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PAUL KRUGMAN
JULIO 1 DE 1997
En el apartado Capitalismo triunfante, Krugman critica a los que pensaron que los ciclos
económicos ya habían terminado y da su opinión sobre la caída de la unión soviética.
En el apartado La doma del ciclo económico, Paul Krugman se hace una pregunta: "¿Ha
quedado obsoleto el ciclo económico?" Krugman cita dos artículos:
Revista Foreign affairs titulado "The End of the Business Cycle?" de Steven
Weber
Revista Wired titulado "The Long Boom: A History of the Future", de Peter
Schwartz y Peter Leyde.
demanda de ningún bien. Hay trabajadores que buscan trabajo y no hay empleos para
ellos, todas las tiendas están vacías de clientes y los artículos quedan sin vender día
tras día. Mientras la gente deambula por la calle buscando las ofertas más baratas,
muchas tiendas cierran por falta de ventas.
Krugman, sin embargo, advierte que el mundo real es mucho más complejo que una
cooperativa de canguros. El ejemplo contempla una economía cerrada, esto es, sin
relaciones con el exterior, y en la que sólo se consume, no se invierte. Tampoco hay un
estado al que pagar los impuestos para abonar.
Los emisores de cupones (dinero) en el mundo real son los bancos centrales. Pero si
todo es tan fácil como en la cooperativa de canguros, ¿por qué suceden las crisis
económicas?
Antes de 1939, fecha en que comenzó la Segunda Guerra Mundial, la respuesta era
muy sencilla: porque se desconocía la solución. Krugman tan sólo nombra a Joseph
Alois Schumpeter, quién pensaba que las recesiones y depresiones hay que dejarlas
correr, que se curan por sí solas, que no se deben usar recursos artificiales para salir
de las crisis. Pero podía haber citado también a Jean Baptiste Say, autor de la
denominada ley de Say.
El optimismo de finales de los noventa tuvo mucho que ver con la implantación de las
tecnologías de la información. Aunque su impacto con la productividad global es más
que discutible, cambió mucho el aspecto de las oficinas. De repente, desaparecieron las
máquinas de escribir y las fotocopiadoras y fueron sustituidas por los ordenadores y los
faxes. Los viajes de negocios fueron parcialmente sustituidos por las teleconferencias.
Aunque los Estados Unidos experimentaban una notable prosperidad, Japón sufría los
efectos de la "burbuja económica" que sufría desde principios de la década. Y Europa
empezaba a mostrar signos de euroesclerosis.
Tampoco en los EE UU estaba todo el mundo contento. Aumentó durante los noventa
la desigualdad en la distribución de la renta y la riqueza. Los trabajadores menos
especializados empezaron a perder capacidad adquisitiva.
En diciembre de 1996 Alan Greespan, por entonces director de la Fed, dirigió una
célebre advertencia a los mercados sobre la "exuberancia irracional", pero los mercados
pronto se olvidaron y Greespan no volvió a insistir.
El 1 de julio de 1997 China recuperó Hong Kong. Al día siguiente, Tailandia devaluó el
baht y comenzó la crisis asiática.
El crecimiento británico entre 1801 y 1851 fue del 1,3% de media anual. En Estados
Unidos, entre 1870 y 1913 el crecimiento económico fue del 2,2% anual. Con estas tasas
de crecimiento, estos dos países se convirtieron en líderes políticos, militares y
económicos de sus respectivas épocas.
Japón, que ya era una potencia política, militar y económica antes de la Segunda Guerra
Mundial, creció entre 1953 y 1973 a una tasa anual del 8%. Corea del Sur, tras la guerra
(1950-53), era un país sumamente pobre y agrícola. La principal fuente de divisas fue,
hasta los años 60, la ayuda económica y militar norteamericana. En 1963 Corea del sur
era más pobre que lo que fue Gran Bretaña en 1800. Ese mismo años el país instituyó
una reforma económica que le llevó a aumentar los ingresos per cápita un 7% anual
durante los siguientes 34 años. En 1997 los coreanos habían alcanzado la renta per
cápita de Gran Bretaña. China cuadruplicó su renta en las dos décadas que terminan
en 1997.
Resalta Krugman que en las últimas décadas el énfasis del pensamiento económico ha
abandonado el estudio de la demanda general para concentrarse en la reflexión sobre
el problema de la oferta. En resumen considera que la caída de la demanda general se
curaría a si misma si los salarios y los precios cayeran rápidamente por la presión del
desempleo (flexibilidad de los precios y los salarios). “El conjunto específico de ideas
tontas, que ha reclamado el nombre de “la economía de la oferta” es una doctrina
excéntrica que tendría poca influencia de no ser por el atractivo que ejerce sobre los
prejuicios de editores y hombres ricos”. “Durante décadas, mientras los economistas
discutían si la política monetaria en realidad se podía utilizar para sacar una economía
de la recesión, los bancos centrales tomaron la iniciativa y lo hicieron. Y lo han hecho
tan eficientemente que la idea de una caída económica prolongada debido a una
demanda insuficiente se volvió inverosímil”. “Todas las investigaciones de moda han
tenido que ver con el progreso tecnológico y el crecimiento a largo plazo. Estos son
asuntos excelentes e importantes y, en el largo plazo, son los que realmente valen la
pena”. Pero mientras tanto, en el corto plazo, resalta Krugman, el mundo se tambalea
de una a otra crisis.
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Todas ellas implican el problema de generar suficiente demanda. Sin embargo, muchos
expertos no aceptan la idea de que estas crisis económicas demuestran que hay un
problema en el sistema mismo, y se remiten a buscar la respuesta en las debilidades de
cada país y en los errores de política económica que cometieron sus líderes. Es una
versión de lo que Krugman llama “culpar a la víctima”. Otra versión es la “teoría de la
resaca”, según la cual la crisis es el castigo por los excesos en el pasado.
Sin embargo, si el daño es limitado, quedan unos riesgos más sutiles para el progreso
económico porque no es probable que los mercados libres, a pesar de todos los
beneficios que proporcionan, puedan sobrevivir en un mundo donde la demanda
insuficiente es una amenaza permanente”. conjunto de reglas que se deben cumplir en
todas las situaciones, sino más bien, es una manera de pensar que permite diseñar
nuevas respuestas para un mundo en cambio permanente: “Lo que hace que siga
siendo útil es precisamente el hecho de que a los viejos modelos se les puedan enseñar
nuevos trucos, que un entendimiento básico de cómo, digamos, ocurren las recesiones
nos dice cómo salir de una caída que no corresponde al tratamiento usual, Pero durante
el último año me ha sorprendido la cantidad de gente que ha invertido este proceso,
armando rápidamente nuevos modelos para justificar los viejos trucos”.
“De vuelta a la economía de la Gran Depresión”. Hoy, octubre del 2008, el sorprendente
desplome del sistema financiero internacional con impacto en la economía real, en
Estados Unidos, Europa y Japón, y la feliz coincidencia de haber recibido Krugman el
Premio Nobel de Economía 2008, convierten, de hecho, a “la economía de la depresión”
en el discurso económico pertinente; y por tanto en la nueva ortodoxia; y convierten
también, de suyo, a Paul Krugman de economista heterodoxo e irreverente, en su
contrario.