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La psicopatología, (del griego, psyché: alma; pathos: enfermedad; y logos: discurso racional)
es una disciplina científica cuyo objeto de estudio es la conducta anormal o desviada, y que
presta especial interés a la naturaleza u orígenes de los comportamientos patológicos. Sirve
como base para disciplinas más aplicadas, como la psicología clínica o la psiquiatría, y guía
los procesos de prevención, diagnóstico y tratamiento. Uno de sus principales objetivos es
lograr establecer unos principios generales que permitan identificar las causas de la conducta
anormal mediante la aplicación del método científico.1
A lo largo de la historia de la psicopatología, el concepto mismo de enfermedad mental ha
evolucionado en función del momento histórico y de las circunstancias culturales de cada
sociedad. Tanto la conducta anormal como el modo en que debía ser tratada se han entendido
de muy distintas formas desde la antigüedad hasta nuestros días. Así, podemos señalar las
primeras concepciones mágicas y animistas de las sociedades primitivas; la notable influencia
de los factores religiosos durante la Edad Media que impulsaron una visión de la locura como
castigo divino ante el pecado; la progresiva tendencia hacia la asunción de posiciones de
carácter más organicista a partir del siglo XIX y el posterior desarrollo de la psicobiología y
la psicofarmacología; y los modelos de corte psicogénico, que buscan las causas de la
desviación conductual en factores de índole psicológico o psicosocial.
Índice
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1Sociedades primitivas
2Civilizaciones preclásicas
3Antigüedad clásica: Grecia y Roma
4Edad Media
5Renacimiento e Ilustración
o 5.1Los centros de internamiento
6Del siglo XVIII al XIX
o 6.1El tratamiento moral
o 6.2Disciplinas precientíficas
7Siglo XIX
o 7.1Organicismo y teoría degeneracionista
o 7.2La psicopatología descriptiva y las clasificaciones clínicas
o 7.3Hacia una psicopatología experimental
o 7.4Corriente psicologista
8Del siglo XX a la actualidad
o 8.1Modelos psicopatológicos
o 8.2Auge de los psicofármacos
o 8.3Clasificaciones psicopatológicas modernas
9Véase también
10Notas
11Referencias
12Bibliografía
13Bibliografía adicional
14Enlaces externos
Sociedades primitivas[editar]
Un cráneo trepanado que data del periodo neolítico. El crecimiento de nuevo tejido óseo alrededor de la
oquedad indica que el individuo sobrevivió a la intervención.
Civilizaciones preclásicas[editar]
En las civilizaciones anteriores al pensamiento greco-romano, entre las que se encuentran las
culturas mesopotámica, hindú, china, hebrea y egipcia, también predominó una concepción
sobrenatural de la naturaleza de los comportamientos anormales, entendiéndose en muchos
casos como una suerte de castigo divino o posesión maligna.9 En la cultura mesopotámica, los
espíritus vigilaban los actos de los hombres y castigaban sus males acciones enviándoles la
enfermedad. Una de ellas era la locura, que se atribuía a la intervención del demonio Idta. Las
técnicas curativas pasaban por averiguar la causa del castigo, por lo que se hacía necesaria
una labor de investigación e interrogación acerca de los actos
cometidos. Ensalmos, oraciones y sacrificios eran prácticas habituales para tratar de alcanzar
la sanación.10
Respecto a la cultura hebrea, existen pasajes del Antiguo Testamento en los que la locura se
explica como un acto de Dios contra los pecadores. Así, en el Deuteronomio se advierte de
que la violación de los mandamientos será castigada con «la locura, la ceguera y la
paralización del corazón». Bajo la influencia del confucianismo, en la antigua China se
consideraba que la locura era la consecuencia de no respetar las tradiciones instauradas por
los antepasados. Por su parte, el hinduismo especifica los siete demonios responsables de los
diferentes tipos de locura.8 En el libro hinduista Majabhárata aparecen descripciones de
sintomatologías que se ajustan a lo que hoy se considerarían conductas psicopatológicas.11
A pesar de esta predominancia de la concepción demonológica de la enfermedad mental en
las sociedades preclásicas, el hallazgo del papiro quirúrgico de Edwin Smith12 en Tebas, que
data aproximadamente del año 1500 a. C., constituye una prueba documental de que en
el Antiguo Egipto ya manejaban nociones referentes a la localización de las funciones
mentales en el cerebro. El papiro contiene indicaciones al respecto del diagnóstico,
tratamiento y pronóstico de diversas enfermedades, y se considera uno de los textos médicos
más antiguos de los que se tiene constancia.1310
Se considera que el inicio de la psicopatología como tal tiene lugar con la obra
de Hipócrates (460 - 370 a. C.), que desde una perspectiva somatogénica equiparó las
alteraciones mentales al resto de enfermedades físicas, en el sentido de que todas ellas
tendrían un origen natural radicado en determinadas alteraciones anatómicas o fisiológicas.
