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Unidad 3
LECTURA COMPLEMENTARIA 3
Síntesis de la lectura:
Extracto: Antecedentes:
En 1990 se llevó a cabo el foro sobre “La Declaración Mundial de La Educación para
Todos” (EPT) y Marco de Acción para Satisfacer las Necesidades Básicas de
Aprendizaje”, en Jomtién, Tailandia, compuesto por representantes de UNESCO,
UNICEF, PNUD, FNUAP y Banco Mundial, así como representantes de cada uno de los
países participantes. Atendiendo a la realidad de las insuficiencias y carencias del sistema
educativo en todo el mundo, reconociendo y resaltando la importancia de brindar
educación primaria y básica para lograr un progreso social, se fijó un marco de acción
para la mejora de la calidad y se plantearon objetivos para: erradicar el analfabetismo en
los adultos, la desigualdad en la niña, el olvido de los grupos más marginados, fomentar la
cooperación con la sociedad civil para lograr las metas sociales a través de la educación,
uso de la tecnología para la educación básica, entre otras. Las propuestas y marco de
acción obtenidos fueron resultado de un vasto y sistemático proceso de consulta y análisis
durante un año; se alcanzó un consenso mundial sobre una visión ampliada de la
educación básica, dando énfasis y centrando los objetivos en garantizar que se cubran las
necesidades básicas de aprendizaje de todos los niños y niñas, jóvenes y personas de
edad adulta en todos los países. UNESCO (1990)21
Partiendo de:
El derecho que todas las personas tienen a la educación, según recoge la Declaración
Universal de Derechos Humanos de 1948; y renovando el empeño de la comunidad
mundial en la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos de 1990 de garantizar
ese derecho a todos, independientemente de sus diferencias particulares.
Recordando las diversas declaraciones de las Naciones Unidas, que culminaron en las
Normas Uniformes sobre la Igualdad de oportunidades para las personas con
Discapacidad, en las que se insta a los Estados a garantizar que la educación de las
personas con discapacidad forme parte integrante del sistema educativo,
Observando con agrado la mayor participación de gobiernos, grupos de apoyo, grupos
comunitarios y de padres, y especialmente de las organizaciones de personas con
discapacidad en los esfuerzos por mejorar el acceso a la enseñanza de la mayoría de
las personas con necesidades especiales que siguen al margen; y reconociendo como
prueba de este compromiso la participación activa de representantes de alto nivel de
numerosos gobiernos, organizaciones especializadas y organizaciones
intergubernamentales en esta Conferencia Mundial.
Reconociendo:
1.- La necesidad y urgencia de impartir enseñanza a todos los niños, jóvenes y adultos
con necesidades educativas especiales dentro del sistema común de educación, se
respalda además el Marco de Acción para las Necesidades Educativas Especiales, cuyo
espíritu, reflejado en sus disposiciones y recomendaciones, debe guiar a organizaciones y
gobiernos.
2.- Se proclama que:
Todos los niños de ambos sexos tienen un derecho fundamental a la educación y debe
dárseles la oportunidad de alcanzar y mantener un nivel aceptable de conocimientos.
Cada niño tiene características, intereses, capacidades y necesidades de aprendizaje
que le son propios.
Los sistemas educativos deben ser diseñados y los programas aplicados de modo que
tengan en cuenta toda la gama de esas diferentes características y necesidades.
Las personas con necesidades educativas especiales deben tener acceso a las
escuelas ordinarias, que deberán integrarlos en una pedagogía centrada en el niño,
capaz de satisfacer esas necesidades.
Las escuelas ordinarias con esta orientación integradora representan el medio más
eficaz para combatir las actitudes discriminatorias, crear comunidades de acogida,
construir una sociedad integradora y lograr la educación para todos; además,
proporcionar una educación efectiva a la mayoría de los niños y mejorar la eficiencia y,
en definitiva, la relación costo-eficacia de todo el sistema educativo.
Síntesis de la lectura:
¿Qué pasó en el Foro Mundial de la Educación?1
¿Qué pasó en Dakar?, preguntan muchas personas. Es poca y escueta, en efecto, la
información que circuló públicamente antes y después del Foro Mundial de la Educación
(Dakar, Senegal, 26–28 de abril, 2000).2 Poca, salvo algunas notas periodísticas en aquellos
países que enviaron periodistas a cubrir el evento y al leer las cuales, en muchos casos, era
inevitable preguntarse acerca de los costos y beneficios de un viaje de una semana al
África para terminaý escribiendo, finalmente, lo que pide el negocio periodístico: notas
descriptivas, testimoniales, paisajísticas, más que recuentos analíticos, sustanciosos, con
capacidad y ganas para penetrar en el mundo de la educación y en la compleja trama de
relacdones, poderes, pugnas, intereses y juegos diversos que son el alma misma de este
tipo de eventos.
El Foro tenía como propósito presentar los resultados globales de la evaluación de la
década de «Educación para Todos» (EPT) —lanzada en Jomtien, Tailandia, en marzo de
1990— y aprobar un nuevo Marco de Acción, fundamentalmente para continuar la tarea.
Para continuarla, pues —como ya era evidente desde mitad de la década— no se
alcanzaron las seis metas que se fijaronýen Jomtien para el año 2000. El Marco de Acción
aprobado en Dakar esencialmente «reafirma» la visión y las metas acordadas en Jomtien
en 1990 y corre ahora el plazo 15 años más, hasta el año 2015. ¿Por qué 15? Nadie puede
dar una respuesta científica o un cálculo razonado.
La organización del evento estuvo a cargo del Foro Consultivo Internacional para la
Educación para Todos (EFA Foro), organismo creado en 1991 para dar seguimiento a la
EPT y compuesto por representantes de los cinco organismos internacionales que
promovi²ron esta iniciativa —UNESCO, UNICEF, PNUD, FNUAP y Banco Mundial— así
como por representantes de agencias bilaterales de cooperación, gobiernos y ONGs, y
algunos especialistas.
En el Foro participaron más de mil personas entre representantes gubernamentales, de la
sociedad civil y de agencias internacionales. Un dato notorio (y notado, con malestar, por
varias delegaciones nacionales) fue la apabullante presencia de personeros de agencias
internacionales en la conferencia, y en los distintos paneles y comités, particularmente los
dos más importantes y codiciados: el Comité de Redacción y el llamado «Grupo de
Futuros», encargado de proponer los mecanismos para dar seguimiento a los
compromisos del Foro hasta el 2015.
Haciéndose en Africa, hubo una importante presencia africana. La presencia
latinoamericana, en cambio, fue muy reducida y su participación limitada, al no contarse
con traducción al español, salvo en las sesiones plenarias.3 Las diferencias entre países y
sus respectivas delegaciones oficiales fueron asimismo notorias: delegaciones numerosas
y delegaciones unipersonales; delegaciones presididas por Ministros o funcionarios de alto
rango y otras compuestas por funcionarios menores; delegaciones exclusivamente
gubernamentales y otras en las que el gobierno tuvo el buen tino de convocar a miembros
de ONGs, académicos, especialistas y hasta sindicalistas.
El Foro duró tres días. El programa estuvo organizado en Sesiones Plenarias («temas
amplios de política educativa») y Sesiones Estratégicas («cuestiones operativas claves»)
relacionadas con el tema de cada plenaria. Incluimos un listado de los temas ubicados
dentro de los distintos tipos de sesiones (Recuadro A), considerando que el programa de
un evento dice mucho respecto de sus objetivos y su lógica (la selección, organización y
jerarquización de los contenidos, así como la metodología propuesta). El Foro concluyó
con la plenaria final de adopción de compromisos, los discursos y las «voces desde la
base» habituales en el cierre de estos eventos: testimonios de educadores y educandos de
Africa, Asia, los Países Árabes, Europa y América Latina.
Recuadro A
Programa: Temas abordados en el Foro Mundial de la Educación
Sesiones Plenarias:
I. Mejorar la calidad y la equidad de la educación para todos
II. Hacer uso efectivo de los recursos para la educación
III. Cooperar con la sociedad civil para lograr las metas sociales a través de la
educación
IV. Promover la educación para la democracia y la ciudadanía
V. Cumplir nuestro compromiso compartido en favor de la Educación para Todos
VI. La nueva alianza para la EPT.
Subplenarias (dentro de las Sesiones Estratégicas):
La tecnología para la educación básica: un lujo o una necesidad?
