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RESUMEN
INTRODUCCION
A manera general, los rasgos figurativos de este complejo arqueológico presentan una
elaboración compleja e imaginativa, que se expresa a nivel zoomorfo en animales a cuerpo
entero con características anatómicas especificas que permiten su identificación. A nivel
antropomorfo se observan manos, pies y rostros con detalles específicos. Destaca el hecho, que
las representaciones antropomorfas se presenten de manera parcial y las representaciones
zoomorfas se expresen en cuerpo entero (de forma completa).
Además de las representaciones zoomorfas y antropomorfas aisladas, suelen encontrarse,
también ambas representaciones asociadas en escenas de parto y cacería. Destacan por lo
elaborado y profuso las representaciones de las deidades, cuyos diseños expresan una tendencia a
la abstracción, consustancial a la representación figurativa de ellas. En cuanto a ]as
representaciones astronómicas sus diseños se caracterizan por la utilización de figuras
geométricas simples tales como: puntos, círculos, semicírculos y líneas generalmente en
asociación. Es importante destacar que la gran mayoría de los glifos son de tipo naturalista
realista predominando entre estos las representaciones zoomorfas.
Todo parece indicar la prioridad del mundo de la naturaleza sobre el mundo de la cultura. Ello
sugiere una sociedad en estrecha dependencia del individuo frente a la naturaleza, en cuya
organización tribal, de carácter igualitario, tendría un rol importante el Chaman como mediador
hombre-naturaleza y la mujer como símbolo de la reproducción de la fuerza humana de trabajo;
tal y como lo señalarían las imágenes antropomorfas encontradas.
Se ha establecido, en el análisis de los significantes, una relación hipotética entre el diseño de los
grabados y la Serie Cerámica Barrancoide, cuyo origen en el país, se sitúa en el Bajo Orinoco,
con expresiones estilísticas en la región, como lo es. el Estilo El Palito y La Cabrera.
En este orden de ideas, debemos destacar, de acuerdo a Cruxent y Rouse (1982: 30ó-312), el use
por parte de los estilos pertenecientes a la Serie Cerámica Barrancoide de las técnicas del
modelado e incisión, para la representación de cabezas zoomorfas y antropomorfas, con ojos
elaborados en base a círculos y puntos, tal y como se expresó en la sección precedente.
De comprobarse la relación que planteamos anteriormente, podría establecerse una cronología
relativa para el Complejo Arqueológico «Piedra Pintada» con base a las establecidas para los
estilos El Palito y La Cabrera perteneciente a la Serie Barrancoide, que oscilaría entre el ano 1 y
el 700 d.c.(Sanoja, M., 1979).
La evidencia astro arqueológica corroboraría esta cronología. En efecto, es conocido que en esa
región se produjeron solo 17 eclipses anulares o totales de Sol, entre los anos 100 a.c. y el siglo
X de nuestra era (Oppolzer, T. 1962), siendo el mas conspicuo el Eclipse Total de Sol sucedido
en fecha 31 de Agosto del 478 de nuestra era, entre las 12:36 y las 4:15; y que tuvo una duración
durante el máximo de 4 minutos con 34 segundos, y que de acuerdo con los círculos
astronómicos efectuados para dicha latitud y longitud geográfica, parece coincidir con el evento
registrado en la fotografía # 11.
El Complejo Arqueológico «Piedra Pintada» , a través de sus grabados, recintos, caminos,
alineamientos y apilamientos líticos, son una expresión fenoménica de una Sociedad
estrechamente vinculada y dependiente de la naturaleza. Una sistemática determinación de la
forma de los petroglifos de Vigirima y de los estilos cerámicos La Cabrera y El Palito, informan
sobre dos expresiones fenoménicas, distintas en cuanto a los materiales y técnicas utilizadas,
pero de un solo estado de conciencia, reflejo de una misma percepción cultural del mundo
circundante con la que se relacionaba a través de la cacería, recolección y practicas agrícolas.
La presencia valencioide formalmente hablando, en el Complejo Arqueológico «Piedra Pintada»
podría explicarse como una ocupación del sitio, entre los siglos VIII y XVI d.c., por etnias
arqueológicamente valencioides, quienes continuarían utilizándolo. Quizás la relativamente
pobre presencia valencioide en el sitio se deba a la tendencia a la especialización en el trabajo
cerámico por parte de estas etnias. El estilo Valencia es propio de la Cuenca homónima y de la
Costa Central de Venezuela y se sitúa temporalmente entre el 800 y el 1500 de nuestra era
(Vargas, 1. 1985).
La presencia formal del estilo Valencia puede ser explicado como una ocupación posterior del
Complejo Arqueológico de Vigirima por etnias arqueológicamente valenzoides. Sobre todo
porque el estilo Valencia, dentro de la secuencia cultural regional, le sigue a las etnias
arqueológicamente Barrancoide. Ello corroboraría la hipótesis, propuesta por otras
investigaciones (Alvarado, J. 1958), de la sucesiva ocupación del Complejo Arqueológico de
Vigirima por etnias de distinta cultura material.
De lo anterior se podría inferir que el yacimiento podría ubicarse en el período Neoindio
Venezolano, construido por etnias arqueológicamente clasificables come, pertenecientes a la
Serie Cerámica Barrancoide, especialmente, a las etnias que desarrollaron los estilos cerámicos
La Cabrera y El Palito en la región, entre los siglos I y VIII d.c., sin que se niegue la ocupación y
use posterior del mismo, por etnias vinculadas al estilo Valencia, entre los siglos VIII y XVI d.c.,
siendo ocupados por grupos étnicos pertenecientes a las familias lingüísticas Arawaka y Caribe.
Sin embargo, la riqueza del Complejo Arqueológico Vigirima, invita a un estudio mas profundo
con la finalidad de precisar y contrastar lo hasta aquí expuesto.
BIBLIOGRAFIA