Hipócrates situó el origen de las funciones intelectivas en el cerebro, y realizó la primera
clasificación de los trastornos mentales, dividiéndolos en tres grupos: manía, melancolía y
frenitis. Describió las afecciones que hoy relacionamos con los términos
de paranoia, alucinosis alcohólica y psicosis postparto, y desdeñó las interpretaciones
mágicas al respecto de la epilepsia.15 Desde un punto de vista constitucionalista, elaboró su
célebre teoría de los cuatro humores corporales (sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema), de
cuyo equilibrio (eucrasis) o desequilibrio (discrasis) dependía la salud del individuo. A pesar de
los escasos conocimientos fisiológicos de la época, la tradición constitucionalista ha seguido
ocupando un lugar en la psicopatología hasta nuestros días, con un mayor o menor grado de
aceptación.1617
Ya en la época romana, destaca la figura de Galeno (130 - 200), médico de la corte del
emperador Marco Aurelio. En su obra El tratado de las pasiones, Galeno esboza la figura del
psicoterapeuta, como una persona que orienta al paciente a través de la palabra, señalando
sus defectos y equilibrando sus emociones.18 De sólida formación fisiológica, incorporó la
teoría hipocrática de los cuatro humores a la tradición médica occidental. Empleó el término
«temperamento» (en latín, temperamentum, «mezcla proporcionada») para referirse al
resultado de la mezcla de las cuatro cualidades fundamentales (caliente, frío, húmedo y seco).
Estableció nueve posibles combinaciones de los cuatro humores, una de ellas temperada o
proporcionada, y las otras ocho, intemperadas o desproporcionadas.nota 1
Tras la muerte de Galeno, el desarrollo de la psicopatología sufrió un periodo de
estancamiento. En la época romana tardía, las influencias orientales y la importación por parte
del cristianismo de la concepción religiosa de la enfermedad mental característica
del judaísmo, condujeron a un declive intelectual que desembocó en el inicio de la Edad
Media.20
Edad Media[editar]
Renacimiento e Ilustración[editar]
A partir del siglo XVI tiene lugar en occidente la que se ha considerado como la «primera
revolución en salud mental». El humanismo que caracteriza al periodo
del Renacimiento establece el centro de interés en el ámbito del hombre, la razón, la ciencia y
la naturaleza, aunque en el ámbito de la salud mental, las creencias religiosas encuentran un
arraigo muy firme que se mantendría todavía durante mucho tiempo. No obstante, el estudio
de la salud mental abandona paulatinamente el modelo demonológico para adoptar una
perspectiva naturalista, organicista y biologicista; la idea del pecado deja paso a la de
enfermedad; los «endemoniados» pasan a ser pacientes.29 Entre las causas de este cambio
de perspectiva puede señalarse un enriquecimiento de la infraestructura cultural: la aparición
de la imprenta favorece la difusión de los textos científicos; los avances alcanzados durante
el Imperio Bizantino fluyen hacia Occidente tras la conquista de Constantinopla; y el
descubrimiento de nuevos territorios (América, Asia) amplía la visión general del mundo.
Además, aumentan en gran medida los conocimientos en las áreas
de medicina, anatomía y fisiología. Todos estos factores hacen que el periodo comprendido
entre los siglos XVI y XVIII se caracterice por una densidad cultural muy superior a la de
épocas anteriores.30
Juan Luis Vives, precursor de la organización de los servicios sociales en Europa y un defensor del trato
humanitario al enfermo mental.
