolo y
amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo (Ex 33, 18; Jn 14, 8).
La iglesia por su parte, aprecia el esfuerzo de la razón por alcanzar los objetivos que
hagan cada vez más digna la existencia personal. Ella ve en la filosofía el camino para
conocer verdades fundamentales relativas a la existencia del hombre y que le ayuda a
profundizar la inteligencia de la fe y comunicar la verdad del evangelio. a cuantos aún
no la conocen.

Recordemos como Clemente de Alejandría llamaba al evangelio, la verdadera filosofía.


Puesto que esta es la sabiduría que desea la filosofía; la rectitud del alma, la de la razón,
y la pureza de la vida. La filosofía está en una actitud de amor ardoroso a la sabiduría y
no perdona esfuerzo por obtenerla.

Así pues, una razón purificada y recta era capaz de llegar a los niveles más altos de la
reflexión dando un fundamento sólido a la percepción del ser, de lo trascendente y de lo
absoluto.

Bibliografía
LIBANIO J. B. Y MURAD Alfonso, Introducción a la Teología, Dabar, México 2000.
LATOURELLE René, Teología ciencia de la salvación, Sígueme, Salamanca 1968.
Juan Pablo II Carta Encíclica, sobre las relaciones entre fe y razón.

Materia: Introducción a la Teología


Asesor: Pbro. Martín Lucas
Alumno: Oswaldo Guijarro.

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