Zoocriador

MANUAL DEL

COMUNITARIO
Iguana (Iguana iguana)
y Morrocoy sabanero (Chelonoidis carbonaria)

Autores: Carlos Valeris Chacín y Johanna Hernández Morán

Editores: Hernán Castellanos y Omar Hernández

1
 Morrocoy
Pintura acrílica sobre tela, 30x40 cm
Autor: Carolina Bertsch, Año 2014
http://artemandalatepui.blogspot.com.br/
MANUAL DEL
ZOOCRIADOR
COMUNITARIO:
Iguana (Iguana iguana)
y Morrocoy sabanero (Chelonoidis carbonaria)
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE GUAYANA
VICERRECTORADO ACADÉMICO
COORDINACIÓN GENERAL DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
CENTRO DE INVESTIGACIONES ECOLÓGICAS DE GUAYANA

Manual del Zoocriador Comunitario:

Iguana y Morrocoy Sabanero ©

Publicaciones Fondo Editorial UNEG

Autores ©
Carlos Valeris Chacín
Johanna Hernández Morán

Editores ©
Hernán Castellanos
Omar Hernández

Diseño, Diagramación y Montaje

T.S.U. Diego E. Henao Rivas

Diseño de Portada
T.S.U. Diego E. Henao Rivas

Fotografías
Heribert Dezeo (Portada y pág. 54)
Johanna Hernández Morán
Carlos Valeris Chacín

Primera Edición
Noviembre 2017 Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está
Ciudad Guayana. Estado Bolívar - Venezuela protegido por la ley que establece penas de prisión y/o multa además de
las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios para quienes
Hecho el Depósito de Ley reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen públicamente en toda
Depósito Legal: BO2017000146
ISBN: 978-980-6864-73-3
cualquier medio sin la respectiva autorización.
MANUAL DEL
ZOOCRIADOR
COMUNITARIO:
Iguana (Iguana iguana)
y Morrocoy sabanero (Chelonoidis carbonaria)
 ÍNDICE DE CONTENIDO

DEDICATORÍA pág. 11 IV. MARCO LEGAL Y PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS pág. 35

PRESENTACIÓN pág. 13 4.1. Procedimientos ante el MINEA. pág. 37
INTRODUCCIÓN pág. 15 4.1.1. Elaboración del proyecto. pág. 37
4.1.2. Diseño del zoocriadero. pág. 37
I. BIOLOGÍA DE LOS REPTILES pág. 17 4.1.3. Otros recaudos. pág. 38
1.1. La iguana. pág. 19
1.1.1. Anatomía externa. pág. 19 V. MANEJO DE IGUANAS Y MORROCOYES pág. 39
1.1.2. Dieta. pág. 20 5.1. Selección del pie de cría. pág. 41
1.1.3. Reproducción. pág. 21 5.2. Registro de datos biométricos. pág. 41
1.2. El morrocoy sabanero. pág. 21 5.3. Alimentación. pág. 48
1.2.1. Anatomía externa. pág. 21 5.4. Tratamiento de animales enfermos. pág. 49
1.2.2. Dieta. pág. 23 5.4.1. Enfermedades comunes de iguanas
1.2.3. Reproducción. pág. 23 y morrocoyes en cautiverio. pág. 49
5.4.2. Medidas preventivas. pág. 51
II. ESTADO DE CONSERVACIÓN DE LA IGUANA Y EL MORROCOY 5.5. Traslado de las nidadas e incubación de los huevos. pág. 51
SABANERO pág. 25 5.6. Cuidado y manejo de las crías. pág. 52
5.7. Marcaje e identificación de iguanas y morrocoyes. pág. 53
III. LOS ZOOCRIADEROS COMO ALTERNATIVA PARA EL MANEJO
DE IGUANAS Y MORROCOYES pág. 29 A MANERA DE REFLEXIÓN pág. 55
3.1. Tipos de Zoocriaderos según la Resolución 171. pág. 31 REFERENCIAS CITADAS pág. 57
3.2. Propósitos de los zoocriaderos. pág. 31
3.3. Requerimientos básicos para establecer un
zoocriadero de iguana y morrocoy sabanero. pág. 32
3.4. Alternativas no consuntivas del zoocriadero. pág. 34

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 DEDICATORIA

A los participantes del curso Zoocriaderos Comunitarios (2011-2012)

y a la comunidad Aceital del Yabo, estado Monagas, Venezuela.

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12
 La crisis actual por la cual atraviesa la biodiversidad exige
plantear alternativas para la conservación y el uso de las especies de flora,
fauna y su hábitat que se traduzca en beneficios directos e indirectos
a las comunidades humanas usuarias. En este sentido, surgió el Curso
Zoocriaderos Comunitarios como iniciativa de la Universidad Nacional
Experimental de Guayana (UNEG), MASISA- Venezuela y TOTAL Oil &
Gas - Venezuela. El curso consistió en ofrecer las técnicas básicas para el
establecimiento de zoocriaderos de iguana y morrocoy sabanero a un grupo
de hombres y mujeres, jóvenes y adultos de la comunidad Aceital del Yabo,
municipio Libertador del estado Monagas, que propiciase la construcción
de un zoocriadero en esa comunidad.

PRESENTACIÓN Este manual resume los aspectos centrales de los contenidos

programáticos impartidos durante el curso. Tiene como propósito ofrecer
al lector no especialista una visión general sobre las especies en cuestión,
el manejo de las unidades de producción y la importancia de conservar y
utilizar de forma sostenible la fauna silvestre.

El contenido está conformado por cinco capítulos, que abarcan

desde los aspectos básicos de la biología de iguanas y morrocoyes, hasta
las pautas para el manejo exitoso de las unidades de producción en el
zoocriadero. El marco legal y los trámites administrativos necesarios para
cumplir con la normativa venezolana vigente son igualmente considerados;
por lo que sirve de orientación al productor, ama de casa y en general a
cualquier persona interesada en iniciarse en la zoocría de estos reptiles.

13
14
 La iguana y el morrocoy sabanero están entre las especies de
fauna silvestre más buscadas y utilizadas por la población venezolana,
principalmente con fines alimenticios (obtención de carne y huevos),
aunque también como animales de compañía, para la obtención de
medicina tradicional y en la elaboración de artesanías. Este hecho, sumado
al deterioro del hábitat y al aumento en la demanda de sus productos, ha
causado el declive drástico de algunas poblaciones, lo que en el mediano
y largo plazo pudiere ocasionar su vulnerabilidad hacia la extinción a nivel
local y regional.

Atendiendo a esta problemática y como medida de protección, las

autoridades ambientales venezolanas han decretado leyes y reglamentos,
como la Ley de Protección a la Fauna Silvestre, la Lista de Animales vedados a
la caza, la Ley Orgánica del Ambiente, entre otras, que prohíben y regulan la

INTRODUCCIÓN
comercialización y caza de iguanas y morrocoyes, así como de otras especies
de la fauna silvestre venezolana. No obstante, la legislación por sí misma no
garantiza la protección de las especies, ni la de sus hábitats, sino se considera
el uso tradicional de las especies por parte de las comunidades humanas, ni se
promueve la educación ambiental y el uso sostenible de éstas.

Con relación a esto, la importancia cultural y social de ambas

especies en Venezuela hace prioritaria la búsqueda de alternativas eco-
sostenibles, porque, además de protegerlas y conservarlas, permite su uso
como recurso. En este sentido, se propone el manejo de fauna a través de
la creación de zoocriaderos comunitarios como una alternativa viable para
el aprovechamiento de iguanas y morrocoyes. En Venezuela, existe un
marco legal que permite la creación de zoocriaderos. Este hecho, sumado
a la alta demanda de ejemplares de estas especies, a su fácil adaptación
al cautiverio y a que su manejo requiere tecnología de bajo costo (con
relación a otras especies de fauna silvestre), hace factible la promoción de

15
 este tipo de empresas a nivel comunitario, donde puedan apoyarse en la
educación ambiental y conservación de las especies y sus hábitats. Todo ello
contribuiría con la mejora en la calidad de vida de las familias involucradas
en este tipo de actividad.