Se considera a Philippe Pinel (1715 - 1826) como el padre de la psiquiatría moderna. Fue un
defensor de la corriente anatomopatológica, que entendía la enfermedad mental como el
resultado de alteraciones de tipo anatómico, y no funcional. Pero su verdadera importancia
para la psicopatología radica en el hecho de haber llevado a cabo la instauración del
denominado tratamiento moral para los enfermos mentales,39 lo que ha sido considerado
como la segunda revolución psiquiátrica. Al ser nombrado director médico del Hospital de
Bicêtre (1793), y posteriormente de la Salpêtrière (1795), Pinel puso en marcha una serie de
medidas que pasaban por romper las cadenas con que se reducía a los internos y ofrecer una
serie de programas terapéuticos estructurados a través de un trato amable, libre de
agresiones y desde una posición de respeto al paciente. Autor del Traité mèdicophilosophique
sur l'aliénation mentale, Pinel es considerado uno de los precursores de la terapia
ocupacional.40 Su principal discípulo fue Jean Étienne Dominique Esquirol (1772 - 1840).41
El tratamiento moral de Pinel pronto se extendió a otros países. En la ciudad de York, William
Tuke fundó en 1792 un centro de atención a enfermos mentales que incluía actividades como
la laborterapia y la reestructuración ambiental, y en los Estados Unidos se crearon varios
centros de financiación privada de la misma orientación. En Italia, el gran duque de
Toscana Leopoldo II promulgó la primera Ley de Dementes en el año 1774, que obligaba a
tratar médicamente a los enfermos mentales. En España, el tratamiento moral llegó de la
mano del profesor de la Universidad de Barcelona Joan Gine i Partagas (1836 - 1903). No
obstante, la falta de sistematización que caracterizaba a los principios terapéuticos del
tratamiento moral, la carencia de un sustrato teórico de base por la falta de desarrollo de una
psicología científica, y el incipiente auge biologicista del momento, condujeron al declive de
este tipo de prácticas clínicas.42 Autores como Thomas Szasz y Michel Foucault43 criticaron el
tratamiento moral por abrir las puertas a una política institucional de carácter represivo y
controlador, así como por dejar caer la responsabilidad de la curación exclusivamente en el
enfermo.44
Disciplinas precientíficas[editar]
A finales del siglo XVIII y principios del XIX comienzan a desarrollarse en Europa diversos
movimientos de carácter pseudocientífico, principalmente en Viena, donde Franz Joseph
Gall (1758 - 1893) y Franz Mesmer (1734 - 1815) desarrollan respectivamente las tesis de
la frenología y el mesmerismo. Según la frenología de Gall, en concordancia con las
doctrinas fisiognómicas, el funcionamiento de los diversos procesos psíquicos estaba
relacionado con el desarrollo anatómico de determinades partes del cerebro. A cada función
psíquica correspondía una región cerebral localizada. Desde este punto de vista, un análisis
de las protuberancias craneales podría conducir a determinar las características psíquicas de
un individuo, en función de las áreas cerebrales que se habían desarrollado en mayor o menor
medida.
Algunos de los presupuestos de la frenología pueden encontrarse posteriormente en los
trabajos de autores como Paul Broca o Alfred Binet. En cualquier caso, a pesar del carácter
poco científico de esta disciplina, la asunción de la existencia de una relación entre diferentes
áreas cerebrales y determinades funciones psicológicas es la base de la
actual neuropsicología, y los primeros descubrimientos en el ámbito de la anatomía
patológica que tuvieron lugar en estas fechas sentaron las bases para el surgimiento de una
tendencia organicista que se desarrollaría a lo largo del siglo XIX.4546
El mesmerismo, por su parte, suponía la asunción del hecho de que los astros influyen en el
comportamiento de los individuos mediante su movimiento y situación. Esta disciplina
presuponía la existencia de un «fluido magnético universal» o «magnetismo animal». Mesmer
suponía que cada individuo participaba en cierta medida de ese magnetismo, de tal suerte que
las diversas alteraciones de carácter histérico se debían a una mala distribución de los fluidos
corporales. Suele referirse a Paracelso (1493 - 1541) como un antecedente de estas prácticas,
al haber atribuido propiedades curativas a los imanes. El mesmerismo gozó de una gran
popularidad en el París de finales del siglo XVIII, en un contexto histórico en el que estaban
