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LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA

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LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA

La evaluación psicopedagógica que mis matemáticas hubieran deseado tener

Julieta Imelda Cárdenas Castro

Facultad de Psicología, Universidad Autónoma de San Luis Potosí

Nota del autor

Trabajo realizado en el marco de la Primera Evaluación de la Asignatura Diagnóstico Psicopedagógico,

impartida en el semestre enero-julio de 2018, asesorada por la Mtra. Lourdes Regina Velázquez Pineda.
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Resumen

El presente ensayo realiza el análisis de los conceptos de evaluación psicopedagógica y

diagnóstico, los cuales son diferentes entre sí y aplicados de distinta manera. La evaluación va

dirigida a la detección de posibles complicaciones en el ámbito enseñanza-aprendizaje en el

contexto escolar a través de la recolección pertinente de datos directamente relacionados con la

situación tomando en cuenta las diferentes áreas de vida del alumno, todo esto para poder

propuestas de intervención adecuadas. Después se revisan las experiencias escolares,

comenzando con el kínder y describiendo cómo fue la transición hacia la primaria, aquí se hizo

un énfasis, encontrando que se necesitó una evaluación psicopedagógica debido a dificultades en

el aprendizaje de las matemáticas que perduro durante toda la primaria en los distintos grados

cursados, lo cual se redujo con la práctica de los ejercicios en casa. También se describe cómo

las problemáticas personales llegaron a afectar la vida académica de manera significativa y a la

inversa, lo que las situaciones escolares provocaron en el área personal, como lo fueron el miedo

a realizar ciertos ejercicios matemáticos, la tristeza y la timidez. Por otro lado, se habla de las

primeras experiencias escolares, el gusto por la lectura que se tuvo en estos primeros años y lo

mucho que me gustaba hacerlo, además de cómo benefició la relación con mi papá debido a que

fomentaba de manera notable la convivencia entre ambos y fue una estrategia implementada por

la maestra. Se menciona que la última experiencia que se ha tenido con las matemáticas fue en la

licenciatura, donde se impartió la materia de estadística en el primer año de la estancia en la

facultad, en la cual no hubo problema para retomar las matemáticas. Por último, se concluye en

los comentarios finales que la evaluación psicopedagógica resulta funcional en determinados

casos.

Palabras clave: evaluación, diagnóstico, aprendizaje, enseñanza, desempeño.

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La evaluación psicopedagógica que mis matemáticas hubieran deseado tener

En la actualidad y en el pasado, el aprendizaje en las escuelas se ha ido modificando con

el paso de los años, el estilo de enseñanza también ha sufrido cambios significativos y lo único

que ha prevalecido a pesar de los cambios, son las dificultades de aprendizaje que se presentan en

determinados momentos del recorrido académico del estudiante. Para intentar darles solución

existen algunas alternativas como la evaluación psicopedagógica. Los términos de diagnóstico y

evaluación psicopedagógica, podrían considerarse sinónimos y confundirse entre sí. Sin embargo,

no es así, ya que estos dos términos no representan lo mismo y debido a que se hablara de eso en

el ensayo, es importante diferenciarlos. El diagnóstico va muy de la mano con el ámbito clínico y

se dirige a la detección de alguna enfermedad o padecimiento en específico, tal como lo indica la

siguiente definición:

Proceso de identificación y determinación de la naturaleza de una enfermedad o trastorno

por sus signos o síntomas, mediante el uso de técnicas de evaluación (por ejemplo pruebas
y exámenes) y de otras evaluaciones disponibles. La clasificación de individuos con base
en una enfermedad, trastorno, anormalidad o conjunto de características (APA, 2010,
pp.136-137)

Colomer, Masot y Navarro (2013) mencionan que “la evaluación psicopedagógica se da en un

ámbito escolar y consiste en una recogida de información relevante o importante enfocada en la

relación enseñanza-aprendizaje dentro del aula, haciendo también énfasis en otros ámbitos que

estén influenciando en este proceso” (pp. 13-14) lo cual significa que las diferentes áreas de la

vida del individuo no son mutuamente excluyentes y se pueden afectar entre sí por lo que se

destaca la impotancia que tiene considerarlas a todas al momento de realizar una evaluación. Esto

se verá más adelante en el presente ensayo, donde se habla de mi experiencia escolar

