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Índice
Presentación....................................................................................................3
NOTAS SOBRE “ENGELS Y EL ARTE DE HACER POLÍTICA” 7
El argumento de “no es el momento”...........................................................12
Las consignas transicionales no son ultra revolucionarias, son reformistas 18
¿De qué “revolución” está hablando?...........................................................23
Lo que dice Engels........................................................................................27
Engels: Ni partidario del programa de mínima ni del transicional.............33
El programa de Marx y Engels.....................................................................35
En la cocina del reformismo.........................................................................44
Las variantes socialdemocrática clásica y estalinista...................................46
Rosa Luxemburgo y la lucha por reformas...................................................48
La variante trotskista.....................................................................................57
La crítica a Trotsky........................................................................................59
Una crítica socialdemocrática a Trotsky.......................................................61
El “método” de citar mal a Trotsky para decir que Trotsky es Heinzen......64
A modo de conclusión...................................................................................74
Es del reformismo crear un programa para la lucha por reivindicaciones
mínimas.........................................................................................................82
LOS COMUNISTAS Y KARL HEINZEN
Introducción a la edición digital del artículo de Engels “Los comunistas y
Karl Heinzen”...............................................................................................85
PRIMER ARTÍCULO....................................................................................93
SEGUNDO ARTÍCULO.............................................................................104
ediciones@teoriaypraxis.org
Versión digital:
Argentina
Marzo de 2016
Probablemente ocurre
que la riqueza, variedad
y cantidad de obras de
Marx y Engels conllevan
también la desventaja de
que en los esfuerzos de
traducción e impresión
queden afuera otros
textos que podrían
sernos útiles si
tuviéramos su acceso en
español.
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Justamente el texto de Engels que publicamos trata del tema de la
propiedad, aunque principalmente el de las consignas, de la
revolución de entonces. Un Engels joven -26 años-, cuando estaba
trabajando con Marx en la llamada Liga de los Justos y otras
organizaciones para impulsar sus ideas, mientras escribía lo que
sería la base del Manifiesto del Partido Comunista elaborado al año
siguiente en compañía de Marx.
Uno de los textos que utiliza este escrito de Engels para sacar
conclusiones y aplicarlas a la realidad actual, titulado “Engels y el
arte de hacer política”, fue escrito por un catedrático argentino
bastante conocido especialmente en la militancia trotskista por su
larga trayectoria en las filas de esta corriente en las décadas del
setenta y ochenta, de la cual luego empieza a separarse y criticar.
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NOTAS SOBRE “ENGELS Y EL ARTE DE
HACER POLÍTICA”
Raúl Lefere, marzo de 2016
Menos suerte tuvo otro personaje que cayó bajo la lupa de Engels,
Karl Heinzen aunque si hoy alguien puede nombrarlo, también es
gracias a la crítica de Engels.
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primer momento postergar hasta el final del escrito el nombre del
autor del artículo que comentamos, para discutir las metodologías,
las teorías, las posiciones, y referirnos al autor indistintamente
como “el profesor”, “el catedrático”, “el autor”, sin darle a estas
palabras algún tinte peyorativo, más teniendo en cuenta que son
utilizadas por el autor en sus sitios web y currículum.
2 “Engels y el arte de hacer política”, que puede verse al final de este trabajo.
También el autor lo llamó “Un texto de Engels y el arte de pensar y de
hacer política”
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Esto significa que las reivindicaciones que agitaba
Heinzen no eran del tipo corriente, las demandas
reformistas que levantaba el movimiento obrero bajo un
sistema capitalista –por ejemplo, aumento salarial,
reducción de la jornada laboral– sino se trataba de un
tipo especial de reformas, las que tienen como
fin preparar la abolición de la propiedad privada. Es que
una lucha por aumento salarial, o por bajar la cantidad de
horas de trabajo, no prepara el terreno hacia la abolición
de la propiedad privada, ya que dentro de ciertos límites se
trata de reformas asimilables por el régimen burgués. En
cambio las consignas que Heinzen tomaba de los
comunistas eran demandas tales como frenar la
concentración de los grandes capitales, restringir el
derecho de herencia, u organizar el trabajo por el Estado.
Este tipo de exigencias luego aparecerían en El Manifiesto
Comunista, agrupadas como las medidas de un programa
transicional. Engels dice que “son, como medidas
revolucionarias, no sólo posibles, sino incluso necesarias”.
Pero Heinzen no las presentaba como preparatorias, “sino
como medidas definitivas. No como medios, sino como
fines”. No las relacionaba con una situación
revolucionaria, “sino con una situación pacífica,
burguesa” (énfasis agregado). Así, por ejemplo, en una
situación de estabilidad burguesa, Heinzen agitaba a favor
de la organización del trabajo por el Estado, y presentaba
esto como una reforma en sí misma, que se podía lograr
en el capitalismo.