16
I. BIOLOGÍA DE LOS REPTILES

17
18
 La iguana (Iguana iguana) y el morrocoy sabanero (Chelonoidis
carbonaria) son reptiles, al igual que los cocodrilos y las serpientes, dado que:
a. Son animales ectotermos: calientan sus cuerpos con la energía disponible
en el ambiente (luz solar).
b. Son poiquilotermos, porque su temperatura corporal varía con la
temperatura del ambiente.
c. Son ovíparos, ya que se reproducen a través de huevos.
d. Poseen escamas córneas que cubren y protegen su cuerpo.
Todas estas características le permiten a la mayoría de los reptiles
adaptarse muy bien a climas cálidos y húmedos, no así a climas templados y
fríos. Además, pueden tolerar largos períodos sin ingerir alimentos, aunque
el crecimiento y su capacidad reproductiva esté directamente condicionado
a la cantidad y calidad de ítems que consumen (Hernández, 1997; Hernández
y Boede, 2000). Esto significa que mientras más alimento consuman y mejor
sea su calidad nutritiva, más rápido crecerán, mayor tamaño alcanzarán
y mayor éxito reproductivo tendrán. Aunque un exceso en la calidad y
cantidad de alimento pueda traerles otros problemas, inclusive pueda
causarles la muerte, por lo que es primordial una dieta balanceada.
1.1. La iguana
La iguana es un reptil del orden Sauria, al igual que los lagartos y
serpientes. Es la única especie de la Familia Iguanidae presente en Venezuela
(Muñoz et al., 2003). Sus características externas y actividad más resaltantes son:
a. La piel posee coloración verde durante los primeros meses de vida y
oscurece hasta grisáceo en los individuos más adultos.
b. Tamaño entre los 1,2 y 1,8 metros de longitud total.
c. Los machos tienen mayor tamaño que las hembras.
d. Son diurnas y de hábitos arborícolas.
Las iguanas son comunes en ambientes secos y húmedos como los
bosques secos, bosques de galería, bosques húmedos, sabanas arboladas
y morichales. Su distribución es amplia, incluye América Central y del Sur
(Esquivel, 1999).
1.1.1. Anatomía externa
Las iguanas poseen como característica más llamativa su larga
cola, que corresponde a dos tercios de su longitud total, las escamas
modificadas en forma de sierra en su dorso y el pliegue gular o papada,
más prominente en los machos (Otero-Ortuño, 2007) (ver figura 1). Sus
extremidades anteriores son más cortas que las posteriores. Todas las
extremidades poseen cinco dedos terminados en uñas afiladas, más largos
en las extremidades posteriores, que facilitan trepar por gran variedad de
superficies. En la porción proximal de las extremidades posteriores, los
machos poseen poros femorales prominentes a diferencia de las hembras
que tienen poros femorales reducidos. Esta característica es utilizada para
identificar el sexo en los individuos a partir del primer año de vida (op. cit.)
(ver figura 2).
19
 Aunque el color es variable en los ejemplares adultos, en las iguanas
jóvenes la coloración es verde intenso con bandas negras en la cola (ver figura
3). Las iguanas, al igual que la mayoría de los saurios, tienen la capacidad de
desprender su cola si son atacadas por algún depredador o cuando “perciban”
una amenaza durante la manipulación. En esos casos, la cola regenera
lentamente (Newman, 2001).

1.1.2. Dieta

La iguana es principalmente herbívora. Consume brotes tiernos de
hojas, flores y frutos carnosos maduros (ver figura 3). Las iguanas jóvenes
consumen ocasionalmente insectos (Ramírez, 2006), aunque los adultos son
herbívoros generalistas (Muñoz et al., 2003).

Figura 1. Detalle de la cabeza de una iguana macho adulta, donde se aprecia la cresta
dorsal, la papada y la escama subtimpánica prominente.

Poros femorales

Figura 2. Detalle de los poros femorales en un ejemplar macho adulto. Figura 3. Iguana joven con patrón de coloración característico.

20
1.1.3. Reproducción
Las iguanas alcanzan su madurez reproductiva luego de dos años
de edad y su reproducción es ovípara. Desovan entre 17 y 76 huevos, los
cuales colocan en una cavidad excavada en suelos arenosos. Generalmente,
desovan en áreas abiertas con exposición solar, lo que permite a los huevos
recibir calor (Otero-Ortuño, 2007; Ramírez, 2006). La construcción de los
nidos e incubación de los huevos ocurre en la temporada seca y las crías
nacen al inicio de la estación lluviosa (Bock y Rand, 1989). El tiempo de
incubación es de aproximadamente 73 días (Ramírez, 2006) aunque, como
en muchas especies de reptiles, este período es variable y dependerá de
los factores ambientales asociados como la temperatura y el porcentaje de
humedad (Otero-Ortuño, 2007). Al igual que los morrocoyes, las iguanas no
cuidan su nidada, dado que no desarrollan el cuidado parental.
1.2. El morrocoy sabanero
El morrocoy sabanero es una de las dos especies de tortugas
terrestres presentes en Venezuela. Sus principales características son:
a. Caparazón negro con escamas centrales color amarillo y algunas
escamas rojas en las extremidades, cuya intensidad cromática varía entre
localidades (ver figura 4).
b. Un tamaño adulto entre los 30 y 45 cm de longitud curva del caparazón
(LCC), aunque hay registros de animales de tallas mayores.
c. Dimorfismo sexual. Las hembras poseen un plastrón plano y la cola corta,
mientras que los machos tienen un plastrón cóncavo, que acopla con la
superficie convexa del caparazón de la hembra durante el acto de la cópula,
y la cola más larga. El caparazón del macho visto desde arriba tiene forma
de guitarra y las hembras de elipse. Presentan en las patas escamas de color
rojo o anaranjado, lo que les da su nombre en inglés “Red-footed tortoise”.
Los morrocoyes son animales de crecimiento lento y longevos. Las
tasas de crecimiento más altas han sido registradas en los individuos jóvenes,
disminuyendo a medida que ejemplares de este grupo etario alcanza la
edad adulta (Hernández, 1997). En cautiverio, las hembras pueden alcanzar
la madurez sexual a los 11 años con un LCC de 247 mm (Medem, Castaño
y Lugo, 1979). Estimaciones en poblaciones silvestres indican que hembras
pueden llegar a ser adultas entre los 209 y 223 mm de LCC y entre los 9 y 17
años de edad, según las características de la zona geográfica (Aponte, 2001).
1.2.1. Anatomía externa
El elemento más representativo de la anatomía de un morrocoy
es su caparazón; cubre toda la región dorsal del animal, con excepción del
cuello, la cabeza, las extremidades y la cola (ver figura 5). En las tortugas
terrestres, así como en la mayoría de las marinas, el caparazón está unido
al plastrón ventral (o peto) a través del puente. En conjunto, esta estructura
ofrece protección defensiva, aunque también implica desplazamiento lento
y flexibilidad limitada (Rueda-Almonacid et al., 2007).
En los morrocoyes, el plastrón presenta diferencias entre los
machos y las hembras. En los primeros, posee una concavidad o depresión;
mientras que las hembras, es plano. En la superficie posterior, también hay
diferencias en la forma de las placas anales (ver figura 6).
21
 El caparazón y plastrón están formados por las escamas (escudos externos)
que cubren toda la estructura; los huesos de origen dérmico le ofrecen
rigidez, las costillas son aplanadas y la columna vertebral está fusionada
(Kardong, 1999). En la zona media del caparazón, hay una contracción (en
el área del puente), más notable en los machos adultos (Rueda-Almonacid
et al., 2007).

Las escamas del caparazón, también denominadas escudos, tienen

nombres específicos según su ubicación en el cuerpo (Rueda-Almonacid
et al., 2007). Así, se reconocen los escudos nucales, centrales, costales,
marginales y supracaudales (ver figura 7).

Figura 5. Detalle del caparazón del morrocoy sabanero.

Figura 4. Morrocoy sabanero. Figura 6. Detalle del plastrón y de las placas anales de morrocoy sabanero.
Izquierda: hembra adulta. Derecha: macho adulto.

22

Escamas nucales
Escamas centrales
Escamas costales
Escama caudal
Escamas marginales
A La fecundación es interna. El macho monta a la hembra (ver figura 8) y
Placas gulares
Placas humerales
Placas pectorales
Placas abdominales
Placas inguinales
Placas femorales
Placas anales
Orificios de salida de las
extremidades y cola.
B
Figura 7. A. Vista dorsal del caparazón con el nombre y posición de las escamas.
B. Vista del plástron con el nombre y posición de las placas.
1.2.2. Dieta
Los morrocoyes son omnívoros. Consumen mayormente plantas
(hojas, flores, frutos y semillas) aunque también ingieren carne fresca o en
descomposición. Comúnmente practican la coprofagia (consumen heces
de otros animales y las propias) lo cual ayuda a enriquecer su flora intestinal
(Rueda-Almonacid et al., 2007), favoreciendo los procesos de absorción de
nutrientes. Al igual que el resto de las tortugas, carecen de dientes. En su
lugar, tienen un pico córneo que les permite cortar los alimentos.
1.2.3. Reproducción
emite sonidos durante la cópula. Las hembras construyen el nido excavando
en zonas arenosas donde desova y luego cubre los huevos con arena. En
el nido, se desarrollarán los embriones sin participación de la hembra, ya
que las tortugas no ofrecen cuidado parental. En Los Llanos venezolanos
la temporada de anidación va de julio a marzo, mientras que el período
de eclosión (nacimiento de las crías) ocurre al inicio de la estación lluviosa,
aunque esto pueda presentar variaciones según la localidad; el tiempo de
incubación de los huevos se extiende entre 124 y 228 días (Hernández,
1997); la productividad de las hembras depende del tamaño corporal y
de la calidad de la alimentación, hembras grandes producen huevos más
grandes, nidadas más grandes y mayor cantidad de nidos por temporada.
Ensayos realizados con hembras con LCC mayor a 350 mm lograron poner
en promedio 13,87 huevos/año y 5,19 huevos/nido, con nidadas máximas de
de 13 huevos, con un volumen promedio de 54,36 cm3. Hembras con LCC de
250 mm pusieron en promedio 9,25 huevos/año y 3,7 huevos/nido, nidadas
máximas de 7 huevos/nido y huevos más pequeños con un volumen de
23
 36,18 cm3. Sin embargo, la mayor cantidad de huevos y nidadas registradas
para una hembra es de 34 y 8 por año respectivamente (Hernández y Boede,
2000). Las hembras pueden desovar a intervalos de 30 a 40 días. Ensayos
de alimentación, usando dietas con porcentajes de proteína de 2,27 y 6,41,
presentaron una producción de huevos por temporada de 7,75 y 12,01
respectivamente (Hernández y Boede, 2008 y 2000).

