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del
ESPÍRITU
Sed llenos del Espíritu
Doyle G. Jones
Traducido por:
Jesús Godínez L.
Primera impresión por Doyle G. Jones
Waxahachie, Texas
Copyright © 1997
Impreso en los Estados Unidos
©2002 por RDM
© 2004 por RDM
Todos los derechos reservados
Cubierta diseñada por Jorge Tobar
ISBN: 978-1-931984-61-4
RDM: 5201-00S1
1722 S. Glenstone, #163W
Springfield, MO 65804, EE.UU.
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3
Índice
Prefacio............................................................................................... 4
1. ¿Qué significa ser lleno del Espíritu? .................................................. 5
2. La vida llena del Espíritu no es para todos—
es sólo para los creyentes................................................................. 15
3. Ser llenos del Espíritu no es difícil .................................................... 19
4. Pasos hacia la plenitud del Espíritu .................................................. 29
5. Sed continuamente llenos del Espíritu .............................................. 35
6. “Sed llenos del Espíritu”
¿Opción o mandamiento? ................................................................. 40
7. Cómo ayudar a otros a ser llenos
del Espíritu ........................................................................................ 46
8. ¿Por qué todos los creyentes deben ser llenos
del Espíritu y hablar en lenguas? ...................................................... 56
9. Evidencias de Pentecostés ............................................................... 68
10. Preguntas frecuentes acerca
del hablar en lenguas ........................................................................ 75
Acerca del Autor ............................................................................... 80
Notas ................................................................................................ 82
4 Sed llenos del Espíritu
Prefacio
Lucas no dice que Pablo habló lenguas, pero más tarde el Apóstol
dijo a la iglesia de Corinto: “Doy gracias a Dios que hablo en lenguas
más que todos vosotros” (1 Corintios 14:18). Pablo hace esta declara-
ción en referencia a su uso de los dones espirituales. Aparentemente se
refiere a sus devociones privadas más bien que al don de lenguas, pues
añade: “pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi enten-
dimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua
desconocida” (1Corintios 14:19). Anteriormente había afirmado, “ora-
ré con el Espíritu pero oraré también con el entendimiento” (1 Corintios
14:15). En otro lugar, Pablo dijo que el Espíritu Santo ayuda al creyente
a interceder con “gemidos indecibles” (Romanos 8:26). Evidentemente,
él hablaba en lenguas con frecuencia. ¿Cuándo empezó? Empezó cuan-
do Ananías impuso las manos sobre él, y fue lleno del Espíritu Santo.
Esto sería consecuente con el patrón establecido.
“…el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu
de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, por-
que se han de discernir espiritualmente” (1 Corintios 2:14).
ti, y que Jesús está deseoso por bautizarte (Lucas 11:13). No dudes ni
por un momento que hablarás en otra lengua. Espéralo.
3. Abandona por completo tu propia lengua.
Cuando el Espíritu venga sobre ti, necesitarás tomar la determina-
ción de que no hablarás en tu lengua materna, sin importar cuán difícil
parezca hablar en la nueva lengua. Se ha indicado con frecuencia que
nadie puede hablar dos lenguas a la vez. No tengas temor de dejar lo co-
nocido para recibir lo desconocido. Alaba a Dios desde lo más profundo
de tu ser y prepara tus labios para hablar cuando vengan las palabras.
4. Recibe el bautismo en el Espíritu Santo.
Te corresponde esta parte. No esperes que Dios te dé el bautismo en
el Espíritu Santo. Él ya ha dado el Espíritu Santo. Lo dio en poder bau-
tismal el día de Pentecostés. De ti depende el recibir. Cuando alguien te
regala algo, no tienes que rogar que te lo entreguen. Todo lo que tienes
que hacer es extender tu mano y tomar lo que se te está ofreciendo. No
ruegues, no supliques. Sólo agradece a Dios por su regalo.
5. Si percibes que expresiones extrañas vienen a tu mente, pro-
núncialas.
No esperes que el Espíritu Santo las pronuncie en tu lugar. El Espí-
ritu Santo no hablará en tu lugar. Cuando los 120 fueron llenos el día de
Pentecostés, comenzaron a hablar en otras lenguas según el Espíritu les
dio palabras. “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron
a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”
(Hechos 2:4). “Ellos” es el sujeto tanto de “fueron llenos” como de “co-
menzaron”. Así que, “ellos” fueron llenos, y “ellos” hablaron. La Biblia
amplificada lee que el Espíritu continuó dándoles palabras apropiadas.
El Espíritu Santo dio las palabras, y ellos las hablaron.
Continuó el mismo patrón veinte años después, cuando los efesios
recibieron el bautismo en el Espíritu Santo. “Y habiéndoles impuesto
Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en len-
guas, y profetizaban” (Hechos 19:6).
Nunca hablarás si esperas que el Espíritu te haga caer en algún tipo
de trance y haga todo en tu lugar. Será tu boca, tu lengua, tu voz, pero
sus palabras.
El milagro no está en el hablar, sino en las palabras que se hablan.
