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CAPÍTULO II

CONCEPTO Y CARACTERIZACIÓN
DEL DESARROLLO

I. La constatación de las desigualdades internacionales

Si aún en 1967 Kleeble pudo afirmar que «cualquier examen de la literatura geo­
gráfica profesional de los últimos años revela una evidente y notable falta de interés entre
los geógrafos por el estudio del fenómeno del desarrollo económico» (Kleeble, D. E.,
1971, 131), no puede dudarse que la situación se ha modificado profundamente desde
entonces. Apoyándose principalmente en la aparición de las tendencias radicales dentro
de la disciplina, el problema de las desigualdades espaciales existentes en la distribu­
ción de los niveles de bienestar ha adquirido carta de naturaleza entre los analizados por
la geografía humana.
La práctica totalidad de obras publicadas sobre el terna del desarrollo en el ámbito
mundial coinciden en señalar la existencia de profundos contrastes económicos y sociales entre
los países y regiones, utilizando generalmente como base analítica una serie de valores estadís­
ticos que han pasado a convertirse en indicadores comúnmente aceptados. Al propio tiempo, en
una consideración diacrónica del fenómeno, parece también evidente que «se han ahondado las
distancias entre la masa de quienes viven para sobrevivir y las sociedades beneficiarias de la
totalidad de las sucesivas revoluciones técnicas y del sistema de concentración de los recursos» ·
(George, P., 1983, 8).
Dada la visión esencialmente económica que suele presidir la consideración del desa rro­
llo, buena parte de los datos que se manejan hacen referencia a los niveles de producción,
ingresos o renta, siendo el producto nacional bruto de cada país y sus valores de renta per capita
los que han conocido un uso más frecuente.
De este modo, si se compara el respectivo potencial económico de los casi 190 Esta­
dos existentes en el mundo, resulta particularmente significativo que tan sólo seis de ellos
(Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia) concentren casi dos tercios de
la producción mundial, proporción que se eleva hasta el 75 % de incluir a los cuatro países
situados a continuación. Su posición resulta aún más privilegiada al considerar que, entre todos,
apenas reúnen el 15 % de los habitantes del planeta. En el ex�emo opuesto de la escala,
alrededor de 100 p equeñ os países, localizados principalmente en Africa, Caribe, sur de Asia y
archipiélagos del Pacífico, apenas alcanzan a sumar en conjunto el l % del valor total de la
producción obtenida en el mundo.
42 ESPACIOS y SOCTEOADES ESTRUCTURAS ESPACIALES EN ÁREAS DESARROLLADAS
43
CUADRO ll.L Conce11trac1"ón de fa población}' producción mundiales en 1987 y 1995 N.ºPAISES
IW

Poblaci6n (% total) PNB (%)


100
Países(%) i987 1995 1987 1995

5 60,61 59,79 72,34 74,37 80


10 72,41 70,68 83,12 85,00
20 84,82 83,75 92,64 94,07
30 91,17 90,10 96,76 97,30 60
40 94,81 93,78 98,46 98,54
50 97,27 96,35 99,12 99,12
60 98,75 98,0l . 99,52 99,48 40

70 99,57 99,16 99,74 99,72


80 99,86 99,74 99,89 99,86
20
90 99,97 99,92 99,97 99,95
100 100 100 lOO 100
o
FuENTS: Banco Mundial.
3 5 7 9 11 13 15 17 J9 21 �3 25 27 29 31 33 35 37 .l9

MILES DOLARFS
a repr sentac1·ón de los datos correspondien tes al cuadro Il. l mediante una curva de
.
concentraci·ón de Lorenz (fia E· 2 · 1) que refleJia los porcentaJes del PNB y 1a pob 1aci·ón que F1G. 2.2. Dis1ribución del PNB por habitante entre los países del mundo en 1995.
. • • ·,
acumulan 1 s d.1versos pa1ses por orden decreciente de partJc1pacion en 1995, confimna de
,
.
· Idad que no ha hecho sino incrementarse con e I paso deI t·1empo.
manera gráf1ca una des1gua
. (fig. 2 . 2) , si·rve
El empleo de otro m· d1cador tan usual y di·scutido como el PNB por ha.bJtante " llegar a los 38.000 dólares de Suiza, Luxemburgo y Japón, apreciándose en este caso el
tan sólo para compro b ar I a gran diversidad de situaciones. que. se encierra
.
entre e1 centenar
. , retroceso experimentado en los últimos años por los países exportadores de petróleo, que
, mclmdos 13 que se sitúan por
largo de pa1 es que no alcanzan Jos 2 · 000 dólares per caplta,
. . . perdieron la posición de privilegio que disfrutaron en los años setenta-ochenta tras la caída
debajo de Jo 200 ( 12 de ellos en África), y Jos que multJphcan vanas veces esta c1·tra, hasta experimentada por los precios del crudo. Con ser ya significativos, es evidente que tales
contrastes se ven notablemente acrecentados al considerar la distribución social y territorial
interna, muy heterogénea en bastantes ocasiones.
100 No obstante, el mero tratamiento estadístico de unos valores globales como Jos
mencionados sólo llega a cobrar alguna capacidad de acercamiento a 1a realidad cuando se

..
90
lleva a cabo su desagregación espacial, tendente a delimitar áreas de características diferen­
ciadas, al menos en una aproximación inicial. El reparto de los habitantes, la producción 0
10
el consumo de energía entre los diez conjuntos territoriales aquí definidos, por comparación
con su respectiva superficie, permite así precisar la dicotomía básica que hoy divide a l
60
mundo en Jo tocante a l a relación entre población y recursos (cuadro II.2, p . 46). Mapas
+Poblacion como el de la figura 2.3, que refleja la distribución por países del PNB por habitante,
-PNB
también se han hecho habituales debido a su capacidad de expresar sintéticamente la contra­
posición entre el potencial económico de Norteamérica, Europa o fa «Australasia desarrolla­
JO da» (Japón, Australia, Nueva Zelanda), frente a las bo�sas de pobreza dominantes aún en Jos
«hormigueros» del Asia meridional o el interior de Africa, así como la presencia de otras
"' áreas con situaciones intermedias (Cono Sur latinoamericano, Sureste asiático, Oriente
10 Próximo...) y de más difícil clasificación en una perspectiva meramente cuantitativa y super­
ficial, como la que todavía define una parte de los estudios sobre el desarrollo.
'A PAIS�
El frecuente paralelismo entre estas distribuciones y las correspondientes a otros indica­
dores relativos a los niveles de asistencia y bienestar social de la población (alimentación,
FIG. 2 . 1 · Concentración del PNB mundial en 'I995. educación, sanidad...), ha servido de apoyo a la simplista división del mundo en países desarro-
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Miles de Dólares '
nmenosde 1
11!1 1 a 3
• 3a 7
• 7a12
. • 12a24
4 a 41 Oetos: PRB-World Population Oat,, Sheet 1997; AUsa del Banco Mundial 1993; AUaoeco, 1997.
•2
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FIG. 2.3a, P.N.B. pcr espita por pa(ses, 1995.

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IDH 1997
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F10. 2.3b. Indice de desarrollo humano. 1994.


ESTRCC TURAS ESPAClALF.S EN .ÁREAS DESARROLLADAS 47
46 ESPACIOS Y SOCIEDADES

, emp· Ieado ', cuanto las conclusiones que.· a pa rtir de un tratamiento


II.2. Contrastes es t ant o el metodo anal'ti·co 1
deduc
.
u De este modo, Berry destaco
. _ lo m . rn:cuado
, ,
CUADRO
· económicos básicos entre los grandes conjuntos territoriales apa rentem en te i· nocuo llego a a
est a d' is tico
del mundo en 1995 . 1'ses desarrollados y .subdesarrollados como realidades contrapuestas,
de considerar a 1os. pa i ncia de un contmuo, es dec.rr, de una escala de paises en l que las
o en camb10 la ex ste a
% sen-aland . .
. . ades· econo'micas clisminuyen y·r·las cond1c10nes de vida empeoran desde aquellos
.
. m. b1lld ., .
% % % Consumo dl spo · eros lu gares de la clasi 1cac1on Y h acia los que ocupan 1 os u'Itnnos . ,
pnm . N ego
Conjuntos regionales Superficie Poblaci6n PNB energfa que ocupan 1os ·
'fi ·
· l es de desarro 11 o y el sistema
.,
t mb1en la ex1s
. tencia· de correlación s1gni 1cattva. entre l os mve ·
América del Norte 14,28 5,16 28,13 28,41 ª . ít.
-
O 1a mfl uenci·a del co
lonialismo, concediendo e n
.
cam bio. una mayor s1g.n . .
1ficac
.
1ón a la
.
Europa 4,27 9,35 31,68 2[,42 P_0l ico , de las zonas templada s o tropicales, afirmaciones to d a s q ue ha s id.o
situación de1 pai s dentro .
.
Japón 0,28 2,22 16,64 6,04 . ica postenorme_nt�-
Ex Unión Soviética 12,64 obJ eto de una amplia polém . . . .
Australia/N. Zelanda
16,53 5,23 2,19 En nues tro P aís, un estudio con obJet1vos similares fue el -reali zado por Pms yGamu
5,87 0,38 1,41 1,31 - nes, tras definir el desarrollo como «producto d e l a mterac c1on · , de una mu 1 t1tu · d
(1982) quie ·deraron u n total de d.1ec1s1ete
Áreas desarrolladas .' mic as com o soci · a 1 es », cons 1 · · in ·
dica do-
de vanab 1es, tanto econó
42,23 22,34 80,05 69,82
mayo ría con lo s propues tos a ta l f i
rn p o r e l UNRIS D (U mted· · ·
l'iallons
res ' com . ci·ct en t es en su
China 7,08 21,23 2,43 9,45 evel opment) en 1970, ut1·1·izan d o para su ana'l.:1s1s · el s·iste ma
Asia meridi onal 8,90 Research 1.nsu·rute f or Social D .
nte en es a bl , a ,
6,78 31,02 6,42 ,
· n de varia bl es consiste t ecer un valo r estand r (num ero z) al
Asia suroccidental 5,09 4,20 2,42 3,75 d e no. rmal 1zac10 fr acion ales con el promed1
.
corres
.
de las ci as n 0 mu n d ial pondiente me-
Latinoamérica 17,70 8,52 5,97 5,22 relacionar cada una
África 22,12 12,29 2,71 2,86 <liante la fórmula
Áreas subdesarrolladas 58,77 77,66 19,95 30,18 x-X
z=- ­
FUENTE: Banco Mundial, y elaboración propia. a,,

