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Historia de la psicopatología

La psicopatología, (del griego, psyché: alma; pathos: enfermedad; y logos: discurso racional)
es una disciplina científica cuyo objeto de estudio es la conducta anormal o desviada, y que
presta especial interés a la naturaleza u orígenes de los comportamientos patológicos. Sirve
como base para disciplinas más aplicadas, como la psicología clínica o la psiquiatría, y guía
los procesos de prevención, diagnóstico y tratamiento. Uno de sus principales objetivos es
lograr establecer unos principios generales que permitan identificar las causas de la conducta
anormal mediante la aplicación del método científico.1
A lo largo de la historia de la psicopatología, el concepto mismo de enfermedad mental ha
evolucionado en función del momento histórico y de las circunstancias culturales de cada
sociedad. Tanto la conducta anormal como el modo en que debía ser tratada se han entendido
de muy distintas formas desde la antigüedad hasta nuestros días. Así, podemos señalar las
primeras concepciones mágicas y animistas de las sociedades primitivas; la notable influencia
de los factores religiosos durante la Edad Media que impulsaron una visión de la locura como
castigo divino ante el pecado; la progresiva tendencia hacia la asunción de posiciones de
carácter más organicista a partir del siglo XIX y el posterior desarrollo de la psicobiología y
la psicofarmacología; y los modelos de corte psicogénico, que buscan las causas de la
desviación conductual en factores de índole psicológico o psicosocial.

Don Quijote de la Mancha. Ilustración de Ricardo Balaca (1880-1883).

Índice
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 1Sociedades primitivas
 2Civilizaciones preclásicas
 3Antigüedad clásica: Grecia y Roma
 4Edad Media
 5Renacimiento e Ilustración
o 5.1Los centros de internamiento
 6Del siglo XVIII al XIX
o 6.1El tratamiento moral
o 6.2Disciplinas precientíficas
 7Siglo XIX
o 7.1Organicismo y teoría degeneracionista
o 7.2La psicopatología descriptiva y las clasificaciones clínicas
o 7.3Hacia una psicopatología experimental
o 7.4Corriente psicologista
 8Del siglo XX a la actualidad
o 8.1Modelos psicopatológicos
o 8.2Auge de los psicofármacos
o 8.3Clasificaciones psicopatológicas modernas
 9Véase también
 10Notas
 11Referencias
 12Bibliografía
 13Bibliografía adicional
 14Enlaces externos

Sociedades primitivas[editar]

Un cráneo trepanado que data del periodo neolítico. El crecimiento de nuevo tejido óseo alrededor de la
oquedad indica que el individuo sobrevivió a la intervención.

Existe la concepción generalizada de que el pensamiento mágico y animista que caracterizaba


a los pueblos primitivosde culturas preliterarias también sustentaba su concepción del
comportamiento anormal, que en algunas sociedades se entendía como la expresión de algún
tipo de posesión por parte de espíritus malignos, o como el resultado de un castigo divino. No
existen muchas fuentes fiables de épocas tan pretéritas, por lo que las teorías elaboradas al
respecto emanan de la información aportada por el análisis de los hallazgos
arqueológicos que se han realizado en el último siglo en diversos lugares del mundo.
En Perú se encontraron restos de cráneos trepanados que datan de la Edad de Piedra.2 Se ha
propuesto una explicación de tipo demonológico para estos hallazgos, en el sentido de que
las trepanacionespodrían responder a la intención de expulsar del cuerpo a los espíritus
malignos que lo invadían. La costumbre de la trepanación se ha venido observando en
diversas culturas mediterráneas y precolombinas,3 siendo una práctica frecuente en la Edad
Media que quedó reflejada en la obra de El Bosco, Extracción de la piedra de la locura. No
obstante, existe otra interpretación de carácter no demonológico para estas trepanaciones,
según la cual estas rudimentarias operaciones pudieron deberse a motivos de índole
puramente biológico u organicista; concretamente, como un modo de liberar un exceso de
presión intracraneal.4 Otras hipótesis aventuran la posibilidad de que las trepanaciones
respondieran a costumbres relativas a la neurofagia, en la creencia de que la ingestión
del cerebro del fallecido pudiera resultar beneficiosa.56
Además de los hallazgos arqueológicos, otra fuente de datos al respecto es la que se obtiene
a partir del estudio etnográfico de sociedades actuales cuyo nivel de evolución cultural se
supone equiparable al de los periodos paleolíticoy neolítico.7 A partir de los estudios
realizados sobre estas sociedades se ha señalado la existencia de un tipo de pensamiento
mágico que, sin embargo, no adquiere las connotaciones negativistas de la demonología, sino
que se considera algo positivo para la sociedad. Bajo esta concepción se encuentra la figura
del chamán, considerado por los miembros de la sociedad como un individuo con poderes
especiales, capaz de comunicarse con los espíritus y de realizar rituales curativos, entre otras
habilidades, y cuya sintomatología sería considerada en otro tipo de sociedades como
indicativa de la presencia de un trastorno mental.8

Civilizaciones preclásicas[editar]
En las civilizaciones anteriores al pensamiento greco-romano, entre las que se encuentran las
culturas mesopotámica, hindú, china, hebrea y egipcia, también predominó una concepción
sobrenatural de la naturaleza de los comportamientos anormales, entendiéndose en muchos
casos como una suerte de castigo divino o posesión maligna.9 En la cultura mesopotámica, los
espíritus vigilaban los actos de los hombres y castigaban sus males acciones enviándoles la
enfermedad. Una de ellas era la locura, que se atribuía a la intervención del demonio Idta. Las
técnicas curativas pasaban por averiguar la causa del castigo, por lo que se hacía necesaria
una labor de investigación e interrogación acerca de los actos
cometidos. Ensalmos, oraciones y sacrificios eran prácticas habituales para tratar de alcanzar
la sanación.10

Fragmento del Papiro Edwin Smith.