Cuando asistía a la escuela de idiomas para aprender español, se nos
exigía que aprendiéramos la mecánica de las diferentes posiciones de
la boca y la lengua necesarias para pronunciar cada letra del alfabeto
español. Por ejemplo, la lengua tiene que ubicarse en la boca en cinco
26 Sed llenos del Espíritu
Hay una gran diferencia entre la vida de un cristiano lleno del Es-
píritu Santo, y la vida de un pecador impuro, lleno de un Espíritu de
maldad y de deseos carnales.
Pablo, al utilizar los contrastes en estos versículos del Capítulo cin-
co, da a entender que se espera que el creyente rechace absolutamente la
manera carnal de vivir; no hay lugar para servir a Dios con moderación,
o con mediocridad. La vida llena del Espíritu es la respuesta al cristia-
nismo nominal, aburrido, muerto, patético.
34 Sed llenos del Espíritu
“Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los de-
seos de la naturaleza pecaminosa. Porque ésta desea lo que es
contrario al Espíritu, y el Espíritu desea lo que es contrario a
ella. Los dos se oponen entre sí, de modo que ustedes no pueden
hacer lo que quieren”. (Gálatas 5:16,17, NVI).
Jesús dijo acerca del poder del Espíritu Santo: “Pero cuando venga
el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el
cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Juan 15:26);
también declaró: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará
a toda la verdad… El me glorificará” (Juan 16:13,14). El Espíritu Santo
conduce hacia Cristo al creyente con hambre espiritual. En la medida que
permitamos al Espíritu gobernar nuestra vida, en esa medida nos llevará
hacia Cristo. Si hemos de servir a Cristo al máximo en esta vida, necesi-
tamos todo el poder que el Espíritu Santo nos puede impartir. Ese poder
viene a través del bautismo en el Espíritu Santo: “pero recibiréis poder
cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hechos 1:8).
Capítulo 7
Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Es-
píritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién
de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el Espíritu del
hombre que está en él? así tampoco nadie conoció las cosas de
Dios, sino el Espíritu de Dios. (1 Corintios 2:10,11).
El Espíritu Santo posee una voluntad. “Pero todas estas cosas las
hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular
como él quiere” (1Corintios 12:11). Este pasaje nos muestra que el Espí-
ritu Santo no es como la gravedad o la electricidad, o alguna fuerza que
podamos usar a voluntad. Más bien se trata de una persona que nos usa
conforme a su voluntad.
El Espíritu Santo posee una mente. “Mas el que escudriña los co-
razones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la
voluntad de Dios intercede por los santos” (Romanos 8:27). La palabra
griega usada aquí para mente, phronema, incluye la idea de pensamien-
to, propósito, y sentimiento.
El Espíritu Santo posee emociones. Y no contristéis al Espíritu San-
to de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención (Efe-
sios 4:30).
El Espíritu Santo puede actuar. Consideremos algunas actividades
del Espíritu Santo:
(1) 1Corintios 2:10, el Espíritu escudriña todas las cosas.
(2) Hechos 2:4; Apocalipsis 2:7, el Espíritu Santo habla.
(3) Gálatas 4:6, el Espíritu Santo testifica.
(4) Romanos 8:26, el Espíritu Santo intercede.
(5) Juan 15:26; el Espíritu Santo testifica.
(6) Romanos 8:14, el Espíritu Santo guía.
(7) Hechos 16:6,7; 13:2, el Espíritu Santo da órdenes.
(8) Hechos 20:28, el Espíritu Santo designa.
(9) 2 Pedro 1:21, el Espíritu Santo revela.
(10) Juan 14:26 el Espíritu Santo enseña.
(11) Hechos 9:31, el Espíritu Santo conforta.
También debe notarse que es posible responder al Espíritu.
40 Sed llenos del Espíritu
omiten dar instrucciones sobre qué es lo que se puede esperar. Sus ser-
mones o conferencias exaltan la importancia de ser llenos, o la euforia
que viene con la experiencia; aun puede que den información confusa tal
como: “deja que el Espíritu Santo hable a través de ti”. Este tipo de indica-
ción puede hacer creer a los hermanos que tendrán una experiencia “extra-
corporal” en la cual perderán la conciencia y el control de su voluntad. El
pastor o instructor tendrá que dar muy claras indicaciones en el momento
de compartir alguna enseñanza respecto al bautismo en el Espíritu Santo.
El ministro o maestro que desee que la gente sea llena del Espíritu,
tendrá que hacer su presentación interesante, emocionante, e informati-
va. El exponente que no parezca convencido de que el Espíritu Santo es
una poderosa ayuda y experiencia en su propia vida, tendrá problemas
cuando trate de persuadir a otros a que lo reciban.
• Finalmente, aquellos que auxilian a otros en la búsqueda de
la plenitud del Espíritu, no deben vacilar en imponer manos
sobre la persona que está buscando.
En el Antiguo Testamento, la práctica de imponer manos con fre-
cuencia significaba la encomienda de una comisión, o una transferencia
de autoridad como cuando Moisés impuso sus manos sobre Josué en
preparación del futuro liderazgo de este último (Números 27:22). Des-
pués de la muerte de Moisés, el sello de la autoridad de Josué se remon-
taba a la ocasión en que Moisés impuso sus manos sobre Josué.
Evidencias de Pentecostés
Ciertamente creo que se puede vivir tan cerca de Dios que la pre-
sencia del Espíritu Santo siempre se encuentre cercana. Sin embargo,
también creo que Dios debe ser tenido en profunda reverencia. Yo nunca
hablaría lenguas sólo para satisfacer la curiosidad de alguna persona.
Tampoco lo haría para obedecer la indicación de un director de culto,
aunque buscaría que el Espíritu de Dios se moviera sobre mí; pues no
quisiera ser un estorbo para el movimiento del Espíritu que el director
del culto está tratando de promover.
Es importante mantener una santa reverencia por Dios y el Santo
Espíritu, y no desvirtuar la experiencia de hablar en lenguas al perder de
vista su origen divino y milagroso. Después de todo, la Biblia dice llana-
mente: “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar
en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”. El Espíritu
se mueve sobre nosotros, y es entonces cuando hablamos.
poder ser reconocidos como los depositarios de la unción que les permi-
tiera asumir el liderazgo de su generación. Este es un peligroso error. El
Antiguo Testamento registra casos en los que un líder impone sus manos
sobre quien le sucederá, como en el caso de Moisés y Josué, y más tarde
en el ungimiento de los reyes. Sin embargo, el Nuevo Testamento enseña
el sacerdocio de todos los creyentes (1 Pedro 2:9; Apocalipsis 1:6). La
conversión hace posible que Dios nos use poderosamente, pero no sobre
la base de lo que somos, sino por el mérito de la obra del Calvario.
Para evitar confusiones, siento que es mejor evitar el uso del término
“transferencia de unción”. No queremos sugerir nada que pueda ser in-
terpretado según los prejuicios de alguna persona en particular. También
entiendo que no siempre podemos evitar el uso de cierta terminología
que puede ser malinterpretada. Pero el lenguaje es importante, y por ello
debemos aclarar lo que intentamos decir en el caso de que utilicemos
términos no muy precisamente definidos en cuanto a su significado.
65
Notas
1 Por ejemplo véase: Stanley M. Horton. What The Bible says
about the Holy Spirit. Springfield, MO: Gospel Publishing
House, 1976; Howard M. Earvin. Spirit Baptism. Peabody MA:
Hendrickson Publishers, 1987; B.C. Aker, “Initial Evidence, A
Biblical Perspective”, Dictionary of Pentecostal and Charismatic
Movements, eds. Stanley M. Burgess and Gary B. McGee. Grand
Rapids: Zondervan Publishing House, 1988, pp. 455-459.
2 Véase Levítico 23.15-21; …Éxodo 23.16, y Números 28:26,
en el Antiguo Testamento, época en que este festival es cono-
cido con los siguientes nombres: “La fiesta de las semanas”,
“La fiesta de la cosecha”, y “La fiesta de los primeros frutos”.
Pentecostés significa “cincuenta” en griego y se refiere al festi-
val veterotestamentario que se celebraba cincuenta días, o siete
semanas después de la pascua.
3 Stanley M. Horton, The Book of Acts (Springfield MO: Gospel
Publishing House, 1994), p. 221.
4 Horton, The Book of Acts, p. 106.
5 Horton, What the Bible Says About the Holy Spirit, p. 244.
6 Véanse los Salmos 1, 37, y 38 y especialmente Proverbios 11—
15.
7 Horton, What The Bible Says About The Holy Spirit, p. 224.
8 Véase capítulo cinco.
9 D. A. Reed, “Oneness Pentecostalism”, Dictionary of Pentecos-
tal and Charismatic movements, pp. 650,651.
10 Peter Wagner citado en H. V. Synan, The Spirit Said Grow.
(Monrovia, CA: MARC, 1992) pp. i-ii.
11 David Barret, ed., World Christian Encyclopedia, citado en Sy-
nan, p. 11.
12 Donald Gee, The Fruit of The Spirit, (Springfield MO: Gospel
Publishing House, 1928), p. 15.
13 W. Robert Cook, The Theology of John, (Chicago, Moody Press,
1979), p. 122.
68 Sed llenos del Espíritu
14 H.B. Garlock, Before We Kill and Eat You, (Dallas, TX: Christ
for The Nations, 1974), p. 100.
15 Ibid. p. 101.
16 Véase Ralph W. Harris, Spoken by The Spirit (Springfield, MO:
Gospel Publishing House; 1928) pp. 1-128; véase también, John
Sherril, They Speak With Other Tongues (Grand Rapids: Baker
Book House, 1964), pp. 85—115.
17 Harris, pp. 80—82.
18 Dennis C. Duling y Norman Perrin, The New Testament Procla-
mation y Parenesis, Myth and History, 3a edición, (Forth Worth,
TX: Harcourt Brace College publishers, 1994), p. 146.
19 Paul Chapell, “Great Things He Hath Done: Origins of the Divi-
ne Healing Movement in America” (Ph.D. diss.) p. 221.