Aquí podemos advertir una lógica en Heinzen que luego
sería desarrollada por buena parte de la izquierda: si se
demandan reformas que no se pueden lograr bajo el
capitalismo, y las masas trabajadoras las toman con su
movilización, se podría pasar de una situación no
revolucionaria a una situación revolucionaria, y de allí a
la revolución socialista.”3
3 Las negritas son énfasis puestos por el profesor.
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explícito. Casi como si estuviera polemizando en defensa
de Heinzen, escribía en los años treinta:
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actividades reivindicativas mínimas y democráticas. Esto
es, de medidas que no cuestionan en principio al sistema
capitalista, pero son muy importantes. Pelear por mejoras
salariales, en las condiciones de trabajo, por la
ampliación de libertades democráticas, contra la
precarización laboral.
La caracterización correcta de la etapa no debe inducir al
inmovilismo o a la indiferencia. Pero sí se trata de pelear
por objetivos que se pueden lograr en esta etapa de
crecimiento económico; y de avanzar todo lo posible en
organización y conciencia. Esto significa acumular
fuerzas; no arriesgar en aventuras el terreno ganado.i
Y en los comentarios que hace el autor en el artículo sobre Engels
deja con toda claridad su opinión respecto al programa:
“Me parece imprescindible que el movimiento socialista
(digamos, en el se basa en las ideas de Marx) vuelva a la
vieja tradición de distinguir entre el programa máximo y el
programa mínimo. El programa mínimo no solo contiene
las demandas de las luchas cotidianas, sino también son
las demandas en torno a las cuales se pueden establecer
acuerdos unitarios con otras fuerzas, para la acción, a fin
de impulsar esas demandas”.ii
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ni nada que se le parezca, las consignas deben ser las consignas de
mínima. Hay que abandonar las consignas transicionales. En todo
caso las consignas transicionales son válidas en una situación
revolucionaria, y es “un error formular un programa general que
estaba pensado para la ofensiva revolucionaria únicamente”iii...
Más allá de nuestro desacuerdo absoluto con el Programa de
Transición, todos sabemos que Trotsky elaboró ese programa
pensando en una nueva Internacional, en la futura dirección
revolucionaria del proletariado y para la revolución por venir, sea
inmediata (como se ilusionaba) o sea mediata, por lo que es lógico
que buscara levantar un programa revolucionario, aunque no lo
fiera, y no meramente uno de Mínima.
Al contrario de ello, para Astarita el programa general
revolucionario sólo se puede levantar, luchar por él, cuando se está
haciendo la revolución o cuando esta es inminente, y no por
ejemplo en épocas de contrarrevolución o de reacción, como las
que se ha vivido o vivimos. De nuevo tenemos el posibilismo: el
programa que se formule y levante dependerá de la situación
coyuntural, del estado de conciencia del proletariado, etc.
No obstante ello, Astarita acordaría con las consignas del programa
de transición en una ofensiva revolucionaria, claro que
lamentablemente es un programa que no rompe con el capitalismo
ni con el capital como capital, lo que da la pauta una vez más, que
se propicia el abandono del programa de la revolución socialista
por medidas de “optimización”, de gestión obrera del Estado
burgués y de la economía capitalista; de democratización del
sistema. Porque el Programa de Transición es en realidad un
programa tan compatible con el capitalismo como lo es el de
mínima y máxima socialdemócrata.
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humano por el ser humano. Lejos de ser revolucionarias, o peor,
ultrarrevolucionarias, son todas medidas que postulan una manera
distinta de gestionar el capitalismo o de enfrentar los problemas
que se viven en el capitalismo -y que son causados por él-, sin
destruirlo de raíz.
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Medidas así nos está hablando de una sociedad donde hay precios,
donde estos suben, salarios, es decir, una sociedad típica capitalista.
Además, en vez de terminar con al sociedad que provoca la
desocupación -y le conviene su existencia-, atemperar un problema
con un parche tampoco tiene nada de anticapitalista. Y más allá de
que dicho parche, improbable de lograr, tampoco servirá de nada.
Y esto es así más allá que R.A. establezca que “por principio son
incompatibles con la existencia del capitalismo.”
Dicho sea al pasar: es raro que Rolando Astarita, un economista
que se reivindica del marxismo utilice ese tipo de fundamentación,
“por principio”. Como ya nos enseñó Engels, no son los principios
el punto de partida, ni se aplican a la naturaleza y a la historia
humana. En todo caso de estudiar la historia y la naturaleza
abstraemos o formulamos principios. Pero en la concepción
materialista de la historia nada es “por principio”.
