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Historia de España - Práctico Nº5

MACKAY – LA ESPAÑA DE LA EDAD MEDIA

GRUPO Nº1: INTRODUCCIÓN


La edad media en España ha sido radicalmente diferente a la del resto de Europa. La invasión
musulmana del 711 y la conquista de Granada en 1492, marcan el principio y el final de la época medieval.
El retroceso de la frontera y el avance de la colonización cristiana moldeó el desarrollo histórico
español y cuando éste terminó, la época de formación de la historia española había acabado. La existencia de
una frontera militar permanente hizo que la España medieval fuera una sociedad organizada para la guerra, y
quizá por esto, el feudalismo nunca se desarrolló en toda la península. Porque el feudalismo ofrecía un nexo
de costumbres que tendían a un grado relativo de estabilidad y paz.. Era sobre todo un sistema defensivo y
(desde el punto de vista militar) se limitó a grupos profesionales de guerreros nobles. En España, los
problemas de la guerra fronteriza afectaron a la mayoría de la población y en Castilla, la participación de la
población en la guerra dio como resultado un porcentaje más elevado de nobles (los caballeros villanos)
Un rasgo característico de la España cristiana fue la falta de mano de obra que trabajara la gran
cantidad de tierra existente. Desde el siglo XI en adelante, la frontera no era solamente el lugar relativamente
vacío que los cristianos colonizaban. Estas tierras se encontraban ocupadas y defendidas por los musulmanes
y puesto que gran parte de la población musulmana no quería retroceder ante el avance cristiano, el desarrollo
de la reconquista dio lugar a muchos problemas de asimilación como de rechazo a las minorías religiosas y
culturales.
La vida religiosa no era semejante a la del resto de los países de Europa. La coexistencia de cristianos,
musulmanes y judíos muestran que el grado de aculturación era considerable. El islam, que desde muchos
puntos de vista era una civilización más rica y culta, influyó sobre España y el Occidente europeo.

En el grupo occidental se hallaban los reinos de la meseta. El núcleo de este grupo era el reino de
Asturias, que al trasladar al corte a León en el siglo X se convirtió en el reino de León. El importante condado
de Castilla se convirtió en reino independiente en el año 1035. Fue en las regiones del centro y de occidente
(sobre todo en Castilla) donde la influencia de la frontera tuvo mayor impacto. Los núcleos del área oriental
se hallaban en los Pirineos. Incluían al reino de Navarra, al condado de Aragón (convertido en reino en 1035)
y el de Barcelona. Cataluña y el reino de Aragón se unen en 1137 para formar la Corona de Aragón y más
tarde conquistan los reinos de Valencia y Mallorca.

ESPAÑA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XI:


En 756, el príncipe omeya Abd al Rahman I establece un emirato independiente en al-Andalus, aunque
se mantuvo la ficción de la supremacía religiosa del califato hasta el año 929 cuando Abd al Rahman III
asume el título de califa.
La economía de al-Andalus durante los siglos IX y X se caracteriza pro un sistema agrario bastante
sofisticado, ciudades grandes y florecientes y la existencia de una economía monetaria. La mayor parte del
país poseía campos de suelo pobre y de secano, dedicados a la producción de cereales, aceitunas y viñas, pero
también se practicaba un sistema de regadío en las huertas de las ricas tierras aluviales de la costa
mediterránea y en los valles del Guadalquivir.
Los factores de la riqueza del reino musulmán son la proximidad del oro del Norte de Africa, el gozar
de un floreciente comercio con el exterior, a través del mediterráneo.
Normalmente las relaciones entre árabes y bereberes se caracterizaban pro una hostilidad profunda.
Los bereberes, que constituían la mayoría de los grupos invasores y habían llegado a España en distintas
oleadas migratorias, pero los árabes probablemente les impusieron una distribución injusta de las tierras. Los
clanes bereberes se asentaron en las regiones montañosas y periféricas que casi no tenían centros urbanos. Los
bereberes asimilaron rápidamente el nuevo ambiente y alrededor del siglo IX ya muchos no hablaban su
idioma original sino que adoptaron como lengua usual el árabe o el romance.
El número de invasores árabes que entraron durante el primera mitad del siglo VIII pudo llegar a
50.000 personas. Se asentaron en las tierras fértiles a lo largo de los valles de los ríos Ebro, Guadalquivir y
Genil, y alrededor de Toledo. Aunque algunos vivían en sus posesiones, muchos fueron señores absentistas
que utilizaron las rentas de sus haciendas para satisfacer sus gustos. Los árabes tendían a monopolizar los
puestos oficiales y por esto solían subrayar sus lazos étnicos y las filiaciones tribales, pero desde el momento
mismo de la invasión tuvieron que elegir a sus esposas dentro de la población hispana. Al llegar al siglo X, la
sangre árabe estaba completamente mezclada con la de europeos y africanos.

