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Ministerio de Educación de la Nación

Universidad Nacional de Tucumán

Olimpíada de Filosofía de la
República Argentina

Capacitación para docentes


2012
Fundamentación:

La propuesta metodológica de estas olimpíadas supone, desde el inicio, una


actitud de apertura al diálogo, a debatir y exponer ideas con los jóvenes, no a
suponer que el otro no tiene nada para decir o descubrir por su temprana edad.
Ese diálogo filosófico es el andamiaje en el cual se sostiene la propuesta
metodológica, está presente en el laboratorio de reflexión cotidiana cuando el
alumno elige un tema y un problema a investigar, cuando construye una pregunta
filosófica, cuando discute y comprende las fuentes cooperativamente y cuando
comparte su ensayo, en una instancia de jornada, y recibe preguntas y objeciones
de sus pares y docentes.
Desde esta fundamentación, se proponen algunas actividades para trabajar
los distintos bloques temáticos, en los diversos momentos del proceso de
construcción del trabajo. Es necesario recordar que estos bloques no deben
trabajarse aisladamente sino transversalmente. Estas sugerencias específicas
buscan ayudar a concretar las ideas generales propuestas en el documento de
capacitación: “Capacitación metodológica”.

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Capacitación conceptual:
Síntesis temática de los diferentes ejes
de nuestra propuesta.
Introducción

Nos proponemos, en esta introducción, un acercamiento a cada uno de los


textos que componen su corpus para facilitar la lectura y la selección que, tanto
profesores como alumnos, requieran para encarar los enfoques de sus reflexiones.
Un acercamiento a cada uno de los textos significará comentar de un modo breve
la temática y los argumentos expuestos por cada autor. Pensamos que esto
resultará una vía de fácil acceso a los lectores que podrán libremente decidir qué
textos les son más provechosos para el planteo que han optado por hacer. Al final,
sugerimos algunas actividades para entrar en tema, para discutir en clase y para
realizar una síntesis de las problemáticas que plantean los textos introductorios.
Por orden de aparición, nos encontramos con ¿Qué es la filosofía de la
tecnología? de Carl Mitcham. El autor Intenta estructurar la complejidad de temas
y problemas que atañen a la relación entre filosofía y tecnología. Los dos primeros
capítulos del libro nos ofrecen un recorrido histórico de las dos tradiciones
principales de esta disciplina relativamente nueva. Encontraremos por un lado, la
filosofía de la tecnología ingenieril cuyas manifestaciones más tempranas serán:
la filosofía mecánica y la filosofía de los manufactureros. Se hará mención a los
trabajos de ingenieros como: Ernst Kapp, P.K. Engelmeier y Dessauer, entre otros.
Por otro lado, se presentará a la filosofía de la Tecnología desde el plano de
las humanidades, en esta tradición se examinará brevemente las ideas de de
Lewis Mumford, José Ortega y Gasset, Martin Heidegger y Jacques Ellul.
El objetivo principal del texto es, a nuestro entender, enmarcar una
reflexión acerca de la Tecnología para aportar a la comprensión del mundo en el
que estamos inmersos.
Dos conceptos: técnica y tecnología se disputan como objetos de reflexión
filosófica, pero antes es necesario esclarecer un poco qué entendemos por técnica
y tecnología. La técnica puede ser vista como el conjunto de procedimientos
puestos en práctica para obtener un resultado determinado. Mientras que, la
tecnología es vista como el quehacer de la ciencia moderna e incluye a las
técnicas como formas primordiales de la acción humana. De este modo se puede
hablar de una filosofía de la tecnología o de una filosofía de la técnica, siendo una
más inclusiva que la otra. Mitcham adopta el término de filosofía de la tecnología
como el más amplio pero respeta, cuando refleja el pensamiento de otros autores,
los términos que éstos emplean.
Filosofía de la tecnología puede significar dos cosas diferentes: cuando “de
la tecnología” resulta ser el sujeto o agente; la filosofía de la tecnología es un
intento de los tecnólogos o ingenieros por elaborarla, cuando “de la tecnología”
indica el objeto sobre el que se trabaja; la filosofía de la tecnología es una
iniciativa por parte de filósofos para hacer de la tecnología una reflexión

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sistemática. La primera línea de pensamiento, según el decir de Mitcham, suele
ser más benévola con la tecnología que la segunda que es más bien crítica.
La filosofía mecánica tiene procedencia newtoniana, utiliza los principios
de la mecánica cuántica para explicar el mundo. Durante los siglos XVIII y XIX, sus
seguidores, procuran extender la aplicación de sus conceptos de la naturaleza a la
sociedad lo que genera fuerte rechazo por parte de los románticos.
Timothy Walker, un matemático estadounidense expone hacia 1832 que la
tecnología es un medio para hacer democráticamente disponible el género de
libertad disfrutado por unos cuantos en una sociedad basada en la esclavitud.
Poco tiempo después el ingeniero químico Andrew Ure acuña el nombre de
Filosofía de los manufactureros para designar los principios generales que
fundamentarían la conducción de la industria productiva por máquinas
automáticas, demás está agregar, que dicha filosofía se oponía a la de las bellas
artes.
Uno de los representantes de la filosofía de la tecnología ingenieril es Ernst
Kapp(1808-1896), filósofo alemán, que acuña el nombre filosofía de la técnica,
influenciado por Hegel y Karl Ritter, intentó traducir su idealismo a términos
materialistas. El materialismo de Kapp buscó vincular la historia con la nueva
ciencia de la geografía de Ritter, lo que hoy podríamos llamar filosofía del
medioambiente. Examinó las influencias formativas de la geografía en el orden
sociocultural. La historia será para Kapp el registro de los intentos humanos por
enfrentar los desafíos de diferentes ambientes, por superar la dependencia de la
naturaleza. Se trata de una colonización y transformación del ambiente tanto
interna(colonización en la forma de política) como externa(colonización del
ambiente natural). Luego de su geografía filosófica, se abocó a una filosofía de la
tecnología en la que instrumentos y armas se entendían como proyecciones de los
órganos. La filosofía de la tecnología de Kapp como parte de una filosofía
medioambiental sofisticada proyecta el modo tecnológico de ver el mundo a una
variedad de dominios tradicionalmente no tecnológicos.
Otro representante destacado es Engelmeier, ingeniero ruso, que en la
misma década de la muerte de Kapp, inició sus publicaciones empleando el
término filosofía de la tecnología. Su objetivo estuvo centrado en hacer una
elaboración filosófica de la actitud ingenieril y dimensionar la aplicación social de
la tarea del ingeniero. Se pregunta entonces, si el tecnólogo moderno está lo
suficientemente preparado para responder a las nuevas demandas sociales. Éstas
incluyen, no sólo la especialización en tecnología práctica, sino además la
interacción entre tecnología y sociedad. En palabras de Engelmeier:
Tenemos que investigar lo que representa la tecnología, los principales
objetivos que persiguen sus distintas ramas, qué tipo de métodos usa, donde
termina su ámbito de aplicaciones, qué áreas de la actividad humana le rodean,
su relación con la ciencia, el arte, la ética, etc.
Para la rama ingenieril de la filosofía de la tecnología, la meta de la
tecnología será más bien la expansión de la libertad humana, en términos de
dominio material y de superación de las limitaciones en que nos pone la
naturaleza.
Luego de la Segunda Guerra Mundial se registra un período de fuerte
crecimiento para la tecnología ligada a la ingeniería.
Otra figura destacada en el marco de la filosofía de la tecnología es
Friedrich Dessauer(1881-1963), filósofo alemán abocado a la defensa de la
tecnología, intentó abrir diálogo con existencialistas, filósofos sociales y teólogos.
Según sus análisis, no alcanza con investigar la estructura y la validez del
conocimiento científico, o discutir las implicancias para la antropología o la

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cosmología de los avances de las teorías científicas. Para comprender el poder del
conocimiento científico técnico, es necesario visualizar los avances de la moderna
ingeniería como un nuevo modo de los seres humanos de existir en el mundo. El
intento de Dessauer es dar una explicación Kantiana de las precondiciones
trascendentales del poder de la técnica y las implicancias éticas de su aplicación.
Además de las tres críticas de Kant, Dessauer propone una cuarta crítica de la
actividad tecnológica. El hacer en la forma de invención establece contacto
preciso con las cosas- en –sí. La esencia de la tecnología es el acto de la creación
técnica. El concepto de elaboración toma real importancia por cuanto hace
posible el mundo de la invención vinculando la mente del inventor con un cuarto
reino de las soluciones preestablecidas para resolver los problemas técnicos. La
invención entonces, deriva del encuentro cognoscitivo con ese reino de las
soluciones preestablecidas. Además de la penetración en el mundo de lo
nouménico a través de la técnica, Dessauer propone una teoría de la significación
moral de la tecnología, en tanto la búsqueda de ésta será un imperativo moral por
las beneficiosas transformaciones que se operan en el mundo por su presencia. De
este modo, la tecnología se convierte en experiencia religiosa en tanto el hombre
colabora con el plan divino de creación desde su experiencia terrenal.
La otra rama de la filosofía de la tecnología es tomada por los filósofos,
para quienes: fueron las humanidades las que concibieron a la tecnología y no la
tecnología la que concibió a las humanidades.
Los pensadores que adhieren a este enfoque, reflexionan, discuten o
defienden la primacía de lo no-técnico. Recordemos a Rousseau para quien la idea
ilustrada del progreso científico-tecnológico, no hace más que corrompernos y
llevarnos al egoísmo y al temor. Más tarde la crítica romántica de la tecnología
moderna, la mostrará como oscurecedora y encubridora de lo esencial en la vida
humana. En la primera mitad del SXX, filósofos existencialistas y filósofos afines a
esta perspectiva como Bergson, Jaspers y Marcel, se enfocan en los aspectos
problemáticos de la sociedad tecnológica. Cuatro representantes contemporáneos
de la tradición romántica cuyos argumentos están a favor de una filosofía de la
tecnología de las humanidades son: Lewis Mumford, Ortega y Gasset, Martin
Heidegger y Jacques Ellul.
Mumford(1895) hace una revalorización de la máquina por sus orígenes
psicológicos y prácticos, ésta deberá ser valorada en su dimensión técnica pero
sobre todo en su dimensión ética y estética. El autor buscará los orígenes
psicológicos o culturales y las causas materiales y eficientes de la tecnología. Su
concepción de hombre no es homo faber sino homo sapiens porque no es el hacer,
sino el pensar el instrumento con el que se construye la humanidad. Es
esencialmente humano el inventar o interpretar. Hay una prioridad de la actividad
hermenéutica para sobrevivir.
Acerca de la tecnología, para él hay dos tipos: la politécnica y la
monotécnica. La primera es la forma primordial de la acción y, como tal, sólo
estuvo orientada a la supervivencia y no centrada en el trabajo ni en el poder. Se
trata de una tecnología que funciona de manera democrática y realiza las diversas
potencialidades humanas. Por otro lado, el segundo tipo de tecnología, se basa en
la inteligencia científica y en la producción cuantificada, busca la expansión
económica, material y militar. En los orígenes de la monotécnica encontramos a la
megamáquina que, a cambio de notables beneficios materiales, limita gravemente
las actividades y las aspiraciones humanas. En torno de la máquina se construye
un mito que la muestra beneficiosa y seductora, el trabajo de Mumford consiste
en desmitologizar la megatécnica y reorientar las energías humanas hacia una
politécnica acorde con nuestras polimorfas necesidades y aspiraciones. Se tratará

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entonces, de poner un límite a la técnica que no contribuya al crecimiento de la
existencia humana, por cuanto restrinja la vida humana en beneficio del poder.
Ortega y Gasset(1883-1965) en su Meditación de la Técnica propone una
nueva visión de lo que significa ser humano. Con su fórmula: Yo soy yo y mis
circunstancias sitúa a la vida humana como un producto de la interacción entre el
hombre y sus circunstancias. Este vínculo de interacción es activo por cuanto el
hombre debe crearse a sí mismo, proyectarse más allá del cumplimiento básico de
sus necesidades orgánicas. Esto significará una actitud frente al mundo que es
proyecto creativo en el que cada uno inventa lo que quiere hacer de sí mismo.
Ahora bien, para la realización de este proyecto, se presentan requerimientos
técnicos. Es aquí cuando el hombre puede ser visto como Homo faber, está a
cargo de la fabricación de su propia vida.
Martin Heidegger(1889-1976) ocuparía desde la perspectiva de Mitcham, un
puesto en la línea romántica de pensamiento ya que, si bien no rechaza de un
modo simplista a la tecnología, procura incluirla en un marco mucho más amplio,
un marco que la excede. No olvidemos que la pregunta que a Heidegger le
interesa es la pregunta por el Ser, de modo tal que su preocupación ontológica
será la perspectiva desde la que enfocará su “interés” en la técnica. Heidegger
rechaza las respuestas que ante la pregunta qué es la tecnología se abocan
simplemente a considerarla una actividad humana neutra. La tecnología es un
modo de desocultar. Algunas de las preguntas que hallaran una profunda
reflexión por parte del pensador alemán en su ensayo serán: ¿es la tecnología el
resultado de la acción humana, como podría sugerir una visión positivista o
antropológica de la tecnología?¿Es la tecnología moderna el resultado simple de
una decisión humana personal o colectiva?¿Cómo conectar la pregunta por el Ser y
la pregunta por la técnica?¿La tecnología tiene que ser cuestionada?¿En qué
sentido la tecnología moderna se presenta como un problema o una pregunta? ¿La
tecnología podrá ser comprendida a través de más tecnología?
Jacques Ellul(1912) estuvo fuertemente interesado en mostrar a la técnica
como el fenómeno social más importante del SXX. Se trata de un nuevo modo de
ser en el mundo en el que se operará un reemplazo del ambiente natural por uno
técnico, dicho reemplazo, significará una apuesta sobre nuestras capacidades para
controlar, conocer y actuar con buenas intenciones. El autor defenderá una ética
del no-poder que limite severamente la práctica técnica. Esto significará no hacer
todo lo que seamos capaces de hacer. Por otro lado, resulta interesante subrayar
cómo la técnica entra en contraste dialéctico con la creencia bíblica, ya que
gracias a la tecnología el hombre hace del mundo su hogar, mientras que la
creencia bíblica niega que los seres humanos puedan construir alguna vez su hogar
en el mundo. Se trata de una apuesta creativa y comprometida por parte de la
cultura, la apuesta por la tecnología.
Luego del recorrido histórico de la filosofía de la tecnología en sus dos
vertientes, propuesto por Mitcham, encontramos un ensayo de Marta Fehér cuyo
título es Lo natural y lo artificial. La autora realiza un análisis conceptual de lo
natural y de lo artificial partiendo de una situación hipotética en la que un
“marciano” llega a la tierra y se ve en la difícil situación de descubrir diferencias
esenciales entre ambos conceptos.¿Una tela de araña o una casa humana
formarán parte de metaclases diferentes?¿los artefactos creados por el hombre
forman parte de una clase natural?
A partir de estos interrogantes, Fehér nos ofrece un repaso histórico desde
la antigüedad hasta la modernidad, para subrayar el proceso de formación que los
conceptos de natural y artificial han sufrido y cómo se han ido modificando a
través del tiempo. Hecho este repaso, de regreso al SXX encuentra difícil la

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distinción entre natural y artificial como conceptos poco explorados por la
filosofía de la ciencia. La autora reclama nuestra atención filosófica sobre el
asunto para poder distinguir entre las ciencias de la naturaleza y las técnicas, a su
vez, para fundamentar teóricamente estudios ambientales y la investigación sobre
inteligencia artificial.
El texto de Diego Moñux Chércoles, Tecnología para el desarrollo.Hacia
una comprensión de las relaciones entre tecnología, sociedad y desarrollo, nos
acerca primeramente una historia de relaciones entre ciencia, tecnología y
sociedad desde los albores de la ciencia moderna hasta el SXX, para centrarse
finalmente en la conexión entre estos tres conceptos en el marco de la Segunda
Guerra Mundial. Nos muestra aquí tres momentos importantes: un período de
tecno-optimismo y confianza en la ciencia, una época de reflexión y alerta que
exige a los científicos un mayor grado de implicación política, y un período de
explícita reacción social y lucha contracultural y antisistema que se muestra
crítica respecto de la ciencia y la tecnología en sus peligrosas versiones de
cientificismo y tecnocracia. La reacción social significará una vuelta reflexiva que
implicará una inquietud comprensiva antes que explicativa. Vuelven a tomar
protagonismo las preguntas:¿Para qué? ¿Hacia dónde vamos?¿ Qué tipo de sociedad
queremos?
Nuevos movimientos desde la sociología, la filosofía de la ciencia y la
tecnología se agrupan bajo las siglas CTS (ciencia, tecnología y sociedad). La
preocupación común que reúne a la CTS es la dimensión social de la ciencia y la
tecnología en cuanto son productos y productoras del entorno social del que
emergen, por lo tanto, su desarrollo y aplicación tiene efectos sociales y
ambientales que no pueden ser desconocidos o minimizados. Se estimula así un
estudio crítico que no exime a la ciencia, ni a la tecnología, ni a la sociedad, de
las responsabilidades que les competen por estar sumamente interrelacionadas. Es
interesante subrayar cómo, en este texto, las soluciones a los problemas que
pudiera plantear el desarrollo tecnológico, no se buscan a través de más
tecnología sino de más reflexión y conciencia social.
En la misma línea de pensamiento respecto de la propuesta bibliográfica
anterior, encontramos el texto Ciencia, Tecnología y Sociedad.Proyecto Argo.
Materiales para la educación CTS. Aquí Martín Gordillo parte de la pregunta Qué
es la Tecnología y nos señala la dificultad que entraña una respuesta que no
involucre a la tecnología misma. Escribir y leer un texto resultan de un conjunto
de procedimientos que pueden ser considerados técnicos. Es así, como todo
nuestro entorno, ya como lectores, ya como escritores, ya como integrantes de la
sociedad actual, resulta de una construcción técnica. El ser humano puede
considerarse un producto de la técnica por cuanto la sociabilidad, la capacidad
lingüística, y las capacidades técnicas fueron fundamentales en el proceso de
hominización. Para el autor, fueron las prótesis técnicas adaptativas las que
desplazaron la evolución natural por una cultural, el hombre resulta de este modo
homo faber antes que del homo sapiens. Incluso, cabe preguntarse si la propia
racionalidad humana no es una consecuencia más del inminente desarrollo
técnico. En este texto, se presenta a la vida humana como una readaptación a las
diversas condiciones ambientales por las que el resto de las especies se
encuentran determinadas y limitadas. Es gracias a la construcción técnica, de
artefactos y productos, que el hombre se emancipa de la tiranía de lo natural, lo
modifica y se readapta a las condiciones que él mismo pone. El ser humano
produce la técnica y ésta produce al ser humano, por lo que es imposible separar
la técnica de la esencia del hombre. Dado este marco, el autor se introduce en las
distinciones que tradicionalmente se han hecho de ciencia y tecnología. Para lo

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cual, observa un fuerte prejuicio que tiende a escindir la investigación teórica de
la aplicación práctica. Dicho de otro modo, es la ciencia la que piensa y la
tecnología la que hace. Este planteo convencional pone al conocimiento científico
como objetivo, neutro, previo e independiente de sus aplicaciones prácticas, lo
cual, lo exime de cualquier responsabilidad sobre las aplicaciones prácticas que de
él deriven.
A contrapelo del sentido común, este texto, se esfuerza por discutir
concepciones que disocian a la ciencia de la tecnología y que conciben que ésta
última siempre obtiene productos industriales de naturaleza material. Deberá
reconsiderarse entonces, por un lado, un complejo tecnocientífico en el que lo
teórico y lo práctico se encuentren íntimamente relacionados; y por el otro,
deberemos reconsiderar que, además de las tecnologías materiales, existen
tecnologías sociales: la propia organización social puede ser considerada ella
misma técnicamente construída, es decir, como un artefacto. Ahora bien,
tecnologías de organización social y tecnologías materiales están seriamente
relacionadas, pero esto no es evidente, a menos que se trabaje en una ampliación
de los conceptos de tecnología y de artefactos tecnológicos hacia las diversas
formas posibles de organización social. Éstas formas serán tan artificiales como los
objetos materiales.
Luego del esclarecimiento de la relación entre -ciencia- tecnología y
sociedad, el autor ofrece una clasificación de las tecnologías según diversos
criterios y, a su vez agrega, lo problemático de estas clasificaciones para incluir a
las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. Entre los criterios
que tuvo en cuenta para realizar la clasificación de las tecnologías, menciona a la
historia y se detiene a ofrecernos las tres grandes contribuciones que hace el SXX
sobre la historia de la técnica. Aquí mencionará los aportes de Ortega y Gasset,
Mumford y Mitcham.
El texto titulado Las concepciones de la tecnología, comienza por
asombrarse del poco interés académico que el fenómeno tecnológico ha suscitado
tradicionalmente y le atribuye a los enfoques que ven a la tecnología como mera
ciencia aplicada, o como instrumento, gran responsabilidad en este descuido
intelectual. Es así, que se propone un análisis crítico de concepciones anacrónicas
de la tecnología como la artefactual y la intelectualista, que dan lugar a un
modelo tecnocrático de orden político. Los autores defenderán, en la misma línea
de los textos antes comentados, una concepción amplia de tecnología como una
forma más de organización social. Esta perspectiva, aportará los elementos que
permitan una participación democrática de los ciudadanos en la evaluación de las
tecnologías que producen y que los producen. Los autores subrayan que:(…)
ignorar las redes de intereses sociales decisivos para la puesta en práctica de una
u otra tecnología es seguir dejando la gestión de la política tecnológica en manos
de una elite tecnocrática.
Es decisivo explicitar y evaluar los intereses determinados que subyacen a
las tecnologías para no caer en un sonambulismo tecnológico, propio de la
renuncia voluntaria a la responsabilidad que nos compete en la evaluación de las
tecnologías que construyen la sociedad en la que vivimos.
El aporte decisivo de este texto es el concepto de sociosistema inspirado en
el concepto de ecosistema para la ecología. Los ecosistemas se caracterizan por
su estabilidad y equilibrio, pero dada la introducción de una nueva especie (ya sea
vegetal o animal) pueden provocarse inestabilidades que desencadenen
catástrofes. Ahora bien, la discusión sobre la conveniencia de introducir un
cambio tecnológico en un grupo social, partiendo del supuesto de que las
tecnologías son formas de organización social, puede comprenderse cuando se

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distingue la dificultad que aparece cuando introducimos un elemento extraño, que
se supone optimizará el rendimiento económico, sin conocer previamente el
sociosistema en el que lo introducimos . Dicho de otro modo, desconocer el
equilibrio que permite la continuidad de un sistema para ingresar en él un
elemento extraño, puede acarrear consecuencias indeseables.
Los autores subrayan: La innovación tecnológica y la intervención
ambiental ignoran a menudo las características del sociosistema en el que van a
integrarse. El trabajo de los expertos se realiza, típicamente, sobre sistemas
ideales más que sobre sociosistemas reales.
Es fundamental el conocimiento que los habitantes “no expertos” tienen
del sociosistema que habitan para evitar la incorporación de innovaciones
traumáticas que, en vez de mejorar la calidad de vida, produzcan más
perturbación social y económica. Se muestra de este modo, cómo la tecnología no
es autónoma respecto de fuerzas sociales y no es separable del sociosistema en el
que se integra y actúa.
Los conceptos hasta aquí desarrollados resultan retomados en el ensayo: De
la ciencia a la tecnociencia: pongamos los conceptos en orden de Jorge Núñez
Jover. Encontraremos a esta altura, un texto que puede operar como la síntesis de
gran parte de las discusiones desarrolladas por los autores anteriores. Se destacan
una vez más los problemas entre ciencia y tecnología, su inminente interacción, la
definición de ambos conceptos como dimensiones de la totalidad social, la
introducción del concepto de tecnociencia para destacar los límites borrosos entre
el saber científico y el saber tecnológico. Se presentará a su vez una historia de la
ciencia en la que se le reconocerá, a diferencia de los tratamientos anteriores,
una relativa autonomía por cuanto se impulsa a sí misma y adopta recursos que
ella misma crea. Por otro lado, se enumerarán ángulos desde los que se puede
mirar a la ciencia, entre los que cuenta su aparición como una ocupación
profesional. Se señalará cómo los procesos de profesionalización e
institucionalización de la misma le dieron un lugar en la sociedad y en la cultura.
Es así que aparece la ciencia como una práctica social legitimada. Luego de
diversas caracterizaciones, según el enfoque que se tome, el autor aceptará la
concepción de ciencia como actividad social. Más tarde, se abocará a un
esclarecimiento de los conceptos de técnica y tecnología criticando de ésta última
los enfoques intelectualistas y artefactuales. Se incluirá finalmente en este
trabajo, para hablar de la naturaleza de la tecnología, el concepto de
sociosistema y para expresar la estrecha relación con el saber científico se apelará
al término tecnociencia. Para señalar el sentido de ésta última, se tomará partido
por una preeminencia o preponderancia del polo técnico respecto del polo
teórico.
En Ciencia y tecnología en América Latina: una posibilidad para el
desarrollo, Francisco Piñón, revaloriza el lugar del conocimiento como un
mecanismo de estructuración y dinámica social que transforma la propiedad y el
trabajo, su papel será central en un mundo desarrollado. Las sociedades que
aspiren a convertirse en sociedades de conocimiento deberán sortear dos grandes
desafíos: la apropiación de ese conocimiento por el sistema productivo y su
apropiación por la sociedad civil. Ahora bien, las actividades científicas y
tecnológicas serán las que garanticen, en parte, la prosperidad de esas sociedades
en vías de desarrollo, porque su impacto en la sociedad y en la economía
reestructurarán el aparato productivo y las interacciones sociales. En el marco de
una aldea global, pero posicionados en América latina, nuestros desafíos según
Piñón serán, convertir información en conocimiento útil e inducir procesos de
aprendizaje social del conocimiento.