Respecto a la cultura hebrea, existen pasajes del Antiguo Testamento en los que la locura se
explica como un acto de Dios contra los pecadores. Así, en el Deuteronomio se advierte de
que la violación de los mandamientos será castigada con «la locura, la ceguera y la
paralización del corazón». Bajo la influencia del confucianismo, en la antigua China se
consideraba que la locura era la consecuencia de no respetar las tradiciones instauradas por
los antepasados. Por su parte, el hinduismo especifica los siete demonios responsables de los
diferentes tipos de locura.8 En el libro hinduista Majabhárata aparecen descripciones de
sintomatologías que se ajustan a lo que hoy se considerarían conductas psicopatológicas.11
A pesar de esta predominancia de la concepción demonológica de la enfermedad mental en
las sociedades preclásicas, el hallazgo del papiro quirúrgico de Edwin Smith12 en Tebas, que
data aproximadamente del año 1500 a. C., constituye una prueba documental de que en
el Antiguo Egipto ya manejaban nociones referentes a la localización de las funciones
mentales en el cerebro. El papiro contiene indicaciones al respecto del diagnóstico,
tratamiento y pronóstico de diversas enfermedades, y se considera uno de los textos médicos
más antiguos de los que se tiene constancia.1310

Antigüedad clásica: Grecia y Roma[editar]


La concepción sobrenatural o mágica de la conducta anormal fue dejando paso a una
concepción del trastorno mental como fenómeno natural a lo largo del periodo de
la antigüedad clásica, a resultas de la influencia ejercida por las corrientes de pensamiento de
la civilización grecorromana. Sin embargo, durante los primeros tiempos de la cultura griega,
todavía se encuentran prácticas de tipo religioso encaminadas a exorcizar a los demonios de
la locura en las que se invocaba a Asclepio, dios de la medicina y la curación. Con la aparición
de la Escuela jónica en el siglo VI a. C., la mitología va dejando paso a las explicaciones
racionales a través de la denominada filosofía de la naturaleza. La filosofía presocrática sentó
las bases de esta nueva concepción naturalista de la realidad. Filósofos como Tales de
Mileto (ca. 630 - 545 a. C.), Anaxímenes (ca. 585 – 524 a. C.) o Anaximandro (610 - 546 a. C.)
entre otros, teorizaban acerca del Archéu origen esencial de todas las cosas en el ámbito de lo
material.14

Hipócrates, por J.G de Lint (1867-1936).

Se considera que el inicio de la psicopatología como tal tiene lugar con la obra
de Hipócrates (460 - 370 a. C.), que desde una perspectiva somatogénica equiparó las
alteraciones mentales al resto de enfermedades físicas, en el sentido de que todas ellas
tendrían un origen natural radicado en determinadas alteraciones anatómicas o fisiológicas.
Hipócrates situó el origen de las funciones intelectivas en el cerebro, y realizó la primera
clasificación de los trastornos mentales, dividiéndolos en tres grupos: manía, melancolía y
frenitis. Describió las afecciones que hoy relacionamos con los términos
de paranoia, alucinosis alcohólica y psicosis postparto, y desdeñó las interpretaciones
mágicas al respecto de la epilepsia.15 Desde un punto de vista constitucionalista, elaboró su
célebre teoría de los cuatro humores corporales (sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema), de
cuyo equilibrio (eucrasis) o desequilibrio (discrasis) dependía la salud del individuo. A pesar de
los escasos conocimientos fisiológicos de la época, la tradición constitucionalista ha seguido
ocupando un lugar en la psicopatología hasta nuestros días, con un mayor o menor grado de
aceptación.1617
Ya en la época romana, destaca la figura de Galeno (130 - 200), médico de la corte del
emperador Marco Aurelio. En su obra El tratado de las pasiones, Galeno esboza la figura del
psicoterapeuta, como una persona que orienta al paciente a través de la palabra, señalando
sus defectos y equilibrando sus emociones.18 De sólida formación fisiológica, incorporó la
teoría hipocrática de los cuatro humores a la tradición médica occidental. Empleó el término
«temperamento» (en latín, temperamentum, «mezcla proporcionada») para referirse al
resultado de la mezcla de las cuatro cualidades fundamentales (caliente, frío, húmedo y seco).
Estableció nueve posibles combinaciones de los cuatro humores, una de ellas temperada o
proporcionada, y las otras ocho, intemperadas o desproporcionadas.nota 1
Tras la muerte de Galeno, el desarrollo de la psicopatología sufrió un periodo de
estancamiento. En la época romana tardía, las influencias orientales y la importación por parte
del cristianismo de la concepción religiosa de la enfermedad mental característica
del judaísmo, condujeron a un declive intelectual que desembocó en el inicio de la Edad
Media.20

Edad Media[editar]

Detalle de la obra Extracción de la piedra de la locura de El Bosco.

Durante la Edad Media, la concepción de la enfermedad mental adquiere un carácter


marcadamente religioso como consecuencia de la influencia de la Iglesia sobre la mayor parte
de los ámbitos de la vida cotidiana. Suele establecerse una distinción en dos períodos.
Durante el primero de ellos, que abarca desde el siglo V hasta el siglo XIII, el enfermo mental
es considerado una víctima de la acción del diablo, y los tratamientos encaminados a la
sanación no resultan denigrantes o agresivos con el enfermo (oraciones, exorcismos, agua
bendita, peregrinaciones, etc.) Sin embargo, a partir del siglo XIII, el enfermo mental pasa a
considerarse el culpable de su afección, que se entiende bien como un castigo divino a una
vida pecaminosa, bien como el resultado de un pacto voluntario con el demonio a cambio de
poderes sobrenaturales. En esta segunda época, los tratamientos se endurecen
considerablemente, y pueden incluir la tortura o incluso la pena de muerte, al considerarse que
el castigo iba dirigido al demonio que poseía a la víctima, y no a la persona en sí.21 En la Edad
Media, en Occidente confluyen tres marcos culturales diferenciados: el bizantino, el árabe y
el cristiano. Bizancio se mantiene hasta el siglo XV como un referente cultural de primer orden,
sirviendo como vía de transmisión de las aportaciones de la civilización greco-romana hacia el
mundo árabe, como la medicina basada en los principios humorales. Desde el siglo IX hasta
el XV, los árabes transmiten la cultura griega y romana al resto de Occidente. Las
aportaciones de la medicina árabe a la historia de la psicopatología son notables: fueron los
árabes los primeros en fundar centros de cuidados para enfermos mentales en ciudades
como Bagdad, Damasco o El Cairo, entre otras. El tratamiento al enfermo en estas
instituciones era de tipo humanitario, al imperar la idea de que el enajenado debía sus
síntomas al hecho de haber sido escogido por Dios para hablar por su boca. De entre las
figuras más destacadas de esta época (Avenzoar, Averroes o Maimónides, entre otros) resulta
especialmente importante para la psicopatología la figura de Avicena (980-1037), que en su
obra El canon de medicina dedica un capítulo a la psicopatología descriptiva, donde específica
las alteraciones de diversos procesos psicológicos como la memoria, el razonamiento o
la imaginación.2223

La Inquisición, cuadro de Goya.

El cristianismo es sin duda el factor que más ha influido en la caracterización de la


enfermedad mental en la Edad Media. Durante la Baja Edad Media aún se observaba cierta
tolerancia hacia los rituales paganos. Pero a partir de mediados del siglo XV, con el declive de
las civilizaciones árabe y bizantina y la predominancia del cristianismo, la Iglesia
católica comienza la instauración de medidas de persecución hacia todos aquellos actos
considerados como formas de herejía, brujería, magia o locura. Los participantes en este tipo
de prácticas eran considerados disidentes o peligrosos. En este contexto, el papa Inocencio
III crea la Santa Inquisición en el año 1119, inicialmente destinada a la lucha contra los
herejes, pero que en el siglo XIII amplía su objetivo a la brujería, con lo que se establece una
equiparación entre ambas actividades. Así, se acusa a los herejes de cometer actos satánicos,
y se pasa a conceder a la brujería carácter de verdad. En el siglo XV, el papa Inocencio
VIII publica la bula Summis Desiderantes Affectibus en la que reconoce la existencia de las
brujas, en contra de lo que hasta entonces establecía el Canon Episcopi. Se inicia así la caza
de brujas, respaldada por la posterior publicación de obras como el Malleus
maleficarum («martillo de las brujas») de los inquisidores dominicos Enrique Kramer y Jakob
Sprenger, ya en pleno Renacimiento. En esta obra se detallan de forma pormenorizada las
diversas técnicas de interrogación y castigo de las que podía hacerse uso, así como las
prácticas sexuales aberrantes llevadas a cabo por las brujas de forma habitual.24. Se estima
que entre mediados del siglo XV y finales del siglo XVI se ajustició a más de 100.000 personas
bajo la acusación de brujería. En la actualidad se considera muy probable que en muchos de
esos casos, los síntomas que presentaban las víctimas estuvieran provocados por algún tipo
de enfermedad mental o neurológica, como la epilepsia o la esquizofrenia.25

Una edición del año 1669 del Malleus maleficarum.


Sin embargo, en la Edad Media también existió una preocupación por establecer una
distinción entre los «locos» y los «endemoniados». Autores como Alberto el
Grande (1193 - 1280), Tomás de Aquino (1225 - 1274) o Arnau de Vilanova (1204 - 1311)
establecieron relaciones entre la enfermedad mental y la enfermedad somática. Las teorías
humorales seguían estando presentes, así como la teoría de las facultades, según la cual la
locura podía deberse a la pérdida de alguna facultad de tipo sensorial, intelectual o conativa.
En los casos en los que se consideraba que la locura no obedecía a una posesión demoníaca,
los afectados podían ser cuidados en sus casas por sus familiares cercanos si no se les
consideraba peligrosos, y en caso contrario podían ser recluidos en cárceles.26 De entre las
primeras instituciones dedicadas al cuidado de los enfermos mentales en Europa, destaca
el Hospital Real de Bethlem, considerado el primer hospital psiquiátrico de Europa. Otros
centros a mencionar son los de Metz (1100), Braunschweig (1224), y Érfurt (1385).27
En Valencia, el religioso Juan Gilaberto Jofré fundó el primer centro dedicado exclusivamente
al cuidado de los enfermos mentales en el año 1409, que se inauguró el 1 de junio
de 1410 bajo el nombre de Hospital d’Innocents, Follcs i Orats, conocido popularmente como
Hospital de Inocentes de Valencia. El papa Benedicto XIII autorizó el hospital con la condición
de que se encontrara bajo la advocación de los Santos Inocentes Mártires. En el año 1412, el
Hospital de la Santa Cruz de Barcelona designó un departamento para atender a este tipo de
pacientes.28

