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PERSONAJES

Lo real-maravilloso existente en “La casa de los espíritus” también alude a los personajes que en ella
están presentes, puesto que Isabel Allende toma personajes de la vida real para darles ese toque
mágico, otorgándoles poderes que nos permiten, por medio de lirismos, captar el mensajes que
aquellos nos quieres transmitir mientras se relacionan en esta novela.

Así, Esteban Trueba es el único personaje de la novela que sobrevive de principio a fin, así que, como
podrás imaginar, es una figura bastante importante. Debido a su larga vida, es el personaje que
experimenta más cambios a lo largo del libro. Esto lleva a algunos a considerarlo el héroe de la
historia. Empieza siendo un muchacho trabajador con el orgullo herido, y acaba convirtiéndose en
dueño y señor de una hacienda que le proporciona una riqueza inimaginable, y es un hombre
completamente seguro de la corrección de sus convicciones, aunque nunca alcanza la felicidad, pero
al final es consciente de todos sus errores. También, la figura maternal por excelencia de la saga
familiar Valle es Clara. Se podría decir que Clara da a luz a la novela con estas palabras inaugurales:
"Barrabás llegó a la familia por vía marítima" (1.1). La novela comienza con las anotaciones infantiles
de Clara y termina de la misma forma. Clara es el principio y el fin de La casa de los espíritus, el
adhesivo que mantiene a la familia Trueba unida, y la fuerza vital de la gran casa de la esquina y de
la novela en su conjunto. De esta manera, la importancia de los Valle en la trama radica en lo que
sugieren en cuanto a los mecanismos hereditarios entre generaciones. Nívea, la madre de Clara,
confiere a su hija un nombre luminoso, principios feministas y una tradición de estrechas relaciones
entre madre e hija basadas en la narración de historias y obras de caridad. En Rosa observamos el
origen de la fascinación que sienten las mujeres de las familias Trueba y del Valle por los animales
imaginarios, la capacidad de abstracción que también poseen Clara y Blanca, y el hermoso cabello
de color verde que hereda Alba. Algunos expertos consideran que la muerte de Rosa es el primer
ejemplo en la novela de una mujer que cae víctima de la violencia debido a su relación con los
hombres. Se podría añadir que tanto su muerte como la de Nívea, aunque accidentales, son
atribuibles a Severo, quien en la obra también es importante en tanto que nos representa un
personaje político y con ideales completamente diferente a su propia familia.

Asimismo, la madre y la hermana de Esteban son tremendamente desdichadas. Ambas se rigen por
estrictos valores morales asociados con la Iglesia católica. Doña Ester Trueba se dedica a leer libros
píos sobre las vidas y milagros de los santos mientras se debilita en su cama y muere lentamente. A
Férula le gusta rezar en las calles de los barrios pobres de la ciudad mientras sus habitantes le arrojan
basura a la cabeza. ¿Tendrá complejo de mártir? Estas dos mujeres sirven para ilustrar la pobreza y
la infelicidad de la infancia de Esteban, y explican su agrio carácter. Férula sirve de contraste con el
personaje de Esteban. También deberíamos tener en cuenta que Férula se vuelve mucho más
agradable cuando conoce a Clara y se muda a la gran casa de la esquina con los recién casados. Si lo
que siente Férula por Clara merece la acusación de lesbianismo por parte de Esteban es tema de
debate. Además de ser el personaje totalmente opuesto a Férula Trueba, Tránsito también
desempeña una función relevante dentro de la trama. Destinataria de uno de los pocos actos de
generosidad de Esteban Trueba, usa los 50 pesos que este le presta para financiar sus ambiciones
empresariales, y con el tiempo acaba convirtiéndose en la madama mejor relacionada del país. Si
bien este favor puede parecer insignificante al principio, sabemos que en esta novela no existen las
casualidades. Esteban se encuentra con Tránsito en tres ocasiones distintas mientras esta se halla
en la capital, y aunque ella le ofrece pagarle lo que le debe, él prefiere que le siga debiendo un favor.
Esteban se lo cobra al final de la novela, cuando le ruega a Tránsito que lo ayude a encontrar a su
nieta, que se encuentra en manos del régimen militar. Como muestra del poder de la industria del
sexo, Tránsito consigue en dos días lo que para el senador Trueba resultaba imposible.

En el caso de los García, la repetición del nombre de Pedro a lo largo de las tres generaciones de
esta familia deja patente la importancia de la tradición patriarcal entre la gente del campo, y su
reticencia a aceptar los cambios. No obstante, esto no quiere decir que estos tres personajes tengan
personalidades similares o que su función en la novela sea la misma. De hecho, podemos describir
a los tres Pedros García como la encarnación del lento, pero inexorable avance del progreso
generacional. El viejo Pedro García lleva toda su vida impregnándose de la sabiduría de las
generaciones pasadas. Su conocimiento es poderoso y eterno, y a pesar de su ceguera, supera en
perspicacia a muchos otros personajes. Pedro Segundo, un hombre formal y tradicional quien, a
través de sus obstinadas labores tan solo consigue llenar los bolsillos del patrón, se enorgullece en
secreto de las actividades revolucionarias de su hijo. Por último, Pedro Tercero es el joven rebelde
dispuesto a plantarle cara al poder, incluso a riesgo de perder su propia vida, además, gran parte de
la trama gira en torno al romance prohibido que tiene con Blanca, razón por la que su presencia
ocupa más páginas que su padre o su abuelo. También está dentro de esta familia Pancha, la
primera mujer violada por Esteban Trueba en Las Tres Marías, no permite que su nieto olvide la
vejación a la que los sometió el dueño y señor de la hacienda. Pone a su hijo el nombre de su agresor,
y de esta forma transmite su odio de generación en generación.

Por otro lado, la figura del Poeta está basada en el ganador del premio Nobel Pablo Neruda, un
defensor del marxismo a quien se considera, a día de hoy, el poeta más importante de Chile. En la
novela, su muerte coincide con el derrumbe de la democracia, y su funeral se convierte en el "acto
simbólico de enterrar la libertad" (13.81).

Cuando en una obra de literatura se habla de tres mujeres que van juntas de un lado para otro, es
una buena idea preguntarse si es posible que representen a las Moiras, las tres diosas de la mitología
griega que hilan, miden y cortan el hilo que representa la vida humana. Son las responsables de
determinar el destino de la vida de un niño. ¿No te recuerda todo esto a las tres hermanas Mora?
Ellas también se pasan el día preocupándose por el destino de los demás, por el futuro y todas esas
cosas, razón por la que se convierten en las aliadas de Clara y en la trama representan y son el
epicentro de los real-maravilloso del que se habla de la obra.

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