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Los cóorcES coLoNTALES

- 12
DEL CENTRO DE 1VIEXICO
xAv I ER f{oGuEz RAM fR Ez

'p I propósito de este capínrJo es doble. Primero, y el códice otorní de Huicbapan. Aunque resulte preci-
I--¿deseamos dar al lecror una üsión general de las pitado, será útil dar una definición de lo que en los
características más sobresalientes de los códices que estudios mesoamericanistas se define como un códice
se elaboraron después de la Conquista española en el colonial con glosas en caracteres latinos. En el léxico
centro de Márico, también conocido como Altiplano bibliognífico europeo,la palabra se ha usado para de-
Central; segundo, proporcionar una lista comentada signar cualquier libro o manuscrito antiguo, fabrica-
de los principales documentos pictográficos de esta do por lo regular en pergamino. Debemos de partir
área y, en particular, del territorio que ocupa ¿ctual- de dos premisas que parecen generales a este tipo de
mente el Estado de México. Sin duda, estas fuentes fuentes: un códice colonial con glosas es un manus-
pictóricas constitu¡en uno de los patrimonios más crito en que existe una a¡ticulación de concordancia,
importantes del mundo indígena colonial. A través complementación y/o aclaración entre un lenguaje glí-
de ellas podemos conocer diversas facetas de su his- fico, expresado en un estilo grá6co, identificado hoy
toria y cultura. En un rápido recorrido, pretendemos en día como indígena o tradicional, y otro üterario-
mostrar su naflualeza y riqueza. Para ellq iniciaremos europeo, el cual se inüoduce a través de textos en ca-
con un resumen de los cambios, desarrollos y persis- racteres latinos, en lenguas indigenas, español o incluso
tencias en su contenido y forma, de manera particular latín. La segunda premisa se refiere al origen del pin-
en los ejemplos del siglo xvr. No se debe pensar que tor y la temática del documento: los doürmentos picto-
solamente los gnrpos de esta región y época re tza- gráficos coloniales fueron elaborados por miembros
ron códices; el ámbito geográfico donde hallamos de las comunidades indígenas y hacen referencia, de
testimonios pictográficos durante la Colonia fue más manera primordial, a su propia culnua y/o su ¡elación
eltenso que en tiempos prehispánicos, como es el con la hispana, en muy variados aspectos que hoy es-
caso del centro-occidente de Mesoamérica (Michoa- tudian la historia,la lingüística, la arqueología,la etno-
cán); también conocemos algunos ejemplares de picto- graffa, la historia del arte, la antropología social, la
grafías hechas después de la etapa colonial temprana, historia de la medicina y otras disciplinas. Sin emba¡-
como el numeroso grupo conocido como Tbchialoyan go, existen códices muy importantes que carecen de
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glosas u otros en los cuales son muv b¡eves.También ventaja se reficre a la existencia de un ror¡ar de docu-
hav casos en que los tertos aparecen sin relación con m(nttcion escrilr cn (art( ¡ere. latino. en l.nci¿cion
las pictoglafias. Algunos autores llegaron a proponer cst¡echa con ciertos códices, es decir, disponemos dc
incluso una conlección prehispánica para los ejem- un mar,'or número de fuentes para ana.lizarlos. Ade-
plos sin glosas, como el Códie Barhónico o el Códice más, a muchas de las pictografías realizadas después
Bolurini, conocido también como Tira de la Peragri- de la Conquista les agreg¿ron telltos que podemos en-
ndción.Pero fie a trar'és del análisis del estilo gráfico tender in primafacie, a diferencia de los códices prehis-
indigena rr i tLi el europco como se llegó a con- pánicos, en que se tiene la grave limitación del
cluir que se tratabr de documentos pintados en las desconocimiento de la tradición oral que acompañaba
primeras décadas después de la Conquista, muv pro- d. amoxtli o"116ro dc escriturÍ'. Libro v oralidad inte-
bablemente de¡irados de prototipos prehispánicos, los graban el sistema completo de registro.
cuales, por razones todar'ía desconocidas, se'alteraron A pesar del esfuerzo edito¡ial iniciado dcsde el si-

al int¡oducir elemcntos de fo¡mato v técnicas de la glo xx por personajes ejcmplares como Edward King,
pintura europea. vizcondc de Kingsborough, y el duquc Joseph Flori-
Disponemos de dos importantes r''cntajas para el mond de Loubat, aún persiste el problcma de la lalta de
e.rudio de 1.,' codice' col,rni, e-: Il ¡rimerl. r' mi' buenas ediciones críticas I sobre todo, reproduccio-

obvia, es su cantidad. Existe un gran número de Picto nes en colo¡ v formato originales. X{uchos códices
grafías, lo cu nos da un saludable margen para efec- coloniirles se han considerado pictografías "híbrid¿s"
tua¡ por ejemplo, estudios comparativos. La se¡gnda o de "segunda clase", lo cual ha dificultado aún más
I (): COi)lCIS COI.O\tALtS I)[t Ct.:\1RO DE ¡tÉ\lCO

su edición. Sin embargo, debemos aclarar que tam- que los factores limitativos antes mencionados impi-
bién desde el siglo pasado ha habido estudiosos me- den hacer rápidos progresos, perc, por otro lado,conta-
ricanos v extranjeros quc, haciendo grandes esfuerzos, mos ahora con ercelentes recopilaciones bibliográficas,
pLrblicaron ediciones de códices v manuscritos. Cabe como los artículos aparecidos en los volúmenes sobre
¡ecorda¡ un nomb¡e de esa no muv larga lista: el de fuentes etnohistóricas del Handbook af Middle Aneri-
Robcrt H. Ba¡low (r9r7-r95r), talentoso investigador can Indians (1964 en adelante), que permiten iniciar el
e-stadounidense amante de nuestra cultura indígena, estudio de los manuscritos sin tener que realizar una
quien dedicó gran parte de su vida al estudio de do- larga búsqueda de información previa de tan disper-
cumentos y pictografias coloniales asociados sob¡e sos materiales.
todo con la cultu¡a náhuatl. Barlow es autor de los Para proceder a esta reüsión de los códices colonia-
comentarios a fuentes tan importantes c ono el Códi- les del centro de México, dividiremos el resume n en
., Azcdti an,parte del Códice Cazcatzin, el estudio de dos grandes secciones. Primero erplicaremos las caracte-
It Crónica X,una de las láminas del Map a Quinanin, rísticas generales de los códices prehispánicos; después
el primer catálogo de pictografías Gchialoyan; ei Cd se mencionariin los cambios que .e operaron princi
.litt de Tlateloho, además de otros trabajos, como el palmente en la primera etapa colonial, para terminar
rcalizado junto con By¡on McAfl-ee en to¡no a los con algunos apuntes e ideas surgidas de la compara-
clementos fonéticos en escritura jeroglífi ca del C¡die ción. No es nuestra intención agotar el tema, sólo que-
lftrdazd.Tambtét a este investigador le debemos la remos dar noticia sobre algunos aspectos que, por no
tundación, en 1943, de la revista Tlalocan, dedicada aJ estudiarse en conjunto, han pasado inadvertidos.
.,n.ü.i. lilolcigico de la- lengua" me.o¿mericana:.
No ha sido sino hasta tiempos recientes, con los (ARACTERÍSTI<AS GENERALES DE LOS CóDICES
eirudios de Alfonso Caso, Rafael García Granados, PREHISPANI<OS DEL CENTRO DE MÉXI<O
S.rlv¡do¡ Mateos Higuera, Salvador Toscano, N{iguel El primero y más grave problema que enfrenta el es-
León-Portilla, Donald y Nfartha Robertson, Henry tudioso de los códices del centro de México es la ca,
B. Nicholson, Luis Re1'es García, Perla Valle, Keiko rencia de materiales elaborados antes de la Conquista
\bneda, Eloise Qriñones Keber, Carmen Aguilera, hispana, sobre todo para lo que hoy se conoce como
Elizabeth Hill Boone, Jacqueline Durand Forest, valle de México. Consciente de este problema, Do-
Ferdinand Anders, Hanns J. Prem, Ursula Dycker- nald Robertson, en su estudio sobre las llamadas "es-
ho{ Juan José Batalla Rosado, Manuel Hermann cuelas metropolitanas" de manusc¡itos pictográficos,
Lejarazu, Cecilia Rosell, Luz Ma¡ía N{ohar Betan- utiüza un códice mirteco prehispánico, el Zoucbe-Nu
.ourt, Nlaría Castañeda y otros, que se han propuesto ttall, como prototipo para definir el estilo nativo o Ía-
sistemas de análisis de códices para los mate¡iales dicional amplio, definición sobre la cual intenta más
Jel Altiplano Central. Dichos sistemas, en estrecha adelante probar una serie de planteamientos para el
¡onexión con la lingüística, la iconografia, la historia estudio de las pictografias coloniales de la Ciudad de
l la antropología en general, distan aún de solucionar México y sus conto¡nos. Robertson mantiene l¡ tesis
¿lzunos de los problemas básicos, sin embargo, ya se de que la escritura mirteca penetró el centro de X,férico
hirn dado los primeros pasos. Es en esta área metodo- vía el ¡eino acolhua-tetzcocano, a través de los gmpos
1ógica donde constantemente se han escrito las críti- conocidos como dailodaque y chimalpaneca. Por tan-
c¡s más incisivas a los trabajos publicados. Cie¡to es to, es válido hacer estas comparaciones con materiales
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- :..:ecos de certero origen prehispánico para recons- Estc fcnómeno se intensifica cn l¿s historias de los
-:-.: \ tlocuilolli del centro de N{éxico prer.ia a r5r9. orígcnes de los pueblos, cn particular en los segmen-
tos migracionales (López Austin, r973).
Temática
-..''-.ccto de su temática, tenemos noticia de cuatro h Re / i gí o s o s (tom.h.n*l)
:: . básicos de materiales: Son los más nume¡osos para el centro de J\{éxico 1'se
pueden mencionar los dcl grupo denomintdo Borgio
:l:i tót iios (Bargtd, Laud, Fejen.'dry-Ma1,er, Cospi v tr/atiano n
¡7),
I ¡¡mentos coloniales tempranos com c¡l¡ Tin¡ de /a procedentes de una región locdizrdr entre Tlarcala por
:, :;,ia¡¡¡,in (Códie Baturini) muestran cómo debie- el no¡tc y la zona limít¡ofe entre Puebla t- Oaraca, con
- :'. Je h.üe¡ sido los cjemplos prehispánicos. A trarés posibles extensiones hacia Vcracruz por el sur Su os-
:.. .::o combinado de glifos onomásticos, calendári cu¡o contenido reliqioso se estructura por medio dc un
. r toponímicos, se registran eventos en un ámbito calendario ritual conocido como tonal2ahudli.En de-
:-:-,..io temporal determinado, en un marco "histo- finitiva, se trata de materi.ales prehispánicos que pre-
: :r.iiico" muv rrlgezerzi, en que cl mito y la historia sentan muchr dificultad para su interpretación. Entre
': r:.trevcriln v marctn Ia, pdutrl\ intcrprctltir a.. l¡5 ¡¿7o¡e. que h.rn limirrdo
'u esclJrecimicnro e.-.ln:
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al su contenido mántico propenso a interPretaciones e Historia (cnr-nxeH cn adelante). A pesar de pre

relatiras; I la posibilidad de que se havan pintado li- sentar adicioncs hechas en la época colonial, varios
bros adivinatorios para actividades muv cspecíficas especialistas consideran que cl plano fue conleccio-
como el comercio, la agricultura, el culto a determi- nado en la etapa prehispánica (Kubler, r964).
nrdas deidades, las actividades guerreras v otras más,
)', que el sistema g¡áfico utilizado no tiene su contra- d. Cartogrtifcos
parte en un idiornir específico, lo que nos impidc un No han sobrevivido ejemplos anteriores ¿r la Conquista,

acercamiento lingüístico dirccto. pero interimos su cxistencia a üa\És de la información


en fuentes colonirJe s.EI Mapa de Sígiienz¿ v el Códice
r. Adtninish'atí7tas Xolot/podritn ser copias de prototipos prehispánicos.

Pucden ser tributarios, como 1a -i'l4aÍliula de Tributos, No obst¿nte,la influencia europea, sobre todo cn crlan-
considerada una copia muy cercana a un prototlPo to a la dimensión espacial, es noable cn lmbos casos.
prehispánico, o topográfico-catastral, como eI Pldno
parcial de la Ciudad de Mérico, códice de grandes Mater¡¡l€r
dimensiones que se encuent¡il en Ia Co- En la región central de Nléxico predominrj el uso del
lccción de Documentos Pictogrdficos de papel de arr.ute (onat/1, elabort"do de la cottcze de
."'Y;lli:lj1:
t.:o. la Bibliotec¿ Nrcional de Antropología una iriguera, aunque también pudieron usarse pielcs
dc venado y fibras duras procedentes dc los dife¡entes

.' ,-,',-!. ,t,-,1,,. .' ,..,:..'L)",.7't' tipos de agaves. Aún existe la polémica en to¡no a la uti-
lización, en esta región, de lienzos de algodón en la
época ¿nterior al contacto europco. Dichos lienzos se
r,olvieron de uso común en la ctapa coloniirl.

Aspe(tos formales
Con b¿se en los comentuios de Doneld Robertson
i ;i-'!:r.:^::;( G959), podemos sintetizar los silltientes elementos en
las pictografi as prehispánicas:

Predominio de la fo¡ma de biombo ("pano de


C¡stilla") en el formato dc presentauón.
ú$
*--Y.: b) Estilo gráfico conccptual, unitario v co¡l ten-
ll\ rr/ \
lI-\ l\ ^--Y-. \ detcia aJ horrar tacul, en contraposición al estilo
l'\',1
| \t |I J lltt europeo que es perceptual, unificado v de com-
-.t 1nt h¿-.¡t
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- rf.-rÁ4 posición focal.

' ,...... /.\:


:i.'i.... , Elcmentos rgregados pero no unificados.
11) AJguno. per.onrjc..:itio. u oblcto' im¡orrrn
.i.t- &@r
^,:m
É$rJ fr*r
ffi k*vr' Gtf4r ' tF-
tes se representan de malor tamaño.
Abatimiento de los planos para presentar leja-
nía o cercanía. Consiste en una degradación en
..: ..)DICES COLONIALES DEL CE¡'TRO I]E IIÉXICO

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el tamaño de las figuras debido a la falta de pers- otra de las herencias prehispánicas o resultado de la
pectiva, lo que da como resultado una especie influencia de la escritura utilizada por los españoles.
l" "^¡i<"ic <in c<^'.i^" Los glifos onomásticos y toponímicos sirven para iden-
' Se usa una Línea negra, firme y de anchu¡a ima- tificar personas y lugares; no se intenta introducir un
riable para delimitar las formas de las imágenes. parecido real o indiüduación a través del dibujo mismo.

-¡ -{usencia de colores dewaídos y sin somb¡as. Debemos considerar la eristencia de por 1o menos
: .Lmplia función simbólica del color. Se aplica de dos niveles de realización de pictografias en tiempos
manera homogénea y sin matices. prehispánicos: el primero correspondería alos amaxtla-
cuilaque, con mayor grado de profesionalismo, con un
G| íf¡c. adiestramiento en escuelas especializadas y en estre-
E lenguaje es plenamente glífico, al que algunos au- cho contacto con el sacerdocio y la organización estatal.
:o¡es definen como "sistema gráfico escritural". Es un El segundo nivel abarcaría a los pintores de pictogra-
-:üoma dibujado", compuesto de pictogramas, repre- fías de uso más inmediato, como fue el caso de alguna
ertaciones esquemáticas directas de objetos, sujetos o documentación administrativa de los calpultin o ba-
iijones e ideogramas; ésros definidos como imágenes rrios, referida a asuntos de tributación, posesión de
.::nlencionales que simboJizan o sugieren elementos tiera, reparto del trabajo comunitario ( tequitl) y otras
ie un pensamiento más abstracto (en esta categoría actividades que requerían un registro fijo, generaLmen-
:rtra¡ían los glifos numerales, los calendáricos y los te cuantitativo. La complejidad de esta documentación
.rriores). Debido a la falta de ejemplos de certero origen es menor que la primera.
::rterior a r5r9, no se podría aseverar si el fonetismo Por ultimo, consideramos que la manufactura azox-
:ue se detecta en algunos de los códices coloniales es tlacuilolli fite,antes de la Conquista, una actividad anó-
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nima. Es probable que en la confecclón de un códice Los documentos históricos hacen mención erplícita de
har an prrricipado r ¿rio' individuo'. quLzá con un .i.- los origcnes del señorío, las niÉiraciones, los asenta-
tema de maestro-aludantes, como ocur¡e en las ac- mientos, la fundación dc comrinidades, así como los li-
ruales tiras cómicas. najes de los gobcrnantes con sus uniones de parentesco.

Salvo copias hechas en la época novohispana (?o-


CAMBIOS EN LA EIAPA COLONIAL naltunatl de Aultin, Códice Borlñnio, por ejemplo),
Te ñáti<. bajo los auspicios de las auto¡idades religiosas o civi
Como fenómeno gencral, vemos una ampliación de les, las pictogralías de contenido rinal desaparecen.

temas v lormatos, producto de la combinación de lo En cambio, aparecen en el nuevo ambiente cristiano


nativo con elementos hispanos. Gran número de cjem- lienzos v lib¡os didácticos usados por los evangeliza-

¡lo. trrtrn tcml. hi\toricL,\ \ administrrrivo',I rece' dores para convertir a los indios. T¿l es el caso del
en combinación con aspcctos religiosos f c:Lrto¡gáficos. grupo de catccismos llamados testerianos, donde se
L-Lr Lrl\ l{r Lr \L lr()

. -:: lcnqu¿ie pictórico nlu\'.v11.(¡rr¡i p¿ra tnns- dc Jos rbusos que padeció la poblacicin n¡tir-a. Uno de
:::1.1 c¡tequcsis. Aún quedrr por clilucidrr si este los dc¡cumentos rnás importantes dc cstl tc¡niticrr es

-:..- r tienc algúr.r r-ínculo con l¡ glíficir t¡¡dicir¡nal el de Tcpctlaoztoc (E"stado de Nlé.xico), llamrdo Cd
' ...,r si se trirta de un nuero tenómeno escritural lice Kingshorough, estudia.lo con dctenimielito por la
-- ' . f)cstacari cn Las pictoqrafirs de tipo econó- historiadora Perlrr \¡alle (r994). En su contenido en-
-:.iministrir,tiyo las Listas de tributarios r-tril¡u contrilrros, cono principtl rsunto, lil solicitud de
.:. to¡oqriLfi co cat¿strllcs. Esta docullicntación moder¿cicin dc t¡ibutos cstablecidos en r55r. Contie-
- -.-.,¡ionada cc¡n los ir.r.rirortantes problcnas de la ne, ldcmirs, r-arilLs secciones clue comprenclen Jos iui
-: r Jc lrr tierra, la irtrusión de las encorniendrs teccdentes histriricos (genealotía de los gober.r¡ntcs
: .: ,.. .Lii c¡¡mo h rcoruanizaciór'i politicir de las co- dcsde la época prehispár'ricr), dos mapas del árer dcJ
--.r,les indiqenas. scñorío r-l¿ rchción dc lirs clos ctrprs de la encir
.. . , .le nilprs se mantienc cn la et;rpr colonill. mient (Hernán Cortés v Gonzalo de Salazar). El
.., .,,: ciemplares rnás intcres¡ntes es cl lla¡rado doct¡rnento combina glílic¿ trldicion¿l con teritos en
:. .!,llta Cllz, de mediados del siglo xr.r, don- español lfirc re¡lizado hacir r-55.1. Otro códice de
. .:.ibr: h introdr¡ccicin de eler¡entos de paisaje que'j'.Ls es el Ovrazr; lLrl gran porcirin de1 mismo está

:r::.r europea,los que se conbin¿n ccin las tr¿ dedicrdr ¿ denunciar los lbusos cle que f'uerrn objcto
.. r¡¡itrrs. El Cóli¡¿ Xl¿rtín lc l¡ O.rr:,llamadcr Lr-s ilidígclrrs quc r.ir-ían cn Tcnochtitlirn I sus alrctlc
, (,:,{i¡¿ B¿tlíuno o B¿ri¿riui, de contenidcr clo¡es. EL C¿,/,'.r ,V1¡..ri ¿¡r¡¡¡-r cs cicmplo de una picttr
' r medicinal, t lrrs "histo¡i¿s de 1.r vicla coti grlli¡ colc¡]i¿l dc contcnirlo clirerso: los rrirteri¡lcs
..:,.\l,tpo Quinttzin y dcl Códic¿ ).l¿nloz¿ son histcirjcos, organizailoscn unr línc¡ continur dc
. .le lr¡.s nucvas tenáticns surgidrrs de la nccc lños, estiin lconiplñldos cle un c¿lendl¡io menoki-
:: r:rti)rm¡ción sobre l¿s "costumbres" dc los sico, elementos ¿strolcjqicos del \'iejo.NIundo, csce-
- ::rLristldos por pa¡te de las tutoriclacies cir'l l
nas relisios¿s cristianils dos cuentts
. :.r.litic¡s hispanas. Casos especiale-r, r' mu! ritulles (tonirlrrmatl).
a,,¡,...
-: : :c.. son las denuÍrci¡s, i1 trit\'és de irlágene-s,
I,\\'1ER ¡..OC LJ EZ R \¡IÍREZ

Ciidice de llega, incluso, a sac¡ificar la cronologia, como vemos


Santa NIari¡
en la primera parte del Códice Mendoza.Se notan tam-
á 1¡t
'"
.e
;}JR F"€"lf a, rl.o¡ I bién espacios vacíos, algunos de ellos producto de los
r-]É-il" I cambios de fo¡mato y otros dejados a propósito para
introducir textos en español o en alguna lengua indí-
gena, como fue el c^so del Códice Barbónica.
.:-"'L, r--fft¡a]il--1
l+¿¡R l'-,ll .,.;n,fl ff @ ll. o, I El histo¡iado¡ del arte Donald Robertson (1959)
'* lp
t-l
llt--J¡ llillÉ
LnJ ll-l plantea la existencia, después de la Conquista, de "es
cu€las metropolitanas" en el valle de México: la tetz-
cocana, con un énfasis en la cartografía, que se ve
asociada a los eventos históricos; la tenochca, con
presentación formal, donde predomina la cronología
v la escuela de Tlatelolco, que produce mate-
-f-;¡- anua1,
riales "académicos", bien acabados, de temática dive¡-

ñoFl''l
]L-,J L-
sa, y con una gran influencia de las formas europeas,
como es el caso del Cdllce deTlatelolco,el Códice Mar-
tín de la Cruzy el Mapa de Santa Cruz.
Mater¡aler
Aparte del papel de amate, se comienza a usar paPel clífi(a
europeo. Otras fibras 1'egetales como a.lgodón, maguey, El lenguaje, originalmente glífico, cambia a uno glífi-
izote v piele s de venado ctmdas (Mapa Tloninlr el orr- co-literario europeo, o sea, a la combinación de imá-
ginal de la Genealogía de los rela chichimecas) se usaron genes con textos en caracteres latinos, introducidos
txmbién como materiales de soporte. Como menciona- con el objeto de explicar los contenidos gráficos. Ya
mos, es imposible asegurar con certeza que todos estos nos referimos a aquellos casos -por suerte poco co-
materiales sean enteramente de tradición prchisPánica. munes- de introducción de glosas sin relación con el
contenido del códice. A partir de la segunda mitad
Aspa<tot fotmale3 del siglo xvr da inicio un proceso que podríamos de-
Se comienza a usa¡ la tridimensionalidad, a veces con nominar de "viñetización", en que la glífica tradicio-
¡esultados verdaderamente extraños. Por ejemplo, al- nal desempeña un papel cada vez más secundario
gunas de las rarezas del dibujo son producto de un in- como vehículo transmisor de info¡mación. Sin em
tento de unificar los glifos prehispánicos en un paisaje bargo, la tlacuilolli persistió, con diferentes grados de
de estilo europeo. Encontramos sombreados, claroscu- influencia europea, en la etapa colonial, en gran me-
ros y una eventual desaparición de la línea negra uni- dida gracias a la decisión de la Segunda Audiencia
forme que en la pintura prehispánica limitaba la forma GS:o tS:S) de dar la categoría de documentos legales
de las figuras. En algunas pictograffas se continúa la a "mapas y pinturas" indígenas presentados en los t¡i-

costumbre de dibujar en mayor tamaño personajes, si bunales (Ruiz Medrano v Va1le, 1998).
tios o elementos importantes. El formato de dobleces En lo que se refiere al tipo de escritura, todavía se

(biombo) se va a desintegrar en algo "discontinuo', a la cuestiona ci hubo. po.terior a Ia Conqui.ta, un zaci-


manera de los libros europeos. En estos cambios se miento o desarrollo más intenso del fonetismo, prin-
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cipalmente silábico, en el México central. Autores Hubo diversos niveles -algunos de ellos todavía
como Rafael García Granados y Robert H. Barlow se sin explorar- de integración, así como diversas
inclinan hacia el argumento de una proliferación co- ¡ a veces, complejas fo¡mas de unión de elemen-
lonial de glifos fonéticos, que ya existían antes de tos indígenas y europeos.
r5r9. Nicholson (1973) recoge los asuntos principales N{uchas de las pictografías coloniales estaban
de esta polémica. dirigidar a lor nuevo. .eñore. de la tierra: por
Sobre la identidad de los pintores de códices dis- tanto, encontfamos una serie de ajustes forma-
ponemos de escasa información. Pocos nombres hxn les v de contenido para un mejor entendimien-
sido registrados en las fuentes.Tirl es el caso de Fran to del grupo dominante. Sin embargo, un buen
cisco Gualpuyogualcal, pintor del Códice Mendoza, número de ellas se confecciona¡on exclusiva-
cuya técnica €s un ejemplo de la conbinación de for- mente para ser entendidas por los miembros de
mas nativas y estilo pictórico europeo, particularmente l¿. comunid¿des indrgena.. E5te import¿nte
notable en la te¡ce¡a sección. En los códices colonia- ¡5unto. que podrra aclarar v¿rios temas aún en
les parece evidente la participación de varios artistas, debate, ahora ha comenzado a ser explorado
costumbre que, creemos, se practicaba también en con ma1'or detenimiento. Ade más, se ha detec-
tiempos prehispánicos. tado que las pictografías, en ocasiones, no refle-
A manera de conclusión, podríamos esbozar algu- jan la información del altepetl como entidad
nos elementos que surgen de la comparación de los unificada, sino de uno de sus componentes ét-
materiales prehispánicos y coloniales: nicos o teÍitoriales (barrios), lo que hace, por
ejemplo, más difícil la reconst¡ucción histórica.
.. .' 'lL -\, ol^\l\'' j .,1 - !l \ ^O DL \l-\lau

.' Po¡ most¡a¡ un estilo híbddo, las pictografias las pictografias provienen del censo redactado por
coloniales del centro de México se han consi- John B. Glass (en colaboración con Donald Robert-
derado de segunda categoría, lo que es un error, son) para eI Handbook af Middle American Indians
ra que si formalmente no podemos comparar- (volumen r4). A esta publicación, y a la puesta al día
las con los códices prehispánicos de otras ¡e- preparada por Michel R. Oudijk y María Castañeda
giones. de mejor compc,:icicin y con un si.tema (website), debe acudirse para recabar mayor infor
escritural unificado, su contenido y estilo mes- mación descriptiva vbibliográfica. Aquí sólo mencio-
tizo re'ultan aspecto\ muv \ aliosos. namos obras de reciente publicación.
Escogimos sólo aquellos ejemplos procedentes de
Todar'í¿ esr¿mos en posibi.lidad de encontrar picro- poblaciones o áreas que actualrnente pertenecen a-l Es-
::f,tias desconocidas o de dar a conocer algunas que tado de México, entidad que ocupa una buena porción
:efmanecen inéditas en colecciones nacionales y ex del Altiplano Central.
:.rrjeras. La búsqueda en archivos, bibliotecas y fondos
::ir-ados no ha te¡minado. Inclusive, algunas de ellas Area o<<¡dental
:rdrían aparecer en lugares insospechados como el del Estado de ¡léxico
::-¡erior de un Cristo hecho de masa de caña de maiz, Anales de San Lorenzo Haucalpan
: peqadas a los muros de un claustro conventual. f¿Huacalpan? ¿Nauhcalpan?] (r3r)
El documento, ahora perdido, al parecer proviene del
CÓDICES CO LON IA LE S pueblo de San Lorenzo Tepaltitlan, al oriente de To-
PRO(EDENTES DEL ESTADO DE MÉXICO luca. Contiene catorce fojas con una cuenta cronoló-
\:lo importante.Los números entre paréntesis v gran gica desordenada que abarca aproximadar¡rente de los
:¿rte de la información que acompaña los títulos de años r38z a 16o4.

/ri Ilapa de
Uppsah
(,. ¡ssj/.
L!\-{ CODICt5 COLONIATEs Dft CfNTRO Df MEXICO

C-st¿ d¿ la Vilk de Tbnaaaltepu Qo9) Calmdario matlatzinca


E documento, propiedad de la Biblioteca Newberry, y Códice de Metepec

EÁrard E. Ayer Collection, en Chicago, de conteni- El primero es el único que contiene información de
do predominantemente cartográfico, no se ha publi- esta etnia, acompañado de dibujos de estilo comple-
¡rdo- Por las escasas referencias disponibles, sabemos tarnente europeo. El Calendaria, confeccionado en el
¡ h pictograffa fue realizada en papel indígena y da- siglo xvn, forma parte de un volumen más extenso
a del siglo xvr. El mapa quizá fue elaborado para cuyo contenido aún no se ha estudiado y que se gu¿r-
mpañar un pleito de tierras en que estaban impli- da en la Bibüoteca Nacional de Francia. Allí se regis-
odos algunos sujetos de Temazcaltepec. tran los nombres de los meses y los días en lengua
matlatzinca, así como una correlación con el calenda-
Taazraltepec d'un Procés Criminel[...] Gto)
Piéces rio cristiano de 1553{554 o 1589. Barlow opinó que el
E original se encuentra hoy en la Bibüot€ca Nacio- calendario bien pudo haberse redactado en Tlacote-
rl de Francia y perteneció alguna vez a la colección pec, cerca de Toluca.El Códice de Mete?ec contiene un
dcJoeeph Marius Alexis Aubin. Se trata de un pro- texto en lengua náhuad con dibujos muy sencillos en
ctsojudicial entre los pueblos de Temazcaltepec y Ma- estilo europeo. Abarca varios temas; da inicio con una
Lcetepec, fechado en 1566. descripción de la entrada del Evangelio en la comu-
nidad y termina con un testamento. Angel María
Tlrotepec: piéce du Procés de Pablo Ocelotl Garibay Kintana, traductor y edito¡ de 1a primera
á sfk, Alonzo Gonaílez $36)
contre edición de 1949, opinó que se trata de una copia tar-
Esc códice también forma parte de la colección de la día de varios documentos redactados a finales del si-
BHioteca Nacional de Francia. Dibujado en papel eu- glo xvt o el primer tercio del xvII.
rqeq contiene datos sobre la propiedad de tierras
rtmbradas de magueyes y las pruebas de legitimidad Aidice o Matríaia tributaria de Xiquipilco-Tbmoay
& propiedad de los ütigantes. Procede de este pueblo De los pocos documentos pictóricos del siglo xvr que
li:¡do al sur de Toluca. Fue realiz¿do hacia 1565. De conocemos para el valle deTo\ra,la Matrícula deta-
á ciste una publicación facsimilar, acompañada de lla los pagos (tasación) hechos en 1559, con el objeto
n estudio detallado (Ruiz Medrano y N ogaez, zoq). de que un juez español los moderara. Existe una edi-
ción facsimilar con un texto explicativo pubücada por
O;Áite dt Xilatepu El Colegio Meriquense (García Castro, 1999).
5c raa de un documento que combina glosas en es-
pmol con pictograffas de tradición nativa y dibujos Arer or¡eñtal dcl E¡tado d. taóx¡Go
a función de viñetas. Su valor ¡adica en que es uno Aidice Xolotl (¿tz)
dc h,s pocos ejemplos que tiene relación directa con Sin duda es el documento histórico-genealógico más
h historia y la cultu¡a de los otomíes del norte del importante generado en el ¡eino acolhua-tetz cocano.
F-*ado de México. Presenta, además, muy visibles En diez láminas de papel de amate se narran eventos
rincr¡los con el Códiee de Huicltapan (Hidalgo). Exir históricos en un ámbito geográfico, desde el inicio del
rn dos ediciones pubücadas en el Estado de Méúco. señorío de Tetzcoco (siglo xrr) hasta el tiempo de la
Todavía se espera una edición facsimilar con un am- guerra contra los tepanecas de Azcapotzalco (ca.t4z7-
püo estudio de su contenido. t43o). Ésta es una de las principales fuentes que usó
X \\'I ER \OCLIEZ R.\IIÍREZ

el c¡onista Fe¡nando de Alva LrtliLróchitl para com- Códice en ruz (84)


poner sus Obras históricas. Se trata dc una pictografía de contenido histórico que
tienq un lormato excepcional. Conriene trec .eccio-
Mapa Tlobtzin Q56) nes autónomas en forma de cruz griega. En cada b¡azo
La pictografia, tal vez realizada antes de r55o, naffa en se acomodó un t/aftll/l o gmpo de trece años que cubre
forma gráfica el establecimiento de los descendientes una cuenta que se inicia en r acatl, r tecpatl, r calli
de Xolotl en la región nuclear del Acolhuacan, al y r tochtli, y termina en r3 acatl, 13 tecpatl, r3 calli y
oriente de los grandes lagos. Contiene las genealogías 13 tochtli. Por ta.nto, cada cmz suma 5z años, un xlz,á-
de seis poblaciones, entre ellas Huexotla y Coatli nolpílli o atadura de años. El documento cubre la
chan y hace alusión a Tenochtitlan y Azcapotzalco. cronología cristiana de r4oz a 1553, con adiciones hasta
Es una tira de piel que perteneció a las colecciones de 1569. Se añadió una glosa que refiere un evento ocu-
Botu¡ini v Aubin. Este último tradujo las glosas del rido en 16o3. Gracias a esta presentación se ha podido
náhuatl y escribió un comentario general. Forma par- incluir en cada columna anual un conjunto de noticias
te de las colecciones mexicanas de la Biblioteca Na referentes a genealogías, migraciones, gueÍas, con-
cional de Francia. (Véase Aubin, 1849, edición en quistas v problemas en las actividades agrícolas. Por
español de zooz.) otro lado, esta forma sintética de presentación a través
de conjuntos gráficos no permitió la inserción de glo-
M apa Quin a lzin (zQ- z6 4) sas que explicaran los contenidos. El códice también es
La primera parte es de contenido histórico y relata los conoc\do como Anales de Cuauhtitlan,Tbxcoco 1tMéxica
sucesos en la época de Qrinatzin Tlaltecatzin y Te- o Anales de Sdn Andrés Cbiauhtla. Chtrles E. Dibble

chodala Coxcoxtzin, descendientes directos de Xolod. ¡ealizó un análisis completo que ha sido reeditado en
También se muestra, con gran insistencia, uno de los r98r. El original es parte de la colección mexicana de
fenómenos más importantes de esta época: el proceso la Biblioteca Nacional de F¡ancia.
de aculnrración de los acolhua-chichimccas. En la se-
gunda sección se describe con detalle, a través de un Códie de San Juan notibuann o Códice
dibujo, el palacio de Nezahualcoyotl y Nezahualpilli, d e Te nco to -Ac a I m an (3t5)
con planta y elevación al mismo tiempo, el espacio Forma parte de la crp-¡N¡H. El códice contiene no-
real-simbóiico de la organización política del Acol- ticias de los conflictos que surgieron en 1557 entre los
huacan. Aubin, en 1849 (edición en español de zooz), pobladores de San Juan totihuacan y los agustinos,
escribió sob¡e el contenido de la pictografía; los co- quienes habían sido enviados para reemplazar a los
mentados se acompañaron de una litografia. En la franci5crno.. Perla Valle e.cribio un primer accrca
pictografía se usó papel de amate. Pe¡teneció a las mlento en 1996.
colecciones de Boturini v Aubin y está depositada en
la Blblioteca Nacional de Francia. Un reciente estu Mapo o Tíra de Tbpecbpan $r7)
dio completo, con una reproducción facsimilar, lo dio En una tira de papel de amate de 6u 5 cm de largo por
a conocer Xllohar Betancourt en 2oo4. u r cm de ancho fue registrada, de forma sincrónica,la
historia de Tepechpan v la de N'Iéxico{enochtitlan.
Códice dt Tepetlaoztot o Códie Kingsboraugh (úl Los datos fueron acomodados a 1o largo de una línea
(Véase Introducción.) continua de glifos calendáricos circulares en el siste-
:os cóDI( r1s coLo\1.\Lt:s t)tL cLNTRo t)Lt \lt;:xtco

ma tradicional de cómputo anual de cuatro cargado-


res (acatl, tecpatl, calli y tochtli) y trece nume¡ales. El
códice es uno de los más importantes ejemplos del
tbrmato llamado "anales continuos", con una larga
duración,ya que la cuenta se inicia probablemente en
,1pr,,: df -.rlrc+q'/.'e $
r:9t (r tochtli) v termina en r59o (7 tochtli, último
¿l!. ¿7¡,s5'" r, .r.,'t,r'rrr c<\
gliio reconocible en la tira). La pictografía forma par-
..\.r.."\,, ;,,.,.¡,.c : or^l'i
te de los Fondos Nlexicanos de la Biblioteca Nacio- '¡.r. c r'{- ,.'rtri.,,,,..tt" .o..,
r.rl de Francia (nxr, 13 r4). Un estudio detallado fue
rublicado por el autor de este a¡tículo en la Biblioteca
Enciclopédica del Estado de N{éúco (1978) y reim-
:reso en 1995 por el Instituto Nfexiquense de Cultura.
1.,
r).rb,rEc
-."1('/: . -r"..-:\,^.,,,
¿., ú1, é ii.r ¡. ri¡,¿r
J
L'na rcciente publicación estadounidense analiza con L ro.t' \'¡t o"oti
a11................tn

Itt
:niis deta-lle los aspectos gráficos y de estilo (Diel, zoo8). ".r"qrt,l,oá ¡i.. ¡.' u .. ,',¡'"
v\i,',:,.)¡,..rr,i,¡, .\<,,,r.r
l. n.r cr¡5t¡ r',.0,.1r,,. ¡-i
C;rca/ogía circular de /os descendientes
.; : \-tzahualtoyotl (45)
P¡co se sabe sobre esta pictografia que se encuentra
::guardada en la Colección Latinoame¡icana de la Bi
:-io¡eca de la Universidad de Austin, Téxas, Estados
Lnidos. Sobresalen los nombres de famoso s hueitlataque Gruqo [/ergara Tqón;no dc
r,,rro Itzcoatl, Nezahualcovotl y Nezahualpilli. Con esra denominación se cuarro !:","¿:;:,:, r.
conocen
pictografías de contenido censal y catar- tpetl;roztoc,
,\ltpt J ')' 1 8
de Coatlichon (68) tral, procedentes del área oriental del
T¡mbién intittrlado Plano topogrc!üo delseñoría de Cas- Estado de Méúco (¿Chiauhda{epedaoztoc?): el Cd
:.::ltn, se t¡ata de una lámina de buen tamaño de dice de Santa Mdrío Asunción (u), el Fragrnenta núm. 8
::pcl de amate donde se dan noticias cartográficas de la Cokcción Humbaldt Q5t), el Pragnento catastral de
:.'r¡iadas a la estructura cabecera-sujeto de esta po- la Coletción Ramírez (26) v el Códice fergaro (jB6) .El
:-.riion perteneciente a.l ¡eino del ÁcolhuacanlTetz- documento de Santa Ma¡ía Asunción fue dado a
: ¡co.Ifohar Betancourt (r99ab) lo publicó en una conocer en una cuidadosa edición (Williams y Har-
-jición facsimilar con comentarios exrensos. ve)', 1997). qledan aún por estudiar diversos asuntos
como el origen de su elaboración, así como sus simi-
3.ki¿ c0lendrírica de Boúan (jo) lirudes en con¡enido y composicicin.
El documento, en papel de amate, contiene tanto datos
-':'rnológicos (referidos a los ¡8 meses del calenda¡io Mapa de Oztoticpac (zq6)
. rl¡¡ r.' los veinte signos de los días) como históricos,
v Frdgmento 6 de la Cakcción Humbaldt ft5o)
::l¿cionados con el señorío de Tetzcoco. El original Estas dos pictografías guardan relación directa en
.e cricuentra en la BibliotecaJohn Carter Brown, Pro- ciertas partes de su contenido. La pnmera se encuen-
::dence Rhode Island, Estados Unidos. tra en la Biblioteca del Congreso de Washington, n.c.,
'I r
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Códice
Xolotl, I 7.
{ ()t)lc|: e(JL.()\l\L-ti\ l)t:t. ( t\t Ro r)1.: \lai\tr ()

'. l¡ sesunda en la Biblioteca Estatal Alemana de rcgión Chalco-r.'olcanes (Amecameca). Damos aqui
Bcrlín. Ambas tratan sobre la posesión patrimonial una brer.'e descripción dc cllos;

,:ilalli) de tierras en el árca dc Tetzcoco hacia r54o


'. ::-16. La historia de estas pictografias cstá ligrdr a la Codcx procés rte Cuduhtitlan (98)
::-rqica muerte de don Carlos Ometochdi Chichime- Se dató hacia 1568. El original sc encuentra en la Biblio-
-ltecuhtli Yovontzin Nlcndoza, noble tetzcocano, teca Nacional de F¡ancia, en los Fondos lfexicanos.
-r:iiendiente directo de Nczahualcovod, quicn, en 1539,

:r-..Lcre en Ia hoguera, acusado de idolatría v aman- Códita de los alfdreros de Cuauhtitldn (99)
,:i¿rnicnto. En ocasiones, el mapa se ha adscrito Tan.rbién pertenece a la Biblioteca Nacional de Fran
:::,;nermcnte a la población ¿colhua de San Nicolás cia; está datado hacia 1564. Robert H. Barlorv 1o estu
.)zroticpac, en el n.runicipio dc Orumba. Aún no se dia por primera vez en r95r.
-.: identificado geográllcamentc cl áre¿ de tc¡¡cnos
::.r:tr¿da en los documentos de Washington Y Bcr Titulos de la cdsa rJue astri en elpueblo
:.. Holnrd F. Cline (1966) escribió un primer estu- fu Cuauhtit/an (roo)
:: ¡on r'¡liosits apoftaciones. Documento pictórico con glosas en náhuatl asociado
a propiedades inmuebles. No se ha determinado su fe-
. : i::,' Sdrilk (z}z) cha de confeccicin durante el siglo xvt.
- 'iido t.rmbien por o¡r¡. den, 'mirr.rcio're. ro mu\
.:-t. cor¡ro Códice de Tetlapuho, Tetlapaho, Tilapalco, Amccameca. Cédula de dilígencia (5)
(.,.1in' El documento, de la colección de la Biblioteca Na
?rotahíslóricl guddalupdna.Htsta"la techa no
-. r,r rcrrliz¿do un estudio detallado de esta pictoera- cional de Francia, fue elaborado en papel de amate.
r:: :rcro, por cicrtas características, como el sistcma Se ha fech¡do tcntatir.amente hacia r53z-1539. Su con-
-: ::,rklqico (ra. r4o7 r5j5), que organiza l.¡ infb¡ma tenido requiere de un estudio más sistemático.
.. :..1r J,'. Jilerrnte".cn,r¡osde m:rncr¿.i''r, roniqr,
- i .:cc que su lugar de prorcnicncia podríl ser alguna Mapa da la ,Ltisifa I congregdción
: -.1¡¡irin dcl rcino acollua-tetzcocano. Una breve re- de Anetatneta (6)
- i:-..1 se encuentra en Noguez (1993). El documento, de tradición indígena limitada, da no-
ticiir de los pueblos sujetos a esta población. El origi
DOCUMENTOS GRÁFICOS MENORES nal sc cncuent¡a en el Archivo Gene¡al de l¿ Nación
\ ' cr ,.,, c. el gru¡,,Jcdocumenre.¡i.r,,riiu.rne v muestra la fecha dc 1599.
. :.: procedentes del Estado de l{éxico, los cuales se
-r::ren principirlmcnte a asut-itos cconomlcos como Piie d'un procés 1...1 Q6o)
:::os o litigios sobre t¡ibutos ty'o tierrirs. Aunque mu- Fragmcnto con información económica variada, de po-
- r. r'eccs han llegndo a nosot¡os de manera fragmen sible ¡rrocedencia acolhua-tetzcoc¿na. Ei original sc
: :r.r ¡ exhibiendo un estilo pictórico bastante sencillo, encuentra en los Fondos Nlcxicanos de la Bibliotec¡
- rornparablc con el de otros códices de primera lí- Nacional de Francia.
j:. esl'.rs pictogfafias representan en muchas ocasiones
. ,inicos ejemplos conocidos procedentes de pobla- Códicas da Santa CruzTldndpa Q39,3qo v 1qt)

- ::e. clcl norte del Estado de Nféxico, así como de la T¡es documentos con inibrmación económica que r
xA\'ttR \oclrtz R,\rtÍRItz

guna vez formaron parte de la colección de Lo¡enzo meca. El original se encuentra en la Biblioteca Na-
Boturini. De uno de ellos Q4o) se ignora su paradero; cional de Viena, Austria.
los otros se encuentran en el Museo del Ejército de
Madrid y en la clr-nNxH. Mapa de San Martín de las Pirduídes lz5z)
El mapa, sobre papel europeo, representa algunas pro-
Chalco: Recus presenÍés ?ar le Ca?itame piedades en el pueblo de este nombre. Se trata, quizá,

Jorge Cerón 1 Carbajal, Alcalde Malor de una copia realizada en el siglo xvIr.
de Cbaho (42)
Documento pictórico guardado en los Fondos NIexi- Las mapas de Teotihuacan (3r2,3r3 v 3r4)
canos de la Biblioteca Nacional de Francia. Da noti- Las tres pictografias, que han llegado a nosotros a tua-
cia de un litigio por el pago de mercancías y servicios. vés de copias tardías, al parecer se derivan de un proto-
Fechado en 1564. tipo. Muestran las tierras de San Francisco N'Iazapan.
Contiene una interesante información sobre el anti-
Codex San Andrés (276) ppo sitio ceremonial prehispánico. Su factura es bas-
La pictografia, de la colección del antiguo Museo del tante sencil1a.
Hombre en París, contiene información t¡ibutaria de
una población al noreste de Cuauhtitlan. Se d¿tó en Códirc de los señores de San Lorenzo
el siglo xvr. Acxotlan y San Luis Huexotla (t7)
Procedente de la cor-nNaH, cl códice contiene infor-
Tepotzotlat. Los naturalas de /as pueblos de mación sobre la propiedad de tierras en esta región del
C u d u htl o lp an, Tcp ujo co ¡, Xoloc de la.i urísd icció n Acolhuacan{btzcoco. El documento muest¡a la fecha
de Teponotlan en ;onht de su gobernddor, de 1672, pero parece ser una copia de otro del siglo xvr.

?at nalas h dt0tltí¿fitas I Poga ¿ticsia'a de tril)utas


Plan tapagra?hique de (329)
!:2, primer f-ragmento) Tbxcoco

Documento de r55z que se encuentra en el Archivo Documento todavía sin publicar de la colección de la
General de la Nación y pertenece al grupo de códices Biblioteca Nacional de Francia. SegúnJohn Glass, su
de quejas de indios por maltrato y exceso de tributo. origen tetzcocano no está totalmente prob¿do. Se men-
Una descripción más precisa se encuenfta en el Catd- cionan ba¡rios como Tla-rinican yTlaquechpan.
logo de ilustraciones del ,4rchita Generul de la Nación,
vol. 4, p. 9¡ núm. 1799. A1 expediente se le agregó un Tetzcoco. Documen ta de I M useo
plano pictográfico (núm. 1798). En 1988, Gordon Bro- del Volkerkunde de Berlín (yo)
the¡ston v Ana Gallegos dieron noticia de un segun La copia,en pergamino, que ahora conocemos,fue pin
do fragrnento que 'ahora forma pane de la colección del tada en el siglo xvrII. Contiene información genealó-
N{useo de Ulster en Belfast,Irlanda del Norte. gica en la que predominan las formas europcas.