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El autor nos ofrece en este texto un panorama de la situación de los países
desarrollados y del proceso por el que pasaron para alcanzar el desarrollo. Por
otro lado, efectúa un diagnóstico de nuestra región a propósito de las debilidades
que afectan el desarrollo de la ciencia y de la tecnología y, a partir de aquí,
plantea nuevos enfoques para encarar un modelo productivo interesante de
nuestra región.
En Lo que la tecnología da que pensar: realidad, conocimiento, política y
vida cotidiana, José Luis González Quirós señala que partimos de una dualidad
entre pensamiento y tecnología que separa de un modo irremediable ambos
conceptos, como si tecnología y pensamiento designaran campos absolutamente
diferentes; la mayoría de las veces el pensamiento nos resulta propio, mientras
que la tecnología, parece resultarnos ajena.
El autor denuncia al tiempo en que vivimos como un período de crisis de las
identidades en el que la tecnología ofrece una alternativa decisiva a nuestros
viejos paradigmas de identificación moral y metafísica. Por lo cual, la reflexión
acerca de la tecnología no sólo debe ayudarnos a acertar acerca de qué sea ella
misma, sino también, brindarnos alguna explicación para comprender la distancia
que existe entre nuestra creciente capacidad de conocer y dominar el mundo y
nuestra escasa capacidad para decidir quiénes somos (pag2). El autor de este
modo, contrasta un desequilibrio entre nuestras capacidades científico-técnicas y
nuestra debilidad moral. Ahora bien, cómo establecer una relación con la
tecnología en la que resistamos su poderío devastador y logremos asignarle un
papel positivo en nuestras vidas, será la pregunta de nuestro tiempo.
El autor trabajará en lo que se consideran ideas comunes sobre la
tecnología comentando y criticando a Ortega en su Meditación de la técnica,
luego mostrará, en un recorrido histórico, el pasaje de una perspectiva optimista
respecto de la ciencia y la tecnología hacia una perspectiva pesimista planteada
especialmente por el romanticismo. Frente a este pesimismo tecnológico,
sustentado por un anhelo emotivo de regreso a la naturaleza, González Quirós
sostendrá que, parte de ese concepto de naturaleza al que deseamos volver, es
sumamente artificial y producto de una realidad no natural que hemos construido,
por lo tanto, este concepto de naturaleza resultará tan discutible como cualquier
otro concepto que se aparte de la naturaleza por ser considerado artificial. Por
otro lado, el autor nos recuerda que antes de una libre asociación entre
tecnología y complicación, deberíamos recordar cómo la técnica pone a nuestro
alcance una utilidad sin parangón que nos ayuda a vencer nuestras limitaciones.
Nuestra menesterosidad no debería estar focalizada en la técnica, sino al
contrario, en la indefensión con la que nos situamos frente al medio natural,
medio, del que no conviene olvidarlo, nos sigue llegando la muerte(pág 13). Por
lo tanto, la técnica será la respuesta de la inteligencia al deseo de sobrevivir(y de
bienvivir) en un mundo hostil(…) la apropiación que hacemos del mundo hasta
sentir que es nuestro mundo, un mundo que refleja nuestro rostro (pág 13).
No obstante estas observaciones, González Quirós reconoce que, en la vida
cotidiana la tecnología resulta para muchos incómoda antes de cumplir los
objetivos para los que fue pensada. Paradójicamente, surge como una invención
de nuestra inteligencia para sobreponernos a las dificultades, y termina por
convertirse en una dificultad más. Aquí es cuando el autor la revaloriza como
destino de nuestras reflexiones, en tanto nos da qué pensar de la realidad. La
tecnología no puede llevarnos a pensar que la realidad no existe, antes bien,
puede significar para nosotros una cura brutal de realismo porque nos pone de un
modo inminente frente a quienes somos y frente a quienes hemos elegido ser en el
futuro. Es por esto que, el sentido de la tecnología se opone radicalmente a lo que

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fueron la verdad y el lenguaje para Nietzsche, por cuanto se alejan
irremediablemente de lo real.
El último texto del corpus introductorio pertenece a los cinco primeros
capítulos de Meditación de la Técnica de José Ortega y Gasset. Este autor, ha
resultado un paso prácticamente obligatorio en las reflexiones de todos los
escritos anteriores, por lo que, muchos de los conceptos aquí desarrollados no
resultarán tan nuevos respecto de lo anterior, simplemente por haber sido
presupuestos en el discurso de todos los textos ya comentados. Es lógica y
necesaria esta presuposición, si recordamos que Ortega fue uno de los primeros
pensadores en concederle un lugar importante a la reflexión sobre la técnica. Él
se anticipa al fenómeno actual de debate sobre los daños y límites de la misma.
Para comenzar, intenta esclarecer lo que se entiende por técnica mostrando cómo
el hombre se empeña en sobrevivir contra toda hostilidad de la naturaleza. Éste
experimenta subjetivamente necesidades que responden a una necesidad más
originaria que es la de no resignarse y seguir viviendo, este apego a la vida lo
distingue de los animales cuyo repertorio natural puede agotarse a la hora de
afrontar las hostilidades de la naturaleza y en ese caso, sólo resta dejarse morir.
El hombre, sin embargo, se lanza a producir aquello que no está en la naturaleza,
es capaz de desprenderse de esas urgencias vitales, despegarse de ellas y quedar
franco para ocuparse en actividades que, por sí, no son la satisfacción de
necesidades.(pág 11).
Las necesidades con las que el hombre se encuentra son condiciones para
vivir pero, no son su vida, de modo que su vida no coincide totalmente con sus
necesidades orgánicas, como ocurre en el caso de los animales. Es por esto que, el
hombre puede, si quiere, desentenderse de esas necesidades y meterse en sí
mismo, recogerse. En virtud de este ensimismamiento logra inventar
procedimientos de los que obtiene lo que no ha encontrado previamente en la
naturaleza. Estos actos creativos del hombre reformulan su circunstancia natural,
por lo que resulta la técnica una reacción enérgica contra la naturaleza o
circunstancia que lleva a crear entre ésta y el hombre una nueva naturaleza
puesta sobre aquella, una sobrenaturaleza(…) La técnica es la reforma de la
naturaleza(…) que nos hace necesitados y menesterosos(…) (pág 14).
Ortega concluye entonces que la técnica no es la adaptación del sujeto al
medio, sino por el contario, la adaptación del medio al sujeto. Se trata de una
reacción al entorno en la que el hombre se define como tal. Esta reacción al
entorno no tiene por objetivo la mera satisfacción de necesidades básicas; la vida
para el hombre no es simplemente estar, sino bienestar, ésta es la necesidad
suprema que gobierna esa reacción contra el medio. El empeño humano no está
tanto en sobrevivir como en vivir bien. Ocupa aquí “lo superfluo” un rol necesario
y queda la técnica redibujada como la producción de lo superfluo (pág22).
Hombre, técnica y bienestar son, en última instancia sinónimos(pág 22).
Aparece a esta altura un optimismo respecto de la técnica, en tanto, nos permite
el ahorro de energía y tiempo que podemos destinar libremente a otras
actividades y quehaceres no biológicos que el hombre se inventa para sí mismo en
la construcción de su propia vida. La vida humana consistirá en el afán por
realizar determinado proyecto que no viene dado de una vez y para siempre por la
naturaleza, sino que es misión de cada uno construirlo. El hombre será así
pretensión, lucha por llegar a ser lo que tiene que ser en medio de la
circunstancia en la que se encuentra. He aquí, la tarea de autofabricación humana
en la que la técnica logrará, previo ahorro de esfuerzos y energías humanas, que
el programa del hombre se realice.

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ACTIVIDADES PROPUESTAS:

1-Para entrar en tema:


a-Analicen las posibles causas de la situación paradójica que se produce cuando
una tecnología, pensada para facilitarnos la vida, para garantizar “lo superfluo” y
la comodidad -de la que nos habla Ortega- resulta generadora de incomodidades y
molestias en algunas generaciones más grandes que ustedes.
b- En el texto de Diego Moñux Chercoles, Tecnología para el desarrollo, aparece
el siguiente cuento:
Un hombre a quien se consideraba muerto fue llevado por sus amigos para ser
enterrado. Cuando el féretro estaba a punto de ser introducido en la tumba, el
hombre revivió inopinadamente y comenzó a golpear la tapa del féretro.
Abrieron el féretro y el hombre se incorporó. ¿Qué estais haciendo?, dijo a los
sorprendidos asistentes. “Estoy vivo, no he muerto”
Sus palabras fueron acogidas con asombrado silencio. Al fin, uno de los deudos
comenzó a hablar: “Amigo mío, tanto los médicos como los sacerdotes han
certificado que habías muerto. Y cómo han de haberse equivocado los expertos?”
Así pues, volvieron a atornillar la tapa del féretro y lo enterraron debidamente.
¿Qué opinión les merece el texto?¿Qué lugar ocupa la palabra de la ciencia, la
tecnología y la religión para los presentes en el entierro?¿Qué lugar ocupa “la
evidencia de los hechos”?¿Cómo creen que podría revertirse esta situación en que
el saber de unos pocos parecería ser sagrado e indiscutible?
2-Para pensar y discutir en clase:
¿La tecnología devela la realidad o la oculta?
¿Hay algo que la tecnología, la técnica y la ciencia puedan aportar para configurar
la identidad del hombre actual?
¿Es la racionalidad humana un producto más de la técnica o es la productora de la
técnica?
¿ Las dificultades que puede implicar la tecnología serán resueltas a través de más
tecnología o por nuevos caminos? Dicho de otro modo,¿un saber no técnico puede
resolver las dificultades de uno técnico?
¿Los límites de la tecnología deberán ser puestos por sí misma o deberá apelar a
“otros” que ejecuten esos límites? En caso de que así sea:¿ quiénes serían esos
“otros”?
¿Se puede reconocer a la ciencia como un campo relativamente autónomo
respecto de la sociedad que la produce? ¿Y a la tecnología?¿Por qué?
¿En qué sentido un modelo artefactual e intelectualista de la tecnología podría
dar lugar a un modelo tecnocrático en el orden de lo político?
3-a)Analicen y discutan si son posibles los siguientes casos:
Un científico que piensa y diseña sus teorías pero no se implica en la ejecución ni
en la aplicación de sus ideas.
Un técnico que ejecuta y aplica los modelos que fueron diseñados por otros pero
no los piensa, ni los evalúa.
Un profesional que investiga, formula sus teorías e interviene en la aplicación de
sus investigaciones.
Un grupo de “no-expertos” que evalúan las tecnologías más apropiadas para la
sociedad en la que viven.
Un grupo de expertos que desconocen el contexto social en el que se aplican sus
tecnologías pero son los encargados de evaluarlas.
b)De ser posibles los casos anteriores(o al menos alguno) ¿cuáles serían las
consecuencias sociales que podrían acarrear?

12
4- Dividir a los alumnos en dos grupos, un grupo de ellos deberá argumentar que
la esencia humana es la de homo sapiens para lo que deberán esgrimir sus mejores
argumentos. Del otro lado del grupo clase se ubicarán quiénes sostienen que el
hombre es esencialmente homo faber, para lo cual también deberán formular sus
argumentos. Al final de la clase se explicitarán las razones posibles para sostener
una posición o la otra. De ser posible podría proponerse una tercera alternativa
que quede en manos de la propuesta de los alumnos.
5- Aprovechando la estructura del primer texto, realicen un cuadro en el que se
expliciten las dos vertientes de la filosofía de la tecnología, sus ideas principales y
sus representantes.

EJE 1: ¿Quién maneja la tecnología?

La política y la tecnología constituyen dos saberes prácticos


fundamentales para nuestra vida. No hay sociedad humana en la que no exista
cierta organización del poder y en la que los hombres no hayan desarrollado
herramientas para poder solucionar los desafíos que le presenta su entorno. Sin
embargo, el lugar y la relevancia que a lo largo de la historia las distintas
culturas han otorgado a uno y otro saber ha ido variando. Reflexionar en torno a
cómo, en nuestras sociedades actuales, se da y/o cómo debería darse la relación
entre política y tecnología es la invitación que en este eje les hacemos. Al
respecto, los estimulamos a problematizar sobre cuestiones tales como: ¿Debe
dejarse a la política sólo en mano de los expertos? ¿Son los asuntos políticos
reductibles a problemas de gestión y administración gubernamental? ¿Debe la
política inmiscuirse en las investigaciones científico-tecnológicas o deben éstas
procurar su autonomía y neutralidad? ¿Han contribuido la ciencia y la tecnología
al progreso moral y político de las sociedades humanas? ¿Cuál debe ser la
relación entre desarrollo científico-tecnológico y democracia? ¿La toma de
decisiones sobre la política científico-tecnológica es un asunto que le compete
sólo al Estado o debe la ciudadanía participar activamente? ¿El progreso
científico- tecnológico es necesariamente contrario a la preservación del medio
ambiente y de las identidades culturales ancestrales? ¿Qué tipo de políticas
científica-tecnológicas deben impulsarse a fin de preservar el medio ambiente y
de respetar la diversidad cultural?1
Para comenzar reflexionando sobre estas cuestiones resulta interesante
situarlas en perspectiva histórica y comenzar mostrando cómo concibieron los
griegos la relación entre la política y la tecnología. Muy esclarecedor es en este
sentido el texto de la Política de Aristóteles que les proponemos en el manual,
puesto que en éste el filósofo sostiene que los artesanos no pueden ser
considerados ciudadanos. Esto es así porque distingue claramente a la teckné (el
saber hacer, la producción de objetos materiales, es decir la actividad propia de
los artesanos) de la política (actividad propia del hombre libre o ciudadano) y
entiende que el ejercicio de una es incompatible con el ejercicio de otra. Y es
que para Aristóteles la política no está supeditada un conocimiento de tipo
técnico-cientítico, sino a la phrónesis o sabiduría práctica, la cual le brinda un
conocimiento probable que le permite distinguir en cada circunstancia el justo
medio o areté (virtud) que lleva a obrar rectamente. Ahora bien, esa dedicación
a la práctica de la virtud requiere del ocio, es decir de una actividad no
productiva sino antes bien deliberativa, propia de los hombres libres o

1
Tener también en cuenta los problemas filosóficos sugeridos para este eje en la introducción al mismo que
está en el Manual y/o en el blog de Olimpíadas.

13
ciudadanos, que no se encuentran atados a la técnica, a la necesidad de producir
bienes para poder subsistir. De allí que los artesanos, en tanto dependientes de
la técnica, en tanto hombres que no se dedican al ocio, al cultivo de la virtud,
sino al negocio, no puedan ser considerados ciudadanos para Aristóteles. Todo lo
cual pone de manifiesto la descalificación política que hace de la técnica, pues
claramente la considera un saber menor que nada tiene que ver con el ejercicio
de la virtud.
Con el advenimiento de la Modernidad se modifica profundamente la
cosmovisión que los hombres tienen de sí mismos, del mundo, de Dios, y por
supuesto también, del modo en que entienden a la política. Lejos de la
concepción aristotélica para la cual la política es la continuación de la ética en
tanto es una praxis que se encuentra orientada a la realización de la virtud del
ciudadano; el pensamiento político moderno entiende que existe una clara
división entre la ética y la política, entre lo privado y lo público. Esto es así
porque considera que las diferentes concepciones de la vida buena (la ética)
corresponden al ámbito de lo privado, mientras que al ámbito de lo público
corresponde la organización racional y regulativa del tráfico social, en tanto la
política es concebida como teckné, y en consecuencia, evaluada no en términos
de rectitud, sino antes bien, de eficacia.
Un claro ejemplo de esta concepción de la política que caracteriza al
pensamiento moderno es la que podemos encontrar en la Nueva Atlántida (1627),
obra de ficción pero también filosófica, en la que Francis Bacon plantea su utopía.
Una sociedad basada en el conocimiento, gobernada por expertos (miembros de la
Casa de Salomón) especialmente entrenados para recoger datos, realizar
experimentos y aplicar lo descubierto en objetos útiles para mejorar la vida de los
hombres. Es decir, una sociedad en la que el desarrollo científico- tecnológico es
lo fundamental, pues constituye la condición de posibilidad del progreso moral y
político. No es casual, en consecuencia, que para muchos Bacon sea uno de los
iniciadores de la posición que después devendrá en tecnocentrismo, en una
mentalidad que absolutiza de tal manera el papel de la tecnología que termina
subordinando otros ámbitos del saber y de la realidad a ésta.
En las antípodas de este tecnocentrismo banconiano y haciendo una fuerte
crítica a la fe en la razón y en el progreso en el que éste se funda, Rousseau
escribe su Discurso sobre el origen y los fundamento de la desigualdad entre los
hombres (1755). Obra en la que afirma que la desigualdad entre los hombres no
es natural, sino antes bien, política, es decir producto del advenimiento y
desarrollo de la civilización. Y es que para el ginebrino, en estado de naturaleza
los hombres son buenos, pues no se encuentran corrompidos por el progreso
material y científico-técnico2 que se produce a partir de la instauración de la
propiedad privada. Propiedad privada sobre la que se funda el sistema
capitalista y que Rousseau crítica profundamente, puesto que postula como ideal
político una sociedad de pequeños propietarios agrarios, igualitaria y pre-
capitalista, no afectada por el desarrollo de la ciencia y la técnica. Todo lo cual,
coloca al pensador ginebrino en la vereda de enfrente del proyecto científico-
tecnológico que con tanto énfasis impulsó la Ilustración.
En Ciencia y técnica como “ideología” (1968) el filósofo alemán Habermas
también cuestiona al proyecto ilustrado, denunciando que el tecnocentrismo en

2
Para ver de manera más explícita la crítica que Rousseau hace a la ciencia y a la técnica es interesante leer su
Discurso sobre las ciencias y artes.

14
el que éste ha desembocado constituye una nueva ideología3: la ideología del
capitalismo tardío. Ideología que al exaltar la “acción racional con respecto a
fines” busca poner bajo control a la sociedad, en tanto orienta la política no a la
realización de fines prácticos, sino a la resolución de cuestiones técnicas, es
decir a la prevención de disfuncionalidades y la evitación de riesgos que pudieran
amenazar al sistema capitalista (política como tekné),. Para poder salir de este
proceso de dominio social que caracteriza al capitalismo tardío, Habermas
entiende que es necesario recuperar la concepción de la política como filosofía
práctica, como un saber fundado en la “acción comunicativa”, en una
racionalidad dialógica. Racionalidad a la que apelamos cuando reconocemos a los
demás como interlocutores válidos, como individuos que poseen los mismo
derechos que nosotros y concebimos al diálogo como el camino más adecuado
para establecer consensos que permitan encontrar lo que es bueno y justo para
cada una de las partes involucradas en cada circunstancia. Todo lo cual, supone
la instauración de una democracia deliberativa, es decir de una democracia en la
que los ciudadanos a través de la argumentación, del consenso racional, sean
capaces de resolver sus conflictos de interés y de establecer ellos mismos sus
propias normas de convivencia
En una de sus obras fundamentales La condición humana (1958) la
pensadora alemana Hanna Arendt se suma a los filósofos que como Habermas
miran críticamente al desarrollo científico-tecnológico que se inicia en la
Modernidad. Época en la que afirma se invierte la preeminencia de la vita
contemplativa por la vita activa, porque a partir de entonces el pensamiento se
justifica en función del hacer. Sólo se consideran verdaderos los conocimientos
que puede ser comprobados mediante la experimentación, es decir los
conocimientos de tipo científico. Preocupada por las consecuencias que
semejante glorificación de la ciencia tiene en nuestro mundo contemporáneo en
tanto es la propia condición humana la que está en juego, Arendt sostiene que
este es un problema político de primer orden y, por lo tanto, no cabe dejarlo a
la decisión de los científicos o políticos profesionales. De lo que se trata es de
dar lugar al “discurso”, es decir pensar entre todos en lo que hacemos y eso es lo
que hace precisamente en su libro, en el cual reflexiona acerca de las tres
actividades fundamentales que hacen a la condición humana. Estas son:
Labor: es la actividad correspondiente al proceso biológico del cuerpo
humano, es decir la que está ligada no sólo a la supervivencia individual sino
también de la especie. La condición humana de la labor es la misma vida.
Trabajo: es la actividad que corresponde a lo no natural de la exigencia
del hombre, pues proporciona un “artificial” mundo de cosas. La condición
humana del trabajo es la mundanidad.
Acción: única actividad que se da entre hombres sin la mediación de cosa
o materia. La condición humana de la acción es la pluralidad.
Afirma Arendt que la pluralidad (condición fundante de la política) es la
condición humana más relevante, porque sólo los hombres en plural, o sea, los
que viven, se mueven y actúan en este mundo, experimentan el sentido debido a
que se hablan y se sienten unos a otros en tanto apelan al “discurso” y al
“pensamiento”. Sin embargo, según esta filósofa, en nuestras sociedades
actuales esta pluralidad se encuentra amenazada, porque el desarrollo científico

3
Por ideología Habermas entiende –siguiendo a la tradición marxista- falsa conciencia, es decir tanto una falsa
representación de la realidad como una representación funcional que sirve para justificar los intereses de
las clases dominantes. “Se hace pasar como real lo que es falso, lo que no es más que mera ilusión, para poder
dominar“, podríamos decir simplificando en una frase esta tesis

15
ha obligado a adoptar un lenguaje de símbolos matemáticos que apuesta por la
demostración y la comprobación, pero prescinde del discurso, del diálogo de los
hombres entre sí. Con lo cual es la misma condición humana, tal como la
conocemos hasta hoy por lo menos, la que se encuentra en peligro.
Ahora bien, hasta acá hemos ido reflexionando sobre todo respecto de uno
de los sentidos posibles en los que puede entenderse la relación entre ciencia y
política. Este sentido alude a la “política con base científica”, es decir al uso de
conocimiento científico aplicado a la toma de decisiones políticas, o dicho de
otro modo, a la concepción tecnocrática de la política. Concepción -que tal como
hemos explicado- se inicia en la Modernidad, tiene en Bacon a uno de sus más
claros exponentes y en Aristóteles, Rousseau, Habermas y Arendt a algunos de
sus más sagaces críticos.
Nos interesa ahora adentrarnos en el otro sentido posible. Este es el que
se expresa bajo la denominación “política de ciencia” y alude a los programas
y/o las medidas políticas que se implementan para incentivar, regular o
controlar las investigaciones científicas y sus posibles impactos en la sociedad.
De acuerdo con el planteo de Mitchan y Briggle en el artículo “Ciencia y política:
perspectiva histórica y modelos alternativos” (2007), en relación a este segundo
sentido, también podemos encontrar concepciones muy diferentes sobre la
relación entre ciencia y política, las cuales pueden sintetizarse en cinco modelos
idealizados. Estos son:
1) Modelo lineal o de ciencia autónoma: postula que la ciencia y la
técnica deben ser independiente de la política, que sólo los científicos
deben definir su agenda de investigación, en tanto son éstos –tal como
impulsó Bacon- quienes mejor saben cómo su trabajo puede beneficiar
a la sociedad.
2) Modelo de mercado: en éste es la dinámica de la demanda de los
consumidores y los beneficios de las empresas quien dictamina las
investigaciones científico-técnicas que deben llevarse a cabo.
3) Modelo de los grupos de interés: el cual postula que los intereses
particulares en conflicto deben hacer uso de los procesos políticos,
sobre todo a través de representantes electos, para competir por el
poder capaz de controlar la configuración de la agenda de
investigación.
4) Modelo ciudadanos: plantea la necesidad de que los ciudadanos se
involucren, participen y discutan sobre las políticas de ciencia, a fin de
poder incidir ellos también en la agenda de investigación y en el
control de los impactos tecnológicos en la sociedad.
5) Modelo del rey filósofo: este enfoque sería similar al del modelo lineal,
pero en lugar de ser los científicos los que tengan el poder de decisión
y control, serían los filósofos, dado los importantes y sumamente
controvertidos temas éticos asociados al desarrollo científico-
tecnológico.
Dentro de este marco de reflexión de “política de la ciencia” y sin pasar
por alto los posibles retrocesos sociales que puede traer aparejado el progreso
técnico, el epistemólogo argentino Mario Bunge cuestiona en un capítulo de su
libro Sistemas sociales y filosofía (1995) a las posiciones tecnofóbicas tan
presentes en la historia de la filosofía. Para él, sin duda, el nivel alcanzado por
la técnica en un Estado es un indicador de su grado de desarrollo. Esto no quiere
decir, sin embargo, que el desarrollo técnico sea en si mismo positivo, ni que la
técnica sea políticamente neutral como algunos pretenden. Es claro que la
tecnología tiene sus dueños y beneficiarios y que su impacto social puede ser

16
positivo como negativo. En consecuencia, una sociedad que se precie
democrática lo que debe hacer es procurar que la técnica, que hasta ahora ha
sido en gran medida propiedad privada, se convierta en un bien público y se
someta a controles democráticos. Sólo de este modo, entiende Bunge, puede ser
disfrutada por el mayor número de personas y se pueden evitar sus usos
antisociales.
En línea con el planteo de Bunge, en el artículo “Convergencia entre
tradiciones: evaluación de tecnologías y acción política” de González García se
considera que la tecnología no es neutral, que tiene un alto impacto en nuestras
actuales sociedades, y que por tanto, es necesario un control político
democrático de las innovaciones tecnológicas. En tal sentido, el texto da cuenta
de algunas propuestas, que no sólo promueven la evaluación de tecnologías y el
desarrollo de políticas científico-tecnológicas por parte de las instituciones
estatales, sino que además, abogan por convertirlas a éstas en procesos abiertos
a la participación de la ciudadanía.
En “Políticas científicas y tecnológicas: guerras, ética y participación
ciudadana”, León Olivé también entiende que es indispensable la participación
pública en las discusiones y toma de decisiones sobre política científica y
tecnológica. Considera que esto debe ser así en una sociedad democrática,
porque aunque ni el conocimiento científico ni el conocimiento técnico se
validen democráticamente, en circunstancias en que estos suponen un alto
impacto social (por ej. en relación al impacto ambiental ) sí es deseable que al
juicio de los expertos se sume la opinión de la población.
El mismo León Olivé en otro artículo que se titula “Los desafíos de la
sociedad del conocimiento: cultura científico-tecnologica, diversidad cultural y
exclusión” mira con inquietud la tendencia a la homogenización que los procesos
de globalización de la actual sociedad del conocimiento poseen. Desde su
perspectiva estos procesos son fuente de violencia y exclusión, en tanto pasan
por alto la diversidad cultural que existe en el planeta, y aún más, que existe
dentro de un mismo país. Así, de hecho, sucede en los países de Latinoamérica,
en los que conviven varias culturas, aunque no en estado de equidad, pues las
culturas originarias permanecen aún en gran medida al margen del desarrollo
científico-tecnológico. Urge, en consecuencia, incluirlas, pero no a costa de que
éstas pongan en riesgo su identidad cultural, sino antes bien, a partir de
reivindicar el derecho de estos pueblos a la participación en la generación y
usufructo del conocimiento. Lo cual debe entenderse como el derecho al acceso
a la educación y a los medios necesarios para desarrollar los sistemas
tecnocientíficos apropiados para la explotación racional y sostenible de los
recursos naturales de estos pueblos.
Finalmente, preocupado también por el modo en que el progreso
científico-tecnológico se lleva a cabo en las sociedades democráticas, Edgardo
Lander en el capítulo I de su libro La ciencia y la tecnología como asuntos
políticos. Límites de la democracia en la sociedad tecnológica (1992) se propone
mostrar por qué los asuntos científico-tecnológicos deben ser tratados como
asuntos políticos. Para ello comienza dando cuenta del modelo científico
tecnológico de Occidente al que caracteriza de universalista, naturalista y
determinista. Agrega, además, que este modelo que cuestiona cualquier intento
político de control, regulación o participación respecto de la ciencia y la técnica,
ha sido hegemónico desde la Ilustración y aún hoy en día constituye un elemento
esencial del pensamiento neoliberal y tecnocrático. Sin embargo, considera que
a partir de la Segunda Guerra Mundial se han ido generando reacciones críticas
contra éste, las cuales han permitido mostrar que las decisiones científico-

17
tecnológicas constituyen problemas políticos medulares en nuestras actuales
sociedades. En este sentido, afirma que lo que ha incidido más globalmente en el
surgimiento de exigencias de algún tipo de control o regulación del desarrollo
científico-tecnológico, ha sido el reconocimiento de las amenazas que para la
vida en el planeta representa la actividad destructiva del hombre. Todo lo cual,
ha dado lugar al nacimiento de una “nueva conciencia colectiva” que se expresa
tanto en el uso de los elemento tradicionales del sistema democrático para
intentar incidir sobre determinadas decisiones tecnológicas (apelaciones a la
corte, carta a los representantes, actividad de lobby, etc) como a través de las
llamadas nuevas formas de hacer política asociada con los nuevos movimientos
sociales (movimientos ecológicos, movimientos indígenas, etc). Existe incluso –
según nos muestra Lander- una vertiente importante de esta “nueva conciencia
colectiva” que aboga por el desarrollo de tecnologías alternativas o blandas.
Tecnologías que sean consistentes con un ideal de sociedad verdaderamente
democrática, es decir participativa, descentralizada, con una relación armónica
y sostenible a largo plazo con la naturaleza, en la cual se recuperen los valores
espirituales del hombre que se considera han sido aplastados por el materialismo
de la sociedad de consumo.

ACTIVIDADES PROPUESTAS

1- TECNOCRACIA
Problemas filosóficos: ¿Debe dejarse a la política sólo en mano de los expertos?
¿Son los asuntos políticos reductibles a problemas de gestión y administración
gubernamental?
Textos sugeridos del manual: La Nueva Atlántida de Bacon. Ciencia y técnica
como “ideología” de Habermas. La condición humana de Arendt
Actividad:
1. Leer El Proceso de Kafka y 1984 de Orwell a la luz de la cuestión de la
política como tecnocracia.
2. Discutir en torno a si pueden considerarse o no a los regímenes totalitarios
como el nazi, el fascista, el estalinista y el llevado a cabo por el Proceso
de Reorganización Nacional en nuestro país como ejemplos de regímenes
tecnocráticos.
3. Poner en consideración la relación entre neoliberalismo y tecnocracia.

2- DE UTOPÍAS Y DISTOPÍAS

Problema filosófico: ¿Contribuyen la ciencia y la tecnología al progreso moral y


político de las sociedades humanas?
Textos sugeridos del manual: La Nueva Atlántida de Bacon. Discurso sobre el
origen y los fundamento de la desigualdad entre los hombres de Rousseau.
Actividades sugeridas:
1) Leer los textos de Bacon y Rousseau. Pedir que los alumnos elaboren un
diálogo entre estos, en el cual discutan sobre el problema filosófico
propuesto.
2) Ver las películas “Blade Runner” de R. Scott y “Gattaca” de A. Niccol
como ejemplos de distopías, es decir como contracaras de la utopía de
Bacon. (Un interesante texto complementario para este tema es: “El
estado falso-positivo como subversión Blade Runner y Gattaca, distopías
de control y segregación” en
http://www.artlies.org/article.php?id=1817&issue=63&s=1 )
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3- EL PUEBLO QUIERE SABER DE QUE SE TRATA

Problema filosófico: ¿La toma de decisiones sobre la política científico-


tecnológica es un asunto que le compete sólo al Estado o debe la ciudadanía
participar activamente?
Textos sugeridos del manual: “Convergencia entre tradiciones: evaluación de
tecnologías y acción política” de González García. “Políticas científicas y
tecnológicas: guerras, ética y participación ciudadana” de León Olivé.
Actividades sugeridas:
1) Hacer que los alumnos investiguen sobre los orígenes, desarrollo y
resolución del conflicto que se desató en Gualeguaychú a raíz de la
instalación de la papelera Botnia, poniendo el acento en el rol que jugó la
Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú.
2) Dividir a los alumnos en dos grupos y pedirles que un grupo elabore
argumentos a favor del rol que jugó esta Asamblea en este conflicto y que
el otro elabore argumentos en contra. Tratar de centrar esta discusión en
torno al problema filosófico propuesto.

4- ¿MODERNIDAD VS TRADICIÓN?

Problemas filosóficos: ¿El progreso científico- tecnológico es necesariamente


contrario a la preservación del medio ambiente y de las identidades culturales
ancestrales?
Textos sugeridos del manual: “Los desafíos de la sociedad del conocimiento:
cultura científico-tecnologica, diversidad cultural y exclusión” de Olivé. La
ciencia y la tecnología como asuntos políticos. Límites de la democracia en la
sociedad tecnológica de Lander.
Actividades sugeridas:
1. Pedir a los alumnos que busquen en los diarios y/o internet ejemplos que
den cuenta de cómo el desarrollo científico-tecnológico puede afectar a la
preservación del medio ambiente y al respeto a las identidades culturales
ancestrales.
2. Hacer que discutan en grupo alguno de los ejemplos elegidos a la luz del
problema propuesto y que tomen posición.

EJE 2 – Las máquinas, ¿nos ayudan a vivir mejor?

Este eje de la Olimpíada busca reflexionar acerca de la pregunta por el


sentido del cambio tecnológico que caracterizó al siglo XX y los albores del XXI
mostrando las controversias, divergencias y debates que se abrieron a partir de la
relación entre ética y tecnología. El desarrollo tecnológico alcanzado en la
actualidad presenta una serie de problemas de índole moral. El inicial optimismo
moderno que anunciaba el progreso indefinido de la humanidad gracias a la
ciencia y la tecnología, se vio oscurecido hacia el siglo XX por sus impactos
negativos: las armas de destrucción masiva, los desastres ecológicos, la
ampliación de brechas sociales, la manipulación genética, el hiperindividualismo a
partir de las conveniencias personales, etc. Toda posición ética posee, por detrás,
una mirada antropológica que la sustenta, por lo que antropología, ética y
tecnología irán de la mano en el recorrido transversal de este eje.

19
En “El cambio tecnológico: cuatro apuntes desde la Filosofía”, el filósofo
español Ignacio Quintanilla Navarro propone que el tema nuclear de nuestra época
es la técnica y la Filosofía debe encargarse de aclarar y rememorar las
controversias surgidas en torno al alcance y el sentido del cambio tecnológico en
la historia de la humanidad. Los rasgos definitorios de nuestra época serían: a) la
innovación tecnológica se consume directamente en los hogares; b) nuestra
tecnología deja de depender, virtualmente, de combustibles y materiales
concretos; c) surgen las actuales tecnologías de la información como sector
tecnológico dominante; d) la tecnología, y no la ciencia, comienza a generar las
metáforas y modelos básicos para nuestra epistemología y comprensión del
mundo; e) surgen las actuales tecnologías biológicas y psicológicas con las que se
pierde la noción de ámbitos de la realidad no manipulables tecnológicamente. A
partir de este supuesto, el autor procurará presentar las controversias esenciales
que, sobre el cambio tecnológico, ha perfilado la Filosofía contemporánea,
prestando atención a dos de ellas: la referida al momento fundacional que se
concibe para la técnica humana y la referida a una posible evaluación moral del
cambio tecnológico humano en su conjunto.
El origen del término técnica proviene de téchne que suponía una actividad
intencional normalizadora, lo que dio como resultado la comprensión de este
término como actividad del que fabrica (condición connatural al hombre e
invariable a lo largo del tiempo) y como los artefactos que maneja una sociedad
(que necesariamente han de variar e integrar en alguna dinámica de
transformación). Esto produce, entonces, una primera polaridad argumental entre
quienes defienden la tecnología como corolario de la ciencia y quienes entienden
la técnica como factor esencial de todas las transformaciones sociales. Para evitar
caer en reduccionismos, Quintanilla Navarro asume que entre la dimensión
tecnológica de una sociedad y todas sus dimensiones básicas (economía, ciencia,
política, religión, arte) se configura un entramado de interacciones causales
recíprocas y múltiples muy complejo en el que cualquier elemento puede actuar
en un momento dado como causa y en otro como efecto. La pregunta clave
respecto del comienzo del cambio tecnológico se plantea de este modo: la técnica
sobre la tierra, ¿es anterior, estrictamente simultánea o posterior a la condición
humana? La respuesta abre distintas opciones. La 1ª, sostenida por ejemplo por
Heidegger, entiende la condición humana, el habitar humano como anterior a la
técnica. La 2ª opción, representada por ejemplo por Ortega y Gasset, la condición
humana y la acción técnica no son sino aspectos correlativos de una misma
situación espiritual ante las cosas, por lo cual había una simultaneidad entre
condición humana y técnica. La 3ª opción ubica el comienzo del relato tecnológico
con anterioridad a la condición humana pues ya en el reino animal habría cierta
propensión al artefacto y la herramienta. El filósofo español intentará dar crédito
a la posición defendida por Ortega.
Finalmente, frente a aquellas posturas que defienden el neutralismo moral
de la tecnología, propone cinco principios (con el nombre de los autores que los
inspiraron):
1. El principio Dessauer. El postulado de neutralidad tecnológica priva a la
acción técnica humana de una dignidad epistemológica y moral que, de
hecho, tiene.
2. El principio Aristóteles. A la hora de evaluar el cambio tecnológico debe
distinguirse la valoración con arreglo a lo legítimo y la valoración con
arreglo a lo bueno.
3. El principio Berdiaev-Ellul. Es lógicamente incoherente y moralmente
injustificable la pretensión de perfeccionar la naturaleza circundante al

20
hombre sin abordar, también, el problema del perfeccionamiento de la
naturaleza inherente al hombre.
4. El principio Mumford-Lewis. Lo que llamamos poder del hombre sobre la
naturaleza es siempre, también, el poder de ciertos hombres sobre otros
hombres valiéndose de la naturaleza.
5. El principio Jonas. No es imposible que la naturaleza tenga derechos.

Por su parte, Carl Mitcham en “De la tecnología la ética: experiencias del siglo
XX, posibilidades del siglo XXI” hace un recorrido por la experiencia de la
tecnología del siglo pasado y a partir de este contexto plantea las cuestiones
tecnoéticas resultantes. Así, para el autor la principal justificación ética de la
tecnología moderna a lo largo del siglo XX fue la conquista de la naturaleza y la
promoción de la humanización como búsqueda de la libertad. De este modo,
aunque el siglo XX se inició con una fe casi incondicional en la probidad moral de
la tecnología, la última parte del siglo fue testigo de la emergencia, incluso
dentro de la comunidad tecnocientífica, de una serie de preguntas dirigidas al
humanismo tecnológico donde se sostenía la crítica al cambio tecnológico como
fomento de una forma de deshumanización subordinada a los cálculos de la razón
instrumental.
A posteriori de la 2ª guerra mundial, las discusiones éticas giraron en torno a
las pruebas con armas nucleares, la capacidad destructora del uso excesivo de
pesticidas, los límites de la inteligencia artificial, temas de salud ambiental y
ética biomédica, los límites de la privacidad desde el uso de la tecnología, la
pérdida de la biodiversidad, la clonación y el cambio climático global. Las
respuestas prácticas a esta gama de cuestiones tecnoéticas se pueden encontrar
tanto en la comunidad científica y técnica profesional como en el proceso de toma
de decisiones de política pública. Las respuestas teóricas y filosóficas intentaron,
por un lado, realizar una valoración global u holística de la tecnología moderna
como un modo de transformación de la condición humana (Ortega y Gasset,
Heidegger, Hans Jonas); por otro lado, en el consecuencialismo (Mill) la corrección
o incorrección de la acción depende la bondad o maldad de sus consecuencias en
los resultados, y en el deontologismo (el imperativo categórico kantiano) la
corrección o incorrección son percibidos como valores independientes de ciertas
acciones.
A pesar de las limitaciones, tanto prácticas como teóricas, de las respuestas a
los retos éticos que la tecnología plantea, el siglo XXI ha comenzado con una
nueva idea de la relación entre tecnología y ética, desde, por lo menos, tres
áreas: la filosofía, los estudios de ciencia y tecnología, y el ámbito de la política
de ciencia y tecnología. En este sentido, la reflexión ética crítica será para
Mitcham un modo eficaz de resolver estos asuntos.

Según lo que expresa Ricardo Maliandi en Ética: dilemas y convergencias, para


entender la situación tecnológica en la que estamos inmersos también hay que
pensar en el sentido de la técnica en general. Dice el filósofo argentino que la
tecnología es una forma (altamente sofisticada) de la técnica y que, por lo tanto,
si bien toda tecnología es técnica, no toda técnica es tecnología. Toda técnica
contrapone lo natural y lo artificial y este concepto está ligado al de límite, de
modo tal que se puede definir la técnica como una compensación de los límites
naturales del hombre y por ello la paleoantropología muestra su carácter
compensatorio y ambivalente. Fue Arnold Gehlen quien describió la técnica como
la manera en que le hombre compensa su natural menesterosidad biológica, y ya
desde el hacha de piedra la técnica, a lo largo de todo su desarrollo, produce

21
instrumentos que tanto pueden favorecer la vida como perjudicarla o, incluso,
destruirla. Respecto de su carácter compensatorio, muestra Maliandi que la
elaboración de recursos artificiales permite recobrar el desequilibrio inicial
ecológico de la especie humana pero, a la vez, da lugar a un nuevo desequilibrio
pero etológico. Esto significa que se rompe el equilibro natural (presente en casi
todas las especies animales) entre los instintos de agresión intraespecífica y los de
inhibición de esa agresión. Se da una situación paradójica pues al recuperarse el
equilibrio ecológico se rompe el equilibrio etológico: la posibilidad de dar muerte
a los congéneres se acrecienta y se multiplica con la invención y la disponibilidad
de armas artificiales (hachas, lanzas, flechas, etc.), en una especie (como la
humana) cuyos instintos inhibitorios de la agresión son relativamente muy débiles.
Los etólogos explican la génesis de la moral como el intento cultural de recobrar
aquel equilibrio, mediante un sistema, cada vez más intrincado, de
recriminaciones y sanciones sociales que dieron lugar asimismo a la política y al
derecho. Es decir, así como la técnica cumple la función protética de compensar
los defectos orgánicos, la moral cumpliría una función compensatoria de los
defectos instintivos en el área inhibitoria de la agresión intraespecífica,
potenciando además valores extramorales (hedónicos, estéticos, religiosos, etc.).
Para Maliandi la técnica no es neutra sino ambivalente, ya que axiológicamente
es, a la vez, buena o útil y mala o nociva.
Las dos formas más avanzadas de la tecnología parecen ser la genética y la
informática, y su exacerbación revela también su fragilidad, por lo tanto es una
situación paradojal. Manejamos cada vez más aparatos, pero cada vez es mayor
nuestra ignorancia acerca de cómo funcionan. Al mismo tiempo la nueva
tecnología se hace cada vez más imprescindible y cada vez más amenazadora.
Dado el doble carácter de la tecnología ¿debemos estimular o detener su
desarrollo? Esta pregunta supone, obviamente, el carácter conflictivo de la
tecnología. ¿Cuál será, se pregunta Maliandi, el principio ético que nos permita
una propuesta razonable frente a ese conflicto? Definitivamente tal principio no
puede encontrarse ni en el escepticismo, ni en el relativismo ni en el
irracionalismo. El autor se acerca, en realidad, al paradigma de la convergencia
en la medida en que afirma el carácter dialógico y bidimensional de la razón, el
pluralismo de principios, la diversidad de perspectivas racionales y el diálogo
crítico para la resolución de conflictos. Tanto la ciencia como la técnica, la
tecnología y la tecnociencia, constituyen, en definitiva, también formas de poder,
y por eso la ética no puede ser ajena a ellas. El problema principal que plantea
Maliandi vinculado con esto se escinde, a la vez, en dos conceptos: la eticidad de
la ciencia y la cientificidad de la ética. La ciencia, entonces, no puede prescindir
de sus implicaciones éticas y existe una fundamental responsabilidad moral del
científico y del tecnólogo frente a la humanidad en su conjunto.

En Tierra Patria, Edgar Morin señala las dificultades de la actual economía


de mercado que parece oscilar entre crisis y no crisis, desórdenes y re-
regulaciones, trayendo mejoras en el nivel de vida pero, a la vez, perturbaciones
en el modo de vida. El crecimiento económico crea no sólo un proceso multiforme
de degradación de la biosfera, sino también un proceso multiforme de
degradación de la psicoesfera, de nuestras vidas mentales, afectivas y morales.
Morin introduce la tesis de la agonía planetaria, dada por el desarrollo tecnológico
que se manifiesta en una serie de desórdenes: el desorden demográfico mundial,
la crisis ecológica, la crisis de desarrollo del modelo capitalista occidental, el
problema cultural/civilizacional, la balcanización del planeta, el desmigajamiento
generalizado en Estados nacionales poliétnicos, los diferentes antagonismos de las

22
religiones, de las democracias y las dictaduras, entre el Norte y el Sur, la crisis
universal del futuro fundamentalmente por la pérdida del carácter providencial de
la tríada ciencia/tecnología/industria, la destrucción de las solidaridades locales.
Por ello, para Morin, el desafío es enfrentar dos comandos contradictorios: salvar
la extraordinaria diversidad cultural que ha creado la diáspora de la humanidad y,
a la vez, alimentar una cultura planetaria común a todos.
¿Vamos hacia la crisis mundial del desarrollo? Como sea, según Morin, es
preciso rechazar el concepto subdesarrollado del desarrollo, que hacía del
crecimiento tecnoindustrial la panacea de todo desarrollo antroposocial, y
renunciar a la idea mitológica de un progreso irresistible en aumento hasta el
infinito. Nuestro devenir está animado por la doble dinámico del desarrollo de las
ciencias y las técnicas que se alimentan mutuamente entre sí, esta dinámica
impulsa el desarrollo industrial y el desarrollo civilizacional, que a su vez la
estimulan, sobre el globo. Esos desarrollos y esas expansiones son las que
provocan, como contraefectos retroactivos, las balcanizaciones, las
heterogenizaciones, las desorganizaciones, las crisis de hoy en día. Por ello, la
tesis de Morin es que la tecnociencia es nudo y motor de la agonía planetaria. Y la
agonía de muerte/nacimiento es quizá la vía, infinitamente riesgosa, hacia una
metamorfosis general, con la condición de que se tome conciencia, precisamente,
de esa agonía.

En Ciencia incierta, Mario Heler muestra el camino que condujo a la ciencia


a ser considerada un conocimiento de excelencia epistemológica. Uno de los
bastiones clave de la ciencia (bajo su fundamentación y justificación moderna) fue
el concepto de método, única garantía de la validez del conocimiento. La verdad
obtenida será, entonces, objetiva, necesaria y universal, intersubjetivamente
válida. Así, la racionalidad es el resultado de aplicar el método científico y a su
vez el método es lo decisivo en la búsqueda de la verdad. Esta conformación de la
versión hegemónica de la ciencia identificó, entonces, la excelencia
epistemológica con las virtudes de un método científico (el método hipotético-
deductivo) en donde la deducción de conclusiones sobre hechos observables, a
partir de la hipótesis, permitiría contrastar con la experiencia y obtener pruebas
acerca de si la hipótesis logra dar cuenta del problema (verificación o
confirmación) o no lo logra (refutación o falsación).
Ahora bien, ¿por qué se aceptan hipótesis como verdaderas o se las
rechaza? La respuesta oficial traslada el punto crucial de la validación de hipótesis
desde la contrastación con los hechos a la decisión de la comunidad científica.
¿Cuáles son los parámetros o criterios de la comunidad científica para aceptar una
hipótesis? Una comunidad científica acepta o rechaza una hipótesis en función del
paradigma que rige a la ciencia en un momento determinado. El paradigma
incluye una teoría, aplicaciones y modelos de la teoría, procedimientos de
investigación, modos de seleccionar, plantear y resolver problemas, técnicas
instrumentales, además de las ideas filosóficas y hasta cierta concepción
metafísica. La vigencia de un paradigma constituye la ciencia normal hasta que
una crisis derive en una revolución industrial que instaure un nuevo paradigma y,
por lo tanto, nuevos parámetros para decidir cuando una hipótesis es aceptable o
no. A partir de esta base, Heler se dedica a justificar la idea de que la ciencia es
una práctica y un campo social, un juego que tiene sus reglas, su ámbito de
dominación y poder, y que la definición dominante de ciencia, en un momento
determinado, proporciona las orientaciones que llevan a la comunidad científica a
una decisión.