Figura 8. Pareja de morrocoyes sabaneros durante la cópula.

24
II. ESTADO DE CONSERVACIÓN DE LA
IGUANA Y EL MORROCOY SABANERO

25
26
 Como otras especies de la fauna silvestre nacional, la iguana y el a) a todas las especies que, si bien en la actualidad no están necesariamente en
morrocoy sabanero han sido y son objeto de presión de uso por parte de peligro de extinción, podrían llegar a esa situación a menos que el comercio
las comunidades humanas (Hernández, 1997; Ramírez, 2006). Este hecho ha de especímenes de dichas especies esté sujeto a una reglamentación estricta
ocasionado que algunas poblaciones estén en declive o sean vulnerables a a fin de evitar la utilización incompatible con su supervivencia y
la extinción local. Por ello, las autoridades con competencia ambiental han
establecido leyes, decretos y suscrito acuerdos internacionales que buscan b) aquellas otras especies no afectadas por el comercio, que también deberán
protegerlas de la extinción (ver tabla 1). sujetarse a reglamentación con el fin de permitir un eficaz control del
comercio en las especies referido en el sub-párrafo a.
En el caso de la iguana, aunque no está incluida en alguna categoría
Tabla 1. Estatus de conservación de la Iguana y el Morrocoy sabanero.
de amenaza, lo está en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio
Legislación
Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES- especial para su Categoría de
Especie CITES2 UICN2
por sus siglas en inglés), lo que regula su comercio a nivel internacional. Por aprovechamiento amenaza2
comercial
su parte, el morrocoy sabanero es considerado Casi amenazado (Rodríguez y
Rojas-Suárez, 2008), aún siendo, en algunas localidades del sur del país, una Iguana Apéndice
No No incluida No incluida
iguana II
de las especies de fauna más cazadas por los miembros de las comunidades
indígenas y criollas (Bisbal, 1994; Hernández, 1997). Sin embargo, es Chelonoidis Apéndice Casi
Sí1 Casi Amenazado
importante acotar que el término “casi amenazado” en sí mismo no deja carbonaria II amenazada

claro el estado de las poblaciones de esta especie y supone que todavía no

llega a ser vulnerable o a estar en peligro de extinción, aunque se estime
que serán incluidas en las categorías mencionas en un futuro cercano. En
vista de esto, conviene revisar los criterios de esta categoría y considerar la
situación a nivel local, lo que permitiría una aproximación más real al estado
de las poblaciones de estas especies.
Fuentes:
1. Resolución N° 094 del 17 de agosto de 2007 y publicada en Gaceta Oficial
N° 38.750 del 20 de agosto de 2007.
2. Rodríguez J. P. y F. Rojas-Suárez. (2008) Libro Rojo de la Fauna Venezolana.

En Venezuela, la mayoría de las iguanas y morrocoyes capturados Acrónimos:

son destinados al consumo familiar, a la venta de ejemplares para consumo
de su carne, huevos y al mercado de mascotas mediante el tráfico y
comercialización ilegal (Ramírez, 2006; Rodríguez y Rojas-Suárez, 2008).
Ambas especies están dentro del Apéndice II de CITES, el cual incluye
(Rodríguez y Rojas-Suárez, 2008):
UICN: Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
CITES (en sus siglas en Inglés): Conventionon International Trade in
Endangered Species of Wild Fauna and Flora/ Convención sobre el Comercio
Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres.

27
 Por todo esto, es necesario promover medidas de conservación
y manejo, por una parte, para evitar que estas especies cambien a una
categoría de amenaza más grave y, por la otra para favorecer el uso de estas
especies por parte de las comunidades humanas.