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La estructura política de al-Andalus se caracterizaba por la existencia de señoríos berberiscos en las
montañas, federaciones de grupos tribales de árabes en las llanuras, y la potencia de ciudades árabes
importantes como Toledo y Sevilla. No es sorprendente que a la caída del califato, las unidades políticas se
convirtieran en pequeños estados de taifas más o menos identificados con grupos étnicos diferentes. Los
bereberes dominaron en la costa sur desde Cádiz y Granada, los árabes controlaron los estados de las grandes
ciudades, y los saqaliba (esclavos) consiguieron el poder en las tierras entre Almería y Tortosa. La rivalidad
entre los pequeños reyes ocasionaba un sinfín de guerras que animaron a los cristianos del norte a avanzar
hacia el sur.
Algunas regiones vascas y pirenaicas habían logrado escapar pro completo al control musulmán y en el
732 derrotan a los musulmanes en Covadonga. A lo largo del siglo IX avanzaron hasta la barrera defensiva del
río Duero. Por esta época también Barcelona había sido liberada del dominio musulmán y sus condes trataban
de asegurar su poder en la Marca Hispánica creada por los francos.
En contraste con las tierras más ricas y productivas de al-Andalus, las del norte cristiano eran
montañosas y semidespobladas. Cuando los colonos cristianos se acercaron al desierto del Duero, estas tierras
estaban desocupadas y no encontraron obstáculos para asentarse ya que a mediados del siglo VIII los
bereberes que se habían establecido allí habían emigrado hacia el sur. Por esto no hubo necesidad de
conquista militar ya que era una tierra de nadie, sin administrar cuando los colonos empezaron a llegar en el
siglo IX. Con la caída del califato, las circunstancias políticas cambiaron y los cristianos tomaron la iniciativa
militar.

GRUPO Nº2: NEGOCIOS DE PROTECCIÓN Y LOS CRUZADOS

EL SIGLO XI: GUERREROS Y MONJES EN LA ÉPOCA DE LAS PARIAS:


Las Parias: Al Manzur (978-1002) dirigió muchas campañas contra los reinos cristianos. En 985
saqueó Barcelona, en 997 Santiago de Compostela. Pero poco después de su muerte, en 1008 el califato se
desintegró y hacia el 1031 comenzaron a aparecer los reinos de taifas cuyos reyes eran incapaces de presentar
un frente común a los cristianos.
Durante esta época, los cristianos avanzaron desde el Duero hasta el Tajo, Alfonso VI de León y
Castilla (1065-1109) conquistó Toledo en 1085 y el Cid ganó Valencia. Esta era una frontera donde los
cristianos se aliaban a menudo con los jefes musulmanes mientras que al mismo tiempo los mantenían bajo
sistemas de proteccionismo para obtener el oro que tanto deseaban.
Durante un corto período de tiempo después de estallar la anarquía en al-Andalus en 1009, los
príncipes cristianos habían pactado con los musulmanes la prestación de determinado apoyo militar a cambio
de dinero. Pronto comenzaron a pedir más y utilizando la amenaza de la guerra, impusieron LAS PARIAS:
tratados en los que se estipulaba la entrega de cantidades determinadas de dinero que debían pagarse
anualmente y en plazos regulares. Esta parias llegaron a formar parte esencial de las rentas de los príncipes
cristianos quienes, aunque no tenían un ejército suficiente para la reconquista, podían utilizar la amenaza de la
guerra como palanca para chantajear a los musulmanes.
El Cid y los guerreros: en 1079, Alfonso VI envió a Rodrigo Díaz de Vivar a recoger las parias que
debía la taifa de Sevilla. Sin embargo se enemistó con el rey y fue desterrado. En los años siguientes sirvió
tanto a príncipes musulmanes como cristianos y entre 1094 y 1099 se convirtió en gobernador independiente
de la Valencia musulmana. El título del Cid proviene del árabe sid, que quiere decir “señor”. El saqueo y el
botín formaba parte de otro tipo de ingresos muy considerables para el Cid y sus guerreros. El jefe, siguiendo
la costumbre musulmana, recibía 1/5 del botín, mientras que los caballeros recibían el doble que los soldados
comunes. El botín estaba conformado por ganado, caballos, oro, plata y ropajes. Para muchos guerreros
cristianos, el siglo XI fue el “siglo de oro”. Era más fácil ganarse la vida luchando por el botín en la frontera
que intentando trabajar unas tierras despobladas y magras. Los príncipes y guerreros hacían importantes
donaciones de oro a los centros religiosos dentro y fuera de la península.
La política de tolerancia: la época de las parias fue una época de alianzas y contactos constantes con
los musulmanes, y esto repercutió en la sociedad. No debe sorprendernos que esta sociedad no demostrara
muchas de las típicas señales del espíritu de cruzada. Después de la caída de Toledo (en 1085), esta confusión
de actitudes engendró un conflicto dentro de los círculos gobernantes acerca de la política a seguir con los
conquistados. Sisnando fue nombrado gobernador de Toledo y siguió una política de colaboración hacia los
musulmanes de la ciudad. Pero esta actitud de tolerancia no duró mucho y el cambio de política se presentó
con la conversión forzada de la mezquita principal de Toledo en una iglesia, por influencia de la esposa de
Alfonso y del arzobispo Bernardo, que era un monje cluniense. Esto hizo que Sisnando abandonara el
gobierno de la ciudad.