. variable en cada país, X, el promedio mundial y cr,, su desYiación


siendo x eI valor que toma la . . <lida entr 1 , . . dores con . derados,
, . valores, d 1v 1 e e numero demd1ca
t1p1ca.. .La suma de todos estos . 1
Hados y subdesarrollados, acompañados en ocasiones por los que se califican como «en vías de , establec er un índice medio de desarro 11o para cada pai.s, - a parar de l cual fue pos.ible su
desarrollo», a partir del establecimiento de umbrales divisorios considerados significativos. No Perrrutto . , d e sus supuestos n1ve .
.fi - enor en func1on · 1esde btenestar (veans , e ante-
obstante, y puesto que la correlación no es nunca perfecta, el empleo de unas u otras variables clast 1cac1 ón de mayor a m .
. e dades).
por parte de los diferentes autores y organismos oficiales en la caracterización del problema nares edicione s de Espacios y Soci
Este mismo tipo de criterios y rnetodolo�ía son los que el Programa de Naciones Unid a s
introduce siempre un sesgo valorativo vinculado a una concepción diversa del desarrollo que se NU ica a la elaboración del. llamado Índice de Desarrollo Humano
reiaciona con los supuestos ideológicos de los que se parta. Para e1 Desarrollo (P D) apl . .
(ID H) desde l 990. Ante las dificu ltades para ob tener 10 formac10ne1 comp l eJas para todos 1 os
Esta evidente limitación justifica los numerosos intentos realizados para integrar ambos , · ,.
pa1ses, deI mundo , el ID H sólo tiene en cuenta tr.es caractensticas batea : .I a esperanza media · de
tipos de variables con objeto de lograr una aproximación más satisfactoria a la realidad. El . educ ativo, calcula do med iant e 1a tasa de a.lfab..'1izac16n de los adultos y el
medio más habitual ha consistido en la elaboración de índices sintéticos en los que, mediante vida al nacer, e I nivel . . . .
n de la pob 1ac1on , (con una ponderac1óide d os ter�1os para el pn-
técnicas estadísticas más o menos sofisticadas, se combinan �os indicadores en busca de un índice bruto de escolarizació
. ct· dor y un tercio para el segundo), y el PIB p or habitan te, calculado media nte paridades
valor numérico final que acierte a expresar la situación relativa de cada país en el contexto mer m ica . de. rem. entre pa ,
e n cuenta l as d"f 1 erenc1as p s ises. Para cad a
internacional. de poder adqui·s 1•11·vo, que tienen . .
, 1mos..
uno s valo res máx imos y mm
Uno de los primeros y más conocidos es, sin duda, el elaborado por Berry en 1960, indicador se fijan
tomando como base un total de 43 variables agrupadas en ocho epígrafes:· transporte, energía,
rendimientos agrícolas, comunicaciones, PNB, comercio, demografía y otros (Berry, B. J. L., _ Esperanza med ia de vida = entre 25 y 85 años.
i
1960, 78-81), lo que otorga una clara prioridad a los aspectos relacionados con el nivel tecnoló­ _ AJfabetizaciói: de adultos = entre O Y 100 %.
gico de los países, frente a la escasa atención que parecen merecerle los indicadores referentes - Índice de esco lariz ación= entre O y LOO �-
al nivel de servicios de que dispone la población. Aplicando a la matriz global obtenida el - pJB por habit an te= entre 100 Y 40.000 dolares P?�-
análisis de componentes principales, y tras comprobar el alto gradó de correlación existente
entre la mayor parte de las variables consideradas, estableció una «escala tecnofógica» por De este modo, para cada uno de ,esos cuatro indi, cadores, lnidiferentes países presenta­
. ·· As1,,
paises y grupos de países en la que las puntuaciones inferipres se correspondían con los niveles , un m
ran , dice s1·ruado entre 0-1 ' en funcion d e s.u pos1c1on re.s[>ectoiesos valores ,extremos.
, .
de desarrolJo más elevados y viceversa. . esperanza d e v 1da, Costa R1cc3.. (í6faños) tendra un indice de
por eJemp 1o, en el caso de la
Ahora bien, el aspecto más interesante del estudio de Berry desde nuestra perspectiva no
46 .
ESPACIOS Y SOCIEDADt:!>

, . s entre los grandes conjuntos territoriales


. econom1cos básico
II.2. Contrastes es tanto el método analítico emp 47
CUADRO
_ ,
del mu,iuo en 1995
,
estadístico aparentemente inocu o,
leado, '"'""º
las co nc lusi o nes que, a partic de
llegó a deduc i,. De e un trntam;eo¡o
de conside,-a,- a los país es desar ste modo, Berry des
rollados y su bdesarr tacó lo inadecua do
%
señalando ea cambio la ex istencia ollado s como cealid
% Consumo de un continuo, es dec ades contcapuest
% %
energla disponibilidades económicas dis i,, de una escala de p as,
Conjuntos regionales Superficie Población PNB minuy en y las condic aíses en la que las
q u e ocupan los primeros lu ganos e iones de vida em
d. lacJasificación y peoran desde aquell
América del Norte 14,28 5,16 28,13 28,41 también la ex,stenc,a de correJac,o hacia los que ocup os
n s.gn,fica"va entce an los últim os: Ne
El!Topa 4,27 9,35 31,68 21,42 político o la influencia del colonia los mv eJes de des gó
16,64 6,04 lismo, concediendo anullo y el smema
Japón 0,28 2,22 situadón del país dentro de las zo en cambio una may
. . nas templadas o trn o, significación a
Ex Unión S0v1éllca 16,53 5,23 2,19 12,64
objeto de una amplia polémica picales, afinnaciones la
Australia/N. Zelanda 5,87 0,38 1,41 1,31 posteriormente. todas que ha sido
En nuest.-o pa ís, un estudio
con objetivos simila,e
Áreas desarrolladas 80,05 69,82 ( J 982), quienes, teas defi ni, el s fue el c ealizado p
des arrollo como «p
22,34
42,23
rndu cto de la inter o, Piris y Gam ic
de variables, tanto económ icas ncción de un a mul
como sociales», co titu d
China 7,08 21,23 2,43 9,45 ces, coincidentes en su m ayo,ía nsidcra rn n un total
8,90 con los prnp uestos a de diecisiete indica
Asia meridional 6,78 31,02 6,42 Resea,c h Institute fo, Social tal fin po, el UN do.
2,42 3,75 DeveJopment) en 19 RISD (Un ited Natio
Asia suroccidental 5,09 4,20 de no rmafüación de vari able 70, utilizando para ns
8,52 5,97 5,22 s consistente en e su anális is el sis
tema
Latinoamérica 17,70 ,eJac ionar cada una de las c ifr stablece, un v alo,
12,29 2,71 2,86 as nacionales co n el e stándar (númern
África 22,12 diante la fórmula pcomedio mundial z) al
conespondiente m
Áreas subdesarrolladas 58,77 77,66 19,95 30,18 e­

Frn,NTE: Banco Mundial, y elaboración propia. x-x


z=-
cr,,
. siendo x el valo, que toma la
Hados y subdesarrollados, -ados en ocasiones por los. que se .califican como «en vías de Variable en cada paí
. tipica. La suma de todos est s, X, el prnmedio
div;so no d rados signi cativos . No os valoces, dividida mundial y o. su des
desarrollo», a partrr de ���:r:ento de umb,ales fi permitió establece,- un fudice entre el n úmern de ind ica viación
\
obstante, y puesto _que a":orrelación no es nunca pe<fücl a, el ::�;;. :e unas u otras variables medio de desarrollo dores considerados,
clasificación de may o, a me para cada p aís, a p arti, del
s ofic,ales en la �aracterizaelón del problema no, en función de sus cuaJ fue posible s
Por parte de los diferentes autores. y o,ganismo . .• riores ediciones de Espacios y supuestos niv eles u
introduce sempre
. u, sesgo valorat.J.vo vmcu lado a una conce c 1 0 n divecsa del desanoUo que se Sociedades). de bienesta ,- (véanse
ante­
.
p
Este mismo tipo de ccilerios
relaciona con los sup deológicos de los que se parta. p ara el Desarrollo (PNUD) y metodología son
; e aplica a la elabornc los que el Pmgrama
Esta rndent, i :;::. : ión justifica los numerosos '-�tenlo!,' alizados parn integnu- ambos (IDH) desde 1990. Aote las ;ón del llamado Ín,üc de Naciones Unida
s
fa dificultades para obte e de Desarrollo H
tipos de vanabJes con obJ·eto de logm una aproximac'.on_ ma satis ctoria a la cealidad. El países del mundo, el IDH sólo ne, infocm aciones umano
. complejas para to
medio· mas ª,
, h b't i _ual ha cons1st·do 1 en la elaboración de .rnd1ces sintéticos
.
en los que, mediante vida al nace,, el nivel educat
tiene en cuenta tres c
ivo, calculado media
aractecfsticas básicas
, la especanza me
dos los
técnicas estadisticas mas , o �enos sofisticadas, se co� b an �os ·nd1· c adores en busca de un nte la tasa de alfabeti dia de
índice bruto de escolarización
1
,. ,m . de la población (con zación de los adu
valor numenco fi nal que acierte a expresar la situac10n reJ attva de cada país en el contexto me, indicado, y un tercio p ara una pondernción de ltos y el
intemacton el segun do), y el P!B dos teccios paca el pri­
· al- . de poder odqu;siüvo, que tie po, habitante, calcula
. 1 nen en cuenta las do med>ante paáda
Uno de los pnmerns y más conocidos es, sm duda e eJ aborado por Berry en 1960, , indicador se fijan unos valores difecencias de preci des
• ho e 'g,afes· transporte, enecgta, máximos y mínimos: os entre países. P
tomando como base un total d e 43 variables agrupadas_ en oc ara cada
, . .
rendimientos agnco1as, comurucac1ones, PNB' comerc¡o, demogr��a _
y o;,..,s (Beny, B. J. L.,
1960, 78-8 J ), ! º que otmga a clarn prioridad a los aspeeto5 relacwnados con el nivel tecno!ó- - Esperanza media de
vida = entre 25 y 85 añ
- Alfab etización de adu os.
gico de los pa,ses,_ frente a i""esc a asa atendón que pacecen merece I los indicadores referentes ltos = entre O y 100 %
;: matriz global obtenida el - Índice de escolarización .
al nivel de scrvmos de que disp one la poblaóón. Apbcando a = entre O y 100 %.
. t el alto g,a dO de correlación extStente - PIB por habitante = entr
análisis de componentes r nctp y ras comprobac e 1 00 y 40.000 dólares
�it; c l una PPA.
entre la may or parte de as van s conside adas, éstab eció ;. ��:1.'.:�nofó! ica» po,
,
os de países en la que 1 as puntuaciones infen.ores se corr � on 1 s niveles
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p ses y De este modo, p aca cada u
no de esos cuatrn ind
de8.Idesarro más elevados y viceversa. .. cán uo índice situado entre 0-1, icadoces, los difere
en función de su p ntes países presenta­
Ahora bien,
. el aspeeta más interesante de I estudio de Berry desde nuestra perspectiva no po, ejemplo, en el caso de la osic ;ón respecto a es
os valor e, extremos.
esperanza de vida, Así,
Costa Rica (76,6 añ
os) tendrá un ín dice
de
ESPACIOS Y SO
CIEDADES ESTRUCTURAS ESPACIALES EN ÁREAS DESARROLLADAS 49
48 (77,6 años) de 0, 877,
en España
de 0, 755 y
en A.- a bia Sau di
(70,3 años) se,á CU.WRO Il.3. ¡'ndice de desarrollo humano eri 1994
0,860 , mi ent ras
uiente:
calcu la dos del modo sig Paíst.s Indice Paí.se.s fndict Pa{.seJ fndia