Renacimiento e Ilustración[editar]
A partir del siglo XVI tiene lugar en occidente la que se ha considerado como la «primera
revolución en salud mental». El humanismo que caracteriza al periodo
del Renacimiento establece el centro de interés en el ámbito del hombre, la razón, la ciencia y
la naturaleza, aunque en el ámbito de la salud mental, las creencias religiosas encuentran un
arraigo muy firme que se mantendría todavía durante mucho tiempo. No obstante, el estudio
de la salud mental abandona paulatinamente el modelo demonológico para adoptar una
perspectiva naturalista, organicista y biologicista; la idea del pecado deja paso a la de
enfermedad; los «endemoniados» pasan a ser pacientes.29 Entre las causas de este cambio
de perspectiva puede señalarse un enriquecimiento de la infraestructura cultural: la aparición
de la imprenta favorece la difusión de los textos científicos; los avances alcanzados durante
el Imperio Bizantino fluyen hacia Occidente tras la conquista de Constantinopla; y el
descubrimiento de nuevos territorios (América, Asia) amplía la visión general del mundo.
Además, aumentan en gran medida los conocimientos en las áreas
de medicina, anatomía y fisiología. Todos estos factores hacen que el periodo comprendido
entre los siglos XVI y XVIII se caracterice por una densidad cultural muy superior a la de
épocas anteriores.30
Juan Luis Vives, precursor de la organización de los servicios sociales en Europa y un defensor del trato
humanitario al enfermo mental.

La perspectiva humanística y psiquiátrica de la época se manifiesta en la obra de diversos


autores. Cornelio Agripa(1486 - 1535) rechazó con firmeza el modelo demonológico y escribió
en defensa de las mujeres, por lo que se le considera un feminista adelantado a su
tiempo. Juan Luis Vives (1492 - 1540) enfatizó la necesidad de ofrecer un trato desprovisto de
crueldad a los enfermos mentales en la obra De subventione pauperum (1526). Asimismo,
en De anima et vita (1538), Vives propuso para lapsicología una orientación empírica basada
en la observación. Andrés Vesalio (1514- 1564) profundizó en los conocimientos
sobre anatomía humana. Otros autores representativos de la época
fueron Paracelso (1493 - 1541), Felix Plater (1536 - 1614) o Johann Weyer (1515 - 1588),
considerado por algunos como el primer psiquiatra de la historia. Autor de la obra De
praestigiis daemonum, realizó descripciones clínicas en clave psicopatológica de diversos
trastornos mentales, y defendió un tratamiento al enfermo basado en la comprensión y la
empatía. Con la obra de della Porta (1535 - 1615) da comienzo el estudio de la fisiognomía,
que pretende analizar psicológicamente a las personas a partir de determinados rasgos
físicos, principalmente faciales, y cuya influencia se extendió hasta el siglo XX a través de
autores como Lombroso o Kretschmer.31 Juan Huarte de San Juan (1529-1588) escribió
el Examen de ingenios para las ciencias, que se considera el primer tratado de psicología
diferencial de la historia,3233 y que fue censurado por la Inquisición al ubicar en el cerebro el
centro de la razón y rechazar las explicaciones teológicas al respecto de la enfermedad
mental.
Ya en el siglo XVII, el neuroanatomista inglés Thomas Willis (1621 - 1675) clasificó
la epilepsia, la histeria y la hipocondría entre las enfermedades nerviosas; y el también
inglés Thomas Sydenham (1624 - 1689) aplicó por primera vez a la medicina el método
inductivo en la práctica clínica, valiéndose de la observación para identificar los diferentes
síntomas y posteriormente poder agruparlos en síndromes. Otros autores que posteriormente
conceptualizaron la enfermedad mental como una alteración de tipo nervioso fueron William
Cullen (1710 - 1790), que acuñó el término «neurosis»; Johann Cristian Reil (1759 - 1813)
y Robert Whytt (1714 - 1766).34
Los centros de internamiento[editar]
San Juan de Diossalvando a los enfermos de incendio del Hospital Real, Manuel Gómez-Moreno
González (1880).
Un punto central de esta época histórica en lo que a la psicopatología se refiere es la
proliferación de las instituciones manicomiales. Los centros de atención al enfermo mental,
que ya habían hecho su aparición de forma esporádica a principios del siglo XV, experimentan
un crecimiento notable. Destaca en este ámbito la figura de Juan Ciudad Duarte o Juan de
Dios (1495 - 1550). Habiendo sido internado en un centro tras sufrir un episodio psicótico en
su juventud, decidió que el tratamiento allí recibido no se ajustaba a las necesidades de los
enfermos mentales, por lo que en el año 1527 fundó una institución en Granada cuyo modelo
humanitario de tratamiento al paciente se extendió al resto de España, Italia y Francia.nota 2
Los tratamientos que se ofrecían en la mayor parte de los centros de la época incluían
medidas tranquilizantes o estimulantes, así como vendajes, baños, sangrías o dietas. Por otra
parte, se buscaba garantizar un trato humano al enfermo mediante la ausencia de agresiones
físicas, el ofrecimiento de medios de disfrute cultural (libros, música, etc.) y la posibilidad de
realizar tareas ocupacionales con vistas a la reinserción social.36nota 3
Así, la proliferación de las instituciones de cuidados a enfermos mentales continúa su curso.
Bajo el influjo de la Ilustración, surge el culto a la razón, por lo que la locura o sinrazón pasa a
convertirse en un fenómeno despreciable. Disminuye el número de centros de carácter
religioso, pero en países como Francia comienzan a surgir instituciones que, bajo control
estatal, tienen como objetivo último la reclusión y custodia de aquellos individuos que pudieran
alterar el orden público, entre los que se incluyen no ya solamente a los enfermos mentales
(representantes de esa «desgracia moral» que es como se considera la locura), sino también
a los vagabundos y menesterosos. Comienzan a surgir teorías de corte pseudocientífico que
niegan la existencia de sentimientos humanos a los dementes, y se justifican así todo tipo de
tratamientos denigrantes y crueles.38