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eliminan o tienden a eliminar la explotación.
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O:
“Ahora el Sr. Heinzen, sin duda, se dará cuenta de que
valorar el comunismo consiste en algo más que
simplemente considerar la abolición de la propiedad
privada como su eje; de que más le valdría estudiar un
poco de economía política que ponerse a cotorrear
salvajemente sobre la abolición de la propiedad privada;
de que nunca sabrá nada acerca de las consecuencias de
la abolición de la propiedad privada si no conoce también
sus condiciones necesarias.
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Dicho sea al pasar, una insurrección en aquella Alemania no era un
descuelgue como podría ser hoy en Argentina. Había una situación
que podría terminar desembocando en ella, y que fue lo que pasó al
año siguiente y siguientes, más allá de que los levantamientos
fueran derrotados. Es decir que Engels no lo critica por su llamado
a la insurrección, sino su llamado a una insurrección sin sentido, sin
tener en cuenta la situación de Alemania, respecto a quién debía
atacarse, qué programa había que levantar y por qué. Y cuáles eran
las fuerzas sociales de esa revolución, que no eran justamente las
que Heinzen se dirigía.
Es más, Engels, cuando lo describe, dice que antes, Heinzen
Y agregará que
“toda república o revolución de este tipo no es más que
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burguesía urbana. Nunca ha examinado la posición de las
clases y los partidos. Lo único que ha hecho ha sido tocar
variaciones sobre un mismo tema: ¡A por ellos!, ¡a por
ellos!, ¡a por ellos!”
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proletariado insurgente las defiende e impone con la
fuerza de las armas. Son posibles, a pesar de todas las
dificultades e inconvenientes que alegan los economistas,
porque todas estas dificultades e inconvenientes impelerán
al proletariado a dar un paso tras otro hasta que la
propiedad privada haya sido completamente abolida, para
no perder de nuevo lo ya conquistado. Son posibles como
pasos preparatorios, fases temporales y de transición hacia
la abolición de la propiedad privada, y no van
encaminadas a otra cosa”
Allí Engels señala con claridad que ciertas medidas, -que no son
anticapitalistas, que en teoría pueden llevarse a cabo en el
capitalismo-, como restringir la competencia o supresión del
derecho de herencia, -por ejemplo para capitales mayores de cierta
cifra-, sólo pueden ser revolucionarias -revolucionarias como parte
de la revolución que incluye lo democrático burgués- y realizables
en la medida que todo el proletariado insurgente las defiende e
impone con la fuerza de las armas y las encamine para eliminar
la propiedad privada, o sea hacia su revolución.
Además, Engels dirá que esas medidas no son para nada un fin en sí
mismo, sino algo transitorio, pues Engels obviamente no está por
esa revolución democrática sino por la revolución del porvenir, la
comunista, y sabe que la transformación socialista de la sociedad no
se puede hacer instantáneamente y dependerá de la fuerza política y
económica, nacional e internacional, que tenga la revolución, cómo
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ejecuta y el programa que enarbola ese poder.
Pero ocurre que Engels no dice que esas medidas son las
consignas a luchar para hacer la revolución, no son las medidas
principales de la revolución ni las consignas de su programa.
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Marx y Engels? ¿Posibilistas? ¿Transicionales? ¿De Mínima?.
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de la revolución democrático burguesa. Y por supuesto también era
una medida que le interesaba al proletariado en primer lugar. Pero
Marx y Engels no llama a luchar por ella ni se la exige a la
burguesía. Dicen que en caso de que el proletariado establezca su
dominación política puede empezar haciendo tal y cual cosa que no
es lo mismo.
Nos alecciona:
“No es casual, por otra parte, que en la obra
posterior de Marx y Engels no encontremos
programas de transición, ya que no volvieron a
enfrentarse a situaciones revolucionarias, con
excepción de la Comuna”.
15 F. Engels. “Principios del Comunismo”. O.E. Tomo 1. pág 44
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y de las que no puede prescindiese como medio para
transformar todo el régimen de producción vigente.
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El propio Sr. Heinzen, que sólo es capaz de adoptar las
reivindicaciones de los comunistas después de confundirlas
terriblemente y transformarlas en puras fantasías, ¡critica
luego a los comunistas por "confundir las mentes de los
analfabetos", por "andar persiguiendo fantasías" y por "no
tener los pies en el suelo (!) de la realidad"!
Para terminar este ítem, nada que mejor que dejarle la palabra a
Engels:
“Por fin, después de todos estos preliminares, desvíos,
apelaciones, insinuaciones y volteretas del Sr. Heinzen,
llegamos a sus ataques teóricos y sus reflexiones sobre los
comunistas.
“El Sr. Heinzen
16 Dicen Marx y Engels sobre esas medidas inmediatas “Por mucho que
durante los últimos veinticinco años hayan cambiado las
circunstancias, los principios generales desarrollados en este
Manifiesto siguen siendo substancialmente exactos. Sólo tendría que
retocarse algún que otro detalle. Ya el propio Manifiesto advierte que la
aplicación práctica de estos principios dependerá en todas partes y en todo
tiempo de las circunstancias históricas existentes, razón por la que no
se hace especial hincapié en las medidas revolucionarias propuestas al
final del capítulo II. Si tuviésemos que formularlo hoy, este pasaje
presentaría un tenor distinto en muchos respectos. Este programa ha
quedado a trozos anticuado por efecto del inmenso desarrollo
experimentado por la gran industria en los últimos veinticinco años, con
los consiguientes progresos ocurridos en cuanto a la organización política
de la clase obrera, y por el efecto de las experiencias prácticas de la
revolución de febrero en primer término, y sobre todo de la Comuna de
París, donde el proletariado, por vez primera, tuvo el Poder político en sus
manos por espacio de dos meses. La comuna ha demostrado,
principalmente, que “la clase obrera no puede limitarse a tomar posesión
de la máquina del Estado en bloque, poniéndola en marcha para sus
propios fines”. C, Marx, F. Engels, Prologo a la edición alemana de 1872
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"considera que el núcleo de la doctrina comunista
es simplemente [...] la abolición de la propiedad
privada (incluida la que se ha logrado a través del
trabajo) y el principio del empleo común de las
riquezas de la tierra, como inevitable consecuencia
de aquella abolición."
“El Sr. Heinzen se imagina que el comunismo es una
doctrina que procede de un principio teórico central y saca
conclusiones a partir de aquí. El Sr. Heinzen está muy
equivocado. El comunismo no es una doctrina, sino un
movimiento; no procede de principios, sino de hechos. Los
comunistas no parten de tal o cual filosofía, sino de todo el
curso de la historia anterior y particularmente de los
resultados reales a los que se ha llegado actualmente en
los países civilizados. El comunismo procede de la gran
industria y sus consecuencias, del establecimiento del
mercado mundial, de su correspondiente competencia
desatada, de las crisis comerciales cada vez más violentas
y universales, que se han convertido ya en crisis en toda
regla del mercado mundial, de la creación del proletariado
y de la concentración del capital, de la lucha de clases
resultante entre proletariado y burguesía. El comunismo,
como teoría, es la expresión teórica de la posición del
proletariado en esta lucha y la síntesis teórica de las
condiciones para la liberación del proletariado. (…)
Bruselas, 3 de octubre de 1847. F. Engels17
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Teniendo eso presente hagámosle al reformismo más de izquierda
una pregunta clave ¿Y cómo es que luchando por mejoras o
reformas se llega al socialismo o al comunismo?.
46 www.teoriaypraxis.org
Rosa Luxemburgo y la lucha por reformas
Más allá de la incoherencia implícita de Astarita en la afirmación de
la cita precedente, ya que las respuestas de Rosa Luxemburgo y
Lenin sobre cuestiones claves distaron de ser iguales, y por el
contrario, se enfrenaron duramente, supongamos que tal
incoherencia no existiera.
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concepción de Rosa Luxemburgo.
Pero ocurre que Rosa, en este mismo escrito clave de su
pensamiento, dice con toda claridad que su opinión y la del partido
que defiende contra los ataques revisionistas, no es muy distinta de
lo que el Astarita discute al trotskismo:
Por si eso fuera poco, tengamos en cuenta que por aquella época la
“lucha política” era entendida como la lucha democrática o la lucha
por reclamar leyes o reformas al Estado burgués. O peor aún, como
lucha parlamentaria. La propia Rosa se encarga de decirlo:
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perderse de vista tanto para entender las posiciones de Rosa
Luxemburgo, Lenin, etc, como lo inadecuadas que resultan hoy,
cuando no hay alianza democrático burguesa revolucionaria y la
alternativa para terminar con los problemas fundamentales que
padecemos pasa por la revolución socialista, sin fases ni etapas
democráticas.
Además hay que tener en cuenta que con aquellas políticas, tanto
las del lado de Bernstein como las de Luxemburgo, en la práctica,
es decir, en lo que se hacía, no había mucha diferencia. Porque en
realidad en la práctica ninguno estaba propiciando una lucha
anticapitalista, sino una lucha democrático burguesa y sindical.
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instituciones existentes. La diferencia no reside en el qué
sino en el cómo.
En la actualidad se considera que la lucha sindical y la
actividad parlamentaria son medios para guiar y educar al
proletariado en preparación de la tarea de la toma del
poder.
Desde el punto de vista revisionista, esta conquista del
poder es a la vez imposible e inútil.
Y por eso el partido realiza la actividad sindical y
parlamentaria en pos de resultados inmediatos, es decir,
con el objeto de mejorar la situación actual de los obreros,
por la disminución gradual de la explotación capitalista,
por la extensión del control social”.23
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“Por otra parte sería bueno preguntarse qué resultó de la
táctica Heinzen-Trotski. ¿Dónde se dio que los
trabajadores salieran a luchar por una demanda imposible
de cumplir en el capitalismo, y a partir de allí una
movilización adquiriera la dinámica de “escalera de
consignas de transición con que se sueña? ¿Cuándo se ha
registrado esto a partir de una situación no
revolucionaria? La respuesta es que nunca. (…..) Por eso,
lo que ha resultado de esta forma de agitación es
desconcierto y desorientación del movimiento de masas, y
desmoralización de parte de la militancia que durante
décadas se dedicó a explorar este camino. ¿No será hora
de reflexionar si los viejos escritos de Engels no tienen
algo que enseñarnos?
La variante trotskista
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monopolice por grandes empresas, que son las que los terminan
fundiendo.
La crítica a Trotsky
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realmente hay una situación revolucionaria y el proletariado
puede tomar el poder. Y como esa situación hoy no existe,
criticarán a los trotskistas ortodoxos que defienden el PdeT
y lo calificarán de descolgados, sectarios, etc y le
ofrecerán como alternativa abandonar ese PdeT -cuando las
condiciones no sean favorables a la revolución- y volver
atrás y levantar el Programa de Mínima, es decir, de
mejoras y reformas sociales y democráticas en la sociedad
capitalista, tal cual lo hace -o lo hacía- la socialdemocracia,
los partidos socialistas y los partidos del tronco estalinista
(PC, etc).
Por supuesto que fue y es una burrada sostener hoy o ayer que las
fuerzas productivas han cesado de crecer, y con ello cae la
afirmación de que la lucha por simples mejoras se transforman en
lucha por el comunismo.29. Es correcto entonces criticar eso, pero
… ¿qué plantean a cambio? ¿Levantar el programa de la
Revolución Socialista?. No. Volver atrás, al programa de mínima y
máxima.
Así que si se quiere hacer una crítica a fondo del PdeT, hay que
cuestionar la misma concepción de un programa de consignas
transicionales aún en una situación revolucionaria, pues son
compatibles con el capitalismo, promueven una gestión obrera del
capitalismo que no son otra cosa que una versión algo más
radicalizada del programa de mínima tradicional de la
socialdemocracia. Con el agravante de que ni siquiera tienen la
parte de Máxima para los días de fiesta.
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discursos de los días de fiesta”. 31
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años, llegue a decir “la táctica Heinzen-Trotsky”, como si Trotsky
y sus formulaciones tuvieran algo que ver con Heinzen.
Dice Trotsky:
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también que es irrealizable eliminar el sistema de trabajo asalariado,
que está cada vez más extendido. O que el Estado se extinga,
cuando se arma cada vez más no sólo con armas militares. El que
algo sea realizable, o no. es en muchos casos una mera opinión,
especialmente si de lo que se trata son temas sociales y consignas
políticas. Y Trotsky dice que ello no es decisivo para él. Y hace
bien.
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¿Consolida su conciencia revolucionaria luchar por la escala móvil
de salarios, por la escala móvil de las horas de trabajo y por tener
un salario un mínimo estrictamente asegurado, sigue el
movimiento de los precios? Para nada, refuerza su esclavitud
asalariada, desvía sus luchas respecto a su consigna principal: abolir
el sistema de trabajo asalariado.
68 www.teoriaypraxis.org
Mínima y de hecho rebatir la necesidad de levantar el programa de
la revolución proletaria, en vez de argumentos se utilicen argucias
muy frecuentes en la izquierda integrada: Inventar una posición,
atribuírsela al otro y luego rebatirla.
Dejemos sin comentar que Astarita concede que las medidas del
PdeT “apuntan al socialismo”. ¿A qué socialismo?. No al socialismo
de la sociedad sin trabajo asalariado, sin estado burgués, sino a
alguno de los socialismos que criticaban Marx y Engels en el
Manifiesto, es decir, meras reformas del capitalismo. ¿Tal vez
apunta al capitalismo de Estado?.
Ninguno de los grupos de la izquierda actual que critica Astarita
levanta el programa socialista, entendido este por el programa de la
Revolución Socialista, por lo que menos aún quieren imponerlo.
Pero como dijimos, la crítica implícita del catedrático -lo advierta o
no-, en realidad está para prevenir que se levante el Programa de la
Revolución Socialista.
Por el otro lado no es del todo malo que la clase obrera no quieran
el socialismo, pues para ellos el socialismo es lo que se ha
presentado como tal, y nosotros tenemos que mostrar que es bueno
oponerse a ello, pues ese socialismo es capitalismo de Estado.
Justamente una de las difíciles tareas que tenemos por delante, para
que podamos derrocar a la burguesía, es poner de manifiesto qué
es hacer la revolución socialista, la revolución proletaria, la
revolución anticapitalista. Que no tiene nada que ver con la
contrarrevolución que se instaló en la Rusia de Stalin. Que su
programa no tiene nada que ver con los programas de mínima y de
máxima y ni con los programas de transición, sino con el programa
de la emancipación obrera.
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vimos que no existen en el discurso de la izquierda que critica, pero
para el autor parece que sí), en vez de trabajar para cambiar esa
realidad se somete a ella, y peor aún, transforma ese
sometimiento en el “arte de hacer política”.
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PC(ccnr), estamos hablando del SR, Socialismo Revolucionario,
que entre otras consignas tenía “Por lo posible en el camino de lo
necesario”, que en algún momento llegaron a plantear, siguiendo
esa lógica “De las Intendencias al Poder Central”. Y también
hablaban de la Revolución Socialista, pero en realidad su lucha y
programa verdadero era “por la ampliación de la democracia”.
A modo de conclusión
El tema central que recorren las diversas posturas que tratamos es
qué programa debemos tener, qué programa tenemos que levantar,
qué programa debe orientar nuestra táctica, por cuál programa
luchar.
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emancipacionistas proletarias de “abstencionismo” frente a las
elecciones burguesas y a la participación en los sindicatos lo que
implica abstencionismo respecto a la lucha política y
abstencionismo respecto a la lucha económica, por lo que se
quedan -dicen- en una mera actividad propagandística y testimonial
40 Aquí no entramos a considerar las condiciones que deben darse para ese
aprovechamiento para que no sea más lo que se pierde que lo que gana, ni
las diversas posturas que en la historia han tenido quienes defienden la
revolución proletaria sin fases ni etapas previas, donde algunos postulan su
aprovechamiento, otros niegan esa posibilidad, etc. O si se puede hacer sin
existir el partido, etc, etc. Pero aún admitiendo esa participación jamás es
para candidatearse a ser los comandantes en jefe de las fuerzas armadas, de
la gendarmería, de las policías provinciales y del poder de policía y de
recaudador de impuestos de las municipalidades.
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Y no significa “abandonar” a los obreros que están en el sindicato,
ni llamar “a tontas y locas” a que se rompa el carnet sindical.
En el sindicato no está la clase obrera. Es cierto que la mayoría esta
afiliada y “acata” las decisiones. Pero está afiliada porque entre
otras cosas ni obra social se podría tener si no se está afiliado. Y se
“acata” porque no se ha desarrollado un genuino clasismo y hoy la
clase obrera está subordinada a la burguesía.
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general: formar la conciencia de clase del proletariado,
derrocar el régimen de la burguesía, llevar al
proletariado a la conquista del Poder.
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capitalismo, sea el de mínima y máxima, sea el de transición.
Se podrá decir que no, que ese partido o movimiento tiene ese
programa para obligar a la clase dominante o al elenco burgués
gobernante, a que lo ejecute, que lo tenga que conceder, aplicar:
tierra para el que trabaja, paz, pan y trabajo, asamblea
constituyente, libertades democráticas, control obrero, etc, etc, etc.
O que es el programa para lograr conseguir votos y tener un puesto
en el parlamento o algún día llegar a la presidencia.
Raúl Lefere
Críticas, sugerencias, errores escribir a
lefere@teoriaypraxis.org
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Introducción a la edición digital del
artículo de Engels “Los comunistas y
Karl Heinzen”
En 1846 Engels se muda a París. Por entonces junto a Marx, que
estaba exiliado en Bélgica, estaban impulsando sus ideas en la
llamada Liga de los Justos, una organización que se había fundado
en 1836 en París por emigrados alemanes que pertenecían a “La
Liga de los Proscriptos”41. Esta última liga, fundada por artesanos
y emigrados alemanes en 1834, tenía como objetivo “liberar a
Alemania del yugo de su vergonzosa servidumbre y crear un
Estado que, en la medida de lo posible, haga que sea imposible la
vuelta a la miseria y a la esclavitud». Era una organización
clandestina, para evadir las intervenciones de la policía, que tomaba
de modelo a la de los carbonarios42. Pero pasado un tiempo,
algunos miembros de la liga consideraron que su máxima,
“igualdad entre pueblos y hombres”, era demasiada genérica y
creían que la reivindicación debería ser más social. Este grupo en
formación empezó a postular la igualdad de bienes, y un paso más,
la comunidad de bienes. Y terminan saliendo de esa liga y fundando
la de los Justos.
Los objetivos de la Liga de los Justos, para 1838, estaban en
41 O Liga de los desterrados
42 Organización fundada en Nápoles cuando la ocupación napoleónica de
1804-1814. Podría traducirse como carboneros, y seguramente proviene de
la actividad de sus miembros, de preparar el carbón. O del una simbología,
a lo que eran muy afectas estas organizaciones de masonería.
www.teoriaypraxis.org 83
consonancia con las posiciones revolucionarias del radicalismo
democrático, señalando que la “Finalidad de la Liga es liberar
Alemania del yugo de la vergonzosa opresión, contribuir a la
redención de la humanidad y a la realización de los principios
contenidos en los derechos del hombre y del ciudadano» y poco a
poco fue tomando un tinte socialista con la influencia de K.
Shappers43 y luego con la inclusión de Wilhelm Weitling, cuando se
publicó clandestinamente un escrito de este, titulado “La
humanidad tal como está y tal como debería estar”, en la que se
oponía a la vía reformista defendida hasta entonces por la mayoría
de los socialistas utópicos y señalaba a la clase obrera como la
protagonista de la revolución que habría de traer una sociedad
«comunista» estructurada en «asociaciones de familias» y cuyo
origen retrotraía a Jesucristo, quien según Weitling —siguiendo a
Lamennais—, había sido el primero en defender la comunidad de
bienes.
43 Todos esos movimientos estaban influidos por las ideas de Babeuf, el líder
de Conspiración de los Iguales, que fue ejecutado en 1797 y que propiciaba
la comunidad de bienes, una especie de comunismo de reparto. Y por
supuesto uno de los que retomó algunas de sus ideas, Louis Blanqui.
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acostumbraban realizar Marx y Engels.
Cuando estos le proponen al dirigente del ala izquierda del
carlismo, Julian Harney, que estaba en la Liga, de crear un comité
de correspondencia, él acuerda pero lo subordina al acuerdo de
Shapper y demás, advirtiéndoles que no son muy bien vistos, que se
los trata como “los literatos de Bruselas”.
44 Por ejemplo algunos decían: “¿Acaso esos señores de Bruselas, que desde
su púlpito filosófico fulminan anatemas contra todo heterodoxo, se creen
que son la quintaesencia de la sabiduría? ¿Quiénes son esos individuos que
dicen: Kriege no es comunista porque no piensa como nosotros? No los
conocemos, sabemos muy poco o nada de1 su actividad, mientras que
Kriege, que supuestamente no es comunista, vive entre nosotros, es nuestro
amigo y hermano, y juntamente con nosotros lucha esforzadamente por el
comunismo.” Soius Kommunistov, pág. 107-108. Citado en “Marx, Engels
y la revolución de 1848”, de Ferdinand Claudin. Pág 367-368.
45 Cita extraída del libro “Marx, Engels y la revolución de 1848”, de
Ferdinand Claudin. Pág 61
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público y empezó a ser considerado como el portavoz del
comunismo revolucionario. Los carlistas lo reconocieron en su
asamblea de 1847, señalando que las tres grandes publicaciones
representativas del movimiento radical democrático de Europa eran
el de ellos (The Northern Star), la Réforme, de París, y el Deutsche
Brüsseler Zeitung de Bélgica.
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Bruselas tiene su lugar en la dirección del nuevo agrupamiento y a
partir de allí tal asociación creció agrupando a luchadores
demócratas radicales de todos los países. Recordemos que por
entonces no estaba a la orden del día la revolución socialista, sino la
democrática.
PRIMER ARTÍCULO
Bruselas, 26 de septiembre. El número de hoy de la
Deutsche Brüsseler Zeitung incluye un artículo firmado por
Heinzen en el que con la excusa de defenderse de una trivial
acusación por parte de los editores, se embarca en una larga
polémica contra los comunistas.
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En cuanto se cerró el camino de vuelta para él, empezó a
declarar que era necesaria una revolución inmediata. En lugar de
estudiar la situación de Alemania, haciéndose una idea general de
ella y deduciendo a partir de ahí qué progreso, qué desarrollo y qué
pasos son necesarios y posibles; en lugar de adquirir una clara
visión de la compleja situación de cada clase en Alemania en
relación con las demás y con gobierno y deducir qué política hay
que seguir; en resumen, en lugar de adaptarse al desarrollo de
Alemania, el Sr. Heinzen exige bruscamente que el desarrollo de
Alemania es el que tiene que adaptarse a él.