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La Iglesia en España: después de la conquista musulmana, la iglesia mozárabe en al-Andalus (al igual
que la del Noroeste) quedó aislada de Roma y del resto de Europa. Una consecuencia de esto fue que el
control de la iglesia cayó en manos de la monarquía y decisiones importantes se tomaban en la curia regis. La
creación de obispados, confirmación de la creación de monasterios, nombrar obispos y abades recayó sobre la
monarquía. También se produjeron diferencias entre las tradiciones religiosas y la liturgia de tipo hispánico y
mozárabe y el sistema romano que prevalecía en el resto de Europa. Recién a fines del siglo XI comienza a
ser reemplazada la liturgia mozárabe por la romana. En 1080, un concilio celebrado en Burgos se declaró
oficialmente en favor del rito romano, aunque la hostilidad contra el clero francófilo duró hasta bien entrado
el siglo XII. En los reinos orientales, las relaciones con Francia y Roma eran más fuertes y el monasticismo
benedictino se había establecido ya durante el siglo X, imponiéndose el rito romano.

EL SIGLO XII: MONJES Y GUERREROS EN UNA ÉPOCA DE CRUZADA


Almorávides y Almohades: El siglo XII marcó el aumento del antagonismo entre musulmanes y
cristianos como consecuencia de una intolerancia procedente tanto de Europa como de Africa. Alfonso VI no
hizo caso de los consejos de Sisnando y presionó para obtener más parias e impuso gobernadores sobre las
taifas para asegurar su control directo y el pago del tributo.
La cantidad de tributos que debían pagar las taifas provocó un aumento en los impuestos que debían
pagar los musulmanes. Sin embargo, la alternativa al pago de taifas era igual de peligrosa para los príncipes
musulmanes ya que el pedir ayuda a los almorávides del norte de Africa podría acabar con los estados de
taifas. Bajo las taifas, los juristas o alfaquíes se habían convertido en críticos duros de la conducta profana e
irreverente de los príncipes y aristócratas. Esto, sumado a la recaudación de impuestos no permitidos por la
ley islámica provocaron la hostilidad entre la población. Así que los alfaquíes procuraron apoyar a los
almorávides. Finalmente, el príncipe de Sevilla tuvo que recurrir a los almorávides, quienes infligieron graves
derrotas a los cristianos, aunque Alfonso VI logró conservar Toledo, pero tuvo que abandonar Valencia luego
de la muerte del Cid.
El movimiento almorávide requería una estricta y total aceptación del rito malequí, excluyendo la
posibilidad de variaciones en las interpretaciones eruditas del Corán, insistiendo en su interpretación literal.
Por su parte, los almohades insistieron en que el Corán debía ser interpretado alegóricamente y predicaron una
guerra santa contra los cristianso y los almorávides antropomorfistas.
El poder almorávide comenzó a declinar hacia el 1140 y los pequeños príncipes reaparecieron.
Solamente se logró imponer la unidad de nuevo hacia finales del siglo XII con la irrupción de los almohaes.
Sin embargo, la supremacía de los almohades también duró muy poco y luego de la batalla de las Navas de
Tolosa (1212) su poder cayó vertiginosamente.
Las órdenes militares cristianas: los conceptos de cruzada y la predicación de la guerra santa ya
existían en la Europa cristiana desde el concilio de Clermont (1095) cuando el papa Urbano II convocó a la
realización de la I Cruzada.
La vida de Alfonso I el Batallador (1104-1134) demuestran hasta qué punto el impulso del sentimiento
de la cruzada influyó sobre la frontera ibérica. Durante su reinado se conquistó la mayor parte del valle del
Ebro y ciudades importantes como Zaragoza (1118), recibiendo ayuda francesa dentro de un contexto de
cruzada. En 1118 un concilio celebrado en Toulouse dio a la expedición contra Zaragoza la categoría de
cruzada.
Durante el reinado de Alfonso I los templarios se instalaron en Aragón y podo después surgieron
órdenes militares españolas como la de Alcántara, Calatrava (1167) y Santiago (1170). La existencia de éstas
se debía a la combinación de entusiasmo militar y religioso que iba dirigido contra los infieles. Algunos
sostienen que los orígenes de las órdenes militares cristianas se encuentra en el ribat musulmán (especie de
convento fronterizo donde los musulmanes combinaban la vida religiosa y el servicio militar contra los
enemigos del Islam). Sin embargo, fue el monasticismo del Cister el que imprimió sus huellas en la
organización de estas órdenes, quienes prestaron servicios extraordinarios en la resistencia contra las oleadas
de almohades, ganando y reteniendo tierras sobre la frontera.
Las órdenes organizaron sus tierras sobre una base de castillos estratégicos y conventos donde grupos
de caballeros seguían una vida en parte militar, en parte monástica.
El papel de las órdenes militares en la frontera era considerado por sus contemporáneos en términos de
cruzada. La organización de la cruzada de 1212 contó con el apoyo del papa Inocencio III, quien logró la
colaboración de muchos hombres del otro lado de los Pirineos, y logró imponer una especie de paz y unidad
entre los príncipes españoles al amenazarlos con la excomunión. Sin embargo, los cruzados del otro lado de
los Pirineos se retiraron debido a las diferentes actitudes sobre la frontera que tenían franceses y españoles.
Estos últimos respetaban a sus enemigos y cumplieron con las cláusulas de capitulación cuando los
musulmanes entregaban sus villas y fortalezas. Los franceses se escandalizaron de esta tolerancia y quisieron
asesinar a todos los musulmanes y apoderarse de sus tierras y bienes. Así pues, la campaña de 1212 empezó
como una cruzada internacional pero al final la victoria sobre los almohades se debió al poder combinado de
los ejércitos españoles