5 I (8 5-25)
= 0,860. Canadá
l. 0,960 6 l. Mauricio 0,831 121. Vietnam 0,557
Costa Rica = (76,6-2 ) 55. 2.
Francia 0,946 62. Bielorrusia 0,806 122. Islas Salomón
5) / (8 5-25) = 0,7
0,556
Arabia Saudí = (70,3-2 Noruega
3. 0,943 63. Belize 0,806 123. Cabo Verde 0,547
5-25) = 0, 877 .
= (77,6-25) / {8
4.
EE.UU. 0,942 64. Libia 0,801 124. Vanuarú 0,547
España ­ 5. Islandia 0,942 65. Líbano 0,794 125. Sto.Tomé Pr. 0,534
r án lo s c o rre spon
va ria bl es, s e obten d 6. Países Bajos 0,940 66. Surinam 0,792 126. lrak 0,531
es mu estra el
mé to do a la s r es ta n t
A p l ic ando el mismo to dos ellos. S egún 7. Japón 0,940 67. Rusia 0,792 127. Nicaragua 0,530
do el lD H el pr omedio de c o n tr as t e s, con pa íses 8. Finlandia 0,940 68. Brasil 0,783 l 28. Papúa-N.Guinea 0,525
tiv os, sien gran des
dien tes v alor es rela
cuadrn I!.3, la sit
uación actua l d e l m ond o est
Un
á de fini d • p or
do s o I sl a ndia e
n lo s n iv ele s de bienesta r
9. N.Zelanda
10. Suecia
0,937
0,936
69. Bulgaria
70. Irán
0,780
0.780 º·
129. Zimbabwe
13 Congo Brazaville
0.513
0,500
or uega, Estad o s
i
rte del con tine
nt e africano, 11. España 0,934 7 l . Estonia 0,776 131. Myanmar 0,475
c omo C anadá, Francia, n en b uena p a 12. Austria 0,932 72. Ecuador 0,775 132. Ghana 0,468
r as
pr ec ari eda d imp rra Leona ocu pan las últim
e a t e
más el evados, f rente a la a y Sie
13. Bélgica 0,932 73. Arabia Saudí 0,774 133. Camerún 0,468
, Ní g e r, R ua n d
Malí, B ur kina Faso
14. Australia 0,931 74. Turquía 0.772 134. Kenia 0,463
donde países como 15. Reino U n ido 0,931 75. Corea Norte 0,765 135. Guinea Ecuatorial 0,462
a l sól o co
bran su plena dimensión
o de sigu
16. Suiza 0,930 76. Lituania 0,762 136. Laos 0,459
p osiciones. es arr l cua tro
o así, se co mprueba que
ol
e lativ o s al
d 17. Irlanda 0,929 77. Croacia 0,760 137. Lesotho 0,457
P ero los pr obl emas r din á m i ca. A l hace rl
o han se­ 18. Dinamarca 0,927 78. Siria 0,755 138. India 0,446
ión al desarrollo
ectiva n con
en una p ersp
cuando se obs ervan o opera c
c 19. Alemania 0,924 79. Rumanía 0,748 139. Pakistán 0,445
de a yud a o , a d
mas interna cionales
n o no se
ue aún se
ma ntien en cu 20. Grecia 0,923 80. Macedonia 0,748 140. Comores . 0,412
d écadas de prog ra n os d s e q ui li br i o s q ap bado p r la 21. Italia 0,921 81. Túnez 0,748 141. Nigeria 0,393
ifi ca tiva u
e ro o
guido r edu cir de forma sign , e l prólogo
del documento 22. Hong Kong 0,914 82. Argelia 0,737 142. Congo Kinshasa 0,381
st mo d o nio de las Naóo·
han visto, incl u so, r e for
zados. D e e e
zó como Dece
Jo que s e bauti
23. Israel 0,913 83. Jamaica 0,736 143. Zambia 0,369
inaugu r aha rin cip ios que, l amenta­ 24. Chipre 0,907 84. Jordania 0,730 144. Bangla Desh 0,368
1, q ra i ón de p
196 u e c
ONU eo n ov iembre d e
ba o n u n a decla época en que 25. Barbados 0,907 85. Turkmenistán 0,723 145. Costa Marfil 0,368
z de que, en u na
n c
rollo, c om e a
oso el hecho
nes Unidas para el Desar
26. Singapur 0,900 86. Cuba 0,723 146. Benín 0,368
ia: «E s aso m br ncia, p aíses y regiones 27. Luxemburgo 0,899 87 · Rep. Dominicana 147. Togo
su vigenc al menos en p ote
de 0,718 0,365
bl emente, no ha perdi do s r la c on dic ió n, a pr oe z as cie nt íficas 28. Bahamas 0,894 88. Omán 0,718 148. Yemen 0,361
ndo a ti«npo q
e l s
la abundancia esu! empeza
ue 29. Antigua B. 0,892 0,357
al m ism o
89. Perú 0,717 149. Tanzania
s a s lad os . te qu h y en el mu ndo
div i duo e a
umani dad, res
i 30. Chile 0,891 90. Rep. Sudafricana 0,716 150. Mauritania 0,355
e nteras, y no só l o de in
ul
o p r e tér i t o s de la H terior. Tal s itua ción 31. Portugal 0,890 91. Sri Lanka 0,711 151. Rep. Centroafricana 0,355
na o tra ép
sueñ s oca an
superan lo s más atrevidos dad que en n in gu decidir a
32. Corea del Sur 0,890 92. Letonia 0,711 152. Madagascar 0,350
mlrr e y necesi ciones, que debe
ha d e t as las na
c ndo 33. Costa Rica 0.889 93. Kazajstán 0,709 153. Camboya 0,348
más ser es p a de ie od
v ni a d ero inter és lo , ac � a r con es e es tado 34. Malta 0,887 94. Paraguay 0,706 154. Nepal 0,347
c ontrar ia
a
es iurn!
al e a
es intolerabl e, y ta n on l os paí s e s en d 35. Eslovenia 0,886 95. Ucrania 0,689 155. Bhután 0,338
laa ados , c onj unta mente c 36. Argentina 0,884 96. Samoa 0,684 156. Haití 0,338
los país e s ad e t
s Unidas, 1962, V)
.
erc er infor
me del Progr ama de Nac iones 37. Uruguay 0,883 97· Botswana 0,673 157. Angola 0,335
de cosas» (N acione io n , l t en tre 1960 y 1990 se
es e 38. Brunei 0,882 98. Filipinas 0,672 158. Sudán 0,333
e bu enas int
e n c
P ese a tal afirmac ión d en d o e n 19 92 . reconocía qlle aquellos
39. Rep. Checa 0,882 99. Indonesia 0,668 I 59. Uganda 0,328
NUD), pres rrol lado, sobre todo en
ta 40. Trinidad T.
Unidas para el Desarrol lo (P
0,880 !OO. Uzbekistán 0,662 160. Senegal 0,326
d y el S ur su b desa la supervi·
rte desarr oll a o
s los relat iv os a 41. Dominica 0,873 101. Mongolia 0,661 161. Malawi 0,320
ahondó la brecha en tte el No el pr og rn so hu mano, mientra unq n s mpre en 42. Eslovaquia 0,873 102. Albania 0,655 162. Yibuti 0,319
ntifican con absolutos, a
ue o ie
indicadores que más se ide
43. Bahrein 0,870 103. Armenia 0,651 163. Guinea-Bissau 0,291
x m ció n en t ér minos
a cierta apr o i a 44. Emiratos Ar. 0,866 104. Guyana 0,649 164. Chad 0,288
vericia humana m ostraron un que en principio
45. Panamá 0,864 105. Georgia 0,637 165. Gambia 0,281
t énninos relativos
(cu a d ro II.4 ).
ia l iniciada en
los años setenta, 46. Fidji 0,863 106. Azerbaiyán 0,636 166. Mozambique 0,281
mic m und s q ue, en ba sta ntes
La reestructurac ión ec onó dades para país
a e 47. Venezuela 0.861 107. Kirguizistán 0,635 167. Guinea 0,271
a d n u ev as opo rtu ni a n tes y bara tos,
48. Hungria 0.857 108. China 0,626 168. Eritrea 0,269
la aper t u r e
v amen te a
b und
hizo pen sar a al gu nos e n t ral e s y hu m an os rel ati
es del ex terior
49. S. Kitts-Nevis 0.853 109. Egipto 0,614 169. Burundi 0,247
con r e curs os na om o p
u ro c edent 50. México 0,853 l lO. Moldavia 0,612 170. Etiopía 0,244
c asos, co ntaban inter nas c
ver si o n es, tanto h ta, provoca ndo un 51. Colombia 0,848 11 l. Maldivas 0,611 171. Malí 0,229
las o en los o
en
impul sando el aumen to de
in c
,c a mbi ó de ru m b 52. Seychelles 0,845 112. El Salvador 0,592 I 72. Burlcina Faso 0,221
de m ul tinacionales) sobre todo en Latino,mé­
to de la c risis,
53. Kuwait 0,844 113. Bolivia 0,589 0,206
(préstam os e in,ersión
173. Níger
r y e l a grav amien os cuantos nuevos países 54. Granada 0,843 114. Swazilandia 0,582 174. Ruanda 0,187
a e xt na
fuer te a_umento de la deud mentado por un
e
nto exper i
55. Qatar 0,840 115. Tayikistán 0,580 175. Sierra Leona 0,176
al rápi do im ie mayoi heterogeneidad en
si átic o. Pero esa
cre c 56. Sta. Lucía 0,838 116. Honduras
ric a Y Africa, frente
0,575
to do en el Sureste a l eco nomías planific
adas 57. S.Vicente 0,836 117. Guatemala 0,572 0,91/
iza dos sobr e as Países desarrollados
in dustriales, l oc al derrumbe d
e
ó o n el S m pe­ 58. Polonia 0,834 1 18. Namibia 0,570
que se acentu
0,576
liza do por
c a Pa(ses l!n desarrollo
c omo el rea
las traye c torias seguida s, l nc e glo b al n egativo
ticinco a ñ a nte s, 59. Tailandia 0,832 119 · Marruecos 0,566
impide r ealizar un b
a os
es crito v ein
a 60. Malasia 0,830 120. Gabón 0,562 Total mundo 0,764
en los añ os 90, no x to d el p rimero, me ición, la
fuefe el método de
izar un te d
ie n e s al ac tual
dr o y Berzusa, qu e, s ea cual
su l vid e nte es qu FUENTE: PNUD, 1995.
afirma n que «lo qu
e sí r e ta e
50 ESPACIOS Y SOCIEDADES ESTRUCTI.JRAS ESPACIALES EN ÁREAS DESARROLLADAS 51

