CRECIMIENTO No. 1 CLASE No.
3 "COMIENZA LA
LUCHA
(Rom 7:15) No entiendo mis propios actos: no
hago lo que quiero y hago las cosas que detesto.
(Rom 7:18) El querer está a mi alcance, el hacer
el bien, no.
(Rom 7:19) De hecho no hago el bien que quiero,
sino el mal que no quiero.
(1Ts 5:23) Que el Dios de la paz los haga santos
en toda su persona. Que se digne guardarlos sin
reproche en su espíritu, su alma y su cuerpo
hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor.
(Rom 8:16) El Espíritu asegura a nuestro
espíritu que somos hijos de Dios.
(Rom 8:14) Todos aquellos a los que guía el
Espíritu de Dios son hijos e hijas de Dios.
(Rom 8:26) Somos débiles, pero el Espíritu viene
en nuestra ayuda. No sabemos cómo pedir ni qué
pedir, pero el Espíritu lo pide por nosotros con
gemidos inefables.
(Rom 8:27) Y Aquel que penetra los secretos más
íntimos entiende esas aspiraciones del Espíritu,
pues el Espíritu quiere conseguir para los santos
lo que es de Dios.
(Rom 5:5) la cual no quedará frustrada, pues ya
se nos ha dado el Espíritu Santo, y por él el amor
de Dios se va derramando en nuestros corazones.
(Rom 13:13) Comportémonos con decencia,
como a plena luz: nada de banquetes y
borracheras, nada de lujuria y vicios, nada de
pleitos y envidias.
(Rom 13:14) Más bien revístanse del Señor
Jesucristo, y no se dejen arrastrar por la carne
para satisfacer sus deseos.
(Gál 5:19) Es fácil reconocer lo que proviene de
la carne: fornicación, impurezas y desvergüenzas;
(Gál 5:22) En cambio, el fruto del Espíritu es
caridad, alegría, paz, comprensión de los demás,
generosidad, bondad, fidelidad,
(Gál 5:25) Si ahora vivimos según el espíritu,
dejémonos guiar por el Espíritu;
(Gál 5:16) Por eso les digo: caminen según el
espíritu y así no realizarán los deseos de la carne.
(Gál 5:17) Pues los deseos de la carne se oponen
al espíritu y los deseos del espíritu se oponen a la
carne. Los dos se contraponen, de suerte que
ustedes no pueden obrar como quisieran.
(Gál 5:18) Si se dejan guiar por el Espíritu, yo no
están sometidos a la Ley.
(Gál 5:19) Es fácil reconocer lo que proviene de
la carne: fornicación, impurezas y desvergüenzas;
(Gál 5:20) culto de los ídolos y hechicería; odios,
ira y violencias; celos, furores, ambiciones,
divisiones, sectarismo
(Gál 5:21) y envidias; borracheras, orgías y cosas
semejantes. Les he dicho, y se lo repito: los que
hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.
(Efe 3:16) Que él se digne, según la riqueza de su
gloria, fortalecer en ustedes, por su Espíritu, al
hombre interior.
(Efe 4:22) Se les pidió despojarse del hombre
viejo al que sus pasiones van destruyendo, pues
así era la vida que llevaban,
(Efe 4:23) y renovarse por el espíritu desde
dentro.
(Efe 4:25) Por eso, no más mentiras; que todos
digan la verdad a su prójimo, ya que todos somos
parte del mismo cuerpo.
(Efe 4:26) Enójense, pero sin pecar; que el enojo
no les dure hasta la puesta del sol,
(Efe 4:27) pues de otra manera se daría lugar al
Demonio.
(Efe 4:28) El que robaba, que ya no robe, sino
que se fatigue trabajando con sus manos en algo
útil y así tendrá algo que compartir con los
necesitados.
(Efe 4:29) No salga de sus bocas ni una palabra
mala, sino la palabra justa y oportuna que hace
bien a quien la reciba.
(Efe 4:30) No entristezcan al Espíritu santo de
Dios; éste es el sello con el que ustedes fueron
marcados y por el que serán reconocidos en el día
de la salvación.
(Efe 4:31) Arranquen de raíz de entre ustedes
disgustos, arrebatos, enojos, gritos, ofensas y
toda clase de maldad.