28
 III. LOS ZOOCRIADEROS COMO ALTERNATIVA
PARA EL MANEJO DE IGUANAS Y MORROCOYES

29
30
 Un zoocriadero es un área de propiedad pública o privada
orientada a la cría de animales silvestres, al mantenimiento, fomento y
aprovechamiento sustentable de la fauna silvestre con fines comerciales,
científicos, industriales y de conservación (Ojasti, 2000). Según el Artículo
4 numeral f del Reglamento de la Ley de Protección a la Fauna Silvestre
(RLPFS), un zoocriadero, se define como: terrenos cerrados e instalaciones
destinadas a la cría y reproducción de cualquier especie de la fauna
silvestre, ya sea autóctona o exótica, en forma artificial, fuera de su medio
y de condiciones naturales. Los mismos podrán tener fines experimentales,
comerciales, científicos, recreacionales o de repoblación de áreas naturales.
Los animales seguirían siendo, a los fines de esta Ley, silvestres.
El establecimiento de zoocriaderos es una alternativa para la cría
de iguanas y morrocoyes en cautiverio, como lo demuestran las múltiples
experiencias en varios países de Latinoamérica, entre los que destacan
Panamá, Costa Rica y México (Hernández, 2007; Ramírez, 2006). Esto ha
permitido en muchos casos la obtención de productos derivados de la
fauna sin recurrir a la extracción de su ambiente natural, al mismo tiempo
que contribuyen con la conservación de las poblaciones silvestres a través
de la liberación de un porcentaje de ellos.
Por otra parte, los zoocriaderos son una de las formas más utilizadas
para manejar especies de fauna silvestre con importancia comercial y
especies dependientes de medidas de conservación, sobre todo aquellas
especies extintas en su hábitat natural, para las cuales los zoocriaderos
serían la única alternativa de conservación y posible re-introducción (Ojasti,
2000). En Venezuela, el funcionamiento de los zoocriaderos está regulada
por la resolución N° 171 del 23 de noviembre de 1995 y publicada en Gaceta
Oficial Extraordinaria N° 5.011 del 28 de noviembre de 1995. Por otra parte,
la zoocría familiar de morrocoyes es fomentada a través de la resolución
N° 094 del 17 de agosto de 2007 y publicada en Gaceta Oficial N°38.750 del
20 de agosto de 2007.
3.1. Tipos de zoocriaderos según la Resolución 171
Zoocriaderos abiertos: son aquellos que funcionan recolectando materia
prima del medio natural para la reproducción y la cría en cautiverio, o bien
adquiriendo ésta de otro zoocriadero legalmente establecido, hasta que los
individuos reúnan las condiciones adecuadas para su aprovechamiento.
Zoocriaderos cerrados: son aquellos que funcionan con base en la
reproducción de un plantel de cría o parentales mantenidos en condiciones
de cautiverio.
Zoocriaderos mixtos: son aquellos que funcionan aprovechando materia
prima provenientes del medio natural o bien adquieren la materia prima de
otros zoocriaderos y a la vez mantienen un plantel de cría o parentales.
3.2. Propósitos de los zoocriaderos
Los zoocriaderos son iniciativas que pretenden unir opciones para
la conservación y aprovechamiento de la fauna silvestre, dado que a través
de estos se pueden (Ramírez, 2006; Ojasti, 2000):
A. Producir a nivel comercial o artesanal ejemplares de las especies
consideradas y aprovechar sus productos colaborando con la conservación
de las poblaciones silvestres en sus áreas de distribución locales.
B. Generar y aumentar la oferta proteica que consume la población humana.
31
 C. Aumentar el conocimiento de la biología, fisiología, ecología, entre otros
aspectos, que contribuirá con la mejora del mantenimiento del pie de cría
de la especie considerada bajo condiciones de cautiverio.
D. Disminuir la presión de los diversos tipos de cacería sobre las poblaciones
silvestres de animales.
E. Contribuir al aumento o retorno de ejemplares de las especies sujetas a
cría intensiva, a las condiciones naturales, ya sea mediante la liberación de
individuos nacidos en cautiverio, rehabilitados para adaptarse a la vida en
libertad, en áreas protegidas o no, dentro de su distribución geográfica.
F. Generar ingresos económicos a los criadores, favorecer la generación
de empleo e ingresos de divisas al país mediante la comercialización y
exportación de sus productos.
Estas iniciativas han sido desarrolladas por entes privados,
públicos y a nivel comunitario, con fines comerciales, de subsistencia y
de conservación. Los zoocriaderos ofrecen ventajas importantes para
los propietarios, pero también para los consumidores y la conservación de
especies en peligro de extinción o vulnerables. En este sentido, los propietarios
podrán obtener beneficios económicos directos derivados de la venta de
animales vivos (como mascotas o pie de cría) y beneficiados (Ramírez, 2006) e
indirectos a través de actividades y proyectos alternativos como atención de
turistas y visitantes, programas educativos, entre otros.
La comunidad en el área de influencia del proyecto también
recibiría beneficios por la generación de empleos directos, mediante la
operación de los zoocriaderos artesanales o industriales y los empleos
indirectos mediante la compra de insumos, pago de servicios, la distribución
32
y comercialización de los productos obtenidos de la zoocría en restaurantes,
hoteles y directamente al consumidor (Ramírez, 2006). Esto es un valor
agregado que serviría para incentivar un consumo responsable de especies
de fauna silvestre en esas localidades.
3.3. Requerimientos básicos para establecer y manejar un zoocriadero
de iguana y morrocoy sabanero
Todo lo relativo a los requerimientos legales para el funcionamiento
de un zoocriadero está señalado en la Resolución N° 171, ya mencionada.
Por otra parte, en Venezuela, es posible legalizar, ante el Ministerio del
Poder Popular para Ecosocialismo y Aguas – MINEA (antes Ministerio del
Poder Popular para el Ambiente – MINAMB), la cría familiar de morrocoyes,
lo cual fue producto de considerar la gran cantidad de familias que crían y
reproducen morrocoyes en sus casas (Resolución N° 094.).
Como cualquier otra empresa de producción animal, es
fundamental ser constante en el mantenimiento y cuidado de los animales,
sus instalaciones y los registros. Por ello, es altamente recomendable:
A. Obtener todos los permisos que la ley exige: Permiso de caza con fines
comerciales (para la captura del pie de cría, colecta de huevos), permiso
para la instalación de zoocriaderos con especies de fauna nativa, estudio
de impacto ambiental y socio-cultural, guías de movilización, entre otros,
dispuestos en las leyes vigentes y otorgados por el MINEA, certificados de
salud de los encargados del manejo de los animales (otorgado por Ministerio
del Poder Popular para la Salud) y el certificado de sanidad de los animales
(Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras).
B. Construir las instalaciones adecuadas, que faciliten el trabajo en
todas las etapas del ciclo de producción de las especies. Esto implica
seleccionar los materiales más adecuados que garanticen bien la
durabilidad, disponibilidad, costos razonables y que no perjudiquen la
salud de los animales ni del personal que laborará en el zoocriadero. En
proyectos comunitarios, se utilizan comúnmente materiales de bajo costo,
ecológicamente amigables y accesibles en la localidad. Sin embargo,
la construcción debe garantizar el buen estado de los animales y su
seguridad para evitar el escape y la entrada de animales depredadores a
los encierros y jaulas.
C. Obtener un buen pie de cría, lo cual consiste en seleccionar los
mejores animales posibles que servirán de reproductores en el zoocriadero,
procurando conocer su procedencia, estado de salud, historial reproductivo
y edad, ya que de ellos depende la calidad genética y salud de las crías. Para
adquirir un buen pie de cría es recomendable comprarlos o adquirirlos en
zoocriaderos certificados o zoológicos, que cumplan con los requisitos y
permisos del MINEA. Si no es posible, debe tramitarse un permiso de caza
científica para su colección en el medio natural. También, es posible su
adquisición cuando son retenidos por los organismos gubernamentales,
producto del tráfico y la movilización ilegal; el inconveniente de esta
adquisición es el desconocimiento, por lo general, de la procedencia de
los ejemplares retenidos. En el caso de las iguanas, la mejor alternativa
constituye la colecta de huevos del medio natural, para lo que puede
establecerse un zoocriadero abierto (en hatos, fundos y predios donde
las poblaciones de iguanas sean abundantes). Esto reduciría el costo por
causa del mantenimiento de reproductores e incentivaría la conservación
de las iguanas en su hábitat para el aprovechamiento de algunas de sus
nidadas. En caso que no sea posible colectar huevos y la opción más viable
sea obtener un pie de cría del medio natural, es mejor capturar ejemplares
jóvenes, dado que se adaptan más rápido a los encierros.
D. Evaluar la salud de los ejemplares con la asistencia de un médico
veterinario que certifique que los mismos no porten algún elemento
patógeno antes de su ingreso al zoocriadero, cumpliendo con los
protocolos de cuarentena para garantizar que no contagie al resto de los
animales durante las evaluaciones correspondientes. Si se obtienen nidos del
entorno natural o del zoocriadero, deben ser trasladados cuidadosamente
y cumplirse las medidas de asepsia y manejo que garanticen la viabilidad
(nacimiento) en un alto porcentaje de los mismos. Igualmente, es
importante regular las condiciones ambientales: temperatura y humedad
en las incubadoras, lo que incide en el éxito de eclosión de los huevos y
la productividad del zoocriadero (ver sección 5.5. Traslado de nidadas e
incubación de los huevos, pág. 51). Debe solicitarse una Licencia de caza
con fines comerciales de especies de fauna silvestre ante el MINEA.
E. Vigilancia y manejo adecuado de los nacimientos, crías y desarrollo
de los jóvenes. Antes de los nacimientos, es recomendable efectuar un
seguimiento continuo del desarrollo embrionario y la viabilidad de los
huevos, retirando de la incubadora aquellos no viables o que presenten
signos de contaminación bacteriana o por hongos. Una vez nacidas, las
crías deben ser medidas y su peso registrado regularmente, procurando
identificarlas individualmente y por camada, hasta su venta o liberación (ver
sección 5.2. Registro de datos biométricos, pág. 41).
F. Ofrecer una alimentación balanceada y adaptada según la especie,
su estado físico y etapa reproductiva. Cada especie tiene requerimientos
nutricionales específicos, por lo que la dieta debe satisfacer las demandas
energéticas y nutricionales del animal y variarla según la edad y estado
reproductivo de los individuos. Conviene conocer los aportes calóricos,
33
 proteicos y grasos de los alimentos utilizados en el zoocriadero y los
requerimientos señalados en la literatura especializada. Para especies
herbívoras, es recomendable establecer huertos con las especies más
consumidas a fin de reducir costos por concepto de compra de alimento
concentrado y natural (ver sección 5.3. Alimentación, pág. 48).
G. Mantener una estricta limpieza diaria para evitar la propagación
de enfermedades. Como otros reptiles, las iguanas y morrocoyes son
portadores naturales de bacterias como la Salmonella spp. que pueden
ser perjudiciales para los seres humanos y otros animales. Por ello, deben
manipularse con cautela y procurar un manejo seguro de sus heces. Esto
implica que todas las unidades de producción deben estar limpias: los lugares
de alimentación, de registro, las incubadoras, las áreas comunes, las fuentes
de aguas, los depósitos de alimentos y las áreas de cuarentena (ver sección
5.4.1 Enfermedades comunes de iguanas y morrocoyes en cautiverio, pág.
49). De ello dependerá, en gran parte, la salud de los animales que estén
criándose y la supervivencia de las crías. Para la limpieza deben utilizarse
productos no tóxicos y biodegradables.
H. Comercializar, transportar y vender a los animales en condiciones de
salud integral, respetando el bienestar de los animales en todo momento. No
deben maltratarse, confinarse en espacios muy reducidos, llenos de suciedad,
deshidratados, ni ser mal alimentados. Las leyes venezolanas contemplan la
tramitación de guías de movilización cuando el usuario requiera trasladar
ejemplares vivos de especies de fauna silvestre o sus productos. Éstas deben
tramitarse ante el MINEA, en las dependencias regionales o en la taquilla única
de permisiones, en la oficina principal del ministerio.
I. En el caso de animales vivos, el traslado debe ser lo menos traumático
posible. Esto minimiza la posibilidad de muerte y que los animales sufran
estrés. Se recomienda utilizar contenedores bien aireados, oscuros y cuando
34
sea posible utilizar las horas más frescas del día (temprano en la mañana
o al final de la tarde) para minimizar el riesgo de muerte por aumento de
la temperatura. Cuando se necesite trasladar a un grupo pequeño de
animales, las bolsas de tela pueden ser útiles para las iguanas, dado que
ellas permanecen tranquilas y ocupan poco espacio.
Uno de los aspectos más importantes en cualquier unidad de
producción animal es el bienestar de los animales. Esto supone que las personas
que laboran en un zoocriadero deben tener una instrucción y orientación
adecuada, que incluya valores éticos hacia el buen trato de los animales.
3.4. Alternativas no consuntivas del zoocriadero
Además de ofrecer alimentos en forma de carne y huevos, los
zoocriaderos de iguana y morrocoy sabanero pueden:
A. Funcionar como zoológicos de contacto: que reciban a turistas, estudiantes
y al público en general para mostrar cómo criar esas especies y darles la
oportunidad de tener contacto directo con éstas. Esto sería un importante
servicio social si se integra la educación ambiental y resalta la importancia
ecológica de las especies y sus hábitats a los visitantes, quienes podrían adquirir
productos alusivos al zoocriadero como: franelas, gorras, libros, juguetes,
recuerdos, fotos, entre otros, generando fuentes de ingreso adicionales.
B. Vender crías y ejemplares jóvenes como mascotas. Muchas personas
desean tener a estas especies en sus hogares, lo que representa una venta
fácil y rápida, disminuyendo los costos de alimentación. En todo caso, es
altamente recomendable diversificar las actividades del zoocriadero, lo que
aumentará las probabilidades de éxito y las ganancias.
IV. MARCO LEGAL Y PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS

35
36
 En Venezuela, existe un marco legal que regula la creación y el
mantenimiento de zoocriaderos de fauna silvestre. A nivel administrativo, es
el Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo y Aguas (MINEA) el ente
que regula el otorgamiento de permisos de construcción del zoocriadero y
la venta y exportación de los productos derivados de la fauna silvestre. Es
por ello fundamental conocer los artículos, leyes y procedimientos antes de
iniciar el zoocriadero.
El MINEA establece que:
El zoocriadero deberá trabajar con base en las condiciones
fijadas en los actos permisorios otorgados de conformidad con lo
establecido en la Resolución ministerial 171, de fecha 23/11/1995,
publicada en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela No.
5.011, Extraordinario del 28/11/1995, sobre Normas Generales para
la Instalación y Funcionamiento de Zoocriaderos de Especies de la
Fauna Silvestre y en el Decreto Presidencial 1257 de fecha 13/03/96,
publicado en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela No.
35946 del 24/04/96, referido a Normas Sobre Evaluación Ambiental
de Actividades Susceptibles de Degradar el Ambiente y con
fundamento en la Ley Orgánica de Planificación y Ordenación del
Territorio y la Ley Orgánica del Ambiente, en concordancia con la
Ley de Protección a la Fauna Silvestre.
4.1. Procedimientos ante el MINEA
4.1.1. Elaboración del proyecto
Antes de construir un zoocriadero, es necesario elaborar el proyecto,
donde serán señalados los aspectos centrales, descriptivos y operativos
de las unidades de producción, su finalidad y proyección económica.
Este documento es uno de los requisitos exigidos. Para su elaboración,
se recomienda la contratación de un biólogo especializado en el tema y
conocer el instructivo vigente.
En este sentido, Baquero et al., (1996) publicaron un instructivo muy
detallado con cada una de las secciones que un proyecto de zoocriadero
debe incluir, con una descripción clara de cada una de ellas. En todo caso, la
elaboración de cualquier proyecto es un trabajo que requiere de tiempo y
organización por parte de las personas involucradas, dado que un proyecto
bien estructurado tiene más probabilidad de ser aprobado por los entes
gubernamentales.
4.1.2. Diseño del zoocriadero
Antes de iniciar la construcción, debe considerarse hacer un
bosquejo del diseño, que se corresponda con el espacio a ocupar, la especie
seleccionada y los recursos humanos y financieros disponibles. Algunas
de las características de un diseño exitoso para zoocriaderos de iguana y
morrocoy sabanero son:
A. Encierros de forma circular, lo que evita que los animales se agrupen en
las esquinas. Para estos encierros, pueden utilizarse láminas de zinc lisas (en
el caso de las iguanas) y bloques (para los morrocoyes). La altura debe ser
mayor para los encierros de iguanas y para ambas especies estar enterradas
al menos 1 metro para evitar la fuga. Los encierros deben estar separados de
acuerdo a su función: pie de cría, área de jóvenes y cuarentena. Los encierros
de iguana, si son a cielo abierto, deben estar protegidos con redes (o mallas)
para evitar el escape y la depredación de las crías.
37
 B. Corrales suficientemente grandes; para los morrocoyes, se demostró que agua al zoocriadero, especialmente en zonas con déficit en el suministro
mientras mayor es el área del encierro mayor es la producción de huevos, hídrico.
aun cuando la densidad sea la misma. Esto puede estar relacionado con el
estrés que presentan los animales al estar en lugares pequeños y con alta 4.1.3. Otros recaudos.
densidad (Hernández y Boede, 2001). Se recomiendan corrales de al menos
60 m2 con densidades no mayores de 0,13 ind/m2. Una vez culminados el diseño y el proyecto, deben incluirse otros
requisitos exigidos por el MINEA:
C. Los encierros deben tener suficientes refugios techados donde los
animales se sientan protegidos y puedan evitar la luz solar directa. Esto A. Plano del zoocriadero, a una escala de 1:125000.
les disminuye el estrés. Pueden incluirse la siembra de arbustos y árboles,
siempre y cuando estén suficientemente alejado de los bordes. B. Copia de los documentos de propiedad donde se construirá el
zoocriadero.
D. Bebederos: El número y tamaño de los bebederos dependerá del tamaño
del encierro y de la densidad de los animales, por lo menos un bebedero C. Autorización de ocupación del territorio.
de 1m por cada 10 ejemplares. Se recomienda construir bebederos de
2

concreto e incluir un canal de desagüe. D. Estudio de Impacto Ambiental y Socio-Cultural (EIASC).

E. Área de registro: Conviene tener un local para manipular a los animales E. Libro de control foliado con al menos 200 páginas.
y llevar registros de los datos biométricos: pesaje y medidas corporales,
archivo de datos, entre otros. Estos recaudos deben consignarse en las dependencias del MINEA,
bien en la oficina central del Ministerio o en las direcciones estadales en el
F. Área de preparación de la dieta: Considerar un espacio para la interior del país.
conservación, limpieza y procesamiento de los alimentos que serán
suministrados a los animales.

G. Área de cultivo: Cuando el espacio lo permita, incluir áreas para el cultivo

de plantas de ciclo corto y largo que sirvan para la alimentación de los
animales. Esto ayudaría a reducir los costos operativos.

H. Tanque de almacenamiento de agua: Esto garantiza la disponibilidad de

38
V. MANEJO DE IGUANAS Y MORROCOYES

39
40
 Los animales son el centro de las actividades dentro del zooriadero.
Por ello es importante conocer con detalle los aspectos anatómicos, de
comportamiento y manejo para aumentar la productividad de éste y
contar con la asesoría de un biólogo especializado, que pueda corregir los
problemas ocasionados por el estrés, la dieta, la densidad, la proporción de
sexos, así como los derivados del diseño de los encierros. También podrá
apoyar con el estudio del comportamiento de cada especie y analizar la
información reproductiva, de sobrevivencia, crecimiento, eclosión, entre
otros. Todo esto permitirá maximizar su rentabilidad.
5.1. Selección del pie de cría
El pie de cría lo conforman los animales reproductores dentro
del zoocriadero. Para los morrocoyes, es altamente recomendable tener,
en cada encierro, un número mayor de hembras que machos. Hernández
y Boede (2001) comprobaron que una proporción hembra: macho de 7:1
ofrece buenos índices de productividad, aunque conviene asegurarse que
el macho sea fértil.
La selección de un buen pie de cría favorecerá la producción de un
mayor número de crías sanas, lo que es importante para cumplir con dos de
los objetivos centrales del zoocriadero: obtener ganancias y contribuir con
la conservación de la especie. Todos los individuos que conforman el pie
de cría tienen que estar identificados y sus registros al día. De esta manera,
se evitarán problemas de endogamia (cruce entre individuos hermanos
o entre progenitores y descendientes), que pudieren eventualmente
disminuir la calidad genética de la población en él contenida y propiciar la
aparición de defectos congénitos, como malformaciones y enfermedades.
Conviene separar a los reproductores de los ejemplares jóvenes y animales
en crecimiento para evitar peleas entre los machos. Además, al mantener
identificado cada ejemplar podrá conocerse su éxito reproductivo. En
caso que los ejemplares no logren reproducirse o que ésta sea muy baja,
deberán ser remplazados del plantel de reproductores.
5.2. Registro de datos biométricos
Uno de los índices que ayudan a conocer la condición física de los
animales y su salud es la relación talla/peso, de esta manera podemos inferir
que un animal de determinada talla debe tener determinado peso, de lo
contrario el animal estará flaco u obeso. Entonces, puede identificarse las
razones y tomarse los correctivos, es por ello que es primordial llevar este
registro. Para poder suministrar el alimento en cantidades adecuadas, debe
conocerse el peso de los animales, dado que la ración de alimento va en
relación con el peso del mismo, así al saber cuántos kilogramos de animal se
tienen en cierto corral sabemos cuánto alimento debemos suministrar.
El registro del zoocriadero incluye los datos biométricos de cada
animal. Esto es, tomar medidas de tamaño (longitud total, longitud estándar,
largo curvo del caparazón, entre otras) y peso de huevos, crías, jóvenes
y adultos. Para ello, los encargados del zoocriadero, formados para llevar
adelante esa actividad, tienen que estar familiarizados con la anatomía de
las especies a criar y con los instrumentos de medición (cintas, calibradores,
balanzas). Se recomienda el uso de planillas para el registro sistemático de
los datos (ver modelos de planillas en páginas 45, 46 y 47) y su transcripción
a bases de datos digitales. Las medidas más comunes en el caso de las
iguanas son:
Longitud total (LT): es la medida que va desde el extremo de la boca hasta
la punta de la cola. Para medirla, sujetar al animal firmemente en posición
boca arriba, lo más derecho posible y colocar la cinta sobre la parte ventral
del animal o colocar a la iguana sobre la cinta métrica en una superficie lisa.
41
 Figura 9. Manipulación de una iguana durante la medición de la longitud estándar (LS). Figura 11. Medición de la longitud recta del caparazón (LRC) a un ejemplar joven.

Figura 10. Posición correcta de la cinta métrica flexible sobre el caparazón para medir Figura 12. Medición del ancho máximo del caparazón (AC) con calibrador.
longitud curva (LCC).

42
Longitud estándar (LS): es la medida comprendida entre el extremo de la
boca y la abertura cloacal. Proceder igual que con la LT (ver figura 9).

Para morrocoyes, se incluye el registro de las dimensiones del caparazón:

Longitud curva del caparazón (LCC): es la medida dorsal del caparazón

del morrocoy desde la escama nucal hasta la escama anal. Tomar la medida
con cinta métrica flexible (ver figura 10).