muy presentes los estudios sobre fuerzas gravitacionales y electricidad llevados a cabo
por Isaac Newton y Benjamin Franklin. Este último, a la sazón embajador de los Estados
Unidos en París, dictaminó la ineficacia terapéutica del mesmerismo tras un estudio que se
prolongó durante cinco años.47
Siglo XIX[editar]
Organicismo y teoría degeneracionista[editar]
A medida que avanza el siglo XIX, y sobre todo a partir de su segunda mitad, el contexto
científico se va impregnando de un tinte naturalista y organicista que repercute en la mayor
parte de los ámbitos de investigación, incluida la psicopatología, cuyos principales focos de
crecimiento se localizan en Francia, Alemania e Inglaterra. Las ciencias naturales avanzan en
la elaboración de taxonomías; aumenta el calado de la metodología observacional, y la teoría
de la evolución hace notar su influencia sobre las ciencias biológicas.48 Se produce un amplio
desarrollo en el ámbito de la fisiología y los conocimientos anatómicos del sistema nervioso
central y periférico en Francia y Alemania con los estudios de Claude Bernard (1813 - 1878)
y Hermann von Helmholtz(1821 - 1894).49 Además, autores como Carl
Wernicke (1848 - 1905), John Hughlings Jackson (1835 - 1911) y Sergéi
Korsakov(1854 - 1900) facilitan una orientación biologicista de la psiquiatría mediante sus
respectivas aportaciones al conocimiento fisiológico y anatomopatológico en el ámbito de
la neurofisiología, la organización de los niveles cerebrales y las alteraciones mnésicas.50
En Alemania, el principal precursor de esta tendencia organicista se encuentra en la figura del
fisiopatólogo Wilhelm Griesinger (1817 – 1868), autor de la obra Patología y tratamiento de las
enfermedades mentales (1843), y el primero en afirmar de forma explícita que las
enfermedades mentales eran trastornos cerebrales, relativizando así la importancia concedida
a los aspectos culturales en el desarrollo de las psicopatologías, lo que supuso una ruptura
con la tradición alemana, fuertemente entroncada hasta entonces en las raíces románticas y
los principios teológicos.51
En Francia, las tesis organicistas se concretan en la llamada «teoría de la degeneración»,
cuyos principales exponentes fueron Bénédict Morel (1809 - 1873) y Valentin
Magnan (1835 – 1916). Según esta teoría, la causa de la enfermedad mental radicaría en una
degeneración genética, que se transmitiría de generación en generación, y que sería
responsable de las neurosis, las psicosis, y en última instancia, de la deficiencia. La teoría de
la degeneración llegó hasta Inglaterra de la mano del psiquiatra Henry
Maudsley (1835 – 1918), donde obtuvo una gran aceptación,52 y su influencia también se
extendió a España.5354
La psicopatología descriptiva y las clasificaciones clínicas[editar]
Durante el siglo XIX, se construye la psicopatología como una lengua descriptiva. Este
proceso, que comienza en Francia y concluye en Alemania, causa la fragmentación del
modelo dieciochesco de locura (como entidad monolítica) y da lugar a la creación de unidades
de análisis que, en imitación de la medicina, también se les llama ‘signos y síntomas’
(mentales).55 A finales del siglo XIX, sería un discípulo de Griesinger, el alemán Emil
Kraepelin (1856 - 1926), quien sentaría las bases de una psicopatología basada en la
descripción de los síntomas. Combinó una concepción orgánica del origen de los trastornos
mentales con una clasificación sistematizada de tales trastornos desde una perspectiva
descriptiva y longitudinal. La obra de Kraepelin se considera la base de los sistemas actuales
de clasificación de los trastornos psicopatológicos, como el Manual diagnóstico y estadístico
de los trastornos mentales de la APA y la Clasificación Internacional de Enfermedades de
la OMS. Por estos motivos está considerado como el padre de la psiquiatría moderna. A lo
largo de las sucesivas ediciones de su Tratado de psiquiatría prestó especial atención al
desarrollo del curso de las psicopatologías mediante estudios longitudinales, lo que le permitió
establecer una distinción entre lo que denominaba «psicosis maníaco-depresiva» (en la que
se englobaban los diversos trastornos del estado de ánimo) y la «demencia precoz»
(posteriormente denominada por Eugene Bleuler como esquizofrenia).5624
Hacia una psicopatología experimental[editar]
La psicología experimental o científica dio sus primeros pasos a finales del siglo XIX,
principalmente mediante el desarrollo paralelo de dos corrientes metodológicas diferenciadas.