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Desarrollo

A lo largo de los 14 años que llevo en instituciones educativas, he tenido una serie de

experiencias malas y buenas que han marcado mi vida académica. Mi paso por el kínder no lo

recuerdo muy bien, solo llega a mi mente que me divertía mucho dibujando, corriendo, pintando

y haciendo manualidades que en ocasiones no entendía porque las realizábamos pero que

resultaban muy entretenidas para mí. También recuerdo que era una niña inquieta, me gustaba

estarme moviendo pero no en cuestión de travesura, sino que me agradaba el dinamismo en las

clases y que nos pusieran a jugar para poder aprender era algo que agradecía.

Cuando ingrese a la primaria, las cosas cambiaron mucho en todos los sentidos, fue como

un giro de 360 grados. Ahora tenía que llevar un montón de libros pesados en una mochila que

resultaba ser muy grande para mí, tenía que hacer nuevos amigos y ahora las mesitas del kínder

habían quedado atrás. Los primeros días se me dificulto un poco acoplarme a las nuevas

condiciones escolares pero no era la única, fue algo que le ocurrió a todos mis compañeritos en

esa etapa de transición. Comenzamos a ver nuevas materias, todas eran distintas entre sí y unas

me agradaban más que otras, dependiendo de todos los temas que veíamos en clase.

No todo era terrible, yo realmente disfrutaba de ir a la escuela y me gustaba mucho leer

porque era una actividad que realmente me entretenía. Recuerdo que mi libro de lecturas, uno que

me dieron en primer y segundo año de primaria siempre lo adelantaba porque me gustaba tanto

que siempre quería seguir leyendo. Mi maestra me felicitaba por eso, ya que siempre nos

preguntaba de lo que había tratado y si nos gustaba o no, además de que la lectura la teníamos

que leer con ambos o alguno de nuestros papás. En mi caso lo hacía con mi papá, antes de

aprender a leer, él me contaba las historias y después cuando ya lo sabía hacer, me gustaba que

leyéramos juntos. De hecho, ahora que lo reflexiono, pienso que por parte de mi maestra era una
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buena estrategia, no solo para promover el hábito de la lectura, también papás e hijos podían

compartir un rato juntos y tener tiempo de calidad.

En este periodo de tiempo, se presentó el problema con las matemáticas. No recuerdo

exactamente en cual grado fue pero comenzamos a revisar operaciones sencillas y me resultaba

fácil realizarlas. Conforme iban aumentando en dificultad, comencé a tener problemas para

hacerlas con éxito, en todas mis materias me iba bien, excepto en esa y no me refiero del todo a

las calificaciones sino al verdadero aprendizaje. Me sentía mal porque veía que varios de mis

compañeros si sabían cómo hacer una operación matemática más compleja que yo. Con el tiempo

el problema se iba haciendo más claro y me angustiaba el pensar que nunca pudiera entender bien

lo distintos ejercicios.

Mi vida escolar se vio muy influenciada por el ámbito personal, hubo problemas

económicos en mi casa y eso se reflejaba en clase. Empecé a ser un poco más tímida, algunas

veces me sentía sin ánimo, también era muy cuidadosa con mis tareas, me preocupaba

equivocarme en alguna de ellas y me daba miedo hacerle preguntas a la maestra si tenía alguna

duda. En ese momento pensaba que mis compañeros se burlarían de mí, aunque en realidad no

era de esa manera pero así imaginaba que ocurriría. Había mucha presión sobre mí en ocasiones,

quería ser sobresaliente porque siempre se me dijo que era necesario ponerle empeño y echarle

ganas a la escuela. No comprendía muy bien a que se referían con esa frase, me decía a mí misma

que tenía que memorizar todo lo que mi maestra ponía en el pizarrón y aunque en ocasiones no

entendía algunos temas, aun así los repetía hasta que se quedaban en mi mente, guardados en mi

memoria a corto plazo para ser olvidados después.