Longitud recta del caparazón (LRC): es la distancia longitudinal entre

los extremos anterior y posterior del caparazón. Utilizar un calibrador para
medir las crías y ejemplares jóvenes (ver figura 11).

Ancho máximo del caparazón (AC): similar a la LRC, pero medir el ancho. La
Figura 13. Medición de la altura del caparazón (AltC) con calibrador.
medida es obtenida con un calibrador, colocando al animal en posición natural
(sobre el plastrón) (ver figura 12). Para animales adultos, es recomendable
fabricarse una prensa de madera con cinta métrica.

Altura máxima del caparazón (AltC): es la distancia entre el plastrón y la

porción más alta del caparazón. Utilizar el calibrador (ver figura 13).

Longitud recta del plastrón (LRP): corresponde a la distancia entre el

extremo anterior del plastrón y su porción posterior, medida en línea recta
con un calibrador (ver figura 14).

Longitud máxima del plastrón (LMP): similar a la anterior, pero la medida

posterior llega hasta el final del plastrón (ver figura 15).

Medir los huevos de las iguanas y morrocoyes siempre en su porción más

Figura 14. Medición de la longitud recta del plastrón (LRP).
larga y ancha:

43
 Longitud del huevo (LH): cuidadosamente, medir la porción más larga del
huevo con calibrador (ver figura 16).

Ancho del huevo (AH): es la medida del huevo en su porción más ancha. Al
igual que la longitud, medir con calibrador.

Peso: registrar la masa corporal total de los animales con balanzas. Para
crías y huevos, utilizar balanzas con una precisión de 10 a 20 g (ver figuras
17 y 18); mientras que para los adultos utilizar balanzas con precisión de 50 a
100 g (ver figura 19). Durante el pesaje los animales deben estar en reposo.
Las iguanas pueden colocarse dentro de bolsas de tela previamente pesadas.

Figura 15. Medición de la longitud máxima del plastrón (LMP).

Figura 16. Medición de la longitud del huevo (LH). Figura 17. Pesaje de huevo de Figura 18. Pesaje de una cría Figura 19. Pesaje de un
morrocoy con balanza digital. de morrocoy con balanza digital. morrocoy adulto.

44
 MODELO DE PLANILLA PARA EL REGISTRO DE INGRESO DE EJEMPLARES AL ZOOCRIADERO

DATOS GENERALES N° DE PLANILLA:

Familia: IGUANIDAE Nombre científico de la especie: Iguana iguana Nombre común: Iguana
Fecha Persona(s) responsable (es) N° de ID Métodos de captura Localidad / Coordenadas Localidad específica / Microhábitat

DATOS DEL EJEMPLAR

ANORMALIDADES. En caso de ser afirmativo, describir esta eventualidad, observando
Sexo Estado de madurez Presencia de ectoparásitos detenidamente el aspecto de la cabeza, cola (perdida de la misma), patas, número de
dedos, heridas, lesiones, cicatrices y presencia de abscesos.
Garrapatas Hongos

M // H Neonato Joven Adulto

Si No Si No

TIPO DE MARCAJE
N° DE MARCA:
(PER) PERMANENTE / (TEM) TEMPORAL Grafique el tipo de marca realizada con un lápiz de color
Lado izquierdo Lado derecho

DIMENSIONES CORPORALES ( g o Kg / mm)

1 PESO P

2 LONGITUD TOTAL LT

3 LONGITUD ESTÁNDAR LS

45
 MODELO DE PLANILLA PARA EL REGISTRO DE INGRESO DE EJEMPLARES AL ZOOCRIADERO

DATOS GENERALES N° DE PLANILLA:

Familia: TESTUDINIDAE Nombre científico de la especie: Chelonoidis carbonaria Nombre común: Morrocoy sabanero
Fecha Persona(s) responsable (es) N° de ID Métodos de captura Localidad / Coordenadas Localidad específica / Microhábitat

DATOS DEL ESPÉCIMEN

ANORMALIDADES. En caso de ser afirmativo, describir esta eventualidad, observando
Sexo Estado de madurez Presencia de ectoparásitos detenidamente el aspecto de: las escamas en el caparazón, patas, cabeza, presencia de
heridas, lesiones, cicatrices, abscesos y osteodistrofia nutricional.
Garrapatas Hongos
M // H Neonato Joven Adulto
Si No Si No

TIPO DE MARCA: (PER) PERMANENTE / (TEM) TEMPORAL

N° DE ESCUDOS O ESCAMAS DEL CAPARAZÓN
N° DE MARCA:
Lado izquierdo Lado derecho
12 (Marginales): 12 (Marginales):

4 (Costales): 4 (Costales):

5 (Vertebrales):

Aspecto general del caparazón:

Señalar las escamas marcadas, con un lápiz de color.

46
 MODELO DE PLANILLA PARA EL REGISTRO DE DATOS BIOMÉTRICOS Y DE NIDADAS

N° DE PLANILLA N° DE ID N° DE MARCA
DATOS GENERALES DE LOS HUEVOS(aplicable para iguanas y morrocoyes)
N° ID N° DE MARCA
Fecha de medidas:
DIMENSIONES CORPORALES ( g o Kg / mm)
(aplicable para morrocoyes) Persona asignada:

ESTADO DEL NIDO TAMAÑO DE LA NIDADA: TIEMPO DE INCUBACIÓN:

1 PESO P
Intacto / Destruido
2 ALTURA DE LA CAPARAZÓN AC
MEDIDAS DE CADA UNA DE LOS HUEVOS
3 ANCHO RECTO DEL CAPARAZÓN ARC
Nº
PESO (g) LONGITUD (mm) ANCHO (mm)
4 LARGO RECTO DEL CAPARAZÓN LRC
1
5 LARGO CURVO DEL CAPARAZÓN LCC
2
6 ANCHO CURVO DEL CAPARAZÓN ACC
3
7 LARGO RECTO DEL PLASTRÓN LRP
4
8 ANCHO RECTO DEL PLASTRÓN ARP

9 ANCHO CURVO DEL PLASTRÓN ACP n..

10 LARGO CURVO DEL PLASTRÓN LCP

47
 5.3. Alimentación
Las iguanas y morrocoyes son mayormente herbívoros. Para lograr
un manejo exitoso, la buena alimentación es un requisito fundamental,
porque de ella dependerá el crecimiento de las crías y jóvenes, el
mantenimiento de los reproductores, la productividad de las hembras
(referida al número de huevos y de posturas) y la salud de los individuos.
Una buena práctica es integrar en el zoocriadero espacios para el
cultivo de plantas que los animales puedan consumir, tanto de ciclo corto:
Auyama, Diente de León, Pira (Amaranthus sp.), Verdolaga, germinados de
leguminosas como Caraotas, Frijol, entre otras (Siria-Hernández y Pérez-
Camacho, 2002) como de ciclo largo: Mango, Guayaba, Lechosa, Cambur,
Araguaney de Jardín, Acacia Flamboyá, Cayena y otras que tengan flores
y frutos de colores atractivos (evitando el uso de especies tóxicas). Las
plantas arbóreas también contribuyen con sombra a los encierros y demás
instalaciones del zoocriadero.
Se recomienda alimentar a las iguanas en las primeras horas del
día: una sola vez para los animales adultos y hasta tres veces por día a crías
y jóvenes (Esquivel, 1999). Los morrocoyes adultos pueden ser alimentados
tres veces por semana con el equivalente al 8% de su peso en alimento
(Hernández y Boede, 2000).
Además de alimentar a las iguanas y morrocoyes con material
vegetal fresco, algunos zoocriadores han integrado alimento balanceado
para pollos, conejos y perros en la alimentación de estos animales, por ser
una fuente rica en proteínas (Esquivel, 1999; Hernández y Boede, 2000). Al
incrementar la cantidad de proteínas en la dieta, se logran obtener buenas
ganancias de peso y rápido crecimiento. En este sentido, Hernández y Boede
48
(2000) demostraron que morrocoyes hembras alimentadas con 6.41% de
proteína incrementaron la producción de huevos y nidadas de manera
significativa. Esto es importante si se quiere lograr mayor productividad y
ganancias en el zoocriadero.
Sin embargo, una dieta con más de 10% de proteína en su
composición puede causar gota a los animales, debido al exceso de ácido
úrico que produce, lo cual causa la inmovilidad y dolores en las patas y la
posterior muerte del animal. El alimento para perros y gatos, aparte de ser
muy costoso, tiene un contenido de grasa muy alto, dado que son alimentos
para carnívoros, por lo que no se recomiendan para herbívoros. Para
mejorar la calidad de la dieta de morrocoyes e iguanas, se debe considerar
incorporar sólo alimentos balanceados para herbívoros (conejos, vacas,
caballos) (Hernández y Boede, 2000).
Con relación a esto, para poblaciones silvestres de otras especies
de tortugas terrestres, varias investigaciones estiman que el porcentaje
de proteína en la dieta natural debe estar cerca del 4%. Altos niveles de
proteína también pueden causar problemas hepáticos y renales, además,
en animales en crecimiento esta dieta causa deformidades en el caparazón,
como las escamas en forma de pirámide (ver figura 21, página 54). Así que
una dieta equilibrada debe ser: baja en grasas, aceites y proteínas; rica
en vitaminas y minerales; alta en fibra y adecuada en contenido de agua
(Highfield, 1990).
Al momento de ofrecer el alimento, es recomendable dividirlo
en porciones pequeñas, manejables por el animal y separar en lotes a
los individuos según su tamaño o dominancia, sobre todo a las crías más
jóvenes, puesto que en algunos casos los individuos de mayor tamaño
evitan que los más pequeños tengan acceso al alimento (Casiano-González,
s/f ). Barrios (1995) observó en un zoocriadero comercial del estado Guárico
que C. carbonaria prefiere la zanahoria y la auyama rayadas antes que
picada, consumiendo mayor cantidad de alimento y produciendo menos
pérdida de éste. La zanahoria y la auyama, debido a su alto contenido de
vitamina A, debe ser un alimento básico en la dieta de ambas especies en
cautiverio. Asimismo, debe considerarse el cambur en la dieta dado que es
rico en carbohidratos. Éste es muy consumido por iguanas y morrocoyes y
es muy fácil de cultivar en casi cualquier parte del país.
Otro factor a considerar es la forma y ubicación del comedero. Los
morrocoyes tienden a montarse encima de la comida y defecar mientras
comen. Para evitar que ella sea contaminada, es recomendable que el
comedero este muy próximo a una pared y colocar el alimento justo en el
ángulo formado entre el piso y la pared. Así, los animales tienden, de forma
natural, a colocarse uno al lado del otro perpendicularmente a ésta, evitando
así la contaminación del alimento. Los comederos pueden ser simples losas
de cemento pulido construidos sobre el suelo, lo que facilita su lavado.
En la alimentación de animales en cautiverio, es fundamental
suministrar suplementos vitamínicos y minerales. En el caso de los
herbívoros, es recomendable aportar Pecutrin® en polvo en cantidades del
1% de la ración de alimento; valga decir que a 5 Kg de alimento mezclarle 50
g de Pecutrin. Por otra parte, junto a una buena alimentación, los animales
deben tener acceso en todo momento al agua limpia, evitando el uso de
productos químicos para la limpieza de los bebederos (Otero-Ortuño, 2007).
En caso de ser necesario, utilizar una solución diluida y poco concentrada de
cloro para desinfectarlos (Esquivel, 1999).
5.4. Tratamiento de animales enfermos
Cuando se identifiquen signos de enfermedad en uno o
varios animales dentro del zoocriadero, éstos deben ser separados
inmediatamente del resto del grupo y colocarlos en observación en el
área de cuarentena. Luego, llamar al médico veterinario para que examine
y tome muestras de los animales enfermos y asigne el tratamiento más
indicado. En caso que el zoocriadero esté en un área de difícil acceso o
no se dispone de un médico veterinario en las cercanías, el zoocriador
debe familiarizarse con los síntomas y tratamiento de las enfermedades
más comunes de la especie, lo que disminuirá el riesgo de muerte de los
animales y la propagación de enfermedades en el zoocriadero.
5.4.1. Enfermedades comunes de iguanas y morrocoyes en cautiverio
Aunque los reptiles poseen un fuerte sistema inmunológico que
los protege de enfermedades en la mayoría de los casos, el cautiverio puede
propiciar la aparición de éstas, bien por el hacinamiento, el estrés que
implica el cautiverio para algunas especies o por el mal manejo sanitario
de las instalaciones (Martínez y Soler, 2008). En consecuencia se resumen
las principales enfermedades que afectan a iguanas y morrocoyes, su
tratamiento común y referencias de interés sobre el tema:
Salmonelosis: la bacteria Salmonella spp. forma parte común de la flora
bacteriana de muchas especies de reptiles y es potencialmente peligrosa
para el ser humano, por ello es muy importante manejar a todos los animales
cumpliendo con medidas de higiene estrictas (Martínez y Soler, 2008).
Esta enfermedad afecta principalmente a los ejemplares con el sistema
inmunológico debilitado, lo que es causado por la mala alimentación, el
hacinamiento, el estrés y la variación brusca de las condiciones ambientales,
49
 como la temperatura y la humedad. Algunos de los síntomas externos
de la enfermedad son la palidez de las mucosas, hemorragias bucales,
hipersalivación, diarreas (verdosas o malolientes), deshidratación, entre otras
(op. cit.). La primera acción a seguir es aislar al individuo enfermo y realizar
las pruebas microbiológicas correspondientes a todos los animales dentro
del zoocriadero, para descartar la propagación de la enfermedad. Martínez
y Soler (2008) recomiendan la aplicación de antibióticos específicos (para
lo cual necesariamente se requiere el diagnóstico y asesoría de un médico
veterinario), sueros electrolíticos y complejos vitamínicos inyectables. La
mejor forma para combatir esta enfermedad es la prevención, manteniendo
en buenas condiciones a las iguanas y morrocoyes cautivos, lo que favorece
su sistema inmunológico.
Abscesos: los abscesos son acumulaciones de material purulento, que
pueden originarse en la piel o internamente producto de la infección de una
superficie expuesta, como ocurre en las heridas durante las peleas, cópulas
y contacto con superficies cortantes metálicas. Los abscesos pueden ser
asintomáticos, según sea la parte del cuerpo afectada, pero sin tratamiento
pueden causar complicaciones si se disemina la infección u obstruyen
el canal respiratorio y digestivo (Martínez y Soler, 2008). El tratamiento
aplicado es la extirpación quirúrgica del absceso y su limpieza con yodo
o agua oxigenada. Se puede suturar la herida si el tamaño lo amerita y
debe aplicar antibióticos de amplio espectro (derivados de la tetraciclina o
penicilinas) si el ejemplar no presenta otra enfermedad asociada (op. cit.).
Para minimizar la aparición de infecciones de este tipo en los animales se
debe mantener limpias las instalaciones y evitar el hacinamiento.
Parásitos intestinales: como todos los grupos animales, las iguanas y
morrocoyes poseen una flora intestinal muy variada, que en ocasiones es
colonizadas por formas parásitas perjudiciales que afectan su salud. En este
50
sentido hay una gran variedad de parásitos potencialmente patógenos y
otra de fármacos que pueden ser aplicados para controlarlos o eliminarlos
(Siria-Hernández y Pérez-Camacho, 2002). En muchos casos la presencia
de parásitos puede pasar inadvertida si no causa síntomas. Algunos de
los síntomas que han sido asociados con los parásitos intestinales son la
delgadez, la apatía, problemas digestivos, aunque por sí solos no sirven
para un diagnóstico preciso. Lo recomendable es examinar en el laboratorio
las heces para detectar parásitos potencialmente dañinos y aplicar el
tratamiento que el médico veterinario recomiende. Esta evaluación se
puede realizar al menos dos veces al año. La medida de prevención más
eficaz es el manejo adecuado de las heces y el mantenimiento de una buena
calidad del agua y alimentos (Martínez y Soler, 2008).
Parásitos externos: los parásitos más comunes que afectan a las
iguanas y morrocoyes son los ácaros y las garrapatas. Estos parásitos son
hematófagos y transmiten muchas enfermedades, que en ocasiones
son transmisibles a los animales domésticos y al ser humano (Camacho-
Escobar y Pérez-Lara, 2009). La infestación por garrapatas y ácaros puede
afectar el sistema inmunológico de los animales propiciando la aparición
de otras enfermedades (Martínez y Soler, 2008). Se detectan revisando
cuidadosamente cada animal, con énfasis en los pliegues dérmicos,
caparazón, extremidades y cabeza. El tratamiento a ser aplicado debe
ser tolerado por especies de reptiles, por lo que es importante leer las
indicaciones de la etiqueta del producto. Se recomiendan el uso de
Povidona yodada diluida al 40% para eliminar garrapatas y al 10% para
ácaros. También se debe rociar el ambiente del encierro y hacer seguimiento
periódico para evitar el aumento excesivo de estos parásitos (op. cit).
Avitaminosis: los animales pierden el apetito y se vuelven menos activos,
pero en la mayoría de los casos la deficiencia de Vitamina A ocasiona
hinchazón de los ojos, infecciones en la piel y problemas respiratorios,
entre otros (Highfield, 1990). Sin tratamiento pueden morir. El tratamiento
recomendado es aplicar Vitamina B1 intramuscularmente a una dosis de
0,5mg/Kg de peso vivo y un complejo de vitamina A y D3 a una dosis de
167 UI/Kg de peso vivo (Hernández, 1997). Una adecuada alimentación y la
utilización de suplementos en la dieta son importantes para mantener a los
animales sanos.
Osteodistrofia nutricional: ocurre cuando hay un desequilibrio en la
relación calcio-fósforo, bien por la deficiencia de calcio o bien por el exceso
de fósforo y vitamina D3 y la poca disponibilidad de luz Ultra-Violeta (UV)
en los encierros y jaulas. Esto implica la deformación de la estructura ósea
de los animales. En el caso de los morrocoyes el caparazón pierde rigidez.
El tratamiento aplicado es la adición de suplementos de calcio en la dieta y
el acceso a la iluminación natural (áreas soleadas) en los encierros y jaulas,
durante algunos periodos del día, cuidando siempre que los animales
dispongan de zonas sombreadas (Barragán, 2002; Albert et al., 2001).
5.4.2. Medidas preventivas
El limitado conocimiento sobre los síntomas y el tratamiento de las
enfermedades que pueden afectar a los principales grupos de reptiles y los
costos que implicarían la muerte de los ejemplares y su tratamiento médico,
hacen que la prevención sea la forma más lógica y eficiente para mantener
la salud de los animales dentro del zoocriadero. En este sentido, Barragán
(2002) propone considerar cuatro acciones:
1. Asegurar que las condiciones ambientales sean las adecuadas para la
especie: temperatura, humedad y luminosidad.
2. Permitir que los animales se adapten de forma progresiva y segura:
evitando la manipulación excesiva de los ejemplares, el hacinamiento y que
sufran estrés.
3. Llevar un control clínico de los animales: evaluando y registrando
periódicamente la salud de los mismos.
4. Prevenir y controlar las enfermedades: aplicando los protocolos de
cuarentena (aislando a los animales que ingresan al zoocriadero y a los
enfermos), manteniendo una higiene estricta, ofreciendo a los animales una
dieta balanceada y desparasitarlos de manera periódica.
Con relación al área de cuarentena, ésta debe ser espaciosa y
disponer de contenedores plásticos o jaulas para cada ejemplar, que evite el
contacto entre los individuos enfermos. Siria-Hernández y Pérez-Camacho
(2002) recomiendan para las tortugas terrestres que la superficie del
contenedor o jaula sea al menos cuatro veces mayor al área del caparazón.
5.5. Traslado de las nidadas e incubación de los huevos
Los corrales de morrocoyes deben tener lugares sombreados dado
que esta especie prefiere, al menos en regiones cálidas, sitios sombreados
para anidar (Hernández, 1997). El traslado de nidadas es un procedimiento
que debe realizarse con mucho cuidado, dado que los embriones dentro de
los huevos son susceptibles a morir si son manipulados bruscamente o si las
medidas de higiene no son estrictas. Por ello es recomendable:
Disponer de un contenedor amplio, según el tamaño de la nidada, con
arena suelta y humedecida. El material del contenedor tiene que ser aislante,
51
 lo que evita grandes variaciones de temperatura. El poliestireno (anime) es
un material económico y buen aislante.
Retirar los huevos del nido lo más rápido posible, luego de la postura.
Evitar movimientos bruscos durante el manejo y traslado de los huevos,
así como exponerlos a la luz solar directa por más de 5 minutos. Esto hará
menos probable la muerte de los embriones.
Marcar la superficie de cada huevo. Para evitar la muerte del embrión,
es sumamente importarte no rotarlo durante la manipulación. Una técnica,
para no olvidar su posición inicial en la nidada, es marcar una equis (X) con
un lápiz de grafito o marcador de punta fina, de forma delicada sobre la
parte superior.
Tomar las medidas biométricas de algunos huevos y pesarlos. Para llevar
el registro por nidada y por hembra. En nidadas pequeñas se pueden medir
todos los huevos.
Ordenar los huevos sobre el sustrato, dejando entre ellos una distancia
de 3 cm. Luego cubrir completamente con arena y humedecerla cada 3 o 4
días, sólo rociando agua sobre la superficie, en forma de gotas o rocío fino,
evitando saturar el sustrato.
Registrar toda la información referida a la nidada y los huevos que serán
incubados, como identificación de los progenitores (macho y hembra),
fecha de la postura, número de huevos, lugar de origen, entre otros datos de
interés, tanto en el contenedor de incubación como en el libro de registros
del zoocriadero.
52
Mantener constante la temperatura dentro del contenedor, entre
los 32 y 34°C (iguanas) con una humedad mayor al 12%, para evitar la
deshidratación de los huevos y crías (Otero-Ortuño, 2007; Villegas-Zurita,
s/f ). Se recomiendan temperaturas entre los 29 y 31°C para los morrocoyes.
Para el registro de la temperatura y humedad, se recomienda instalar un
termómetro ambiental e higrómetro dentro del recinto y colocar una
termocupla dentro del contenedor de incubación.
Durante todo el proceso de incubación es importante hacer
seguimiento a las condiciones ambientales, especialmente de la temperatura
y humedad, debido a que estos factores tienen efecto directo en el desarrollo
del embrión, el porcentaje de nacimientos y en general sobre el estado
físico de los neonatos. También se debe tener especial cuidado con insectos
(hormigas, moscas y avispas), roedores y con cualquier animal que pueda
depredar a los huevos y crías.
Un problema que poco se trata en países tropicales, es que muchas
veces la temperatura ambiente es muy superior a la temperatura de
incubación recomendada. Esto suele ocurrir en la incubación de huevos de
morrocoy. En estos casos se deben tomar medidas para bajar la temperatura
del cuarto de incubación, como colocar láminas de anime en la parte externa
de las paredes para disminuir el efecto de la radiación solar, construir el
techo lo más elevado posible para minimizar la radiación del calor, no usar
techos de láminas de zinc o de cualquier otro material que irradie calor del
sol. Es de vital importancia llevar un registro de las temperaturas del nido
durante toda la incubación.
5.6. Cuidado y manejo de las crías