23
Sin embargo, ni la apelación al testimonio de los hechos, ni el consenso
logrado por efecto de la fuerza de los argumentos en el marco del paradigma
vigente en una comunidad científica, ni la consideración de la ciencia como un
campo social, ni el criterio de plausibilidad, son elementos que brinden garantías
plenas de verdad en el conocimiento científico. Por ello Heler apela a la cuestión
de la utilidad social de la ciencia; pero se presenta el siguiente interrogante: ¿es
secundaria -como ha pretendido la historia oficial- la garantía de utilidad que
brinda el conocimiento científico? Y, si no lo es, ¿qué implicancias y consecuencias
acarrea? La verdad científica es una verdad útil, sostiene Heler, por hacer factible
el control exitoso de los fenómenos a través de la predicción, y la ciencia
moderna -convertida en tecnociencia- extiende al máximo su exploración de las
posibilidades de soluciones a problemas prácticos. Por consiguiente, la
superioridad del saber científico radica en que, a diferencia de otros saberes
alternativos, provee una verdad útil sistemáticamente desarrollada y explorada al
máximo de sus posibilidades teórico-prácticas. Es por ello que la tecnociencia es
la encargada de la producción social del conocimiento con utilidad social; y esta
utilidad radica en que sus productos brindan la capacidad (el poder) para
solucionar problemas prácticos a través de la capacidad de predicción de los
fenómenos y la eficiencia.

En el texto “El problema de la neutralidad en la ciencia y la técnica”,


Mónica Giardina se propone mostrar que están estrechamente vinculados los
planos de la neutralidad de la ciencia, tanto desde el punto de vista del
conocimiento (en el que la ciencia se asocia a la objetividad) como desde el punto
de vista ético (en el que se enlaza con la responsabilidad del hombre de ciencia).
Los que defienden la neutralidad cognoscitiva de la ciencia sostienen que ciencia
y tecnología constituyen la forma más racional, objetiva y exacta que puede
asumir el conocimiento. Los que defienden la neutralidad moral de la ciencia
sostienen que lo susceptible de un juicio de valor negativo respecto de la ciencia
será el uso que se le asigne y por lo tanto ya no depende del conocimiento en sí
mismo. El ejemplo del martillo ilustra este aspecto: esta herramienta puede servir
tanto para clavar clavos como para hacer daño, pero no sería en sí mismo malo
sino que tal calificación moral depende del uso que se le de (y de quien lo use por
supuesto). Para los defensores de la neutralidad, marca Giardina, lo teórico y lo
práctico son contextos separados y la legitimidad racional del conocimiento
científico y la técnica perteneces a una esfera incontaminada de los avatares
históricos, mientras que el ámbito de aplicación de las mismas se determina por
intereses ajenos a la esfera cognoscitiva.
La autora destaca la respuesta de Heidegger de afrontar con serenidad la
época actual diciendo inevitablemente “sí” al uso de los objetos técnicos y al
mismo tiempo decir “no” a su imposición acrítica, y la respuesta de Vattimo
acuñando la idea del pensamiento débil en alusión al debilitamiento de los férreos
sistemas conceptuales y metafísicos de la racionalidad instrumental. Y con ello
muestra la región incierta y la desmitificación en la que comenzaron a coexistir la
ciencia, el arte y la verdad a comienzo de milenio, evidenciando la necesidad de
un pensar meditativo para abordar la conflictividad y la ambigüedad de la ciencia.
En la misma línea de análisis, Esther Díaz y Silvia Rivera en “La actividad
científica y su insoportable carga ética” expresan que no existe prácticamente
ninguna actividad humana exenta de valoraciones, la ciencia incluida. Por ello se
debe instalar la discusión valorativa en el origen mismo de la investigación
científica, pues la normatividad científica no solamente es del orden del
conocimiento y la técnica sino que entraña también una axiología.

24
Sin que sea exclusivamente una novedad, fue Hans Reichenbach quien
propuso la distinción (criticada por las autoras) entre contexto de descubrimiento,
que no tiene posibilidad de validación racional, y contexto de justificación, objeto
de análisis de la epistemología. Pero a partir de Wittgenstein, Nietzsche, Kuhn y la
hermenéutica, entre otros, esta artificiosa separación resulta indefendible. La
tesis de las autoras es que en la presente reflexión se tiende a una epistemología
ampliada a la reflexión ética y político-social, en la que no sólo se considere el
proceso de invención de teorías y su posible (y discutible) justificación sino
también su carga axiológica, y la interacción institucional y social en la que se
producen la investigación científica y la prevención tecnológica. Así, partiendo de
una clasificación que hace Javier Echeverría, se distinguen cuatro contextos:
a) Contexto de educación. El proceso científico es una práctica constitutiva de
sujetos, una acción normalizadora que también potencia la independencia,
la comunicabilidad y la crítica.
b) Contexto de innovación. La actividad científica, que tradicionalmente se
había considerado del orden del “ser”, en realidad está continuamente
mediatizada por el “deber ser”.
c) Contexto de evaluación. Es una instancia de justificación científica en la
que el éxito o el fracaso de una teoría dependen, además de los valores
tradicionales, de la eficacia y rentabilidad de los proyectos.
d) Contexto de aplicación. En la actualidad ya no se puede omitir que la
tecnología forma parte del proceso tecnocientífico mismo, porque toda
investigación científica “básica” está condicionada a su posible
transferencia tecnológica.
En fin, otra racionalidad es posible, se trata de pensar desde otro lugar,
racional pero histórico, encarnado, constituido desde las prácticas y los discursos,
rescatando una verdad consensuada según criterios sociales, culturales, epocales y
surgida desde los dispositivos de poder. Podrá entenderse, así, que los objetivos
de la ciencia surgen a partir de valores previos y éstos, a su vez, se gestan en las
formas de vida de las que provienen los saberes verdaderos como la ciencia.

Partiendo metafóricamente del trabajo de los alquimistas, en “La ciencia


después de la ciencia” Esther Díaz señala que en la nueva etapa cognoscitiva que
caracteriza a la actualidad el cuerpo mismo se está desvaneciendo. El deseo de
perpetuidad preocupó, desde siempre a la sociedad humana, y los alquimistas
creyeron encontrar la piedra filosofal para vencer la muerte, a pesar de que
somos los únicos seres vivos conscientes de nuestra finitud. Y la ambición de los
alquimistas fue retomada por los científicos y técnicos modernos, mediante el
accionar de una racionalidad científica que busca mayores beneficios a menores
costos. Y la ciencia contemporánea encontró la panacea universal con sus
múltiples éxitos en el campo de la salud, entonces la razón científica
transformada en razón instrumental brinda los medios para la eficacia económica,
la extensión de los ciclos vitales y la desaparición del dolor. El problema es
¿cuántos y quiénes pueden acceder a la excelencia de esos medios?
El actual sujeto posmoderno es un sujeto concreto, histórico y sin
objetividad universal, un sujeto cambiante atado a la virtualidad en el que la
desaparición del cuerpo se profundiza con la eclosión de los medios masivos y la
técnica digital. En la dimensión mediática somos sujetos sin certezas, sujetos
sujetados a las pantallas, sometidos a un corte de electricidad. Lo curioso es que
estas formas de desaparición del cuerpo no implicaron la desaparición del deseo.
Cada época va configurando qué es lo deseable y de qué modo es preferible
acceder a ello. Nuestra época está condicionada por una episteme tecnocientífica

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y mediática que construye objetos de deseo mediatizados, signados por las
técnicas electrónicas y digitales. Es cierto entonces que la tecnociencia colabora
para que se desvanezca nuestra antigua noción de cuerpo, pero no es menos
cierto que crea otras formas de deseo; un deseo atrapado en la red de redes, en
los cables telefónicos, en las innumerables pantallas, donde se trata de ver y
escuchar más que de tocar.

Asimismo en su texto Entre la tecnociencia y el deseo, la misma Esther Díaz


afirma que el deseo, en sí mismo, es polimorfo y múltiple, y nada tiene que ver
con las codificaciones que lo encorsetan. El poder codifica al deseo tanto para
tornar más fácilmente gobernables a los sujetos como para volverlos dóciles a las
leyes de mercado y a los intereses del poder en general. Vinculado con esto,
entonces, Díaz propone la hipótesis de que la legitimación de las teorías y las
innovaciones tecnociéntificas no emanan de los métodos ni de la lógica, menos
aún de la ética, sino que surge y se consolida desde el mercado. El pansexualismo
o la inflación de la sexualidad a la que asistimos comenzaron a gestarse, en
realidad, en la modernidad desde fines del siglo XVIII y eclosionó en el XIX, pero
en la actualidad se entreteje con la proliferación mediática y digital, el virus del
sida, el desarrollo dela biotecnología y la desaparición del cuerpo detrás del sexo
virtual. Bajo ciertas categorías de Foucault Esther Díaz se propone hacer una
epistemología del deseo mostrando que quienes comenzaron a preocuparse por el
deseo sexual de las personas lo hicieron con la intención de domesticar para
explotar, vigilar para normalizar y castigar para amaestrar. Pero el dispositivo de
sexualidad, como cualquier otro que tenga que ver con el poder, suele
independizarse de la voluntad de los sujetos que lo pusieron en marcha,
produciendo un plus no querido ni buscado conscientemente, estimulando lo que
aparentemente se quería reprimir. De este modo, una vez que se pone en marcha
el ejercicio del biopoder con discursos, normas, planificaciones y prácticas que
circulan por la sociedad y brotan desde ámbitos jurídicos, escolares, familiares,
religiosos, mediáticos, morales, tecnocientíficos y gubernamentales, se producen
dos afluentes de efectos: los buscados (constituir sujetos dóciles, manejables,
rentables, intercambiables y descartables) y los no buscados (producir sexualidad,
multiplicar las representaciones del deseo, intensificar o subvertir los deseos
tradicionales). Por eso en el banquete posmoderno percibimos una desatanización
del deseo sexual en este homo virtualis, sujeto expandido y fragmentado al mismo
tiempo, sujeto sujetado a diversas prácticas virtuales con sus pro y sus contra.
En un anexo de este libro Esther Díaz brinda algunos conceptos elementales
del pensamiento científico: desde las etapas canónicas de la investigación
científica a las características del conocimiento científico (claro y preciso,
provisorio, objetivo, controlable, descriptivo, explicativo y predictivo, metódico y
sistemático, viable, crítico y analítico, lógicamente consistente, unificado,
fecundo); desde la clasificación de las ciencias (formales y fácticas) ala
diferenciación entre metodología de la investigación científica y epistemología; de
los métodos clásicos de validación en ciencias naturales (inductivismo, hipotético-
deductivo y falsacionismo) a la discusión sobre las ciencias sociales y el poder.

En Posmodernidad Esther Díaz define la “posética” a una nueva relación


entre los hombres y los valores, evidenciando cómo se modificó la moderna
pregunta “¿qué debo hacer?” por “¿qué me conviene hacer?”. Y la respuesta es
hipotética: actuar según lo que se desea obtener. Morales hoy son polivalentes,
multifacéticas, mudables, consensuales. Incrementan la legitimidad de los
derechos individuales y, correlativamente, corroen el deber universal.

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Tomando algunas ideas de la ética indolora e individualista que propone
Lipovetsky, y las nociones de Fukuyama acerca de la búsqueda de reconocimiento
y el progreso científico-tecnológico propios del capitalismo posindustrial, Esther
Díaz intenta responder las siguientes indagaciones: nuestras convicciones morales,
¿responden a una idea de justicia elaborada por cada uno de nosotros o copian las
consignas impuestas por el mercado? Es decir, ¿nuestro reclamo de responsabilidad
ética es una autoafirmación personal o será un mero producto del dispositivo de
poder que hoy manda ser ético porque descubrió que ser ético resulta hoy
rentable? Lo cierto es que las empresas económicas registran una fuerte demanda
ética ya que el mandato es la calidad total; se trata de producir imagen y
venderla tratando de que se difunda fundamentalmente a través de los medios
masivos. ¿Este rebrote ético está marcando, acaso, que la racionalidad científica y
su autoproclamada neutralidad ética, aplicada también a las finanzas, ha dejado
de operar? Al contrario, la efectividad cuyo modelo es la racionalidad científica se
encuentra en el mismo núcleo del proyecto: avanzar, maximizar, progresar. Lo
rentable es, justamente, ser ético.
En este giro ético lo que importa es la posibilidad del éxito. Las nuevas
formas de solidaridad posmoderna -producida fundamentalmente por motivación
sensitiva- apuntan al placer de encontrarse con el otro, el deseo de autoafimación
social, a la ocupación alegre y desinteresada del tiempo libre. Frente a las
contradicciones contemporáneas, la relación entre ciencia y ética se vuelve
jugosa, menesterosa e ineludible. La propuesta de la autora, que también es un
desafío, es repensar el quehacer científico a la luz de su dimensión humana.

El último texto de Esther Díaz de este eje es una videoconferencia emitida


en 2008 titulada “La educación y los modos de subjetivación, dispositivos éticos y
dispositivos disciplinarios”. Es muy interesante este texto para todos los que
formamos parte de instituciones educativas porque la autora focaliza problemas
existentes en las escuelas de cualquier latitud. Aquí Díaz parte de la tarea que
Foucault le atribuye a la filosofía: pensar el presente; y hacerlo en tanto que
somos sujetos como construcciones históricas en un mundo de cambios constantes
y atravesados por distintas prácticas sociales que generan dominios de saber
(objetos de conocimiento, conceptos, técnicas, valores) que se implantan en una
sociedad y generan nuevas subjetividades. En este marco teórico procesual nos
encontramos quienes estamos enseñando, y acá la ética se vuelve muy relevante.
¿Por qué? Porque somos sujetos atravesados por la ética. ¿Cómo se construyen los
sujetos éticos? Implementando lo que Foucault llama las “tecnologías del yo”,
esto es, el cuidado de sí mismo en primer lugar (asunto del que se ocuparon ya
bastante los griegos y los romanos), y combinando con lo que Foucault denomina
el “anátomopoder” (poder sobre el cuerpo) y el “biopoder” (poder sobre la vida),
es decir, constituyendo un sujeto disciplinario desde las instituciones, la familia,
la escuela, la iglesia, la sociedad en general.
¿Qué puede hacer la escuela para socializar éticamente y de un modo no
violento a sujetos que provienen de familias o situaciones violentas? Resistir.
Porque debe entenderse el poder como una red y no como una pirámide. La
metáfora de la red permite pensar que si uno toma bien fuerte de una parte de la
red y la sacude, mueve toda la red. Y los docentes podemos hacer militancia
micropolítica, que no es la militancia partidaria, sino que es el intento, desde las
instituciones, de hacer algo para cambiar las prácticas y construir otros discursos,
otras verdades, desde las aulas, desde los ateneos, desde los lugares que
trabajamos.

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Edgard Morin, en su obra Ciencia con conciencia invita a este debate: la
responsabilidad de los científicos y tecnólogos no debe ser otorgada "desde afuera"
por la reflexión ética, sino que debe ser el producto de una reforma de las
estructuras del propio conocimiento. El conocimiento científico, justamente,
acarrea una serie de paradojas: un progreso inaudito de los conocimientos
correlativo a un progreso increíble de la ignorancia; un progreso de los aspectos
benéficos del conocimiento científico correlativo al progreso de sus caracteres
nocivos y mortíferos; un progreso creciente de los poderes de la ciencia e
impotencia creciente de los científicos en la sociedad respecto a esos mismos
poderes de la ciencia.
Las acusaciones al político por parte del científico se convierten en un
medio para eludir la toma de conciencia, por parte del investigador, de las
interacciones solidarias y complejas entre las esferas científicas, las esferas
técnicas, las esferas sociológicas, las esferas políticas. Ello le impide concebir la
complejidad de la relación ciencia/sociedad y le empuja a huir del problema de su
responsabilidad intrínseca. Esto es, para Morin, una ceguera científica y política.
Frente a esta situación de ceguera Morin propone algunas vías que no las
considera soluciones llanas: a) Una toma de conciencia crítica por parte del medio
científico; b) Necesidad de elaborar una ciencia de la ciencia, o sea, una
dimensión reflexiva para ir hacia una concepción enriquecida y transformada de la
ciencia capaz de concebir el enraizamiento de los valores en una cultura y una
sociedad. Aunque parezca pesimista y desmoralizadora, según Morin el problema
no tiene solución hoy.

El último texto del eje es Ética, ciencia y técnica el epistemólogo argentino


Mario Bunge. Allí, Bunge propone la tesis de que el técnico, al igual que cualquier
otro individuo humano, es personalmente responsable de lo que hace, responsable
ante la humanidad íntegra y no tan solo ante sus empleadores. También sostiene
que el tecnólogo tiene el deber de enfrentar sus propios problemas morales y
meditar sobre ellos. Los principales artífices de la sociedad moderna -que han sido
los científicos, los ingenieros y los administradores- no se sienten limitados ni
inspirados por responsabilidades morales o sociales extraprofesionales, y esto es
para Bunge un problema. ¿Por qué? Porque deben hacerse los ciegos si pretenden
funcionar con eficacia. Cabe aclarar que Bunge representa al grupo de defensores
de la neutralidad de la ciencia y entiende que no hay nada que sea
inherentemente malo en ella. Pero puede haber mucho de malo en las metas a
que se hace servir a las ciencias, la tecnología o la administración, así como en
algunos efectos colaterales que acompañan a la mejor de las metas. El ingeniero,
el científico o el administrador es un mero instrumento, pero aun cuando actúa
como herramienta no debe librarse de sus deberes morales y responsabilidades
sociales tanto como profesional como ser humano y ciudadano.
Según Bunge, entonces, toda ciencia pura es buena o al menos indiferente
ya que, por definición, se ocupa sólo de mejorar nuestros modelos del mundo, y el
conocimiento es un bien intrínseco. En cambio la tecnología se ocupa de la acción
humana sobre cosas y personas, y eso la hace ambigua. Como es ambigua, debiera
estar bajo control en lugar de permitirse que se desarrolle sin trabas en beneficio
de los grupos económicos o políticos que puedan pagarla.
Por último Bunge señala tres lecciones que la ética debiera aprender de la
tecnología contemporánea: a) La distinción clásica entre ser y deber ser no puede
conservarse en vista de los adelantos de la psicología postconductista y de la
cibernética. No todo deber ser es ideal o inalcanzable, y no todas las metas son
elevados ideales; b) Hecho y valor se unen en la acción; c) La tercera lección

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refiere a la manera de concebir las normas morales, tradicionalmente concebidas
como prohibiciones o exhortaciones. En cambio, debieran ser concebidas las
reglas morales como reglas de conducta derivadas de enunciados científicos y
juicios de valor. En suma, la ética podría concebirse como una rama de la
tecnología humana para Bunge.

Hemos recorrido, a lo largo de este eje, textos de autores que asumieron la


cuestión de cómo la producción tecnológica contribuye o no a una buena vida para
los seres humanos. Necesariamente toda producción humana genera debates en
torno a valores, a fines, a medios, por lo cual se procura poner en duda los
presupuestos acerca de si el mundo tecnológico es mejor o peor que un mundo sin
tecnología. Los autores proporcionaron material para abordar no sólo el presente
minado de obstáculos y panoramas preocupantes, sino también el futuro, preñado
de posibilidades y de esperanzas de mejora.

ACTIVIDADES PROPUESTAS:

Estas preguntas son sólo una guía que puede o no servir para la lectura de los
textos del eje 2. Algunas preguntas servirán para unos textos y otras para otros.
Sería interesante, como práctica para la escritura del ensayo, pedir a los alumnos
una breve argumentación (por ejemplo de 500 palabras) sobre alguna de estas
indagaciones.

 ¿Qué se entiende por “método científico? ¿Existe un solo método científico,


utilizado en todas las ciencias naturales y distinto de los métodos de otras
áreas del conocimiento? ¿En qué medida varía el método científico en
diferentes culturas y épocas?
 ¿En qué medida los científicos deben conformarse con la verificación o
falsación de una hipótesis? ¿Es sencilla cualquiera de estas tareas? ¿Qué nos
dice esto sobre la naturaleza del trabajo científico?
 ¿Es progresivo el conocimiento científico? ¿Ha crecido siempre el
conocimiento científico? En este sentido, ¿en qué se distinguen las ciencias
naturales de las otras áreas del conocimiento, por ejemplo, la historia, las
ciencias humanas, la ética y las artes? ¿Podría haber alguna vez un “final”
de la ciencia?
 ¿Cómo afecta a los métodos y hallazgos de la ciencia el contexto social del
trabajo científico?
 ¿La ciencia está, o debería estar, libre de valores? ¿Qué implicaciones tiene
su respuesta para la reglamentación de la ciencia? Por ejemplo: ¿Quién
debería decidir si se siguen determinadas direcciones en investigación?
¿Quién debería determinar las prioridades al destinar fondos a la
investigación?
 ¿Debe considerarse a los científicos moralmente responsables de las
aplicaciones de sus hallazgos?
 ¿Existe alguna área del conocimiento científico cuyo estudio sea
moralmente inaceptable o moralmente necesario?
 ¿Es el conocimiento científico más valorado por sí mismo o por la tecnología
que hace posible?
 ¿Hay alguna ciencia que se pueda estudiar sin el uso de la tecnología?
 ¿Se puede estudiar el comportamiento humano científicamente? ¿Qué
diferencias y semejanzas existen entre las ciencias humanas y las ciencias

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naturales en cuanto a métodos y procedimientos para adquirir
conocimientos, y en cuanto a la naturaleza del conocimiento que producen?
 En el ámbito de las ciencias humanas, la investigación a menudo se
relaciona con cuestiones y problemas prácticos. La investigación de
mercado suele tener como objetivo aumentar los beneficios, mientras que
la investigación en el ámbito de la economía puede tener el propósito de
influir en las políticas públicas. ¿Afecta este tipo de relación entre la
investigación y su contexto a su condición de ciencia? ¿Usa también la
ciencia los parámetros costo-beneficio? ¿De qué modo?
 ¿De qué maneras podrían influir las creencias y los intereses de los
investigadores de ciencias humanas en sus conclusiones? ¿Son válidas las
mismas consideraciones en otras áreas del conocimiento, como las ciencias
naturales o las matemáticas?
 En una discusión ética entre científicos, ¿deben aceptar los participantes
reglas que van más allá de su propio marco o postura teóricos? ¿Qué
implicaciones podría tener el responder sí o no a esta pregunta?
 ¿Qué conocimiento de la moral puede adquirirse prestando atención al
contexto social, cultural o histórico del juicio moral? ¿Es necesario que
exista un código moral compartido para garantizar la armonía social? ¿En
qué medida puede la aceptación de las diferencias de opinión formar parte
de un código moral compartido? ¿En qué medida difieren los valores
morales, dependiendo de la sociedad o del período histórico? Por ejemplo,
¿puede una práctica como la esclavitud ser correcta en una época o región
e incorrecta en otra? ¿Pueden juzgarse con alguna validez las prácticas de
una sociedad aplicándoles los valores de otra generación u otra cultura?
¿Tienen algunos valores apariencia de universalidad, o cuasi-universalidad?
 ¿Cuál es la influencia de la política en otras áreas del conocimiento como
las ciencias naturales y humanas, la historia y las artes? A la inversa, ¿cuál
podría ser la influencia de estas otras áreas del conocimiento en la política?
 ¿Tiene la humanidad la obligación ética de tratar el medio natural de una
manera determinada? ¿Existen limitaciones? Si es así, ¿están las
obligaciones y limitaciones basadas únicamente en una preocupación por
los efectos indirectos para la humanidad, o existen otras cuestiones y
principios?
 ¿Debe la investigación estar sujeta a principios éticos, o tiene la búsqueda
de conocimientos mediante la investigación un valor intrínseco y está, en sí
misma, libre de valores? ¿Crean algunas áreas del conocimiento, como las
matemáticas o las ciencias naturales, conocimientos más libres de valores
que los de otras áreas como las ciencias humanas, la historia o la filosofía?
 ¿Qué responsabilidades éticas tienen los investigadores cuando trabajan con
sujetos humanos? ¿En qué se diferencian éstas de las responsabilidades
éticas que tienen cuando trabajan con animales?
 ¿Hay tipos de conocimiento que, por motivos éticos, no deberían buscarse?
 ¿En qué medida influyen las tecnologías de la información y la comunicación
en el modo en que pensamos sobre el mundo? ¿En qué medida determinan
estas tecnologías lo que consideramos valioso o importante? ¿Podría
sostenerse que el creciente dominio global de una forma particular de
tecnología de la información da lugar a una uniformidad de pensamiento
cada vez mayor? ¿O produce el efecto inverso?
 ¿Se puede decir que cada nueva tecnología afecta a las creencias de los
individuos y las sociedades tanto de manera positiva como negativa? ¿Cómo

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se puede predecir el impacto de las nuevas tecnologías? ¿Cuán fiables son
estas predicciones?

Trabajo con películas (se recomienda primero la visualización del docente)

Y la banda siguió tocando (1993) – Dir: Roger Spotiswoode. Para trabajar la


justificación de la hipótesis y la influencia de intereses personales, políticos,
económicos, religiosos, culturales en la investigación científica.
Una mente brillante (2001) – Dir. Ron Howard. Para trabajar con conceptos como
prueba empírica, verificación, demostración, las fuentes del conocimiento, la
función de las emociones en las conclusiones científicas, la aplicabilidad del
conocimiento científico.
El experimento (2001) – Dir: Oliver Hirschbiegel. Para trabajar la relación entre la
ciencia y los valores, la responsabilidad moral de los científicos, las prácticas
sociales científicas y el poder, la vigilancia y el disciplinamiento.
La decisión más difícil (2009) – Dir: Nick Cassavetes. Para trabajar temas bioéticos
como la eugenesia, los derechos individuales del mundo posmoderno, las acciones
por conveniencia, la relación costo-beneficio en la ciencia.
El experimento de obediencia de Milgram. http://youtu.be/iUFN1eX2s6Q El video
es una réplica del experimento original diseñado por el psicólogo Stanley Milgram
(ver http://es.wikipedia.org/wiki/Experimento_de_Milgram). Para trabajar sobre
la influencia cultural en la ciencia y las decisiones éticas, las objeciones éticas a
la ciencia.

EJE 3: ¿Somos lo que hacemos? Tecnología y Antropología

“Utilizar una piedra por primera vez no es cultura. Establecer qué y cómo la
función puede repetirse y transmitir esta información…esto sí lo es” U.Eco

Al abordar el tema propuesto este año desde la perspectiva antropológica


estamos sumergiéndonos en preguntas relacionadas con la definición del ser
humano como tal, es decir, qué lo define, cuál o cuales son las características que
lo determinan y distinguen de las demás especies del mundo natural. Pensar,
comparar y problematizar las diferentes respuestas, abrir interrogantes sobre un
tema que no cesa de plantear desafíos a medida que la sociedad y el ser humano
se modifican. La tecnología como herramienta es una fuente incesante de
mutaciones en la vida tanto del individuo como de las sociedades. Causa y
consecuencia de transformaciones en la vida cotidiana.

Iniciaremos este camino con el autor español Fernando Savater y el capítulo


séptimo “Artificiales por naturaleza” de su libro Las Preguntas de la vida.
Comienza el texto preguntando qué entendemos por “naturaleza humana”, si
esta existe como tal o nos definimos enteramente como “animales simbólicos” sin
lugar a algún componente “natural”. Diferentes modos de entender el concepto
son los analizados y desarrollados por Savater:
- La naturaleza de algo como su forma de ser
- Lo natural como todo lo que no ha sido intervenido por el ser humano
- Lo natural como lo habitual, lo que se acostumbra
- El comportamiento natural como la acción impulsiva, no premeditada
Contraponer lo “natural” en relación con lo “cultural” nos lleva a
cuestionarnos temas tales como: si es constitutivo del ser humano su capacidad de

31
razonamiento, ¿podemos pensar en comportamientos no mediados por la razón, no
atravesados por la cultura, lo aprendido? Los usos y producciones de esta
capacidad “natural” pueden ser utilizados o tener una finalidad que podría
interpretarse como destructiva o perjudicial para la Naturaleza. La razón, que
conforma nuestra naturaleza ¿puede volverse en contra del mundo natural? La
tecnología, las herramientas, y todas las potencialidades que puedan desarrollarse
en el futuro son derivaciones de algo tan natural como nuestro cerebro, nuestro
sistema nervioso en acción. Naturaleza y cultura entrelazadas.

Ahora bien, necesitamos de ese parámetro llamado “naturaleza” (entendida


como estado originario) para que nos marque el rumbo de nuestras acciones,
acercarnos o alejarnos de ella será el criterio de perfección que autores como
Rousseau proponen aunque no logremos darnos una idea acabada sobre qué es lo
que debemos considerar como “natural”. En este punto se nos plantean otros
tipos de interrogantes: “¿cómo estar seguros de que la “cultura” misma no es el
desarrollo más “natural” de lo que al hombre le conviene? Si no hay hombres sin
“cultura”, ¿cómo podría la “cultura” no ser algo natural, que corresponde a
nuestra forma de ser en todo tiempo y lugar?”
Lo artificial puede ser mejor que lo natural, ejemplo acabado de ello es la
medicina que con las vacunas evita la enfermedad o muerte por bacterias o virus
muy naturales.

Para Darwin, por ejemplo, la sociedad como forma de convivencia es el


resultado de nuestra condición natural, de nuestra evolución como especie. Aquí
podemos entrever una continuidad, una evolución que comprende ambos aspectos
de lo humano.
“Nada más natural y universal en los humanos -como en el resto de los
animales- que la necesidad de comer, pero nadie come sin someterse a pautas
culturales”.
Si asumimos la idea de que el ser humano tiene la obligación de preservar la
naturaleza, nos debemos preguntar cómo establecer criterios para nuestra
relación con la misma. Savater analiza 3 criterios o modelos valorativos:
-El valor intrínseco de la naturaleza, algo muy difícil de determinar pero que
se podría pensar como una obligación de respetar la vida, de evita sufrimientos
innecesarios
- El valor utilitario de las cosas naturales, ejemplo claro de ello es el aire que
respiramos, elemento vital e irremplazable
- El valor estético, que también es complejo de establecer porque varía según
el punto de vista del que valora y su experiencia dentro de la naturaleza en
cuestión. Lo hermoso e inspirador que pueda hallarse en la naturaleza no es
universal.
Es interesante en este punto, y a modo de resumen no concluyente, la mención
que hace el autor del imperativo ecológico de Hans Jonas “Obra de tal modo que
los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una auténtica
vida humana sobre la tierra” (en El principio de responsabilidad.)

La relación del ser humano con la naturaleza ha estado siempre mediada por la
técnica, entendida esta como la capacidad de crear instrumentos y, además y
fundamentalmente, crear instrumentos que permitan desarrollar otros a su vez.
Realizar un procedimiento para hacer algo bien también es denominado
“técnica”. Es un comportamiento que, a diferencia de la ciencia contemplativa,
acciona, produce, responde a una característica vital del ser humano.

32
¿Es buena o mala la técnica? Diferentes respuestas son las que expone Savater:
la técnica como “guerra” contra la naturaleza según Oswald Spengler; el acento
en el olvido de las preguntas esenciales de la vida tras la sociedad masificada y
consumista según Martin Heidegger. Voces a favor y voces en contra de la
tecnología y sus productos se alzan por doquier, lo que no se puede negar, al decir
de Marx es que “…Las máquinas son humanas y demasiado humanas porque no
provienen más que del cálculo humano…”.
El artefacto del cual dependen todos los otros y sin el cual ninguno podría
desarrollarse es la sociedad como modo de organización y convivencia entre seres
humanos.
Por último vale la pena recomendar las preguntas del final del texto de Savater
ya que pueden ser utilizadas como recursos en el aula para trabajar este texto en
particular y el tema en general.

Ernst Kapp (1808-1896) “…el hombre ha proyectado o trasladado la forma de


sus órganos a las herramientas originarias.”
En la selección de textos que encontrarán en el manual bajo el título “Líneas
fundamentales de una filosofía de la técnica. Acerca de la historia del surgimiento
de la cultura desde nuevos puntos de vista” este autor alemán nos acerca un
planteo muy interesante de analogía entre el cuerpo humano, en tanto conjunto
de órganos en un sentido amplio (tanto internos como externos), y los
instrumentos o herramientas creados por el mismo. Los artefactos como reflejos
(inconscientes) de los órganos.
Partiendo de la idea griega de “órganon” en tanto parte del cuerpo y también
como instrumento, Kapp recorre algunos ejemplos para fundamentar su idea de la
proyección de las partes del cuerpo humano en elementos de la cultura.
• La mano es la herramienta natural con la cual se producen todos los
instrumentos, todos los artefactos pertenecientes al ámbito de la técnica. Es
el modelo orgánico que en su conformación y sus movimientos suministró las
formas para que el hombre inconscientemente se inspire y elabore sus
instrumentos primitivos.
• El ojo, como umbral entre el mundo interior y el exterior, es otra
maravillosa analogía. Órgano de la luz, modelo óptico.
• El esqueleto: modelos de la fisiología son utilizados en la construcción
de puentes de hierro.
• La máquina de vapor: que entre otras cosas es “alimentada” al igual que
el cuerpo humano, trasformando el combustible en calor y movimiento.
• Las vías férreas como una red de arterias que trasporta los elementos de
subsistencia del hombre al igual que el sistema sanguíneo lo hace en el
cuerpo.
• El lenguaje como proyección de una totalidad de relaciones funcionales
orgánicas.
• El Estado como acción en comunidad, proyección orgánica total.
Kapp sostiene que a través del estudio de las máquinas y productos culturales
podemos lograr profundizar en el autoconocimiento del cuerpo, una tarea
conciente para llegar a la transferencia inconsciente de la cinética orgánica a lo
mecánico.4
“…todo lo que procede del hombre no es sino la propia naturaleza humana que
se autodisemina.”

4
La cinemática se ocupa de un mecanismo al que se le impone el movimiento desde fuera; la cinética es
movimiento espontáneo, automoción orgánica.

33
El texto de León Olivé “La cultura científica y tecnológica en el tránsito a la
sociedad del conocimiento” aborda el análisis de lo que se considera en la
actualidad una sociedad de conocimiento, cuáles son sus características en tanto
sucesora de la sociedad industrial, qué y cómo debería trasformarse una sociedad
para gozar y aprovechar sus ventajas.
La caracterización que hace Olivé de la sociedad de conocimiento es la
siguiente:
- Desplazamiento de los conocimientos hacia un lugar central como medios de
producción y su correspondiente valoración de las personas calificadas.
- Los conocimientos científicos y tecnológicos como fuentes de riqueza y
poder.
- Modelo de sociedad en construcción.
- Entiende el conocimiento como aquello que orienta decisiones y acciones que
den lugar a intervenciones exitosas en el mundo.
- El valor del conocimiento puede estar dado por razones epistémicas pero
también estéticas, éticas, históricas, culturales y sociales.
- La distingue de la sociedad de la información en el sentido que ésta está
constituida por datos que representan estados del mundo y aquella es información
valorada por determinados agentes que se proponen conocer el mundo y
transformarlo.
- Los TIC (tecnologías de la información y la comunicación) son condición
necesaria para el desarrollo de la sociedad del conocimiento.
- Se relaciona con el concepto de globalización como intercambio de
información y conocimiento y como interacción cultural entre pueblos.
- La producción del conocimiento en este modelo de sociedad se produce como
sociedad en red, se genera de manera distribuida en unidades dispersas que
físicamente pueden estar distantes pero que se contactan mediante redes.
Como desafío a enfrentar surge el tema de evitar la exclusión de todos
aquellos sectores que no tienen acceso al conocimiento y que por ello quedan
encerrados en una cultura homogeneizadora. En este contexto es que la UNESCO
(Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura)
impulsa cuatro principios que debería subyacer al modelo:
1- libertad de expresión
2- acceso a la educación
3- acceso universal a la información
4- respeto a la diversidad cultural y lingüística
Asimismo apoya el uso del concepto sociedad de conocimiento como más
pluralista e inclusivo de los asuntos de los individuos y los pueblos que el de
sociedad de la información.
Si bien el autor plantea el tema pensando en México como punto de reflexión,
sin duda podemos hacer extensivo al menos a toda América Latina ya que es la
diversidad cultural uno de los factores a tener en cuenta especialmente. Todos
nuestros países enfrentan objetivos semejantes en el sentido de garantizar una
participación democrática de todos los sectores de la sociedad en este desarrollo
tecnológico. Ahora bien, se abre el interrogante ¿es compatible una sociedad del
conocimiento como se viene caracterizando con el respeto por el
multiculturalismo?, ¿cómo se enfrenta y revierte la tendencia a la
homogeneización cultural que trae consigo la globalización? El desafío, responde
el autor, es encontrar la normatividad, los valores y los fines que pueden ser
aceptados por todos y que constituirían el proyecto nacional. Transformar las
instituciones, el marco legislativo y generar políticas públicas que abran el campo

34
a las innovaciones y logre introducirse en la comunidad científica tradicional
siempre reticente a los cambios de modelos. Abrir debates y posibilidades de
participación a la comunidad toda no es algo que caracterice a la misma ni le
interese particularmente, más bien todo lo contrario.
Esto nos lleva a plantearnos qué entendemos por una sociedad más justa,
donde el desarrollo tecnológico sea en provecho de toda la sociedad, que
beneficie y logre satisfacer las necesidades básicas de todos sus miembros.
En el contexto de una sociedad diversa culturalmente resulta fundamental que
las prioridades y definiciones de aquellas necesidades básicas sean expresadas por
los propios grupos interesados, no por un poder central. Para ellos es menester
promover las condiciones para la resolución pacífica de problemas (normas,
instituciones, mecanismos) que trabajen en pos de la inclusión de todos los
sectores. Facilitar además la participación en los sistemas de producción y
aplicación del conocimiento y su consiguiente aprovechamiento para su desarrollo
económico y cultural.
En este marco de pensamiento debemos preguntarnos qué entendemos por
“cultura científica y tecnológica”. Olivé toma una definición de cultura de otro
pensador, Jesús Mosterín quien sostiene que la cultura es “la información
transmitida por aprendizaje social”. El mismo puede ser transmitido por
imitación, por medio del lenguaje o codificarse en otros formatos y transmitirse a
través de diferentes medios. Necesita ser recuperada e interpretada. El uso de
medios artificiales para esto es lo que nos distingue de otros animales.
Según cuales sean los elementos presentes en una cultura (hablamos de
representaciones, reglas y normas de conducta, valores, formas de comunicarse,
etc.) es posible hablar de distintos tipos de cultura5. Interesa en este punto
particularmente las culturas científicas y las técnicas, para lo cual nuestro autor
se va a detener en definir algunos conceptos claves:
- Técnicas: sistemas de conocimientos, habilidades y reglas que sirven para
resolver problemas. Las mismas se inventan, se comunican, se aprenden y se
aplican
- Artefactos: objetos que resultan de las transformaciones de otros objetos
concretos mediante la operación de un sistema técnico. Se producen, se fabrican,
se usan y se intercambian.
Aquí vale aclarar que ambos, técnicas y artefactos, siempre son utilizados con
una intencionalidad. Esto nos conduce al concepto de sistema técnico donde una
persona utiliza un objeto con un fin determinado y logra la trasformación del
mismo, este resultado es el artefacto. Cabe resaltar que los sistemas técnicos,
como toda actividad humana, también involucran creencias y valores.

Como subclase de los sistemas técnicos encontramos a los sistemas


tecnológicos entendiendo por tales a los sistemas técnicos que involucran
conocimientos de base científica y que se usan para “describir, explicar, diseñar y
aplicar soluciones técnicas a problemas prácticos de forma sistemática y
racional”. Es decir, son propios de las sociedades industrializadas y de las
sociedades del conocimiento.
El siglo XX trajo consigo otro tipo de sistema técnico y es el denominado
sistema tecnocientífico que involucran además formas de organización, de
colaboración entre especialistas de diferentes disciplinas, estructuras de
recompensas y mecanismos de financiación y de evaluación, controles de calidad,
normas y valores diferentes a los conocidos hasta ahora, por lo general ligados a

5
En este punto el autor sigue las definiciones del filósofo español Miguel Ángel Quintanilla.

35
intereses económicos y políticos e incluso militares. Al igual que los sistemas antes
mencionados, son atravesados por creencias y valores y al aplicarse producen
resultados que afectan positiva o negativamente a la sociedad y al ambiente.
Volviendo a la definición de cultura técnica podemos entonces precisar que:
- es el conjunto de técnicas entendidas como habilidades, reglas y
conocimientos prácticos para obtener ciertos fines y para trasformar objetos
- y el conjunto de representaciones, reglas, normas y valores relacionados
con las técnicas.
Esto puede hacerse extensivo a las nociones de cultura científica y cultura
tecnocientífica.
Retomando las preguntas que planteamos al iniciar este texto en relación a la
diversidad cultural y a cómo convive la tecnología, el conocimiento y los
diferentes intereses de los miembros de una sociedad, es que León Olivé continúa
profundizando el tema y analiza la distinción entre cultura tecnológica
incorporada a un sistema técnico y la cultura no incorporada. En resumen sería la
diferencia entre una tecnología pensada y desarrollada contemplando la sociedad
y las culturas que la conforman y en la que debe funcionar o su contrario, donde
los factores culturales pueden afectar la adopción, el desarrollo y el éxito en la
aplicación, uso y aprovechamiento de cierta tecnología.
La idea de cultura se combina con otro concepto, el de práctica. La misma
entendida como sistema dinámico incluye ciertos elementos interrelacionados:
- un colectivo de agentes que interactúan entre sí y con el medio
- un medio
- conjunto de objetos
- conjunto de acciones que involucran a su vez:
 conjunto de representaciones, creencias y teorías
 conjunto de principios básico
Es la estructura axiológica de una práctica.
Un sistema axiológico es correcto si la práctica a la que pertenece ese sistema
es adecuada. Capacidades cognitivas, acción de los agentes y el medio que debe
ser transformado son los elementos de los cuales dependen las prácticas y los
sistemas axiológicos correctos.
“Potenciar el desarrollo tecnológico significa utilizar más tecnología y tener la
capacidad de diseñar, desarrollar, utilizar, aprovechar y evaluar sistemas
técnicos apropiados para los fines que persiguen agentes concretos, de carne y
hueso, así como los riesgos que se corren por su empleo y, en su caso, tener
también la capacidad de participar en el diseño y en la operación de los
mecanismos de vigilancia y control de esos riesgos”.
En definitiva, lo importante es considerar a los seres humanos que constituyen
el centro de los sistemas tecnológicos y científicos, poder generar el conocimiento
que mejor les sirva para alcanzar sus fines, sean cuales fueran según la cultura a
la cual pertenezcan.

Siguiendo el orden de los textos propuestos nos cruzamos con una conferencia
dada en Alemania en 1951 por el español José Ortega y Gasset (1883-1955): “El
mito del hombre allende la técnica”.6
“Todo pensar es fantasía, y la historia universal es el intento de domar la
fantasía sucesivamente, de diversas formas”.

6
Este texto sirve de complemento a otro del mismo autor que se encuentra incluido en el manual y que
sintetizamos más abajo Meditación de la técnica.

36
Pensar al hombre como ser técnico pero no desde el punto de vista de lo
empírico sino desde la perspectiva ontológica, es lo que nos propone el autor. La
pregunta primera sería ¿por qué el hombre es un ser técnico?, ¿cuál es el sentido y
el papel de la técnica en la vida humana?, condiciones histórico-vitales surgirán en
la respuesta.
El hombre está en continuo movimiento, dentro de los movimientos que son
observables desde el exterior hay unos que lo caracterizan particularmente, los
movimientos técnicos, manejos que realiza para fabricar objetos. Transforma los
objetos (tanto físicos como biológicos) para crearse un mundo nuevo. La técnica
es creación.
Cabe preguntarse entonces ¿por qué y para qué crea el hombre otro mundo?7 ,
¿cómo tiene que estar constituido un ser para el cual es tan importante crear un
mundo nuevo? Este ser que es el hombre en tanto ser técnico, no se acomoda a la
naturaleza en tanto mundo originario, ¿cómo puede ser esto posible?, el hombre
es un extraño. Si pensamos en un ser que no pertenece a la naturaleza en tanto
ser que se caracteriza por crear, por crearse un mundo nuevo, diferente al
natural, estamos ante un ser enfermo. Un ser enfermo pero que no muere (según
debería suceder acorde a las leyes naturales que rigen para los demás animales),
intenta seguir viviendo.
En este punto profundo de reflexión y análisis del ser humano, el autor nos
lleva al mito allende la técnica. El hombre originario que habitaba en los árboles
se vio intoxicado y sufrió una hipertrofia cerebral. Esto le trajo como
consecuencia una hiperfunción cerebral “estaba, naturalmente, loco, lleno de
fantasía…frente al mundo circundante era el único que encontró, en sí, un mundo
interior”. El mundo interior de este ser humano es lo que lo distingue. De modo
que a los propósitos que su instinto le marcaba (como a los demás animales) se le
sumaban los proyectos fantásticos (los que surgían de su mundo interior). Esto lo
llevaba a tener que elegir, seleccionar. Animal técnico y elector, animal
inteligente porque necesita elegir y, por lo tanto, hacerse libre.
Máximo privilegio y fuente de infelicidad permanente…esta insatisfacción es
como un amor sin amada o como el dolor de un miembro que nunca se tuvo. Esta
insatisfacción es la que conduce al hombre a querer cambiar el mundo, a intentar
siempre transformarlo. La técnica es el aparato ortopédico en este incesante
intento de crear un mundo nuevo.

En la selección de capítulos del libro “Meditación de la técnica” (del año 1933)


podemos continuar la línea de pensamiento de Ortega y Gasset.
Para intentar responder la pregunta ¿qué es la técnica? el autor nos conduce
por una serie de interrogantes relacionados con el afán del hombre por vivir que,
a diferencia del resto de los animales, es una decisión, el hombre vive porque
quiere. La enumeración de necesidades orgánicas que comparte con los otros
animales encuentra su límite cuando este ser pone en movimiento su ser
productor, es decir, cuando la naturaleza no le brida (ya sea en el tiempo o en el
espacio adecuado) la posibilidad de satisfacer sus necesidades primaria, el hombre
se las procura. Este procurarse lo que no está en la naturaleza es el producir. Esta
característica de ser capaz de desprenderse de las urgencias vitales para ocuparse
en actividades que no son, por sí, satisfacción de necesidades es la actividad
técnica. Lograr que en la naturaleza haya lo que no hay, tal la definición de los
actos técnicos, reformar la naturaleza en vista de la satisfacción de sus

7
Dentro de este crear se distinguen los instrumentos técnicos y los objetos artísticos pero, en esta ocasión,
Ortega y Gasset se ocupará solamente de los técnicos.

37
necesidades. De este modo crea una sobrenaturalaza en el sentido de una nueva
naturaleza que pretende anular aquellas necesidades primarias en tanto
problemas.
He aquí lo específicamente humano, la naturaleza adaptada al sujeto por
medio de la técnica.
Ahondando en el análisis de lo que se entiende por “necesidad” el autor llega a
la siguiente conclusión: en lo que el hombre se empeña en realidad no es en
satisfacer sus necesidades biológicas, sino en lo que se denomina bienestar. Estar
en el mundo pero estar bien, placenteramente. Es a través de la técnica que logra
satisfacer esa necesidad. La técnica es la producción de lo superfluo “servir a la
buena vida, al bienestar, que implica adaptación del medio a la voluntad del
sujeto”.
Ahora bien ¿qué es el bienestar? No hay una única respuesta, lo que el hombre
considere como fuente de bienestar va mutando en tiempo y lugar y, con ella, la
técnica en tanto actos en pos de su concreción.
Interesantes planteos nos brinda al autor al analizar el tema de la técnica
como modo que tiene el ser humano para ahorrar esfuerzo. ¿Qué hace el hombre
con aquel tiempo que gana a través del desarrollo de la técnica? El hombre es el
ser que se inventa a sí mismo, construye una vida de bienestar que no tiene
relación con la satisfacción de las necesidades biológicas.
La existencia del hombre, su estar en el mundo es un entramado de facilidades
y de dificultades. Su tarea consiste en luchar contra las dificultades, en ganarse la
vida en un sentido no solo económico sino ontológico. El hombre, dice Ortega, es
una especie de centauro ontológico mitad naturaleza mitad extranatural, su
aspiración a ser es lo que lo distingue. El ser humano como proyecto, como algo
que aún no es, como pretensión.
La existencia humana como anhelo de ser requiere de esfuerzo. “El hombre,
quiera o no, tiene que hacerse a sí mismo, autofabricarse”. La vida humana es
producción. La técnica es entonces el modo para que el hombre pueda hacerse a
sí mismo, es la manera de abrir el espacio en la vida del hombre para realizar su
proyecto, lograr su auto-fabricación y su bienestar.