Superar los obstáculos para educar a las niñas
Superar los efectos del SIDA en la educación básica
Combatir la pobreza y la marginalización a través de la educación.
Sesiones Estratégicas:
Hay que aclarar que Dakar albergó en esa semana no uno sino dos eventos
internacionales en torno a la EPT: el Foro Mundial, es decir, el evento «gubernamental»,
«oficial», y la Consulta Internacional de ONGs (24–25 abril), el evento «alternativo»,
realizado inmediatamente antes y organizado por la Consulta Colectiva de ONGs4 y el
Comité de Enlace ONGs‐UNESCO. Dos ONGs internacionales miembros de dicha Consulta
Colectiva —OXFAM y Action Aid— lanzaron en 1999 la «Campaña Mundial por la
Educación», a la que se sumó la Internacional de la Educación (IE), la asociación mundial
dý educadores. Esta campaña, crítica del accionar del movimiento de EPT, propuso su
propio Plan Global de Acción para lograr la EPT. Varios participantes del evento de ONGs
eran también participantes en el evento oficial, algunos con funciones importantes dentro
de éste.
Un evento sin expectativas
En realidad, en Dakar pasó poca cosa. Fue una reunión sin expectativas y sin brillo, masiva
y costosa, de logística complicada, sin grandes sorpresas y con final conocido, como es lo
usual en este tipo de eventos, donde lo que se trata es esencialmente de discutir y
aprobar documentos que han sido preparados de antemano y han pasado ya por
múltiples discusiones y borradores. Aquí, lo que queda para discutir es más de forma que
de contenido: sustituir, eliminar o agregar palabras, cambiar de lugar párrafos, destacar
tal o cual idea en el conjunto. A menudo, la gran conquista termina siendo «meter» en
algún lado la frase o el párrafo que cada quien considera relevante desde su propia
perspectiva o campo de interés: la educación de la niña, la conservación del
medioambiente, la condonación de la deuda, el desarrollo de la primera infancia, los niños
de la calle, la erradicación del trabajo infantil, la perspectiva de género, la prevención del
HIV/SIDA, los grupos indígenas, la cooperación Sur‐Sur, el desarrollo docente, la
participación comunitaria, la lucha contra la pobreza... De todo lo cual resultan
documentos que tranquilizan e incluyen a todos, pero que no representan ni satisfacen a
nadie en particular. Así es como se construyen los conocidos documentos y declaraciones
internacionales, que hablan de generalidades, vuelven eternamente sobre los lugares
comunes, sacralizan la vaguedad y la ambigüedad, y crean ilusión de ideario compartido,
de consenso, de compromiso común.
Fue un evento, ya se ha dicho, sin grandes novedades. No hubo novedad en los resultados
de la evaluación de la década: éstos ya se conocían, en sus perfiles esenciales, antes de
llegar a Dakar (ver una síntesis en los Recuadros B y C). El proceso de evaluación arrancó a
mediados de 1998, empezando con informes nacionales elaborados por los gobiernos en
cada país (en base a 18 indicadores que fueron provistos por el EFA Foro), los cuales
fueron luego incorporados a un informe regional presentado y discutido en una reunión
regional.5üHubo además una reunión especial, realizada en Recife, Brasil, en febrero 2000,
para evaluar la «Iniciativa de los 9 Países Más Populosos» (Bangladesh, Brasil, China,
Egipto, India, Indonesia, México, Nigeria y Pakistán), una sub‐iniciativa organizada en 1993
por las mismas agencias internacionales, dentro del marco de la EPT.
Recuadro B
1990–2000: Algunos Datos Comparativos
1990 2000 (Dakar)
(Jomtien)
gasto por alumno como porcentaje entre 6% y entre 8% y 20% (1998)
del Producto Nacional Bruto (PNB) 19%
per cápita
niños y niñas en programas de 99 104 millones (de un total de
educación inicial (0 a 6 años) millones más de 800 millones)
niños y niñas en la escuela 599 681 millones (44 millones de
millones ese aumento corresponde a
niñas).
niños y niñas al margen de la 106 117 millones (60% niñas)
escuela millones
adultos analfabetos 895 880 millones (60% mujeres)
millones
tasa de alfabetización 75% 80% (85% hombres, 74%
mujeres)
Fuentes:
WCEFA (Intre‐Agency Commission World Conference on Education for All), Final
Report, World Conference on Education for All (Jomtien, Thailand, 5–9 March
1990), New York: UNICEF, 1990.
EFA FORUM, Statistical Document, World Education Forum (Dakar, 26–28 April,
2000), Paris: UNESCO, 2000.
Sobre este proceso fueron informando paso a paso las diversas publicaciones y páginas
web del EFA Foro, la UNESCO y los otros organismos internacionales involucrados.
Informes nacionales y regionales de la evaluación de fin de década pasaron a estar
disponibles en la web. Así pues, y si bien los informes nacionales se hicieron por lo general
en las oficinas gubernamentales, en el hermetismo de un pequeño grupo de técnicos y
consultores trabajando contra el tiempo y contra toda posibilidad de participación o
consulta social, antes del Foro de Dakar toda persona alfabetizada, interesada y con
acceso a Internet podía saber que las metas no se habían cumplido ni a nivel global ni a
nivel nacional, e informarse del contenido de dichos informes.
Recuadro C
Algunos Datos del Informe de Evaluación Final de la Década
En cerca de 60 países que realizaron operativos de evaluación de
aprendizaje, sólo 5% de los alumnos de primaria lograron alcanzar o
sobrepasar el nivel mínimo de aprendizaje.
Los índices de repetición permanecieron extremadamente altos.
Una de las causas de la baja calidad de la educación continúan siendo los
bajos salarios y la débil capacitación docente.
Globalmente, 63% del costo de la educación lo financian los gobiernos,
35% el sector privado (incluidos los padres de familia) y 2% la cooperación
externa.
La mitad de los países en desarrollo que enviaron información reportaron
gastar menos del 1.7% de su PNB en educación básica para 1998.
Fuentes:
EFA FORUM, Statistical Document, World Education Forum (Dakar, 26–28 April,
2000), Paris: UNESCO, 2000.
Countdown, N° 21, UNESCO, París (Junio–Agosto 2000).
Tampoco hubo novedad en la agenda a futuro. La propuesta de postergar el plazo hasta el
2015 fue difundida en los boletines de la EPT. Las seis metas aprobadas en Dakar son
esencialmente una ratificación de las acordadas en Jomtien, aunque hay variaciones de
contenido y de forma que vale la pena destacar (ver el Recuadro D): esta vez se habla de
la educación como un derecho6 y se enfatiza expresamente la gratuidad, obligatoriedad y
calidad de la escuela primaria; se recuerda que los resultados de aprendizaje deben ser
visibles y medibles; se pone mayor énfasis en la eliminación de las disparidades de género
tanto en la educación primaria como secundaria, teniendo como referente a la niña;7 y se
pide que la educación de adultos se integre de lleno a los sistemas educativos nacionales.
No hay que olvidar que a Dakar llegamos ya con un notable estrechamiento de la «visión
ampliada» de la educación básica acordada en Jomtien: la EPT hablaba de satisfacer
necesidades básicas de aprendizaje de todos —niños, jóvenes y adultos— dentro y fuera
del sistema escolar. No obstante, a lo largo de la década se redujo visiblemente el «todos»
así como los ámbitos y niveles de satisfacción de dichas necesidades de aprendizaje.8 La
«focalización en la pobreza» (vale decir, no en los pobres, sino en los más pobres entre los
pobres, pues los pobres son mayoría y su número continúa creciendo en el mundo),
combinada con la focalización en la infancia y, dentro de ésta, en la niña, ha terminado
por focalizar la propia Educación para Todos como un programa mundial de Educación
Básica para las Niñas Más Pobres. Por otra parte, mientras que en Jomtien la noción de
educación básica dejaba abierta la posibilidad de incluir dentro de ésta la educación
secundaria (Meta 2: «acceso universal a la educación primaria o a cualquier nivel más alto
considerado básico»), en Dakar el tope es claramente la escuela primaria, aunque el tema
de la equidad de género se extiende al ámbito de la educación secundaria.