CUADRO If - 4 . Disparidades Norte-Sur en desarrollo humano, 1960-1990 tos como los de Centro-Periferia o Norte-Sur, a la que suele achacarse un excesivo esquemati's­
mo, ha sido suavizada e, incluso, desdibujada, con la generalización de otros calificativos
Disparidad Disparidad aplicados a este último conjunto, tales como los de países menos desarrollados, en desarroUo ,
Norte Sur absoluta rela1iva de desarrollo tardío, etc., divulgados hoy por los organismos internacionales dependi entes de la
--·--· ·
ONU o el Banco Mundial en sus documentos oficiales.
1960 1990 1960 1990 1960 1990 1960 1990
--------- Junto a los posibles reparos mostrados frente al empleo de términos que algunos
Supervivencia humana consideran peyorativos, su difusión parece relacionarse con una detenninada visión del proble­
Esp eranza de vida (años) 69,0 74,5 46,2 62,8 22,8 11,7 49,3 18,6 ma que también es coherente con el propio uso de criterios estadísticos como base del análisis Y
Alfabetismo adultos(%) 95 97 46 64 49 33 106,5 51,6 la diferenciación internacional. En efecto, nociones como la de «países en desarrollo» Y otras
Consumo calórico (% necesidad) 124 134 90 109 34 25 37,8 22,9 similares inducen a aceptar dos principios que no son en absoluto evidentes: que las actuales
Mortalidad infantil (%o) 37 13 150 74 123 61 305,4 469.2 diferencias entre unos países y otros son de orden esencialmente cuantitativo ( algunos «tienen
Acceso agua potable(% poblac.) 100 100 40 68 60 32 150,0 47,1 más que otros» y, por tanto, se les considera más avanzados), así como la existencia de un
Progreso humano proceso continuo y universal de desarrollo dentro de la cual las condiciones de partida en cada
Escolaridad promedio (años) 9,J 10,0 3,5 3,7 5,6 6,3 160,0 170,3 caso y la distinta rapidez evolutiva justificarían los contrastes observados.
Matrícula estud. superiores (%) 18 37 3 8 15 29 510,0 362,5 Esta interpretación está vinculada en lo esencial con las teorías económicas de corte
Científicos/técnicos (%o) 51 81 6 9 45 72 750,0 800,0 neoclásico, que vienen a identificar el desarrollo con un proceso lineal y de carácter unívoco
Gastos I + D (mil milis. dólares) 196 434 13 18 ]83 416 I .407,7 2.311,! seguido por todos los países, en el que se parte de una larga etapa inicial de estancamiento o
Teléfonos (%o habs.) 130 466 9 26 12] 440 1.344,4 l.692,3 crecimiento m uy lento, sometido además a importantes fluctuaciones. Siempre que se den las
condiciones mínimas necesarias, se producirá en una segunda etapa la aceleración en el ritmo de
FUENTE: J. L. Sampedro-C. Berzosa. l 996, y elaboración propia.
incremento de la producción y la renta, que tenderá a remitir de nuevo cuando se alcanzan
niveles superiores (fig. 2Aa). Se t rata, pues, de un modelo de transición o «ciclo de vida» similar
a los aplicados para describir la evolución de otras realidades sociales (comportamiento demo­
gráfico, dinamismo urbano ...).
disparidad actual entre los más ricos y los más pobres del mundo es extremadamente grande Según esto, todos los países habrán estado subdesarrollados en un determinado período
y, lo que es peor, tiende al aumento. La diferencia entre los países desarrollados y subdesa­ hi ri , encontrándose en la actualidad en un punto más ó menos avanzado de su evolución
stó co
rrollados en su conjunto se ha acrecentado», lo que significa que «la polarización interna­ hacia el desarrollo en función de su dinamismo interno, al que corresponderán unas condiciones
cional se agrava como consecuencia del modelo de desarrollo dominante que existe a escala económico-sociales específicas. Así pues, la noción de subdesarrollo vendrá a ser esencialmente
mundial y la falta de mecanismos de redistribución internacionales» (Sarnpedro, J. L.;
Berzosa, C., 1996, 212 y 214).

DESARROLLO

II. La explicación de las desigualdades:


los conceptos de desarrollo y subdesarrollo

l. LAS TEORÍAS NEOCLÁSICAS Y EL MODELO DE CRECIMIENTO LINEAL

Cualquier aproximación, por superficial que resulte, al análisis de. los fenómenos del
desarrollo y subdesarrollo pone en evidencia la ambigüedad que caracteriza el empleo de ambas
nociones, pues, si bien es cierto que una mayoría de trabajos parece identificarlos explícita o
tácitamente con la existencia de unas condiciones socioeconómicas concretas, reflejadas me­
diante los indicadores ya m encionados, la interpretación dista mucho de ser unívoca, poniendo
de relieve, entre otras cosas, el indudable sustrato ideológico que subyace frecuentemente.en las
formulaciones científicas.
La propia variedad terminológica al definir las desigualdades existentes ejemplifica, más
allá de lo puramente anecdótico, las profundas diferencias tanto en la explicación del origen
como en la definición de sus rasgos esenciales. De este modo, la dualidad entre países desarro­
llados y subdesarrollados, que supone una visión dicotómica de la realidad, asociada a concep-
FIG. 2.4a. Modelo de desarrollo lineal según la teoría económica neoclásica.
52
ESPACJOS Y SOC[EDADES ESTRUCTURAS ESPACIALES EN ÁREAS DESARROLLADAS 53

NIVEL DE DESARROLLO .
quizada, y una evidente escasez de inversiones productivas, en tanto la riqueza aparecía fuerte­
mente concentrada y vinculada a la tierra.
Sociedad de La superación de esta situación, que define como fase de despegue o impulso inicial
(take-off), exigió una serie de condiciones previas que sólo se dieron en regiones y países
c?ncretos, lo que generó un desarrollo espacialmente selectivo. Entre estas c ondiciones, promo­
Fase de
madurez
vidas endógena o exógenamente, pueden destacarse el incremento del capital disponible, tanto
humano como monetario, la existencia de determinados recursos, en particular el carbón como
fuente energética básica, un aumento de la inversión en infraestructuras y d e la productividad
agraria que posibilitó la aparición de importantes excedentes (tanto en alimentos como en mano
de obra) y, por último, unas profundas transformaciones culturales, sociales e institucionales
Condiciones previas
que permitieron remover los obstáculos al desarrollo del capitalismo industrial.
al impulso inicial A partir de aquí, se desarrollaría durante una o dos décadas la fase del «impulso inicial»
en sentido estricto, caracterizada por:
Sociedad
tradicional
- Una expansión de las fuerzas tendentes al progreso económico que llegan a hacerse
dominantes, junto a una rápida mejora tecnológica que promueve un acelerado avan­
L_----------------�-----� TIEMPO

ce en ciertas actividades y el surgimiento de otras.