José Sanmartín en su artículo “La tecnología en la sociedad de fin de siglo”


(1998) pretende analizar un doble proceso: la desadaptación del ser humano a la
naturaleza y, a su vez, la creciente adaptación a lo tecnocultural como propia
construcción. Esto que se denomina tecnocultural es lo que, a partir de mediados
del siglo XX, el ser humano ha desarrollado interponiéndolo entre la especie
humana y la naturaleza. Este entorno de artefactos que lo rodean y, sobre todo,
la red de naturaleza artificialmente construida donde ya resulta difícil distinguir
entre lo natural y lo artificial, el autor lo designa como tecnonaturaleza.
Siguiendo este proceso de hominización llegamos al estado actual donde,
sintetizando, partimos de lo natural para llegar a lo virtual. Es el medio
tecnocultural transformado en redes de información.
Para definir a la ciencia como actividad humana Sanmartín toma como punto
de partida de su surgimiento tanto la curiosidad como el temor humano a la
naturaleza. Desde Galileo en adelante podemos hablar de ciencia propiamente y
la define como:
- lo que responde a un “¿por qué?”, es decir, pregunta por la causa
- utiliza conceptos cuantitativos o métricos
- busca conocer y controlar la naturaleza a través de la explicación de sus
regularidades

38
Este afán de control nos conduce a otra distinción importante: la técnica
aplicada a la aspiración de control que tiene el hombre sobre la naturaleza no
supone el conocer. Utilizar el filo de una piedra para abrir un fruto y comer de su
interior no supone conocer las propiedades nutricionales de ese fruto. La
tecnología, en cambio, es la técnica guiada por la ciencia hacia el control de una
entidad o proceso, es decir, supone desarrollo científico.
A partir de dichas definiciones el autor nos guía hacia la segunda mitad del
siglo XX y enumera una serie de características de este período:
- ha sido tiempo de la tecnología más que de la técnica, la primera avanza
mediante aplicación de nuevas teorías científica y la segunda a través de procesos
de ensayo y error por lo cual la rapidez y eficacia de la primera es infinitamente
mayos que la de la segunda.
- los productos de la tecnología, a diferencia de los de la técnica, no se
superponen a la naturaleza sino que se integran a ella como si fueran naturales.
De este modo la distinción entre lo natural y lo artificial es mucho más
imperceptible sino invisible.
Esto abre interrogantes sobre qué se considera cultural (en el sentido de
producto de la ciencia) y qué natural.8
Las posibilidades de intromisión en la intimidad de la naturaleza por parte de
la ciencia y la tecnología, también se aplica a la vida humana en su entorno
social. Vivimos en la era de la información donde las tecnologías de la
comunicación y la informática (TCI) han invadido la vida de las personas por todos
sus costados. “La realidad que se nos construye en las pantallas no sólo influye
sobre nuestra conducta, sino también sobre nuestra percepción del mundo,
haciéndonos vivir, frecuentemente, en una realidad que es en cierto modo
virtual, pero que desde los propios medios puede presentarse como la realidad-
real”9
La construcción de la realidad a través de las TCI es lo que se denomina
realidad virtual. La información publicada queda así confundida con la realidad-
real, quien maneja y controla el flujo de la información, tiene el poder.
Asimismo se presentan y despliegan nuevas problemáticas en relación al
derecho a la intimidad de las personas, el derecho a la información y a la libertad
de opinión y expresión.
Para concluir es importante resaltar que en este estado de situación en torno a
la tecnología y sus avances, requiere especial atención la necesidad de crear
nuevos marcos éticos, legales y políticos que permitan un desarrollo armónico
científico-tecnológico, social y medioambiental.

El texto del sociólogo estadounidense contemporáneo Richard Sennet, “El


artesano” (2009) nos conduce, guiado por el mito de Pandora, a las ideas que
giran en torno a la actividad del artesano. Entiende por artesanía la habilidad de
hacer las cosas bien, como impulso humano duradero y básico que abarca mucho
más que el trabajo manual. Es aplicable también al educador, al médico, al
ciudadano comprometido, al ejercicio de la paternidad, etc. Discípulo de la
filósofa Hannah Arendt10 se distancia de ella al integrar en la actividad productiva
el pensar y el sentir: “la gente puede aprender de sí misma a través de las cosas

8
Un ejemplo sencillo de esto son las razas de animales que son creadas por el hombre a través de la
manipulación genética, el dogo argentino ¿es un perro natural o artificial?
9
Cualquier semejanza del ejemplo desarrollado por el autor con la actualidad nacional es pura coincidencia.
10
Ver en la síntesis del Eje ¿Quién maneja la tecnología? de este dossier la distinción que hace la autora entre
“labor” y “trabajo”.

39
que produce…la cultura material importa”.El compromiso de la producción
comienza con el hacer mismo.
Habilidad, compromiso y juicio son dimensiones relacionadas con el hacer del
artesano. Mano y cabeza conectados.
En el mundo moderno, dice Sennet, se utilizan dos maneras para generar el
deseo del trabajo bien realizado: trabajar en bien de la comunidad como
imperativo moral o prometer recompensas estimulando la competencia entre los
individuos. El autor analiza algunos ejemplos para ilustrar ambos modelos pero
concluye que ninguno de los dos garantiza un buen resultado. “Hacer un buen
trabajo significa tener curiosidad, investigar y aprender de la incertidumbre”
El desarrollo de habilidades supone un entrenamiento, una repetición para
lograr una práctica adiestrada. Una repetición organizada mejora la habilidad
que, a su vez, mejora el contenido de la repetición. En este punto es importante
resaltar la dimensión social de la actividad del artesano.
Por último está el problema derivado de los criterios de calidad, perfección y
experiencia práctica. La asimilación en tanto conversión de información y práctica
en conocimiento tácito, constituye un proceso esencial para todas las habilidades.
Para ilustrar esto el autor describe el funcionamiento del Servicio Nacional de
Salud de Gran Bretaña y los cambios que ha sufrido a lo largo del tiempo
afectando el sistema.

Karl Marx (1818-1883) “Manuscritos económicos filosóficos” Selección de


fragmentos: XXII al XXVII – “El trabajo enajenado”
En la bibliografía propuesta nos encontramos con uno de los más reconocidos
filósofos y economista alemanes del siglo XIX. Su pensamiento ha marcado una
bisagra en la historia de las ideas económico políticas y en el análisis de las
sociedades y del sistema capitalista.
Como introducción al abordaje antropológico que pretendemos en esta sección
del dossier podemos adelantar que para este autor son las condiciones materiales
de la sociedad las que condicionan cómo pensamos. Del mismo modo lo son para
la evolución histórica. Las fuerzas económicas de la sociedad crean los cambios y
de esa manera impulsan la historia hacia delante.
Marx denomina estructura (o base) de la sociedad a sus condiciones materiales
/económicas. Al conjunto de ideas, creencias, leyes, religiones, moral, artes,
filosofías, ciencias, etc. las llamó superestructura. Ambas, estructura y
superestructura se interrelacionan, tienen una influencia recíproca. A su vez la
estructura está conformada por:
- Fuerzas productivas: las físicas e intelectuales del ser humano y las de la
naturaleza
- Medios de producción (tanto los medios para el trabajos como son las
herramientas que se utilizan, las máquinas y la tierra como los objetos para
trabajar como pueden ser las materias primas)
- Relaciones de producción: entre los dueños de los medios de producción y
los trabajadores y trabajadoras (fuerzas productivas). Estas relaciones son
dialécticas y de co-determinación.

Es aquí donde podemos detenernos para pensar en lo que define al hombre


desde el pensamiento de Marx ya que su puesto dentro del aparato productivo lo
define y condiciona, tanto material como ideológicamente. “No es la conciencia
de los seres humanos lo que determina su ser, sino que, por el contrario, es su ser
social el que determina su conciencia”.

40
Es el modo de producción de una sociedad el que decide las condiciones
políticas e ideológicas que predominan en esa sociedad. Son los propietarios de los
medios de producción (la burguesía) los que dominan y deciden lo que es bueno y
lo que es malo para el resto de la sociedad. Los trabajadores (el proletariado) son
la clase dominada y oprimida por condiciones que, en el marco del sistema
capitalista, lo convierten en un ser extraño a si mismo, enajenado. El obrero
trabaja para otro, ese otro se enriquece explotando la fuerza de trabajo obrera y
enriqueciéndose gracias a la diferencia de dinero que obtiene entre lo que el
trabajador genera con su labor (la producción) y el salario que percibe por el
mismo (esta diferencia de capital se denomina “plusvalía”).

“El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuantas más
mercancías produce”
En la cadena productiva se genera un círculo que entrampa al trabajador en
una relación que genera su enajenación (salirse de sí). La realización del trabajo,
su producto, la cosa producida, es a la vez objeto extraño, ajeno. Mientras más
produce el hombre menos posee, mientras más trabaja más sujeto, más dominado
queda por el capital. La vida del trabajador dedicada a generar productos que le
son ajenos, lo coloca y mantiene en un estado de enajenación, fuera de sí mismo.
El sistema oprime al hombre y lo desvaloriza, lo convierte en mercancía.
“…cuanto más produce el trabajador, tanto menos ha de consumir; cuanto más
valores crea, tanto más sin valor, tanto más indigno es él; cuanto más elaborado
su producto, tanto más deforme el trabajador; cuanto más civilizado su objeto,
tanto más bárbaro el trabajador; cuanto mis rico espiritualmente se hace el
trabajo, tanto más desespirituali-zado y ligado a la naturaleza queda el
trabajador.”
La actividad misma del trabajo es vivida como pérdida, como momento fuera
de sí, como perteneciendo a otro. Tanto la relación con lo que produce (el
producto de su trabajo) como el acto de producción en sí mismo son aspectos de
lo que Marx denomina trabajo enajenado.

“…el hombre crea también según las leyes de la belleza”


Ahora bien, el autor agrega otro aspecto a considerar dentro de la relación del
hombre con su actividad productiva y es la afirmación del hombre como ser
genérico consciente. Al igual que el resto del reino animal, el hombre produce sus
medios de subsistencia, produce lo que necesita. Pero a diferencia del resto
además produce universalmente, esto quiere decir que produce libre de la
necesidad física, puede crear.
Ligado a la naturaleza como parte de ella el hombre ejerce su actividad libre,
a voluntad y conciencia. De esta manera el trabajo enajenado afecta a la
naturaleza misma del ser humano como ser genérico, convierte la actividad en un
medio de existencia física, degradando su condición y transformándolo en un ser
fuera de sí, extraño para sí.
“Ni los dioses, ni la naturaleza, sino sólo el hombre mismo, puede ser este
poder extraño sobre los hombres.” Ni el producto ni la actividad pertenecen al
hombre que trabaja enajenado, pertenecen a otro, son al servicio de otro y
dentro de esta relación se encuentra entonces su relación con los otros hombres
de un modo a su vez extraño, hostil. Dentro de este contexto de relaciones
(trabajador - producto - propietario) es la propiedad privada la consecuencia o
resultado necesario, “es el producto del trabajo enajenado, y…es el medio por el
cual el trabajo se enajena, la realización de esta enajenación.”

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“El proletariado no tiene nada que perder excepto sus cadenas”.
Marx plantea el camino de salida del capitalismo hacia una sociedad sin clases
a través de una primera etapa que la denominó “dictadura del proletariado” Los
medios de producción pasarán a manos del pueblo y cada uno “rendirá según su
capacidad y recibirá según su necesidad”.
La Filosofía ya no deberá, dice Marx, ocupar como en períodos anteriores de la
historia del pensamiento, el lugar de intérpretes del mundo sino que ahora de lo
que se tratará es de transformarlo. Este es un sello marxista, su visión dialéctica
de la historia (la interacción dinámica entre el hombre y la naturaleza).
El trabajo, la producción del hombre genera cambios, modifica la naturaleza
cuantitativamente y cualitativamente. Su relación con la materia, con su entorno,
con la naturaleza como parte de ella, son elementos imprescindibles a la hora de
intentar definir al hombre. Cuando el hombre (y la mujer) trabaja, interviene en
la naturaleza y deja en ella su huella. A su vez, la naturaleza interviene en el
hombre y deja huella en su conciencia. Trabajo y conciencia se encuentran
estrechamente relacionados.

Al final de este eje nos encontramos en la bibliografía propuesta con el autor


alemán Martin Heidegger (1889-1976) y 3 capítulos de su libro Filosofía, ciencia y
técnica. Autor complejo si lo hay, ofrecemos aquí un recorrido por los conceptos e
ideas centrales de cada capítulo.
Cap. “La pregunta por la técnica”
Al preguntar por la técnica estamos preguntando por su esencia. La definición
instrumental y antropológica dice que es: un medio para un fin, un hacer que
quiere ser dominado por el hombre. Pero esta respuesta no nos muestra su
esencia, para ello debemos buscar a través de lo correcto, lo verdadero. El
pensamiento de Heidegger va entrelazando preguntas que lo llevan a indagar
sobre lo instrumental, la causalidad, las cuatro causas de la tradición filosófica
(material, formal, final y eficiente) como modos de dar-lugar-a, del pro-ducir.
En palabras de Platón “Todo dar-lugar-a que algo (cualquiera que sea) vaya y
proceda desde lo no presente a la presencia, es producir”. Develar,
desocultar…¿qué tiene que ver la técnica con el desocultar? En el desocultar se
funda todo pro-ducir, en él descansa la posibilidad de toda fabricación
productora. La técnica es un modo de desocultar (lo verdadero).
La palabra griega designa el hacer y saber del artesano y, a su vez, el hacer
más elevado del arte, lo poiético.
En el caso de la técnica moderna el desocultar imperante es un provocar que
pone a la naturaleza en la exigencia de liberar energías, que en cuanto tales
pueden ser explotadas y acumuladas. Descubre las energías ocultas de la
naturaleza, lo descubierto es transformado, lo trasformado, acumulado, lo
acumulado, a su vez, repartido y lo repartido se renueva cambiado. Son modos del
desocultar.
La esencia de la técnica no es nada técnico, nos dice el autor, sino el modo
según el cual lo real se desoculta como constante, reposa en lo dis-puesto.
La esencia de la técnica es ambigua en un sentido elevado. Tal ambigüedad se
indica en lo misterioso de todo desocultamiento, esto es, de la verdad.
Cap. “Ciencia y meditación”
Cultura es el ámbito en el que tiene lugar la actividad espiritual y creadora del
hombre. Pero con ello no decimos nada de su esencia. La ciencia al igual que el
arte son modos en el que se nos expone todo lo que es. La realidad del hombre de
hoy está determinada por la ciencia europea-occidental. Las ciencias se
entrelazan con todos los aspectos y formas de organización de la vida moderna.

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La ciencia es la teoría de los real, dirá Heidegger. La teoría es la
contemplación de lo real y, según el análisis de términos que realiza el autor,
“contemplación” está cercana a “obrar” y “elaborar”. La ciencia moderna es, en
cuanto teoría, una reelaboración inquietante e inventora de lo real. Lo real es lo
presente autoproducente.
Lo inabarcable impera en la esencia de la ciencia. Introducirse en el sentido es
la esencia de la meditación. Esta es algo más que el simple tomar conciencia de
algo, es el resignarse a lo digno de ser preguntado. En la meditación vamos a un
lugar desde donde se abre el espacio que recorre nuestro eventual hacer y omitir,
sus caminos cambian constantemente.
Cap. “Construir, habitar, pensar”
El habitar es el fin que preside a todas las construcciones y como tal se
encuentran en una relación del tipo medio y fin. Si bien esta manera de pensar el
habitar y el construir es correcta, no es acabada. El construir es, en sí mismo, ya
habitar. Heidegger hace un interesante análisis de los términos alemanes para
mostrarnos que la palabra “bauen” encierra en sí tanto la idea de construir como
la de habitar, permanecer, mantenerse. “El modo como tú eres y yo soy, la
manera según la cual somos los hombres sobre la Tierra, es el Baun, el
habitar”.Habitar a su vez quiere decir también cuidar, cultivar.
¿En qué consiste la esencia del habitar? Se pregunta el autor y se responde: el
rasgo fundamental del habitar es el proteger. Habitar salvando la Tierra en el
doble sentido de evitar peligros y liberar su esencia.
¿Hasta qué punto pertenece el construir al habitar?, ¿qué es una cosa
construida?, ¿en qué relación están lugar y espacio?, ¿cuál es la relación entre
hombre y espacio? Son interrogantes que Heidegger despliega en este capítulo
utilizando la construcción de un puente como ejemplo para la reflexión.
El construir pro-duce lugares, pro-ducir es dejar aparecer algo en lo presente,
es además dejar-habitar. La realización de la esencia del construir es el erigir
lugares por medio de tramar sus espacios. El habitar es el rasgo fundamental del
ser, conforme al cual son los mortales. Construir y pensar, son indispensables para
el habitar.

ACTIVIDADES PROPUESTAS

Las propuestas de actividades que aquí les ofrecemos pueden ser utilizadas
para los diferentes ejes del programa.
Con la colaboración de la capacitadora o el capacitador de su provincia,
establezca contacto vía correo electrónico con una escuela de otra provincia
participante de la olimpíada para poder hacer un ejercicio de intercambio de
ideas entre los alumnos y las alumnas. Por ejemplo, una escuela del NEA con una
de la Patagonia, una de Cuyo con el Litoral, o del centro con otra del NOA.
 ¿cuál o cuales son los problemas o preocupaciones que la región a la que
pertenece tu escuela enfrenta en relación a la influencia de la tecnología
en la vida de las personas?
 ¿qué hace o no hace la sociedad/comunidad en relación a ese tema?
 ¿qué hacen o no hacen los grupos de poder (políticos y/o mediáticos) en
relación al tema?
 ¿cómo repercute en la vida cotidiana de las personas y qué consecuencias
positivas y/o negativas tiene? ¿por qué?

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En este punto se puede plantear a los alumnos y las alumnas el desafío de
hacer propuestas de solución que puedan ser llevadas a los ámbitos de discusión
del problema (municipio, concejo, legislatura, etc.).
Otra actividad posible es representar en el aula las diferentes posturas sobre
el tema utilizando el material bibliográfico como soporte argumentativo.
Ejemplo: la minería a cielo abierto, el uso de las redes sociales, la modificación
genética para fines médicos, etc.

A la luz del pensamiento de Ortega y Gasset en “El mito del hombre allende
la técnica” y “Meditaciones sobre la técnica” interpretar la frase “somos hijos e
hijas de la fantasía” y su relación con la idea de Bienestar que elabora el autor:
 ¿Qué relación tiene la fantasía con el uso de la técnica?
 ¿Qué fin persigue el hombre? ¿Por qué?
 ¿Qué diferencia el estar del bienestar?
 ¿Qué hay de natural en el hombre y en la mujer de hoy?
 ¿Podemos separar naturaleza y cultura?
 ¿Qué es la cultura?
 Si nos pensamos como parte de la naturaleza ¿no sería la cultura y
todos sus productos también naturales? Ver en relación a este tema
también el texto de Fernando Savater.

A partir de los textos de José Sanmartín, “La tecnología en la sociedad de fin


de siglo” y León Olivé “La cultura científica y tecnológica en el tránsito a la
sociedad del conocimiento”, investigar en los diferentes formatos de los medios
de comunicación alguna noticia/información que haya generado polémica en la
sociedad por el modo en que ha sido tratada/construida por los mismos.
 ¿Cómo distinguir entre lo que los medios comunican sobre los hechos y
los hechos en sí?
 ¿Cómo y por qué modifican el estar de hombres y mujeres en el
mundo?
 ¿Cuales pueden ser las estrategias para abrir la “realidad” a otras
interpretaciones?
 ¿Qué relevancia y cómo repercuten las relaciones virtuales en la vida
cotidiana?
 Atender al uso del término “natural” que se da tanto en los medios
como en la vida cotidiana: ¿qué postura filosófica suponen en relación
al ser humano y su definición? ¿cuál es su uso y mal uso? ¿por qué?

Desde el pensamiento de Karl Marx en “Manuscritos económicos filosóficos”,


y tomando como guía el concepto de enajenación, investigar y analizar el
fenómeno de las fabricas recuperadas en nuestro país.
 ¿Qué desafíos debieron enfrentar en relación a la organización de las
tareas y la distribución de las ganancias?
 ¿Cuáles son los factores o variables relacionadas con el sistema de
trabajo que se modifican en una organización de este tipo?
 ¿Cómo se define un/a trabajador/a en esos contextos/modelos a
diferencia del modelo capitalista que analiza Marx?
 ¿Cuál será la relación del/la trabajador/a y el producto de su tarea en
estos casos y la diferencia con el sistema capitalista según Marx? ¿Por
qué?

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Proponemos especialmente abrir la posibilidad del trabajo interdisciplinario
en el aula, esto es, invitar a docentes de otros espacios curriculares (historia,
matemática, física, lengua, tecnología, psicología, etc.) a participar por ejemplo,
de la visualización de los videos para poder analizarlos desde diversas perspectivas
y enriquecer la discusión con los diferentes aportes y puntos de vista.

Ver y analizar el capítulo1 del documental Zeitgeist : “La naturaleza Humana”


http://www.youtube.com/watch?v=yQccuof4Doc
Este video sirve para abordar muchas de las aristas propuestas por los autores del
manual: qué es la naturaleza humana, si existe como tal, qué nos define y si
podemos o no separarnos de la cultura (entendida en sentido amplio), la
tecnología modificando la naturaleza, la vida social influyendo en la información
genética, ¿determinismo natural, o condicionamiento cultural?, usos y ¿abusos? de
la ciencia, etc.

Ver y analizar el siguiente fragmento del Documental “Charles Darwin y el Árbol de


la Vida” por David Attenborough de la BBC a la luz de los conceptos que atraviesan
este eje:
http://www.youtube.com/watch?v=xCLsOGVLygg
Qué define al ser humano cómo tal, qué nos diferencia y qué nos une al resto de
los seres vivos, cuál es el papel del uso de la técnica en la evolución, qué
diferencia la técnica de la tecnología, etc.

EJE 4: Tecnología y conocimiento ¿Conocemos, descubrimos o


inventamos?

Son muchos los planteos o temas a partir de los cuales puede abordarse
este eje. A continuación les presentamos algunos de ellos, formulados como
preguntas. En ellos desarrollaremos las ideas principales de los autores incluidos
en la bibliografía propuesta, sin que esto signifique que ese mismo material
bibliográfico no sea útil para otros planteos. La nuestra es sólo una lectura y/u
organización posible.

¿De qué hablamos cuando hablamos de ciencia?

Rubén Pardo, en el texto “Verdad e historicidad. El conocimiento científico


y sus fracturas” sostiene que el mundo de la vida, de la cotidianidad, con sus
creencias y sus prácticas, se ve atravesado inexorablemente por el conocimiento.
Verdad y poder se cruzan y la propiedad del conocimiento se transforma en un
recurso muy importante. Cada época pensó a la ciencia de un modo particular en
relación con su forma de concebir la realidad y la racionalidad. La ciencia sigue
apareciendo hoy como modelo de conocimiento y la cientificidad puede ser
caracterizada por su:
• Capacidad descriptiva, explicativa y predictiva.
• Carácter crítico.
• Carácter metódico.
• Sistematicidad.
• Pretensión de objetividad.
• Se trata de un saber comunicable mediante un lenguaje preciso,
fundamentado lógica y empíricamente

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Según Pablo Kreimer, en “El científico también es un ser humano”, la
ciencia aparece, desde el paradigma moderno, como un conocimiento que
promete soluciones, con garantía de racionalidad y seriedad. Pero esos
pensamientos científicos traen una historia por detrás, que tiene que ver con
discusiones, críticas, refutaciones, experimentaciones, hasta que reciben el rótulo
de “creíbles”. A partir de ahí, una vez aceptados, forman parte del sentido
común, tanto científico como de la sociedad en general.
En el siglo XX este tipo de conocimiento fue cuestionado, comparándolo con
otros tipos de conocimientos y elaboraciones humanas e incluso se lo consideró
como una creencia entre otras. Esto resulta muy provocador, ya que, como
dijimos, la ciencia estaría sostenida por procesos racionales de observación y
experimentación, buscando explicar, predecir y transformar. Este método
experimental, sumado al abandono del principio de autoridad, permitió el
desarrollo de la ciencia moderna.
Según este autor la ciencia moderna podría incluir tres etapas:
Institucionalización: comienza en las Academias, que aparecen por primera
vez en Italia, con la separación de la prueba científica del campo de la fe, es
decir el abandono de la creencia en el campo del conocimiento. Esto se da en el
XVII-XVIII y al comienzo está muy ligado al poder político, acompañado de un
pasaje de lo privado a lo público.
Profesionalización: Ya instalada en espacios institucionales específicos, la
ciencia puede comenzar su proceso de profesionalización de la investigación.
Aparece la carrera, los recursos materiales, los medios de ascenso y
reconocimiento y la cuestión de publicar los resultados de la investigación. A
partir del establecimiento de un salario, aparecen los derechos y obligaciones de
los científicos. Así también cobran importancia los espacios de interacción,
encuentro y legitimación del saber (congresos, jornadas, revistas, etc.)
Industrialización: se remonta al tiempo de la Segunda Guerra Mundial y se
da en lo países más desarrollados, en los cuales la investigación puede convertirse
en una actividad a gran escala.

