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...El escándalo ha alcanzado su colmo en Platón.

Era necesario desde entonces inventar también el hombre


abstracto y completo: el hombre bueno, justo, sabio, el dialéctico: en una palabra, el espantajo de la filosofía
antigua; una planta separada del suelo; una humanidad sin ningún instinto determinado y regulador; una virtud
que se «demuestra» por razones. Éste es por excelencia «el individuo» perfectamente absurdo. El más alto grado
de la contra-naturaleza...
En resumen: La demostración de los valores morales tuvo por consecuencia crear el tipo desnaturalizado del
hombre: el hombre «bueno», el hombre «feliz», el «sabio». Sócrates es un monumento de profunda perversión en
la historia de los valores.
(...)Para Platón, como hombre de excesiva sensibilidad y de fantasía, el encanto del concepto fue tan grande que
divinizó y reverenció involuntariamente el concepto como forma ideal...

F. Nietzsche. La voluntad de poder, texto de Textos de los grandes filósofos: edad contemporánea, Herder, Barcelona 1990, p.82-88.

Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráclito. Mientras que el resto del pueblo de los filósofos
rechazaba el testimonio de los sentidos porque éstos mostraban pluralidad y modificación, él rechazó su
testimonio porque mostraban las cosas como si mostrasen duración y unidad. También Heráclito fue injusto con
los sentidos. Estos no mienten ni del modo como creen los eleatas ni del modo como creía él, -no mienten de
ninguna manera. Lo que nosotros hacemos de su testimonio, eso es lo que induce la mentira, por ejemplo la
mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia, de la duración... La «razón» es la causa de que
nosotros falseemos los sentidos. Mostrando el devenir, el perecer, el cambio, los sentidos no mienten... Pero
Heráclito tendrá eternamente razón al decir que el ser es una ficción vacía. El mundo «aparente» es el único: el
mundo «verdadero» no es más que un añadido mentiroso...
F. Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos, Alianza, Madrid 1984, 7ª, p.46.

...El escándalo ha alcanzado su colmo en Platón. Era necesario desde entonces inventar también el hombre
abstracto y completo: el hombre bueno, justo, sabio, el dialéctico: en una palabra, el espantajo de la filosofía
antigua; una planta separada del suelo; una humanidad sin ningún instinto determinado y regulador; una virtud
que se «demuestra» por razones. Éste es por excelencia «el individuo» perfectamente absurdo. El más alto grado
de la contra-naturaleza...
En resumen: La demostración de los valores morales tuvo por consecuencia crear el tipo desnaturalizado del
hombre: el hombre «bueno», el hombre «feliz», el «sabio». Sócrates es un monumento de profunda perversión en
la historia de los valores.
(...)Para Platón, como hombre de excesiva sensibilidad y de fantasía, el encanto del concepto fue tan grande que
divinizó y reverenció involuntariamente el concepto como forma ideal...

F. Nietzsche. La voluntad de poder, texto de Textos de los grandes filósofos: edad contemporánea, Herder, Barcelona 1990, p.82-88.

Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráclito. Mientras que el resto del pueblo de los filósofos
rechazaba el testimonio de los sentidos porque éstos mostraban pluralidad y modificación, él rechazó su
testimonio porque mostraban las cosas como si mostrasen duración y unidad. También Heráclito fue injusto con
los sentidos. Estos no mienten ni del modo como creen los eleatas ni del modo como creía él, -no mienten de
ninguna manera. Lo que nosotros hacemos de su testimonio, eso es lo que induce la mentira, por ejemplo la
mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia, de la duración... La «razón» es la causa de que
nosotros falseemos los sentidos. Mostrando el devenir, el perecer, el cambio, los sentidos no mienten... Pero
Heráclito tendrá eternamente razón al decir que el ser es una ficción vacía. El mundo «aparente» es el único: el
mundo «verdadero» no es más que un añadido mentiroso...
F. Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos, Alianza, Madrid 1984, 7ª, p.46.

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