Una de ellas se centró en la manipulación de variables con el objetivo de establecer relaciones
causales, y estaba representada por las figuras de Iván Pavlov (1849 - 1936) y Wilhelm
Wundt (1832 - 1920). La otra corriente, correspondiente a los trabajos de Francis
Galton (1822 - 1911) y Charles Spearman (1863 - 1945), adoptó un punto de vista multivariado
y se centró en el establecimiento de asociaciones, más que de causalidades. Esta fue la
metodología que sirvió como punto de partida para el desarrollo de disciplinas como
la psicometría. Paralelamente al nacimiento de la psicología experimental surgió también la
psicopatología experimental, dado que Pavlov también aplicó sus trabajos al ámbito
psicopatológico, y acuñó el término «neurosis experimental» en sus investigaciones sobre
discriminación estimular realizadas con perros.
El propio Kraepelin puede ser considerado como uno de los precursores de la psicopatología
de carácter experimental en el contexto de la Alemania de finales del siglo XIX. Tras trabajar
durante nueve años con Wundt en Leipzig, fundó su propio laboratorio en Heidelberg, donde
realizó estudios experimentales sobre aspectos como la emoción, la fatiga, la memoria y los
efectos de diversas sustancias psicofarmacológicas. Desde entonces, y ya entrado el siglo XX,
comenzaron a proliferar los laboratorios psicopatológicos, especialmente en los Estados
Unidos, tanto en hospitales (Nueva York, 1896; Massachusetts, 1904 y 1911) como en
universidades (Harvard, 1913, o Yale, 1916).57
Corriente psicologista[editar]
De manera paralela a los modelos organicistas, surge una corriente que enfoca la
psicopatología desde un punto de vista más psicológico. Entre las figuras más importantes de
esta tradición destacan, en Europa, Jean-Martin Charcot (1825 - 1893), Joseph
Babiński (1857 - 1932), Paul Janet (1859 - 1947) y Eugen Bleuler (1857 - 1939). Asimismo,
en Estados Unidos, es de reseñar la obra de Adolf Meyer, suizo de nacimiento.58 Bajo el influjo
de esta perspectiva se desplazó el centro de atención desde la etiología exclusivamente
organicista de los trastornos mentales hacia una visión más centrada en las relaciones que se
establecen entre el mundo interior del hombre y los problemas de la vida que le puedan
afectar. Así, se pasó a prestar especial atención a las estrategias de afrontamiento
desplegadas ante las situaciones estresantes. Esta corriente hunde sus raíces en
el idealismo y romanticismo alemán, y supone el punto de origen del desarrollo de teorías
posteriores, como la obra de Sigmund Freud. Así, los franceses Charcot, Babiński y Janet
realizaron estudios sobre la neurosis, la histeria y los procesos de sugestión. Bleuler acuñó
conceptos como «autismo» y «esquizofrenia», y estableció una diferenciación entre los
subtipos de esquizofrenia hebefrénica, catatónica, paranoide y simple. Por su parte, Meyer
combatió el modelo médico de enfermedad mental y prestó especial atención al modo en que
los individuos reaccionaban a los problemas del medio como forma de explicación del
desarrollo de las diferentes patologías mentales, lo que favoreció el desarrollo de nuevas
técnicas terapéuticas en los Estados Unidos, como la terapia ocupacional.59
Véase también[editar]
Psicopatología
Salud mental
Historia de la psiquiatría
Antipsiquiatría
Notas[editar]
1. Volver arriba↑ A pesar de que le ha sido atribuida con frecuencia, la tipología clásica de cuatro
temperamentos (sanguíneo, colérico, melancólico y flemático) no es de la autoría de Galeno,
quien sí mencionó los tipos «melancólico» y «flemático» como dos de los temperamentos
intemperados compuestos, pero nunca hizo referencia a los tipos «sanguíneo» y «colérico». 19
2. Volver arriba↑ El modelo propuesto por Juan Ciudad Huarte pudo suponer el germen de la
reforma psiquiátrica que se llevaría a cabo en el siglo XIX en Francia a través
de Pinel y Esquirol. 35
3. Volver arriba↑ Aunque en la historiografía psiquiátrica convencional se presenta este periodo
como una época de avances en el tratamiento de la enfermedad mental, existe una corriente
crítica de corte antipsiquiátrico que considera que de los siglos XVII al XIX tuvo lugar la
«consolidación del concepto de locura». Así, Thomas Szasz entiende que la enfermedad
mental sería un «mito equiparable a la brujería medieval», y sitúa a los avances psiquiátricos
en una posición en pie de igualdad con la demonología. Por su parte, Foucault habla de la
época del «gran encierro», en el sentido de que se deja de considerar que los enfermos
mentales están endemonionados, pero solamente para recluirlos en centros y aislarlos del
resto de la sociedad, en ocasiones en situaciones de hacinamiento provocadas por el aumento
de la población y la miseria. 37
Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ Jarne Esparcia et al., 2006, pp. 13-16.