Luego del nacimiento, las crías de iguanas y morrocoyes son muy

vulnerables, por lo que es necesario colocarlas en contenedores seguros y
al resguardo de depredadores, en ambientes con temperaturas estables y
adecuadas para estas especies, entre los 30 y 34ºC. En caso de nacimiento
prematuro, deben mantenerse dentro de la cámara de incubación hasta que
el vitelo (yema) haya sido absorbido completamente y la cicatriz abdominal
esté cerrada (Villegas-Zurita, s/f ).

Es importante registrar los datos biométricos y peso de los

neonatos evitando la manipulación innecesaria de los individuos. Esto para
llevar registro de cada ejemplar, que puede ser utilizado para mejorar las
técnicas de incubación, mejorar la selección de los reproductores y evaluar
el crecimiento de las crías con relación a su dieta. Figura 20. Marca no permanente en el caparazón de un morrocoy.

5.7. Marcaje e identificación de iguanas y morrocoyes
Todo zoocriadero debe llevar un registro estricto de los animales a
fin de facilitar el manejo y seleccionar los mejores individuos para conformar
nuevos pie de cría. Esto implica la necesidad de identificar a los animales de
forma individual. Para ello se han utilizado distintas técnicas, que incluyen en
las tortugas terrestres, la perforación o marca de algunas escamas marginales,
la fijación de placas y la pintura del caparazón (Rueda-Almonacid et al., 2007).
En el caso de las iguanas, las técnicas empleadas incluyen el tatuaje y el uso de
microchips (Morales, s/f).
especiales y ser de fácil aplicación (ver figura 20). Sin embargo, la pintura
suele desgastarse y requerirá de seguimiento para remarcar a los
morrocoyes antes que pierdan su identificación o combinar esta técnica
con otra más permanente. Bajo ninguna circunstancia dos ejemplares
pueden compartir el mismo código de identificación (ID). En caso que
un ejemplar muera, su código debe ser desincorporado y la información
acotada en el libro de registro.

Antes de marcar a los animales se deben considerar la salud y

bienestar del ejemplar, así como los costos. Para los morrocoyes, la pintura
no tóxica puede ser la opción más accesible, al no requerir instrumentos

53
 Figura 21. Morrocoy sabanero con piramidismo en caparazón. Figura 22. Iguana con patrón de coloración no uniforme.

Figura 23. Patrones de coloración en iguanas jóvenes silvestres. Figura 24. Patrones de coloración del plastrón en morrocoyes: izquierda color típico
(amarillo), derecha patrón melánico (negro).

54
 La cría de animales silvestres en los países megadiversos como
Venezuela, supone una valiosa oportunidad para contribuir con su uso
sostenible, a la vez que puede contribuir con la conservación, educación
e investigación sobre las especies en cuestión. Para ello, es fundamental el
apoyo gubernamental y la adecuación del marco legal que promueva el
interés desde las propias comunidades en manejar sus recursos con base a
la responsabilidad social compartida.

Esta obra, dirigida principalmente a las comunidades y personas

que utilizan las iguanas y morrocoyes como alimento y mascotas, busca
sensibilizarlas a promover su uso desde otra perspectiva, no sólo desde la
extracción del medio natural, sino como especies fundamentales dentro de
las dinámicas ecológicas en los ecosistemas que ocupan y como especies

A MANERA DE REFLEXIÓN con un alto potencial productivo, desde la perspectiva económica rural y
familiar.

Es muy importante conocer todas las leyes que aplican sobre la

biodiversidad y su uso, antes de iniciar la cría de estas y otras especie de
la fauna silvestre. En la red, existen valiosos recursos educativos, científicos
y de conocimiento popular que les permitirá familiarizarse aún más con la
biología y ecología de estas especies de reptiles tan importantes para los
venezolanos.

Para finalizar, recomendamos registrar de forma sistemática las

experiencias con el zoocriadero (Pérez et al., 2015) y las especies que
decida criar, para que pueda contribuir con la generación y actualización
del conocimiento, tan necesarios para consolidar a los zoocriaderos como
alternativa social, sostenible, productiva y de conservación en Venezuela.

55
56
 Albert A., Bayón A., Talavera J. y J. M. Fernández del Palacio (2001).
Manifestaciones clínicas secundarias a hipocalcemia e hiperfosfatemia
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