ACTIVIDAD PROPUESTA:
A partir de algún texto que defina y/o caracterice a la filosofía, elaborar una
comparación entre filosofía y ciencia.

¿Cuándo se crea el paradigma moderno de ciencia?

Varios textos de la bibliografía se ocupan de la época en que el


conocimiento científico, tal como lo conocemos hoy, comenzó a tomar forma.
Nombres como Galileo, Giordano Bruno, Leonardo da Vinci, Copérnico, Kepler
transforman la mirada del hombre sobre el mundo y el cosmos en un tiempo de
grandes cambios: el Renacimiento (XIV-XVI). Como algunas de sus características
más importantes podemos citar:
 Surgimiento y ascenso de la burguesía.
 Desarrollo de las ciudades.
 Crecimiento del espacio vital, con nuevos descubrimientos.
 Expansión comercial y territorial.
 Crecimiento del espacio intelectual.
 Conocimiento no especializado, en esto similar al antiguo.
 Humanismo.
 Reforma Protestante
 Aparición del individuo-ciudadano.
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 Surgimiento de los Estados Nacionales
 Guerras, enfrentamientos, Inquisición
 Desplazamiento de la noción de experiencia a la de experimento
controlado.
 Inventos importantes como la brújula, la pólvora y la imprenta.
 Búsqueda de un método que de rigurosidad al conocimiento: Bacon
 Surgimiento de las Academias.
Este camino fue continuado y profundizado en los siglos posteriores -Época
Barroca- con el nacimiento y desarrollo de la filosofía moderna, Descartes,
Spinoza se unen a Bacon y Newton en la maduración de la ciencia moderna.
Precisamente Descartes en su obra “Los principios de la filosofia” desarrolla
algunos de los rasgos que, desde el Renacimiento, debía tener todo aquel
conocimiento que quisiera acercarse a la verdad. Algunos de ellos son:
La necesidad de dudar como método para acercarse a la verdad: hay que
tomar por falsas las cosas dudosas y quedarse sólo con lo evidente, lo claro y
distinto. Y así, filosofando con método, se podrá llegar a la primera certeza:
pienso, luego existo. Este es entonces el primer y más cierto conocimiento. A
partir de la diferenciación entre cosa pensante y corpórea caracteriza al
pensamiento como aquello que ocurre en nosotros estando conscientes:
comprender, querer, imaginar, sentir. Señala como los modos del pensamiento a
la percepción del intelecto y a la operación de la voluntad. Sienta sus pruebas de
la existencia de Dios, aceptando su poder de preordenar y el libre arbitrio del
hombre.

ACTIVIDAD PROPUESTA: Seleccionar algunos de los principios de Descartes, a


fin de que los alumnos, luego de leer las características de la época, puedan
señalar qué elementos son propios de un pensamiento moderno y cuáles aparecen
todavía como conservadores.
Investigar algunas de las características citadas del Renacimiento y la vida y
obra de los primeros científicos y hacer una puesta en común entre los alumnos.

Para Rubén Pardo aparecen tres modelos epocales en la ciencia:


Un paradigma premoderno, con las oposiciones mito/logos y doxa/episteme
y una concepción del mundo con un orden jerárquico y teleológico, el
geocentrismo y la idea de la finitud del espacio.
Un paradigma moderno, con un proceso de secularización y la idea de una
racionalidad plena. Para ellos el mundo posee un orden racional-matemático, hay
una confianza absoluta en la razón, tanto en su poder de conocimiento como de
dominio y transformación de la naturaleza. Se creía en el progreso y se buscaba la
universalidad, tanto en el ámbito del conocimiento como en la fundamentación de
la ética.
Un paradigma actual, en el que la ciencia está en íntima relación con la
tecnología y donde las ideas del paradigma moderno se encuentran cuestionadas,
como el rechazo a los ideales éticos y a la confianza en el progreso.
Para algunos, esa promisoria razón moderna se convirtió en una razón
instrumental. En esta línea aparece Max Horkheimer, quien en su Crítica de la
razón instrumental señala como objetivo investigar la noción de racionalidad que
sirve de base a la cultura industrial actual. Distingue así una razón objetiva,
entendida como una “fuerza contenida no sólo en la conciencia individual, sino
también en el mundo objetivo: en las relaciones entre los hombres y entre las
clases sociales, en instituciones sociales, en la naturaleza y sus manifestaciones.”

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(1973, 16) La razón subjetiva, que tiene que ver esencialmente con medios y fines
sería, en este caso, una expresión limitada y parcial de la razón absoluta. La crisis
de la razón actual tiene que ver con su subjetivización y formalización, ya no se
siente capaz de concebir una objetividad o la combate como ilusión. Este
debilitamiento del aspecto objetivo de la razón comenzó con su separación de la
religión y se hizo más fuerte en el período del Iluminismo. Los filósofos ilustrados,
para este autor, buscaron atacar a la Iglesia pero en realidad terminaron con la
metafísica y con la propia razón. La razón subjetivizada pierde su autonomía y se
convierte en instrumento; aparece sujeta al proceso social y queda a merced de
manejos ideológicos. Nociones como justicia, tolerancia, verdad, consideradas
anteriormente como inherentes a la razón, ahora siguen siendo consideradas fines
pero ya no poseen un valor y una realidad objetiva. Todo esto es propio de la
cultura de masas. El arte, la política, la religión y también la ciencia se ven
disociadas de la verdad. Según el pragmatismo, el conocimiento tiene que ver con
el uso que se haga de los acontecimientos naturales que se experimentan. La
predicción resulta ser lo más importante y la probabilidad o calculabilidad
sustituye a la verdad. Esta es deseable no por sí, sino porque funciona mejor.
Todo entra dentro de una cadena de medios y fines. En realidad para algunos
pragmatistas como Peirce el procedimiento que eligen tiene que ver con el
método experimental de las “ciencias exitosas”. Por ello la experiencia que
cuenta es el experimento y así “todas las cosas en la naturaleza llegan a
identificarse con los fenómenos que representan cuando se los somete a las
prácticas de nuestros laboratorios cuyos problemas expresan a su vez, no menos
que sus aparatos, los problemas e intereses de la sociedad tal cual es.” (1973, 60)
Esto acerca al pragmatismo al industrialismo moderno, que toma a la fábrica como
modelo y aplica a todos los ámbitos culturales el esquema de la producción en
cadena o de la organización de oficina. El pensar termina siendo medido por su
efecto en la producción o su influencia en el comportamiento social.
Para él el avance progresivo de los medios técnicos, sumado a esta
subjetivación de la razón, se ve acompañado por un proceso de deshumanización,
con terribles consecuencias. “La reducción de la razón a mero instrumento
perjudica en último caso incluso su mismo carácter instrumental. El espíritu
antifilosófico que no puede ser separado de la noción subjetiva de razón y que
culminó en Europa con las persecuciones del totalitarismo a los intelectuales, ya
fuesen sus pioneros o no, es sintomático de la degradación de la razón.” (1973,
64)
Para otros en la actualidad asistimos a grandes cambios en la
epistemología, con nuevas metáforas para explicar la realidad y la experiencia del
hombre. Por ejemplo, la idea de la “red” que permite pensar a los fenómenos
como interconectados y en la cual el sujeto es tejedor y parte de la trama.
Aparece también, de la mano de Edgar Morin, la idea de la complejidad, que da
lugar a los procesos dinámicos y no a los lineales, dejando de lado la búsqueda de
predicción y conservación. La necesidad de un pensamiento complejo que se haga
cargo de la complejidad propia de la realidad y no busque simplificarla. Para ello
será importante seguir los tres principios propuestos por este autor: el dialógico,
el de la recursividad y el hologramático.

ACTIVIDAD PROPUESTA: tomar algunos fragmentos de la película Tiempos


modernos y analizarlos a la luz de los pensamientos de Horkheimer y Morin.

La ciencia ¿es una teoría o una práctica?

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Hay una distinción importante entre ciencia básica, que es aquella que
busca comprender y explicar los fenómenos del mundo físico, natural o social, y
ciencia aplicada, que pretende abocarse a la resolución de problemas específicos.
Para Pablo Kreimer el asunto es que en nuestro país muchas de aquellas
investigaciones declaradas como aplicadas deberían ser llamadas aplicables, ya
que nunca llegan a aplicarse de veras. Muchas veces esto sucede por la falta de
institucionalización, de interacción, que provoca que cada investigación sea como
una experiencia piloto, sin poder estandarizarse. La grave consecuencia de este
conocimiento aplicable no aplicado (CANA) es que pone en cuestión la propia
utilidad del conocimiento científico. En consonancia con esto nuestro país tiene
una historia de “fuga de cerebros”, por razones políticas, por problemas de
recursos, por estrategias de captación de científicos de países más desarrollados,
etc., historia que también dificulta la consolidación de tradiciones científicas
aquí.
Esther Díaz, por su parte, señala dos etapas básicas en el proceso de
investigación: Por un lado, la investigación básica, que es la búsqueda del
conocimiento por el conocimiento mismo. Puede ser subsidiada o no, pero el
investigador debería poder elegir su tema libremente. Si el investigador recibe
indicaciones sobre el objeto de investigación, por ejemplo desde la institución que
financia el proceso, entonces se trata de una investigación básica orientada. En la
investigación aplicada, en cambio, los conocimientos se elaboran dirigidos hacia
algún objetivo práctico. Se arman proyectos que podrían modificar la realidad, a
través de la técnica y la tecnología, tanto en las ciencias naturales como en las
sociales. Entonces la técnica y la tecnología es la instrumentación concreta de
medios para obtener ciertos objetivos, con una base teórica de conocimiento
científico.
La pregunta que uno podría hacerse es si realmente existe la investigación
básica pura o si en toda investigación participa la tecnología.

ACTIVIDAD PROPUESTA: Tomar la famosa frase de Bacon “Saber es poder”,


para reflexionar sobre ella en nuestro contexto actual.

¿Qué papel juega el científico en sus descubrimientos e investigaciones?

Heisenberg en La imagen de la naturaleza en la física actual comienza


planteando que los cambios en la imagen de la naturaleza según la ciencia
repercuten en todos los demás ámbitos de la vida. Por ello le interesa analizar los
cambios en la actitud del científico a partir del surgimiento de la ciencia
moderna. En el s XVII, Kepler, Galileo y Newton enfrentan como punto de partida
la imagen de la naturaleza como creación de Dios, propia de la Edad Media.
Esta actitud del hombre ante la naturaleza fue reemplazada, siguiendo a
Galileo, ante la posibilidad de aislar ciertos procesos naturales de sus
circunstancias, a fin de explicarlos a través de su descripción matemática. Esta
descripción pretende ser objetiva, en la búsqueda de leyes universales. Aquí es
interesante ver cómo en la misma época aparece la naturaleza como objeto de
representación artística, independientemente de los temas religiosos.
Bajo el paradigma de la mecánica newtoniana y con el desarrollo de la
técnica, se pudieron aplicar las fuerzas de la naturaleza, en ámbitos como la
óptica, la mecánica y la térmica. Asimismo, la técnica, con el perfeccionamiento
de diferentes aparatos, permitió al hombre adentrarse en ámbitos remotos de la

49
Naturaleza, tanto a niveles astronómicos como atómicos. Hasta ese momento
reinaba la concepción materialista y atomista que sostenía que el átomo era lo
realmente existente, base de la perdurable materia.
Esta concepción materialista entra en crisis con el desarrollo de la teoría de
la electricidad, para la cual lo auténticamente existente no era la materia sino el
campo de fuerzas. Con ello se introdujo un elemento abstracto, no intuitivo, a la
imagen del universo, que siguió conservando, sin embargo, una faceta materialista
al sostener a los constituyentes del átomo – protones, neutrones y electrones-
como última realidad existente. Lo que resulta interesante es que en este nivel
micro de investigación el proceso de observación comienza a producir cambios en
el comportamiento de las partículas y por lo tanto, las leyes enunciadas a partir
de esas observaciones no se refieren al comportamiento de las partículas en sí
sino a nuestro conocimiento de dichas partículas. En esto consiste el Principio de
Incertidumbre enunciado por Heisenberg.
“Nunca somos sólo espectadores, sino siempre también actores en la
comedia de la vida”, dijo Bohr. “El objeto de la investigación no es la naturaleza
sino la naturaleza sometida a la interrogación de los hombres.” Cae con ello la
división cartesiana de res cogitans y res extensa.

ACTIVIDAD PROPUESTA: tomar cuadros de distintas épocas para ver cómo


cambia la representación de la naturaleza

¿Podemos hacer ciencia con independencia del lugar donde nos ubicamos?

La relación entre ciencia, tecnología y sociedad pudo ser pensada cuando se


aceptó la idea de que la ciencia transformaba la sociedad pero ésta también
influía en el desarrollo de los conocimientos. Asimismo se constata que la ciencia
no sólo acarrea aspectos positivos, sino que produce problemas que a veces no
puede resolver ella misma. Y se agrega a esto la idea de que toda comunidad
científica tiene un aspecto social y otro cognitivo, que son indisociables. Esto
significa que toda ciencia, aunque se nos presente como naturalmente verdadera,
es una fabricación social. De ese modo se vuelve necesario analizar el proceso de
elaboración del conocimiento científico.
Ya desde el siglo XVII se plantea el debate de la relación entre los
científicos y el Estado que interviene y del carácter público o privado de las
investigaciones.
Hay acuerdo generalizado respecto a que la ciencia debe servir para algo
más que para acrecentar los conocimientos. Pero para algunos la ciencia debería
servir para cambiar el modelo social, para otros serviría para que los países menos
desarrollados lleguen al progreso. En la actualidad es muy criticada la concepción
que indica una trayectoria lineal que va desde la investigación al desarrollo y a la
innovación. En Latinoamérica se consideró necesario generar conocimientos y
tecnologías adaptados al contexto latinoamericano, para reducir la dependencia
respecto a los países ricos.
Históricamente la ciencia fue utilizada para resolver problemas sociales:
ante un problema social determinado aparece la intervención pública que busca la
generación de conocimiento que permitan solucionar esos problemas. Pero en este
esquema se toma al conocimiento científico como la única estrategia posible y se
considera que el problema social es algo dado. Pero un problema social no es tal
hasta que alguien lo define como tal y lo socializa; entonces la ciencia no es sólo
un recurso para resolver problemas sino que también participa en su definición/

50
construcción. De acuerdo al modo en que el problema sea definido se buscará
apelar a uno u otro modo de resolución.
El otro tema a analizar es qué pasa con la ciencia en los países en
desarrollo. Dejando de lado el modelo difusionista de la ciencia occidental, para
Pablo Kreimer caben dos formulaciones diferentes: o la ciencia de estos países
tiene características propias que podrían constituirla en una ciencia periférica o
esta ciencia, a pesar de estar marcada por características locales, no es periférica
sino ciencia “en” la periferia. En este último caso las reglas propias, locales, de la
ciencia no serían síntomas de atraso sino características propias de la cultura y de
su interacción con la ciencia internacional.
Para Hebe Vessuri, en cambio, el contexto sociocultural de la periferia
operaría como una restricción a la investigación, ya que se trabajaría siempre
dentro de los parámetros de la ciencia normal, buscando más una aplicación de la
ciencia a las necesidades sociales que una verdadera ciencia pura. Es decir, que
estaríamos frente a ciertas marcas estructurales que mostrarían limitaciones para
generar espacios locales de producción de conocimientos innovadores. Lo que
resulta importante en ambos casos es el reconocimiento de que las condiciones
socioculturales sí influyen en las tradiciones científicas, ya que actúan en
diferentes momentos, por ejemplo en la definición de temas de investigación.

ACTIVIDAD PROPUESTA: investigar cuáles son las políticas del gobierno


nacional y/o provincial con respecto al desarrollo científico y a los científicos y
compararlas con épocas anteriores e intentar ubicarlas dentro de alguno de los
análisis presentados en el dossier.
¿Qué problemáticas socioculturales despiertan el interés de los
investigadores hoy en cada una de las regiones? ¿Se presentaron ya soluciones?
¿Cuáles?

Si en la ciencia no hay un progreso acumulativo, ¿cómo avanza?

Con respecto al progreso científico, dos posturas resultan especialmente


interesantes por sus planteos filosóficos: los planteos de Kuhn y Foucault.
Kuhn se propone explicar a qué se deben los cambios en la ciencia y
analizar este fenómeno desde el devenir histórico. Rechaza la idea de un progreso
indefinido y de una meta trascendente como la verdad. Distingue diferentes
momentos: uno de presciencia, en el que se elaboran diferentes hipótesis frente
al/los problemas, sin que ninguna logre el consenso necesario. Cuando una de esas
explicaciones logra imponerse frente a las otras, se constituye en paradigma
inaugurando una etapa de ciencia normal. Pero como no existe ninguna teoría tan
perfecta cuando se la enfrenta a la realidad, comienzan a surgir anomalías en el
paradigma y cuando esa imposibilidad de solucionar problemas se vuelve
intolerable, se produce una crisis y en ella nuevas teorías van apareciendo. Y el
proceso comienza de nuevo; esto es lo que Kuhn denomina revoluciones
científicas.
En el caso de Foucault, este pensador analiza la ciencia como
acontecimiento histórico-cultural, como un dispositivo de saber-poder avalado por
la racionalidad de sus discursos y sus prácticas. Su discurso es desmitificador en el
sentido de que considera a la ciencia y a la verdad como construcciones históricas
e inmanentes. Las condiciones de posibilidad de los saberes contenidos en una
época determinada se denominan epistemes. Por ejemplo la episteme moderna
que considera que se apoya en la representación: considera que la realidad es tal

51
como la refleja el conocimiento científico. En el s.XIX se fue produciendo una
fractura epistémica, la representación deja lugar a la historicidad.

ACTIVIDAD PROPUESTA: comparar los paradigmas de Foucault con las


epistemes de Foucault buscando similitudes y diferencias. Ejemplificar.

¿Y la tecnología?

Con respecto a la técnica es importante tener en cuenta cómo se da una


relación de reciprocidad con el conocimiento científico; ya que nuevos
instrumentos permiten nuevos conocimientos que a su vez son necesarios para que
esa técnica siga desarrollándose. Pero tal vez lo más interesante desde el punto
de vista filosófico, es el grado en que tanto la ciencia como la técnica influyen en
la relación del hombre con la naturaleza, ya que la técnica, al modificar el
ambiente, genera una visión del mundo derivada del conocimiento científico.
Nuestra relación con el mundo se ve así mediada por la ciencia y la técnica.
Un vínculo va de la ciencia a la técnica, de la técnica a la industria, de la
industria a la sociedad y de la sociedad vuelve a la ciencia. Es imposible aislar uno
de estos términos sin caer en el peligro de deificarlo o idolatrarlo. Son conceptos
interdependientes y por ello es necesario un macroconcepto que los reagrupe. Sin
embargo, para Morin la técnica polarizó la manipulación a partir de la ciencia
experimental que manipula para verificar. Pero la manipulación de objetos
naturales, que era concebida como la emancipación humana - ya que el dominio
de la naturaleza se identificaba con el desarrollo de lo humano-, también llevó a
la manipulación y sometimiento del hombre por el hombre.
Para este autor, en ciertos campos, “la tecnología se ha convertido en el
soporte epistemológico de una simplificación y de una manipulación generalizadas
inconscientes que se toman por la racionalidad”. La racionalización es una lógica
cerrada y demencial que busca a toda costa que la realidad se adapte a ella. En
cambio la razón es abierta y acepta la presencia de los no racionalizable, lo
desconocido.

ACTIVIDAD PROPUESTA: ilustrar con algún ejemplo concreto el vínculo


ciencia-técnica-industria-sociedad-ciencia.
Debatir entre todos si la tecnología es positiva o no. Buscar argumentos
para ambas posturas.

¿Por qué es importante reflexionar filosóficamente en este campo?

En esta dirección respecto de la unión entre el hombre, la naturaleza y el


conocimiento que tiene de ella, podemos ubicar a Edgar Morin con su propuesta
de una antroposociología, abierta tanto al universo biofísico como a lo imaginario
y los mitos. Esta disciplina debería reflexionar sobre las revoluciones de nuestro
conocimiento y la dificultad de prescindir de esa noción de sujeto de
conocimiento que está siendo tan cuestionada.
Para este autor la ciencia entraña la verdadera revolución moderna y crea
la civilización técnica, pero no es conciente de sí misma. Logra dominar el mundo
pero corre el riesgo de aniquilarlo y aniquilarse a sí misma. Considera que la
posibilidad está, a la par del desarrollo del pensamiento complejo, en el carácter
cuestionador, crítico, pero también poético y constructivo de la ciencia. Estos
atributos abren la ciencia a la filosofía y la alejan del pensamiento reductor,

52
disyuntivo, unidimensional, que sólo busca eliminar la contradicción y la
incertidumbre, presentes de la realidad.
“Conciencia sin ciencia y ciencia sin conciencia son radicalmente mutiladas
y mutilantes.” (27) Es importante plantear el conocimiento del conocimiento, ya
la epistemología moderna mostró que el conocimiento científico no era
meramente acumulativo y que además ese aumento de conocimiento no
necesariamente significaba progreso. La ciencia es cambiante y, en contra de los
dogmas, permite ser contestada. De acuerdo con el falsacionismo de Popper, este
conocimiento no avanza por aumento de verdades sino por eliminación de errores.
Y Kuhn completa este esquema con las revoluciones paradigmáticas.
Distintos debates caracterizan a la epistemología contemporánea, desde la
racionalidad del conocimiento al propio criterio de cientificidad, que en la
actualidad se relaciona directamente con el consenso dentro de la comunidad
científica. Ya no es entonces la pura transparencia de las leyes de la naturaleza,
sino que detrás de cada concepto científico hay toda una historia, múltiples
reflexiones, investigaciones, etc. Y como la observación es tributaria de los
instrumentos de una sociedad y de una época, el conocimiento científico es
inseparable de la tecnología. La ciencia forma parte de una cultura determinada
que percibe y recorta lo real también de una forma determinada.
Si bien en el siglo XX la actividad científica sufre una suerte de
desacralización, por ejemplo debido a los estudios sociológicos, es necesaria una
ciencia de la ciencia que permita ver las condiciones, las posibilidades y los
límites que organizan el conocimiento. Esta reflexividad conciente permite, al
igual que el Principio de Incertidumbre de Heisenberg, la reintroducción del
sujeto en el conocimiento científico. Así también es necesaria la toma de
conciencia de los límites y las manchas ciegas del conocimiento científico,
abandonando la idea de un conocimiento infinito “El conocimiento es un juego de
las fronteras en los límites de lo claro y de lo oscuro, de lo pensable y lo
impensable.” (64)
Un concepto que debe ser complejizado para Morin es el concepto de
progreso. Este es habitualmente asociado a lo acumulativo, cuantitativa y
cualitativamente, a las ideas de razón, orden y organización. Pero desde la misma
ciencia, el 2do principio de la termodinámica muestra que el calor, y por lo tanto
el universo, es agitación, degradación, dispersión, desorden, y de ese modo se
organiza.
En el desarrollo de la ciencia y la tecnología, desde el siglo XVII al XX,
aumentaron las certidumbres pero también las incertidumbres. Hubo así un
progreso del conocimiento a la par de un progreso de la ignorancia. Pero
reconocer una ignorancia o una incertidumbre también es un progreso.
En el corazón de la ciencia aparece el carácter progresivo y regresivo. Por
ejemplo la especialización que en un punto implica un progreso del conocimiento,
también produce regresión porque da lugar a conocimientos fragmentarios y no
comunicantes.
A pesar de que la ciencia es elucidante, enriquecedora, conquistadora,
triunfante, su desarrollo tiene algunos rasgos negativos, a saber:
• El desarrollo disciplinar que puede llevar a la superespecialización,
compartimentación y fragmentación del saber.
• La disyunción entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias del
hombre.
• En las ciencias antroposociales también se dan los vicios de la
especialización, no pudiendo trabajar los conceptos centrales.

