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Caperucita Roja aprende a escribir Estudios psicolingiiisticos comparativos en tres lenguas por lia Ferreiro Pontecorvo Nadja Ribeiro Moreira Isabel Garcia Hidalgo gedisa ‘editorial Capitulo 4 Los limites del discurso: puntuacion y organizacién textual Emilia Ferreiro Les limites dl discurso: puntuaclin y organizactin testual 10 1. Algunas puntualizaciones (y problematizaciones) sobre la puntuacién £Cudndo comienza el uso de los signos de puntuacién? {Cémo con- cceptualiza el nifio en proceso de alfabetizacién a esas pequefias marcas srificas? Nuestro conocimiento actual de ls ideas infantiles acerca de Jos signos de puntuacién es muy precario. Hay pocos trabajos sobre el tema. Sabemos que la primera distincién conceptual (sin denominacién especifica) es expresada por los nfios en términos como éstos: no son letras aunque , las areas que las acompatian no «dicen» nada, son marcas silenciosas. BE interés de los psicélogos hacia los procesos de comprensién ¥ uso de Ja puntuactén ha sido escaso (cf. Fayol & Lété, 1987; Fayol, 1908; Chafe, 1987; Edelsky, 1983). Dado que Ia puntuacién es un fen: reno especifico de lo escrito (con relaciones posibles pero problemé ‘icas con rasgos suprasegmentales), no es extraflo constatar que tam. bién la atenci6n de los linglstas contemporéneos hacia la puntuacion hha sido escasa, a tal punto que la puntuacién que, como sefiala Catach (1980), pareciera constituir un tera nuevo, cuando se trata més bien de «un tema olvidado» ya que desde los gramaticos griegos, asf como du- rante la Edad Media y el Renacimiento, hubo un interés y una aten- «i6n persistente hacia la puntaacion, Pocos lingiistas se ocupan espe- 130 Caperucita Raja aprende a escribir ificamente de ella: algunas de las notables excepciones contemporé- ‘eas son Catach, con un libro reciente dedicado a este tema (1904); Nur- berg, quien se atreve a hablar de «la linglistica de Ia puntuacién» (1990); } con un notable trabajo sobre uno de los signos: la coma. arecerfa evidente que se debe comenzar de los que vamos a ocupamos. Sin em- ica, por varias razones. Por ejemplo, Ha- Ineloye el apéstrofo, que en inglés se ubica en posiciones ciones como don’t, children's, en donde la posic cide con elisin, pero no con limite de palabra) linea gréfica distin , nnan como «punto y seguido» o «punto y aparte: gDebemos incluir las ietras mayrisculas entre los signos de puntua- i6n? La primera respuesta es negativa: una maydiscula es una letra, y no una de las marcas «que van con las letras> (tal como dicen los ni- ios). Sin embargo, una de las pocas reglas verdaderamente normativas que hay en el uso actual de la puntuacion se refiere a las maytisculas, obligatorias después del punto asi como al inicio det texto. De tal ma. nera que, en el andlisis de los textos infantiles no podemos desenten- demos de la mayiscula (a menudo omitida después de un punto). Qué pensar del espacio vacio? Halliday nos sorprende incluyendo al apéstrofo en la lista de los signos de puntuacién, pero Catach tam- bin nos obliga a reflexionar al argumentar sobre el espacio vacio de la. siguiente manera: «Antes que nada, :que sseneia de un signo de punt amitivo y esencial de todos, un ‘signo to grilco”? Qué queda, en a ‘que es ya.un signo, el més pri- '» (Catach, 1980, p. 18). Aun aceptando que e! espacio vacio cumple una esencial funcién de onganizacién al distinguir pérrafos, lineas centradas, Iineas con mar- en izquierdo aumentado (indent), etc., hay un espacio del que no po- Los Kimites det dtgcursor puntuacién y ongantzacién textual ccon las letras sino después de ellas, y cada uno tiene s Algunos son tributarios de esa gran revolucién en los aspectos visivos de la escritura que significé la iznprenta. El rol normativo y normaliza- dor de los impresores fue enorme. (Cr. Bisenstein, 1983)* EL lugar natural de la puntuacién es el texto. No es extraito que la escuela, con su tradicional visién aditiva de la escritura, no sepa cémo introducir la puntuacion. La vision aditiva se expresa en la filosofia que organiza la progresién didéctica de introducci6n a la escritura: juntan- do letras se forman sflabas; juntando sflabas se forman palabras; jun- ‘tando palabras se hacen oraciones; juntando oraciones se hacen textos. La oracién descontextualizada recibe marcas de puntuaciGn que Ie son ajenas: inicia con maytiscula y termina con punto. 2Por qué? Porque esas son sefiales de reconocimiento de esas unidades intermedias que servi- rrén para hacer textos... Pseudo-textos en los que cada linea inicia con maydiscula y termina con un punto. Textos que no son textos sino ors- ciones yuxtapuestas. La escuela mantiene (y sostiene) dos discursos independientes al ‘separa, «pero menas que el punto», mientras: ca.a mitad de camino entre ambos, tal como s\ > distinguen la coma del ‘punto y coma. le conciliar, expresan de hecho las dos ostenido desde la antigtedad clésica pausa o respiracion : pausas «de uno, dos. unto, a través de ese intermediario llamé teor‘a de la puntuacién como lugar natural de Esas dos teorias, a su vez, deben ser conside- los momentos claves de la historia de la pur- tmacién en occidk -¥ después del comienzo de la lectura silen- ciosa; antes y después de la utilizaci6n de la imprenta. (Ct. Eisenstein, 1979; Parkes, 1992; Mich, 1998). Algunos de los e6dices de los siglos v y v1 que llegaron hasta nues- ‘ros dias son codices distinct, 0 sea, e6dices puntuados (punctus = dés- tinctiones). El sistema de tres puntos (bajo, medio, alto) segtin orden de importancia creciente de las «distinciones» que se quisieran indicar, sobrevive durante toda la Edad Media. (Nuestro actual punto es here: Gero del «punto alto» de Ia antigitedad, aunque gréficamente haya sido cuando leer era equivalente a O0 Italiano Portugués spat Grafica 4, Valores medios de cantidad y variedad de puntuacién en textos con y sin EB (entradas pospuestas). Punt_o es el total de ocurrencias de mar- ‘cas de puntuacién, ineluyendo los espacios; Punt_p indica los valores que re sultan al excluir Los espacios, 0 sea, «puntuacién plena>; Punt.t es la cant ‘dad de marcas diferentes, o sea «variedad. ‘cas de puntuacién como uno de los requisitos (entre otros) para ‘ofrecer un texto «bien escrito; ’b) no todos los nifos estaban en condiciones de introducir mares- dores intemos que diferenciaran partes del texto; quienes pu- ieron hacerlo utilizando puntos, lograron también producir otras ‘areas (diferentes de los puntos), cuya pertinencia no estarnos Juzgando en este momento; ©) auienes fueron capaces de utilizar el recurso eminentemente e5- ‘erito de las ventradas pospuestas» manifestaron la intencién dé producir un texto escrito (por oposicidn a un relato oral); esa in- tencién conleva la produccién de otras marcas escritas (en par- ticular, marcas de puntuacién). ae Coperucita Raja aprente a eserbir ‘Una ditima preeaucién: la hipétesis que estamos planteando con- cleme a grupos de textos, no a textos individuales, En cualquiera de los ‘grupos pueden hallarse excepciones», es decir, textos que no respon den a la tendencia del grupo en cuestién, a pesar de cumplir con la con. dicién de bisqueda establecida. 4, La puntuacién en el discurso directo ‘Ya hemos sefialado que, en el total de Ia muestra, la puntuacion tiende 2 concentrarse en el interior y en las fronteras de los fragmentos de discurso directo. No es sorprendente, ya que la puntuacién es uno de. Jos recursos privilegiados para distinguir fragmentos discursivos de di- ferente naturaleza dentro de un texto. Esto ha sido corroborado también en portugués (Lerche Vieira Rocha, 1994), con una muestra similar pre- via al presente estudio comparativo. De todos los aspectos vinculados urso directo vamos a ocupamos exclusivamente de dos de el tiene especial relevancia para la puntuacién: la manera de in- dicar el cambio de turno de los hablantes, y la indtcacién del comienzo xy fin de los enunciados atribuidos @ los hablantes. En los episodios principales de osta historia interactilan siempre dos interlocutores”. Vamos a ocuparnos exclusivamente de esos episodios, La manera més resumida de identificar al hablante es por medio de luna expresi6n nominal seguida de un verbo declarativo. Dado que se {trata de dos participantes, no es preciso indicar el destinatario del dis- curso. Bl verbo declarativo por excelencia es decir. Ese verbo puede relterarse 0 bien alternar con otras posibilidades lexicales: responder, Preguntar, contestar. La puntuacién es un gran auxiliar para marcar los limites del dis- curso directo. Las opciones son multiples. Las comillas que abren y cie- ran constituyen wn par homogéneo y privilegiado, tanto como las guio- nes que abren y cierran, o los guiones apareados con puntos. Segin los ontextos, en espafiol aparecen otros pares homogéneos, constituidos lo de uso dptimo de la identificacién rfni- izaciOn adecuada de las comillas y las ma- 19 de habla. Presentaremos el ejemplo se- icas para dar una idea més cercana al episodio 5: ‘ma de los hablantes ¥ ylisculas de inicio de gin la distribucién en lines texto origina. Susy (um Los limites det discurso: puntuacion y organenciOn vrtuat tito ea eo atta digo son ct ye obo ie “Capra rota abl ao sadlate| i in utleacion de mayseculas (x: ‘Un ejomplo muy peéximo, pes sin ulaacién de may copolas de nombre propio} ex ete de otra nina dea mised na. cionalidad: Valentina (u2m014), inicio episodio 6. 17 el lobo dijo «quien es» | ‘y Copurusita dijo «sou yo Caperusta> fragm identifieacién del pxi- Un fragmento de dilogo puede iniciar con la identificacién. mer hablante, dejando a cargo del lector el resttuir los lugares de alter- nancia, sin ayuda de la puntuacién, como en el siguiente ejemplo: Liz~ beth (A301), episodio 5. 1 etlobo ajo! ‘oy yo abuelita pasa caperasita | ‘st abudlita y entro et obo | iste la hablante men- Odsérvese el uso sistemitico de los vocativos: cada hablante n ciona al interlocutor al final de su elocuciéa. En el fragmento siguiente (GVorma, m3m004) puede observarse un empleo combinado de varios recursos: guiones de apertura y cierre del diseurso directo, asf como ma- trade im de nil; entrada directa incl (Su mand te io) yen ae .al cerrar el episodio (respondié Caperusita), seguida de pun- {oy eapacio a a derecha(o6dgo sp) ‘Su mamé le dijo ~ Caporusita no te| ‘vayas por el camino largo ~~ Si mamita ~1 respondié Caperusita, (spf) Un poco mis adelante en el texto, Norma enfrenta complicaciones recientes, al generalizar el uso de los guiones, que no sélo encuadran el discurso directo sino también las entradas pospuestas, como en este fragmento del episodio 4: = No tengas miedo —— le dtjo ot tobo ~ sQué traes abt? — pregunta ot lobo ~ unas galletas | ‘para mi abuelita ~ respondio =| 182 Caperucita Raja aprende a esribir @Porqué no hacemos wnas carreras? ~ pregunto et obo - buzno ~ contesto Caperusita. Si utilizara los cambios de linea para marcar cambios de interlocu- tores, Norma tendria seguramente simplificada la tarea de controlar la untuacién que esta wtlizando. Los signos de admiracién pueden ser utilizados como marcadores de inicio y fin, como si fueran comillas 0 guiones. Es el caso de Bérba- ra (m2m039), quien utiliza Tineas gréficas muy cortas (por eso juntare- ‘mos dos Iineas graficas en una para esta presentaciOn, siempre conser- vando la indicacién pertinent): yam dia su ma-| nda ame y | ‘dijo! Caperucita ve a\ casa de tu abuelta | pie est ray emfer-| ma !y tambien le dio: | 1 y eval para comer| pastels y gateas 1 ‘note allas por e\ camino largo por que | te puates encontrar com el abe! si mam !1 Ajo Caperucitay | Caperucita se fue por| al camino argo Por su forma gréfica, todos los signos de admiracién que utiliza Barbara son de cierre, pero resulta evidente que algunos funcionan como apertura y: mo cierre, independientemente de su forma gréfica. a laro que al menos el pentltimo signo de admiracion on: cierre del enunciado de la madre e inicio de la respuesta de Ia nifia. E] modo de indicar a los interlocutores es parti ‘cularmente clegante: la doble entrada de la madre (su mamd ta amo xy le dijo:/y también le dijo:) separa dos partes del discurso que tienen funciones semejantes y diferentes al mismo tiempo. La primera parte es una orden acompatiada de una justificacion (ve /estd may enferma); la ‘segunda parte es una orden complementaria (Wévale) acompafiada de una advertencia justificada (no te vayas... porque.... El fragmento de diélo- 0 inicia con entradas antepuestas y cierra con una entrada pospuesta (dijo Caperucita) El uso de entradas pospuestas como manera de cerrar un fragmen- to de discurso directo es relativamente frecuente en estos textos infan- tiles, generando un efecto que no dudarfamos en llamar «lteration. Esto refuerza la idea de vinculaciOn entre el uso de entradas pospuestas y frecuencia de puntuacién, que ya hemos indicado en e! apartado ante- Los limites det disourse: untuactin y organizacién textual 158 rior. Pero, al mismo tiempo, sugiere una vinculaci6n nada banal entre recursos Iéxicos y puntuacién que exploraremos en el capitulo siguien- te (Capitulo 5). Eldiatogo crucial de esta historia, que llamamos «diélogo canénico> (episodio 6), tiene un caricter marcadamente repetitivo, de tal manera ue los elementos Iéxicos pueden tomar a su cargo la marcacién de lt mites, con o sin apoyo de signos de puntuacién. Veaos dos ejeraplos: Jo Ann (eoSm011) ‘cuando legd le preguné Alruslta, porque tienes esos ofos tan grandes? para verte mejor mi amor

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