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Venezuela es uno de los países latinoamericanos con riqueza petrolera abundante, lo cual ha se

rvido para desarrollar toda nuestra economía y aumentar la calidad de vida de los ciudadanos,
no obstante, estas actividades provocan daños ambientales, que en la mayoría de los casos son
irreversibles desde la perspectiva ecológica y ambiental.

Sabemos que la naturaleza tiene un proceso de regeneración natural, y que las capas de perme
abilización hacen su trabajo de efecto tamponado, la cual se ve saturada cuando se habla de d
errames a causa de hidrocarburos, en especial de crudo pesado, tal como sucedió el día 4 de
febrero de 2012, con el rompimiento de una tubería del Complejo Operacional Jusepín, ubicado
en el Norte del estado Monagas. En esta instalación se realiza el tratamiento y almacenamiento
del petróleo proveniente en su mayor parte del campo El Furrial, ocasionando un derrame petr
olero de gran magnitud, que supuestamente abarcó aproximadamente alrededor de 140 kilómetr
os y desembocó en las aguas del rio Guarapiche, una de las principales fuentes de agua de la
ciudad de Maturín.

La empresa estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) parece haber actuado de manera tardía
, pues pasadas 21 horas de ocurrido el accidente, empezaron de manera artesanal a promover
barreras para contener el derrame, con apoyo de personas sumergidas en el rio carentes de eq
uipos adecuados para protegerse del contacto dérmico del crudo, exponiendo la salud de estos
colaboradores, quienes se apoyaban con tobos y objetos domésticos tratando de paliar el vertid
o, en lugar de activar inmediatamente un plan de contingencia para evitar mayores daños ambi
entales, tal como establecen los protocolos de seguridad ambiental de las empresas petroleras e
n estos casos.

Esta falta de acción oportuna, permitió que un gran volumen de petróleo (extraoficialmente se
habla de 60 mil barriles) contaminara el río Guarapiche, el cual alimenta a la planta de tratamie
nto que suministra el agua potable a la población de Maturín, lo que originó el cierre inmediat
o de la misma, dejando sin agua a aproximadamente el 60 % de los habitantes de la capital d
el estado Monagas y obligando a las autoridades a tomar acciones por el accidente causado.

Lamentablemente la información oficial ha sido débil, precaria, desordenada y hasta algo contra
dictoria, al no evidenciarse una implementación clara para corregir la situación.

Preocupa y sorprende la posible falta de responsabilidad estatal por los daños al a mbiente y a l
a población monaguense, entendiendo que suelo, subsuelos y acuíferos, se encuentran en flagra
nte e incalculables daños de difícil reversión, sumado esto a que el rio Guarapiche exhibe un re
servorio de manglares de una rica fuente de biodiversidad, amén de las consecuencias que conll
evan la actividad económica que representa para sus pobladores.
Este accidente, se une a los dos (2) ocurridos en lo que va del año en el estado Monagas: el
derrame de petróleo en la zona de La Pica y la explosión del taladro CPV 15, sin daños human
os que lamentar, pero con un impacto devastador del ambiente.

VITALIS exhorta a la empresa estatal a iniciar las acciones conducentes para:

Revisar y actualizar los planes preventivos de inspección en las instalaciones.

Actualizar y capacitar al personal que labora en la instalación de cómo actuar ante una conting
encia de fuga o derrame de crudo.

Capacitar y actualizar los estudios de riesgo en las instalaciones de conformidad con los protoc
olos de seguridad petrolera.

Promover los simulacros de acción en emergencia y contingencia con el personal que labora en
las instalaciones

Manejar la información en forma oportuna y veraz.

Solicitar al Ministerio del Poder Popular para el Ambiente un estudio de impacto ambiental que
determine el daño ambiental causado a mediano y largo plazo, así como las consecuencias que
experimentarán el recurso genético de las especies acuáticas y biodiversidad afectada, los suelos,
subsuelos y el recurso acuífero, y cuál su posible mitigación y reversibilidad, a la luz del daño
ambiental y ecológico causado.