2. Volver arriba↑ Fernández Díaz-Formentí, J.M. (2000). «Trepanación y cirugía de cráneo en el
antiguo Perú» (PDF). Revista de arqueología XXI (230-231). Consultado el 5 de agosto de
2012.
3. Volver arriba↑ Vázquez, 1990, p. 418.
4. Volver arriba↑ Collado-Vázquez, S.; Carrillo, J.M. (2011). «La trepanación craneal en Sinuhé, el
Egipcio» (PDF). Neurología. doi:10.1016/j.nrl.2011.05.012. Archivado desde el original el 13 de
septiembre de 2012. Consultado el 5 de agosto de 2012.
5. Volver arriba↑ Gutiérrez Maldonado, 2000, p. 37-38.
6. Volver arriba↑ Domènech, 1991, p. 17.
7. Volver arriba↑ Jarne Esparcia et al., 2006, p. 19.
8. ↑ Saltar a:a b Gutiérrez Maldonado, 2000, p. 38.
9. Volver arriba↑ Aguado Díaz, 1995, p. 41.
10. ↑ Saltar a:a b Domènech, 1991, p. 21.
11. Volver arriba↑ Vázquez, 1990, p. 419.
12. Volver arriba↑ González Fisher, R.F.; Flores Shaw, P.L. (2005). «El papiro quirúrgico de Edwin
Smith» (PDF). Anales médicos 50 (1): 43-48. Consultado el 6 de agosto de 2012.
13. Volver arriba↑ Aguado Díaz, 1995, p. 43.
14. Volver arriba↑ Gutiérrez Maldonado, 2000, p. 39.
15. Volver arriba↑ Mesa, 1986, pp. 20-21.
16. Volver arriba↑ Vázquez, 1990, pp. 419-420.
17. Volver arriba↑ Gunther, B.; Morgado, E. (abril de 2000). «De los cuatro humores hipocráticos a
los modernos sistemas dinámicos: la medicina en perspectiva histórica». Contribuciones
Científicas y Tecnológicas, Área Ciencias Básicas (PDF) (123).
18. Volver arriba↑ Vázquez, 1990, p. 421.
19. Volver arriba↑ Gutiérrez Maldonado, 2000, p. 40.
20. Volver arriba↑ Gutiérrez-Maldonado (2000), p. 40-41.
21. Volver arriba↑ Jarne Esparcia et al., 2006, p. 21.
22. Volver arriba↑ Vázquez, 1990, p. 422.
23. Volver arriba↑ Gutiérrez Maldonado, 2000, p. 42.
24. ↑ Saltar a:a b Vallejo Ruiloba, 2011, p. 7.
25. Volver arriba↑ Vázquez, 1990, p. 424.
26. Volver arriba↑ Gutiérrez Maldonado, 2000, p. 44.
27. Volver arriba↑ Domènech, 1991, p. 45.
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31. Volver arriba↑ Vázquez, 1990, pp. 425-426.
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41. Volver arriba↑ Aguado Díaz, 1995, pp. 113-114.
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47. Volver arriba↑ Vázquez, 1990, pp. 432-433.
48. Volver arriba↑ Gutiérrez Maldonado, 2000, p. 50.
49. Volver arriba↑ Domènech, 1991, p. 92.
50. Volver arriba↑ Vázquez, 1990, p. 434.
51. Volver arriba↑ Vallejo Ruiloba, 2011, p. 9.
52. Volver arriba↑ Vázquez, 1990, pp. 434-435.
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scientiarumque historiam illustrandam (19): 429-456. ISSN 0211-9536. Consultado el 23 de agosto
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54. Volver arriba↑ Campos Marín, Ricardo (1999). «La teoría de la degeneración y la
profesionalización de la psiquiatría en España (1876-1920)». Asclepio 51 (1): 185-203.
Consultado el 23 de agosto de 2012.
55. Volver arriba↑ Berrios, G E (2008). Historia de los síntomas de los trastornos mentales. La
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56. Volver arriba↑ Vázquez, 1990, pp. 435-436.
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62. Volver arriba↑ Vázquez, 1990, pp. 437-438.
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