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Trabajo decente 2, 15 c
Libertad de trabajo 4, 2
Irrenunciabilidad 5
Matricula: 1577833
Aula: 103
Universidad Autónoma de Nuevo León
Facultad de derecho y criminología
Matricula: 1835605
Aula: 103
Artículo 2°. Las normas del trabajo
Justicia social tienden a conseguir el equilibrio entre
los factores de la producción y la
justicia social, así como propiciar el
trabajo digno o decente en todas las
relaciones laborales. Se entiende por
trabajo digno o decente aquél en el
que se respeta plenamente la dignidad
humana del trabajador; no existe
discriminación por origen étnico o
nacional, género, edad, discapacidad,
condición social, condiciones de salud,
religión, condición migratoria,
opiniones, preferencias sexuales o
estado civil; se tiene acceso a la
seguridad social y se percibe un
salario remunerador; se recibe
capacitación continua para el
incremento de la productividad con
beneficios compartidos, y se cuenta
con condiciones óptimas de seguridad
e higiene para prevenir riesgos de
trabajo. El trabajo digno o decente
también incluye el respeto irrestricto a
los derechos colectivos de los
trabajadores, tales como la libertad de
asociación, autonomía, el derecho de
huelga y de contratación colectiva. Se
tutela la igualdad sustantiva o de
hecho de trabajadores y trabajadoras
frente al patrón. La igualdad sustantiva
es la que se logra eliminando la
discriminación contra las mujeres que
menoscaba o anula el reconocimiento,
goce o ejercicio de sus derechos
humanos y las libertades
fundamentales en el ámbito laboral.
Supone el acceso a las mismas
oportunidades, considerando las
diferencias biológicas, sociales y
culturales de mujeres y hombres.
Muy variadas eran las funciones del Consulado. Si en un principio lo habían regido, de
hecho, las Ordenanzas de Burgos y las de Sevilla, muy pronto el rey le confirió facultades
legislativas, al encomendarle la formación de sus propias ordenanzas, mandando que,
entretanto se redactaban, se aplicaran las de Sevilla.
En 7 de mayo de 1832 se dio una ley sobre Derechos de Propiedad de los Inventores a
Perfeccionadores de algún Ramo de la Industria.
Por decreto de 15 de noviembre de 1841, que fue reformado el 1º., de julio del siguiente
año, se organizaron tribunales especiales para conocer de las causas mercantiles, y se
proveyó también a la creación de juntas de Fomento, para velar por los intereses del
comercio.
En el mismo año de 1842, se dictó un Reglamento de Corredores, que vino a ser derogado
por el de 13 de julio de 1854, cuyo arancel consideraba aún aplicable Jacinto Pallares, al
escribir su Derecho Mercantil Mexicano, en el año de 1891.
Mayor importancia tiene la Ley sobre bancarrotas, del 31 de mayo de 1853, que regula de
manera completa y sistemática la materia respectiva, sobre la cual ya en el año de 1843 se
había dictado una disposición que recomendaba el cumplimiento de una Real Cédula, que
daba intervención en los concursos al fiscal.