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Psicología de la Salud

Material didáctico
Segundo tema “Personalidad”

Febrero 2018
¿Qué es la personalidad?
La personalidad es uno de los elementos que adquieren más énfasis en el estudio de la
psicología. Así como existen varias teorías y modelos que explican el funcionamiento
psicológico de la persona. Hay un sinnúmero de definiciones que buscan explicar lo que
es la personalidad. Sin embargo, podríamos tomar la siguiente definición para guiarnos un
poco en la conceptualización de este término:

“El termino personalidad se utiliza en psicología para designar la individualidad


psicológica de una persona.”

El origen etimológico de la palabra proviene de la palabra persona, la cual se refiere a las


máscaras que usaban los actores de teatro en sus representaciones, con el fin de
remarcar visualmente las emociones. Esta derivación de la palabra nos indica que el
termino personalidad busca enmarcar las emociones y características subjetivas de los
individuos. Incluyendo en estos aspectos factores conscientes e inconscientes, así como
también elementos emocionales, cognitivos, conductuales e incluso biológicos.

Tomando el modelo bio-psico-social podemos concluir que la personalidad se forma a


partir de factores genéticos (biológicos), caracterológicos (psicológicos) y ambientales
(sociales). Es por esto que dar una definición unificada que envuelva todas estas
características se vuelve una tarea compleja.

Vicente Pelechano en su libro “Psicología de la personalidad, Volumen I” nos define la


personalidad como un conjunto de “características psicológicas que identifican a un
individuo, o a un colectivo de individuos, su génesis, su estructura y funcionalidad, desde
su origen hasta su desaparición”. En esta definición el autor agrega el elemento cultural al
concepto, agregando elementos geo-sociales que diferencian a los individuos según su
entorno.

En resumen, entenderemos como personalidad al conjunto de elementos que caracterizan


a un individuo entre los demás. Tomando en cuenta los rasgos conscientes e
inconscientes, así como también sus características heredadas y socialmente aprendidas.
Componentes de la personalidad
Como se menciona anteriormente, la personalidad tiene diferentes tipos de componentes
y la interacción de cada uno de estos es lo que hace único a cada individuo. Para
simplificar la tipología de los rasgos de la personalidad, dividiremos sus componentes en
tres grupos. Los componentes biológicos (genéticos), los componentes psicológicos
(caracterológicos) y los componentes sociales (ambientales).
Los componentes biológicos se conocen como el temperamento y los componentes
sociales son los que forman el carácter, estos dos en su conjunto forman parte de la
identidad de la personalidad del individuo.
Donde definimos el concepto de personalidad es el patrón único de pensamientos,
sentimientos y conductas del individuo que persisten a través del tiempo y de las
situaciones.
Componentes biológicos de la personalidad:
Los componentes biológicos de la personalidad se refieren a todos los elementos que
tienen que ver con los factores corporales que afectan la individualidad del sujeto. Estos
en algunos casos pueden ser conocidos como factores temperamentales o genéticos, ya
que muchos de ellos son heredados a la persona y por lo tanto nace con ellos.
Los factores temperamentales o genéticos de la personalidad son básicamente aquellos
elementos que tienen que ver directamente con el nivel energético del individuo, la
excitabilidad del cerebro y el sistema nervioso autonómico de la persona y las respuestas
emocionales ante la estimulación.
La idea de que el cuerpo en si determinaba la personalidad, es una de las primeras
teorías que explican el comportamiento. Hipócrates de hecho creo una tipología,
teorizando que el individuo tendría cierto temperamento (o forma de ser) dependiendo de
las sustancia que más abundara en su organismo. Definiendo así 4 tipos de
temperamentos que son: el temperamento sanguíneo (cuando la sustancia que más
predominaba era la sangre), el temperamento flemático (siendo la flema la sustancia con
mayor predominio en este caso), el temperamento colérico (asociado con la
predominancia de la bilis amarilla) y el temperamento melancólico (cuando existía un
exceso de bilis negra). En esta caracterización, las personas sanguíneas presentarían la
tendencia a ser alegres y enérgicas; las personas flemáticas tendrían una predisposición
a la timidez y la reflexibilidad; los coléricos por lo general se mostrarían como personas
irritables y dominantes; y por último, los melancólicos que mostrarían una inclinación a la
sensibilidad y labilidad emocional, así como a la depresión. Si bien esta teoría aun
presenta resonancia en la actualidad, se sabe que no se puede determinar cómo es una
persona dependiendo de las sustancias que tengan mayor influencia en su cuerpo.
En la actualidad, se conoce que un rasgo esencial de la personalidad, como es la
extroversión está relacionado directamente con la excitabilidad del sistema nervioso.
Siendo así que individuos con un potencial de excitación débil y lenta, mientras su
potencial de inhibición reactivo es fuerte y rápido, presentaran conductas extrovertidas.
Mientras que por el contrario, sujetos con un potencial de excitación en el sistema
nervioso fuerte y rápido, así como un potencial de inhibición débil y lenta presentaran
conductas introvertidas.

Componentes psicológicos de la personalidad:


Debemos de reconocer que los seres humanos somos seres en constante evolución. Es
por esto que a través de la vida adquirimos distintos elementos que se apegan a nuestra
personalidad. Estos pueden venir tanto de la lógica de situaciones vividas desde la
infancia, como de creencias inculcadas por la familia y actitudes adaptadas a nuestra
experiencia cotidiana. A estas características se les conoce como factores psicológicos de
la personalidad.
Es importante saber que si bien la herencia biológica nos aporta distintas formas de
interactuar con el medio, la experiencia y las estrategias que utilizamos día a día en
nuestra vida son los elementos que probablemente más nos distingan como sujetos. En la
psicología estos elementos son los que hacen único a cada individuo y son los que
generalmente se estudian de manera más detallada. Entre los factores psicológicos de la
personalidad tenemos tres que juegan un papel importante tanto para determinar nuestra
propia personalidad, como para definir nuestra interacción con los demás:

 El auto concepto: Este elemento representa el concepto que tenemos de nosotros


mismos. A nivel individual cada día vivimos construyendo la idea de lo que
consideramos que somos. Por lo tanto, el auto concepto vendría a ser una parte
esencial de la personalidad en la cual hacemos consciente las limitaciones,
virtudes, fortalezas y debilidades que creemos tener.

 La autoimagen: La autoimagen vendría a ser la idea que tenemos de cómo somos


ante los demás. Considerando así la manera en que buscaremos interactuar con
los otros. Un ejemplo claro de este elemento lo encontramos en el ideal de belleza.
Siendo una idea abstracta, la belleza vendría a ser un concepto que varía para
cada persona, la creencia que tengamos nosotros de nuestra propia belleza nos
hará sentirnos conformes o inconformes con nuestra apariencia física, creando así
la estima o inconformidad que podamos tener cono nosotros mismos. Sin
embargo, la autoimagen se extiende a todos los campos del sujeto como lo son la
inteligencia, las habilidades físicas o de interacción, o las capacidades que
tengamos para realizar diferentes tareas.

 Aptitudes: Las aptitudes se refieren a habilidades y capacidades mentales que la


persona tiene para adaptarse a distintas situaciones. Las aptitudes vendrían a ser
fortalezas que presenta cada sujeto para poder saber cómo actuar o que hacer en
distintas situaciones. El desarrollo o forma en que podemos saber que las distintas
aptitudes han sido desarrolladas es viendo como la persona puede o no adaptarse
al medio. Un ejemplo claro de esto es la capacidad para interactuar en espacios
públicos, existen personas que muestran grandes dificultades para hablar ante
audiencias concurridas, mientras que otros presentan una facilidad que hace que
se desenvuelvan con naturalidad en estos ámbitos.

Componentes sociales de la personalidad:


Cabe señalar que todos los seres humanos, somos también seres sociales. Tomando
esto en cuenta, el psiquiatra y psicoanalista Jacques Lacan nos explica que nuestra
construcción como sujetos parte de la interacción con los demás. Son los otros los que
ponen sus ideales y deseos en nosotros y como individuos formamos nuestra
estructura de personalidad a través de las afirmaciones, ideas y creencias que tienen
los demás acerca de nosotros. A esta teoría, se le conoce como teoría del estadio del
espejo.
Como se explica anteriormente nos construimos a través de la mirada de los otros, en
primer lugar de nuestros padres y luego de las personas que consideramos
importantes para nosotros. La teoría del estadio el espejo explica precisamente que
los niños desarrollan habilidades, creencias y características por medio de como los
demás los ven.
Tomando esto en cuenta, los elementos sociales y ambientales juegan un papel
importante en la estructura de la personalidad. Los factores sociales que forman parte
de la personalidad podrían categorizarse en tres principalmente, las actitudes, los
valores y las creencias.

 Actitudes: Las actitudes son básicamente ideas que desarrollamos frente a


distintas situaciones o elementos que encontramos en nuestro medio
ambiente. Estas pueden ser positivas o negativas, dependiendo de cómo se
reaccione ante los estímulos que proponga el medio. Sin embargo, estas están
sujetas al juicio moral de la sociedad en que se encuentra el sujeto. Por
ejemplo, una actitud positiva en Latinoamérica seria mostrarse afectuosos y
brindar muestras de cercanía con personas nuevas en nuestro grupo social,
mientras que en otras partes del mundo esto sería visto como una falta de
respeto o una actitud negativa ante los demás. Las actitudes en resumen,
vendrían a ser pautas aprendidas que nos permitan interactuar de manera
adecuada en el ambiente social en que nos desarrollamos.

 Creencias: Se conoce como creencia a la información estable e integrada que


una persona tiene sobre un sector de la realidad. Las creencias vendrían a ser
maneras en que consideramos debemos actuar en ciertas ocasiones y la
manera en que debemos comportarnos con respecto a esta información. Entre
las creencias tenemos por ejemplo la manera de comportarnos en una reunión
social, esta conducta generalmente dependerá de cómo nos hemos
identificado con las figuras de autoridad y el entendimiento que tenemos
acerca de que hay que hacer en estas situaciones, de acuerdo a lo que hemos
aprendido sobre todo de nuestro sistema familiar.

 Valores: Los valores son un tipo específico de creencias que trasciende


nuestra relación con la realidad, y adquieren un sentido ético y del deber
acerca de cómo suponemos tendría que ser nuestro comportamiento. En
nuestra cultura un ejemplo claro de los valores seria la unidad familiar, siendo
una creencia de que debemos velar constantemente por nuestros familiares,
sobre todo con nuestros padres, adquiriendo un significado ético para nuestra
sociedad.

Factores conscientes e inconscientes de la personalidad:


Por último, es importante señalar que la consciencia juega un papel importante en la
personalidad. Tomando la personalidad como el conjunto de ideas, conductas o
habilidades que hacen única a una persona. Se debe recordar que la persona no siempre
es consciente de su propia personalidad.
Por lo tanto, existen elementos de que la persona no es consciente que posee. Por
ejemplo, el saber que se es sensible a los sentimientos de los demás es una de las
cualidades conscientes de la personalidad. Por otro lado, existen características que solo
llegamos a conocer cuando atravesamos situaciones específicas y aun así no
entendemos por qué actuamos o pensamos de cierta manera. Un ejemplo de los factores
inconscientes de la personalidad serían las fobias. Las fobias son temores irracionales
ante situaciones, objetos o conductas que no representan ningún peligro inmediato a
nuestra integridad. Siendo temores irracionales, el individuo no sabe ni entiende el por
qué existe este temor, sin embargo reacciona ante el estímulo que causa temor como si
este trajera un peligro real para su integridad.