Del siglo XVIII al XIX[editar]


El tratamiento moral[editar]

Philippe Pinel, considerado el padre de la psiquiatría moderna.

Se considera a Philippe Pinel (1715 - 1826) como el padre de la psiquiatría moderna. Fue un
defensor de la corriente anatomopatológica, que entendía la enfermedad mental como el
resultado de alteraciones de tipo anatómico, y no funcional. Pero su verdadera importancia
para la psicopatología radica en el hecho de haber llevado a cabo la instauración del
denominado tratamiento moral para los enfermos mentales,39 lo que ha sido considerado
como la segunda revolución psiquiátrica. Al ser nombrado director médico del Hospital de
Bicêtre (1793), y posteriormente de la Salpêtrière (1795), Pinel puso en marcha una serie de
medidas que pasaban por romper las cadenas con que se reducía a los internos y ofrecer una
serie de programas terapéuticos estructurados a través de un trato amable, libre de
agresiones y desde una posición de respeto al paciente. Autor del Traité mèdicophilosophique
sur l'aliénation mentale, Pinel es considerado uno de los precursores de la terapia
ocupacional.40 Su principal discípulo fue Jean Étienne Dominique Esquirol (1772 - 1840).41
El tratamiento moral de Pinel pronto se extendió a otros países. En la ciudad de York, William
Tuke fundó en 1792 un centro de atención a enfermos mentales que incluía actividades como
la laborterapia y la reestructuración ambiental, y en los Estados Unidos se crearon varios
centros de financiación privada de la misma orientación. En Italia, el gran duque de
Toscana Leopoldo II promulgó la primera Ley de Dementes en el año 1774, que obligaba a
tratar médicamente a los enfermos mentales. En España, el tratamiento moral llegó de la
mano del profesor de la Universidad de Barcelona Joan Gine i Partagas (1836 - 1903). No
obstante, la falta de sistematización que caracterizaba a los principios terapéuticos del
tratamiento moral, la carencia de un sustrato teórico de base por la falta de desarrollo de una
psicología científica, y el incipiente auge biologicista del momento, condujeron al declive de
este tipo de prácticas clínicas.42 Autores como Thomas Szasz y Michel Foucault43 criticaron el
tratamiento moral por abrir las puertas a una política institucional de carácter represivo y
controlador, así como por dejar caer la responsabilidad de la curación exclusivamente en el
enfermo.44
Disciplinas precientíficas[editar]

Diagrama frenológico del S. XIX.

A finales del siglo XVIII y principios del XIX comienzan a desarrollarse en Europa diversos
movimientos de carácter pseudocientífico, principalmente en Viena, donde Franz Joseph
Gall (1758 - 1893) y Franz Mesmer (1734 - 1815) desarrollan respectivamente las tesis de
la frenología y el mesmerismo. Según la frenología de Gall, en concordancia con las
doctrinas fisiognómicas, el funcionamiento de los diversos procesos psíquicos estaba
relacionado con el desarrollo anatómico de determinades partes del cerebro. A cada función
psíquica correspondía una región cerebral localizada. Desde este punto de vista, un análisis
de las protuberancias craneales podría conducir a determinar las características psíquicas de
un individuo, en función de las áreas cerebrales que se habían desarrollado en mayor o menor
medida.
Algunos de los presupuestos de la frenología pueden encontrarse posteriormente en los
trabajos de autores como Paul Broca o Alfred Binet. En cualquier caso, a pesar del carácter
poco científico de esta disciplina, la asunción de la existencia de una relación entre diferentes
áreas cerebrales y determinades funciones psicológicas es la base de la
actual neuropsicología, y los primeros descubrimientos en el ámbito de la anatomía
patológica que tuvieron lugar en estas fechas sentaron las bases para el surgimiento de una
tendencia organicista que se desarrollaría a lo largo del siglo XIX.4546
El mesmerismo, por su parte, suponía la asunción del hecho de que los astros influyen en el
comportamiento de los individuos mediante su movimiento y situación. Esta disciplina
presuponía la existencia de un «fluido magnético universal» o «magnetismo animal». Mesmer
suponía que cada individuo participaba en cierta medida de ese magnetismo, de tal suerte que
las diversas alteraciones de carácter histérico se debían a una mala distribución de los fluidos
corporales. Suele referirse a Paracelso (1493 - 1541) como un antecedente de estas prácticas,
al haber atribuido propiedades curativas a los imanes. El mesmerismo gozó de una gran
popularidad en el París de finales del siglo XVIII, en un contexto histórico en el que estaban
muy presentes los estudios sobre fuerzas gravitacionales y electricidad llevados a cabo
por Isaac Newton y Benjamin Franklin. Este último, a la sazón embajador de los Estados
Unidos en París, dictaminó la ineficacia terapéutica del mesmerismo tras un estudio que se
prolongó durante cinco años.47

Siglo XIX[editar]
Organicismo y teoría degeneracionista[editar]

Carl Wernicke, neurólogo y psiquiatra alemán.

A medida que avanza el siglo XIX, y sobre todo a partir de su segunda mitad, el contexto
científico se va impregnando de un tinte naturalista y organicista que repercute en la mayor
parte de los ámbitos de investigación, incluida la psicopatología, cuyos principales focos de
crecimiento se localizan en Francia, Alemania e Inglaterra. Las ciencias naturales avanzan en
la elaboración de taxonomías; aumenta el calado de la metodología observacional, y la teoría
de la evolución hace notar su influencia sobre las ciencias biológicas.48 Se produce un amplio
desarrollo en el ámbito de la fisiología y los conocimientos anatómicos del sistema nervioso
central y periférico en Francia y Alemania con los estudios de Claude Bernard (1813 - 1878)
y Hermann von Helmholtz(1821 - 1894).49 Además, autores como Carl
Wernicke (1848 - 1905), John Hughlings Jackson (1835 - 1911) y Sergéi
Korsakov(1854 - 1900) facilitan una orientación biologicista de la psiquiatría mediante sus
respectivas aportaciones al conocimiento fisiológico y anatomopatológico en el ámbito de
la neurofisiología, la organización de los niveles cerebrales y las alteraciones mnésicas.50
En Alemania, el principal precursor de esta tendencia organicista se encuentra en la figura del
fisiopatólogo Wilhelm Griesinger (1817 – 1868), autor de la obra Patología y tratamiento de las
enfermedades mentales (1843), y el primero en afirmar de forma explícita que las
enfermedades mentales eran trastornos cerebrales, relativizando así la importancia concedida
a los aspectos culturales en el desarrollo de las psicopatologías, lo que supuso una ruptura
con la tradición alemana, fuertemente entroncada hasta entonces en las raíces románticas y
los principios teológicos.51
En Francia, las tesis organicistas se concretan en la llamada «teoría de la degeneración»,
cuyos principales exponentes fueron Bénédict Morel (1809 - 1873) y Valentin
Magnan (1835 – 1916). Según esta teoría, la causa de la enfermedad mental radicaría en una
degeneración genética, que se transmitiría de generación en generación, y que sería
responsable de las neurosis, las psicosis, y en última instancia, de la deficiencia. La teoría de
la degeneración llegó hasta Inglaterra de la mano del psiquiatra Henry
Maudsley (1835 – 1918), donde obtuvo una gran aceptación,52 y su influencia también se
extendió a España.5354
La psicopatología descriptiva y las clasificaciones clínicas[editar]

Emil Kraepelin, uno de los precursores de la psiquiatría moderna.

Durante el siglo XIX, se construye la psicopatología como una lengua descriptiva. Este
proceso, que comienza en Francia y concluye en Alemania, causa la fragmentación del
modelo dieciochesco de locura (como entidad monolítica) y da lugar a la creación de unidades
de análisis que, en imitación de la medicina, también se les llama ‘signos y síntomas’
(mentales).55 A finales del siglo XIX, sería un discípulo de Griesinger, el alemán Emil
Kraepelin (1856 - 1926), quien sentaría las bases de una psicopatología basada en la
descripción de los síntomas. Combinó una concepción orgánica del origen de los trastornos
mentales con una clasificación sistematizada de tales trastornos desde una perspectiva
descriptiva y longitudinal. La obra de Kraepelin se considera la base de los sistemas actuales
de clasificación de los trastornos psicopatológicos, como el Manual diagnóstico y estadístico
de los trastornos mentales de la APA y la Clasificación Internacional de Enfermedades de
la OMS. Por estos motivos está considerado como el padre de la psiquiatría moderna. A lo
largo de las sucesivas ediciones de su Tratado de psiquiatría prestó especial atención al
desarrollo del curso de las psicopatologías mediante estudios longitudinales, lo que le permitió
establecer una distinción entre lo que denominaba «psicosis maníaco-depresiva» (en la que
se englobaban los diversos trastornos del estado de ánimo) y la «demencia precoz»
(posteriormente denominada por Eugene Bleuler como esquizofrenia).5624
Hacia una psicopatología experimental[editar]
La psicología experimental o científica dio sus primeros pasos a finales del siglo XIX,
principalmente mediante el desarrollo paralelo de dos corrientes metodológicas diferenciadas.
Una de ellas se centró en la manipulación de variables con el objetivo de establecer relaciones
causales, y estaba representada por las figuras de Iván Pavlov (1849 - 1936) y Wilhelm
Wundt (1832 - 1920). La otra corriente, correspondiente a los trabajos de Francis
Galton (1822 - 1911) y Charles Spearman (1863 - 1945), adoptó un punto de vista multivariado
y se centró en el establecimiento de asociaciones, más que de causalidades. Esta fue la
metodología que sirvió como punto de partida para el desarrollo de disciplinas como
la psicometría. Paralelamente al nacimiento de la psicología experimental surgió también la
psicopatología experimental, dado que Pavlov también aplicó sus trabajos al ámbito
psicopatológico, y acuñó el término «neurosis experimental» en sus investigaciones sobre
discriminación estimular realizadas con perros.
El propio Kraepelin puede ser considerado como uno de los precursores de la psicopatología
de carácter experimental en el contexto de la Alemania de finales del siglo XIX. Tras trabajar
durante nueve años con Wundt en Leipzig, fundó su propio laboratorio en Heidelberg, donde
realizó estudios experimentales sobre aspectos como la emoción, la fatiga, la memoria y los
efectos de diversas sustancias psicofarmacológicas. Desde entonces, y ya entrado el siglo XX,
comenzaron a proliferar los laboratorios psicopatológicos, especialmente en los Estados
Unidos, tanto en hospitales (Nueva York, 1896; Massachusetts, 1904 y 1911) como en
universidades (Harvard, 1913, o Yale, 1916).57
Corriente psicologista[editar]

Jean-Martin Charcot, dando una clase en el Salpêtrière de París.

De manera paralela a los modelos organicistas, surge una corriente que enfoca la
psicopatología desde un punto de vista más psicológico. Entre las figuras más importantes de
esta tradición destacan, en Europa, Jean-Martin Charcot (1825 - 1893), Joseph
Babiński (1857 - 1932), Paul Janet (1859 - 1947) y Eugen Bleuler (1857 - 1939). Asimismo,
en Estados Unidos, es de reseñar la obra de Adolf Meyer, suizo de nacimiento.58 Bajo el influjo
de esta perspectiva se desplazó el centro de atención desde la etiología exclusivamente
organicista de los trastornos mentales hacia una visión más centrada en las relaciones que se
establecen entre el mundo interior del hombre y los problemas de la vida que le puedan
afectar. Así, se pasó a prestar especial atención a las estrategias de afrontamiento
desplegadas ante las situaciones estresantes. Esta corriente hunde sus raíces en
el idealismo y romanticismo alemán, y supone el punto de origen del desarrollo de teorías
posteriores, como la obra de Sigmund Freud. Así, los franceses Charcot, Babiński y Janet
realizaron estudios sobre la neurosis, la histeria y los procesos de sugestión. Bleuler acuñó
conceptos como «autismo» y «esquizofrenia», y estableció una diferenciación entre los
subtipos de esquizofrenia hebefrénica, catatónica, paranoide y simple. Por su parte, Meyer
combatió el modelo médico de enfermedad mental y prestó especial atención al modo en que
los individuos reaccionaban a los problemas del medio como forma de explicación del
desarrollo de las diferentes patologías mentales, lo que favoreció el desarrollo de nuevas
técnicas terapéuticas en los Estados Unidos, como la terapia ocupacional.59

Del siglo XX a la actualidad[editar]


A partir del siglo XX tiene lugar una proliferación de diversas escuelas y modelos
psicopatológicos. De entre los movimientos de mayor importancia que han tenido lugar a lo
largo de este periodo, cabe destacar el surgimiento del psicoanálisis, el desarrollo de las
escuelas fenomenológicas, los descubrimientos y avances en el ámbito de
la psicofarmacología y la neurociencia, y el asentamiento de los modelos de atención
comunitaria, así como la desaparición de los hospitales mentales como centros de referencia
para el tratamiento de las psicopatologías.60 A partir de la segunda mitad del siglo XX se
establecen las nosologías y los sistemas de diagnóstico y tratamiento de mayor
reconocimiento a nivel general, como el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales y la Clasificación Internacional de Enfermedades.61
Modelos psicopatológicos[editar]

Tratado de Psicopatología General (Allgemeine Psychopathologie) de Karl Jaspers (1913).

Con la aparición del psicoanálisis, el centro de atención de la psicopatología se desplazó


desde la enfermedad hacia el individuo, al buscar las motivaciones de los trastornos en la
historia personal de los pacientes. Además de fomentar la psicologización del trastorno
mental, el psicoanálisis supuso un avance en lo que respecta a las técnicas de intervención y
tratamiento verbales; la curación a través de la palabra. Por último, el psicoanálisis fomentó el
tratamiento individual en contraposición al internamiento del enfermo en instituciones
manicomiales.62
El conductismo es otra corriente psicológica que se desarrolló durante el siglo XX,
principalmente en Estados Unidos. Bajo una concepción estrictamente ambientalista de la
psicopatología, el trastorno mental se explica como el resultado de un aprendizaje deficiente
de la interacción entre el sujeto y su medio. A partir de los estudios de Edward
Thorndike e Iván Pávlov surgen los trabajos de John Broadus Watson (1878 - 1958), en los
que trata de aplicar los principios del condicionamiento clásico al comportamiento
psicopatológico. Más adelante destacarían autores como Hans Eysenck (1916 -1997)
y Joseph Wolpe (1915 - 1997), así como el célebre Burrhus Frederic Skinner (1904 - 1990),
que desarrollaría los principios del condicionamiento operante.63
En oposición a la corriente psicoanalítica, en Europa surgen las posturas fenomenológicas
desarrolladas por Karl Jaspers (1883 - 1969), que hunden sus raíces en la
corriente existencialista, niegan la estructuración tripartita de la psique que proponía Freud, y
relativizan el papel que este le otorgaba al inconsciente en el comportamiento humano. La
obra cumbre de Jaspers, «Psicopatología General» (Allgemeine Psychopathologie), ha
ejercido una influencia capital en el desarrollo de la psicopatología hasta nuestros días.64
Pueden apreciarse las huellas de estos modelos fenomenológicos en la psicología
humanista que surgió en los Estados Unidos de la mano de autores como Abraham
Maslow (1908 - 1970), Carl Rogers (1902 - 1987) o Eric Berne (1910 - 1970),65
autoproclamada como «la tercera fuerza» frente a las posturas psicoanalíticas y
conductuales.66
Auge de los psicofármacos[editar]
Los primeros tratamientos de corte biológico que se desarrollaron en el siglo XX suponían
graves perjuicios al paciente: sumamente rudimentarios, con peligrosos efectos secundarios y
de eficacia muy reducida o directamente nula, algunos de estos métodos eran
la psicocirugía radical (lobotomía o lobectomía), los electrochoques, o la inducción
de convulsiones y comas insulínicos. Pero en los años cincuenta, los avances en las áreas de
la bioquímica y la biología molecular permitieron el desarrollo de diversas clases de
psicofármacos que pasaron a convertirse en parte importante de muchas terapias de índole
psicopatológico. Algunos de los grupos de fármacos más habituales son:

 Neurolépticos: indicados para el tratamiento de síntomas psicóticos


(principalmente alucinaciones y delirios), desarrollados a partir del descubrimiento de
la clorpromazina en el año 1953. Supusieron un gran avance en el tratamiento de
la esquizofrenia, y fueron uno de los factores que facilitaron la disminución de los
internamientos institucionales al posibilitar un tratamiento ambulatorio libre de síntomas.
 Antidepresivos: Incluyen los primeros antidepresivos tricícliclos,
(imipramina, clomipramina, etc.), los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO), y los
más recientes inhibidores selectivos de la recaptación de monoaminas, como los ISRS.
En 1949 se descubre que el litio es un estabilizador eficaz del estado de ánimo en los
casos de trastorno bipolar (entonces conocido como psicosis maníaco-depresiva), y el
tratamiento se populariza a partir de los años setenta.
 Ansiolíticos: los tranquilizantes menores combaten los síntomas de uno de los problemas
más comúnmente diagnosticados: los trastornos de insomnio y ansiedad. No obstante,
desde los años sesenta y hasta la actualidad se ha venido observando una presencia
cada vez más generalizada de este tipo de prescripciones, lo que en ocasiones ha sido
visto como un problema de salud pública que afecta a una parte importante de la
sociedad.6768
Clasificaciones psicopatológicas modernas[editar]
El empleo de criterios diagnósticos precisos para formular las diferentes categorías
diagnósticas ha sido esencial en el desarrollo del actual corpus teórico de la epidemiología
psicopatológica y de los procedimientos de evaluación y diagnóstico. El Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales y la Clasificación Internacional de
Enfermedades sientan las bases de la psicopatología moderna, en la medida en que vertebran
y guían el proceso de diagnóstico clínico desde una perspectiva descriptiva y ateórica,
estableciendo unos criterios concretos para el diagnóstico de cada trastorno definido, y
convirtiéndose así en herramientas indispensables para la práctica clínica en psicopatología y
psiquiatría. No obstante, no escasean las voces que señalan las limitaciones de estos
modelos de clasificación,69 de carácter siempre transicional y en constante evolución,
adaptándose al contexto social del momento.

Véase también[editar]
 Psicopatología
 Salud mental
 Historia de la psiquiatría
 Antipsiquiatría
Notas[editar]
1. Volver arriba↑ A pesar de que le ha sido atribuida con frecuencia, la tipología clásica de cuatro
temperamentos (sanguíneo, colérico, melancólico y flemático) no es de la autoría de Galeno,
quien sí mencionó los tipos «melancólico» y «flemático» como dos de los temperamentos
intemperados compuestos, pero nunca hizo referencia a los tipos «sanguíneo» y «colérico». 19
2. Volver arriba↑ El modelo propuesto por Juan Ciudad Huarte pudo suponer el germen de la
reforma psiquiátrica que se llevaría a cabo en el siglo XIX en Francia a través
de Pinel y Esquirol. 35
3. Volver arriba↑ Aunque en la historiografía psiquiátrica convencional se presenta este periodo
como una época de avances en el tratamiento de la enfermedad mental, existe una corriente
crítica de corte antipsiquiátrico que considera que de los siglos XVII al XIX tuvo lugar la
«consolidación del concepto de locura». Así, Thomas Szasz entiende que la enfermedad
mental sería un «mito equiparable a la brujería medieval», y sitúa a los avances psiquiátricos
en una posición en pie de igualdad con la demonología. Por su parte, Foucault habla de la
época del «gran encierro», en el sentido de que se deja de considerar que los enfermos
mentales están endemonionados, pero solamente para recluirlos en centros y aislarlos del
resto de la sociedad, en ocasiones en situaciones de hacinamiento provocadas por el aumento
de la población y la miseria. 37

Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ Jarne Esparcia et al., 2006, pp. 13-16.
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19. Volver arriba↑ Gutiérrez Maldonado, 2000, p. 40.
20. Volver arriba↑ Gutiérrez-Maldonado (2000), p. 40-41.
21. Volver arriba↑ Jarne Esparcia et al., 2006, p. 21.
22. Volver arriba↑ Vázquez, 1990, p. 422.
23. Volver arriba↑ Gutiérrez Maldonado, 2000, p. 42.
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25. Volver arriba↑ Vázquez, 1990, p. 424.
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Bibliografía[editar]
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