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Introducción
Las rocas sedimentarlas son las que se han producido como consecuencia de fenómenos de
alteración, transporte y sedimentación sobre cualquier tipo de roca anterior, por lo tanto los
minerales que las componen pueden ser los mismos que existían en la roca anterior después de
haber sufrido disgregación física, transporte y sedimentación, o bien pueden ser minerales
formados por alteración química de otras preexistentes, que son los que se denominan minerales
de alteración.
Sin embargo, es tan corriente la coexistencia de dos o más de las causas que producen
sedimentación, que, desde el punto de vista práctico, haremos, exclusivamente, dos apartados:
Por el contrario, los minerales fácilmente alterables únicamente aparecen formando rocas
sedimentarias detríticas en puntos próximos al lugar de disgregación física y con granos
angulosos, ya que los transportes largos que redondean las aristas los hacen desaparecer.
Una vez formado el depósito, los distintos grados de cohesión determinan diferentes rocas
sedimentarias. La consolidación se produce por alguna de las siguientes causas: porque entre las
partículas sedimentadas detríticamente haya minerales aglomerantes, como por ejemplo es la
arcilla; o porque simultánea o posteriormente a la sedimentación, un precipitado químico, por
ejemplo sílice o carbonato cálcico, actúe como cemento.
Se consideran rocas incoherentes o pastosas aquellas en las que los granos que las forman son
completamente independientes entre sí. En realidad más que de rocas debe hablarse de depósitos
o sedimentos no diagenizados. La granulometría establece los diferentes tipos de sedimentos de
acuerdo con la siguiente clave:
Las Psefitas son, como se aprecia en la clave, las de mayores granos, aglomerados por un
cemento cuya naturaleza sirve para posteriores subdivisiones.
En las Psammitas se establece una primera división para separar aquellas rocas en las que los
granos arenosos o/y el cemento que los aglutinan tienen abundancia de carbonato cálcico de
forma que el porcentaje de este mineral, aun inferior al 50%, es lo suficientemente alto como para
que la roca dé reacción clara al tratamiento con clorhídrico: Calcarenitas.
Las Pelitas o Fangolitas, se dividen según su grado de consolidación. Las poco consolidadas se
denominan lutitas y las que están más consolidadas, pizarras arcillosas o lutitas apizarradas.
Descripción de algunas rocas sedimentarias detríticas
Pudingas y Brechas
Los conglomerados o pudingas son gravas de canto rodado cementadas. Los cantos y gravas
pueden proceder de una o varias rocas; muchas veces son de cuarcitas, pero otras lo son de
granito, gneis, calizas, etc. Casi todos los conglomerados, especialmente los de origen fluvial,
encierran gran cantidad de arena y demás materiales finos que rellenan los espacios entre los
cantos. Algunos conglomerados costeros que han estado sometidos a intenso lavado contienen
poca arena.
Las brechas se diferencian de las pudingas, únicamente, en que las gravas que las forman son
angulosas, de lo que se deduce que estos fragmentos han tenido un transporte corto antes de su
sedimentación definitiva (muchas veces de tipo glaciar).
Por su composición, los cementos de las brechas y pudingas pueden ser silíceos (cemento de
sílice o de sílice hidratada), calcáreos (de carbonato cálcico), ferruginosos y arcillosos (cemento a
base de arcilla).
Es decir, tanto las pudingas como las brechas se dividen de acuerdo con la naturaleza de los
cantos rodados y del cemento. Por ejemplo, brecha de cuarcitas con cemento arcilloso, pudinga de
cuarcitas y calizas con cemento calizo, etc.
Calcarenitas
Las calcarenitas, según se ha dicho, tienen un porcentaje de carbonato cálcico inferior a 50, pero
suficiente para dar clara reacción con ácido clorhídrico en frío.
El color depende de las impurezas en el cemento y en los granos, pudiendo variar desde colores
claros a pardos o pardo rojizos.
Areniscas
En las areniscas el cemento o matriz representa menos del 15 por ciento del total del material.
