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Usualmente, el territorio es considerado sinónimo de espacio.

Hacia los años 60 y 70 se


utilizaba este concepto con referencia al espacio de la soberanía o la jurisdicción de un
país o sus unidades administrativas, y era especialmente relevante en geografía política. El
concepto de territorio con el paso de los años fue abarcando cada vez más un contenido
social y seguidamente pasó a concebirse como espacio social y espacio vivido.

Tras una duración de más de medio siglo, el conflicto colombiano es considerado uno de
los más antiguos del mundo. Desde mediados del siglo 20, con el incremento de la
violencia bipartidista, hasta estos últimos años, la guerra tuvo muchos cambios en cuanto
a las causas, actores y problemáticas. En el transcurso de estos años, el gobierno y los
actores involucrados en esta, han intentado establecer diálogos que propicien la
resolución del conflicto. No obstante, la mayoría de los procesos fueron fallidos.
Los diálogos de paz son un proceso de (como su nombre lo dice) diálogo y negociación.
Denominado “Proceso de Paz”, este es realizado por las partes que se hallan involucradas,
para dar fin a la guerra y establecer las condiciones requeridas para construir y mantener
la paz. El Acuerdo trata de un documento escrito que contiene los puntos pactados y va
firmado por delegados de las partes, negociadores y mediadores.
Este proceso, incluyendo la subscripción de los acuerdos y su implementación, se suele
contar con compañía y asesoría internacional. El Acuerdo es una de las fases del proceso,
quizás la etapa culminante de este. Posteriormente, se realizan las etapas de
implementación y cumplimiento de este. Según Vicenç Fisas “Un proceso de paz es un
esfuerzo para lograr un acuerdo que ponga fin a la violencia, así como para
implementarlo, mediante negociaciones que pueden requerir la mediación de terceros”
(Fisas, 2010, Introducción a los procesos de paz, p. 5).

Formalizado por medio de los diálogos realizados entre el 23 de febrero y el 26 de agosto


de 2012 en La Habana, Cuba; el Proceso de Paz en Colombia, llevado a cabo, entre el
Gobierno Colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), busca
dar fin al conflicto armado que se ha sostenido en el país por tantos años. El acuerdo se
terminó de escribir el 24 de agosto de 2016 y está basado en la Agenda del Acuerdo
General firmada en 2012. A través de este se pretende llegar a la verdad, la justicia y la
reparación, así como el poder reversar los efectos del conflicto y cambiar las condiciones
qua han facilitado la violencia.

Como respuesta al planteamiento de ¿Por qué para la consecución de una “Paz Estable y
Duradera” es necesario generar conciencia y la participación activa en ella desde todos los
territorios? Podría decirse que el logro de la paz no es un asunto estático, es decir, no se
puede definir de una sola manera, ni depende exclusivamente de las partes implicadas
directamente. Debido a la magnitud del concepto de “La Paz” debemos entender que la
violencia se genera por medio del traspaso de los límites de la sociedad para tramitar sus
conflictos. La construcción de paz consiste en la generación del los medios necesarios para
asegurar que la opción por las vías pacíficas se convierta en un patrón permanente de al
interior de los territorios para así evitar al máximo las prácticas violentas, promoviendo un
sistema de paz que se caracterice por relaciones tolerantes y justas con capacidad para
buscar maneras no violentas de expresarse y tratar los conflictos.

Los acuerdos de la Habana enfocados a estos puntos, debe contar también con un cambio
político institucional que genere un proceso colaborativo y de coordinación entre niveles
decisionales del Estado, la nación, la región, los departamentos, los municipios, territorios
colectivos étnicos y subregiones, para que la visión teórica de la paz territorial tome
cuerpo real en los contextos reales de nuestros territorios.

De acuerdo con el Observatorio de Seguimiento a la Implementación del Acuerdo de Paz,


una iniciativa ciudadana para revisar el cumplimiento del Acuerdo, la implementación
legal del acuerdo de paz sólo ha avanzado en un 12 %. La aprobación de una norma no
significa que se pondrá en marcha, y eso se puede ejemplificar con la Ley de Amnistía: a la
fecha han salido 196 guerrilleros de las cárceles de una lista de 2.736. Las preocupaciones
van orientadas a la urgencia de poner en marcha los programas y proyectos pactados en
La Habana antes de que los tiempos electorales y los comicios presidenciales de 2018
empiecen y previendo la posible llegada de un gobierno que no esté en sintonía con el
proceso de paz. Además, en los territorios más afectados se hace necesario que las leyes
ya aprobadas comiencen a ejecutarse.

Para la construcción total de la paz en nuestro país, debemos empezar por generar un
cambio en nosotros, lo cual conllevará un cambio en nuestro alrededor, y así, de paso, se
aportará también a un cambio en el territorio. El proceso de paz tiene una relación directa
con el territorio ya que si con este no se genera un cambio total en la sociedad, no
servirán los acuerdos, ni todo el progreso que se lleva hasta ahora en el proceso. Cito:
“Vivir y abordar este país exige ganas, exige conocerlo, respetarlo, quererlo… y para lograr
esto hay que popularizar la ciencia, el saber, el pensar… pero esta tarea tiene que ser
asumida desde nosotros, desde nuestro tropicalismo, desde nuestras culturas, desde
nuestra vivencia, desde nuestra esperanza y desde nuestras precariedades…” (La
superación del eurocentrismo – Orlando Fals Borda y Luis Eduardo Mora Osejo).

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