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 “El artículo 407 de la Constitución de Montecristi, publicada en el Registro Oficial No.

449 de 20
de octubre del 2008, establece la prohibición de actividades extractivas de recursos no renovables
en áreas protegidas y en zonas declaradas intangibles, incluida la explotación forestal, y, señala
que de manera excepcional se podrán extraer recursos previa petición fundamentada del
Presidente de la República y previa declaratoria de interés nacional por parte de la Asamblea
Nacional, pudiendo esta última, de estimarlo pertinente, convocar a consulta popular. En virtud
de lo enunciado, y en aplicación del principio constitucional de progresividad de derechos, se
considera necesario ampliar la protección de los derechos de la naturaleza hacia otras áreas, y, en
tal sentido, que no pueda explotarse minerales en áreas protegidas, zonas intangibles y centros
poblados.”

 Ecuador tenía una apuesta ambiciosa para no tocar la Reserva Natural del Yasuní, uno de los sitios
de mayor biodiversidad del planeta: dejar el petróleo bajo tierra si los países industrializados le
pagaban por hacerlo. El plan no funcionó. La iniciativa Yasuní ITT recaudó en seis años poco más
de 13 millones de dólares en efectivo y 116 millones que se quedaron en compromisos de apoyo
de países, aunque no estaban vinculados directamente con la iniciativa. La meta era alcanzar 3.600
millones en 13 años.
Con ese argumento, el 15 de agosto de 2013, Rafael Correa pidió la declaratoria de interés
nacional para el aprovechamiento del uno por ciento de la reserva, en el campo ITT (Ishpingo—
Tiputini— Tambococha). “El mundo nos ha fallado”, dijo en su anuncio. Correa prometió que se
explotaría con tecnología de punta para afectar apenas el 1 por mil del parque nacional, pero
ambientalistas criticaron la oferta de Correa, quienes consideran que se pone en riesgo la
biodiversidad de la zona y la supervivencia de los pueblos no contactados. La reserva del Yasuní
—de más de un millón de hectáreas— es territorio de los pueblos Tagaeri y Taromenane, que
viven en aislamiento voluntario.
La explotación del ITT requería la aprobación de la Asamblea Nacional, que debía analizar, entre
otras cosas, si esta decisión podría afectar a los pueblos en aislamiento voluntario. Con unos
mapas de respaldo, el Ministerio de Justicia indicó en un informe que estos indígenas estaban
fuera de la zona. Esa fue la prueba para que los legisladores den paso a la explotación. Pero cuando
se lanzó la ronda petrolera Suroriente se vio que hay bloques que limitan con el parque Yasuní:
79, 83, 84 y 87, territorios en los que, según el mapa usado por el Ministerio de Justicia, se
encuentran tres grupos indígenas. La iniciativa Yasuní, con un propósito loable, fue criticada por
la forma en que se llevó a cabo. Los economistas Santiago Bucarám y Ana María Trujillo
cuestionaron en este artículo la falta de atractivo, viabilidad y sostenibilidad. Roque Sevilla, quien
lideró la comisión técnica del proyecto Yasuní—ITT hasta enero de 2010, le dijo a BBC Mundo que
“tener siempre bajo la manga el plan B (de explotación petrolera en la zona del ITT) es algo que
desanimaba a los aportantes”.
En cambio, el ahora ministro del Ambiente, Tarsicio Granizo, defendió que la Iniciativa fue
concebida como un mecanismo para reducir el cambio climático. “Dejar el petróleo bajo el suelo
significaba que al menos 407 millones de toneladas de dióxido de carbono no serían liberadas a la
atmósfera. Con este argumento, la Iniciativa propuso que la comunidad internacional —en
especial los países desarrollados— reconozca su corresponsabilidad en la afectación de un bien
común, la atmósfera”.
En ese entonces, líderes indígenas y activistas plantearon que se convoque a una consulta popular
para definir el futuro de esta reserva. El colectivo Yasunidos recogió más de 700 mil firmas para
que se convocara a la consulta, pero en el 2014, el Consejo Nacional Electoral no dio paso a su
pedido. El argumento de este organismo fue que no se reunieron las firmas necesarias. Según el
CNE, el colectivo sólo alcanzó 359.761 firmas, después de que gran cantidad de las firmas
presentadas fueran invalidadas porque no correspondían con los formularios presentados, la lista
habría incluído a menores de edad, había cédulas incompletas y repetidas. Según la Constitución,
para que un tema sea sometido a consulta requiere el respaldo del 5% del padrón electoral, esto
es 584.116 rúbricas.
La misma pregunta que se planteó en ese entonces fue entregada en septiembre pasado al
presidente Moreno: ¿Está usted de acuerdo en mantener el crudo del Yasuní ITT indefinidamente
en el subsuelo?, pero la pregunta enviada a la Corte Constitucional no acogió esa propuesta. La
extracción de crudo en el ITT arrancó en septiembre de 2016, con la producción de 12 pozos del
campo Tiputini, el único que se encuentra fuera de la reserva ecológica. El plan de desarrollo de
este campo petrolero contempla la perforación de 600 pozos del 2016 al 2025, en una zona de
explotación de 200 hectáreas. El Gobierno calculó que las reservas del ITT arrojaría un valor neto
de 18.292 millones de dólares.

Bibliografía
(4 de octubre de 2017). Obtenido de El Comercio:
http://www.elcomercio.com/uploads/files/2017/10/03/Justificacion%20pregunta%205%20y
%206.pdf

Beltrán, J. (10 de octubre de 2017). Obtenido de GK: http://gk.city/2017/10/10/preguntas-consulta-


popular-ecuador-2017/
¿Está usted de acuerdo en incrementar la zona intangible en al menos 50.000 hectáreas y reducir el
área de explotación petrolera autorizada por la Asamblea Nacional en el Parque Nacional Yasuní de
1.030 hectáreas a 300 hectáreas?

Ayer se cumplieron cuatro años (3 de octubre de 2013) desde que la Asamblea declaró de “interés
nacional” la explotación petrolera de los bloques 31 y 43 (Ishpingo, Tambococha, Tiputini), que se
encuentran dentro del Parque Nacional Yasuní (PNY), por pedido del expresidente Rafael Correa.

En la declaratoria se estableció que la actividad extractiva se realice en “una extensión no mayor al


uno por mil (1/1000)” de la superficie actual del PNY. Luego, en septiembre del 2016, la empresa
estatal Petroamazonas comenzó a extraer petróleo del campo Tiputini que es parte del bloque, pero
no está dentro del PNY.

Sin embargo, el presidente Lenín Moreno anunció que entre las siete preguntas que tendrá la consulta
popular, promovida por él, se incluirá una sobre la explotación en el parque nacional.

Pero este anuncio mostraría varias ambigüedades, asegura Eduardo Pichilingue, miembro del
colectivo ambientalista Yasunidos. “La pregunta actual deja muchas dudas..., se habla de la reducción
de 1.030 hectáreas a 300 hectáreas del área de explotación, pero no sabemos de dónde salen esas mil
hectáreas..., y el asunto es que las 300 que quedarían ya fueron afectadas. Si tomamos en cuenta los
pozos que se abrieron en los bloques 31 y 43, el área afectada por la actividad petrolera sobrepasa
ampliamente 300 hectáreas”, indica.

Además, la ampliación de la zona intangible propuesta por Moreno también sería confusa, señala
Pichilingue: “En la pregunta se ubican las palabras ‘en al menos 50 mil hectáreas’, y eso nos deja
preocupados porque no sabemos cuántas serán..., se deja un espacio para la especulación... Además,
no se menciona en qué zonas se daría esta ampliación, no sabríamos a qué atenernos”.
Con esto concuerda el analista petrolero Luis Calero y afirma que una reducción de la explotación
afectaría a los indicadores nacionales. “Este Gobierno estableció que a finales de su periodo (2021)
habría una producción de 700 mil barriles diarios, contando con la extracción del campo ITT, y de
producirse esa reducción no se llegaría a la meta... En el mediano plazo la producción petrolera será
equivalente al consumo interno de derivados y no tendríamos excedentes para exportar y no
tendríamos para consumo interno e importaríamos más pagando precios internacionales”, dice.

El colectivo Yasunidos anunció que solicitará al presidente y a la Corte Constitucional que se mantenga
la pregunta que presentaron en las mesas de diálogos convocados por el actual Gobierno: ¿Está usted
de acuerdo en mantener el crudo del Yasuní ITT, indefinidamente, en el subsuelo?

El área adicional estará en cuatro puntos al norte y oeste del Parque Nacional Yasuní. La producción
petrolera en los bloques 31 y 43 no se verá afectada.

La interrogante planteada por el presidente de la República, Lenín Moreno, dice: “¿Está usted de
acuerdo en incrementar la zona intangible en al menos 50.000 hectáreas y reducir el área de
explotación petrolera autorizada por la Asamblea Nacional en el Parque Nacional Yasuní de 1.030
hectáreas a 300 hectáreas?”.

Si bien se menciona un aumento de 50.000 hectáreas (ha), como base, en realidad la ampliación de la
zona intangible será de 62.188 ha. La información fue proporcionada por el ministro de Hidrocarburos,
Carlos Pérez, en una entrevista con EL TELÉGRAFO. El perímetro que representa más de 12.000 ha
adicionales a lo expuesto por Moreno se estableció sustentado en informes técnicos de Hidrocarburos
sobre avistamientos de los pueblos indígenas no contactados. “Hemos tenido que buscar áreas
adyacentes a la zona intangible actual para que puedan crecer”, señaló Pérez. Dijo que no es necesaria
una rectificación a la pregunta de la consulta, porque al incluir la frase “al menos” deja la posibilidad
de que el área asignada sea mayor. El Parque Nacional Yasuní tiene una extensión de 1’022.736 ha.
con una zona intangible de 758.773 ha. Si el resultado de la quinta pregunta de la consulta es positivo,
la zona intangible quedará en 820.961 ha, según el funcionario.

Apoyado de un mapa de los bloques 31 y 43 (donde están los campos Ishpingo, Tambococha y Tiputini
- ITT), Pérez señaló que las 62.188 ha estarán en cuatro puntos distribuidos en la zona norte del PNY,
paralelo al campo ITT, y en la parte oeste (ver infografía). No se extenderá por el Bloque 84 ni hacia el
sur debido a la presencia de pueblos originarios contactados y no contactados. “Alrededor de la zona
intangible estamos manteniendo la zona de amortiguamiento, incluidas las nuevas áreas”, aclaró. Para
grupos ambientalistas como Yasunidos la pregunta carece de sustento técnico y es ambigua porque
no especifica en dónde se van a otorgar las hectáreas adicionales. Al respecto, Pérez aclaró que todo
el respaldo informativo constará en los anexos de la consulta. Benito Bonilla, vocero del grupo, indicó
que resulta complicado determinar en dónde deben distribuirse las hectáreas adicionales, sin antes
contar con información clara y precisa de la ubicación de los pueblos indígenas. Por eso el colectivo
plantea al presidente Moreno conformar junto al Gobierno una comisión técnica con especialistas que
apoyan a Yasunidos a fin de que ingresen al Yasuní a verificar el estado de los pueblos indígenas,
determinar el área protegida e inspeccionar las actividades de explotación petrolera en los bloques 31
y 43. “A nuestro criterio la zona intangible debe considerar los patrones de movilidad de los pueblos
indígenas aislados”, expresó y comentó que la atención a estos grupos es “una deuda histórica del
Ecuador con los Derechos Humanos”.

En octubre de 2013 la Asamblea Nacional aprobó y declaró de “interés nacional” la explotación


petrolera en el Parque Nacional Yasuní (PNY). Tres años después, en septiembre de 2016, la empresa
pública Petroamazonas dio inicio el bombeo de crudo en el Bloque 43 (B43), cuyas reservas estimadas
a la fecha ascienden a 1.674 millones de barriles. Según el Informe de Gestión de Petroamazonas, de
enero a agosto de 2017 la empresa tiene planificado actuar en 201 ha de las 335 que tiene permitidas.
Luis Calero, analista petrolero, opinó que, en la práctica, el plebiscito no modificará los asuntos
previstos en la resolución de 2013 y, por tanto, no habrá afectación a la producción que lleva adelante
Petroamazonas. Solo Tiputini está produciendo actualmente. Para diciembre Petroamazonas prevé
iniciar con la perforación de Tambococha y lo mismo se estima hará con Ishpingo a mediados de 2018,
informó Pérez. En el caso de Ishpingo se está tramitando la autorización del Ministerio de Ambiente,
por tratarse de una zona sensible. Pérez es consciente de la preocupación que existe en torno al
impacto de la extracción petrolera, pero aseguró que las operaciones se desarrollan con altos
estándares de calidad y, además, la relación con las comunidades es saludable. Resaltó que, por el ITT,
Ecuador recibirá $ 46.000 millones por concepto de renta petrolera hasta 2030; alrededor de $ 2.400
millones anuales. “Es demasiado dinero que va en beneficio del país (...) es difícil dejarlo (el petróleo)
bajo tierra”, concluyó Pérez.

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