f1G. 2.4b. Etapas de crecimier no económico, según Rostow. Un aumento de la inversión productiva por encima del 10 % de la renta nacional.
- El trasvase de población agraria hacia la industria, particularmente en sectores como
los textiles de algodón o la siderurgia, lo que supone un incremento de la productivi­
comparativa, identificable con los calificativos de pobreza, atraso o inferioridad respecto a otros,
dad global y de la riqueza generada.
cualquiera que sea el ámbito espacial considerado. Por último, la conclusión lógica que parece
El desarrollo de un marco político, social e institucional dominado por la nueva
inferirse del modelo apunta la hipótesis de una futura convergencia o superación «espontánea»
burguesía capitalista relacionada con los negocios industriales, que favorece e impul­
de las contradicciones presentes en el momento en que los países «más desarrollados» reduzcan
sa un crecimiento autosostenido.
sus tasas de crecimiento, en tanto los restantes lleguen a situarse en 1a fase de expansión
acelerada, y el dinamismo reciente experimentado por los nuevos países industriales, sobre todo
La evolución posterior hacia la «madurez» vino a suponer la difusión del crecimiento y
asiáticos, ha sido destacado como tendencia que vendría a corroborar tal interpretación.
de la mejoras técnicas al conjunto de las actividades productivas durante tres o cuatro décadas
Samuelson ha descrito con claridad esta particular visión de las desigualdades interna­
en tanto la «sociedad del consumo en masa» presentará como rasgos propios la conversión del
cionales al afirmar que «una nación subdesarrollada es simp�emente aquella cuya renta real por
sector de servicios en dominante dentro de la estructura económica, junto a la creciente impor­
habitante es baja en relación a la renta por cabeza en naciones como Canadá, EE.UU., Gran
Bretaña y la Europa occidental en general. Se considera nación subdesarrollada aquella capaz tancia de las industrias productoras de bienes de equipo y consumo duradero respecto a los de
primera necesidad.
de mejorar notablemente su nivel de renta. Por supuesto, todo país está subdesarrollado en el
Partiendo de este modelo, Rostow consideró la posibilidad de interpretar la evolución
sentido de que no es aún perfecto y, por tanto, es susceptible de mejorar aún más; e incluso los
económica presente y pasada de cada país a la luz de «una nueva teoría dinámica de la produc­
países llamados avanzados estuvieron en otro tiempo subdesarrollados según nuestra definición,
ción», analizando algunos casos concretos y comprobando que la duración de las distintas fases
y fueron desarrollándose paulatin amente» (Samuelson, P. A., 1968, 873-875).
tendía a reducirse cuanto más tardío fue el despegue, lo que en cierto modo apoyaba la hipótesis
El modelo teórico más difundido hasta el presente sobre las etapas de crecimiento
de la convergencia.
económico que, desde esta perspectiva, han seguido y siguen los países del mundo es el elabo­
Estos enfoques vinculados a la teoría económica neoclásica han continuado siendo
rado por Rostow (Rostow, W. W., 1965 y 1978). Formulado inicialmente en 1960 y desarrollado
d��antes en épocas posteriores, actualizando sus argumentos pero sin modificar el principio
con posterioridad, intenta aislar los factores estratégicos del crecimiento en los dos últimos
siglos al objeto de poder convertir el análisis de la historia económica contemporánea en un bas1co de que los contrastes existentes son resultado, ante todo, de factores internos a cada
territorio. Es lo que plantea, por ejemplo, Hagget (1988), cuando identifica la desigual capaci­
«campo de complejidad organizada». Según esta visión, la evolución registrada puede interpre­
dad de crecimiento económico con su dotación (cantidad, calidad y precio) de recursos natura­
tarse como parte de un proceso lineal en el que existe un punto inicial común desde el que los
países actualmente más desarrollados han recorrido· una serie de etapas sucesivas que_pueden les, humanos, tecnológicos y de capital, que pueden impulsar el avance u obstaculizarlo al
· generar ventajas comparativas, que también orientarán una especialización en favor de aquellas
sintetizarse en las cinco que recoge la figura 2.4b.
Resumiendo los rasoos fundamentales en cada una de ellas, las sociedades tradicionales actividades intensivas en el uso de recursos abundantes y baratos. Es también lo que, en fechas
o
más recientes, defienden las llamadas teorías del crecimiento endógeno, que a los factores
-imperantes en todo el mundo hasta el siglo xvm- vendrían definidas, dentro de su diversi-
dad, por el predominio de una economía agraria de autosubsistencia y baja productividad ante anteriores -con especial atención a las infraestructuras de transporte/comunicación y a la
la insuficiente capacidad tecnológica, una estructura sociopolítica estática y fuertemente jerar- innovación tecnológica- incorporan la influencia ejercida por factores extraeconómicos como
54 ESPACIOS Y SOCIEDADES E�TRUCTL:R>.S ESPACIALES EN .Á.REAS DESARROLLADAS 55
las instituciones, la cultura o las relaciones sociales (Guellec, D.; Ralle, P., J 995; Mattos, C. de, geográfica, pero en ningún caso se justifica como un fin en sí mismo. Se hace necesario, lO
1996). De este modo, «las raíces del desarrollo..., se encontrarían en la interacción entre la cambio, precisar en mayor medida los conceptos de crecimiento y desarrollo, frecuentemen­
actividad económica y la cultura social» (Furió, E., 1996, 14), por lo que tienen un carácter te identificados, con objeto de evitar algunas de las confusiones que suelen rodear su trata­
localizado y son inherentes a cada territorio. miento.
Tal como hemos señalado, la mayoría de análisis sobre el tema tratan los prccesos de
crecimiento económico y las desigualdades actuales entre unos países y o tros midiendo su
2. LA NECESARIA DJSTINCIÓN ENTRE CRECIM1ENTO Y DESARROLLO respectiva capacidad productiva, niveles de ingresos, de consumo, etc. Su repetida identificación
con la noción genérica de desarrollo no resulta en absoluto evidente, sino que se relaciona,
Más allá de las críticas específicas hechas a la teoría de Rostow y sus sucesoras, desta­ consciente o inconscientement e, con un determinado modelo de desarrollo, de matiz fuertemen­
cando sus limitaciones teóricas o los dudosos resultados obtenidos en su contrastación empírica, te productivista y que ha sido el dominant e en las últimas décadas dentro de los países industria­
a lo largo del tiempo se han ido acumulando una serie de objeciones graves al conjunto de lizad0s, en el que la cantidad ha primado sobre la calidad, la eficiencia sobre la equidad, Y la
análisis teóricos o sobre áreas concretas hechos desde estos postulados. En buena medida, esta concentración respecto de la distribución equilibrada. Es este modelo concreto, hecho «a costa
revisión ha sido el fruto de lo que Dadzie ha denominado las «décadas de la decepción» (Dadzie, de la Naturaleza y del medio ambiente en cuanto a los límites físicos, a costa del Tercer Mundo
K. K. S., 1980, 10),.ante la evolución que han seguido la mayoría de países supuestamente en en cuanto a los límites políticos y finalmente también de la vida externa de cada uno de n?�o tro s
desarrollo, y su progresivo distanciamiento respecto a los industrializados pese al intenso pro­ a costa de la vida interior» (Sampedro, J. L., 1982, 8), el que parece haber entrado en cns1s por
ceso de crisis y reestructuración económica que éstos conocieron desde el inicio de los años su carácter insostenible, tanto desde el punto de vista económico, como ecológico o social
setenta (Palazuelos, E., coord., 1989). (Altvater, E., 1994).
Ante todo, es necesario precisar el valor real de unos indicadores estadísticos a los que Ahora bien, la existencia de posibles conflictos entre el crecimiento económic� Y el
se otorga en ocasiones un carácter definitorio de la realidad que están lejos de poseer. Por una bienestar social ya fue planteada por Mishan hace casi treinta años y ha sido profund�zada
parte, la propia definición de las unidades espaciales de análisis resulta inadecu ada en cuanto desde entonces (Mishan, E. J., 1971). En este sentido, frente al carácter lineal Y cuant1f1ca­ _
que el Estado es un agregado de personas y territorios generalmente contrastados, con lo que las
ble del crecimiento, el desarrollo se presenta como concepto multidimensional, a la vez
cifras que se manejan suponen una generalización abusiva que oculta los aspectos distributivos, cuantitativo y cualitativo, que incorpora al análisis los principios de equilibrio e� la d1str _ _­
tanto en el plano social como regional. Según destacaba el Informe sobre la situación social en _ �
bución, a utonomía en las decisiones, calidad de vida, capacidad crea tiva, etc. Es s1gmficat1-
el mundo en 1974 publicado por la ONU, « en muchos países las esperanzas (que un día se vo el sencillo eje mplo que a este respecto proponen Dutry y Lambert : «Se com�rende q ue
concibieron) es tán dando lugar a una frustración cada vez mayor, pue� los frutos del desarrollo e s inaceptable juzgar el desarrollo de un niño refiriéndose únicamen t e a la longitud de sus
parec en tener inevitablemente otro destino : las empresas comerciales, las minorías selectas,
piernas, el número de sus dientes o la cantidad de alimento qu e ingiere diariamen!e. Es un
administrativas o políticas, los extranjeros, las z onas urbanas, o determinados grupos regionales, _
poco esto lo que s e hace a propósito de la socie dad, hablando únicamente de crec1m1ento»
étnicos o religiosos» (Casas, J . M., 1975-1976, 131).
(Dutry, G.; Lambert, G., 1980, 59).
Al propio tiempo, sµ fiabilidad resulta limitada, especialmente en aquellos países
Desarrollo y subdesarrollo deben, pues, considerarse ante todo como pr�esos en los _que
q ue c uentan con un aparato estadístico y de con t abilidad nacional deficiente, por lo que sus
se formalizan progresivamente unas estructuras económicas, sociales y espaciales determma­
dato s vienen a ser con frecuencia simples estimaciones indirectas. A su vez, las cifras de
produ cción o renta que se manejan sólo incluyen aquellos bienes y servicios que alcanzan das. Las diferencias no son, por tanto, meramente c uantitativas, sino que afect� a t�d�s sus
formas.de organiz�ción. Tampoco puede aceptarse la existencia de un proceso comun Y uruco de
un val or m onetario en el mercado, excluyendo t odas las actividades vinculadas al a utocon­
sumo, que en algunos países pueden s er dominantes. Por último, la propia selección de los desarrollo en el que las áreas q ue comúnmente se identifican como subdesarrolla�as se supon­
indicadores introduce un sesgo desde el momento que presupone una particular concepción gan apegadas a estructuras tradicion�es ape�as modificadas en el transcur�o ?el t1�mpo. Por:�
del desanollo, en tanto se excluyen sistemá ticamente algunos aspectos importantes del contrario, las transformaciones que han terudo lugar en e1las durante el ultimo s1gl� p�ed
biene star humano que no pueden cuantificarse. Tal corno señala Smith, «uno s indicadores considerarse tan int ensas al menos como las que han afectado al mundo desarrollado, s1 bien en
numéricos de desarrollo y su manipulación m ediante técnicas modernas sofisticadas pueden sentido radicalmente divergente y plagadas de contradicciones internas. S��aciones contempo ­
servir simplemente para confundir y oscurecer y no para revelar, especialmente si se basan ráneas como pueden ser la explosión demográfica, la inserción de actlvtd�?es «modernas»
en un concepto limitado d el desarrolJo determinado por los datos disponible s. Es posible orientadas a la exportación, el paro y el éxodo rural masivos, o la concentrac10n urbana bastan
que la realidad de la experiencia vital del h ombre esté representada de un modo muy poco para demostrarlo. .
adecuado y que tengan que buscarse explicaciones exteriores a la matriz de datos deJ._a cuál E n este sentido cabe interpretar la crítica h echa en su día por Furtado a la literatura
se derivan los indicadores» (Smith, D.M., 1980, 329): existent e sobre desarrollo, en concreto aquella que presupone ºque la evolu�ión s e�uida por
, ·
, I a revo1 uc1on rse ' al
los pa1ses que encabezaron en su dia ' m· dustr1al pue de umve rsaliza
En suma, las estadísticas usadas habitualmente pueden reflejar algunos de lo s efectos
J �o- de
.
considerarla uno d e los me jores ejemplos del papel que juegan l os mitos (con un
generados por el desarrollo, en particular sobr e los niveles de consumo de la p o blación, pero
hac rse exp h� ito)
en modo alguno lo definen, ni mucho menos lo explican. Su empleo resulta útil como medio hipótesis no verificables apoyadas en un sistema de valores que no suele e
· · · · · · . ivas de la reahd ad
para realizar una primera aproximación al problema de la d_esigualdad desde una perspe ctiva en las ciencias sociales, ocultando o tergiversand o d1mens1on · ·ficat
· e s s1gm
(Furtado, C., 1975, 14).
56 ESPACIOS Y SOCIED.'\DES
ESTRUCTURAS ESPACIALE
S EN ÁREAS DESARROLL
ADAS
3. LA DIALÉCTICA DESARH(JLl,0-SUBDESARROLLO 57
1
I --
Los procesos de desarrollo y subdesarrollo, tal como acaban de definirse, se muestran LOCALIZACION DE -::

I
INDUSTRIAS
como fenómenos esencialmente dinámicos e interdependientes. En tal sentido, los contrastes
actuales no sólo se justifican a partir del desigual reparto en cantidad y calidad de los recursos
naturales, humanos y de capital real, la eficiencia productiva, la adecuación del marco institu­
w
Expansión del
cional o cualesquiera otros elementos estáticos, sino que resultan ante todo de un proceso de empleo Y población Aumento del
Desarrollo
� fondo de trabajo Mejora de
carácter acumulativo desarrollado en el tiempo y que ha afectado de modo particular a cada local es
especializado de economías infraestruc-
· · externas
territorio. turas

Las teorías estructuralistas sobre desarrollo desigual elaboradas a partir de la obra


pionera de Myrdal coinciden en afirmar que, una vez que el crecimiento iniciado en una Atracción de
,� •I'

determinada región supera cierto umbral, la generación de plusvalías y la acumulación de


capitales
e iniciativas -- Desarrollo
de industrias Expansión
de las haciendas
v�ntajas competi6vas favorecen una progresiva concentración (particularmente de las acti­ auxiliares
públ icas
vidades más dinámicas) en_ detrimento del entorno. El proceso sólo se detendrá en el mo­
mento en que aparezcan fuertes deseconomías externas vinculadas a la propia aglomeración,
J
Expansió n
'"
o ante la prioridad otorgada a una política territorial con objetivos reequilibradores por parte L..:), de actividades Expansión de
de servicios la riqueza general
de los poderes públicos. El mecanismo que induce la aglomeración, de carácter circular y de la comunidad
efectos multiplicadores, fue representado gráficamente por Pred en 1966 mediante el diagra­
ma de flujos de la figura 2.5. FIG. 2.5. Procesos de crecimiento acu
mulatil'o.
De este modo, las ventajas económicas unidas a las mayores tasas de innovación que
suelen acompañarlas tienden a reforzar la polarización, cualquiera que sea la escala que se
considere, pudiendo distinguirse en consecuencia unas actividades motrices, con especial capa­
cidad de arrastre o atracción, y otras complementarias que surgen por inducción de un medio
favorable.
Este proceso de crecimiento iniciado en Inglaterra a finales del siglo XVIII y difundido
posteriormente a otros países del_ entorno además de América del Norte y Japón, supuso el Débil alimentación
comienzo de una reorganización espacial, tanto a escala mundial corno en el interior de los Salud deficiente
Exooo rural hacia Falta de instrucción
Estados. Así, frente a unas pocas regiones en rápida expansióq, en las que se concentró tanto el las ciu dades r---__,,.i Tecnología deficiente Desorganización
poder económico, como el político o el militar, las restantes pasaron a ostentar una situación Falta de cuadros del mercado
de dependencia a medida que la mejora del transporte iba incorporándolas a la economía de Falta o exceso de agu a interior
intercambio, especializándose en la exportación de recursos naturales sin elaborar o productos Falta de abonos

serrtielaborados. La importación de manufacturas y la vinculación tecnológica que se establecen


Bajos precios
como contrapartidas generaron una situación real de intercambio claramente desfavorable, que Uso más intensivo Baja prOductividad de venta en la
de la tierra del trabajo producción
contribuyó decisivamente a ahondar las distancias. En estas últimas áreas se formalizó progresi­ o roturaciones
vamente lo que Nurske denomina el «círculo vicioso de la pobreza», es decir, un conjunto de
fuerzas interactuantes que tienden a mantener o reforzar las graves carencias actuales, con un Producción insuficiente
carácter igualmente acumulativo (fig. 2.6).
Se dibuja, pues, un sistema internacional de relaciones contradictorio, fruto directo de la Disminución del
consumo por persona i-----------J Soldadura difí
división del trabajo y del proceso colonial. Un número elevado de regiones tienen corno funcio­ cil
Préstamos usurarios
nalidad específica el abastecimiento de factores productivos (materias primas y energía, alimen­
tos, capitales, incluso fuerza de trabajo), en tanto otras concentran las actividades más producti­ Separación- creciente
�mire precio s de Descenso de la
vas junto a las de gesMn y control, la innovación tecn9lógica y los flujos de información, mortalidad infantil Mejora de la
bienes importados higiene colectiva
estableciéndose entre ambas una relación de intercambio desigual que ha mantenido y reforzado Y exportados
las contradi cciones.
La intensificación de estos vínculos de interdependencia que autores como Prebisch o
Amin esquematizaron en los modelos centro-periferia, signific�n la existencia de unos 'núcleos
innovadores y con capacidad de dirección, en cuyo beneficio. se realiza lo esencial de la acumu- F1G. 2.6. Círcuw vicioso de la pobre
za, según lebret.
58 ESPACIOS Y SOCIEDADES
ESTRUCTURAS ESPACIALES EN ÁREAS DESARROLLADAS 59
• Exportación de productos de alto valor y
tecnología
• lnvers,on�s de capital de multina cionale y préstam
s
la fase del capitalismo industrial decimonónico, af e ctado Juego por las transform acior.es
inherent e s al capitalismo monopolista (de scolonización, industrialización tardía de países
os
• Flu¡os de información y difusión de pautas cultural
es
semiperiféricos en el sur de Europ a y Cono Sur latinoamericano ... ) y a la actual transición
• Flujos de turistas

hacia el capitalismo global, asociado a una nueva división internacional del trabajo que
no cuestiona la lógica del sistema, aunque sí modifica algunas de sus manif estaciones
CENTROS
PERIFERIAS externas (Méndez, R., 1997), incluida la posición relativa d e los diversos territorios, que
• Elevada capacidad productiv
• Altos nrveles de renta, cons
a (PIB) justifica la aparición de espacios em ergentes frente a otros e n declive, alterando los mapas
• limitada capacidad productiva
bienestar social
umo y
• Bajos niveles de renta y bienestar geoeconómicos y geopolíticos a lo largo del tiempo. «En este sentido, el orden económico
SEMIPERIFERIAS
• Especialización en actividad
empleos de alta cualificación
es y con grandes i::onirastes sociales internacional cambia, pero en otro sentido es siempre igual, pues siempre hay un centro,
• Especialización en actividades y
• Fuertes inversiones de capi
tal y emp leos poco cualificados siempre hay una periferia, siempre hay una relación de e xplotación» (Attali, J., 1980, 36).
desarrollo tecnológico
!4---- Depen dencia del capital y la
----------\ • tecno El hecho d e que esta concepción se haya ido abriendo camino progresivamente, ha
logía del exterior
permitido mostrar las contradicciones inherentes a l a s soluciones voluntaristas que, d esde la
declara c ión Trumao en 1948 y durante l as dos décadas sigui entes, ponían el acento en
la necesidad de una ayuda a los país es subdesarrolla dos por parte de los países ricos (Pear­
son, L. B., 1969), frente a lo que a partir de la VI Asamblea Esp e cial de las Naciones Unidas
• Exporta ción de recursos n aturale
s y manuíacturas baratas
: �evolució�_ de préslamos e intereses (endeudamiento)
epatnaaon de beneficios obtenidos por multina c elebr ada en 1974 comenzó a denominarse un «nuevo orden económico internacional>>.
cionales
Desde esta perspectiva, cualquier cambio significativo de la situación pr esente se liga indi­
• Emigración de mano de obra en
busca de trabajo

FtG. 2.7. Relaciones de intercambio


solublem ente a una profunda modifica c ión de la e structura económica internacional, es
desigual en/re centros, periferias y semiperiferias. decir, d e l modelo de relaciones imperante entre los distintos elementos que componen el
sistema. El contra ste entre estas posicion es, tachadas por muchos de utópicas, y la r ealidad
actual limitada a tímidos programas d e ayuda qu e vienen a suponer menos del 0,5 %
lación de riqueza ' frente a otros . respecto al PNB global de los países industrializados, qu e la l abor solidaria de numerosas
.. dep e ndientes, que incluso mant
sus recursos Y dec1si ienen un control limitado sobre
ones (fig. 2.7). ONGs sólo consigue paliar, es uno de los problemas esencial e s al que nos enfrentaremos en
La remodelación d e este · un futuro inmediato.
sist ema que esta, teme .
ndo lugar en las últimas décadas
relacionad con l s proce sos En resumen, desarrollo y subdesarrollo son las dos caras de un mismo proceso general
de difusión del crecimiento a partir del centro (efec
de Myrdal;' Y en �� que las tos spread que se constituye en uno de los elementos de diferenciación geográfica a escala mundial más
grandes empresas transnacionales ju egan un papel
generado una creciente com · esenc ial ha relevantes en el momento pres ente .
. p 1eJi
· · d �d refleJ�da en fenom · , e�os como la industrialización de
algunos p aíses dep�ndien .
tes o la cns1s de ci
e rtos sectores fabril es en las potenci
nales, pe ro m ante niendo en · J los - as tradicio-
. . ¡0 es encia mecamsmos recru]a dores.La teorí a de la d1vis10n
m te rnacw nal d el trab ªJº .
· o de1 sistema mundial, propuesta por a. 0 " · ·, III. El modelo de organización territorial en las áreas desarrolladas
Precisamente m . W lJers tein h a intentado
tegr ar en un nu e vo marco rnt · e rpretauvo
por lo que . - e stas transformacion e s recie
de cons1d� n te s El movimiento expansivo iniciado con la Revolución Industrial en div ersas regiones de l
rars� c_omo una supera
ción de la teoría de la dependencia
st ein' I ·, 19���, F rob el, F., (Wal ler� globo y mantenido con oscilaciones cíclicas en las que se altern an crecimiento y crisis hasta la
Hernnchs J y Kreye, O • 1980·• H oplcins, T·
1 982; Taylor, p. J 1 85 . ' ;•. · K , Y Wallerstein, l., actualidad, permite identificarlas en sus características esenciales y en lo que respecta a su
� ). Su tesis b as1ca es que el sist em a capitalista ·
como un tod�;se:s dec1r, com deb e ser analizado posición dentro de l sistema de rel aciones internacionales como ár eas desarrolladas, sin que ello
o una �c?n o��a-mu ndo, cuya evolución his
una serie de s�p aradas p�r cns1s c1chcas. En c tórica ha conocido excluya la existencia de contrastes significativos en su interior.
ec onómic o 1. t�mac10nal ada una de e llas ha existido
un orden Desde una perspectiva g e ográfica, interesa particularmente destacar que en ese pro­
.; _ de�m?o por un determinado tipo de divis
centros pe 'n e nas y sem1�e nfen
ión del trabajo entre ceso se han ido d ecantando una serie de estructuras e spaciales que p ermite n hoy su identifi­
as (afectadas por la descentralizac
desd e la's ar eas c e ntrales Jun - ión de ci e rtas funciones
' to al mantemm .iento d e atr.ibutos prop10 .
s d e áreas depe n di en-
cación. Si el territorio se concib e como plasmación material y tangible de l as relaciones de
tes), una tecno 1 og1a , , un mod · · , producción y las con tradicciones existent es en el seno de una sociedad, es fácil deducir que
. o de fimanciac10n y un grupo social dominante,
trastocados con c ada COS .
JS.
que se ven el proceso de industrializ ación y crecimie nto económico que ha tenido aquí Jugar, al modi­
Al ti emp o tiene lug,ar ., .. . -· ficar estas condiciones, ha supuesto paralelamente una r eorganización e spacial, visible por
. una amp ¡ i·ac10n . . cio domina d..9 por las relac
del espa
capitalistas una dens ·fi ione s lo general en sus elementos morfológicos, pero enraizada sobr e todo en sus estructuras
ci n de los flu os
poder domínante (des�t� � j �· incluso, un de_splazamiento del centro de funcional y social. El período de c ambios acel erados inicia do hace ya dos décadas e identi­
ruJas, a fines del siglo xm¡ a Venecia,
terdam, Londres Y Nueva Amberes, Génova Ams- ficado por nume rosos analistas como la Terc era Revolución Industrial o fase de agotamiento
York), que hoy parece on· entars e hacia e
actual oposición desarroll l ár ea del Pacífico. La
0 -subdesarrollo es here del fordismo y transición hacia e l capitalismo global o la sociedad postin dustrial, no po día,
der a d�l niodelo de relacione s
surgido en por tanto, dej ar d e tener ciertas implicaciones e spaciales, corolario de las transformacione s
60 ESPACIOS Y SOCIEDADES
-
económicas, tecnológicas y sociolaborales en curso. La figura 2.8 intenta resumir las prin­
cipales manifestaciones del proceso, sintetizando algunas de las interpretaciones propuestas
(Di Méo, G., 1988; Amin, A. edit., 1994; Castells, M., 1997; Méndez, R., 1997).

l. UNA ACUMULACIÓN DE MEDIOS PRODUCTIVOS �


2
o o
.::. u
o
Las regiones desarrolladas han conocido un incremento constante y rápido, pese a l a ;¡¡ ..,
X
:::,
existencia de algunas coyunturas recesivas, en los niveles de bienestar de l a población, reflejado
.,"'
E
:::,
en las disponibilidades de bienes y servicios de que disfruta la mayoría de ella. Cualquiera de "'
ü "'
e
o
los indicadores utilizados en la primera parte del capítulo, referidos a aspectos tan dispares e
o
p
como producción, renta, exportaciones, educación, sanidad, consumo de energía, o esperanza de
vida, confirman reiteradamente tal situación de privilegio, de la que el IDH ofrece una imagen
sintética, aunque simplificada. La consolidación del denominado «Estado del bienestar», por l a
que éste tomó a su cargo una serie de servicios sociales y asistenciales sufragados a través del "'
<l>
sistema impositivo, resultó uno de los vehículos más eficaces en la generación de tales presta­ <ii
<::
ciones, si bien con diferencias según los países y el signo de los partidos gobernantes en cada t�
'
momento. �
"' --'
<(
Este proceso de expansión, basado en una explotación intensiva de sus propios recursos
naturales y humanos, junto al dominio de buena parte de los recursos no renovables localizados
.... �2
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1-
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en las áreas subdesarrolladas, ha pennitido la acumulación de una gran cantidad de medios de
producción e infraestructuras, que hacen posible una mayor eficiencia económica y calidad
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de vida. Además de marcar las diferencias actuales, la acumulación registrada actúa como o
agente multiplicador del crecimiento económico favoreciendo la pervivencia de las desigualda­ _.._
--'
des en un futuro próximo. o
No obstante, también puede hablarse de contrapartidas, reflejadas en costes económicos "' >

y sociales a veces elevados. Junto al desarraigo de amplios grupos de población debido a la


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migración forzosa de la fuerza de trabajo hacia las áreas dinámicas, o la ampliación reciente de <ii

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los grupos sociales excluidos por el desempleo y la precariedad laboral, hay que considerar .<:: CIJ "' "'
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también el deterioro del medio ambiente y la calidad de vida, sobre todo en las grandes aglome­
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raciones, tal como ponen de manifiesto la multitud de publicaciones, reuniones de todo género o cu ,,
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y movimientos ciudadanos que en los últimos años expresan una creciente insatisfacción, exi­
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.<:: � "'O U')

giendo la revisión del modelo de crecimiento seguido hasta el presente en la dirección de un ·:5 u <lJ
o
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..,"' u a: a.. o. i5
CIJ
desarrollo más equitativo y sostenible (Comisión Mundial del Medio Ambiente y Desarrollo, N
1988; Jiménez Herrero, L. M., 1996). a 1 1

2. ¿ECONOMÍAS INDUSTRIALES AVANZADAS O SOCIEDAD POSTINDUSTRIAL? 1�

e:
El sector secundario supone en estos países niveles de empleo que se sitúan, por lo
-.., "'
-o
general, bajo el umbral del 30 % de la población ocupada y con tendencia a disminuir en los -��
.... .....,
e "'
próximos años, ante el avance espectacular de las actividades de servicios y el progresivo o ....
e: Q.
incremento en la relación capital-trabajo que genera fa creciente automatización de los procesos o
() E .,
productivos; pese a ello, sigue aportando un volumen considerable de la renta y de las _exporta-
ciones globales.
Su desarrollo ha supuesto, desde el pasado siglo, la crl?ación de nuevos espacios -los
industriales- que obedecen a leyes de localización y organización interna específicas, y que en
62 ESPACIOS Y SOCIEDADES ESTRUCTURAS ESPACIALES Ei'i ÁREAS DESARROLLADAS 63

la actualidad tienden a situarse con preferencia en la periferia de los grandes centros urbanos, correlación positiva que se observa entre el nivel de renta y la presencia relativa de actividá­
los nudos y ejes principales en las redes de transporte y comunicación (puertos, aeropuertos, des financieras y de servicios a las empresas (desde un 15,5 % del empleo terciario �n
autopistas... }, en tanto buena parte de las áreas tradicionales de yacimientos han conocido una Estados Unidos, a menos del 10 % en Italia, España o Portugal), frente a la mayor presencia
pérdida de atracción que obliga en bastantes ocasiones a su reconversión. Al propio tiempo, la del comercio minorista y los servicios a la población en áreas con menor dinamismo econó­
aparición de estos espacios ha modificado la relación de fuerzas preexistente, trasladando los mico, capitales político-administrativas y áreas turísti�as.
centros de gravedad demográficos y económicos, y condicionando en gran medida las nuevas Con relación a los posibles f actores explicativos de tal tendencia, parece necesario
formas que revisten los desequilibrios regionales. considerar la superposición entre una mayor capacidad de la población para consumir bienes
La reestructuración iniciada en los años setenta, que supuso la crisis de aquellos sectores inmateriales (cultura, ocio, salud... ) que acompaña el aumento de las rentas individuales, jumo
tradicionales intensivos en trabajo y afectados por una fuerte competencia de países con meno­ al propio desarrollo técnico y organizativo de la industria, que otorga mayor importancia a las
res costes (siderurgia, textil/confección, construcción naval...), frente a la expansión de otros fases anterio res (diseño, I + D, gestión) y posteriores (comercialización, servicio posventa) a la
nuevos ligados a la innovación tecnológica (microelectrónica, informática, telecomunicaciones, de fabricación. Se produce así una creciente integración entre industria y servicios avanzados a
biotecnología, nuevos materiales...), supuso también ciertos cambios espaciales. Así, frente a la las empresas, que dificulta su separación estricta en los análisis territoriales (Bailly, A. S.;
reconversión y el aumento del desempleo característicos de v iejas regiones industrializadas en Maillat, D., 1988).
declive, tuvo lugar una rápida expansión de otras áreas basadas en la implantación de industrias
avanzadas (tecnópolis, parques tecnológicos ...) o la descentralización de actividades «madu­
ras», generadoras de empleo poco cualificado y barato (regiones atrasadas, áreas rurales ... ).
Si en la fase anterior las tendencias hacia la aglomeración se vieron sólo atenuadas por cier­ CUADRO 11.5. Proceso de terciarización económica
tos movimientos difusores que permitieron la fo rmación de ejes industriales en las áreas en los países de la OCDE, 1960-1994
más desarrolladas, la evolución reciente favorece cierta desconcentración del empleo, aun­
que no tanto de las inversiones o de las tareas decisorias y de innovación (Méndez, R. y Carava­ Población ocupada
en sector lerciario (%)
ca, l., 1996).
El proceso de concentración técnica y financiera, paralelo a una mundialización de Países /960 1994
los mercados, posibilitó la constante expansión de las grandes empresas y, en particular, de las
corporaciones transnacionales. Junto a la amplitud de sus áreas de actuación y su compleji­ Alemania 39 59
dad interna (penetración en ramas de actividades diversas, carácter multiplanta, fuerte jerar­ Australia 50 71
quización y especialización de sus establecimientos, etc.), es característica la concentración Austria 35 60
Bélgica 46 69
de sus sedes centrales en unos pocos países. Así, por ejemplo, entre las 100 mayores
Canadá 54 73
empresas del mundo por su cifra de ventas en 1994, 32 correspondieron a Estados Unidos, Dinamarca 45 68
23 a Japón y otras 37 a países de la Unión Europea ('Alemania, 14; Francia, 6; Reino España 31 60
Unido/Países Bajos 7, etc.). Su constante expansión ha favorecido una reorganización del Estados Unidos 56 73
mapa industrial del mundo, que tiende a reflejar en algunos de sus rasgos las car acterísticas Finlandia 32 65
de los espacios organizados por estas grandes firmas: concentración de centros decisorios y Francia 40 68
actividades de mayor rango en los países desarrollados, dentro o en las proximidades de las Grecia 26 55
principales metrópolis, frente a la progresiva dispersión de aquellas otras más b anales y Irlanda 29 59
menor valor añadido (Dicken, P., 1992; Veltz, P., 1996). Islandia 42 65
Italia 33 60
Pero es, sobre todo, la terciarización del empleo el proceso que ha adquirido un
Japón 41 60
protagonismo creciente en la caracterización económica de estas áreas, tanto por el rápido Luxemburg o 28 67
crecimiento que evidencian todos los indicadores cuantitativos, corno por su posible signifi­ Noruega 42 72
cado en la transición a un nuevo modelo de sociedad que algunos denominaron postindus­ Nueva Zelanda 46 ·65
trial, donde la producción de bienes materiales quedaría relegada a un plano secundario en Países Bajos 50 73
beneficio del consumo de servicios (Bell, D., 1976). Respecto al primero de esos aspectos, Portugal 25 55
los datos correspondientes a los principales países de la OCDE (cuadro II.5) demuestran que Reino Unid o 47 72
el sector terciario resulta ya ampliamente dominante en todos ellós, incremen�ando-su pre­ Suecia 44 72
sencia de forma notoria en el último cuarto de siglo. No obstante, es también visible la Suiza 39 67
distancia actual entre aquellos como Estados Unidos o Canadá, donde el proceso parece Turquía 13 34
próximo a alcanzar su techo, y otros como Japón o Alemania, que conservan una f uerte base FUENTE: OCDE. Labour Force Statistics.
industrial. En lo referente a su composición interna, tal vez_ lo más significativo sea la fuerte
64 ESPACIOS Y SOCIEDADES 65
ESTRUCTURAS ESPACJALES EN ,\REAS DESARROLLAD'<S