La naturaleza del cemento permite otra división de las areniscas. Generalmente este cemento es
ferruginoso, micáceo o arcilloso lo que permite distinguir las areniscas ferruginosas de coloración
rojiza o parda, las areniscas micáceas con cemento de naturaleza micácea y las areniscas
arcillosas con cierto olor a tierra mojada.
Menos corrientes son las areniscas calizas, con alguna proporción de carbonato cálcico que
determina una ligera reacción clorhídrica menos patente que en las calcarenitas, las areniscas
dolomíticas y las yesosas.
En las cuarzoarenitas es muy normal que la matriz sea escasa y esté formada por sílice secundaria
con lo que la roca es blanquecina si no está muy cementada y aun conserva aire en sus poros, o
gris si la cementación ha progresado más.
Las areniscas son rocas relativamente abundantes y que pueden formar series de gran espesor.
En España abundan en el Sistema Ibérico y estribaciones, forman manchas en Cataluña
alternando con conglomerados calcáreos o margosos en Galicia alternando con conglomerados
silíceos y, también, en localidades que rodean a los macizos graníticos o gnéisicos en las
provincias de Ávila, Salamanca, Zamora, Madrid, Cáceres, Badajoz y Toledo.
En general, las cuarzoarenitas proceden de sedimentación marina, mientras que las arcosas y las
litoarenitas se localizan cerca de las rocas originales siendo, normalmente, procedentes de
sedimentación continental, como ocurre en las manchas que rodean los núcleos de granito y gneis.
Grauvacas
Como en las areniscas, el cemento o matriz suele ser arcilloso, micáceo o ferruginoso y la
abundancia del mismo origina que su color sea gris, gris verdoso o gris rojizo.
Muchas veces, las grauvacas se presentan en zonas en las que ha habido movimientos tectónicos
importantes con erosión activa y sedimentación casi inmediata que no ha permitido mejor
separación del calibrado de los granos. Por ello, las partículas mayores de 50 micrómetros suelen
ser angulosas y algunos autores denominan microbrechas a estas rocas.
En España se encuentran en las mismas zonas que las areniscas pero, en general, mucho menos
abundantes (Teruel, Ciudad Real, Toledo, etc.). De todas formas, a simple vista, muchas veces es
difícil distinguir areniscas de grauvacas.
Lutitas
Las lutitas son pelitas poco consolidadas, de aspecto estratificado, untuosas, pulverulentas,
muchas veces abigarradas por coloraciones irregulares de óxidos de hierro.
Las lutitas enteramente silíceas están constituidas fundamentalmente por arcilla mineralógica. Al
estar esta roca poco consolidada, muchas veces se deshacen total o parcialmente con el agua por
lo que es difícil establecer la separación entre éstas y las arcillas incoherentes.
Es muy normal que las lutitas presenten una cierta cantidad de carbonato cálcico (menor del 50%)
con lo que el carácter aglomerante de éste les da una mayor estabilidad frente al agua. Si el
contenido es bastante grande (generalmente superior al 20%) la roca se denomina marga o marga
caliza y da clara reacción con clorhídrico en frío. Si el contenido en caliza es pequeño la reacción
no es aparente y la roca se denomina lutita margosa o marga silícea aunque este último nombre
no es muy apropiado.
En España están ampliamente representadas las margas, tanto las de origen continental como las
de origen marino. Frecuentemente entremezcladas con bancos de calizas, areniscas, yesos y
sales. Atendiendo a estas dos últimas rocas también puede hablarse de margas yesosas y
de margas salinas como tránsito a las rocas evaporitas de las que se hablará más adelante,
cuando el porcentaje de yeso o sal es menor del 50% y predomina la arcilla detrítica.
Pizarras arcillosas
Bajo el nombre de pizarras arcillosas o lutitas apizarradas se incluyen todas las pelitas bastante
consolidadas, de apreciable estratificación y dureza variable.