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Sr. Heinzen, en sus panfletos, alguna vez ha hecho algo más que
sermonear y exhortar. Podríamos preguntarnos si no es realmente
ridículo hacer sonar las trompetas de la revolución a los cuatro
vientos de esta manera, sin ningún sentido ni entendimiento, sin
conocimiento ni consideración de las circunstancias.
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conquistado. Son posibles como pasos preparatorios, fases
temporales y de transición hacia la abolición de la propiedad
privada, y no van encaminadas a otra cosa.
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mundo, puede ser el hombre con convicciones más firmes de toda
Europa. También sabemos que personalmente es un hombre
honrado, valiente y resistente. Pero eso no le convierte en un
escritor de partido. Para ello se requiere algo más que
convicciones, buenas intenciones y una voz estentórea, se quiere un
poco más de inteligencia, un poco más de lucidez, un mejor estilo y
más conocimientos de los que tiene el Sr. Heinzen y de los que es
capaz de adquirir, como la larga experiencia ha demostrado.
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SEGUNDO ARTÍCULO
Deutsche-Brüsseler-Zeitung No. 80, October 7, 1847
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siguientes reproches contra los comunistas demuestran claramente
quiénes eran. Los comunistas, según podemos leer:
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cabeza. ¡El Sr. Ruge había encontrado un discípulo digno de su
maestro!
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toda una serie de sueños imposibles que se anuncian falsamente
como posibles, y finalmente cae de bruces en el duro suelo de las
condiciones reales, donde recupera su facultad de reflexión. Ahora
se acuerda de que lo que él quería decir era una cosa distinta, que
no se trataba de saber si es posible o no. Vuelve a su tema, pero
está tan aturdido que ni siquiera tacha la frase magnífica en la que
ejecuta este salto mortal que acabamos de describir.
El Sr. Heinzen
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Sin embargo, en este terreno, el señor Heinzen se mueve
con tal grosera ignorancia que llega incluso a decir que "el empleo
común de las riquezas de la tierra" (qué expresión más fina) es
consecuencia de la abolición de la propiedad privada. Precisamente
es todo lo contrario. A consecuencia de la gran industria, el
desarrollo de la maquinaria, de las comunicaciones y del comercio
mundial está adquiriendo proporciones tan gigantescas que su
explotación por los capitalistas individuales cada día se vuelve más
difícil; y las crisis crecientes del mercado mundial son la prueba más
palpable de todo esto; las fuerzas productivas y medios de
intercambio que caracterizan al actual modo de producción e
intercambio se desarrollan constantemente, hasta llegar a un punto
en que se hacen incompatibles con el intercambio individual y la
propiedad privada; porque, en fin, se acerca el momento en el que
la gestión común de la industria, de la agricultura y del intercambio
se convertirá en una necesidad material para la industria, la
agricultura y el intercambio mismos –y por esta razón la propiedad
privada será abolida–.
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fantasías y por no tener los pies en el suelo de la realidad, ¿pero a
quién es al que hay que aplicar estas críticas en realidad?
F. Engels
N.B. Acabamos de recibir un folleto escrito por un
trabajador [Stephan Born]: Der Heinzen'sche Staat, eine Kritik von
Stephan, Berna, Rätzer. Si el señor Heinzen escribiera la mitad de
bien que este trabajador, podría estar bien contento. Con este
folleto el Sr. Heinzen podrá ver con claridad, entre otras cosas, por
qué los trabajadores no quieren saber nada de su república
campesina. También podemos ver que este folleto es el primero
escrito por un trabajador en el que no se adopta una actitud moral,
sino que se intenta relacionar las luchas políticas actuales con la
lucha de las distintas clases de la sociedad entre sí.
pantalones largos con dibujos de ardillas porque eran revolucionarios del
tercer estado(no privilegiados)” Wikipedia
54 Durch Verführtsein von dem Zeitgeist,
Waldursprünglich Sansculotte,
Sehr schlecht tanzend, doch Gesinnung
Tragend in der zott'gen Hochbrust;
..............................................................
Kein Talent, doch ein Charakter.
[Heine, Atta Troll]
www.teoriaypraxis.org 113
i http://rolandoastarita.com/Alternativas%20en%20la%20izquierda
%20sindical.htm
ii https://rolandoastarita.wordpress.com/2010/09/14/engels-y-el-arte-de-
hacer-politica/
iii Astarita, Rolando. Critica del programa de transición. Pág 24.
iv https://rolandoastarita.wordpress.com/2014/10/31/respuesta-a-critica-
de-democracia-socialista/#more-4979
v https://rolandoastarita.wordpress.com/2014/10/31/respuesta-a-critica-
de-democracia-socialista/#more-4979
vi El subrayado es nuestro. K. Marx “Salario, Precio y ganancia”. OE.
Tomo 2 de 3. Pág 40
Anexo
Versión digital:
Argentina
Marzo de 2016
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