3. UNA INTENSA URBANIZACfÓN la jerarquía nacional y su especialización funcional. En palabras de Webb, se ha dado el paso
· · · . , desde la «sociedad urbana aislada», en donde cada ciudad se relacionaba casi exclusivamente
De forma coinciden , . te con e1 crecLm1e n to de la mdustna y, mas tarde, de ios servicios el con las áreas rurales circundantes, a la «sociedad urbana integrada». siendo la progresiva mejora
.
fien o'meno geográfico mas unportante si_· n duda ha sido la progresiva y casi total urbanización de y densificación de la red de transportes uno de los vehículos fundamemales e n la consolidación
ª
estas socied des, anto porqu� la mayona de su población vive hoy en ciudades, como porque la del proceso. También en este caso los cambios ocurridos en las dos últimas décadas se traducen
economía 1 a /or as de v1�a y cultura urbanas se han difun dido y hecho domin antes en en una cierta ruptura de las tendencias polarizadoras imperantes durante más de un siglo y la
la p ráctica [0t·al �idad mdel temtono.
(cuadro II 6) prngre siva generaJización del fenómeno conocido corno «desurbanización» o «contraurbaniza­
El éxodo rural por un lado y el prop1 · . . . .
. .· , · crecumento vegetativo por otro (resultado del ción» (Berry, B. J. L., edil., 1976; Champion, A. G., coord .. 1989). El tra_svase de una parte del
. 0
rejuvenecí �tento pre�10 de su poblac10n) justifican la fuerte expansión registrada que ha hecho
. · . . empleo hacia espacios con menores costes y con gestión de infraestructuras, el freno de las
crecer el n umero de cmdade s y sus d1me ns1on es basta �esd1buJar en muchos casos el con cepto migraciones campo-ciudad y el escaso crecimiento vegetativo de unas poblaciones urbanas
tradicion al de «ciudad» ' contrapuesto al del «campo» cucundante. En la actualidad el desarro- progresivamente envejecidas, han supuesto una paralización e. incluso, inversión del crecimien­
.
llo de aglomerac10
. °
nes urban as, tant en r;onna de areas ,
.
metropolitanas (con un centro O metró- to anterior que afecta, sobre todo, a las grandes metrópolis y ciudades industriales con proble­
·
Pol l doUll nante) como de conurbacwnes · (desarrollo paralelo de diversas ciudades que llegan a
. . . . mas para reestructurar su tejido productivo.
fonn ar un a maneha contmua ) , n o perrm·1e p recisar con clandad estos l í,mites, pues n umerosas No obstante, la paralela consolidación de modelos urbanos cada vez más laxos y de
. .
Personas que viven a vanas decen as de kil,ometros de un centro urbano se desplazan diariamente Iirrútes difusos obliga a matizar un declive que, en ocasiones, es purame nte estadístico, pues las
a trabajar en ,1 · nqu los núcl�os en los que residen pueden mantener u n a morfología esen ­
ciudades del mundo desarrollado amplían su perímetro de forma rápida y refuerzan su capaci­
ª
cialmente rur�: � to � hecho mcorporar la noción de espacio periurbano como una nueva
dad de atracción sobre las actividades estratégicas, tanto industriales como, sobre todo, de
realidad a c9n s_1d�rar por los geógrafos de estos países.
. servicios avanzados (fun cion es in ternacio nales, tecnológicas, de decisión...), como nodos privi­
El crecuruento urbano' con (os contrastes sociales y de usos que su pone• ha generado legiados de intercone xión al sistema mundo (Castells, f\1., 1995). De cualquier modo, esta
. . .
una creciente heterogen eidad ¡ntema, tanto en lo referente a la distnbución de actividades
. . . . . moderación del ritmo urban izador contrasta con su aceleración en el Tercer Mundo. Así, según
(financj eras md ustn·a1 es '. residenc·1 a1��, etc.) como de clases sociales, s, bien las diferencias a previsiones de la ONU, entre los años J 970 y 2025 la población urbana mundial crecerá en rnmo
este respe 10' segu, 1?s sistemas político-econ órnicos vigentes han generado respuestas diver­
a 3.561 millones, de los que el 89 % se concentrará en las ciudades de este último, por apen as
sas Por :a parte :i igual ��e se apuntaba en el caso de la industria, ese crecimiento se ha visto 310 en las del mundo desarrollado.
. ª
aco.mp;ado P?r i fionnacwn de verdaderos sistemas integrados en los que el dinamismo de
. .
cada cmd a d, e me1 uso buena parte de sus caractensticas , · mternas se relac10nan con su rango en
4. LA DESAGRARJZACIÓN Y PROGRESIVA URBANIZACIÓN DEL MUNDO RURAL
CUADRO 11.6. Comportamiento demográfico y tasas de urbanización en 1997
El retroceso constante de las actividades agrarias en relación con su menor productivi­
Tasa de dad, y su inserción en una econ omía competitiva en donde la producción se orienta ya en su casi
Tasa de Tasa de mortalidad Población totalidad al mercado y no al mantenimien to de la familia campesina, ha supuesto un abandono
na1alidad mortalidad infantil urbana generalizado de las áreas rurales.
Regiones (en miles) (en miles) (en miles) (%) Unido a esto, la agricultura ha conocido una mutación técnico-eco nómica que la aleja
África 40,2 13,9 88,5 43,2 por completo de los sistemas tradicio n ales de cultivo. La intensa capitalización que ha tenido
Asia suroccidental 29,1 7,0 56,4 63,7 lugar con objeto de m ejorar su rentabilidad y permitir unos n iveles de vida no e xcesivamente
Asia meridional 28,2 8,9 66,9 30,3 alejados de los urbanos se refleja en la mecanización, puesta en regadío, mejora del abonado,
China 17,0 6,6 31,4 29,6 selección de semillas y especies, empleo masivo de productos químicos, etc., lo que ha incre­
Latinoamérica 24,9 6,6 38,8 71,5 mentado notablemente la dependencia de la industria que provee de estos elementos o transfor­
América del Norte 14,5 8,5 7,2 75,2 ma una parte creciente de la producción, integrando ambos sectores.
Europa 10,4 11,5 10,3 71,8 La progresiva especialización de cultivos y el desarrollo ganadero se r elacionan con la
Rusia/CEI 9,0. 14,4 18, 1 73,0 evolución de la demanda hacia bienes de mayor calidad y con las con dicio n es de los precios en
Australia y Nueva Zelanda 14,9 7,2 6,0 85,1
Japón
el mercado nacional o internacional, generan do cambios relativamente rápidos en el paisaje
9,6 7,2 4,0 78,0 agrario. Una paralela evolución hacia unidades de ex plotación cada vez mayores, bien sea
Países desarrollados 11,4 10,2 8,6 _ 73,6 mediante reformas agrarias (casi exclusivamen te en los países sociaJistas), la promoción d e
Países subdesarrollados 27,0 8,9 63,9 35,6 cooperativas o e l simple arrendamiento de las tierras dejadas por los emigrantes, ponen d e ma­
Total mundial 23,9 9,/ 58,6 43,2 nifiesto l a necesidad imperiosa de adaptarse a las condiciones de una econ omía i ndustrializada
Fu=: Population Reference Bureau, 1998.
para subsistir. El proceso ha llevado, en algun os países, a la aparición de lo que se ha denomina­
do «una a gricultura sin campesin os», dadas las formas de producción plenamente tecnificadas e
66 ESPACIOS Y soc1¡.0ADES ESTRUCTURAS ESPACIALES El'i ÁREAS DESARROLLADAS 67
industrializadas que predominan y el hajísimo número de personas c.¡ue aún trabajan en el sector tuida por movimientos de desconcentración en el interior de las aglomeraciones urbanas y ha¿ia
con exclusividad. su entorno -tanto diarios como permanentes-, o desplazamientos de carácter interurbano,
Pero junto a esta depen dencia que �e relaciona con su papel de abastecedor e n materias ampliándose la presencia de profesionales y trabajadores de la industria o los servicios en
primas, alimentos, fuerza de trabajo y capitales (a través del ahorro desviado por el sistem a detrimento de los procedentes del sector agrario (Thumerelle, P. J., 1986). A estas migraciones
financiero hacia las regiones más prósperas), otorgado a las áreas rurales, su vinculación a l a internas se suman las de car ácter internacional, dirigidas principalmente hacia Estados Unidos
ciudad se manifiesta también e n l a aparición de otra serie d e modificaciones bastante recientes y Europa occidental desde países del Sur y Este que padecen graves problemas socioeconómi­
como pueden ser los movimientos pendulares de trabajadores, el con iguiente incremento de la cos y políticos, cuya plena integración en los lugares de destino no siempre se alcanza.
llamada agricultura a tiempo parcial, la instalación de talleres y fábricas, o su conversión en
espacios turísticos y de ocio, con edificación de residencias secundarias y aumento de la oferta
de plazas en hoteles, casas de labr anza, campings, etc. Tales mutaciones, derivadas del aumen­ 6. FORMACIÓN DE ESPACIOS POLARIZADOS Y ESTABLEClMIE:-JTO
to de las deseconomías urbanas, la mejora de la accesibilidad y un mayor aprovechamiento de DE POLÍTICAS TERRITORIALES
los recursos locales, no sólo implican una alteración paisajística, sino que también s uponen la
incorporación del suelo rústico a los mecanismos de apropiación y uso característicos de las Un crecimiento de las manufacturas y del terciario superior tan concentrado como acaba
ciudades, una diversificación de los mercados de trabajo y un profundo cambio sociodemográ­ de señalarse conllevó durante decenios un proceso de polarización espacial en que las tasas de
fico (Gilg, A, 1985; Molinero, F., 1990). Como contrapunto, a umenta también en numerosos incremento en los efectivos humanos se limitaron a un número relativamente reducido de áreas,
países el interés que despiertan estas áreas por sus valores ambientales y paisajísticos, como en profundo contraste con su entorno. Las economías externas y de aglomeración estaban en la
patrimonio a conservar, lo que se traduce en la ampliación de los espacios protegidos y las base de estos procesos, tanto en las economías capitalistas como -en menor medida- en las
actuaciones destinadas a restaurar algunos impactos negativos derivados de una explotación planificadas, donde la búsqueda de un crecimiento rápido ha postergado con frecuencia los
inadec uada, al tiempo que se incorpo ra la evaluación de impacto ambiental previa a la construc­ objetivos de equilibrio regional.
ción de determinadas infraestr uctura s (embalses, carreteras, centrales eléctricas, etc.). En cualquier caso, la aparición de procesos difusores del crecimiento cuando se alcanzan
densidades elevadas y, sobre todo, la creciente intervención de los poderes públicos presionados
por los movimientos sociales en la mejora de las condiciones de vida, han suscitado diversas
5. CAMBIOS EN LA DISTRIBUCIÓN Y ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN actuaciones en materia de planeamiento regional y urbano que, sin atentar contra las bases
fundamentales del sistema, han supuesto paliativos a la desigualdad espacial. Las recientes
La distribución actual de la población, además de seguir vinculada en parte a la influen­ tendencias descentralizadoras que conlleva la nueva división espacial del trabajo y la mejora
cia ejercida por ciertos obstáculos naturales como el clima o el relieve en algunas regiones, tecnológica, traducidas en algunos de los cambios que acaban de señalarse, han incidido en la
depende prioritariamente del reparto existente de las actividades económicas, hasta el punto de misma dirección, alterando la distribución espacial de las regiones ganadoras (áreas metropoli­
que las densidades demográficas se corresponden casi perfectamente con las industriales y tanas, ejes de desarrollo, espacios turísticos...) y perdedoras (regiones agrarias tradicionales,
urbanas. áreas mineras e industrializadas en declive...), lo que ha provocado la necesaria renovación de
Por otra parte, su crecimiento se ha reducido en el transcurso del último medio siglo las políticas de desarrollo regional y local, así como de ordenación territorial. De ahí que, aun
hasta llegar en muchos casos al estancamiento, con el consiguiente envejecimiento de su pirá­ siendo evidentes y sentidos por la población de las diferentes regiones, los contrastes no son tan
mide demográfica que tiende a adquirir la característica forma de hucha. Se encuentran, pues, acusados como los del mundo subdesarrollado, marcado por un fuerte dualismo en lo económi­
en la fase más avanzada del modelo de transición demogTáfica, sin que se observen signos que co, lo social y lo espacial.
tiendan a modificar las tendencias actuales en un futuro próximo. Un crecimiento vegetativo Pese a que todos estos rasgos no dejan de ser muy genéricos, sirven como contex·:o
muy próximo a cero en 1997, que ya resulta negativo en Europa y la antigua lJRSS, es buena general en el que pueden insertarse desde ahora los análisis regionales que vamos a realizar.
muestra de ese comportamiento malthusiano que se vio reforzado tras las sucesivas crisis, Comprobar hasta qué punto las realidades concretas se explican a la luz de los modelos teóricos,
iniciadas con la reestructuración de las economías capitalistas en los años setenta y el derrumbe es objetivo para una geografía que intente ir más allá de la casuística específica de cada Jugar,
del bloque soviético en ios noventa (cuadro U.6). buscando esa interrelación entre procesos globales y realidades locales que permita racionalizar
En consecuencia, la población infantil que no alcanza los 15 años de edad supone ya el espacio en que vivimos (Santos, M., 1996).
menos de una quinta parte del total (19,5 % en 1997), por más de un tercio en el resto del mundo
(34,6 %), al contrario de lo que ocurre con la que supera la edad de jubilación (13, 7 y 4, 7 %
respectivamente. Pese a la menor presión que esto supone sobre su mercado de trabajo;· los Bibliografía básica
países desarrollados han perdido la situación de pleno empleo de que disfrutaron hace unas
décadas, y la cifra oficial de 35 millones de desempleados en la OCDE resulta una buena Amin, S.; Arrighi, G.; Frank, A. G. y Wallerstein, I. (1983): Dinámica de la crisis global, México, Siglo
muestra de un grave problema social, con raíces tecnológicas, económicas y políticas, cuya . XXI, 256 pp.
resolución será clave en la evolución futura de estas áreas (Rif!cin, J., 1996; Méndez, R., 1997). Berzosa, C.; Bustelo, P. y De la Iglesia, J. (1996): Estructura económica mundial, Madrid, Síntesis,
Finalmente, respecto a su movilidad, la anterior primacía del éxodo rural ha sido susti- 495 pp.
68 ESPACIOS Y SUCIEDADES

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