Son rocas que se han formado en gran variedad de ambientes lo que hace que su color sea muy
variable. Los colores oscuros corresponden a pizarras que se han formado en ambiente reductor,
por lo que contienen gran cantidad de materia orgánica rica en carbono. Los colores rojizos se
presentan en pizarras formadas en ambiente oxidante. Las tinciones y recubrimientos superficiales
enmascaran, frecuentemente, el color verdadero de estas rocas.
No es fácil diferenciar, muchas veces, las pizarras arcillosas de las pizarras metamórficas (filitas y
micacitas) porque no se puede establecer, con claridad, un límite entre la diagénesís y el
metamorfismo. Muchos autores califican a todas las pizarras como metamórficas. Aunque, con
todas las excepciones que matizan las afirmaciones generales, en España puede adoptarse el
criterio de que las pizarras correspondientes a los sistemas geológicas del precámbrico y
paleozoico son metamórficas y que, por el contrario, son sedimentarlas aquéllas de los tiempos
más modernos, como ocurre con las formaciones de "cayuela" en el País Vasco.
Sedimentos carbonatados
El sedimento original está formado por un conjunto de núcleos, generalmente ricos en carbonato
cálcico, (restos de fósiles, fragmentos de otras rocas carbonáticas preexistentes, detríticos, etc.)
aglomerados por un cemento o matríz de CaCO3 que se denomina micrita y que precipita sobre los
anteriores según la siguiente reacción química:
Esta reacción expresa claramente cómo al disminuir el contenido de CO2 de las aguas se produce
dicha precipitación. La disminución de CO2 en el agua puede ser consecuencia de un
calentamiento de ésta, de una disminución de presión, de la actividad fotosintética de las algas, de
la evaporación, del cese de respiración de organismos vivos, o de una combinación de dos o más
de estas causas.
Naturalmente, en todos los casos, la micrita puede presentar una serie de impurezas de arcilla,
hidratos de hierro, etc.
Calizas concrecionadas
Calizas orgánicas "sensu strictu"
Calizas comunes
Calizas espáticas
Dolomías
Calizas concreccionadas
Se denominan así a las rocas en las que la precipitación del cemento ha tenido lugar sobre núcleos
visibles, pueden ser:
En este apartado se incluyen las calizas en las que el cemento o micrita juega un papel secundario
frente a unos núcleos orgánicos que, por su tamaño o por su abundancia, definen las
características más notables de estas rocas. Se citan la lumaquela, la creta y el aragonito
coralino.
La Lumaquela es una roca formada por valvas fósiles de moluscos aglomeradas por un cemento
calizo. El carbonato cálcico está en forma de calcita y suele incluir muchas impurezas de
naturaleza variable.
La Creta está formada por corazas de foraminíferos, especialmente globigerinas, por fragmentos
de conchas y escípulas de esponjas, todo ello aglomerado por un cemento calizo-arcilloso. La
calcita ocupa, aproximadamente, la mitad de la roca, siendo el resto impurezas.
El Aragonito coralino lo componen restos de corales en los que el carbonato cálcico está en
forma de aragonito. El cemento que aglomera estos restos suele ser de calcita.
Se denominan así a aquellas rocas en las que los núcleos son microfósiles o/y de otra naturaleza
pero de tamaño muy pequeño con lo que, a simple vista, no se distinguen núcleos y micrita, sobre
todo si las impurezas no carbonatadas de arcilla, óxidos de hierro, partículas de cuarzo, etc. son
relativamente abundantes.
La caliza común es muy abundante en España, ocupando la casi totalidad de la mitad oriental de la
Península. También están formadas por caliza muchas montañas de Cantabria y Asturias. Existen,
asimismo, importantes manchas en las provincias de Palencia y Valladolid.
Calizas espáticas
La caliza espática tiene cristales visibles de calcita que se han formado como consecuencia de un
proceso diagenético de recristalización del primitivo sedimento carbonatado. No son muy
abundantes y su presencia forma manchas o enclaves en las comarcas citadas anteriormente.
