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Antigüedad – II.

Filosofía ática

Bibliografía

G. Giannantoni, I Cirenaici. Raccolta delle fonti antiche. Traduzione e studio


introductivo, Florencia, Sansoni, 1958; G. Giannantoni (ed.), Socratis et socra-
ticorum reliquiae, 4 vols., Nápoles, Bibliopolis, 1990; Antistenes fragmenta, ed.
por F. Decleva Caizzi, Milán, Instituto editoriale cisalpino, 1966; Los filósofos
cínicos y la literatura moral serioburlesca, 2 vols., ed. por J. A. Martín García, Tres
Cantos, Akal, 2008.
R. Bracht Branham y M. O. Goulet-Cazé (eds.), Los cínicos: el movimien-
to cínico en la Antigüedad y su legado, Barcelona, Seix Barral, 2000; R. Dudley,
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1987; Th. Gomperz, Pensadores griegos, vol. 2, Barcelona, Herder, 22010, págs.
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Goulet-Cazé (eds.), op. cit., págs. 1-8; N. Hartmann, Der Megarische und der
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in Auswahl übersetzt und herausgegeben, Jena, Diederichs, 1922; L. Brisson, «Les
socratiques», en M. Cantor-Sperber (ed.), La philosophie grecque, París, PUF,
1997, págs. 145-184.

PLATÓN

El mundo en la idea

Vida

Platón nació en el año 427. Pertenece a la más antigua nobleza de Atenas.


Y ya por su nacimiento se vio introducido en la vida cultural y política
de la ciudad. Una decidida voluntad de imprimir forma al mundo y a la
vida es uno de los rasgos más esenciales de su figura humana. En la Car-
ta VII, que contiene numerosos datos autobiográficos, Platón nos confiesa
que quiso intervenir en la vida pública tan pronto como se lo permitió la
edad. Pero cuando vivió la realidad política en los acontecimientos que
se desarrollaron en la dictadura de los Treinta, en el año 404 y el régimen
democrático que siguió un año después y sobre todo en la injusta condena
de Sócrates, «entonces —dice— me comenzó todo a dar vueltas con vértigo de
náuseas, y llegué a la convicción de que todas las actuales constituciones
de los pueblos son malas. Y me vi impelido a cultivar la auténtica filosofía,
pues a ella hacía yo el honor de creerla fuente del saber para todo, maestra

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