Mapa catastral de Tbpoztlan, Pdnbuacan, Mapa de Santa María Nativitds Tulteper1ue (37r)
Altapan go 1 Tla I n ah uac Qz4) De contenido catastral, el documento, hoy incompleto,
Se trata de una pictografia del siglo xvI de contenido fue elaborado hacia 1578 enToltepec. Contiene una lu-
censal y catastral procedente de la región de Ameca- ga glosa en español.
rr cÓDlcEs coLoNI¡LIs D!:1. cEr't Ro DE NIÉxlco

Mapa de
Coatlichan.

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Historia de Ayaninco (t8) Lienzo de San Andrés Mxla (t98)


La relación, de r5r9 a r59o, se registra en español y va El lienzo se conoce a través de una copia del siglo xx.
rcompañada de dos mapas detallados de la región, así En la info¡mación cartográÉca-histórica se registra la
;omo pictografías asociadas con el t¡ibuto. Íecha de t674.

)Iapa de Otumúa (244) Lienzo de San Bartalané Coatepet (4zg)


De la cor-rweH, el documento, sin mayor aclaración, De contenido cartográfico-histórico, el lienzo, confec-
rambién porta el nombre de Mdpa de Tlaquitenango. cionado en el siglo xvtII, al parecer se derha de un pro-
Su confección se fija, sin certeza, en el siglo xvl. totipo más antiguo y con mayor presencia del estilo
nativo,
Lienza de Atlauhtlan (rz)
Conocemos este mapa a través de una copia datada Plano-códie de San Juan Tbmamatla, Cbaho
en ró39. Muestra los límites de esta población con al- Se trata de dos sencillos planos, fechados en r5ó7 con
Snos datos históricos. elementos de escritura indígena. Se guardan en el Ra-
\\\l l\!l,lL. \\ fll

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II,r1,r S.rrillc trro de Tierrirs cleL -'\rchirr¡ Gcnerrrl cic lr Cóliu Cun:as (ro6)
N¿ción. Datos adicion.rles sc encuentrtrl Glass cl¡ como posiblc ircrr de protcnienciir lir zonrr
cn eI Cattílogo l¿ ilustrniott¿s l¿l At¿hi¡'o Tcnaruca{ldnepantla ;Tenocirtitl¡r.r?{,rcub¡. Fe-
Gen¿ru| lc l¿ Noció¡r, vol.3, p. 98. ch¡tlo cntre r-55r V 156¡

l'ldpa-tólit lt Sdn Ft,tucü¿o 7'ttütc¡ Có,lic¿ .b Caqiolú (62)


¡, Sdn Migutl Atlt utl,t. Tlaln¿tndco Se trata de ües págin,rs de un docunerto Pictográfi
Provenientc del Rano de Tierras clel Archiyo Gene¡¿i co quc rcomp¡ñrr tI Tethiolol:trrt (.'id. itfit) de cst
dc l'.1 Nlción, el m¿pir p¿rece scr una copia de princi- mi-smr ¡oblación. No se conoce tod¡'í¡ 1¡ rehción
pios clel siglo xvtl Sc encuentrlln drlros adiciondes en que guiuda csta sección ccin 1l pictogrltia principal.

eI Cottílogo ir ilusn ocionts dal'4rchii'o G¿x¿rtt/ l¿ h N,t-


iida, vol. 3, ¡r. 5j.
l\lafo Lt l,t histzrit ihihinttcu (l:')
l)el origin , irhor.r perdido, eristcn dos copirrs tardías

OTROS DOCUMENTOS GRAFICOS MENORES quc vrrírrn en proporciones l clct¡lles. George C. \¡ai
Eriste otro grupo dc l.rictoerafias cura áre¡ de Pcrtc ll¿nt suqirió lrr región dc Ch co Atliectrnlcca concr
nencirr no se ha podido precislr por su estldo iia.emen- su sitio de o¡igen.

tario, contenido misceláneo ry'o l.r firlt¡ de c-studios


sr.r A lista se clebeli dc ¡greq¡r dos doc,.tmentos
1'¡

detrLllados. Sin enbargo, d,rmos cuenta de el1as, men lnenores, milrcados cn cl censo rle (ll¿ss con los nú-

cionando cl posiblc Jugar dc origen que sc les asiqn';L ncros J5l r'354, dc h tegirjn orietltirl cle l,r cuenca

cn eL citrrdo censo dc Glirss. lacustrc del ;\1tip1.rn() Cerrtril.


LOS CÓDICES COLONIALF:S DEL CENTRO DE IIÉX]CO

MAPAS DE LAS RELACIONES San Miguel Miniahuapan (Xonacatlan), ním. Vr.


GEOGRAFICAS Santa María Ocelate?¿t (Xonacadan), núm.7o8.
No se mencionan aquí aquellas relaciones de las que San Martín Oco1acac (Ocoyacac), núm. 733.
sólo conocemos ahora los textos en caracteres latinos SanAntonioTichialoltaz (San Antonio la Isla), núm. 7or.
o que fueron acompañadas con material ilustrativo de Tenantzinto (Tetancingo), núm. 74
tradición europea. Damos noticia de aquellas con pic- Teotla (Tenarcingo) , ním. 7j9.
tograffas (pinturas), principalmente de contenido ca¡to- S an B artolo mé Tbpanoh ualtan (Tlalnepantla), nim. 7r2.

Eáfico, con unavisible presencia del estilo tradicional. San Miguel Tbpexoxouhcan y San Mtguel Caaxathco (Te-
Los números corresponden al catfogo de Donald Ro- nango del Valle), núm. 7zr.
benson, publicado en el volumen xr del HandbooL af Santa María Tepetoyumz (Oco¡acac), núm. 73r.
J I i dd le A merican Indians : Tbpaotlan, fragmettos 13 (Tepotzotlan), núms. 7r4,7r8
y 722.
Reladón de Chinloapan,4Tg ftr). Sdn CrirtabalTez¡alucan 1 Santa María Magdalena Chi
R¿tación de Chimalbuatan-A tenco, 1579 ¡rj¡. cárraga (Huirquiluca n), num.744.
Relación de CoateperCltalco, l'579 $). San Fnnti:to Xonacatlaz (Xonacatlan), núm. 723.
Rdación de Tbguicizttan, Teperhpan, Acolman y San Judn Zepayaubtla (Temnatzinco), núm. 74o.
Tiotibuacan,4So (64). San Bartolomé Capulhzar (Capulhuac de Mirafuentes),
Rrlación d¿ Teotena go,r¡82 (68). núm.754.

San Pedro Tbtot4'ec,rcaentemente descubierto; l'ease No-


LOS CÓDICE S TECH IA LOYAN goez, 1999.

-\¡tes dimos breves noticias de la natu¡aleza de este


{rupo de pictograffas realizadas en una etapa colonial Se requiere un estudio particular para acla¡ar la rela-
nrdía. Aquí sólo da¡emos el listado de aquéllas pro- ción entre los docum entos 739, 74o y 74r con el Códice
.-edentes del Estado de México con los núme¡os con Tbcbialolan de San Pedro Tzictepec, en eI mtnicipro de
que aparecen en el catálogo de Donald y Manha Ro- Tenango del Valle. Un primer reporte de esta picto-
benson (1975). Los autores ofiecen mayor informa- grafia se encuentra en Horcasitas yTommasi G975).
ión de los siguientes documentos:

DOCUMEf{TO5 P rCrOG RAF I COS


Santa Cecilia Amtitla (Tlalnepanda), núm. 7o9. DE POBLAC I Of{ ES MEXIQUEI{SES
San Pedro ,4tlapolco (Ocoyacac), núm. 726. P ROCE DENTES DEL ARCHIVO
Santa María Axoloa?an-San Lu¡as Xaloctlan a Xoloc ('le- G EI{ E RAL DE LA NACIÓ 1{

camac), núm. ¡7 Los autores del Catálogo de ilustracianes del Archivo


S¿nta Maria CalaohuaJan (Zangoz^l, núm.7rc. General de /a Nación organizaron estos materiales
Santiago Chaln-Atenco (Chalco), núm. 716. de acuerdo con el grado de presencia de la escritura
Coacaho (Coacalco) , nim. 743. tradicional nativa. Así, se percibieron tres niveles:
San Critt)bal Coltarcp¿r (Coyorepec), núm. Z:o. a/ como planos o mapas-códice, I
con un visible pre-
Huebuetoca (o preblo cercano) (Huehuetoc a), n:úm.7ry. dominio de la ghfica indígena (planos y mapas picto-
San Antonio Huitzguilocaz (Huüquilucan), núm. 724. gráficot y y' aquellos que sólo muestran elementos
\ I e t ep u (Metep ec), n:úm. 7 o 4. gLíficos aislados. Estas mismas pautas se usaron en la
\,1\'t t lt \ oc trLZ tt 1¡t i t¡Ez

I tir|:::rÍi;"i'
(letrlle),
Tir,r
de Tcpechpan
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de l'ichrrdo), _,q*, ñ

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siguiente lista. Los documentos del inciso a/,los más y Xocol'oltepcc, en Otumba, 1593), r819 (Tecomatlan
importantes para el estudio del fenómeno de la tla 1' Tenancingo, en N{alinalco, 159r), rSzo (Tenancingo,
cuilolli, han .ido a.imilado" en la' "eicionc- rnterio- en Malinalco, r59r), rSzz (Tenango, 1587), 1867 (Tie-
res. Por ser un grupo muy numeroso -c investigado rras deJuan de Azanda coma¡canas aTemazcaltepec
de mane¡a aislada- aquí sólo se da¡án a conocer los y Chila, 1579), r868 (Temascaltepeque y Xilotepeque,
mr. importdnte5 que lroceden del territorio meri ry7), ú72 (Tlacoyoca, Tlilhuaca, Coliuhca, Temazac
quense, en los incisos á/ y ¡/, con el número de regis- y Xocoyoltepec, en Otumba, r593), 1894 (Texalpa, en
tro que les coÍesponde en los diversos volúmenes Teacoco, 1597), ry+7 (Toluca, r588), zoSr (Xocotitlan,
del catá1ogo citado. en lxtlahuaca, r597), zoSz (Cerro de Qrauhtenango
y Teutenaogo, en Tenango, 159o) y zo83 (Jocotitlan,
Planos y mapas p¡ctográfi<os (¡n<ito ól en lxtlahuaca, 1597);vol.5: núms. zogr (Citlaltepeque,
Vol. z: núm.594 (San Jerónimo Setetlán, en Xilote- en Zumpango, 16o6),:16o (Otumba, Calpulalpa, Agua-
pcc); r'ol. 3: núms. ro88 (Coatepeque, Avahualulco c tepeque y Ajuluapa, r59o), z4o9 (San N'Iarcos, San
Ixtapaluca, en Chalco, 1574), 1539 1' r54o
(AzcaPotzal- Lorenzo, San Sebastián y Zumpango, róo4) v z613
tongo, en Nicolás Romero, 1578); vol.4: núms. r57z (Santiago N{amatlan, en Zacualpan, 17o6); vol.6:
(Atlatlauhca, en Tenango, 1588), róro (Cinacantepe- núm. 3oó6 (Ocotepec, Tlacomulco, en Ixtlahuaca,
que, en Ixtlahuaca, r57g), r6D (Cinacantepeque, en siglo xvtl).
Ixtlahuaca, 1619), r65z (N'Iesón, en Cuauhtitlm, r6ró),
1697 (Tezotepec, en Teotihuacan, 1592), 1698 (San Planos y ñapas <on elementos
Agustín, en Tetzcoco, ry84 (Tlalmanalco, en
1615), glíf¡co5 a islados l¡n(¡so.l
Chalco, r6rr), r798 (Cuautlapa v Tepruaco, en Tepu- Vol. z: núms. 585 (Azcapotzaltonco, en Tlalnepantla,
zudan, r55z),r8r3 (Xocoyoltepe c yGzcaluca, en Otum 1595),596 (Mizquic,Xochimilco y Avotzinco, en Chalco,

ba, r593), r8r8 (Cuezcomatepec, Tlacolocan, T¿macac 1579),597 (Tenango yXuchitepec, en Chalco, 1574),6o5
LO-( C()l)tfL5 COLO\t.\Lt-: l)tiL. Cli\t RO I)t 1ti:\lfO

(Acatitlan 1' Temazcaltepec, 1613), 653 (San Felipe lotepec (,Jilotepcci) , r6zof, zoTr (San N1ateo, San Pa
Sacatcpcquc v Araposco, 1699) 1-8o: (San N'Iatco blo v Xquipilco, en lxtlahuacr, 1587), zo86 (Santrr
Acolman, en Teotihuacan, r6ot); rrcI.3: núms. ro83 Nlaría Xipzonepa, en Jilotepeque, 1596) r- u o87 (San-
(Cuatitlan v San l,liguel Tültepeque, en Cuauhtitlan, ta Nlaría Xipzonepan, cn Jilotepeque, 1596); r'o1.5:
r59o r59r), ro89 (Oxtotipac, en Otumbr, r59o), rogo nírms. zogr (Citlaltepeque, en Zumpanso, 16o6), zrz6
(Acolman, en Teotihuacan, 1594), rr55 (Santa Catali (Cihuatepeque, Cepavauhtla v Nla-rtleca, en -N{ali-
na, San Pedro Cuitlahuac v San Francisco Tetlalpa, nalco, r58r), zi3r (San Cristóbal Ecatepeque, Santa
en Chalco, 1656), vo9 (Coatlichan v Huexotla, en Agrrcda v Santo Tomás, en Cuauhtitlan, r59o), zr3z
Tetzcoco, 16o6), ou (San l-rancisco Aztaquemeca, (Santiago Ocuila, Texocotilla, cn Nfalinalco, 1585),

en Otumba, ry9),nt7 (San Cristóbal, Los Reyes zr33 ('fecualovanv Santa An¿ en Nlalinalco, 1594),
v trnsliguración, en Tetzcoco, 1593), rzrS (San Cris zr34 (Tonatiusco en Nlalinalco, 1597), 2163 (Cerros
tóba1, Sar.r Francisco Transfiguración, Tetzcoco, 1596), Chirnalpan, Tlacor'o v Tevoca, en Otumba, 1599),
rzrg (Santa Ceciiia v Tlalnepantla, 16r3), rz35 (Ocoti- 2177 (Tl¿lmanxlco, 1599), 22ro (Chalco, 16o7), zzzg
tlan y Atlacomulco, en lxtlahuaca, r59r), rz69 (San (Xilotcpcc v San Pablo, róoo), zu ór (San
Nicolás Oztoticpac, cn Orumba, r616), rzTz (Tepespa BartoloméXiquipilco,enNlatlalcingo, i;,tX"
v Totolcingo, en Teotihuacan, r57E), rz73 (Acoima, rbo7r. 2282 rlc¡q1li.p.rc. cn L \imalhur
i,;,','l:. .'.
Tcpcxpa r- TEquisistlan, en Téotihulcan, t6r), 436 c,rn, rorr),:r8d lS¿n Nicol¡.Trm¿2.¿ic,'. t ,;,'... ¿,
(Xocotitlan, en NIetepec, rTur), 1448 (Coatepeque, en
Zacualpan, újo), 449 (Coatepeque, en Zacualpan,
ú3o),479 (Ca1polalpan, en Xilotepec, 1575), r48o (San I:
i -i:, -r r'-- I
NIateo lxtlahuaca, r53o), 1497 (San Juan T'.:otihuacan,
r74r), r53z (Huapalt€opan, en Coatepeque, r58o), 1558 ..t
(Santa Catherina v SanJuan Bautista, en ,aur.recan.reca,
I f {.',{::.f r:f ü!f:t,', ,l]L
r:t'..ti.,:.i f r,f f.I arf f .-.r'f rr
I594);vol.4: núms. r6z3 (Xilotepeque v Savanaquil- !^r ,.j: ,_ r f:: r_'r t". l-rir. ^ 4f r . r r. .
¿: i r' 1_ ..'- t_ r:1,.i 'f.t!f.f l;-. r. ;,
pan, en 1\la, 1583), 164o (Tenango, en Chalco, 1585),
, r"'r ,' { '.r.f,f lf r,.f,.._f ; rÍ!-
r64r (Tlalmanalco v Chalco, r6ro), ró78 (Coatlichan, . _-.t .'
t r",i - -. ," -...\."
en Tetzcoco, r57), ú79 (Coatlichan, en Ti:tzcoco, r' _ { !^1nt. -:tat'fr:..,-:r,
1579), 1689 (Tepozodan, San NIateo v Santiago Cuauh- i f r f.:;=j:L
.t\; i,^
I
tlalpa, en Cuauhtitlan, 1578), 169o (Tepozotlan, en -----:-=
Cuauhtitlan, 57q), qo5 (Ixtlahuaca, 1584), r7o6 (Ix-
thhuaca, 1594), r7r5 (Tetlapanalova v Tornacustla,
576),úzg (Santa Xlaría trfagdalena Tlalnanalco, en
Chalco), r878 (Toluca, r59r), r879 (Q,anala, Teca.i.uca
r Oculma, en Tetzcoco, r-587), r9z3 (Santiago Aguaca-
rirlan y San And¡és Almolova, 1587), 1957 (Almolova,
r;;8), r959 (Toluca, r5t9), 1979 (Temazcaltepcc, 16ro),
rqgz (Tlatlauhquitcpeque, en Atlacomulco, rór4),
:q93 (San Xliguel Téquisistepec, 1617), zoo3 (Iztapa v
Tecualol'an, en trlinas de Zacualpan, r-574), zoór lUi-
\\\ lf:R \()(;( f.z t\\tiRr:l

,-,-\ ¿Jvu
". l-h;",,. ,,a. r/r)/r .'^q /Srn
\r, Frrnci.io Tenraz. r- huacan, Arzo¡rn, TceJe.,. cn Ch.rli.,. r;57). rr8.z

lapa, 1613), 2lo9 (Amecameca, r58ü,4g7 (San }fi- (Amaquemeca, Avapanco, Tepepa v San Nfartín, en
ppel v Huehuetoca, r59o), 25,1o (Te tzcoco v Orumba, Chalco, 1557). ¡22$, ¡2.2q. I2to \ r.:3r (Chiapa de X[ota,
1576) v 2547 (Atlacomulco vJilotepec, 1615). en Jilotepec, r7o3), v 1544 (San Nliguel Atlauhtla, si
Como sc señaló anteriormente, ciertos documen- glo xvr); r'o1. 5: núms. zz3z, 2232.\ 2233,2234,2235,
tos todavia presentan problemas sobre su plena iden- 2¿ lb, ¿, t2. 22J8. 22Jo. 22.1o..:l¿ r, 224 2. 2.:.1.¡ v .:,lqq lS.rn
tificación como códices, de acuerdo con la definición N{atías Cui-ringo, en Tlalmanalco, rToz). En este vo-
que propusimos. Damos noticia dc cllos: lumen se da noticia dc una copia hecha cn r869 de un
Vol.3: núms. u76 (Tenanllo y Sovatzinco, en Ch¡l- documento proveniente de Ocovoacac (núms,:u7o u

co, 1557), u77 ("Nlano con símbolos religiosos cn do- zu85) y que registra la fecha de r5:r. El texto en ná-
cumentL' cicfitu cn mcxic¡nc,". rii5l. rrl8 (afubol huatl y las ilustraciones, aún sin ser estudiadas, po-
genealógico? "en documento escrito en mexicano", drían tener alguna relación con el Tichidloyan de San
1557), rr79 (Santiago Ar-apaxco, en Chal- Marín aco1oacoc (7Si k¡d. ?ru Dúm. 6.13). Otro
' ' ';;;;;;;
S¿r Fn¡uí¡¡c,
co; "documento en mexicano", 1557), rrSo caso especial corresponde r los escudos de armas,
':!t":'!li !:
(Tomichcmccan, Tepepm, San Francis- dondc se perciben con claridad elementos aislados de
s thlv¿' co Tlatl:Lma, San Juan Chotla, Santiago iconografia prchispánica pero \? en un contexto eu-
.,) lt.r,ji a
.:.,.r,.. Tctcpczth r Ten¡nco. en Chdc.,; 'docu- ropeo. Ejemplo sobrcsalicntc es el "Escudo de ar¡.ras

, I.. "', )' m(nr,, e\\ri¡o en mexicano . r(i/r. lr8l de la Ciudad de Texcoco o Tezcoco" en vol. 6: nirm.
l. &. (Santiago Avapa-rco, San Bartolomé NIi- z8z4 (vol. 14: núm.6r; fi-. ilustración 15 del vol. xIv dc
Honlbook of Middle Arnerican Indians).

DOCUMENTOS PICTOGRAFICOS DE LOS


SEÑORiOS DE LA CUENCA LAC U SfR E

DEL ALTIPLANO CENTRAL DE MESOAMÉRICA


Alguno. duaumcnto' ¡i. torico. imporrante' contie
ncn esuntos relacionados con diférentes regiones del
actual Estado de X'Iéxico. Sin cmbargo, su contenido
principal gira en torno dc los señoríos de esta región
clar''e mesoamericana, NIéxico{bnochtidan v X{éxico
Tlatelolco, así como de otros pueblos quc sc encuen-
t¡an en la región limitrofe ent¡e los rLcturües estados

de Hidalgo 1'Iléxico (Hlrichapan,Tezontepec,Tete


pango yTirla, por ejemplo). Como puntos adicionales
de referencia, se hace mención de al¡¡.rnos de ellos:

Genealogir de lafdtxilia Cana $7)


El documento forml parte de la colección mexicana
de la Biblioteca Nacional de Francia y permanece
inédito. Su contenido se ¡eLaciona con los descen-
LOS CÓDICEs coloNIALES DEL cENTRo DE MEXIco

dientes del segundo Motecuhzoma. Se han identifi- dadas a conocer en Francia y Modco (Barlow y Grau-
cado documentos del Archivo General de la Nación lich, 1995, y Castañ eda de la Paz, zoo6a). En ellos se

asociados con su contenido. mencionan los nombres de importantes lugares ubi-


cados en el norte del Estado de México.
Gnealagía de lafamilia Mendoza Moctezuma (rg7)
Se le conoce también con el nombre de litbol genea- Do<umento¡ ¡obre conqu¡¡ta¡
Iigieo de la Casa de Moctezuma. Cacicazgo de TetEango y tr¡butor que !e pa9.b.n
rEstado de Hidalgo). Conocemos tres diferentes ver- . fúéx¡(o-fcno<ht¡tl.ñ
:iones de esta pictografia, quizá de fines del siglo xvrr Sob¡e este tema disponemos del Códice Mendaza
o principios del xvrrr. A1lí se representa a los gober- (t96) yla Matrícula de Tributos (368), dos importantes
n-antes prehispánicos y coloniales de Azcapotzalco, documentos pictográficos coloniales tempranos de
Tenochtidan, Tlarelolco y Tetzcoco. tradición n¡ihuad. Un buen número de poblaciones
conquistadas, convertidas en ffibutarias, se encuen-
Del grupo de cinco documentos denominado aho¡a tran actualmente en tenitorio mexiquense. (Véanse
Grufo Ixbuatepec (4,44,\,t67 y 358,en Glass, 1975, r4: la ediciones de Berdan y Anawalt $g9z) pzl:a el Ca-
qó), Glass hace una breve explicación sobre sus prin- dice Mendoza y la muy accesible de Sepulveda y He-

.ip¿les características y las relaciones que guardan nera et al. (zoq) patala Matrícula de Tributos.)
elrt¡e sí. Puede consulta¡se el traltalo sobre el Códice
Cr,ztanin pulthcado por Ana Rita Valero en 1994. Cód¡<e¡ de reg¡on€¡
liñítrofei del E3t.do de üóxi<o
)Iapa de Santa Cruz (z8o) De las zonas adyacentes a la entidad provienen algu-
l)arnado también Mapa de la Ciudad 1 Valle de México, nas pictograffas donde se incluye info¡mación sobre
-llapa de Uppsala o, como en una reciente publica- secciones que en la actualidad pertenecen al Estado
aón, Mapa de México-Tbnocbtitlan I sus contornos bacia de Mó<ico. Del estado de Hidalgo proviene nlos Anales
r¡-o (León-Portilla y Aguilera, 1986). Allí son visibles deTula (36), el Cadiee de Huichapan ft42),otomí, una
importantes porciones del norte y oriente del Estado parte de los Prirneros memoriales, pictograffa pertene-
de Mexico. ircnte a) corpus sahaguntino, realizado en Tepepulco
(H\dalgo),y el Cadice de Otlazpan Qy| conocido tam-
Doauñrento¡ da tama mlgracional max¡<a bién como Mariana Jiménez o Nómina de los
Códice
Por su importancia histórica, el tema de la peregrina- tributos de las paeblos de Otlazpan y Tqexrr (Tepeji del
ción de los meúcas fue ampliamente registrado en ko)-El Códie Moctezuma (24) proventente del actual
.riices de primera línea como el Boturini Q4),el Mexi- estado de Morelos y al parecer también contiene in-
,,anus (zo7), e\ Azcatitlan (zo) y el Mapa de Sigüenza fo¡mación ¡elacionada con los territorios mexiouen-
(z9o). Nuevas ediciones de los dos ultimos han sido ses vecrnos.l
Le ursronrocRería
DE TRADrcróN rNoÍceNe
PASTRANA F LOR E5
',IIGUEL

Los bistariadores 1fifltlres ?intaban con hhtoriar úi7)as riografía de tradición indígena debe entenderse toda
y maties, con el pintel de su curiosidad, an oiws colares, la la producción histórica desarrollada por indígenas
vidas y las bazañas de estos oalerasos caballeros y saíores, o elaborada con base en sus tradicrones.
qara que sufama volase, con la daridad del sol, por todas lu Para considerar una determinada obra como his-
toriográfica, ésta debe poseer ciertas características,
FraJr Diego Dwán entre las que pueden señalarse que la obra manifieste
una clara voluntad de historiar, esto es, que la obra
t TRoDucctó refiera, con plena intencionalidad de hacerlo, aconte-
p s un tópico común entre los historiadores profe- cimientos y personajes anteriores al tiempo en que
I-¡sionales reconocer que el término historia posee ésta se expresa. Además, es necesario que se refieran
doe sentidos fundamentales, Ja que, por una parte, se asuntos humanos, que se üate de acontecimientos,
refiere al pasado, a lo ya acontecido, al devenir de acciones y hechos realizados fundamentalmente por
pueblos, instituciones sociales y personas; y, por otra seres humanos, ya sean gobernantes o guerreros e in-
pane, se refiere a 1o que se sabe acerca del pasado, a la cluso pueblos enteros; ello, por supuesto, no exclulr
forma de conocimiento que se tiene del devenir hu- la relación con lo divino, dependiendo del contexto
mano y a la narración del mismo. En general, los es- global de la cosmovisión de los pueblos que articulan
pecialistas reservan para el primer sentido la palabra ese discuno.
bístoria,entatto que para el segundo sentido se suele Thmbién es necesario que ocista una ilación de esos
utilizar la p attra hi:tariografía, entendida como el asuntos y no se trate de pasajes o acontecimientos ais-
conjunto de obras históricas que nanan un cierto tó- lados, sino de narraciones que concatenen los acon-
pico o tema del pasado humano, así la bistoriografia tecimientos y los personajes; dicha ilación puede ser
de Ia Conquista de Méxica se refiere al conjunto de cronológica, geognífica, biográfica o temática. Además,
obras históricas que narran y explican la historia de la es necesario que se trate de procesos que pertenezo n
Conquista de Méico en su sentido de pasado, de- al pasado, esto es, que se narren procesos cerrados,
rtnir y proceso. En el caso que nos ocupa,por hüto- concluidos al momento de la elaboración del discu¡so
grd
\ CL l t t,ASl R\\A Fl ORaS

ÁgLik. mentos historiográficos, pero no todos los requeri


Códice Gxrcír
dos". Es conveniente agregar esta categoría, pues
como dice el propio Matute, "de excepciones está
llena la histo¡ia de la historiografía" (N{atute, zoo5:
:r, z3); de no hacerlo, se dejarían de lado matc¡iales
del más alto valor Un buen ejemplo al respecto son
las Cart,ts de relatión de Hernando Cortés,las cuales,
si bicn en principio son una serie de cartas privadas
dirigidas al rey dc España para justificar legalmente
sus acciones milita¡es y políticas, escritas entre las ac-
ciones que narra y sin pretensiones de constituirse en
Doble págin.r la crónica de una campaña que estaba cn curso, sin
duda son indispensables en toda historia de la histo

¿¿ T¿?d,rii¿,
I
\ riografia de la Conquista de Nlléxico.
Además, al emprende¡ el análisis de las obras his-
toriográficas, hay que tene¡ presentes las palabras de
Edmundo O'Gorman, quien afirmó que "[...] ¡'a no
histórico; aunque pueden -'i.' deben- tener r'ínculos es posible ignorar que un libro, un texto, una fuente,
l continuidades significatiras con el presente desde el viene a ser la respuesta de una voluntad,la que, a su
cual se hace el discu¡so. vez, descansa en una serie indefinida de supucstos. Es
Asimismo, la ob¡a debe plantear un cierto tipo de por esto que un libro dice mucho más de lo que pue-
interpretación; en otras palabras, que exista una mane- da deducirse por medio de un análisis fragmentario"
ra de entender las cosas dent¡o de un marco general de (O'Gorman, r979: r66-r67). Dicho en otras palabras,
ideas que permita entender el sentido de los hechos la obra historiográfica está sujeta a los procesos de
narados, es decir, que dé la expJicación o ¡azón de se¡ comprensión y explicación histórica, al igual que
de los acontecimientos. El discu¡so historiográfco tie- cualquier otro hccho histórico. Po¡ esto es posible ha-
ne una expresión propia, con una cstructura que or€ia- blar de una historia de la historiografia, cuvo propó-
niza su contenido y un cstilo particular. La expresión sito cs narar y explicar el porqué de las dive¡sas formas
es la forma en quc la obra ordena, declara y refiere los de ¡elato histórico.Al estudio pxrticular de una obra
asuntos y personajes del pasado. historiográfica se le conoce como anéli¡is bistoria-
En principlo, sólo las obras que reúnan estas ca- grdfco. La perspectiva del anfisis historiográfico per-
racterísticas pueden ser consideradas historiográficas mite comprender las obras en su totalidad orgánica
en sentido estricto, pero es justo señalar que existen como objetos de esnrdio v no sólo como fuentes de las
otras obras que, sin reunir todas las características se cuales obtener información.
ñaladas, presentan varias de ellas, además de que sus A 1o largo del tiempo y en diversas culturas han
contenidos se acercan a 1o historiográfico y tienen existido distintas formas de contar el pasado. La más
indudable interés histórico. Para cstas obras puede usual en nuestro contexto es la historiografía escrita,
aplicarse el concepto propuesto por Ávaro Matute es decir, los libros de historia, pero es necesano rcco-
de produccíón parahistoriagrdfca,ya g:ue "contiene ele- nocer que rnte\ de la presencia de la e.cri¡ura mirm¿
: NISTORIOCRAF]A DE I'RADICIóI I\DÍGI:\]1

-\ ¡compañándola por mucho tiempo-, ha existido dempo mismo en que es contada, escrita o reP¡esen-

-: ¡r¡dición oral en forma de relatos perfectamente tada, circunstancia que condiciona la forma en que es

-:ructurados que dan cuenta de los acontecimientos percibido e interpretado el pasado, v por último,
:.¿s relevantes para cada comunidad y que se trans- nuestro propio tiempo, el tiempo en que leemos, ve-
::-iten de generación en generación; en este caso se mos o escuchamos las antiguas historias v desde el
:¿r¡ de ve¡dadera historiografía o¡al. De la misma cual se emprende un diálogo con el pasado.
::rnera, hay que reconocer la importancia que han También es cierto que todo discurso histórico en-
:::rido las imágenes para registrar y transmitir infor- traña siempre una cie¡ta forma de aprehensión de la
:.:ción de toda índole . Desde las pinturas rupestres realidad humana colmada de significaciones sociales,
i line actual,pasando por las esculturas ylas pinturas simbólicas y narativas, que por lo regular son implí-
::rrales, ha existido una narrativa basada en imáge- citas y no explícitas. Es por ello gue todo discurso
.--:. o visual como forma de registrar y narrar aconte- histórico, ya sea escrito, pintado o narrado oralmente,

-::nientos del pasado; por ello es posible hablar de entraña en sí mismo un diá1ogo entre el presente y el

-r.r historiografía basada en imágenes o visual, como pasado, en el cual es muy significativo lo que se dice
¡ el caso de los códices pictográlicos de Ia antigua acerca de ese pasado v cómo se le presenta en la na-
\lesoamé¡ica. ración. A través del discurso histórico, los hombres
En otro orden de ideas, debe señalarse que todo del presente ven en el pasado aquellos aspectos que

-:Ji.is del discur.o hisrdrico imp)ica un curioso jue- consideran dignos de reco¡dar o emular, y viceversa,
¡,r temporal. Por una parte, está €l tiempo acerca del 1o que los hombres del presente destacan del pasado
--ral se habla, al que se refiere una historia; por otra, el es aquello que les es más útil para hacerlo propio. Así,
\Il(it'tl t\!|¡\\ \ | !kl \

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toda represent;Lción del pasado arroja valiosa infbr- Por último, se deben tencr presentes las diféren-
niación sobre los valores del presente desde el cual se cias culturalcs del mundo indígena tanto prchispáni
contcmpla lo va acontecido. Como expresa Charles co como colonill rcspecto del nuestro, ya que, como
Olivicr Carboncl, "una socicdad no se descubre ja dice Johan Huizirga. i.rJr cu)turJ crerlr tienenecc.
más tan bicn como cuando prot-ecta tras de sí su pro sariamente que crear su propia forma de Historia. El
pia imagen" (Crrbonel, r986: 8). tipo de culnrra determina lo que es para clla Histo¡ie
De este modo, toda obra particular cxprcsa en parte y cómo ha dc ser ésta" (Hulzinga, 1994: 93). En con-
los añnes colectivos del gmpo socinl al que pertenece clu.ion. el c,''rcepro d( hi.toriografia qrre se mlneie
y en partc sc articula conlorme a modelos de cor¡ debc respetar las peculiaridedes de las cr¡lturas de rai-
prensión dc la redidad que rebasan con mucho su e-xis- qambrc mesoamericana l'no imponer formas ajenas.
tencia individual y grupal. Todr obra historiográfica, aJ

mismo tiempo que es expresión particular de su autor, LA HISTORIOGRAFIA


maniliesta de fo¡ma consciente o inconsciente, explíci- DE f RADICIÓN INDf6ENA
ta o implícita, elementos de la conciencia histó¡ica y la Si para el ta citado Carbonel la histo¡ia de la histo
mentalidad t¿rnto del ¡¡rpo social con.ro del ho¡izor.rte riografía es "la historia dcl discurso un drscurso cs-
cultural al quc pertenece. crito v que dice ser cierto- que los hombres han
1 IIISToRIOCR¡[I \ DE TR.\DICIO\ I\J)IGII\.\

hecho sobre el pasado; sobre su pasado" (Carbonel, drado sociocentrismo, esto es, el particularismo de la
1986: 8), para nuestro objeto hlv que especificar que historia centrada en un solo pueblo y en un gruPo so
la historiografia de tradición indígena se compone de ¡ial e.pecLñco. que :iempre es el domin¿nte.

dive¡sos discursos sobre el pasado prehispánico v co- Por otra parte, hay que recordar que los discursos
lonial de los pueblos indios elaborado por ellos mis- acerca del pasado humano que pretenden ser ciertos

mos, o trasladado y recopilado por autores españoles' no 'rjlo están escrito.: muchos. en :u origcn y en 5us
quienes consideraron las tradiciones indígenas fuen- fuentes, son, han sido v serán, antes que nada' relatos
rc..errdicas y confilble. de informrcion. orales, narrativa histórica contada por los mayores. Cir-
La historiografia de tradición indígena, al nacer de cunscribir los dominios de la historia de las represen-
1.r Conquista y desar¡olla¡se durante la Nueva España, taciones colectivas del pasado humano sólo a 1o escrito

.urge de dos grandes visiones del pasado Y, por ello, ¡edundaría en una inútil mutilación de las fuentes
posee ciertas ca¡acterísticas que Ia hacen peculiar; pre- y dejaría en la penumbra importantes áreas de discur
:enta una fuerte relación entre homb¡es y dioses, ya sos históricos que deben su condición de documentos
rLre en este tipo de narraciones hay que resaltar Ia pre- escritos a meros accidentes, como el inte¡és de un an-
.cncia de los dioses, el profundo y constante vínculo tropólogo o de un fraile.
, rrre lo sagrado y lo profano. E.to constiruye un pri- En ese sentido, quizá la definición de obra histórica
:rer punto para una explicación de tipo religioso v no que más aluda a entender el carpus de tradición ná-
je carácter profano, es decir, se ftata de un discurso que huatl es la de Huizinga: "la Histori¿ es la forma es-
-.incula de manera est¡echa e indisoluble lo contingente piritual en que una cultura da cuenta de su pasado"
.!)n lo üascendente. Otro rasgo notable de la historio- (Huizinga, 1994: 95). De esta forma, por los caminos
:ratia de raigambre indígena lo constituye el acen- tanto de la oralidad como del registro pictográfico,

Tin de
Trpcchpan,
NrctitL P\sTR \\.1 f¡ oRts

los antiguos nahuas construye¡on la memoria histó¡ica Una a nt¡gua t¡ad¡<¡ón


de su propio devenir. de re9¡stro histórico
El presente cnsal'o busca dar un panorama gencral, La historiografia de tradición indígena novohispana
ciertamente completo pero de ninguna manera ex desciende de una tradición de registro histórico que
haustivo, de hs obras historiográficas producidas en hunde sus raíces en los milenios del pasado mesoa-
el mundo colonial por autorcs indígcnas, mestizos, mericano. De esos lcjanos tiempos poco es 1o que se
castizos y españoles que se basaron en la antigua tra- puede hablar con certeza rcspecto de una posible his
dición indígena para elaborar sus propios relatos his- toriografía mesoamericana, pero es claro que existen
tóricos. Debido al ca¡ácter de la obra de la que forma elementos de una t¡adición de registro del pasado de
parte, este capítulo se centra en aquellas ob¡as v auto- mancra pictográfica en las inscripcioncs v en los po-
rcs que tratan la historia de los pueblos ubicados en el cos códices que han llegado a nuestros días, y algr
territorio que hoy es el Estado de N,léxico, si bien se nas inferencias que pueden hacerse sobre la oralidad.
mencionan a sus contemporáneos de ot¡os ámbitos Ho1, en día se reconocen dos grandes vertientes en
del Altiplano Ccnt¡al de X,féxico. el registro gráfico mcsoame¡icano. Por un lado, está el
Esta prodricción historiográfica está cnma¡cada en conjunto de registros quc provienen del sistema za-
el complejo proceso de Íansfomación en todos Los ám- poteco de Nlonte A1bán, que es cl más antiguo cono-
bitos y sectores de la sociedad indígena, que pasó del cido hasta ahora; mientras que, por el otro lado, se
mundo mesoamericano a constituirse en la realidad encucntra el sistema maya al que se le reconocc como
novohisprna. Debe cntenderse que aquí se habla de una lorma plena de escritura, que hizo uso de signos
i¿r sociedad v la cultura indígena en movimiento, con gráficos con valor fonético, en particular glifos silábi
historicidad, r' no se ¡eliere a la ider sust¿ncialista de cos, pero que queda fuera del contexto de este ensa]'o.
una inmutable l rhistórica "esencie" indígena prehis Puede decirse que la primera gran vertrente es un
pánica, sino a unr tradición indígena que transfb¡ma sistema pictográfico, porque se valía de la pinrura, de
l se transfonna con la historia. Ias imágenes, piua expresar información y se senía de
Este complejo proceso de cambio social v cultural diversos tipos de glifbs que eran comunes en las re
generó productos historiográficos propios de ese mo prescntaciones plásticas, usados desde tiempos remo-
men¡n hi\rorico que podemo. ell.ificar. por inrerc.c' tos entre los pueblos del Altiplano Central. En ese

merarrenre metodologiio'. en l.,s


'iguienre. grupo': sentido, se puede habla¡ de un discurso histórico que
códices coloniales, historioerafia que üanscribe la t¡a- complencntaba el uso de ia nar¡ativa visual de las
dición indígena, historiadores indios v mcstizos, his- imágenes pictóricas con el empleo de glifos.
toriografia de recopilación de la tradición indígena Este sistema se valía del uso de tres tipos de glifos
v obras parahistoriográficas. Antes de esto, habrá que fundamentales: primero, glifos pictográficos con la
revisarb¡evemente los antecedentes mcso¿ruencanos. representación figurativa de objetos; segundo, glifos
Entre los trabajos que aportan una visión de con- ideográficos, que enca¡nan ideas y conceptos,y terce-
junro de e'ra hisroriogr¿f:í:¡ esr¿n lo' e'tudi.,. de A¡rgel ro, glifos fonéticos, quc representan sonidos silábicos
Nlaría Garibal' (r992, zooz), Wigbcrto Jiménez NIo y alfábéticos. El uso combinado de todos estos signos
reno (1978), José N{a¡ía Mu¡iá (r973), Nliguel León permitía el rcgistro de ideas y conceptos, así como
Portilla (r983), José Rubén Rome¡o Galván (zoo3a) ciertos sonidos, esto csr eran un¿ forma de expresar
r' .Nliguel Pastranr Flores (:oo8). gráficamente un lenguaje visual, aunque no podían
L.\ HI5IORIo(;!t\[I,\ T]E TR.\DICIO\ I\DICE\ 1

expresar las particularidades de la lengua hablada 1'por v parr mcmoria de1 tiempo en que acaeció cada cosa
ello no constituían una escritura plena (Nlanrique, 1989). [...] haciendo cada cincucnta y dos años un.r rueda 1...1
En el centro de México hav antecedentes impor- quc cra como un siglo]'con estas ruedas tcnia mcmo¡i¡
tantes del uso de este sistema desde, por lo menos, el de los tiempos en que ac¿ecian las cosas r- casos memo

periodo Clásico temprano (roo 65o d.C.), como es rables, pintíbanlo a los l¡dos de las ruedas v caracteres
el caso de Teotihuacan con sus espléndidas pinturas que queda relerido (Acosta v Tovar, zoo::33 34).
mura1es de contenido fundamentalmente religioso
con la representación de dioses y sacerdotes. Esto se Estos códices pictográficos daban, gracias al uso
continuó en el Epiclásico (65o-9oo) en Xochicalco, de los calendarios, una ubicación cn el tiempo v en cl
\lorelos, en las inscripciones calendáricas en estelas y espacio,v podían referir las acciones y los actores his
en los relieves de la pirámide de la Serpiente Emplu- tódcos más relevantes. Los códices historiográficos
mada; en Cacartla, Tlarcala, donde se encuentra cl fa- recibían en náhuatl el nomb¡e de xiuhamatl,"prpel
noso Nlu¡al de la Batalla; así como en Tbotenango, de los años" o, como dice Motolinía, "libro de la
F..rrdo de Nléxico, donde hav diver.¿s in.cripciones cuenta de ios años" (Nllotolinía, 1989: r9), los cuales
cronológicas y ritualcs. N{icntras du¡ante el Posclási lle|rban el rcgi-tro de información ano cL,n ano )
co temprano (9oo-rzoo) en Tirla, Hidalgo, se hicieron e¡an similares a nuestro concepto de anales. Había
nur.nerosos relieves v esculturas con elementos grái- otros códices de contenido histórico, los tlacameca-
cos de este sistema. Y, por ultimo,los pueblos y sitios loamatl,"papel de linaies humanos", donde se regis-
contemporíneos de la Conquista poseírn formas muy traban los mat¡imonios y descendencia de los grupos
elirboradas de registro de inlormación histórica. de poder del centro de Nléxico.
Si bien no han llegado hasta el presente documen- También puede aduci¡se como prueba analógica
tos pictográficos prehispánicos (códices) del cent¡o de la existencia de los códices histodoliráficos mi{tecos
\leúco de c¡rrcter hi.tc,ric'gráliio, -u cxi\tenci¿ ec in- del Posclásico tardío.
dudable dados los testimonios de los cronistas del siglo Es indudable que los antiguos pueblos del Altipla-
\\'I, como es el caso de fray Toribio de Benavente, no Central poseían un sistcma de tradición oral ¡efc¡i-
)Iotolinía, que vio "los Jibros antiguos que estos natu dr al re.gurrdo dcl ¡a.ado. esto e', que eri.tieran
r¿les tenían de caracteres e fi¡pra, ca ésta era su mane- discursos aprendidos de memoria en las escuelas indí-
ra de escritura"; en ellos registraban "v figuraban las genas y que constituían un sistema paralelo de trans-
hazañas e historias de guerra v también del subceso misión de conocimientos, en particular reféridos a los
lsucesión] de los principales señores" (Nlotolinía, 1989: acontecimientos del pasado. Por ello es muv plausible
r9). Hav numerosos testimonios que confirman lo quc existiera un género de discurso histó¡ico o¡al entre
dicho por el franciscano; entrc cllos, uno de los más los pueblos mesoame¡icanos. Así lo parece corroborar
explícitos es el del padre Juan de Tovar: el testimonio de N'Iotolinía, cuando dice que

tenían sus iiguras v hieroglíficrs con que pintrbirn las había también ent¡e ellos personas de buen¡ memoria
cosas en esta forma, que las que cosas que tenian fi¡Juras que retenían l sabía¡ aun sin libro lcódice], contar v
las ponían con sus propias imágenes,v que l¿s cos¿s quc rclata¡ como buenos biblist¿s o r¿¡¿zú¡¿s el suceso dc
no había imagen propia tenían otros caracteres signifi- los triunfos e linajc de los scñorcs, y dc óstos topé con
cativos de aquello v con estas 6guraban cuanto querí¿n, uno quc ¿ ver hábil I de buena memoria, el cual sin
Ilct Il- P.\s]R\\\ I]r ()Rlls

cont¡¿dicción de lo dicho, con brevcdad me dio notici¡ Conviene hacer algunos comentarios rcspecto de
v relación del principio v origen de estos n¿tur¿les, se la relación entre el registro del discurso pictográfico
gún su opinión v libros (NIotolinía, I989: p. z4). y el oral, ya que existen distintas propuestas sobre su

carácter Primero, hav una üsión tradicional que sos-


Esta noticia es confirmada por el padre Juan de tiene que los códices servían como recurso mnemo-
Tovar, quien dice que los indígenas: técnico para recorda¡ la tradición oral, es decir, los
códices serían una especie de guión o de minuta para
para tener men-roria entera de las palabras y trrza de los ¡efrescar la memo¡ia del narrador de histo¡ias. Una
parlamentos que habían los orado¡es I' de los muchos segunda postura sostiene que los registros gráficos de
cantares que tenían, que todos s¿bían sin discrePar Pa- los códices eran plenamente esc¡itu¡a y que podían
labra, cuales componí¡n los mismos oradores, aunque leerse de mane¡a similar a como hoy en día se lee un
los liguraban con sus caracteres, perc para consena¡los telto alfabético;sin embargo,las lecturas concretas que
por las mismas palabras que los diieron los orudores han propuesto de documentos específicos no son con-
l poetas, habia cada dia c.jcrcicio de ello cn los colegios cluv€ntes y tampoco han podido establecer con cla-
de los mozos principales que habian de ser succsores ridad la existencia de un o¡dcn de "lectura" de las
a éstos,r'con la contimua repetición sc les quedaba en la láminas de los códices' pues éste parece variar no sólo
mcmo¡i¿ sin discrepar palabra, tom¿ndo las o¡aciones cn cadx documento sino en cada escena, v no han
mís fanrosas que en cada tiempo se habían por método, podido demostrar que los glifos de los códices pue-
para imponer a los mozos que habían de ser retóricos, dan expresar la riqueza linguística de los textos na-
f de esta suerte se conserva¡on muchos parlamentos sin huas en ca¡acteres latinos. Como variante de esta
discrepar palabra, de gente en 8e¡tc, hasta que vinieron posición puede mencionarse la de NIarc Thouvenot,
los españoles que en nuestra letra escribieron muchas quien propone que los códices sí podían ser leídos,
o¡¿ciones y canta¡es que yo vi y mí se han conse¡vado pero no de igual manera que la de los textos moder-
(Acosta y Tovar, uoo::34). nos de ca¡acte¡es latinos, sino que eran una especie de
guión de lectura, a la manera de una partitu¡a de mú-
No debe sorprender la aseveración de ambos reli- sica de jazz, en la que es posible la improvisación
giosos, ya que diversas sociedades han desa¡rollado mientras se interpreta la pictograffa.' Una tercen Pro-
sistemas orales semejantes. Reco¡demos brevemente puesta sostiene la idea de que el contenido de los có-
a los griegos de la época homérica que retenian en la dices era relatado de manera oral v pública mientras
memoria extensos pasajes dc la Orlzira, o los pueblos eran most¡ados a los asistentes (Kónig, zooz: r46t47).
africanos que registran su historia o¡almente; en am- Por último, es posible sustentar una cuarta propuesta,
bos casos la ¡ecordación y narración del discu¡so his- que consiste en que el registro pictográfico y la tradi-
tórico es pública. Y
precisamente Por ese carácter ción oral eran dos sistemas paralelos que no depen-
eminentemente soci'¿l los discursos orales siempre dían uno del otro para funciona! sino que, más bien,
implican ciertos elementos de conciencia histó¡ica coÍían en forma simultánea v eran complementa-
que eran compartidos por quienes naffaban dichas rios. Puede apoyarse esta idea haciendo una analogia
historias orales v quienes las escuchaban. Por el mar conla. Relación de Michaacdz, en la que se refiere cómo

co en que estos textos orales funcionaban, puede afir-


marse que eran eminentemente públicos y colectivos. ' trIlrcThouvcnot,comunicación oral.
Lr\ IIIS'tORIOCRA]riA t)! t R.lDIClÓ\ Il-'l)ÍctiN,\

¡¡.,777, C(idi.c

]Ie¡ic¡nus,

en tiempos prehispánicos, durante la fiest¿ más im- plantear que, al contrado dc lo que se ha sostenido,
portante del grupo tarasco, el principal sacerdote, co- ninguna se subordinaba a la otra, ni una cra en senti-
noc\do como ?etdmrlr, relataba de memoria una larga do est¡icto complemento de lo asentado en la otra,
r pormenorizada narración ace¡ca de la histo¡ia del sino que constituíln caminos paralclos, que tenían
qrupo ("contábales allí toda la historia de sus antepa- numerosos vasos comunrcantes entre sí, para el res
.rdos"). Este discurso no dependía de tipo alguno de guardo y transmisión de lo memorable .

.rpor-o gráfico, ni para recordar el ¡elato, ni para ilus- Estas formas de discu¡so histórico, tanto el regis-
üirrlo a los asistentes (Relatión de Michoactín, ry88 55). trado gráñcamente como el rememorado oralmente,
Esta idea también puede sustentarse en el hecho de estaban inscritas en un contexto social que las dotaba
que los códices tampoco dependían por fuerza de un de una funcionalidad, una significación ]¡ un sentido
discu¡so o¡al para ser inteligibles; esto puede verse en el marco de la cu)rura que ll" genero.
con cl¿ridad al constatar que tanto los códices mlrte- Al respecto, es importante resaltar la existencia de
cos prehispánicos como los códices nahuas novohis instituciones indígenas a cargo del resguardo y trans-
prnos eran capaces de transmiti¡ por sí mismos las misión del registro del pasado. De los códices hav no-
lineas generales de la memoria histórica e incluso pre- ticias de que eran resguardados por los sacerdotes y los
senar ciertos detalles para quien estuvie¡a al tanto de tldcuiloque,"pintores de códices", como en el caso que
l¡s convenciones del sistema gráfico. refie¡e el dominico Diego Durán sobre la búsqueda,
Aunque la relación entre esc¡itura v oralidad en por parte de Motecuhzoma Xocovotzin, de códices
\Iesoamé¡ica aún no está del todo clara, es posible antiguos (Durán, 1984, II: 513-516). Había también
.\ll. l . P\ \1, -\¡ l!\.\J! \!

omaxca//i, o "casa de los anoxtli", repositorios, a ma- la continuación de la conquista militar por los terri
nera de archivos, donde se conse¡raban códices v que torios de la antip¡ra Mesoamérica e incluso fue¡a de
e¡an ¡eszuardados por los gobiernos indígenas. En ella, así como la colonización de los nuevos pobla-
este sentido debe ¡eco¡da¡se el testimonio de Juan dores europeos 1' la labor de evangelización por parte
Bautista de Pomar sobre los repositorios de Tetzcoco, de las órdenes religiosas.
pues afirma que en tiempos de Nezahualpilli "tenían En té¡minos sociales es posible distinguir dos ti-
sus histo¡ias [.. .] en un gran aposento que eran el ar por dc actore. inleres¿do. en conocer (on ticrta pro-
chivo general de sus papeles, en que estaban pintadas fundidad el pasado prehispánico: primero,los propios
tod¿s sus cosas antiguas" (Pomar, 1985-r986: 46). Esta indígenas v, segundo, los misione¡os y funcionarios
ilctividad era una función pública ligada irl poder, a los europeos, así como los mestizos y castizos que estaban
linajes de gobierno y al sacerdocio. ligadosaunosyotros.
Algo semcjante pasaba con el discurso histó¡ico Entre los indígenas se identifican dos grupos ge-
oral, que estabavinculado con el sacerdocio;al respec- neracionales principales: el primero está conforma-
to puede mencionarse lo que refiere Pomar para el do por quienes vivieron el impacto de la Conquista
::rbito del Aculhuacan; "v los que sabían las cosas española y conservaron la tradición histórica, res-
más importantes eran los sace¡dotes de los ídolos" guardando los antiguos códices v relatos orales o ela-
¡Pomar, r985-r98ó: 46), mientras que entre los mexi- borando nuevas pictogrnfías y discursos orales; el otro
cas hav evidencia de una enseñanza sistemática de grupo es el de aquellos que nacieron en el nuevo
discu¡sos orales sancionados por el sacerdocio en el orden novohispano, participaron de mane¡a natural
.,rlzacac, institución educativa ¡eservada a los qillü, en las condiciones de cambio cultural del siglo xvr
como podemos ve¡ en los textos de los info¡mantes y tuvieron la necesidad de enmarca¡ la histo¡ia del
,le lray Bernardino de Sahagun, cuando refieren las pasado prehispánico en la visión del mundo c¡istiano.
reglas de esa institución educativa, pues "eran muv En este esfue¡zo vamos a encontrar tres procesos
bien enseñados los buenos discursos"; además, "eran importantes que influl'eron en el proceso de cambio
bien enseñados los cantos, los que se dicen'cantos historiográfico: la continuación de las antiguas for-
Jilinos'. Leían los lib¡os. Y era bien enseñada la mas de registro histórico lrincipalmente los códices
:uenta de los destinos [...J 1-el papel de los años" v la tradición oral-, que implicó la preservación de los
Sahagún, r99.1: 53).'¿ contenidos t¡adicionales en sus propios formatos y su
Este marco institucional influía de mane¡a pro- adecuación a las nuevas circunstancias, así como la
::nda cn el sesgo social dc la información presen'ada, adopción de nuevos soportes v formas de hacer his-
:ues lo que se resguardó 1ie, ante todo, la memoria toria. El intcrós de algunos españoles por obtener
:el poder: historias oficia.les de los grupos e indivi- materiales para redactar sus crónicas sin duda fue un
iuos dominantes. estímulo para la continuidad de la producción histo-
El esrucrzo de lo. grupos mesoamericlno' por prc riográfica indígena.
.en u el ¡ecuerdo de su pasado no terminó con la Con En el cambio cultural generalizado que se dio en
:-uista española, sino que continuó durante l¿ Nueva el siglo xvI deben destacarse los nuevos elementos
E.paña. Dicho esfue rzo tu\'o como marco histórico historiográficos traídos por los europeos, empezando
por aspectos formales como la escritura alfabética,
Hc rnoclific¡do levementc 11 traducción. quc abrió nuevas posibilidades para el registro histó-
¡I]CLIEL P \STR \\ \ FLORIS

no puede soslavarse la aportación de nuevos elemen-


tos de comprensión y explicación del pasado a partir
de los modeltx de la tradición historiográfica europea
y la religión católica.

cóDtcEs
COLONIALES
Los códices coloni'¿les responden a la necesidad de las
sociedades indígenas de continuar, en la medida de lo
posible, con su antigua forma de vida; para ello nece-
sitaban no sólo resguardar los antiguos relatos sobre su
pasado, sino continuarlos e incorporar las vicisitudes
de su presente en una va larga secuencia temporal. Por
eso ¡etoma¡on los mecanismos que les eran propios,
en particular los códices pictográficos. Con estos do-
cumentos se continuó, en palte) con los cánones pic
tográfi cos mesoamericanos, pero incorporando los
¡'fi¡-"¡.,"¿¡.,.
nuevos elementos pictóricos europeos de estilos, téc-
nicas, formatosv materiales; también suelen contar
con anotaciones en español o en lengua indígena.
Los temas tratados íueron las guerras y conquistas
de los respectivos pueblos, rsí como los linajes go-
bernantes,los enlaces matrimoniales ylas alianzas. Los
Histori¡ rico al permitt ampliarlo v fijar de ma- destinatados de estas obras eran las comunidades indí-

.ht.;'t',T; neru alfabética los discu¡sos orales genas, como es el caso del Códice de Tlatelalcoilos re-
.l: óL aprendidos de memoria; así se posibilitó ligiosos cspañoles, como e\ Códice Vaticano A, o los
que en un mismo documento confluye¡an el discurso funcionarios rcalcs, en el caso del Zi¿zza de Tlqxcala.
pictográfico y el oral. También llegaron nucvos so Entre los códices coloniales del ter¡ito¡io que hoy
portes, entre los que destaca el papel europco. A esto ocupa el Estado de México de carácte¡ historiográÉ-
se sumaron las nuevas técnicas pictóricas occidenta- co están el Códice en truz, el Códie Xolotl,la Tird de
les que vinieron a enriquecer el aspecto plástico de los Tbpuhpon y el Códice Gqrcía Granqdos. Como no es
códices, así como la introducción del formato de lib¡o mi intención profundiza¡ más sob¡e este punto, reco-
a la manera europea. miendo al lector la consulta del capítulo relativo al
En cuanto a los aspectos de fbndo, cabe mencio- tema, de Xavier Noguez, en este mismo volumen, así
nar lo\ gr¿ndes cambio. en Io. actore. r protag.,ni.- como los trabajos de Ca¡los Martínez Nlarín (zoo3),
tas del devenir histórico: por una parte está la llegada Miguel Pastrana Flores (zoo3) ¡ claro está, los códi-
de un nuevo actor social e histórico, el dominador ces mlsmos.

español, y por la otra, la pérdida de hegemonía de los


grupos de poder indígenas. En el campo de las ideas
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H¡stor¡o9rafía que trans<ribe Estos docuntcntos aporttn los irspectos bhsicos dc


Ia trad¡ ( ¡ó n ¡nd í9en a fechamientr¡ r'ubicirción geográica. Los temas que
'I rlt' q'rr linLJlrr.Ll]]rnt(.c.le,i{n¡ll J\lr \',rllt^ se aborclan básic¿rnentc son los mismos que en los
.: ,:iogrirfíir que transcribe l¿s tradicic¡nes pictográ ccidiccs nLrtccos prehispánictis v en los códices colo
. i ,rrLal son documeÍttos clatror¡dos por indígenls nl¡lcs dcl centrc de Xléxico: ecncalogias, migracicr
.. iiti¡s en ciL¡acteres lltinos v en lcngurr láhuatl, en ncs, conqrlistas r posesión de h ticrra, entre otros. E¡t
- :rLr es es posiblc restrei,Lr clementos quc liacen cuirnto ir l¿ ¡utoría! pucde decirse iluc cn gener¡l des-
.
,t( qrre l,r ir ll,'mrr.ion Llu( rrlufr,r. lirntl'¡qqi- conocemos los nombrcs de quienes claboraron cstos
.:nte un doble origen: los códices pictoqráficos Y documentos, pcro poclemos afirmar que sc tratir de
::.i.liciól oral pro'ia r' l.rostcrior a la Conquista. inrlígenls norahispiuos, algunos clc los cu¿rles hrero¡t
\llcLrt: PA sTR \\,\ lLoRf:\

educados por religiosos españoles. Muchos de ellos ejemplo: en los -1na les de Cuaubtitlan se encuentra cl
dominaban el castellano además de su propia lengua. uso de exprcsiones como,"z ulli- 3 tochtli- l dcatl-
En este caso debemos suponer la presencia tanto de S - 6 calli- 7 tochtli- 8 dcatl- 9 teclatl- rc calli-
tec?(t
autores individuales como de autoría colectiva. u tochtli- tj te1atl.Et el año r calli murió el ¡ev de
En lo que toca a los destinatarios, es posible seña- los toltecas llam¡do Xlllrcoamazatzin, quc dio princi
lar a la propia comunidad indígena donde se elaboró pio a1 señorío; luego se entronizó Huetzin, que reinó
el documento como resguardo de las propias tradi enTollani' (Anales de Cuduhtitlan, ry92:6-7); Ia enu-
ciones, tal como parece ocurri¡ con los Amles de Tla- meración de años se entiende porque los autores si-
teloho, o para el fortalecimiento de demandas legales guen las referencias de un códice pictográfico que
ante las autoridades españolas, como es el caso de registraba los años transcurridos y sólo en algunos de
algunas secciones dela Historia tolfeca cbithimet¿ ellos se señalaban algunos acontecimientos. En otros
Otras obras importantes que podemos ubicar en casos es cla¡o que siguen una tradición oral, por
esta categoría son los ya mencionados Anales da Tlo- ejemplo, cuando los dioses Tezcatlipoca, Ihumecatl y
telolco,los Anales de Tecamacbaho vla Hütorid talteca Toltecatl se aliaron para vencer a Topiltzin Qretzal-
cbihimecq. coatl a fin de que abandonara T\.rla, dijeron: "'Es pre-
ciso que deje su pueblo, donde nosotros hemos dc
Anotet de Cuauhtitlarl vivir'.Y añadieron:'Hagamos pulque; se lo da¡emos a
Escrito hacia r57o, es la primera parte del manuscrito beber, para hacerle perder el tino y que va no haga
en lengua náhuatl -hoy perdido- conocido como Cd- penitencia'. Luego habló Tezcatlipoca: 'Yo digo que
dice Cbimalpapon.Se sabe que perteneció a Fernando vavamos a darle su cuerpo"' ('4nales de Cuauhtitldn,
de Alva Ixtlilxóchitl, luego pasó a su hijo Juan de r99z: 9). Este tipo de información no pudo transmi-

A1va, a continuación estuvo en manos de Carlos de tirse a través de los códices ta.l como los conocemos,
Sigüenza v Góngora, después llegó al Colegio de San por ello es prudente suponer el uso de fuentes o¡ales.
Pedro r. San Pablo v luego pasó a la colección docu- Por otra parte, la repetida exprcsión níhuatl nican
mental de Lorenzo Boturini. Fue conocido v utiliza Cuauhtitlan ("aquí en Cuauhtitlan'), amén de las
do por Antonio de León l Gama. abundantes noticias referentes a este luga¡ ha hecho
Se ha atribuido su auto¡ía a Pedro de San Buena- pensar que los -Azaler fueron redactados precisamente

1,s¡¡¡¿ y Alonso Bejarano, estudiantes del Colegio de en esa localidad, pero Wigberto Jiménez Nloreno ha