Dolomías
La dolomía es una roca compuesta por CaMg(CO3)2 aunque raramente se presenta la dolomita
pura, conteniendo un cierto número de cristales de carbonato cálcico. Se forma como
consecuencia de un proceso diagenético de metasomatosis (dolomitización) a partir de las calizas
y en medios ricos en magnesio.
Sedimentos carbonosos
En esta sección se incluyen todos los depósitos modernos y antiguos en los cuales el constituyente
más significativo es el carbono orgánico, procedente de despojos de seres vivos.
La Turba es el término más moderno de la serie de los carbones, con formación incluso actual.
Tiene color pardo o negro, textura normalmente fibrosa, baja densidad y presenta en su interior
restos vegetales apreciables. La roca turba contiene menos de un 50 por ciento de carbono.
El Lignito es un carbón formado hace unas cuantas decenas de millones de años. Tiene color
pardo o negro, con textura leñosa, terrosa o compacta. Es blando y suave, con densidad superior a
la de la turba, pero inferior a la de la hulla. Contiene de un 55 a un 75 por ciento de carbono.
La Hulla se formó hace unas cientos de millones de años. De color negro y brillo graso, se aprecia
en ella, al microscopio, la estructura orgánica. Tiene fractura concoidea y su contenido en carbono
es de 75 a 90 por ciento.
La Antracita es más antigua que la hulla o, coetánea con ella, se formó a partir de los órganos
más duros de los vegetales. Color negro, con brillo vítreo a veces. Tiene fractura concoidea y es la
más densa de los carbones. Contiene más de un 90 por ciento de carbono.
Sedimentos no carbonatados
Dentro de este conjunto, se diferencian dos grupos: en el primero, evaporitas, la actividad orgánica
es nula o prácticamente nula; en el segundo, es esencial.
Entre las evaporitas podemos citar las rocas Sal, Silvina, Carnalita, Calcedonia, Ópalo y, sobre
todo, Yeso y Anhidrita. Todas ellas están formadas por los respectivos minerales del mismo
nombre más impurezas, normalmente de arcillas, calizas y óxidos de hierro. Así, yesos y sales
aparecen en las comúnmente llamadas margas yesíferas o salinas.
El Trípoli se denomina, también, tierra de diatomeas, por estar constituido, principalmente, por los
caparazones silíceos de estas algas. Es una roca gris clara o amarillenta, blanda al tacto, que
fácilmente se convierte en polvo. Tiene un gran poder de absorción por lo que se emplea en la
fabricación de explosivos.
El fosfato cálcico es utilizado por los peces, los crustáceos y algunos braquiópodos para formar sus
esqueletos y exosqueletos que, al depositarse en el fondo del mar, pueden sufrir una redisolución,
lo que da lugar a que los fosfatos se depositen alrededor de núcleos formando concreciones
nodulares. Esto es el origen de la roca denominada Fosfato concrecionado.
ROCAS METAMORFICAS
Introducción
Las rocas metamórficas son el resultado de la transformación de cualquier otro tipo de rocas,
ígneas, sedimentarias e, incluso, metamórficas, mediante fenómenos de metamorfismo.
Estos fenómenos debidos al cambio de las condiciones físico-químicas a que estaban sometidas
las primitivas rocas, modifican en ellas no sólo su composición mineralógica, sino también la
composición química, así como la estructura y la textura.
El grado de metamorfismo de las rocas puede ser distinto, por eso existen transiciones graduales a
las rocas metamórficas desde las correspondientes ígneas y sedimentarias.
Los tipos de metamorfismo son: dinámico, cuando la causa de la transformación de las rocas son
grandes presiones; de contacto, si la causa ha sido una alta temperatura por proximidad de un
magma; y regional, cuando concurren las dos causas anteriores.
Estas especiales condiciones que inciden en la formación de las rocas metamórficas hacen que
todas ellas se encuentren cristalizadas. Las presiones, que de una manera constante y con mayor
o menor intensidad, siempre se producen en los fenómenos de metamorfismo, hacen que las rocas
de este tipo, normalmente, presenten cierta pizarrosidad.