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• Se da una falta de conciencia y una anonimización de ese
conocimiento científico.
• Los científicos producen un poder sobre el que ya no tienen poder,
por ej. en el tema de la manipulación.
• La ciencia es un campo abierto donde combaten las teorías, las
visiones del mundo y los postulados metafísicos. Así sería ingenuo
pensar en una ciencia libre de toda ideología, en la que reinara una
sola visión del mundo. Sin embargo, como reglas del juego, aparecen
el respeto a los datos y la obediencia a los criterios de coherencia.
• Es necesaria una metaciencia que estudie tanto el enraizamiento
sociocultural de la ciencia y sus estructuras ideológicas; pero ésta
tampoco sería la ciencia definitiva.

ACTIVIDAD PROPUESTA: Proponer a los alumnos la elaboración de un breve


ensayo en el cual aborden la pregunta central de este eje: ¿Conocemos,
descubrimos o inventamos?

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Capacitación metodológica:
Algunas nociones importantes de
nuestra propuesta.
El diálogo filosófico

¿Por qué escribir un Diálogo?

Este año les proponemos algo diferente para el Nivel I, que pensamos tiene
mucho que ver con la filosofía o con la forma de hacer filosofía que subyace en el
proyecto de la Olimpíada: escribir un diálogo. Hacer el ejercicio que se volvió
habitual para Sócrates o para Platón, animarse al encuentro (o más bien al
desencuentro) con otro, ir y venir entre preguntas y posibles respuestas.
Creemos que este tipo de producción puede resultar interesante para los
estudiantes sobre todo si tenemos en cuenta que en este nivel deben participar en
pareja.
Aquel que cree estar en posesión de un saber absoluto no dialoga, no le interesa
conocer lo que el otro piensa, pues no hay para esa persona nada que pensar. En
cambio, quienes dialogan lo hacen porque comparten alguna inquietud, porque
están dispuestos a escuchar lo que ese otro tiene para decirle, aunque esto
implique muchas veces revisar o volver a pensar nuestras ideas.
Hacer filosofía es entonces, adentrarse en ese movimiento dialógico y
asumir las preguntas o problemas que pudieran surgir en un camino que se vuelve
fundamentalmente compartido, discutido y en última instancia, desconocido.

¿Qué es un Diálogo Filosófico?

Preguntarnos acerca de lo que entendemos por “diálogo filosófico” implica


pensar qué sería “lo filosófico” de un diálogo, y en todo caso qué concepción
tenemos sobre la filosofía. En este sentido, como venimos sustentando desde hace
algunos años, el proyecto de Olimpíada intenta recuperar lo que creemos es
fundamental en el momento de filosofar:
• la formulación de preguntas y la discusión o problematización de las mismas
• la confrontación de ideas
• la defensa de una tesis
• la argumentación coherente
• la apertura hacia otros pensamientos.

Entablar un diálogo filosófico es una práctica que pone en juego estos


procedimientos sin que esto signifique dejar de lado la creatividad o el humor.
Muchas veces se cree que dialogar supone posicionarnos como sujetos que
discuten de manera absolutamente cordial y formal sobre un tema, con el
propósito de llegar a una respuesta conjunta.
Pero tal como sostienen W. Kohan y V. Waksman :

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“El diálogo filosófico no es espontáneo ni está dado. Tampoco es una situación ideal en
que todos los seres humanos llegarían a un consenso sobre cómo vivir en sociedad.
Existe una versión muy divulgada del diálogo, según la cual el mismo llevaría a la
superación de los desacuerdos, pero la filosofía es el campo de los desacuerdos.”
Entendemos el diálogo filosófico como la explicitación y comprensión de los
desacuerdos. Para eso, nada mejor que explicitar los desacuerdos, nada más
importante que saber que no pensamos de la misma manera.
El diálogo filosófico es una forma de aclarar, explicitar, entender, valorar esas
diferencias.”11
Entonces, cuando les proponemos a nuestros estudiantes que escriban un
diálogo los estamos invitando a que juntos reflexionen y discutan sobre alguna
cuestión sin que esto implique el encuentro de una respuesta definitiva. Tal vez lo
interesante de un diálogo sea justamente la confrontación, la puesta en escena de
las preguntas
En general, es frecuente diferenciar el “diálogo” de la “conversación”. Al
respecto Buber “considera que la conversación no está caracterizada por la necesidad
de comunicar o aprender algo, ni de influir a alguien a conectarse con él, sino sólo por
el deseo de asegurar o fortalecer la confianza en sí mismo12. Como vemos, aquí se
pone énfasis en el carácter intersubjetivo del diálogo y en la importancia de querer
resolver alguna inquietud o expresar un problema.
R. Maliandi también destaca la importancia de distinguir el diálogo de otros tipos de
conversaciones, a las que denomina “seudodiálogos”, en las que predomina el deseo
de ganar la discusión asumiendo actitudes de “defensa” y de “ataque”.
En cambio, “El auténtico diálogo, el diálogo crítico, no es un combate de gladiadores
en el que cada uno trata de vencer al oponente, sino una alianza de los dialogantes
contra la dificultad que ambos aspiran a despejar. El convencer pesa aquí más que el
vencer, se refuta el argumento, no se derrota al interlocutor”13.
Teniendo en cuenta los aportes de estos autores, podríamos advertir dos
extremos a la hora de considerar el diálogo: por un lado, la creencia de que
deberíamos llegar a un nivel de absoluto entendimiento o consenso y por el otro,
pensar que una discusión implica ganar o vencer a mi interlocutor.
El diálogo filosófico exige movimiento, apertura, no se trata de un discurso seguro
y unitario. Partimos de un problema, consideramos aquello que dice mi
interlocutor, es decir, escuchamos, nos detenemos y volvemos a pensar el asunto,
ese problema que ahora puede traernos otros. No sabemos exactamente a dónde
vamos a llegar, por eso dialogamos, porque juntos queremos buscar.

CRITERIOS DE EVALUACIÓN DE LOS DIÁLOGOS FILOSÓFICOS

Los/as alumnos/as interesados/as, dirigidos por el/la docente del curso,


elaborarán un diálogo sobre alguno de los temas propuestos, en base al material
bibliográfico orientativo proporcionado por la organización de la Olimpíada. Los
trabajos serán realizados en pareja y tendrán una extensión no mayor a 1600
palabras (aproximadamente 4 páginas). En las diferentes instancias, se

11
Walter Kohan y Vera Waksman: “Filosofía con niños”. Ed. Novedades Educativas, Buenos Aires, 2000, p
79-80.
12 12
Walter Kohan y Vera Waksman: “Filosofía con niños”. Ed. Novedades Educativas, Buenos Aires, 2000, p
24-25
13
R. Maliandi: “La liebre, el erizo, el tigre y la araña. Sobre los modos de argumentación”, publicado en el
suplemento literario de La Gaceta, Tucumán, 1 de Octubre de 1995.

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organizarán jornadas de exposición y debate de los trabajos, en la cual los
estudiantes presentarán los mismos trabajos que fueron seleccionados en las
escuelas, pudiendo ampliar o corregir los aspectos que consideren necesarios en la
exposición oral. Los jurados que participen en cada instancia deberán tener en
cuenta los siguientes criterios de evaluación, que detallamos a continuación:

• Planteo de problemas filosóficos:


Este criterio nos permite diferenciar el diálogo filosófico de otro tipo de
diálogos o producciones ficcionales y alude a la importancia de problematizar
sobre la cuestión que se aborde. Es fundamental la formulación de preguntas que
apunten a la creación o clarificación de conceptos, a la búsqueda de supuestos, a
la consideración de diferentes puntos de vista. 30 puntos

• Argumentación coherente de las ideas.


En este punto el jurado atenderá a la consistencia lógica del trabajo. Se debe
tener en cuenta que el mismo cuente con un aparato argumentativo coherente
que justifique las ideas propuestas. Este punto es especialmente importante en la
evaluación de la exposición y defensa oral del trabajo en las jornadas. 20 puntos

• Aportes personales a la temática


Este punto es crucial ya que atiende a la originalidad de la propuesta. Se
valorará la capacidad de los/as estudiantes para vincular lo contenidos teóricos
con experiencias o problemáticas concretas del mundo contemporáneo. Si bien se
evaluará la rigurosidad en el manejo del aparato conceptual elegido, el diálogo
deberá relacionar esos conceptos con aspectos de la realidad actual, ya sea a
nivel de problemas locales, nacionales, mundiales, históricos, etc.30 puntos

• Claridad de la presentación del tema


Es fundamental que el diálogo desarrolle y presente el problema trabajado de
manera clara, tanto en la producción escrita como en la defensa oral. 20 puntos

El ensayo filosófico

¿Qué es un Ensayo filosófico?: la defensa de una tesis a partir de


argumentos. No se trata del mero informe de opiniones sin fundamentación, se
requiere de un proceso argumentativo, tenemos que dar razones de nuestras
afirmaciones.
Un ensayo no puede ser tampoco una recopilación de las ideas de otros
pensadores, debe haber una mirada crítica, alguna posición personal. Esto no
quiere decir de ningún modo que tengamos que elaborar una idea brillante o
sumamente original pero sí tratar de tener alguna perspectiva sobre lo que
estamos planteando.
1) Esquema: antes de escribir el ensayo es conveniente clarificar lo que vamos a
decir, organizar nuestras ideas. Estamos hablando de una estructura, de un
esquema previo a toda escritura. Este esquema consta básicamente de tres
momentos:
Introducción: donde se expone el problema a trabajar y la hipótesis sobre el
mismo. Es la presentación de la tesis y del problema.

57
Desarrollo: es el cuerpo argumentativo, la parte central del ensayo, donde se
puede recurrir a diversos caminos (técnicas argumentativas) que sirvan para
sostener la tesis.
Conclusión: se reafirma la hipótesis inicial, se hace un repaso del recorrido
realizado.

REDACCION DEL ENSAYO

1- Extensión máxima: 1600 palabras (aproximadamente entre 2 y 4 pag, incluída


la bibliografía al final)
2- Lenguaje claro y preciso: es decir una prosa directa, sencilla, con oraciones y
párrafos cortos, en el que el uso de los conceptos filosóficos sea el adecuado. (Es
importante recordar a los alumnos que deben respetar el uso técnico que los
filósofos dan a muchas palabras que parecen comunes)
3-Coherencia textual: la cual se logra a través de una argumentación concisa y
profunda, dado que:
“No se trata de divagar sobre todo lo que sabes sobre un tema dado,
intentando demostrar cuánto sabes y lo listo que eres. Los problemas y las
preguntas son específicas, y deberías asegurarte de que tratas ese problema
particular. Formula el problema o la cuestión principal a la que deseas
enfrentarte al comienzo de tu trabajo, y mantenla en mente todo el tiempo. No
debe haber nada en tu ensayo que no trate directamente ese problema. Desecha
todo lo demás. Siempre es mejor concentrarse en uno o dos puntos y
desarrollarlos en profundidad que intentar engullir demasiado. Uno o dos senderos
bien dibujados son mejores que una jungla impenetrable.
Pero “explícate en profundidad” también significa que seas tan claro y
explícito como sea posible cuando escribes. Haz como si tu lector no hubiese leído
el material que estás discutiendo, y no ha dedicado mucho tiempo al problema de
antemano. No dejes ninguna afirmación sin fundamentar detenidamente”
4- Cohesión textual: esta se refiere a la relación entre los elementos textuales y
se logra gracias a conectores, los cuales se usan en función del tipo de vinculación
que se quiere lograr entre los diferentes argumentos del texto. Pueden ser:
Aditivos: establecen una relación de coordinación, se usan para acumular ideas.
(Además, continuación, en otro orden de cosas, al mismo tiempo, de la misma
manera.)
Disyuntivos: plantean una opción entre dos o más ideas. (O, u)
Adversativos: expresan oposición o contraste. (Pero, no obstante, sin embargo,
pese a lo expuesto, en cambio.)
Causales: Indican relación de causalidad. (Por esta causa, porque, pues, por lo q
antecede, debido a)

Otros: Consecutivos -Condicionales- Temporales.

5- Técnicas argumentativas: puede apelarse a estas para lograr una


argumentación más efectiva. Entre las más relevantes encontramos:
Hacer concesiones A veces, más efectivo que rechazar de plano un
argumento contrario, es reconocer en él algún razón y luego rechazarlo. “Si bien
no la falta razón a...., sin embargo....” “Aun admitiendo que...no es menos
cierto que...” ( técnica usada por Mill)
Desmentir o refutar Se comienza refutando la validez de los argumentos
contrarios“Contrario a lo que sostiene....” “No puede darse crédito a...”

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Dar Ejemplos Se emplean para ilustrar lo que se pretende demostrar y
defender; sirven, por tanto, como factor indispensable para lograr la persuasión.
Realizar Citas La argumentación se apoya normalmente en testimonios
fidedignos y citas que manifiestan la opinión sobre el tema de personas famosas,
de expertos conocidos. Su objetivo es reforzar la idea sostenida, o bien
adelantarse a posibles argumentos contrarios.

Otras: realizar paráfrasis, reformulaciones, metáforas argumentativas

CRITERIOS DE EVALUACIÓN DE LOS ENSAYOS FILOSÓFICOS

Los/as alumnos/as interesados/as, dirigidos por el/la docente del curso,


elaborarán un ensayo sobre alguno de los temas propuestos, en base al material
bibliográfico orientativo proporcionado por la organización de la Olimpíada. Los
trabajos serán individuales y tendrán una extensión no mayor a 1600 palabras
(aproximadamente 4 páginas). En las diferentes instancias, se organizarán
jornadas de exposición y debate de los trabajos, en la cual los estudiantes
presentarán los mismos trabajos que fueron seleccionados en las escuelas,
pudiendo ampliar o corregir los aspectos que consideren necesarios en la
exposición oral. Los jurados que participen en cada instancia deberán tener en
cuenta los siguientes criterios de evaluación, que detallamos a continuación:

1) La estructura del ensayo en introducción, desarrollo y conclusión


Este criterio apunta a la estructura formal del trabajo, entendiendo que
cualquier producción escrita en la cual se exponen ideas debe contar con una
estructura lógica y expositiva. En este sentido se alienta el trabajo intelectual
ordenado y riguroso y se desalienta toda propuesta que confunda la filosofía con
otras expresiones como la producción lírica o ficcional. 10 puntos
2) Enunciación de los objetivos y fundamentos
Es importante que el jurado tenga en cuenta la especificación de los objetivos del
trabajo y de la exposición de los fundamentos que sostienen las ideas expresadas
en él. Recordemos que nuestro interés es que los estudiantes aprendan a decir lo
que piensan fundamentando sus puntos de vista. Para ello pueden recurrir, tanto
al aparato teórico y bibliográfico proporcionado para el tema elegido como a
referentes empíricos de las realidades que tengan que ver con el tema propuesto.
20 puntos

3) Argumentación coherente de las ideas.


En este punto el jurado atenderá a la consistencia lógica del trabajo. Se
vincula estrechamente con lo anterior, ya que se debe tener en cuenta que el
mismo cuente con un aparato argumentativo coherente que justifique las ideas
propuestas. Este punto es especialmente importante en la evaluación de la
exposición y defensa oral del trabajo en las jornadas. 30 puntos

4) Aportes personales a la temática


Este punto es crucial ya que atiende a la originalidad de la propuesta. Se
valorará la capacidad de los/as estudiantes para vincular lo contenidos teóricos
con experiencias o problemáticas concretas del mundo contemporáneo. Si bien se
evaluará la rigurosidad en el manejo del aparato conceptual elegido, el ensayo

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deberá relacionar esos conceptos con aspectos de la realidad actual, ya sea a
nivel de problemas locales, nacionales, mundiales, históricos, etc. 30 puntos

5) Claridad de la presentación del tema


Se tendrá en cuenta la claridad en el manejo de los conceptos y de la exposición
de las ideas, así como la expresión escrita y oral de los participantes. 10 puntos.

Actividades para la selección del tema

Las siguientes actividades buscan ser elementos de guía para el docente y el


alumno, en ningún caso son las únicas ni menos aún exclusivamente en el orden
aquí designado. Cada docente sabrá cómo lograr que su alumno descubra qué es lo
que lo motiva a escribir un ensayo o diálogo filosófico, y sobre qué tema quiere
hacerlo.
a) Interés: partir del interés de los alumnos asegura que para ellos sea un
trabajo placentero y beneficioso. Para esto se puede leer los resúmenes de
cada unidad y subunidad, los que nos brindan una panorámica general de
las posibles temáticas.
b) Problemas: las problemáticas serían aquellas situaciones que despiertan
una actitud de inquietud y conflicto en el adolescente, la que a su vez,
suscita el planteo de preguntas que funcionan como orientadoras para el
ensayo. Es importante que la problemática elegida sea lo más acotada
posible, ya que ello dará lugar a la temática.
c) Planteo de preguntas: las mismas surgen de la problemática. No siempre
tienen que ser resueltas en el ensayo, sino que pueden quedar abiertas a
una reflexión posterior.
d) Conceptos opuestos: la problemática puede dar lugar a conceptos o visiones
opuestas; es importante explicitar tales conflictos, sin temerles, ya que son
partes del problema.
e) Problemáticas de la realidad: para que el alumno encuentre sentido a lo
que está por investigar, el tutor debe guiarlo para que encuentre relaciones
entre su temática y la realidad.
f) Lectura de fragmentos: los mismos deben servir como disparadores del
abordaje. Cabe aclarar que no es necesario trabajar con una unidad
completa, sino que puede trabajarse desde una subunidad, inclusive con
textos que no figuren en el manual. Esto último queda a criterio del
docente y su alumno.

La elección del tema debe ser limitado, puesto que ello hace de un ensayo más
interesante y profundo en su planteo. Si bien el ensayo quiere ser la forma de
que nuestros alumnos muestren su creatividad y reflexión personal, no se debe
perder de vista la apoyatura bibliográfica.

Investigación bibliográfica

• Necesidad de fundamentos teóricos para abordar la temática.


• Importancia del trabajo con bibliografía en filosofía para dar sustento a
nuestros argumentos.
• Hacer referencia a la difícil relación de los chicos con los libros por la falta
de hábito y la tendencia a buscar la repetición conceptual o respuestas “ya
armadas”.

60
• Nuestra propuesta es entonces: compartir algunas técnicas de abordaje que
usamos en nuestras propias investigaciones y/o en clase.

Técnicas:

• Selección de citas y palabras claves.


• Explicación de esas citas o conceptos con otras palabras.
• Construcción de metáforas o imágenes que ilustren esa explicación.
• Búsqueda de conexiones o relaciones entre esas palabras claves y/o citas.
Esto puede darse dentro de un mismo texto o comparando diversos textos,
donde pueden surgir relaciones de oposición o de complementación.

Investigación bibliográfica II

Para comprender el valor del contacto con las fuentes bibliográficas en


búsqueda de fundamentos teóricos para la construcción del ensayo nos puede ser
muy útil trabajar las siguientes metáforas:
I- “Imaginemos un niño que entra a su habitación y encuentra como regalo
del día del niño distintas fortalezas armadas con bloques de juguetes, todas con
formas y tamaños diferentes. En un primer momento le fascina ver todas esas
construcciones, pero luego comienza a desarmarlas, su habitación queda llena de
bloques sueltos. Cuando la destrucción termina, la nueva empresa comienza, el
niño quiere crear sus propias obras, experimentar y probar formas hasta construir
su nueva obra.”
II- “Imaginas a un niño de diez meses aprendiendo a caminar, a sus padres
acompañándolo de la mano, sus hermanos motivándolo, muchos lugares de su casa
convirtiéndose en sostén para los difíciles primeros pasos, caídas y riesgos
permanentes, y en el momento menos esperado y casi sin darte cuenta ese niño
aparece caminando”
Si tomamos la tarea de investigación como un juego de destrucción y
construcción de perspectivas podremos comprender como imaginamos el contacto
de nuestros alumnos con las fuentes:
I- Si tomamos los textos como fortalezas a desarmar, derribar las fortalezas
tendrá el sentido de llegar a los bloques, a las ideas o argumentos que las
sostienen y les dan forma. Pero la tarea no es solamente destruir sino construir
nuestras propias fortalezas, valernos de ideas, afirmaciones, argumentos para
construir nuestros propios textos. Lograr nuevos entramados lógicos, nuevos
textos que den cuentan de todo lo que descubrimos en nuestra tarea de desarmar
y armar.
II- Si imaginamos el proceso de aprender a escribir como el de aprender a
caminar estamos viendo a nuestros alumnos, tal vez primero escribiendo
prendidos de los fragmentos de sus fuentes, articulando citas y buscando
coherencia textual, armando y desarmando ideas en el ruedo del debate,
buscando palabras para desglosar afirmaciones que quieren explicar, y en
pequeños intersticios de sus textos aparecen caminando por sí mismos la aventura
del pensar.
Pensar la enseñanza desde esta perspectiva supone comprender el encuentro
de nuestros alumnos con los textos como la búsqueda del establecimiento de una
red viva de intercambio, creación y transformación de significados. Los procesos
de lectura como procesos de búsqueda pero también de creación y transformación

61
de significados. Lo que importa es que el estudiante active sus esquemas de
pensamiento, que utilice sus códigos de interpretación del mundo y de
comunicación con los demás, por incorrectos e insuficientes que sean. Solo cuando
el alumno moviliza sus propios instrumentos de intercambio puede descubrir sus
insuficiencias, contrastarlos con elaboraciones ajenas y preparar el camino de su
transformación.
La tarea educativa supone un “alguien” que se pregunta si las elaboraciones
ajenas con las que se encuentran sus alumnos generan algún tipo de huella y no
tan solo reproducción.
La tarea de destruir los textos supone manejar diversas estrategias de
apropiación que faciliten al alumno el ingreso a los textos. Algunas sugerencias:

- Selección de citas significativas y palabras claves.


- Explicación de esas citas o conceptos con otras palabras.
- Explicar “por qué se elige una cita”, “por qué le parece vigente” (si se
eligió de un autor clásico); “Con qué hechos actuales conecta las ideas de
ese autor”.
- Construcción de metáforas o imágenes que ilustren las ideas de los textos.
- Construcción de esquemas con palabras claves.
- Construcción de cuadro de semejanzas y diferencias ( para contrastar
autores)
- Ofrecer palabras claves y que los alumnos busquen frases sobre ellas en los
textos sugeridos.
- Ofrecer una pregunta, pedir que encuentren respuestas opuestas en textos
sugeridos y que expliquen en qué consiste la oposición.
- Búsqueda de conexiones o relaciones entre las palabras claves y/o citas.
Esto puede darse dentro de un mismo texto o comparando diversos textos,
donde pueden surgir relaciones de oposición o complementación.

Sugerencias para la organización de las Jornadas

Para la organización de las jornadas de exposición y debate de los trabajos


de los participantes, nos permitimos hacerles llegar algunas sugerencias que
consideramos pueden resultar útiles para el éxito de la misma.

Es de vital importancia el lugar en el que se desarrollará la jornada, dado


que debe ofrecer un espacio adecuado para darle un digno marco y realce a la
misma. Es conveniente también realizar una amplia convocatoria procurando la
presencia de docentes y alumnos, aun si no participaron del certamen.

A fin de asegurar un desenvolvimiento ordenado de la jornada sugerimos


también la intervención de moderadores, quienes tendrán entre otras, la
importante tarea de hacer respetar los tiempos estipulados para cada
intervención. Sugerimos que se dediquen entre 10 y 12 minutos para la lectura y
de 3 a 5 para dar lugar a preguntas o comentarios. Asimismo, es importante tener
en cuenta que los auténticos protagonistas de este certamen son los estudiantes,
por lo cual aconsejamos darles a ellos la palabra para que asuman el debate. En el
caso de las instancias interescolares o jurisdiccionales, les recordamos que los
participantes se presentan con seudónimos, para reservar la identidad, de manera

62
que deben asistir a la jornada sin ninguna identificación que indique la
pertenencia institucional.

Dada la importancia que tiene en esta propuesta la lectura y defensa del


ensayo por parte del autor, y a fin de resguardar la seriedad y la ecuanimidad del
dictamen, aconsejamos que se organice una sola comisión para que los miembros
del jurado escuchen todos los trabajos; para ello se deberá planificar y respetar
cuidadosamente los tiempos, especialmente los dedicados a las preguntas.

Confiamos en su buen criterio para lograr una correcta organización de la


jornada y para sortear las posibles dificultades que pudieran presentarse. Desde
ya nuestro profundo agradecimiento por su colaboración y estaremos atentos a
cualquier consulta.

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