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Razón 183948 por la cual leer Baluarte

Elvira Sastre.

Esta mañana he recibido un mensaje precioso


y esperanzador de José Rodríguez, psicólogo
del Centro de Atención y Prevención Integral a
la Violencia de Género en Aguascalientes,
México. Iba a haceros un resumen, pero me
ha transmitido tanto que prefiero capturar sus
palabras para que las leáis vosotros mismos.

Desearía que no se vieran identificadas, que a


ninguna mujer maltratada le aliviaran mis
palabras porque no existiera ninguna mujer
maltratada. Eso es lo que desearía, que se
acabara la lacra de la violencia de género y las
palabras sólo aliviaran dolores y tristezas
soportables, causadas por la vida y el tiempo.
Sé que no es así, y que a muchos hombres les
falta educación y humanidad. Ante ellos y,
sobre todo, para ellas pongo la poesía y me
empequeñezco ante el simple hecho de saber
que mis palabras pueden darle aire a esas
mujeres, a mis mujeres, a nuestras mujeres.
Siento luz entre tanta tiniebla.
Gracias José, gracias Alejandra, Miriam, María
Alejandra y todas las demás, de aquí y de allí,
valientes siempre.
Hola Elvira, quizás no leas este mensaje de entre tantos
que recibes día a día, pero creo que mereces saber los
alcances que ha tenido tu poesía en gente que no te
conoce. Mi nombre es José soy del estado de
Aguascalientes, México. Psicólogo de profesión. Las
siguientes fotos las tome hace algunas semanas, son de mi
oficina, te platico un poco…

Trabajo en un sitio llamado CAPIV (Centro de Atención y


Prevención Integral a la Violencia de Género) en este sitio
doy/damos atención psicológica exclusivamente a mujeres
que sufren de situaciones de violencia, principalmente por
sus parejas. Cada semana pasan por estas oficinas mujeres
que han sufrido durante semanas, meses, años y décadas
violencia de cualquier tipo que puedas imaginarte, pasan
mujeres adolescentes, jóvenes, ancianas, mujeres que
todas las noches vivían aterradas porque sus parejas
(novios/esposos) las golpearían, las violarían sexualmente,
las humillarían hasta que se les cansara la lengua y las
amenazarían de muerte si se les ocurría dejarles. A pesar
de ello muchas de ellas no se atrevían a dejarlos por
miedo: miedo a represalias, miedo a la soledad, miedo a
no volver sentirse amadas por nadie, miedo a no poder
dejar a sus parejas jamás.

Algún día decidí colgarles en tarjetones los doce días que


tu escribiste en tu libro baluarte, esos días que en un inicio
son “calváricos” y que conforme van transcurriendo
brindan la esperanza y la promesa de que se puede, por
mucho que se ame a alguien, que se extrañe a alguien,
que se tenga miedo a la soledad, se puede aprender a vivir
sin la persona amada y que la primera persona con quien
uno va a encontrarse es con uno mismo (re-encontrarse).

Todas ellas, la primera sesión, el primer estímulo que


reciben es ese poemita tuya, muchas al leerlo rompen en
llanto, se les quiebra la voz, se quedan mudas y se les
sueltan frases como “esa es mi historia” “así es como me
siento todos los días” y conforme siguen leyendo se
recuperan, pasa algo que no puedo explicarte bien, pero
pasa algo que cuando van llegando a los últimos días
parece que su espíritu respira una bocanada de esperanza
y de fe y comúnmente dicen “yo quiero llegar al día 12, es
lo que siempre he querido”. Ese día 12 las jala, les da un
primer estirón fuera de la violencia, de los golpes, del
sufrimiento, como si les empujara el corazón y la
conciencia y les engordara el espíritu para decir “yo quiero
llegar a ese día y lo voy a lograr”.

Tu poema lo publicaste en un libro, pero cada día, una


mujer lo publica dentro de su piel, con tinta indeleble y
enciende algo en ellas que, en la mayoría, ya no se apaga.
Esa gente no conoce tu poesía pero conocen un pedacito
de fe que tú, sin saberlo y a miles de hm de ellas, les
brindas. Y gracias por eso. Te doy gracias a nombre de
ellas. No es fácil entrar y sanar un alma y un espíritu tan
maltratado. No es fácil instalar una luz inapagable en
gente que ha vivido tanto tiempo bajo la sombra de un
monstruo. Muchas gracias y Felicidades por tanto.
En la última foto viene nombres y firmas de algunas de
ellas, las formas don de mujeres que hoy, después de
tanto tiempo decidieron y lograron darse una
oportunidad, mujeres que hoy creen más en sí mismas,
que decidieron decirle NO a la violencia y en ese NO
dijeron SI a un vida libre de ella. Mujeres que pudieron
salvarse y que hoy están lejos del monstruo. Y bueno sólo
quería que lo supieras. Gracias por tanto, por tu poesía,
por compartirla. Te mando un abrazo que atraviesa mares
y países, con GPS integrado para encontrarte, un abrazo
que acumula toda la gratitud y la fuerza de tanta gente.
Muchas gracias por compartirlo Elvira Sastre, hay mucha
grandeza y valentía dormida en las personas, en nosotros, que
a veces sólo nos hace falta algo de poesía para despertarla.
Gracias por este acto tan noble de sororidad. Te mando otro
abrazo fuerte.

José Rodríguez

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