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que puede regenerarse sobre sí mismo sin necesidad del pasado. En Nueva York todo es
presente, el futuro es parte de la dinámica vital. Otros puntos de vista son agregados a este texto
desde puntos de vista opuestos. Así la figura de Salvador Dalí, aparece como alguien que encaja
en Nueva York, y donde puede usar su método “Paranoico-Crítico” para comprender la realidad
de Manhattan, en otras palabras, verificando como la fantasía ya mencionada, puede llegar a
sostenerse como realidad. He aquí aparece Le Corbusier, quien con su dogmatismo no encaja y
aparece ridiculizado por lo que está pasando en Manhattan. Una fábrica de lo artificial donde lo
natural y lo real han dejado de existir, estas son palabras muy acertadas para este libro.
Posteriormente paso con el manifiesto “ Bigness o el problema de la gran dimensión” donde
Koolhaas redacta aquella importancia que se le ha dado a edificios, o mejor dicho sus
dimensiones las cuales les han dado la importancia: La Gran Dimensión”. En arquitectura, la
escala permite coexistir e interactuar con el entorno. No existe arquitectura sino hay relaciones
espaciales y dimensionales que permitan entender la obra con respecto al espacio que él mismo
ocupa; la escala permite traer las ideas al plano real. La escala relativa de la arquitectura en
relación con el entorno humano, no necesariamente tiene que sobresalir para lograr una
conexión, sin embargo, la escala define qué impacto tendrá una obra arquitectónica en su
entorno, en otras obras y en el ser humano. Rem Koolhaas, afirma que una obra arquitectónica,
al rebasar cierta escala, adquiere la propiedad de lo que él define como “Bigness”. Bajo este
concepto, la arquitectura tiene la capacidad de provocar importantes reacciones a niveles
espacial y social. Estas formas o volúmenes, independientemente de su calidad arquitectónica,
son obras con gran impacto inmediato y global. Por el sólo hecho de su tamaño, tienen el poder
de convertirse en un icono. La tendencia a construir lo grande siempre ha acompañado al espíritu
humano. Sin embargo, con la aparición de los elevadores, la gran escala se ha ido abriendo
camino con mayor impulso en las distintas trazas urbanas alrededor del mundo. Esta dio origen
a diferentes programas dentro de una misma obra. Las ciudades son enormes laboratorios sobre
los cuales, el hombre, experimenta con distintas formas y estrategias para vivir y transformar el
lugar en donde habita, aquí puedo recalcar que en “Delirio de Nueva York” paso un proceso
similar donde se experimentaba para llegar soluciones, con esto puedo entender que Koolhaas y
sus escritos con forme el tiempo se fueron direccionando hacia un punto en su arquitectura. La
“gran escala” o “Bigness” funciona como una estrategia de transformación que tiene el gran
atractivo, por sus dimensiones, de reconstruir el todo. Koolhaas llama “perdida de honestidad” a
la desconexión entre el interior y el exterior de una obra arquitectónica de esta tipología, al
aglomerar varios edificios de esta tipología en un sitio urbano se genera un nuevo tipo de ciudad,
ni mejor ni peor, simplemente distinta, con dinámicas y energías nuevas. Esta tipología se erige
como icono dentro de la traza urbana, dando carácter e identidad a una ciudad. Cuando las obras
de este tipo se multiplican, o concentran en una misma zona, pierden su valor e iconicidad
individual, pasan a convertirse en un gran colectivo, es irónico pensar que tanto sus dimensiones
le dan una singularidad a estas obras como igual un conjunto de estas, lo despojan de aquella
singularidad mencionada. Los que eran solamente distintos proyectos individuales, realmente se
convierten en un proyecto de ciudad. Un proyecto que individualmente transforma su contexto
inmediato, y modifica radicalmente la escala de una zona o ciudad, y todas las dinámicas que
alrededor de ella ocurren. La construcción de la obra individual que busca ser ícono pasa a ser
una parte en la construcción de una zona o ciudad icónica, poniendo a prueba la capacidad de la
arquitectura y de la gran escala de crear verdaderamente una ciudad. Se puede decir que una
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arquitectura que, dadas sus dimensiones, se pudiera volver de cierto modo impersonal, se
convierte en una arquitectura global, con capacidad de repetición y captación. Dejando de lado
la Bigness, paso a “La Cuidad genérica” un texto que en sí, me costó el entender, o tal vez
entender no sería la palabra si no imaginar aquel lugar donde no existe lo innecesario de la
actualidad, no existe la historia o al menos se presenta en menor grado, donde se crea a partir
de la línea recta de la funcionalidad, es decir solo lo necesario. En La Ciudad Genérica Rem
Koolhaas explica cómo se ha expandido la ciudad debido al gran crecimiento de la población en
el siglo XX. A través de estos capítulos describe el fenómeno de la explosión urbanística y cómo
se extiende por todo el mundo. Se origina en los suburbios norteamericanos y ha llegado
actualmente en su máxima expresión a Asia. La ciudad genérica se presenta para los arquitectos
como una oportunidad para crear nuevas herramientas para actuar en ella, pese a ser un
apocalipsis urbano. La ciudad genérica transforma los esquemas de la ciudad histórica, su
memoria y fuerza simbólica, para desplazarse hacia el lugar neutro de coexistencia de grupos
sociales, culturas, géneros, lenguas, religiones… diferentes. La ciudad genérica pasa a ser el
nuevo laboratorio de relaciones, miradas, tolerancias, reconocimientos que confrontan
directamente el modelo heredado de la antigua ciudad, dominada por la memoria de un tiempo
sobre el que se construía la historia de una identidad. Esta se constituye en base a la lógica de
la expansión y acumulación, y representa otro modelo de concebir y mostrar la ciudad. Una
historia que se reescribe continuamente para emerger de acuerdo a lógicas no establecidas y
que ninguna respuesta consigue inicialmente reconducir. Lo importante aquí es volver a pensar
la relación interna que rige la idea del habitar y su construcción. “Pero el hecho de que el
crecimiento humano sea exponencial implica que el pasado en un cierto punto se volverá
demasiado pequeño para ser habitado y compartido por aquellos que están vivos.” Esto llama
mucho la atención ya que al haber un pasado concentrado en un lugar pequeño, la población
seguirá creciendo hasta el punto de no entrar en el centro, esto significa que habrá una ruptura y
el centro desaparecería. “En nuestra programación concéntrica la insistencia en el centro como
el núcleo del valor y el significado, fuente de toda significación, es doblemente destructiva -no
sólo el volumen siempre en aumento de las dependencias es a fin de cuentas una tensión
intolerable, supone también que el centro tiene que ser constantemente mantenido, es decir,
modernizado. Como el lugar más importante, paradójicamente tiene que ser, al mismo tiempo, el
más viejo y el más nuevo, el más fijo y el más dinámico; soporta la adaptación más intensa y más
constante, la cual luego se ve comprometida y complicada por el hecho de que tiene que ser una
transformación inadvertida, invisible al ojo desnudo.” Otro texto que no puedo dejar ir, aquel
arraigo del centro, ya no debiera existir según Koolhaas, debiera ser algo que no debe tomarse
en cuenta en la Cuidad Genérica ya que obstruye un pensamiento abierto a muchas otras
soluciones. “La Ciudad Genérica es la ciudad liberada del cautiverio del centro, de la camisa de
fuerza de la identidad. La Ciudad Genérica rompe con este destructivo ciclo de dependencia: no
es nada sino un reflejo de la actual necesidad y la actual habilidad. Es la ciudad sin historia. Es
suficientemente grande como para todos. Es fácil. No necesita mantenimiento. Si se torna
demasiado pequeña simplemente se expande. Si se torna vieja simplemente se auto-destruye y
se renueva. Es interesante-o no interesante- en todas partes por igual. Es "superficial" -como un
estudio de Hollywood, puede producir una nueva identidad cada lunes por la mañana.” En estas
palabras Koolhaas define lo más acertado a una Cuidad genérica, donde podemos entender que
la Cuidad Genérica se adapta a la necesidades más generales de las personas, dejando de lado
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la identidad, la historia que solo ayudan a un lento desarrollo de las ciudades actuales, esto desde
el punto de vista del Arquitecto neerlandés. Me llama la atención el cómo Koolhaas se fue
direccionando hasta llegar a esto, más sin embargo en mi punto de vista, siendo apenas un
alumno de Arquitectura, y sin haber construido, y sin la prudencia que debiera tener, puedo decir
que una Cuidad Genérica, no es la solución a las problemáticas, el hecho de separar la identidad,
la historia y demás, de la arquitectura o del desarrollo de las ciudades, podría convertirnos en
personas sin sentido en una especie de “robots”. Tal vez la necesidad llevo a Asia, a tomar este
camino, mas sin embargo nosotros que seremos el futuro de aquel desarrollo arquitectónico del
país, podemos interpretar o ver con otros ojos muy diferente al de Koolhaas, las problemáticas,
sin salirnos de la realidad claro está, tal vez ahorita no tenga la solución ante las problemáticas
del país, pero en un futuro espero tenerlas.