Esperamos confiados en que este incidente sirva de experiencia para evitar en el futuro daños a
mbientales de esta magnitud, pues cada derrame deja una huella que afecta el entorno ambient
al y ecológico, poniendo en peligro la vida de las especies, de la cual no escapan las generacio
nes actuales y futuras.

I.- INTRODUCCIÓN.-

Ecuador en sus 40 años aproximadamente de explotación petrolera, mantiene un historial bastan


te nefasto en la degradación de los ecosistemas naturales.

La capacidad que ha tenido el petróleo para financiar la burocracia y los programas sociales ha
invisibilizado algunos efectos colaterales de la explotación petrolera respecto al ser humano com
o el desplazamiento de los pueblos, la represión militar, la contaminación al agua y suelo, y su
consecuente afectación a la salud de las personas.

A lo largo de la historia petrolera hemos observado por los medios de comunicación el detalle
de algunos derrames de petróleo ocurridos en zonas adyacentes a reservas naturales, ríos o cue
ncas de agua . En estos últimos días hemos sido testigos de un nuevo impacto ambiental sobre
la naturaleza, como es el caso del derrame de petróleo del oleoducto de crudos pesados OCP
ocurrido el 25 de febrero del 2009 en el sitio Santa Rosa en la provincia del Napo, a 129 kiló
metros de Lago Agrio que afecto la flora y fauna de la zona de influencia, por el derrame de
aproximadamente 14. 000 barriles de crudo , contaminando algunos ríos, entre ellos, el río Coca
, fuente de abastecimiento de agua de las comunidades que habitan el sector así como del Ca
ntón Francisco de Orellana, que por dicho siniestro tuvo que suspender el abastecimiento de ag
ua a sus habitantes .

Este hecho de grandes proporciones y consecuencias no tuvo sin embargo el impacto mediático
de tratamiento en los medios de comunicación y la opinión publica, su análisis estuvo supedita
do a la cuantificación ordinaria de cuanto dinero se perdió por paralizar el flujo de petróleo po
r dicha tubería. Como sucede siempre, el tratamiento integral del problema no fue abordado po
r los actores estatales y de control ambiental, se invisibilizaron o minimizaron una vez mas los i
mpactos sobre la naturaleza y las personas, asistimos a un escenario en la que se sigue dej and
o de tratar estos temas desde el punto de vista de los derechos de las personas, en especial c
uando la consecuencia es el desabastecimiento de agua de un cantón de miles de habitantes, c
uyo derecho al agua garantizado en la Constitución se ve flagrantemente vulnerado, sin mencio
nar que el análisis sobre la cuantificación del activo ambiental o natural no evidencia cifras que
puedan ser posteriormente resarcidas por los responsables de dicha actividad contaminante.

El Agua Dulce es un Recurso Limitado, según el programa de las Naciones Unidas para el Medi
o Ambiente (PNUMA, 2003), el agua cubre el 75% de la superficie terrestre; el 97,5% del agua
es salada, sólo el 2,5% es dulce. Los casquetes de hielo y los glaciares contienen el 74% del ag
ua dulce del mundo. La mayor parte del resto se encuentra en las profundidades de la tierra o
encapsulada en la tierra en forma de humedad. Sólo el 0,3% del agua dulce del mundo se enc
uentra en los ríos y lagos. Para uso humano se puede acceder, a menos del 1% del agua dulce
superficial subterránea del planeta.

En 25 años, es posible que la mitad de la población del mundo, tenga dificultades para encontr
ar agua dulce en cantidades suficientes para consumo y para riego. En la actualidad, más de 80
países, (el 40% de la población mundial) sufren una escasez grave de agua. Las condiciones p
ueden llegar a empeorar en los próximos 50 años, a medida que aumente la población y que
el calentamiento mundial perturbe los regímenes de precipitaciones. Un tercio de la población
mundial vive en zonas con escasez de agua, en las que el consumo supera el abastecimiento. L
os acontecimientos relacionados con la contaminación del agua por petróleo en el ecuador, revi
ste un análisis serio y urgente.

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