La medición de la personalidad
La medición de la personalidad es otro factor controversial en la psicología. Al igual que al
definirla, el llegar a un consenso acerca de cómo se debe medir la personalidad ha sido
una tarea que parece inconclusa, ya que las particularidades de cada sujeto hacen que
aparezcan supuestos teóricos muy diversos, y así mismo distintas formas de medición.
Con en el fin de buscar conocer las particularidades de la personalidad de cada individuo,
la psicología ha desarrollado distintas metodologías que buscan dar una solución al
problema de medir o evaluar la personalidad. Entre las principales estrategias que existen
para este fin tenemos las entrevistas personales, la observación directa, las pruebas
estandarizadas y las pruebas proyectivas. Cada metodología presenta ventajas sobre las
otras y por lo general se utilizan en conjunto distintos métodos con el fin de acercarse a
una imagen más exacta de la personalidad del sujeto.
Observación directa: Una de las maneras que presenta mayores beneficios en el
momento de querer conocer la personalidad de un individuo, es la de observar su
comportamiento y reacciones a lo largo de situaciones cotidianas durante un periodo largo
de tiempo. Este método se utiliza sobre todo con niños de edad escolar. Esta tarea por lo
general requiere contar con un ambiente que permita controlar las variables que podrían
influir en el comportamiento del sujeto de estudio, así como una guía que nos permita
centrarnos en las variables que se buscan medir. La mayor ventaja de esta metodología
es el ver de manera directa como las situaciones influyen en la conducta de la persona y
advertir las distintas conductas que la persona es capaz de mostrar en determinadas
situaciones. Sin embargo, este método presenta la dificultad de necesitar de un espacio
que permita observar libremente al sujeto sin influir en la conducta de este al sentirse
observado. Además, la tarea de observar trae consigo el riesgo de malinterpretar las
intenciones de una conducta, así como el costo tanto en recursos económicos como en
tiempo en sí, lo que podría traer resultados fallidos para el investigador.
La entrevista personal: La entrevista en si vendría a ser una conversación con un
propósito: el obtener información del entrevistado. Existen dos tipos de entrevistas, las
estructuradas en las cuales el orden y contenido de las preguntas se mantiene fijo sin
importar el individuo o la situación bajo la cual se aplique la misma; y las no estructuradas
que se dan cuando el entrevistador plantea preguntas al entrevistado según vayan
surgiendo temas y siguiendo la cautela del entrevistador en cuanto a que preguntar, y
modificando el curso de la entrevista en dependencia de lo que responda el evaluado.
Este método presenta como ventaja el poder controlar los aspectos que se esperan
evaluar y conocer algunas ideas o conductas que probablemente no aparecerían en la
vida cotidiana. Sin embargo, esta tarea depende de la agilidad del entrevistador para
obtener la información que busca recopilar, así como el riesgo de que el sujeto brinde
respuestas sesgadas por el hecho de saber que está siendo evaluado en el proceso.
Las pruebas estandarizadas: Quizás el método más común y utilizado para la medición de
la personalidad es el uso de pruebas estadísticamente normalizadas. Estas pruebas
tienen la ventaja de no depender directamente de las habilidades interpretativas del
observador, ni de las habilidades de un entrevistador. Esta metodología, también
conocida como pruebas objetivas o inventarios de la personalidad, por lo general constan
de una serie de estímulos generalmente hechos en forma de preguntas en los que las
respuestas ya están dadas en formato de selección múltiple. Estas pruebas cuentan con
el respaldo científico de haber sido comparadas en un estudio estadístico y normalizadas
bajo poblaciones que se consideran similares culturalmente a los individuos a los cuales
se le aplican. La mayor ventaja de estas pruebas es que generalmente nos permiten
comparar al individuo con lo que estadísticamente se espera de él, teniendo como
respaldo el estudio estadístico realizado para la elaboración de la prueba. Sin embargo, al
igual que en las entrevistas, la precisión de estas pruebas dependen de la veracidad con
que el examinado responda, pudiendo también presentarse un sesgo al momento de
evaluar los resultados de las pruebas, ya que el sujeto sabe que está siendo evaluado por
sus respuestas a estas pruebas. Algunos ejemplos de estas pruebas incluyen el 16 pf,
que es una prueba que consta de 167 preguntas, la cual busca medir la personalidad en
16 factores reconocibles dependientes de las respuestas del individuo; El MMPI 2 que es
un cuestionario diseñado para evaluar la personalidad desde un punto de vista más
clínico, con 567 reactivos que presentan respuestas de verdadero o falso, según el sujeto
se identifique con los enunciados.
Pruebas proyectivas: La teoría psicodinámica a menudo expresa que las personas no
tienen consciencia de las razones de sus conductas y por lo tanto expresan que las
pruebas estandarizadas no son tan confiables como se esperaría. Es por esto que
prefieren utilizar las pruebas proyectivas, las que en su mayoría constan de presentar al
sujeto estímulos ambiguos que podrían traer un número ilimitado de respuestas, las
cuales posteriormente son analizadas para conocer más de las características
inconscientes de la personalidad de los individuos. Estos estímulos podrían darse en
forma de frases incompletas como “Soy feliz cuando…” o como figuras sin ningún sentido
específico en los cuales se espera que el evaluado de un significado subjetivo de lo que
está observando. Entre este tipo de pruebas encontramos las frases incompletas de
Sachs que cuenta con una serie de frases que el sujeto debe completar, y la famosa
prueba de Rorschach que consta de una sucesión de manchas de tinta a las cuales el
sujeto debe dar un significado.
Otro tipo de pruebas proyectivas consta de dar una tarea al examinado en la cual se le
pide que la realice de manera espontánea. Esta tarea puede ser realizar un dibujo, o
escribir una historia. Entre las desventajas de este tipo de pruebas tenemos que el
examinador debe ser entrenado de manera rigurosa para poder interpretar los resultados
aportados por los sujetos que se someten a estas pruebas. En esta metodología la
capacidad de interpretación debe darse apegado a la teoría psicodinámica y se corre el
riesgo de no dar interpretaciones adecuadas si no se cuenta con el entrenamiento
necesario. Por otra parte, la gran ventaja de estas pruebas es la reducción del sesgo
causado por la rigurosidad de dar respuestas predeterminadas. Es por esta razón que en
la actualidad la mayoría de psicólogos, utilizan una combinación de varias de las
metodologías aquí explicadas buscando dar una imagen completa y exacta de la
personalidad de los sujetos.

Teoría psicodinámica de la personalidad


Como se mencionó anteriormente existen distintas teorías para explicar la personalidad.
Generalmente las ramas teóricas se dividen dependiendo del área en que estudian al
sujeto. Tenemos así por ejemplo el conductismo, que elige centrarse específicamente en
las conductas visible de los sujetos, el humanismo presentado por Carl Rogers se centra
principalmente en los factores conscientes y el potencial que tiene el sujeto para
desarrollarse, y el psicoanálisis que busca entender al sujeto a partir de sus conflictos
inconscientes.
En el mundo de la psicología, la teoría psicoanalítica es conocida ampliamente por ser
una de las teorías con mayor desarrollo teórico y buscar entender al individuo a partir de
su subjetividad en lugar de las conductas medibles.
El psicoanálisis es en si la práctica de analizar los impulsos inconscientes de los
individuos e interpretar como estos lo afectan en su vida cotidiana. El precursor de esta
teoría es el conocido neurólogo vienes Sigmund Freud. Freud nos explica que la mayor
parte de nuestros motivos y creencias se dan de manera inconsciente. Para explicar la
personalidad Freud comenzó su estudio en pacientes en la época de finales del Siglo XIX
y comienzos del siglo XX. En este periodo Freud atendió a varias pacientes que
presentaron sintomatologías físicas, que no respondían a ningún malestar biológico.
Desarrollando así el estudio sobre la neurosis histérica.
Según el psicoanálisis la personalidad de un individuo en su mayoría se forma antes de
los 6 años. La lógica de esta teoría nos explica que para la formación completa de nuestra
personalidad pasamos por 5 etapas en la formación de nuestra personalidad. Estas
etapas se dan debido al punto biológico en que la persona puede experimentar de manera
más concretamente el placer, y por lo tanto las energías psíquicas se focalizan en
distintos puntos.
Siguiendo esta secuencia, en primer lugar tendríamos la etapa oral la cual comienza en el
nacimiento y concluye durante el primer año de vida. En esta etapa el sujeto experimenta
como mayor foco de satisfacción la zona bucal, se entiende según esta teoría que una
superación no adecuada de esta etapa supondría una fijación oral, causando conflictos en
la relación de dependencia y adicciones relacionas al consumo oral de sustancias como
fumar o tomar alcohol.
Al concluir la etapa oral, le seguiría la etapa anal que comprende entre los 15 meses y los
tres años. Durante esta etapa el foco de satisfacción biológico se centra en el control de
esfínteres, principalmente del ano. Las características que se desarrollan o estancan en
esta etapa guardan relación con la capacidad o necesidad de retener. Se considera que
una fijación en esta etapa traería consigo dificultades en el control de impulsos, manejo
del dinero y necesidad de orden. Según el psicoanálisis las personas con una fijación anal
retentiva presentarían más adelante trastornos obsesivos compulsivos, mientras los
sujetos con una fijación anal expulsiva presentarían dificultades en el control de impulsos
y con conflictos con el orden de las cosas.
Por su parte la etapa fálica se presenta en el periodo durante los tres y los seis años de
vida. Durante esta etapa se ve a los genitales como la principal fuente de satisfacción. Es
durante esta etapa que el niño comienza a interiorizar su relación con la autoridad y la
dualidad de la sexualidad entre hombres y mujeres. El psicoanálisis establece que es en
esta etapa que el niño pasa por el complejo de Edipo. El cual consta en identificarse con
el progenitor de su propio sexo tomando en cuenta sus genitales. Las fijaciones en esta
etapa tendrían como efecto las alteraciones en el funcionamiento sexual.
Al concluir la etapa fálica, según el psicoanálisis se entraría en un periodo de latencia, el