Cuando obtenía una calificación baja, sentía que era una mala estudiante y me ponía triste

por eso. El momento en el que mis papás me preguntaban acerca de eso, los nervios me atacaban

y no sabía que decirles, yo solo pensaba que lo estaba haciendo mal. De alguna manera trataban
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de animarme pero regresando a la frase échale ganas, con esto pensaba que echarle ganas

significaba sacar diez. La verdad es que no sabía cómo hacerle para que la situación mejorara,

hasta ese momento mi único método de estudio era la memorización de los contenidos y lo que

hizo mi mamá, fue sentarse a practicar conmigo por las tardes lo que revisábamos en clase. Esto

provoco que mejorara y pudiera comprender mejor los temas, sin embargo el problema no se fue

del todo porque aún seguía teniéndole miedo a las matemáticas.

Esto persistió la mayor parte de mi estancia en la primaria, entonces por eso pienso que si

necesite una evaluación psicopedagógica para poder detectar exactamente cuál era la dificultad

que se estaba desarrollando en ese entonces. Tal vez con eso se hubiera podido desarrollar una

estrategia si es que se requería intervenir además de un plan de trabajo. A mí me agradaba leer y

dibujar, de alguna manera siento que se pudieron haber conjuntado esas dos actividades que se

me facilitaban con las otras que no eran tan sencillas. Por el lado personal también hubiese

servido ya que era obvio que mis dificultades académicas me estaban afectando

significativamente y viceversa. Probablemente mi presente educativo no hubiera cambiado

mucho porque actualmente ya no tengo una problemática como lo fue la que tuve en primaria.

Cuando llevamos estadística en primer año, no me resultó difícil comprender los temas ya que

ahora lo estaba conjuntando con algo que realmente me gustaba y quería aprender de lleno.

Comentarios

Partiendo de todo lo analizado anteriormente, la evaluación psicopedagógica resulta muy

necesaria en muchas ocasiones. Todo el tiempo se están presentando dificultades en la situación

enseñanza-aprendizaje que en ocasiones el profesor no sabe cómo manejar o hasta qué punto

actuar. Lo ideal sería que cada vez que se diera un problema relacionado con el ámbito escolar, se

realizara una evaluación de este tipo donde se haga un análisis profundo de todos los elementos
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que podrían estar influenciando para agilizar y apoyar tanto el trabajo de los maestros como el

proceso de aprendizaje de los alumnos. Desafortunadamente, no es así. Vivimos de cerca todos

los días situaciones en las que se hace caso omiso de las problemáticas presentadas y se opta por

etiquetar o señalar a las personas implicadas sin intentar brindarles apoyo. En otras ocasiones si

se les brinda ayuda pero no con las herramientas adecuadas ni con la orientación adecuada de un

profesional en el tema, sino más bien se recurre a métodos tradicionales que no ayudan mucho.

Es importante que se haga consciencia de lo importante que es la escuela en el desarrollo

de los individuos, por supuesto, incluyendo todas las demás áreas de su vida. En este lugar

aprenderán muchas de las herramientas con las que se enfrentarán a la vida diaria en el presente y

en el futuro, así que es vital el que puedan cursarla sin dificultades que no se resuelvan a tiempo.

La detección en el momento adecuado de un problema escolar para poder abatirlo posteriormente

beneficia a las instituciones porque en mi opinión, reduciría más el rezago académico o por lo

menos le daría indicadores y alternativas de solución a las personas que tienen contacto directo

con los afectados. Los alumnos se darían cuenta que siempre se puede hacer algo con las

dificultades académicas, personales o de cualquier otro tipo con orientación de un profesional

además de que siempre hay otras opciones para aprender y desaprender lo que sirve o no en

nuestra vida y formación académica.

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Referencias bibliográficas

American Psichological Association (2010). Diccionario conciso de psicología. México: El Manual

Moderno.

Colomer, T., Masot, M. T. Y Navarro, I. (2013). La evaluación psicopedagógica. En Bonals, J.,

Sánchez-Cano, M. (coords.) La evaluación psicopedagógica. (4ª reimpresión). México:

Editorial Garó. Pp. 13-22