(Efe 5:25) Maridos, amen a sus esposas como
Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo
por ella.
(Gál 5:22) En cambio, el fruto del Espíritu es
caridad, alegría, paz, comprensión de los demás,
generosidad, bondad, fidelidad,
(Gál 5:19) Es fácil reconocer lo que proviene de
la carne: fornicación, impurezas y desvergüenzas;
(Col 3:15) Así la paz de Cristo reinará en sus
corazones, pues para esto fueron llamados y
reunidos. Finalmente, sean agradecidos.
(Gál 5:16) Por eso les digo: caminen según el
espíritu y así no realizarán los deseos de la carne.
(Gál 5:17) Pues los deseos de la carne se oponen
al espíritu y los deseos del espíritu se oponen a la
carne. Los dos se contraponen, de suerte que
ustedes no pueden obrar como quisieran.
(Gál 5:18) Si se dejan guiar por el Espíritu, yo no
están sometidos a la Ley.
(Gál 5:19) Es fácil reconocer lo que proviene de
la carne: fornicación, impurezas y desvergüenzas;
(Gál 5:20) culto de los ídolos y hechicería; odios,
ira y violencias; celos, furores, ambiciones,
divisiones, sectarismo
(Gál 5:21) y envidias; borracheras, orgías y cosas
semejantes. Les he dicho, y se lo repito: los que
hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.
(2Co 10:4) Nuestras armas no son las humanas,
sino que tienen la fuerza de Dios para destruir
fortalezas: todos esos argumentos
(2Co 10:5) y esa soberbia que se oponen al
conocimiento de Dios. Haremos todo
pensamiento cautivo para someterlo a Cristo,
(Rom 13:13) Comportémonos con decencia,
como a plena luz: nada de banquetes y
borracheras, nada de lujuria y vicios, nada de
pleitos y envidias.
(Rom 13:14) Más bien revístanse del Señor
Jesucristo, y no se dejen arrastrar por la carne
para satisfacer sus deseos.
(Gál 5:16) Por eso les digo: caminen según el
espíritu y así no realizarán los deseos de la carne.
(Gál 5:17) Pues los deseos de la carne se oponen
al espíritu y los deseos del espíritu se oponen a la
carne. Los dos se contraponen, de suerte que
ustedes no pueden obrar como quisieran.
(Gál 5:18) Si se dejan guiar por el Espíritu, yo no
están sometidos a la Ley.
(Gál 5:19) Es fácil reconocer lo que proviene de
la carne: fornicación, impurezas y desvergüenzas;
(Gál 5:20) culto de los ídolos y hechicería; odios,
ira y violencias; celos, furores, ambiciones,
divisiones, sectarismo
(Gál 5:21) y envidias; borracheras, orgías y cosas
semejantes. Les he dicho, y se lo repito: los que
hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.
(Col 3:5) Por tanto, hagan morir en ustedes lo
que es “terrenal”, es decir, libertinaje, impureza,
pasión desordenada, malos deseos y el amor al
dinero, que es una manera de servir a los ídolos.
(Col 3:6) Tales cosas atraen los castigos de Dios.
(Col 3:7) Ustedes siguieron un tiempo ese
camino, y su vida era así.
(Col 3:8) Pues bien, ahora rechacen todo eso:
enojo, arrebatos, malas intenciones, ofensas y
todas las palabras malas que se pueden decir.
(Col 3:9) No se mientan unos a otros: ustedes se
despojaron del hombre viejo y de sus vicios
CRECIMIENTO No. 1 CLASE No.4 EL HOMBRE
ESPIRITUAL
(Rom 8:5) Los que viven según la carne no
piensan más que carne, y los que viven según el
Espíritu buscan las cosas del espíritu.
(Rom 8:6) Pero no hay sino muerte en lo que
ansía la carne, mientras que el espíritu anhela
vida y paz.
(Rom 8:7) Los proyectos de la carne están en
contra de Dios, pues la carne no se somete a la ley
de Dios, y ni siquiera puede someterse.
(Rom 8:8) Por eso los que viven según la carne
no pueden agradar a Dios.
(1Co 2:15) En cambio, el hombre espiritual lo
juzga todo, y a él nadie lo puede juzgar.
(Luc 8:11) Aprendan lo que significa esta
comparación: La semilla es la palabra de Dios.
(Jua 12:24) En verdad les digo: Si el grano de
trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si
muere, da mucho fruto.
(Jua 12:25) El que ama su vida la destruye; y el
que desprecia su vida en este mundo, la conserva
para la vida eterna.
(Mat 12:30) El que no está conmigo, está contra
mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
(Mat 8:22) Jesús le contestó: “Sígueme y deja
que los muertos entierren a sus muertos.”
(Mat 10:37) El que ama a su padre o a su madre
más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a
su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de
mí.
(1Jn 2:15) No amen al mundo ni lo que hay en el
mundo.
Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no
está en él.
(Jua 15:19) No sería lo mismo si ustedes fueran
del mundo, pues el mundo ama lo que es suyo.
Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los
elegí de en medio del mundo, y por eso el mundo
los odia.
(Mat 10:32) Al que se ponga de mi parte ante los
hombres, yo me pondré de su parte ante mi
Padre de los Cielos.
(2Co 6:4) al contrario, de mil maneras
demostramos ser auténticos ministros de Dios
que lo soportan todo: las persecuciones, las
privaciones, las angustias,
(2Co 6:5) los azotes, las detenciones, las
oposiciones violentas, las fatigas, las noches sin
dormir y los días sin comer.
(2Co 6:6) Procedemos con integridad,
conocimiento, espíritu abierto y bondad,
impulsados por el Espíritu Santo y el amor
sincero,
(2Co 6:7) con las palabras de verdad y con la
fuerza de Dios, con las armas de la justicia, tanto
para atacar como para defendernos.
(2Co 6:8) Unas veces nos honran y otras nos
insultan; recibimos tanto críticas como
alabanzas; pasamos por mentirosos, aunque
decimos la verdad;
(2Co 6:9) por desconocidos, aunque nos
conocen. Nos dan por muertos, pero vivimos; se
suceden los castigos, pero no somos ajusticiados;
(2Co 6:10) nos tocan mil penas, y permanecemos
alegres. Somos pobres, y enriquecemos a
muchos, no tenemos nada, y lo poseemos todo.
(Jua 8:12) Jesús les habló de nuevo diciendo:
“Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no
caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y
vida.”
(Flp 2:5) Tengan unos con otros los mismos
sentimientos que estuvieron en Cristo Jesús:
(Stg 1:12) Feliz el hombre que soporta
pacientemente la prueba, porque, después de
probado, recibirá la corona de vida que el Señor
prometió a los que lo aman.
(Rom 12:21) No te dejes vencer por el mal, más
bien derrota al mal con el bien.
(1Co 2:14) El que se queda al nivel de la
psicología no acepta las cosas del Espíritu. Para él
son tonterías y no las puede apreciar, pues se
necesita una experiencia espiritual.
(1Co 2:15) En cambio, el hombre espiritual lo
juzga todo, y a él nadie lo puede juzgar.
(1Co 2:16) ¿Quién ha conocido la forma de
pensar del Señor y puede aconsejarle? Y
precisamente nosotros tenemos la forma de
pensar de Cristo.
(Jua 8:12) Jesús les habló de nuevo diciendo:
“Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no
caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y
vida.”
(1Jn 2:3) Vean cómo sabremos que lo
conocemos: si cumplimos sus mandatos.
(1Jn 2:4) Si alguien dice: “Yo lo conozco”, pero
no guarda sus mandatos, ése es un mentiroso y la
verdad no está en él.
(1Jn 2:5) En cambio, si uno guarda su palabra, el
auténtico amor de Dios está en él.
Y vean cómo conoceremos que estamos en él:
(1Jn 2:6) si alguien dice: “Yo permanezco en él”,
debe portarse como él se portó.
(Rom 12:1) Les ruego, pues, hermanos, por la
gran ternura de Dios, que le ofrezcan su propia
persona como una ofrenda viva y santa capaz de
agradarle; este culto conviene a criaturas que
tienen juicio.
(Rom 12:2) No sigan la corriente del mundo en
que vivimos, sino más bien transfórmense a
partir de una renovación interior. Así sabrán
distinguir cuál es la voluntad de Dios, lo que es
bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto.