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EL MINISTRO Y SU FAMILIA
Introducción
Llegamos ahora al tema de las normas éticas para el ministro en relación con su
familia, y las normas para la familia y la iglesia donde están sirviendo. La felicidad en el
hogar del ministro contribuirá mucho a su éxito en todo su ministerio. Por eso, el
ministro debe dedicar el tiempo necesario para su esposa y los hijos. Si los descuida
mientras está ministrando a todos los demás en la comunidad, puede perder una gran
oportunidad con sus propios hijos, porque los niños pueden llegar a resentir el hecho de
que su padre tiene tiempo para pasar con otros y tan poco tiempo para ellos.
Las estadísticas comprueban que los hijos de ministros se destacan en muchas
profesiones y en trabajos que requieren grandes capacidades y rendimientos, más que
los hijos de cualquier otro grupo profesional. Por esta razón, el pastor y su esposa no
deben preocuparse por la posibilidad de perjudicar a sus hijos con las privaciones de
cosas materiales en la casa pastoral. La aceptación, el calor emocional y el estímulo
constante a establecer metas altas cubrirán toda deficiencia de cosas materiales. Es
cierto que la mayoría de los pastores no pueden brindarles a sus hijos todas las ventajas
que tendrían con una situación económica próspera; sin embargo, tendrán otras
ventajas. Tendrán una apreciación de los valores más altos en la vida y una oportunidad
de conocer y experimentar las ventajas culturales que pueden aportarles valores mucho
más altos que los materiales.
En este capítulo vamos a dedicarnos a considerar algunas sugerencias que pueden
enriquecer la vida del pastor y su familia.
3.3.3 La iglesia debe permitir que la casa pastoral sea un hogar privado
En algunos países es costumbre tener la casa pastoral junto al templo, o un
departamento en el templo como casa pastoral. Cuando este es el caso, la familia del
pastor tendrá que adaptarse a las interrupciones que vendrán con frecuencia de parte de
los miembros y asistentes de la iglesia. Esto lucha en contra de la privacidad, porque
muchas personas que llegan para hacer preparativos para cualquier actividad tocarán en
la puerta para pedir prestada la cinta adhesiva, las tijeras y cualquier otra cosa que les
haga falta. Pero la familia puede ajustarse a las circunstancias y hasta llegar a gozarse
porque pueden colaborar en alguna manera con cada programa y actividad en la iglesia.
Tal vez el mejor arreglo es vivir cerca del templo, pero no dentro del templo mismo o
con la casa pastoral pegada al templo. En esta forma, la familia puede llegar a la iglesia
para todas las actividades sin tener que tomar ómnibus o depender de un vehículo, pero
a la vez estará suficientemente retirada como para poder vivir una vida más privada.
Podemos resumir todo lo concerniente a las relaciones positivas entre el pastor, su
esposa y los hijos al hacer énfasis en la necesidad de buscar tiempo para estar juntos y
para comunicarse el uno con el otro. Si buscan tiempo para estar juntos, van a jugar
juntos, van a dialogar sobre los temas de importancia en la vida y van a poder enfrentar
cualquier problema que surja en el proceso del desarrollo de los hijos desde la niñez
hasta cuando llegan a ser adultos. Dichosa la familia pastoral en la que cada persona está
involucrada de alguna manera en las actividades de la iglesia, y considera que es un
privilegio formar parte de la familia de los líderes espirituales en la comunidad.
Conclusión
Hemos tocado algunas de las normas éticas que el pastor ha de seguir si quiere tener
un hogar feliz. Tiene que ser fiel en dedicar el tiempo necesario para su familia, y no
descuidarles por atender todo el tiempo a los miembros de la iglesia. También, hemos
mencionado algunos de los problemas más grandes de las esposas de pastores, y hemos
tratado de hacer énfasis en su papel de colaborar con su esposo y pastor para que sean
felices en su matrimonio y también en el servicio para el Señor.
Los pastores pueden tener mayor eficacia si se casan y tienen hijos. Los feligreses
tendrán más confianza para llegar hasta él y su esposa para pedir consejos cuando saben
que ellos han pasado por experiencias similares en su matrimonio. El ser ministro del
Señor es un gran privilegio, y el crecer en el hogar de un pastor trae muchas bendiciones
para los hijos.
Giles, J. E. (2013). De pastor a pastor: Ética pastoral práctica (Duodécima edición., pp.
45–62). El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano