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ESCUELA NORMAL SUPERIOR

“PROFR. MOISÉS SÁENZ GARZA”


VII SEMESTRE
MODALIDAD MIXTA

PLANEACIÓN Y EVALUACIÓN DE LA
ENSEÑANZA

BLOQUE I

PRESENTA:

RIGOBERTO RUIZ SAMANIEGO

ENSAYO
Toda evaluación debe estar orientada a medir o a mejorar la calidad educativa,
debiendo tomar en cuenta la relevancia, la eficacia, equidad, eficiencia, así como
los valores.

Es importante llevar a cabo una evaluación inicial o diagnóstica para identificar los
problemas a solucionar en el proceso educativo.

El papel que toma la evaluación en las comunidades de aprendizaje, debe ser de


acuerdo a un modelo en el cual se tomen las experiencias que han adquirido los
alumnos, para que los objetivos se cumplan es necesario la participación no sólo
del profesorado, sino también de las familias, el alumnado, las asociaciones, el
personal, entre otros. Esta participación repercutirá en las decisiones referidas al
centro, y más que nada en los aprendizajes que adquieran los alumnos.

Anteriormente en la evaluación se definían los objetivos en términos que se


podían medir y observar, la importancia radicaba en medir un conocimiento por
medio de los resultados obtenidos. Aún en el sistema existen docentes que
mantienen la evaluación como un proceso difícil de manejar y que sus exigencias
son complicadas para el estudiante debido a que aumentan la dificultad de lo
exigido o bien a que se modifican los modelos de corrección y evaluación.

La evaluación deber ser vista como un proceso, no como un suceso en el cual se


deben buscar vivencias de aprendizaje y no sólo evidencias. Es así como toma
forma el concepto de “Evaluación Auténtica” buscando tornarse en un proceso que
en conjunto con los demás procedimientos instruccionales promueva el logro de
aprendizajes significativos.

En esta nueva concepción de evaluación es el escolar quien debe asumir la


responsabilidad de su propio aprendizaje, siendo el profesor sólo un mediador
entre él y el conocimiento.
El término de Evaluación Auténtica se entiende como la valoración del aprendizaje
a través de situaciones reales o tareas contextualizadas en contextos sociales
próximos a los estudiantes.

Las evaluaciones tienen lugar en situaciones reales de la vida y abarcan múltiples


habilidades. Se individualiza para cada estudiante. El docente identifica la o las
habilidades que necesitan desarrollarse, está consiente de las fortalezas y
experiencias del estudiante y basa su instrucción en este conjunto de
observaciones.

Así mismo la evaluación auténtica parte de la convicción de que los resultados que
cuentan son demasiado complejos para poder ser medidos efectivamente
mediante la prueba de componentes aislados. Más bien este tipo de evaluación
tiene como fin el proveer de representaciones de situaciones reales de solución de
problemas, en las cuales los estudiantes demuestran la aplicación global de
componentes relevantes de sus habilidades y conocimientos.

La evaluación auténtica menciona que la evaluación se planifica y desarrolla al


mismo tiempo que se enseña, por lo que se enseña durante la evaluación.
Las tareas y los criterios de evaluación se “negocian” previamente, es decir, en
todo momento hay un acuerdo entre los alumnos y el profesorado para establecer
la manera en que se llevará a cabo la evaluación, estableciendo parámetros y
criterios, los cuales guiarán a llevar a cabo este proceso. Por lo tanto, a través de
una autoevaluación y una coevalución la tarea del aprendizaje se discute con los
alumnos: tanto el planteamiento y las condiciones de realización, por lo que se
considera al aprendizaje como un contrato social.
En la evaluación auténtica, es importante la retroalimentación a través del dialogo
constante, sustantivo y constructivo, siendo así el aprendizaje responsable y
compartido. La práctica de evaluación y aprendizaje implica un dialogo del docente
con los estudiantes para compartir las demandas de la teoría a realizar; las
habilidades requeridas para la realización de las tareas; el esfuerzo que exige la
realización; la ayuda disponible; y finalmente los logros y fallas presentados en la
solución del problema.

Para que esto se lleve a cabo en una comunidad de aprendizaje es necesario un


clima social favorable en torno al aprendizaje. En este ambiente el alumno asume
una función más socializadora que instructiva y ello facilita el aprendizaje.

Es necesario que las metas sean compartidas. Si se aprende en los diversos


contextos en función de que éstos estén coordinados o bien que haya una
continuidad entre los mismos, será recomendable y en las situaciones a las que
estamos refiriéndonos imprescindible, el que los objetivos de aprendizaje están
compartidos entre todos los miembros de la comunidad y que todos los esfuerzos
vayan en la misma dirección, todos juntos para conseguir una misma meta, en
donde:

Al participar las familias en la escuela se va dando un conocimiento por parte de


ellas y en otras disminuirán los preocupaciones.
Al conocer la escuela por dentro y poder incidir en ella las familias tienen la
garantía de que los niveles de aprendizaje no van a bajar y siempre se van a
buscar los elementos o recursos más novedosos y ellas son las primeras en que
pueden colaborar a ello.
Al buscar la colaboración de la comunidad, de asociaciones, se buscan los
recursos y apoyos necesarios para sacar adelante la escuela, y así obtener una
mayor demanda social.

La evaluación es uno de los tres aspectos de la labor examinadora, siendo los


otros dos la medición y la valoración. Bloom definió la evaluación como «un intento
de valorar las características de los individuos respecto a un ambiente, tarea o
situación de carácter particular".

El proceso de trabajo (de qué manera el estudiante asimila, organiza e interpreta


la información), o el producto (la presentación de las ideas y la calidad y cantidad
del trabajo). Por lo general, se da preferencia a la evaluación del producto
terminado, puesto que, comúnmente, se la considera un intento por cuantificar
rendimientos, dentro de una visión del aprendizaje orientada hacia el producto
(Shipman, 1983).

Según Bloom (1970), la evaluación es uno de los tres aspectos de la labor


examinadora, siendo los otros dos la medición y la valoración. Bloom definió la
evaluación como «un intento de valorar las características de los individuos
respecto a un ambiente, tarea o situación de carácter particular". Satterly (1981)
definió la evaluación más ampliamente como «un término que incluye todos los
procesos y resultados que describen el aprendizaje de los estudiantes», y Wood y
Power (1984) expresaron la necesidad de separar el término «evaluación» del de
«medición». La evaluación se define por otro lado como el proceso que valora la
evolución del estudiante hacia los objetivos educativos establecidos, e incluye
juicios de valor (Stennett, 1987). En este capítulo, la evaluación será definida
como los métodos utilizados para describir y diferenciar lo aprendido por los
estudiantes en la escuela.

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