El tamaño de los cristales dependerá de los minerales existentes en la primitiva roca y de los
procesos de neoformación y recristalización. Los minerales que componen las rocas metamórficas
pueden formarse en el metamorfismo o bien ser los mismos existentes antes de la iniciación del
proceso.
Clasificación de las rocas metamórficas
Las rocas metamórficas pueden dividirse, esencialmente, con arreglo a dos criterios:
Según las facies de aparición de minerales de metamorfismo, esto es, según las
condiciones de presión y temperatura en las cuales, si el quimismo lo permite, van a
formarse actinota, o sillimanita, o granates, etc.
Según las secuencias metamórficas o, lo que es lo mismo, según el tipo de roca que les da
origen.
Nosotros vamos a utilizar este segundo criterio, menos interesante desde el punto de vista
científico, pero más útil para su descripción e identificación macroscópica y, sobre todo, con vistas
a considerar la roca como material a partir del cual va a desarrollarse el suelo.
Areniscas y
Grauvacas
clástica ESQUISTOS GNEIS
Psefitas
básica ECLOGITA
Ígnea
1. Tradicionalmente se han empleado los prefijos orto y para para significar la procedencia
ígnea o sedimentaria de la roca afectada por el metamorfismo. Así, un ortogneis es un
gneis procedente, por ejemplo, del metamorfismo de un granito y un paragneis aquél
consecuencia del metamorfismo de una arenisca. Sin embargo, el empleo del prefijo
adecuado no siempre es fácil y tanto más cuanto que el metamorfismo, algunas veces, es
muy complejo y una serpentina metamórfica de secuencia ultrabásica, en proceso de
metamorfismo posterior puede dar lugar a un mármol dolomítico.
2. Cuando el metamorfismo no es muy intenso y actúa sobre rocas sedimentarias pueden
quedar en la roca metamórfica resultante restos fosilíferos utilizables para la aplicación de
los principios de cronología relativa en los estudios de geología histórica.
La composición mineralógica del gneis es la misma que la del granito o de la sienita: cuarzo más a
menos abundante, feldespato no cálcico y ferromagnesiano no olivínico, pudiendo contener
muscovita y otros minerales accidentales.
Son bastantes las rocas que pueden dar origen al gneis, por lo que es una roca que presenta
muchas variedades. Entre ellas, las más significativas son: gneis micáceo con abundancia de
muscovita en láminas orientadas, y gneis glandular en el que se aprecian cristales nodulares de
cuarzo o/y feldespato.
Filitas y Micacitas
Algunos autores denominan a estas rocas pizarras metamórficas, diferenciándose las micacitas por
la abundancia de muscovita. A simple vista, sólo la mayor consistencia de estas rocas permite
diferenciarlas de las pizarras arcillosas sedimentarias siendo la cristalización y la aparición de
minerales de metamorfismo los criterios seguros para su identificación.
En España abundan en los terrenos antiguos de Asturias, León, en algunos puntos del Sistema
Central y Pirineos y, sobre todo, en Extremadura y Sierra Morena.
Esquistos y Cuarcitas
Procedentes ambas rocas del metamorfismo de psammitas y psefitas se diferencian entre ellas en
que las cuarcitas tienen más del 90 por ciento de sílice, y unas y otras de sus orígenes respectivos,
en la esquistosidad que presentan y por su consistencia.
Son ejemplares angulosos, esquistosos y que, al romperse, se fracturan sus cristales; las
psammitas, sedimentarias, son redondeadas y, cuando son angulosas, se rompen por la matriz a
cemento que une sus granos.
Son rocas de grano fino a grueso, de aspecto sacaroideo y colores claros, presentando
frecuentemente alteraciones en bandas.
No son abundantes en España. Las Sierras Blancas, entre las provincias de Granada y Málaga,
son las manchas más importantes de mármol dolomítico.
Serpentina metamórfica
Es una roca procedente de la actuación de procesos de metamorfismo sobre rocas olivínicas. Está
formada esencialmente por serpentina. Se emplea como piedra decorativa en construcción.