Recuadro D
Jomtien y Dakar: Las Metas
1990–2000: Jomtien 2000–2015: Dakar
1. Expansión de la asistencia y las 1. Expandir y mejorar el cuidado
actividades de desarrollo de la primera infantil y la educación inicial
infancia, incluidas intervenciones de la integrales, especialmente para los
familia y la comunidad, especialmente niños y niñas más vulnerables y en
para los niños pobres, desasistidos e desventaja.
impedidos.
2. Acceso universal a la educación primaria 2. Asegurar que para el 2015 todos
(o a cualquier nivel más alto considerado los niños y niñas, especialmente en
«básico») y terminación de la misma, para circunstancias difíciles, accedan y
el año 2000. completen una educación primaria
gratuita, obligatoria y de buena
calidad.
3. Mejoramiento de los resultados del 3. Asegurar la satisfacción de las
aprendizaje de modo que un porcentaje necesidades de aprendizaje de
convenido de una muestra de edad jóvenes y adultos a través del acceso
determinada (por ejemplo, 80% de los equitativo a programas apropiados
mayores de 14 años) alcance o sobrepase de aprendizaje de habilidades para la
un nivel dado de logros de aprendizaje vida y para la ciudadanía.
considerados necesarios.
4. Reducción de la tasa de analfabetismo 4. Mejorar en un 50% los niveles de
adulto a la mitad del nivel de 1990 para el alfabetización de adultos para el
2000. El grupo de edad adecuado debe 2015, especialmente entre las
determinarse en cada país y hacerse mujeres, y lograr acceso equitativo a
suficiente hincapié en la alfabetización la educación básica y permanente
femenina a fin de modificar la desigualdad para todas las personas adultas.
entre índices de alfabetización de los
hombres y de las mujeres.
5. Ampliación de los servicios de 5. Eliminar las disparidades de
educación básica y de capacitación a otras género en educación primaria y
competencias esenciales necesarias para secundaria para el 2005, y lograr la
los jóvenes y los adultos, evaluando la equidad de géneros para el 2015, en
eficacia de los programas en función de la particular asegurando a las niñas
modificación de la conducta y del impacto acceso a una educación básica de
en la salud, el empleo y la productividad. calidad y rendimientos plenos e
igualitarios.
6. Aumento de la adquisición por parte de 6. Mejorar todos los aspectos de la
los individuos y las familias de los calidad de la educación y asegurar la
conocimientos, capacidades y valores excelencia de todos, de modo que
necesarios para vivir mejor y conseguir un todos logren resultados de
desarrollo racional y sostenido por medio aprendizaje reconocidos y medibles,
de todos los canales de la educación — especialmente en torno a la
incluidos los medios de información alfabetización, el cálculo y las
modernos, otras formas de comunicación habilidades esenciales para la vida.
tradicionales y modernas, y la acción
social— evaluándose la eficacia de estas
intervenciones en función de la
modificación de la conducta.
Un espaldarazo de los gobiernos a la UNESCO, pero a una nueva UNESCO
Quizás la mayor novedad, el momento más tenso y la fuente de mayor barullo en la
conferencia, fue la reacción de los países frente a la propuesta presentada por el Grupo de
Futuros para dar seguimiento a la ejecución de esta segunda etapa de la EPT (2000–2015).
La propuesta encargaba la coordinación global de dicho seguimiento a un organismo
especial, a crearse, formado por las agencias internacionales que auspician la EPT,
representantes de gobiernos y de la sociedad civil. El quién y el cómo de este seguimiento
había sido tema de álgidas discusiones entre las agencias internacionales en los
preparativos de Dakar, y tema encargado a este Grupo de Futuros durante el desarrollo
del Foro. El mecanismo acordado buscaba expresamente evitar que UNESCO asumiera
otra vez la coordinación global de Dakar+15. «Parte de la crítica es que UNESCO no le ha
dado suficiente importancia a la Educación para Todos», había declarado el día anterior
John Longmore, funcionario de Naciones Unidas y coordinador del Grupo de Futuros.9
ýo obstante, varios oradores desde las delegaciones gubernamentales, de América Latina
y también de Africa y Asia, en tono firme y hasta acalorado, rechazaron el mecanismo
propuesto y pidieron que el liderazgo de la EPT estuviese a cargo de la UNESCO, como
organización especializada en educación dentro del sistema de Naciones Unidas. Eso sí, los
oradores fueron igualmente enfáticos en agregar: la tarea debía confiarse no a esta
NESCO, sino a una UNESCO reestructurada.
El hecho tomó por sorpresa a todos, incluida a la propia UNESCO, a la vez honrada y
asustada con la responsabilidad y las implicaciones del encargo. El Grupo de Futuros debió
reunirse nuevamente, de emergencia, en una reunión adicional no prevista, para
enmendar la propuesta.10 En la plenaria final, el director de la UNESCO, Koichiro
Matsuura, se comprometió con tal re‐estructuración. Se trata, obviamente, de una
reforma mayor, que ya no puede esperar y de la cual depende no sólo la posibilidad de
dar un nuevo empuje a este renovado compromiso mundial con la EPT sino la
supervivencia misma de la organización.11
De Jomtien a Dakar: las comparaciones inevitables
Hay diferencias enormes entre las conferencias de Jomtien y Dakar, no sólo porque entre
ellas media una década de cambios dramáticos y turbulentos en el mundo, sino por el
espíritu mismo con que se llegó a una y a otra. Para quienes estuvimos en Dakar, y
habíamos estado también en Jomtien diez años atrás, donde arrancó precisamente lo que
ahora se evaluaba en Dakar, las diferencias son grandes y evidentes.
Jomtien logró crear un espíritu de nuevo comienzo, de esperanza, de «esta vez sí». A
Dakar, en cambio, agencias y países llegaban inevitablemente con un sentimiento de
fracaso, de tarea incumplida, a medio hacer. En Jomtien todo parecía posible, el futuro
pintaba promisorio, calidad y equidad eran vocablos nuevos, creíbles en la formulación de
metas. Una década después, hay un crecimiento sin precedentes de la pobreza en el
mundo, la exclusión, el desempleo, el hambre, la desesperanza, el SIDA. Calidad y equidad
son hoy vocablos gastados en educación, a fuerza de continuar sin tener respaldo en la
realidad. En 1990 la tecnología podía aparecer como la varita mágica que desparramaría
sus bondades logrando la ansiada innovación escolar, accesos masivos a la educaüión y
aprendizajes acelerados y placenteros para niños, jóvenes y adultos. A inicios de este siglo,
los desarrollos de las tecnologías de la información y la comunicación nos han dejado
boquiabiertos con sus posibilidades y promesas; al mismo tiempo, la «brecha tecnológica»
se ha incorporado ya como un nuevo concepto en la jerga educacional, como un problema
y una realidad divisoria más entre ricos y pobres, entre incluidos y excluidos. Jomtien fue
una invitación a crear, a inventar, a soñar. Dakar, enfrentado a la crudeza del contraste
entre retórica y realidad, entre documentos y hechos, entre metas y logros, frenaba la
imaginación, invitaba a la justificación y la autojustificación, tentaba a agrandar números y
a crear realidades ficticias.
Las agencias internacionales que organizaron la conferencia de 1990 llegaron a Jomtien
cuando menos dispuestas estaban a intentar fortalecer la cooperación inter‐agencial con
que se comprometieron, sabiendo que ésta era condición y ejemplo necesario para el
liderazgo de una iniciativa mundial que proclamaba la cooperación, las alianzas, las
políticas multisectoriales, el uso eficiente de los recursos. Esas mismas agencias, diez años
después, han probado las dificultades reales de dicha cooperación, se han atrincherado en
sus propios «nichos» y dinámicas institucionales, y han desarrollado aún más el síndrome
conocido como «desgaste de los donantes». Las diferencias y la competencia entre ellas,
presentes en 1990, no se limaron sino que más bien se acentuaron a lo largo de la década.
De hecho, quizás la nota más lamentable de Dakar haya sido la pugna inter‐agencial, en
particular entre UNESCO y UNICEF, agencias hermanas del sistema de Naciones Unidas,
compitiendo hoy por hegemonía en el panorama educativo mundial y en el de la EPT
concretamente. Cada cual desconoce a la otra calidad técnica. UNESCO resiente que
Naciones Unidas haya asignado a UNICEF el liderazgo mundial de la educación de la niña,
mientras UNICEF vive como un fracaso que UNESCO haya sido ratificada por los países
como organización líder de la Educación para Todos. El único que no parece tener
problemas ni de identidad ni de competencia ni de hegemonía es el Banco Mundial, que
tiene su propia agenda y grandes recursos financieros y políticos para llevarla adelante, y
que, en el vacío técnico efectivamente creado en el campo educativo a escala mundial, ha
logrado incluso imponer un nuevo tipo de «expertise» y legitimidad técnica en el campo
de la educación.
Los propios países acudieron a Dakar sin demasiada seguridad ni convicción. Aunque no
son los mismos personajes los que estaban al frente de gobiernos y ministerios de
educación en 1990 y los que están allí una década después, los responsables de hoy saben
que deben asumir lo hecho o no hecho por los responsables de ayer, y presentar una
imagen decorosa de país. No obstante, en muchos casos, las realidades y las estadísticas
no acudieron en su ayuda. Al término de la década, muchos países no tenían infoümación
disponible para responder a los 18 indicadores provistos. Pocos tenían datos de
rendimiento escolar para reportar; en otros casos, los datos están pero no hay tales
avances, precisamente en el ámbito que fuera definido como decisivo en Jomtien: el
aprendizaje. Muchos países debieron admitir en sus informes que abandonaron la
educación de adultos y la educación no‐formal, entendiendo Educación para Todos como
Educación Primaria para Todos, y, más aún, apenas como Acceso û la Educación Primaria.
Más allá de los malabares que pueda hacerse con las palabras y con los números, los
gobiernos saben que están hoy expuestos a la vigilancia de la sociedad civil, a los
investigadores y especialistas que escudriñarán la veracidýd de las cifras y de las
afirmaciones. Si diez años atrás los informes gubernamentales eran documentos
confidenciales que se archivaban en los cajones de los ministerios de educación, hoy está
en el orden del día exigir acceso a la información, transparencia, responsabilidad de
cuentas.
Tampoco la comunidad académica o las ONGs tienen demasiadas razones para sentirse
satisfechas con lo hecho durante la década pasada en el marco de la EPT. La preocupación
y el interés de las ONGs por el avance de la EPT —como política y programa macro, a nivel
nacional e internacional— creció y cobró notoriedad en los últimos años, cuando se
iniciaba la evaluación de la EPT y la década estaba por concluir. La Campaña Mundial por
la Educación, como movimiento crítico y alternativo al movimiento «oficial» de EPT, surge
a iniciativa de ONGs internacionales, provenientes del Norte, no como un movimiento
endógeno, surgido de las ONGs en los países del Sur. La pasividad y pérdida de criticidad
de las ONGs —y de la intelectualidad progresista en general— es un fenómeno bien
conocido de la época. La enorme dependencia de los financiamientos internacionales y
nacionales, y su rol creciente como consultoras, prestadoras de servicios y ejecutoras de
las políticas sociales y los programas compensatorios de Estados y gobiernos, ha colocado
a las ONGs en una difícil situación de «jamón del sánduche» muy propicia a la pérdida de
autonomía, a la reactividad más que a la proactividad. Por otra parte, el activismo y el
apego por lo local ha significado para la mayoría de ONGs mantenerse al margen de los
ámbitos nacionales e internacionales donde se definen las políticas y los lineamientos que
terminan marcando su propio quehacer comunitario y local.
Entre Jomtien y Dakar hubo no sólo incumplimiento de las metas sino estancamiento y
hasta empobrecimiento del discurso y del ideario original de la EPT. Más allá de las
debilidades que pueden encontrarse en los documentos de Jomtien, éstos tenían
potencial y fuerza para inspirar una renovación de lo educativo en muchas dimensiones y
niveles. La «visión ampliada» de la educación básica esbozada en Jomtien permanece, de
hecho, como un desafío vigente y pendiente, a desarrollar conceptualmente y a plasmar
operativamente en los años venideros. Una década después, sin pretensiones
fundacionales, Dakar aparece meramente como un Jomtien+10, es decir, como un punto
de inflexión entre la evaluación de una década de EPT y su continuación extendida por 15
años más.
La década de 1990 inauguró una nueva era histórica,12 el mundo cambió radicalmente en
esta década, pero esto no se percibe en el espíritu y los documentos de Dakar. Vuelve a
reiterarse la visión y la misión de la educación para «aliviar la pobreza», a pesar de que,
precisamente en esta década, hemos llegado al punto en que resulta indispensable dar
vuelta a la ecuación: ¿mejorar la educación para aliviar la pobreza o aliviar la pobreza para
mejorar la educación? Vuelve a confiarse en el crecimiento económico como la solución a
los problemas, sin reconocer lo que también aprendimos ya en esta década y es que con
crecimiento no basta, mientras no se modifique la distribución del ingreso y persista —e
incluso profundice— la concentración de la riqueza en pocas manos.
Subsiste, en fin, en la reiteración de la visión y de las metas, y en el propio transcurso del
plazo, una hipótesis lineal que ubica en el eje más‐menos la explicación del fracaso y la
eventual posibilidad del éxito; lo que haría falta no es re‐pensar integralmente el
diagnóstico, los objetivos y las estrategias, sino más de lo mismo: más tiempo (15 años
adicionales), más dinero (nuevos préstamos y donaciones, mejor uso del dinero existente),
más compromiso, más acción.13 Se elude una vez más la reflexión y la crítica en torno a los
cambios mayores que habría que introducir, a nivel local, nacional y global, en los modos
de pensar y encarar la política educativa, la reforma educativa, la propia cooperación
internacional.
¿Dónde está el nuevo conocimiento teórico y práctico sobre educación acumulado a lo
largo de la década? ¿Qué se aprendió, a nivel global, regional, nacional y local, en el
empeño por traducir el ideario de la EPT en políticas, programas, proyectos, planes de
acción? ¿Qué habría que haber hecho distinto, a todos los niveles? Ni los informes
nacionales y regionales, ni el informe global de la EPT aportan elementos sustantivos para
responder estas preguntas. De hecho, la evaluación de fin de década fue esencialmente
cuantitativa (los 18 indicadores) y unilateral (agencias internacionales solicitando
evaluación a los países pero sin auto‐evaluarse ellas mismas en su desempeño). Sin duda,
por comparación con 1990, contamos ahora con estadísticas más afinadas que permiten
comprender mejor la magnitud de los problemas, pero ni la Declaración ni el Marco de
Acción permiten afirmar que diez años de aplicación práctica de la EPT hayan dejado
como legado una mejor comprensión acerca de la naturaleza de esos problemas ni de las
vías idóneas para encararlos. El único socio internacional de la EPT que elaboró y divulgó
sus «lecciones aprendidas» durante la década fue el Banco Mundial. Dichas lecciones, no
obstante, revelan al Banco como un alumno lento, que asimila con retraso lo que forma ya
parte de la producción teórica y de la dolorosa experiencia práctica —a menudo con la
ayuda del propio Banco Mundial y de otros organismos internacionales— de los países en
desarrollo desde hace muchos años.14
Precisamente, quizás la diferencia más importante que media entre Jomtien y Dakar es
una erosión profunda de la confianza y la credibilidad colectivas en torno a la utilidad y
eficacia de los eventos mundiales, los acuerdos y los compromisos internacionales. Dada
la continuada postergación de plazos, para los mismos reiterados objetivos y metas, éstos
se perciben, a estas alturas, como lugares comunes
—erradicación del analfabetismo, universalización de la educación primaria, gratuidad y
obligatoriedad de la educación básica, protagonismo docente, mejoramiento de la calidad,
reducción de las disparidades de género, alivio de la pobreza— sobre los cuales se avanza
poco o no se avanza, por lo menos según constatan los indicadores y mecanismos
convencionales con los cuales continúa evaluándose la educación.
Después de Dakar, ¿qué?
De la EPT se dijo repetidas veces que surgió y continuó siendo una iniciativa
fundamentalmente empujada por y desde las agencias internacionales. Una de las
«lecciones aprendidas» a lo largo de la década de 1990 por las agencias habría sido,
precisamente, el no haber definido con mayor claridad en Jomtien los mecanismos de
ejecución y seguimiento de la EPT, y el que dicha ejecución y seguimiento no hubiesen
gravitado en torno a los propios países. Esta vez, el Marco de Acción aprobado en Dakar
detalló mejor roles y mecanismos a los distintos niveles, y reafirmó que «el corazón» de la
acción debe estar en el nivel nacional. No obstante, el propio Foro dejó claro que, más allá
de la retórica e incluso de las buenas intenciones, a los organismos internacionales les
cuesta mucho renunciar al protagonismo y ser consecuentes con sus propias lecciones
aprendidas.
En el Marco de Acción aprobado en Dakar los países se comprometieron a elaborar, o
reforzar, para el 2002, Planes Nacionales de EPT en torno a las seis metas acordadas. Igual
que en Jomtien, pero de manera más explícita, se insistió en la necesidad de mecanismos
y procesos participativos en el interior de cada país para la definición, ejecución y
seguimiento de dichos Planes Nacionales.
«El corazón de la actividad en torno a la Educación para Todos estará a nivel de cada país.
Se fortalecerán o establecerán Foros Nacionales de Educación para Todos. Todos los
Ministerios relevantes y las organizaciones nacionales de la sociedad civil estarán
representados en estos Foros de manera sistemática. Estos deberán ser transparentes y
democráticos, y deberán proveer un marco para orientar la ejecución a nivel sub‐
nacional.»15
Así pues, las delegaciones nacionales salieron de Dakar con la tarea de organizar, en lo
inmediato, Foros Nacionales de EPT y elaborar
—participativamente— Planes Nacionales de Acción para el 2002. Puede entenderse la
falta de convicción y entusiasmo con que muchos de los presentes acataron la tarea. Es de
esperar que varios no vean sentido al ejercicio, lo encaren como el escolar que le endilga
la tarea al papá o a la mamá (consultores contratados para producir un documento) o lo
hagan simplemente para cumplir con el profesor. Es de esperar, inclusive, que algunos no
hagan la tarea.16
Þn este sentido, es preciso tener claro que el Foro de Dakar —y la Conferencia de Jomtien,
en su momento— bien puede marcar un ANTES y un DESPUÉS para las agencias
internacionales, pero no necesariamente para los países.
Por un lado, los países se mueven en tiempos y condiciones reales. Los gobiernos —a
diferencia de las agencias internacionales— son electos por voto popular y desplazados si
no cumplen con las expectativas de la población, y se rigen por plazos de gobierno que no
coinciden con los plazos y ritmos fijados y acordados, homogéneamente, a nivel
internacional. Los firmantes gubernamentales de la Declaración de Dakar, igual que los de
la Declaración de Jomtien una década antes, provienen de gobiernos salientes, entrantes y
a mitad de su gestión. Entre el 2000 y el 2015 los países pasarán por al menos 3 ó 4
cambios de gobierno. Y esto ya sabemos lo que suele significar. «La educación como
asunto de Estado antes que de gobierno» continúa siendo más una consigna que una
realidad en la mayoría de países.
ýna lección que debería quedar como aprendizaje firme de los 90 es que la reforma
educativa no puede hacerse vertical y tecnocráticamente, ni desde el organismo
internacional ni desde el gobierno nacional. Desarrollar y cambiar la educación requiere el
ýespaldo y la participación activa de los directamente involucrados y de la ciudadanía en
general: docentes, padres de familia, alumnos, comunidad académica, ONGs, empresa
privada, iglesias. No hay agencia ni declaración internacional capaz de asegurar la
voluntad de gobiernos y ciudadanos concretos, ni la continuidad de los planes. Este es
asunto interno de cada país, batalla y conquista políticas, ciudadanas, soberanas, en el
esfuerzo colectivo por construir un Estado democrático y una ciudadanía informada, capaz
de participar y vigilar, de exigir y de aportar al mismo tiempo.
La Educación para Todos 1990–2000 se mantuvo esencialmente como un proceso de
cúpulas nacionales e internacionales, con escasa información y participación de la
ciudadanía e incluso de los propios docentes y especialistas en educación. Los planes
nacionaýes de EPT fueron por lo general planes gubernamentales, hechos y discutidos a
puerta cerrada entre técnicos nacionales e internacionales. Las reuniones globales,
regionales y nacionales de seguimiento de la EPT fueron también reuniones de pocos, de
losýmismos rostros conocidos. Pocas personas supieron de la existencia del EFA Foro —la
instancia global de seguimiento de la EPT, cuya Secretaría estuvo ubicada en las oficinas
de la UNESCO, en París—, de quiénes lo integraron y cómo fueron elegidos, de sus
reuniones y decisiones.17\La evaluación de la EPT llegó para muchos como un recordatorio
de que existía algo llamado Educación para Todos7 que evaluarían otros y que estaba
llegando a su fin.
Los próximos 15 años no pueden repetir esta historia. No es posible separar pensamiento
(arriba) y acción (abajo), ni en la relación organismos internacionales‐gobiernos ni en la
relación gobierno‐sociedad civil. Aceptar esta distinción implica aceptar que hay unos que
diseñan y otros que se limitan a ejecutar, que el diagnóstico y el análisis ya están hechos y
que lo único que cabe es convertirlos en Planes de Acción. Hacer bien las cosas implica
pensar y actuar a todos los niveles. Discutir el diagnóstico y las estrategias planteadas a
nivel macro, y proponer un qué y un cómo pensando desde la especificidad de cada
contexto concreto, es labor primordial de los Comités Nacionales de EPT y de toda la
sociedad.
Por otra parte, no cabe esta vez llegar al final, al año 2015, para interesarse en saber qué
se hizo y, eventualmente, protestar por lo no hecho: la participación está planteada como
una necesidad y un canal abierto a todos, y para ello la información y la evaluación
deberán ser fluidas y transparentes, de ida y de vuelta, desde el nivel local hasta el global.
En 1990, información y comunicación eran empresas que implicaban mucho costo y
tiempo, toneladas de papel, distribución de materiales, organización de reuniones, viajes,
tiempos diferidos; hoy tenemos también a disposición el correo electrónico y el Internet.
Nadie debería llegar al 2015 y endilgar a otros la responsabilidad por lo no hecho, lo hecho
mal o lo hecho a medias: es responsabilidad y tarea de TODOS —comunidad nacional y
comunidad internacional— asegurar que la Educación para Todos deje ser una meta y
pase a ser una realidad.
Quince años parecen mucho tiempo, pero diez también parecían mucho tiempo cuando,
en Jomtien, gobiernos y comunidad internacional se comprometieron con seis metas para
el año 2000. Igual que sucedió con la Declaración y el Marco de Acción de Jomtien, pronto
empezará a «descubrirse» que las metas fijadas en Dakar son demasiado ambiciosas
dados los recursos y el tiempo disponibles. Por ello la necesidad de planes de acción
realistas y flexibles, continuamente revisados y ajustados, en los que gobiernos y
sociedades nacionales examinen sus posibilidades, definan y se comprometan
conjuntamente con el cumplimiento de un plan de EPT, planteándose metas y plazos
intermedios que puedan servir de hitos y de logros efectivos a saborear en el camino. Un
plan de acción no es apenas una expresión de deseos, un listado de objetivos y metas a los
que se adosa indicadores de logro y fechas de cumplimiento: implica hacerse cargo de
definir —y construir en la marcha— condiciones y requisitos, estrategias, modalidades,
alianzas, recursos humanos y financieros necesarios para lograr tales objetivos y metas. En
el campo educativo ya no queda espacio para la retórica, para las metas sin estrategia ni
presupuesto, para las declaraciones sin compromiso con la realidad y con la acción.