cual se extendería desde los 6 años hasta la pubertad. Durante este periodo el individuo
entra en un periodo de consolidación de los hábitos adquiridos durante las etapas
anteriores del desarrollo psicosexual.
Por último, la etapa genital abarca la adolescencia y el resto de la vida adulta. En esta
etapa el foco de satisfacción vuelve a los genitales, aunque con la diferencia que es aquí
donde solo se reproducirán los patrones adoptados durante las etapas anteriores. Es
decir, el psicoanálisis considera que el sujeto al llegar a esta etapa ya se encuentra
prácticamente formado y su tarea consiste en consolidar los hábitos adquiridos durante
las etapas anteriores.
Más adelante en su teoría Freud buscaría explicar el funcionamiento psíquico del
individuo a través de dos tópicas. En primer lugar explicando que el aparato psíquico
funcionaba en distintos niveles, los cuales dependían de la consciencia, siendo estos
consciente, preconsciente e inconsciente. Luego al ir desarrollando más su teoría, llegaría
a la conclusión de que además de los niveles de consciencia, la personalidad funcionaba
a través de tres entes que se regulaban por distintos principios y necesidades, estos entes
o estructura de la personalidad los llamaría yo, ello y superyó. Freud nos explicaría que el
nivel de consciencia dependería generalmente del deseo de reprimir vivencias o ideas
que son molestas para la persona, o que causan conflicto con su interacción en la
sociedad.
Primera tópica el consciente, preconsciente e inconsciente: En un primer intento de
explicar la personalidad a través de los niveles de consciencia que presentaría el sujeto
ante sus vivencias. Freud nos explica que existen tres niveles en que almacenamos
nuestras vivencias.
En un primer instante tenemos el nivel inconsciente este es el nivel más primitivo de la
personalidad. En este apartado, el sujeto almacena sus deseos más profundos, sin
embargo, muchas veces estos deseos son reprimidos fuera del nivel de la consciencia por
ser egoístas y primitivos y por lo tanto el sujeto no es capaz de acceder directamente a
estos. Siendo de esta manera accesibles únicamente a través de actos simbólicos que
permitan resignificar la vivencia del individuo, por lo cual utiliza como método la
asociación libre y el análisis de los sueños para poder dar una lógica al material
inconsciente del sujeto.
Como segundo nivel de consciencia Freud explico el preconsciente en este nivel el
sujeto almacena ideas y concepciones que fueron inculcados desde su infancia, este
material no es accesible de manera inmediata a la consciencia. En este nivel encontramos
muchos mandatos parentales, así como deseos o ideas que el sujeto puede acceder a
través de un esfuerzo ya que no están totalmente reprimidos como es en el caso del nivel
inconsciente.
Por último, Freud explico que la menor parte de la energía psíquica (o libido, como sería
conocida luego en el psicoanálisis) se almacena en la parte consciente. En este nivel el
sujeto es capaz de acceder completamente a los deseos e ideas que se almacenan. La
parte consciente del aparato psíquico es la que interactúa con la realidad y se forma a
partir de la interacción con la misma.
Algún tiempo después, Freud agregaría a su teoría tres instancias que son reguladas
también por los principios de realidad, placer o ideales subjetivos. Estas instancias sirven
para que el sujeto busque alcanzar un equilibrio que le permita funcionar en la sociedad y
al mismo tiempo buscar la satisfacción de los deseos que van contra ella. Cabe
mencionar que Freud no descarta su tópica anterior, sino más bien expresa la
compatibilidad entre ambas. Explicando que estas instancias (conocidas como yo, ello y
superyó) funcionan dentro de los niveles de consciencia que explico anteriormente en su
teoría.
Segunda tópica del aparato psíquico yo, ello y superyó: Al irse desarrollando el