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GRUPO Nº3: SOCIEDAD Y FRONTERA (1000-1212)
La 1º etapa de la reconquista (mediados del siglo IX y comienzos del siglo XI) se caracterizó por la
expansión cristiana basada en Asturias y Galicia, cubriendo las regiones de León y Castilla La Vieja. Trajo
como consecuencia un proceso de colonización de tierras hasta el Duero.
La 2º etapa de reconquista permitió a los castellanos el avance hasta el Tajo y a los aragoneses hasta el
Ebro, luego de la caída de Toledo (1085) y Zaragoza (1118). Hasta comienzos del siglo XIII, las regiones
fronterizas del Tajo y del Ebro presenciaron toda una serie de operaciones militares y ataques destructivos.

LOS COLONOS Y LOS PROBLEMAS DE LA MANO DE OBRA:


Según Mackay, el lento crecimiento de la población en España entre los siglos X y XIII no fue muy
diferente del resto de Europa, pero se encuentra dentro de un contexto de una frontera en movimiento.
La falta de mano de obra actuó como un freno a la expansión de la frontera y esto determinó que los
príncipes del siglo XI optasen por una política de parias antes que por la conquista.
Todavía no se habían repoblado totalmente las tierras del Duero cuando la frontera se trasladó al Tajo y
la colonización de Castilla la Nueva y Cataluña la Nueva apenas había empezado cuando en el siglo XIII ala
frontera avanzó hacia Andalucía y Valencia.
Solamente la existencia de oportunidades y privilegios especiales podía atraer a los colonos a las
tierras de frontera. La frontera del valle del Duero fue poblada por hombres libres que habrían mejorado su
condición servil al trasladarse al Sur. En la etapa siguiente se sigue una política de beneficios pero esta vez a
través de la concesión de cartas-pueblas y fueros (que dictaban las pautas y condiciones para la repoblación
del campo y la ciudad, otorgando privilegios a todos los colonos, sin excepción). Sin embargo, con el
transcurso del tiempo era inevitable que la igualdad de privilegios y libertades desapareciese.
Estas regiones despobladas proporcionaba mejores oportunidades al pastoreo que las regiones
relativamente bien pobladas. Después de 1085 hubo una expansión de la cría de ovejas en la frontera,
existiendo grandes rebaños entre el Duero y el Tajo. Por esto es posible explicar el avance de la frontera no
solamente por las actividades de los guerreros sino también por los ganaderos en busca de tierras que les
permitieran la transhumancia en gran escala.
En resumen, la frontera removió impedimentos legales y fiscales y creó oportunidades para la
movilidad social y nuevas condiciones para la estratificación social.

LA PROPIEDAD DE LAS TIERRAS:


La repoblación de la frontera del Duero fue realizada principalmente a través de LA PRESURA. Los
colonos gallegos, asturianos, vascos y mozárabes carecían de medios para explotar mucha tierra, por lo que
surgieron muchas pequeñas fincas a lo largo de la frontera. Estas tierras eran trabajadas por hombres libres,
mientras que en Cataluña y Galicia los señores monásticos y nobles aumentaban cada vez más sus latifundios.
Sin embargo, cuando la frontera se trasladó al Tajo, la estructura de propietarios pequeños pasó a ser de
señoríos. Este cambio estuvo acompañado por la nivelación de algunas diferencias jerárquicas ya que a fines
del siglo XII la servidumbre había desaparecido de casi todas las regiones de la España cristiana. Las diversas
formas en que los pequeños propietarios se encomendaban a un señor, establecían las diferencias de status
entre los hombres libres.
- En Galicia, la incommuniatio era una forma de encomendación en la que un hombre entregaba el dominio
de la tierra a un señor, a cambio de protección, siendo el acuerdo perpetuo. El poder señorial se estableció
sobre generaciones sucesivas de hombres libres y los servicios y pagos que éstos realizaban podían venderse
entre los señores.
- En Castilla y León, la forma predominante de encomendación (antes del siglo XI) era la Behetría o
Benefactoría que apenas restringía la independencia de los hombres libres ya que los pequeños propietarios
podían elegir libremente a su señor e incluso luego podían cambiarlo.
La repoblación en la segunda etapa recibía un estímulo desde arriba. El rey otorgaba libertades y
señoríos a las ciudades, los nobles y las órdenes militares con el propósito de premiar a aquellos que habían
participado de la reconquista y también con la finalidad de asegurar la defensa de las nuevas fronteras.
Después de la conquista de Toledo se produce una gran variación demográfica entre la ciudad y el campo. Los
cristianos se establecen preferentemente en las ciudades mientras que los musulmanes se refugian en el sur y
los mozárabes se convierten en el elemento más importante en el campo. Estos campesino aumentaban sus
propiedades pro derecho de presura o compra, protegidos incluso por la monarquía que les permitía acceder a
la nobleza a través de la caballería villana. Sin embargo, a finales del siglo XII y principios del XIII una serie
de catástrofes naturales y la devastación del campo provocada por las campañas de los almohades provocó
que muchos pequeños propietarios vendieran sus tierras y en medio de esta crisis, quienes tenían dinero
encontraba fácilmente tierras y propiedades a precios irrisorios. A partir del 1170, los grandes dominios
rurales de la región toledana se formaron a costa de los pequeños propietarios rurales.

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RENACIMIENTO COMERCIAL:
Se produce en los siglos XI y XII en el norte de España, donde, en una época en que las invasiones
almorávides y almohades tendían a impedir el comercio con Al-Andalus, el camino francés estimulaba la
circulación de mercaderes y mercancías a lo largo de la ruta desde los Pirineos hasta Santiago de Compostela.

LA MILITARIZACIÓN DE LOS GRUPOS SOCIALES:


Durante la primera fase de la reconquista, los monasterios habían desempeñado un papel importnate en
la colonización de las tierras de frontera. En cambio se establecieron pocos monasterios entre los valles del
Tajo y el Ebro, por lo que los conventos-fortalezas de las órdenes militares equilibraban el monasticismo del
norte.
Influencia de la frontera sobre la nobleza: los ricos hombres (denominados así en el siglo XII) eran
los nobles más poderosos, participaban en la tarea de gobernar el reino y tenían amplias inmunidades, ligados
mediante relaciones personales de fidelidad al príncipe. Entre los ricos hombres los condes (aunque no se
vinculara a un oficio público) eran los más importantes, aunque sólo en Cataluña este título era hereditario.
Por debajo de los ricos hombres se encontraban otros grupos de nobles más numerosos: los infanzones,
hidalgos o caballeros. Estaban exentos de impuestos, recibían beneficios del rey o de los grandes magnates y
prestaban a sus señores el servicio militar a caballo. Sin embargo, la necesidad de la guerra hacía que muchos
hombres libres (sin ser hijos de nobles) pudieran adquirir el status de noble prestando el servicio militar a
caballo, eran los caballeros villanos. Para esto, debían poseer una riqueza suficiente para mantener los
caballos y armas necesarias. Al acceder al título de caballero villano, adquirían privilegios como el de no
pagar impuestos. Si una familia de caballeros villanos pudiera prestar servicios durante dos o tres
generaciones, probablemente sería asimilada al rango de los hidalgos.

Las ciudades: las milicias urbanas suministraban a la monarquía apreciables contingentes militares
para las expediciones y campañas ofensivas (el fonsado) y defensivas (el apellido). En general, el servicio
militar era un deber para los ciudadanos de León y Castilla, pero en la práctica pronto se empezó a exigir un
impuesto, la fonsadera, en lugar de este servicio. Así, la realización de la guerra recayó sobre las ciudades
más cercanas a las fronteras. Desde el siglo XI en adelante, las ciudades se transforman en unidades
administrativas cuasi-independientes, con personalidad jurídica propia.
El fuero era la expresión escrita e la situación jurídica de la ciudad y su grado de autonomía,
registrando sus privilegios. Muchos fueron municipales eran meras copias del fuero de otra ciudad. El
desarrollo de municipalidades reales o autónomas caracterizadas por una independencia judicial y
administrativa y el derecho de elegir los oficiales municipales, se logró durante el curso de los siglos XI
y XII en León y Castilla, y algo más tarde en los reinos orientales. Al llegar al siglo XIII, los “señores”
más poderosos entre el Duero y el Tajo eran las propias ciudades. Dentro de estas, los cargos municipales
estaban reservados a los caballeros.
Los siglos XI y XII fueron la época de los aventureros individuales y del entusiasmo religioso. La vida
de la frontera se caracterizaba por las iniciativas de los colonizadores, los caballeros, señores, ordenes
militares y municipalidades. Pero todo esto iba a cambiar. La reconquista del siglo XIII será una empresa más
centralizada, cambiando la naturaleza misma de la guerra. En el siglo XIII debemos comenzar a hablar de los
reyes.

GRUPO Nº4: LOS PROBLEMAS Y OPORTUNIDADES DE LA RECONQUISTA (1200-1350)


Durante la fase de la reconquista en el siglo XIII, dos reyes dominaron los hechos: Fernando III de
Castilla y León (1217-1252) y Jaime I el Conquistador (1213-1276), de Aragón.
En 1229 Jaime I conquistó Mallorca y en 1238 Valencia; en 1236 Fernando III tomó Córdoba y Sevilla
en 1247, poniendo fin al poder de los almohades en España. Luego de esto, el imperio berberisco se
desintegró en sus divisiones tribales, estableciéndose en 1269 la dinastía de los benimerines como sucesora de
los almohades en Marruecos, quienes intervendrán en la política interna de Granada e invadirán los reinos
cristianos.
Muchos de los éxitos de los cristianos se deben a que los monarcas acordaban con los musulmanes
permitirles mantener algunas de sus propias instituciones religiosas y civiles. La falta de mano de obra forzó
este resultado. Algunas veces se reconocían a las autoridades locales musulmanas, las leyes y las costumbres
locales. También se mantenía el sistema de propiedad existente y la organización social y religiosa, aunque en
zonas como Córdoba y Sevilla, la resistencia de los musulmanes llevó a que fueran expulsados de allí.
Muchas veces se requirió a los líderes musulmanes de las ciudades que habían capitulado que rindieran
homenaje. El acto de vasallaje reforzaba la relación de dependencia entre conquistador y conquistado que
había surgido de los acuerdos de rendición. Incluso el fundador del reino de Granada, Muhammad I (1232-

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1273) aseguró su independencia entregando la ciudad de Jaén y convirtiéndose en vasallo de Fernando III.
Incluso llegó a servir en las campañas de Fernando III en Sevilla.
Alfonso X de Castilla (1252-1284) sufrirá el grave problema de las invasiones benimeríes. Este
problema recién sería solucionado cuando los ejércitos aliados de Castilla y Aragón vencieron al ejército
africano en al batalla del río Salado (1340).

EL PROCESO DE REPOBLAMIENTO EN EL SIGLO XIII:


El proceso de repoblación de Andalucía y Murcia favoreció la creación de grandes dominios o
latifundios que los reyes de Castilla otorgaron a nobles poderosos y a las órdenes militares. Por otro lado, en
otras regiones se impuso un sistema de reparto de la tierra por el que se distribuían de manera detallada las
propiedades rurales y urbanas entre los colonizadores. Comisiones de partitores o divisores llevaron a cabo
las distribuciones cuyos resultados se consignaron en los registros de repartimentos correspondientes a cada
región. Esto se realizó en las complejas zonas urbanas y sus tierras circundantes, realizándose repartimetnos
en Mallorca, partes de Valencia, Murcia y Andalucía.
El problema de la escasez de población se agudizó cuando, luego de la rebelión de 1264, la política de
Castilla con respecto a los musulmanes varió notablemente y fueron expulsados de casi todo el país.
La escasez de mano de obra favorece al campesinado y es ésta la situación que explica la ausencia de
algunos de los rasgos fundamentales tan típicos de las economías de otros países de la Europa Occidental,
aunque es cierto que la reconquista aceleró la caída de los precios de las tierras y reforzó la tendencia hacia la
formación de grandes propiedades.
A partir de finales del siglo XI los monjes comienzan a cambiar su régimen de explotación de la
reserva, trabajada por campesinos obligados a realizar prestaciones en trabajo. Ahora, la mayor parte de las
tierras monásticas se arrendaba a los tenentes y la explotación directa quedó restringida a las viñas y huertas,
así como a las tierras más próximas al monasterio y esta explotación directa era llevada a cabo por labradores
a sueldo. Además, la prestación de servicios laborales apenas existía. Las finanzas monásticas se encontraban
en situación crítica y los monasterios habían tenido que hipotecar tierras para conseguir préstamos con los que
cubrir sus gastos. Los acreedores eran frecuentemente burgueses de villas como Burgos y Valladolid, o
arrendadores de tierra adinerados.
Por todo esto, dada la abundancia de tierras y la falta de mano de obra, se produjo un gran
incremento de la explotación ganadera que atrajo la atención de los grandes señores. Las órdenes
militares poseían grandes rebaños. Cuando se ganaron las tierras de las estepas y llanuras de la
Mancha y Extremadura, fue cuando surgió una economía ganadera integrada. Ahora, sin mercado, el
crecimiento de la cría, por ejemplo de ovejas no hubiera tenido salida. Pero tales mercados existían en
centros textiles como Soria, Segovia, Córdoba y Sevilla.
La adquisición de la zona costera en el sur, ofreció a los castellanos la oportunidad de lograr una
expansión comercial y marítima en los siglos siguientes.

EL COMERCIO:
Hacia el 1320 los vascos ya exportan hierro y vino a Inglaterra y en 1296 las ciudades del norte
formaron lo que era una asociación parecida a la de la Hansa. La expansión de la producción lanera
proporcionaba a los barcos de la costa norte otro material de exportación.
Sin embargo, estos comienzos de la expansión comercial de Castilla se ven opacados por al amplitud
de la actividad mercantil catalana. Los mercaderes de Barcelona participaban en asociaciones como la
commenda: tipo de contrato por el que se proporcionaba capital para el viaje de los mercaderes, a cambio de
la división de los beneficios, quienes debían rendir cuentas del dinero que se les confiaba en commenda.
También se formaban compañías comerciales de hasta 5 años de duración, cuyos beneficios se repartían
anualmente en proporción a la inversión realizada por cada socio.
El comercio catalán alcanzó su apogeo a fines del siglo XIII y comienzos del XIV. En las ciudades
musulmanas tenían garantizados sus propios barrios o alfóndigos, con viviendas y almacenes, iglesias, hornos
y baños, un lugar para el mercado y en los puertos de mar, un muelle de desembarco.

GRUPO Nº5: LA FRONTERA Y EL CAMBIO CULTURAL

La frontera no actuó como una barrera insuperable contra la corriente de influencias culturales, durante
los siglos XII y XIII.
Sin embargo, a la vez que se producía el avance cristiano hacia el sur, se restauraban los obispados, se
construían catedrales románicas y góticas y se recurrían al corazón de Europa para la ayuda material y
espiritual. El camino francés (o ruta de los peregrinos) fue por donde la arquitectura románica penetró en el
reino castellano-leonés.

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Alfonso X deliberadamente promovió el ascenso de las lenguas vernáculas y en su corte la lengua que
tuvo más apoyo oficial fue el castellano. Esta, no el latín sería la lengua del derecho y de la historia, así como
de los documentos oficiales y de la cancillería.

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LOS TRADUCTORES:
Gerardo de Cremona (1114-1178) fue un erudito italiano, probablemente el traductor más prolífico de
trabajos árabes al latín. Gerardo fue sólo uno de los muchos estudiosos que participaron del movimiento
generalizado de traducciones de los siglos XII y XIII.
El Islam supuso un puente cultural al unir la Europa latina con ciertos aspectos de su pasado greco-
romano, luego de la ruptura de la tradición europea clásica a partir de las invasiones bárbaras.
Como el conocimiento científico de la escuela de Alejandría había sido de interés marginal para los
intelectuales de Bizancio, los verdaderos herederos de esta tradición cultural fueron Bagdad y Córdoba, por lo
que la herencia de los griegos se tradujo al árabe, sirio y hebreo. Pero los árabes no fueron meros traductores
sino que también realizaron grandes contribuciones intelectuales.
La grandeza cultural de Al-Andalus comienza en el siglo IX y continúa hasta el siglo XII. La inquietud
de los diferentes gobernantes por promocionar intelectuales actuaba como un estímulo poderoso para el
estudio. Aunque la tradición cultural se oscureció durante los gobiernos almorávide y almohade, su
intolerancia por el estudio ha sido muy exagerada. Por ejemplo, bajo los almohades existió una fuerte
tradición filosófica que culminó con los trabajos de Averroes.
Gran parte de la evolución de la cultura consistió en estudios sobre ciencia y filosofías griegas dentro
de un contexto islámico y en lengua árabe. Problemas específicos como el cálculo del diezmo exigían la
aplicación de una técnica matemática práctica; la astronomía satisfacía el precepto del Corán que se refiere a
la contemplación de la gloria de Dios, por lo que utilizaron astrolabios y cuadrantes. En cambio, el estudio de
la filosofía griega era peligroso para la teología centrada en el Corán, teniendo la oposición de los juristas
malequíes (guardianes de la ortodoxia) quienes consideraban que el conocimiento era triple: el del Corán, el
de la Sunna y el “yo no sé”.
A pesar de las persecuciones, en el siglo XII surgieron eruditos sobresalientes como Maimónides y
Averroes. Entre estos se desarrolló una escuela neoaristotélica que iba a tener gran influencia en la Europa
cristiana.
A pesar de que los eruditos cristianos mostraban una veneración respecto a los “secretos” que poseían
los musulmanes, el proceso de transmisión fue puramente selectivo y muchas traducciones eran obras
relativas a la ciencia y filosofía griegas.
Fue recién después de haber avanzado la frontera hasta el Tajo y el Ebro cuando se estableció una
tradición continua de traducciones. Hacia 1165 se formó la Escuela de Traductores de Toledo, alrededor de la
figura de Gerardo de Cremona. El mismo Alfonso X dirigió una renovación de los trabajos de redacción y
parece haberse interesado por una multitud de temas, incluso de la historia del ajedrez.
Es impresionante el número de sabios interesados que se trasladaron a la frontera española desde otros
países de Europa.

ACULTURACIÓN INFORMAL:
La traducción del árabe presentaba grandes obstáculos, que pudieron ser vencidos gracias a la
coyuntura excepcional de un mundo fronterizo donde cristianos, mozárabes, mudéjares y judíos estaban
expuestos a un contacto mutuo. A veces, un traductor judío traducía del árabe al castellano y entonces un
mozárabe traducía del castellano al latín. Estos eran los intermediarios que sabían traducir y mediar entre las
diferentes culturas y también desempeñaron un gran papel en la difusión del saber.
La mezcla de cristianos, mozárabes, mudéjares, y judíos refleja de manera obvia que una aculturación
informal debió producirse durante los siglos XII y XIII. Después del latín fue el árabe la lengua que más
cantidad de palabras aportó a la lengua castellana, la arquitectura eclesiástica de ladrillo de Aragón refleja la
influencia del estilo almohade, etc.
Existían tres tipos de poesía en al-Andalus:
- La poesía clásica llamada qasida, que incluía temas relativos a la vida tradicional de los árabes del
desierto (la vida nómade, la venganza, el amor, la naturaleza). Se escribía en árabe y tendía a adoptar una
reglas que acentuaban la importancia de la técnica y las reglas de composición más que la belleza poética.
- La muwashshaha se componía en árabe clásico pero sus versos finales (jarchas) estaban escritos en
lengua romance de al-Andalus, árabe coloquial o una mezcla de ambos. No tenía antecedentes fuera de
España
- El zéjel contenía palabras aisladas en romance pero se componía en árabe vulgar. Tampoco tenía
antecedentes fuera de España.
La existencia de una tradición oral y popular de poesía lírica en romance sirvió de base para la
invención de la muwashashaha y el zéjel. El dialecto romance era la lengua de las canciones de amor de las
mujeres que eran asimiladas por los invasores.
Incluso los instrumentos musicales de España (salvo la cítara y el arpa) eran de origen oriental. Los
primeros trovadores, usaron el tipo de estrofa típica del zéjel. Sin embargo, en la sociedad feudal de Provenza,

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las canciones líricas y populares se convirtieron en propiedad exclusiva de los círculos de nobles, por lo que la
nueva forma poética se elevó al arte del amor cortés, que fue reimportado a España en los siglos XII y XIII.

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