No hay peor plan que uno irrealizable. No hay peor compromiso que el que no se puede
cumplir. Debemos ser serios esta vez. El año 2015 no puede ser un Jomtien+10+15 al que
continúen agregándosele suplementos y tiempos de descuento. Sencillamente, porque ya
no quedará más tiempo. En los próximos 15 años se jugará la posibilidad de remontar la
educación desde su estado actual, o de hundirla definitivamente.
Notas
1 En: Perfiles educativos, N° 83, México, CESU-UNAM, 2000.
2 Para más información consultar las páginas web de UNESCO Paris (www2.unesco.org.efa), Foro de Dakar (www2.unesco.org/wef) y
UNESCO-OREALC Santiago (www.unesco.cl).
3 Hubo una representante latinoamericana en el Comité de Redacción y un representante en el «Grupo de Futuros», ambos brasileños y
vinculados a ONGs.
4 La Consulta Colectiva de ONGs en Alfabetización es un programa de la UNESCO iniciado en 1984. Posteriormente, en los
preparativos de la conferencia de Jomtien, el nombre cambió por el de “Consulta Colectiva de ONGs en Alfabetización y Educación para
To¦os”. Alrededor de 100 ONGs –la mayoría internacionales, y muy pocas de América Latina y el Caribe— han venido participando en
este organismo en los últimos 5 años.
Africa Sub‐Sahariana: Johannesburgo, Sudáfrica, 6‐10 Diciembre 1999.
Asia y el Pacífico: Bangkok, Tailandia, 17‐20 Enero 2000.
Países Arabes: Cairo, Egipto, 24‐27 Enero 2000.
Europa y Norteamérica: Varsovia, Polonia, 6‐8 Febrero 2000.
América Latina y el Caribe: Santo Domingo, República Dominicana, 10‐12 Febrero 2000.
6 Los documentos de Jomtien eludieron hablar de la educación como un derecho. Se optó por la fórmula «aprovechar las oportunidades»:
«Cada persona —niño, joven o adulto— deberá poder aprovechar las oportunidades educativas destinadas a satisfacer sus necesidades
básicas de aprendizaje».
7 Durante el Foro, Kofi Anan, Secretario General de Naciones Unidas, presentó oficialmente una Iniciativa para la Educación de la Niña,
enmarcada dentro de la EPT y la cual estará bajo el liderazgo de UNICEF.
8 Ver, al respecto: R.M.Torres, 2000. Una década de Educación para Todos: La tarea pendiente, FUM-TEP, Montevideo; Editorial
Popular, Madrid; Editorial Laboratorio Educativo, Caracas; IIPE UNESCO, Buenos Aires; Artmed Editora, Porto Alegre.
9 En: Education Forum, Newsletter of the World Education Forum, N° 3, Dakar, 28 Abril 2000 (nuestra traducción).
10 Dice el Informe del Grupo de Futuros: «Nota explicativa: Después de que el Grupo de Futuros presentó oralmente un primer borrador
en la plenaria del Jueves, se convocó a todos los miembros que pudieron encontrarse (50% del grupo original) a una reunión a horas
avanzadas de la noche para desarrollar este último borrador, en respuesta a los comentarios de los Ministros». (Hoja mimeografiada
circulada el último día del Foro. Nuestra traducción).
11 Estados Unidos estaría considerando reintegrarse a la UNESCO, según declaraciones de Gene Sperling, consejero económico de
Clinton, en rueda de prensa al término del Foro.
12 Ver: Eric Hobsbawn, Historia del Siglo XX, Barcelona, Crítica, 1995.
13 A lo largo de todo el Foro se enfatizó la necesidad de menos retórica y más acción. «Mirando hacia adelante, queremos poner más
énfasis en la acción. No necesitamos más «talk shops» globales. Necesitamos acción en el terreno, país por país por país» (nuestra
traducción), afirmó a modo de conclusión, en la plenaria final la Ministra Canadiense para la Cooperación Internacional, Maria Minna,
quien leyó su informe en representación de los donantes bilaterales: Alemania, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Francia,
Holanda, Italia, Noruega, Reino Unido, Suecia y Suiza.
14 Ocho son las «lecciones aprendidas» por el Banco Mundial en la década de 1990 y en el marco de la Educación para Todos: «1. La
clave del éxito es una fuerte voluntad política; 2. La calidad es tan importante como la cantidad; 3. Los gobiernos no pueden lograr solos
la Educación para Todos: las alianzas son claves; 4. Los países avanzan mejor cuando han desarrollado un marco de política; 5. El uso
ineficiente de los recursos limita el progreso; 6. La educación debe adaptarse rápidamente a los nuevos desafíos económicos,
tecnológicos y sociales; 7. La educación debe ser acolchonada durante las crisis; 8. La expansión educativa debe sustentarse en una
economía en crecimiento» (nuestra traducción). En: Banco Mundial, Education for All: From Jomtien to Dakar and Beyond. Paper
prepared by the World Bank for the World Education Forum in Dakar, Senegal (April 26-28, 2000). Washington, D.C., 2000.
15 En: Marco de Acción de Dakar, Educación para Todos: Respondiendo a Nuestros Compromisos Colectivos, borrador final, Dakar, 28
Abril, 2000. (Nuestra traducción).
16 De hecho, en la década de 1990 se abusó de los Planes Nacionales de Acción. Hubo gobiernos que hicieron dos, tres o más a lo largo
de la década, respondiendo a los requerimientos de diversas agencias internacionales o bien a cambios de administración.
17 Existe una evaluación del EFA Foro, encargada por el propio EFA Foro a fines de 1999, dentro de las actividades de evaluación de fin
de década de la EPT. (Ver: A. Little y E. Miller, The International Consultative Forum on Education for All 1990-2000: An Evaluation.
A Report to the EFA Forum Steering Committee, Paris, UNESCO, EFA Forum Secretariat, 2000).
Asignatura: Educación Inclusiva
Unidad 3
LECTURA COMPLEMENTARIA 4
Introducción
Las personas con cargos de dirección en los centros educativos en cualquier sociedad,
son actores clave en los procesos educativos, en los resultados del aprendizaje de los
estudiantes y en buena medida, en los cambios que ocurran en la educación. Las
habilidades que poseen, sus capacidades, conocimientos y voluntad, así como sus
creencias y simbolizaciones respecto a lo que es un centro escolar para el desarrollo
individual y colectivo, se conjugan en el conjunto de acciones que impulsan en la
cotidianidad para el logro del proyecto de centro escolar. Junto al liderazgo que ejercen,
en la calidad de los procesos educativos escolarizados, cuenta también el liderazgo que
desarrolla el cuerpo docente y las familias, actores todos ellos esenciales en un centro
escolar en la concertación de esfuerzos y sinergias escolares para apoyar la educación de
los niños.
No obstante, es necesario matizar esta idea señalando que si la estructura del sistema
educativo y la normativa que lo ampara procura el desarrollo de mecanismos
centralizadores y autoritarios, el liderazgo que pudiera estar conjugado con la autoridad,
dinamizará la consecución de resultados en esa perspectiva. Es importante tener
presente que, el gran marco de pensamiento filosófico es el que define y da sentido a los
logros de objetivos. Si la libertad humana, la autonomía, la solidaridad, el desarrollo de la
persona por ejemplo, son las aspiraciones antropológicas de la educación en cuanto
servicio social, la actuación de los agentes educadores en vital.
La figura de un líder educativo se impone, en una visión educativa, como una necesaria
condición en toda relación educadora. La revisión de la literatura, da cuenta de una
copiosa producción sobre las características, funciones y alcances del liderazgo e informa
de diversas corrientes conceptuales sobre él. En todas, sin embargo, hay un
reconocimiento al poder de convencimiento social que debe poseer el líder, deseable esté
basado en ideas promotoras de giros intelectuales y emocionales colaterales en un
proceso de intensivo cambio y transformación positiva. En ese sentido, “… el liderazgo es
una dimensión más de lo político que se define al mismo tiempo como una forma
particular de interacción que, obviamente es comunicativa” (De Lucas, 2003, p. 3). Esta
idea coloca también a la comunicación como el recurso esencial mediante el cual, el líder
logra relacionarse con los demás y colocar su mensaje.
En la elaboración de un estado del arte sobre la gestión escolar, Alvariño y otros (2000),
plantean la gestión como uno de los elementos centrales para hablar de calidad del
trabajo escolar. La gestión corre aparejada al incremento de la descentralización de las
decisiones en el centro educativo. Al referir a las escuelas efectivas el estudio da cuenta
de una literatura que destaca una buena gestión para el éxito de los establecimientos, en
el tanto, esta tiene incidencia.
Desde la extensa revisión de las investigaciones que han abordado la calidad del
rendimiento escolar desde la perspectiva de la gestión podemos analizar tres enfoques:
2009.p. 28).
El enfoque sobre las variables de gestión, -y la gestión vista desde distintos modelos-,
aporta una rica diversidad de aspectos para mirar el impacto de la escuela en el
aprendizaje de los estudiantes, en el que interesa el liderazgo, no sólo del director, sino
de quienes están directamente involucrados como actores responsables de la educación
de los estudiantes.
De manera importante para los efectos de las escuelas que promueven una educación
inclusiva, interesan las investigaciones sobre las relaciones de la escuela con la
comunidad. Como conclusión en este ámbito, el estado del arte muestra que por sí solas,
las escuelas no pueden enfrentar adecuadamente la educación de los estudiantes, pues
los padres y madres deben estar involucrados; las escuelas requieren conocer por
evaluación también, las necesidades de las comunidades a las que sirven para atenderlas
efectivamente, y para ello, es necesario un entrenamiento específico del personal docente
para desarrollar relaciones efectivas con las familias. El liderazgo se torna entonces,
esencial.
Para una escuela que opta por la educación inclusiva, la administración constituye uno de
los elementos clave para su desarrollo, en especial porque hoy día, las escuelas se
mueven en contextos más complejos y competitivos y desde enfoques que profesan un
discurso pedagógico asido a valores y problemas propios de la racionalidad de las teorías
de la administración con influencia del discurso empresarial que parece necesario
trascender. En el caso de América Latina, se trata de una temática de reciente presencia
(1990) en especial en materia de política educativa. En ese sentido, en Iberoamérica,
España es el país en el que ha gestado más producción académica en el ámbito de las
Facultades de Educación (Miñana, 2002).
La investigación que revisa Miñana (2002, p. 25), le hace sugerir que ésta procura
encontrar “(…) el mecanismo y los factores que determinan la eficiencia escolar, de modo
que una vez aislados puedan promoverse intencionada y sistemáticamente en la
organización escolar de cualquier centro educativo, sea cual fuere su nivel o su contexto
sociocultural”.
Entre los factores que inciden en una escuela eficaz, está el liderazgo fuerte, competente
y positivo, no obstante, los cuestionamientos que se le han hecho, en término de cómo
echar a andar esos factores y desde qué mecanismos y perspectivas.
De manera reciente, están los trabajos investigativos que estudian los individuos en la
organización escolar, mucho más cercanos a la temática de las escuelas inclusivas en el
sentido de explorar el papel del liderazgo. De acuerdo con Miñana, y para los efectos del
tema que nos ocupa, es en los enfoques cognitivos, donde el aprendizaje organizacional
de Argyris y Schön (1996), representa una teoría en auge en el campo educativo. Pero
independientemente de los abordajes existentes diversos, queda claro desde el estado
del arte que Miñana realiza, que no hay un modelo único para analizar la gestión escolar,
pues la diversidad de contextos y el tiempo, dan un abanico múltiple de explicaciones y
abordajes.
Se encuentran diferentes estilos de dirección, que bien pueden servir como insumos para
identificar aspectos útiles para analizar y proponer el tema del liderazgo en instituciones
educativas que promuevan y desarrollen una educación inclusiva. Por ejemplo, se alude a
formas de liderazgo: transformacional, transaccional, institucional, profesional y de
influencia. El liderazgo transformacional responde a las necesidades de los miembros y
busca su implicación; establece relaciones de estímulo recíproco; el líder es convertido en
agente moral; convencen a los otros de su visión de escuela y los comprometen en su
logro. El liderazgo transaccional, es aquel en el que se establece un cambio de “algo por
algo”, mientras que el liderazgo institucional va unido a la organización y es ejercido por
quienes son elegidos o designados para dirigir a los miembros. Finalmente, el liderazgo
profesional es otorgado por los miembros de la organización para dirigir por
reconocimiento, los procesos de la organización. Se aprecia desde el conjunto de
características anteriores, que el liderazgo transformacional, que involucra a los demás,
en la actuación del líder, es el que muestra mayor amplitud de la participación de la
comunidad, por lo que cuenta con una buena aceptación.
Por otra parte, hay una clara perspectiva respecto al rol del líder de una institución
educativa: habría de ocuparse más de los problemas educativos o de focalizar este tema,
que los asuntos burocráticos. En otras palabras, conviene diferenciar entre gestión y
liderazgo que tienen sus diferencias, pues el líder asume la gestión con otras metas. El
líder se ocupa de los cambios y cómo afrontarlos, posee una visión de futuro para la que
construye una orientación con sus estrategias, y coordina con las diversas personas para
tal orientación. El gestor se ocupa de la complejidad de la organización, se fija en metas,
presupuestos, se limita a las dotaciones de recursos de la institución y del personal
proporcionado o disponible, y se maneja con estrictos controles. Para Kotter (2001) el
liderazgo no es mejor que la gestión ni puede ser sustituido por ella, pues son dos
sistemas de acción distintos y complementarios, con características y funciones propias,
indispensables para la organización. Mientras el líder crea visión y estrategias de alcance
futuro o a largo plazo, el gestor produce planes y planifica para producir resultados. El
líder es exhaustivo en la recolección de datos, articula dice Kotter, con una buena visión
porque son pensadores bien fundamentados dispuestos a asumir riesgos. Se trata de una
visión en la que interesa, no tanto su originalidad, como la utilidad que puede tener en los
intereses y necesidades de la población a la que sirve, por lo que no hay que confundir la
sobregestión con el liderazgo, pues con frecuencia hay instituciones sobregestionadas
pero poco lideradas, en las que tanta gestión sobre todo si es de corto plazo, conduce a
un hoyo negro consumidora de tiempo y energía. Toda planeación competente entonces,
requeriría de una visión útil que lo guía, advierte Kotter. En una perspectiva de Educación
Inclusiva, la institución escolar requiere considerar esa complementariedad y apostar por
una adecuada resemantización de los conceptos.
Sin embargo, los recursos necesarios para el desarrollo de los aprendizajes, constituye un
indicador sustantivo, que con frecuencia no cuenta como uno de los aspectos
formalmente considerado, en la concreción educativa y que tiene la impronta de ser
fundamental para aprender y de manera determinante en las comunidades menos
favorecidas. En América Latina no se puede continuar pensando en niños de lápiz y tiza,
ni en maestros de bitácoras, fotocopias y pizarras. Este es un aspecto importante para
una institución educativa y lo es mucho más para aquella que se proponga ser
conscientemente inclusiva.
Una ligera mirada a las aulas escolares, permite apreciar que nuestros niños
latinoamericanos, deben trabajar con un marcado énfasis en la letra, abandonando otros
materiales y formas textuales (gráficas o icónicas, sonoras, por ejemplo) o con escaso
acceso a recursos audiovisuales o multimedia, pero también a materiales simples para la
enseñanza de las ciencias, las artes, las matemáticas y que si bien es loable la diferencia
por la cultura literaria cuyas repercusiones en el nivel cognitivo son incuestionables,
resulta cuestionable no hacer uso de otros recursos para otros procesos educativos. La
inclusión obliga a considerar lo diverso toda vez que está asociada a la calidad de la
educación. Y obliga a pensar la calidad más allá de los tradicionales indicadores de
cobertura, rendimiento, deserción, para incluir los aprendizajes de todo tipo y las
condiciones y mecanismos como éstos ocurren.
Es innovador.