psicoanálisis se encontró con el obstáculo de que el aparato psíquico era más complejo
de lo que esperaba, y por lo tanto la primera tópica no era suficiente para explicar todo el
funcionar de la personalidad de las personas.
Es así que Freud desarrolla una segunda tópica, o estructura de la personalidad, Freud
supuso que la personalidad gira en torno a tres estructuras: el id(ello),el ego(yo) y el
superego(súper yo) que funcionaria en conjunto con su primera tópica de los niveles de
consciencia, solo que esta vez basándose en los principios o mandatos que regían cada
parte de la personalidad del individuo. En primer lugar Freud mantiene que la mayor parte
de la energía psíquica (deseos, ideas, afectos, creencias, etc.) esta reprimida y por lo
tanto es inconsciente. A esta instancia psíquica que se halla sumergida completamente en
el nivel inconsciente Freud la denomino Ello. El ello es la parte más grande del aparato
psíquico, en este se almacenan los deseos inconscientes y las “verdaderas” motivaciones
de los sujetos. Esta instancia se rige completamente por el principio del placer, por lo
tanto siempre buscara cumplir sus propios deseos aun a costa de la convivencia con los
demás. Esta parte de la personalidad es reprimida con el fin de que el sujeto pueda vivir
en una sociedad, sin embargo siempre se encuentra en conflicto con sus otras dos
contrapartes para poder satisfacer sus deseos.
Como segunda instancia Freud desarrollo el concepto del Superyó, el cual está regido
por los constructos del yo ideal y el ideal del yo. En este caso el yo ideal vendría a ser la
imagen que consideramos queremos alcanzar en nuestra vida. El yo ideal se muestra
como la meta a alcanzar y por la cual nos creamos ciertas normas (generalmente
introyectadas en la infancia a través de nuestros padres) con el fin de alcanzar la imagen
de lo que queremos ser, sin embargo esta imagen vendría a ser siempre inalcanzable por
que se modifica constantemente con el tiempo. El ideal del yo es básicamente el concepto
que tenemos de nuestra imagen actual, esta generalmente está devaluada por que entra
en contradicción con la instancia del yo ideal y nos hace sentir que aún no alcanzamos el
potencial que deseamos, creando exigencias hacia nosotros mismos. Cabe señalar que
por sus características el Superyó posee partes conscientes, preconscientes e incluso
inconscientes.
Por último, Freud define el Yo como la parte del aparato psíquico que está en constante
contacto con la realidad. El Yo vendría a funcionar como el mediador entre los deseos del
Ello, los mandatos del Superyó y las exigencias que trae el vivir en la realidad social en
que nos desarrollamos. Es por esto que el Yo presenta partes que emergen a la
consciencia, pero también posee partes que se mantienen a nivel inconsciente. La guía
por la cual se rige el Yo sería el principio de la realidad, el cual nos indica las acciones
esperadas socialmente de los individuos, modificando así nuestras conductas y
procurando mediar con nuestros deseos para poder alcanzar nuestras necesidades,
respetando las normas que rigen a la sociedad. El yo es quizás la parte de la psiquis que
más tensión presenta al estar presionado tanto por las otras dos instancias del aparato
psíquico, como por la realidad en sí.
Cabe señalar que el Yo para defenderse de los conflictos ocasionados por el choque
entre las otras instancias psíquicas y la realidad, llega a desarrollar los conocidos
mecanismos de defensa. Los mecanismos de defensa son estrategias utilizadas por el Yo
para sobrellevar conflictos psíquicos y poder sobreponerse a la realidad. Durante esta
defensa ante las ansiedades el Yo puede tratar diferentes estrategias que en ocasiones
pueden traerle consecuencias negativas a largo plazo.
Entre los principales mecanismos de defensa del Yo tenemos:

 La negación: con este mecanismo el Yo trata de evitar conflictos reales, haciendo


como que no existieran. Con la utilización de este mecanismo el sujeto en
ocasiones logra olvidar el problema que le aqueja, haciendo como si no sabe que
existe. Un ejemplo de esto es cuando una persona pierde su trabajo y hace como
si no ha pasado nada. Si bien este mecanismo puede parecer inmaduro, es de los
más utilizados, sobre todo en situaciones de duelo y eventos traumáticos.

 La regresión: El mecanismo de regresión funciona haciendo que el sujeto actué


como si volviera a experimentar una etapa del desarrollo psicosexual que ya ha
superado anteriormente. Un ejemplo de esto es cuando un niño de 11 años, luego
de sentirse triste por algún evento traumático, comienza a mojar la cama de nuevo
como lo hizo cuando era pequeño con el fin de obtener atención de sus padres.

 Racionalización: Este mecanismo consiste en procurar dar una explicación lógica


a un evento conflictivo, para tratar de poder sobrellevarlo. Como ejemplo de esto
tenemos a un empleado que no quiere afrontar que no le gusta su trabajo, por lo
cual se pone a sí mismo como excusa, que uno debe trabajar de manera relajada
y decide retirarse por una semana para tomarse vacaciones.

 Proyección: Con la proyección el sujeto inviste a otra persona u objeto


sentimientos o ideas que le pertenecen pero considera que no puede liderar con
ellos. Un ejemplo claro de este mecanismo es cuando un niño odia a su profesora
y como defensa expresa que su tía (quien no conoce a la profesora) es la que odia
a la docente.

 Sublimación: La sublimación es la estrategia en la que uno sustituye un deseo que


es inaceptable para el sujeto, por uno que podría ser considerado como “bueno”
para la sociedad. Un ejemplo de esto es el joven que tiene ideas sádicas y
comienza a trabajar de carnicero para poder cumplir su deseo de hacer daño a
otro pero de una manera que no cause lesiones a los demás.

Cabe señalar que los mecanismos de defensa, a pesar de encontrarse en el Yo son


estrategias inconscientes del sujeto. Es así que vemos como el Yo a pesar de ser la
instancia que interactúa con la realidad no es consciente de las técnicas que utiliza para
poder lidiar con la tensión en que es puesto por el conflicto entre sus deseos y los
mandatos sociales.
Relación estructural formada por el id, el ego, y el superego.

Otro de los teóricos que hablo de la personalidad fue Abraham Maslow, plantea que las
personas poseen necesidades básicas siempre presentes, que son fuerzas que modelan
la motivación humana de forma discreta pero segura. Propuso que hay una necesidad
maestra, la tendencia al crecimiento, que gobierna y organiza todas las demás
necesidades, basándose en una jerarquía de cinco partes que van desde las necesidades
de supervivencia, relativamente fuertes, a las necesidades de crecimiento relativamente
débiles.
Las necesidades básicas están ordenadas según el principio de prepotencia o por el de
fuerza relativa. Por tanto, las necesidades fisiológicas ocupan la parte inferior de la
jerarquía indicando su relativa dominación, mientras que las necesidades de auto
realización se encuentra en la parte superior, señalando su relativa fragilidad.
Así las necesidades de protección y seguridad son características de los niños, los
jóvenes, y los animales inferiores, mientras que que las necesidades de valoración son
características de adultos y exclusivamente humanas.
La jerarquía indica que las necesidades son satisfechas secuencialmente, de abajo arriba.
Por tanto, antes de que una persona busque la valoración y la auto realización, deberá
tener las necesidades fisiológicas, de seguridad y de pertenencia satisfechas.

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