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DESINFORMACIÓN”
Al salir fuera del área maya nos sorprendimos al encontrar en el mundo occidental
información sobre un supuesto calendario maya que lamentablemente no tiene nada
que ver con la tradición maya.
Con las tropas invasoras llegó la oscuridad del fanatismo inquisidor y entre ellos uno
de sus cabecillas Fray Diego De Landa.
Con antelación a esta época, en el mundo maya sus grandes profetas y visionarios, en
especial, Tekumamchu, habían anunciado estos sucesos como parte del ciclo que
llegaría, B'elejeb Tiku (el ciclo de las nueve oscuridades) que anunciaba esta triste
etapa y además marcaba que era un proceso inevitable.
Por ese entonces se anunciaron las regiones donde más fuerte sería el proceso
invasor, lo que permitió tomar ciertas medidas de precaución, específicamente en dos
de las cuatro áreas en las que vivía el pueblo Mayab: en la región Noratlántica, donde
comandó la invasión Francisco de Montejo y en la zona Surpacífica que comandó
Pedro de Alvarado, dejando casi intacta la región del Petén, selva tropical
inaccesible, centro de las grandes ciudades y pirámides y El altiplano guatemalteco,
matriz del mundo maya que ha sido siempre la más importante de sus regiones.
Una vez concluida esa primera etapa conocida como el sendero de las pruebas, se
pudo corroborar que las consecuencias no fueron tan negativas, lo que demuestra la
permanencia hasta hoy del pueblo Maya.
Obviamente este calendario está desde todo punto de vista alejado de la realidad del
sagrado Cholqij, calendario del pueblo maya. Este calendario entre sus energías
maneja el número 20 que representa plenamente al winaq (palabra maya que
significa 20 y en forma simultánea hombre) con referencia a los 10 dedos de las
manos que se acoplan a las 10 energías cósmicas y a los 10 dedos de los pies que
manejan la conexión hacia las 10 energías telúricas. A su vez éstas se complementan
con los 20 días del calendario sagrado y con la gradación de estas 20 energías en sus
13 niveles de potencialización. De ahí resulta el sagrado 260, que además refuerza lo
humano del Cholqij, porque estos 260 más 13 días son en el calendario occidental de
9 meses, en una clara referencia al tiempo de gestación del ser humano.
Tampoco es un calendario lunar, para esto contamos con el calendario Iktun que si
maneja los ciclos lunares.
Lo que si es claro es que la totalidad de las naciones mayas, principalmente las mayas
hablantes, coincidimos con los mismos ciclos del calendario. Todos estamos claros y
coincidimos en el uso del Cholqij, su tiempo y las energías que maneja, lo cual es
coherente con la cosmovisión de toda la población maya.
Esta sabiduría es un legado milenario que se enseña desde la más temprana edad y
que utilizamos en nuestra vida personal y comunitaria y que es consecuente con los
ciclos de nuestra historia.
Incluso nuestros datos se confirman con los de los mismos cronistas españoles que
acompañaban a los conquistadores en los siglos XVI y XVII. En los siglos XVIII, XIX y
XX, por anotaciones en periódicos antiguos o por datos de antropólogos que fueron a
las comunidades mayas en distintas épocas y que registraron la relación calendario
maya-occidental, siendo toda la información clara y coincidente con la guardada por
el pueblo maya original.