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Kazuo Ishiguro (1954)

En la literatura hay autores que abandonan la lengua materna y comienzan a producir en una
segunda, que les parece más conveniente, cómoda o en la que se sienten acogidos;
recordemos al rumano Emil Cioran y el irlandés Samuel Beckett, ambos con el francés, por
necesidad o circunstancias fuera de su voluntad. Es un poco el caso de Ishiguro y el inglés,
en circunstancia más amables: un pequeño y su familia que deben emigrar de Japón, debido
a la profesión de su padre, adoptar una nueva lengua, pensar y sentir en ella.

Su obra narrativa es breve, siete novelas que demuestran una contundencia literaria
excepcional y por las que ha recibido diversos galardones: el Premio Winifred Holtby, el
Booker, el Premio Novela Europea Casino de Santiago y, el más reciente, el Novel de
Literatura, son algunos ejemplos.

A Ishiguro se le reconoce por escribir en un perfecto inglés británico y apropiarse de la


narrativa inglesa de amos y mayordomos en The Remains of the Day; de la novela de
vanguardia centroeuropea en The Unconsoled; de la narración detectivesca de Sherlock en
Homes When We Were Orphans; de la ciencia ficción en Never Let Me Go y de lo fantástico
de la literatura medieval en The Buried Giant. Así también, su prosa es descrita por la crítica
como Austen-riana y kafkiana: absolutamente personal, de un extrañamiento envolvente que
provoca lo hipnótico y paradójico; pero sin los personajes asfixiante de Kafka, mas por la
creación de una lógica rara, inquietante y envolvente que nos arrastra hacia el desencanto de
la juventud.

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