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EL LIDERAZGO COMPARTIDO
SEP (2009). Modelo de Gestión Educativa Estratégica. Programa Escuelas de Calidad. Primera
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Este componente pretende plantear esas y otras preguntas, asumiendo que puede haber
muchas respuestas, por ejemplo, de quien ejerce un liderazgo institucional que no
precisamente está determinado por un nombramiento, sino que lo construye día a día y lo
demuestra; o de quien tiene un liderazgo natural mas no oficial, es decir, quien es líder
pero no directivo; o bien, de quien no es líder por considerarlo un atributo que no le
corresponde o que no puede desarrollar; son situaciones diferentes con una respuesta
específica y diversa, cada una de las cuales da cuenta de que existen valores del
liderazgo por descubrir y, más aún, por aprovechar.
Surge, entonces, otra categoría que merece la pena valorar: la de un “buen líder”, que
viene a potenciar a la de director, porque hay directores que tienen la posibilidad de
desarrollar aún más su liderazgo.
Esta categoría implica desarrollar una serie de capacidades y habilidades, como analizar
las interrelaciones existentes dentro de un sistema, entender los problemas de forma no
lineal y ver las relaciones causa-efecto a lo largo del tiempo; trabajar en equipo y de-
sarrollar procesos para elaborar visiones compartidas; aprender de la experiencia y de los
errores; cuestionar supuestos y certidumbres; desarrollar la creatividad y mecanismos
para la transferencia y difusión del conocimiento; así como generar una memoria
organizacional, entre otras.
Para poder lograr este tipo de retos se requieren directivos con mejor perfil, a la altura de
la complejidad de los procesos a coordinar, liderar y dirigir; sobre todo líderes que
impulsen cambios en los diferentes ámbitos de incidencia y aporten sus potencialidades
en beneficio de los propósitos compartidos.
Para que un individuo pueda desarrollar un liderazgo no sólo necesita tener conocimiento
del sector, sino también una visión compartida con sus colaboradores, conducirse con
honestidad, compromiso con los intereses colectivos y capacidad para relacionarse con
las personas.
Es importante destacar que el liderazgo no es una atribución directa, sino una parti-
cularidad personal que se tiene que construir y expresar en prácticas concretas y ámbitos
específicos, para ello se requiere enfocar el ejercicio del liderazgo en un plano horizontal y
mantener ante todo una relación de colegas con los compañeros del centro de trabajo que
se comparte, que no sólo contribuya a la administración eficaz de la organización, sino
que desarrolle el potencial para producir cambios necesarios y útiles.
Ahora bien, en la literatura existen varias definiciones, estilos y tipologías del liderazgo;
aunque solo se aborda el liderazgo transformacional como paradigma vigente para los
fines del modelo que se propone.
El líder transformacional se define como aquel que considera las condiciones individuales,
que estimula el desarrollo intelectual; que inspira. En el caso de la organización escolar,
Pascual (1993) agrega un factor más, denominado tolerancia psicológica. Factores
interdependientes que se manifiestan en conductas tales como el hecho de que motivan a
sus colaboradores para que hagan más de lo que en principio esperaban hacer, elevan
los niveles de confianza y consiguen además, superar sus propios intereses inmediatos
en beneficio de la misión y visión de la organización (Maureira, 2004).
Casares (1996) señala que directores escolares y administradores de escuelas deben ser
verdaderos líderes, “no sólo administradores”, sino ejecutivos emprendedores orientados
hacia resultados con un espíritu de cambio y crecimiento permanente de la calidad de sus
servicios y de su administración escolar, es decir, un líder no puede conformarse con
asegurar que “todo marche bien”, sino buscar permanentemente fórmulas y estrategias
que logren que “todo esté mejor”, involucrando al equipo de colaboradores en esa
búsqueda, en la formulación de propuestas y alternativas de solución.
Visto así, el liderazgo transformacional, según Bernal (2001), puede ser el más eficaz y
adecuado para dirigir u organizar los centros de trabajo o dependencias, siempre hacia el
cambio y hacia la mejora y, dado que se está frente a una situación caracterizada espe-
cialmente por la variable del “cambio”, se presenta hasta ahora como el que mejor se
adapta a la situación que viven los centros de trabajo y dependencias de servicios
educativos.
Por tanto, reflejar la presencia o ausencia de liderazgo en los centros de trabajo es y será
siempre una parte concomitante a la calidad educativa; es por ello que debe ser con-
siderado factor para la transformación de la gestión directiva.
En este sentido, el director líder favorece que la comunidad educativa pueda idear nuevas
soluciones a viejos problemas, es receptivo y busca potenciar su profesionalización.
Además, “propicia la utilización de toda su capacidad intuitiva-lógica, refuerza la
satisfacción, el rendimiento y eficacia de sus colaboradores, y revitaliza su papel de motor
y agente de cambio” (Ferrer, 1987).
Hampton (1983) identifica este tipo de liderazgo como participativo y lo describe como
aquel que le da importancia tanto a la tarea como a la persona. Para Bolívar, el liderazgo
participativo dota de voz a los colegiados escolares y permite la corresponsabilidad por
las acciones emprendidas, al instaurar en las escuelas una cultura con parámetros
internos para lograr el bien común como cualidad del grupo. Esto no implica que el direc-
tor pierda su liderazgo, simplemente éste se vuelve más efectivo cuando logra que todos
participen en igual medida, conlleva un cambio en las relaciones de poder y en el control
social a la hora de la toma de decisiones; así se refuerza la autonomía y el
autoaprendizaje, formando organizaciones que aprenden orientadas hacia la mejora.
Gesrstner (1996), atinadamente señala que: “Toda escuela del próximo siglo exitosa tiene
por lo menos un líder efectivo. En realidad, el liderazgo fuerte es el rasgo que distingue a
las mejores de estas escuelas. En toda escuela que ha acrecentado drásticamente el
desempeño de los alumnos, cambiado las actitudes de los estudiantes y maestros o
instrumentado reformas radicales, hay individuos visionarios y empeñosos que muestran
el camino.”
Al impulsarse este componente del modelo, se espera que las entidades del sistema
educativo cuenten con liderazgos sólidos que emprendan e impulsen procesos de trans-
formación y que adopten una cultura de calidad en el desarrollo de las instituciones,
desde dentro, pero también desde fuera de los centros.
Aunque debe reconocerse que formar directivos como líderes no puede darse al margen
del desarrollo institucional y del resto de los integrantes del equipo, implica también un
proceso de autoformación y de introspección hacia las propias experiencias y las de otros
directivos que han sido exitosos en el desarrollo de sus funciones, de ahí la importancia
de favorecer espacios de intercambio, foros y encuentros donde, entre colegas, se
aborden los temas de interés común.
Al respecto, Morán (2008) afirma que los principales factores que han permitido a los
directivos generar experiencias exitosas son: el trabajo en equipo, buena comunicación,
adecuada visión y planeación, apoyo de colaboradores y libertad de acción, entre otros.
Asimismo, distingue como prácticas decisivas para lograr un liderazgo efectivo, el que los
directivos tengan que:
Estos serían unos primeros apuntes que se ponen a consideración de quienes desean
atreverse a compartir la responsabilidad y la capacidad de dirigir, demostrándose a sí
mismos que el liderazgo involucra a los colaboradores y que son éstos los primeros be-
neficiados con el estilo que se adopte, la relación que se establezca y las líneas de trabajo
que se estipulen.
CONCLUSIÓN
En esos contextos, las personas han de asumir roles radicalmente diferentes a las
posiciones convencionales de dirección y mando para colocarse como líderes que
imaginan el futuro, diseñan las oportunidades, guían los procesos y promueven la
transformación educativa dando a las generaciones escolares y a las comunidades
condiciones para una actuación educadora más plena.
El liderazgo se propone como la condición que para un director escolar o para un docente,
le permite y facilita el logro de los objetivos educacionales, haciendo de la institución, un
escenario de cambio y proyección personal y colectiva y convirtiéndose en una necesidad
para el establecimiento de la educación inclusiva en el centro escolar. Complementado
con la gestión escolar, los perfiles formativos y las actuaciones sociales, no pueden dejar
de mirar aquellas estrategias que permitan la identificación de líderes y su promoción en
aras de ofrecer a la niñez y a la juventud que se escolariza, nuevas vías para caminar la
vida, tal y como lo plantea la abundante literatura que circula hoy día.
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