Santa Cruz de Tlatelolco, que ar.udaron a frat-Bernar- postulado a Tcpotzotlan como lugar de redacción, t-a
dino de Sahag.rn en la elaboración de su obra (Gari que también se habla mucho de estc sitio. Sea como

bali zooz: r9), pero dicha atribución no es segura. Hay f:uere,los Ana/es centran su discurso en Cuauhtitlan,

ediciones de esta obra en latín, alemán e inglés; Pri- Tepotzotlan v algunos otros centros de poder dc la
mo Feliciano Velásquez la tradujo a.l. español en 1945. antigua N{esoamérica. Pero los Anales vtn Í\ás nJIá
Los Anales fueron redactados en parte transcri- del localismo, sus autores usaron "diversas historias
biendo la información de códices pictográficos, pues locales, unas simplemcnte \'lütaPuestas v otras en

describen glifos anuales. Pero también es claro que se tretejidas correspondiendo a varias tradiciones v do-
siguen informes orales sobre diversos tópicos, por cumentos originales" (Jiménez Nloreno, 1978: roSo);
ejemplo, los abundantes diálogos intercalados. Para esto es, se buscó crear una primera Yisión de conjunto

constatar el uso de los códices, es útil el siguiente del desarrollo histórico de los pueblos de la cuenca de
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N{éxico; como dice Garibar', "e s la tentativa más seria atravesaba la Nucva España; por una parte, eran he
de hace¡ una histo¡ia general delpasado nahua a base de rederos de las grandezas del mundo indígena ¡ por la
documentos fehacientes y nativos" (Garibali rooz: 19). otra, de la cultura española y cristiana, de ahí que es-
tuvieran en conflicto con ambas he¡encixs. Los auto
cRoNtstas res de raigambre indígena como Fernando de Alva¡ado
DE TRADICIóN INDfGENA Tezozómoc, C¡istóbal del Castillo o Chimalpahin
Otra categoría lir constitul'en los llamados l.ristoria- Cuauhtlehuanitzin rescataron la antigua tradición
dores indios y mestizos, que son aquellos personajcs hi.roric¿ hlciendo enf¿si. en .u lropio .ri(rianl(mo.
quc escriben obr¡s históricas en las que se recogen mientras que los autores mestizos y castizos como
antiguns tradiciones mesoamericanas. l\'Iuchos de ellos Dicgo N{uñoz Camargo, Juan Bautista de Pomar
eran indígenas, otros eran mestizos )'aun castizos. En y Fe¡nando de A1r'a Ixtlilxóchitl viyieron el conflicto
correspondencia con su tiempo histó¡ico v su forma- existencial de no se¡ ni indígenas ni españoles, sino
ción intelectual y posición social, escribieron en espa -como dice Ednundo O'Gorman a propósito de
ñol o en lengua náhuatl. Estas obras se escribieron este último- productos de "la conflictiva unión de las
durantc un periodo que va de la segunda mitad del si- dos culturas de donde provenian sus ascendientes"
glo xvr hasta cl primcr tercio del siglo xvrr. Son obras (O'Gorman, zooz: 13). Por el1o trataron de conjuntar
que ostcntan claramcnte una autoría individual,lo cu¿l en sus trabajos históricos las dos vertientes de sus he-
representa una difcrcncia cualitativa respecto de otras rencia' cul¡urde. r pcr.onr.le. como re:pue.ra inte-
formas de historiografía antinimas v quizá colectivas. lcctual v yital a su circunstancia histórica.
Están escritas en fbrmatos europeos v muchas tienen A n.rrne ra dc cjemplo del empleo de fuente s por
dilisiones clpirulares. Los ¿utores de estas ob¡as son pafte de los autores de este gmpo, puede citarse el caso
descendientes de los ¿ntiquos lin¡ies qobern¿ntes dcl de Alvarado Tezozómoc, quien refiere la consulta de

-\ltiplrrno Centr.rl. h noblez'r indíqena coloni¿l reco documentos escritos v de la tradición oral, pues en su
nocid'¡ ohci'¿L¡ente por las rutoridades españolas pero ob¡a asienta las cosas "según lo dijerxn v asentaran en
que enticntaba un proceso rnur' fuerte de pérdida de y nos 1o dibujaran en sus 'pergaminos'los
su relato,
prilileeios v posición social (Romero, zo03dr jr 7J). que eran viejos v viejas, nuestros abuelos y abuelas,
En la producción historiográfica de estos nutores sc bisabuclos 1, bisabuelas, nuestros tatarabuelos, nues-
hacen pltentes las peculiares circunstancias por las que tros antcpasados" (Alvarado Tezozómoc, r99z: 4).
Entre los auto¡es más destacados de este grupo cuyo
trabajo han llegado hasta nosotros, pucde señalarse al
t< ¡:oboth n
ya mencionado Fernando de Alvarado Tezozómoc,

Lienzo de autor de dos obras, una en náhuatl,la Crónid metiti-


TlrrcrL¡, y otrn en castellato,la Crónica mexicand; también
1..: /r/,
Y debe mencionarse a Diego Muñoz Camargo, quien
es autor de dos obras en castellano mu]¡ relacionadas
entre sí,la Descripción de la ciudad l prorintia de Tlax-
cala yla Historia de Tlcrrala; por su parte,Juan Bentu-
ra Zapata y N{endoza esc¡ibió lt Historía cronológica
de 7'/axcala.
\ Ht 5 t otuoc lt.\t:tl Dt 1 R \D tc lo\ t\ t)l (, u\ \

Juan Baut¡sta de Pomal


-\utor mestizo, hijo dc padre españolv madrc indíge
l.rt po¡ línea materna era descendicnte de los anti-
¡rros gobernantes deTetzcoco. Escribió I¡ Relación de
T.t;xo en c¡.¡ellano en r58.:. El m,rnuscrito. que in
;lure los llamados Ramances de las sefiores de Nuer¡a
EtPañl, perteíeció a la fhmilia de Fe¡nando de Al'a
lxtliLróchitl yluego pasó a ser propiedad de Carlos de
Siqrienza y Góngora; después estuvo en el Colegio de
S.rn Gregorio, donde lo conocióJoaquín García Icaz
:.r1ceta;luego formó parte de la colección deJosé Nla-
::.r de Agreda y Sánchez; más adelante 1ue adquirido
:,rr Genaro Garcia v actualmente está en la Colec-
:ron Latinoamericana de la Biblioteca de la Univer-
.:J¡d de Texas. La Rrlaclda fue publicada por primera
.ez por García Icazbalceta enla Nuepa calección de

ItJu1l¿ntas ?ara ls histaria de M¿tito, er.r r89r. En el


.:glo lcr destacan las ediciones de Ángel N{a. Garibay
. René Acuña, ambas por la uxeu. En cuanto a es- linstrucción] se canta-
contiene, buscando L^ bnbit¿t1tú d¿

-=L.lios de corte historiográfico, puede afirmarse que ¡es antiquísimos, de donde sc colisió r, to ';:¿í:;::,':i;,,
De Pomar aún espera un investigador compre nsir,-o mó lo más que se ha hecho y esc¡ito" "i:!','''1^ -'"
:c su vida y ob¡a. (Pomar, 1964: r5z). A diferencia de otros ';;::::;::",1,,,,,"'
Le ¡edacción de la Relacitu de 7'excoco respondió, en autores, se queja de la falta de antiguos ;il','::..ilt';il."
'::imera instancia, a la solicitud que hiciera la Corona códices ocasionada por la Conquista v la chichimeci, ¿ 1ó¿

,'pañola para conocer más profundamente sus domi- pcrsecución de idolatrías emprendida por
:ios ame¡icanos; para ello, a partir de 1577 se mandó la fravJuan de Zumáraga, por lo cual "del todo se aca-
-lnstmcción v llemoria', documento en forma de b¿ron v consumieron, r- así han hecho mucha lalta
:.Lestionario que demandaba información sobre tópi- para hacer copiosa esta rehción'(Pomar, 1964: r53).
:,rs cspecíficos, sobre todo geográficos, pero también Pero más adelante se contradice al ¡.firmar que ci€rtos
:¡tiridos al mundo sociirl de los antiguos habitantcs;las indíge nas presumen su origen chichimeca fundamen-
:ejpuestas se conocen como relaciones geoe¡álicas del tados precisamente en los códices: "si de ellos se trata
.:rlo xvl. La Rcla¡iou de De Pomar es, en principio, en algunas pinturas v caracteres, es para solamente
:nr de cllas, pero rebasa con mucho las especificidades los linajes y abolorios fabolengos] de los señores na
iel cuestion¡L¡io y es una yerdadera c¡ónica. turales de esta tieffa, que se jactan v precian de pro-
Pomar mismo aclara su proceso de indagación para ceder de ellos" (Pomar, r964: r55).
,btener las noticias ¡equeridas, pues la Rrla ción de Tix- Este autor inició el proceso de idealización de una
'::o "se hizo con la verdad posible v habiendo hecho de las liguras señeras del pasado indígena; en efecto,
:nuchas diligencias para ello;buscando indios viejos el su obn,el tlatoanl de Tetzcoco, Nezahualcoyotl, se
r' .rntiguos, inteligentes dc 10 que en dicha institución va llenando de virtudes.
tltcL Lr P \ sTR.\\,1 l:l.oRIS

ra es sobre su origen mismo, pues no sc conoce noticia


precisa aiguna sobre su lugar de nacimiento ni fami-
lia; pero cicrtos atisbos permiten fundamentar la hi-
TL¿l¡m¡tl cle
Q,ruhquilprn. pótesis de que, quizá, se trate de un indígena noble dc
la zona de Tetzcoco. Su origen noble puede susten
tarse en que el texto de Del Castillo fue considerado
modelo depurado de la lengua náhuatl,lo que es más
propio del grupo noble, tal como lo pensaron León
v Gama, Pichardo v Del Paso v T¡oncoso. Además,
puede agregarse que sería mucho más f.icil para un
indígena noblc tener acceso a la tradición histórica
prehispánica que para un simple macehual. Su origen
tetzcocano puede inferirse de un pasaje donde habla
de'huestros abuelos, nuestros padres texcocanos" (Cas-
tillo, zoor: rz3).
Como rasgos sobres¿lientes de C¡istóbal del Cas
cristóbal del castillo tillo pueden mencionarse tanto su marc¿ldo cristianismo
De pluma de este autor se conocen dos obras: la I1lJ- como su aplicación del providencialismo a la historia
torio dt lo f,."üida fu /a! mexicallat )) ahas ?Ltal)las \'l^ indígena; ambas actitudes se dejan vcr en su prólogo
Hitoria de ltr Congur'.rla, ambm escritas en náhuad a fi- ztla Historia de la Conquista:

nes del siglo xvr v principbs del xvlt. Se sabe que el


m¿nuscrito estu\'o en el CoLegio Jesrrita de Tepotzo tod¿s las cosas escritas en estc libro son e1 6n,la destruc-

tlan; después pasó al Colcgio llírimo de San Pedro y ción,la terminación del scr de los mexicas, desde que se

San Pablo en la Ciudad de X'Iéxico; alli fue consulta- extendiri el agua divina,la hoguera [a guerra] hasta que

do por Antonio dc León v Gama, quie n lo cita e n sus los conquistó el capitán He¡nando Cortés, Ilarqués del
trabajos, v por el padre Antonio Picha¡do, quien hizo VrLllc. cuar cl introdr rjo. hizu (nlr¿r Por fri'ner.i re7
'd' '
una copia y una traducción parciales de los dos traba a N{éxlco Tenochtitl¿n, de modo que entró,1a dir4na luz,

jos. Las obras de Del Castillo son conocidas sólo en el dirino resplmdor solar de Nuestro Scñor,el írnico dios
parte; l¿ mavoría de los fiagmentos están en le Biblio- l)bs,Jesucristo, su verd¡der¡ Íé, su conocimiento, las pa-

teca Nacional de Francia. No fue sino h¿sta Principios l¡b¡¿s dirin¡s de su fe (Castillo, uoor: rz9).

del siglo xx cuando la mavoría de éstos fue¡on edi-


tados -v traducidos por Francisco del Paso y Tronco- No debe sorprender su marcada religiosidad, pues
so; hav una nueYa edición de Federico NavaÍetc que Del Castillo se lormó e n un mundo indígena va cris-
incluye algunos textos que no conoció Del Paso y tianizado v la Conquista española era ta un evento

toncoso (Castillo, 196¡ zoor). Los cstudios más im- muy Iejano en el tiempo.
portantes sobre cl autor Y su obra son los re.rlizados por
sus propios editores. Fernando de A¡va lxtl¡fxóch¡tl
Dcbido al carácter fragmentado de la obra, hay nu Fuc descendiente dc los señores de Tetzcoco; su

merosas la¡gnas respecto de ella r-su autor: la prime- abuela materna se crLsó con un conquistador español;
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Códi.e

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su madre) que era mestiza, se casó con un español, por Galván (zoo3b); también deben mencionarse las vi-
ello es que, de acuerdo con las categorías de la ópoca, siones renovadoras de Angel Vásquez Galicia (zoo8),
don Fernando y sus hermanos eran castizos. Esc¡ibió Diana Roselly Pérez Gera¡do (zoo9) y Yukitaka
cinco imporranre. obra' históric¡., ¿.r cumo romiln- Inoue Okubo (zoo9).
ces de carácter histórico. A su muerte, sus documen- Don Fernando de Alva lxtlilróchitl esc¡ibió cinco
tos pasaron a su hijo Juan de Alva, quien a su vez los obras, las cuales se presentan en el orden de elabora-
legó -por 1o menos en su mayor partc a don Carlos ción que propuso O'Go¡man:
de Si¡Jüenza v Góngora, quien, a su vez,los dejó en el
Colegio de San Ped¡o y San Pablo. En este lugar los r Sumarid r¿l¿tión de todas las cotas qte han sucedído en
conoció, aprovechó v copió Lorenzo Boturini. En el ld Nueu Es?añd, ! d¿ nucltas nsds que los fulfeus a/-
siglo xx,
los documentos fueron sustraídos por José cdltzaron I su?¡e1'tn desfu la ireutión de/ rrunda, hasta

María Luis N{ora, el famoso liberal, quien los llevó sr destrución l unida de los terteros pobladores chichi-

consigo al salir exiliado rumbo a Inglaterra; allí los mecas, hasta la tenida dt los españoles, sacada de la ori
donó a la Biblioteca de la Sociedad Bíblica de Lon gínal hitoría de esta flrrra, escrita .r fina1es de1 siglo
d¡es. Las ob¡as de De Alva IxtüLróchitl fueron publi- xvt o principios dcl xvIt, cn todo caso, antcs de 16o8.

cadas en el siglo xtx por Alfredo Chavero, segin la z. Relarión sucinla enforma de menoríal de ld hístoria dt
dispo"icion de Jote Fernando Rrmirez. aunque e'a Nuna Etpaña y nts señoríos hasfa d ingreso de los es-

edición es muy deficiente v caótica. No fue sino hasta ¡aia1rs, elaborada entre 16oo v r6.:8.
el siglo ;cr que Edmundo O'Gorman preparó la me- 3, Conpenlio hitat ia d¿lReina leT¿voco, cscrito en 1608.
jor edición disponible, con sello de la uNau. Algunos 4. Sunaria relación de la hitoria general de esta Nue¡la

de los estudios más importantes sobre este autor son Españd dtsde d orígn dd ntunda hasta la tra dt ahora,
los del propio O'Gorman (1985, zoou), ¿sí como los nlegirld y sacada dt las bístari!!, ?intura! y caft¡cteret de

de Eugenio del Hoyo (1957) y José Rubén Romero las ant¡guos naturales de e//t, 1 de las tntat antí&uat
I\ H l S l O l{l OC lt.l lj l ¡ l)E T R,\ D l C I Or" I \ l) i C ft \ A

can que ld oberuÍon, escrita alrededor de ró25. mecas, hasta llegar a los t/atoque ltlzcocanos, Neza-
:. Hitoria de la nación chihimeca, su poúlación I e*able hualcoyotl v Nezahualpilli. Es un discurso que seña1a

cimiento en el país de Andhud. rcnoc;do hol ?a1'el re;no a los señores acolhuas de Tetzcoco, de linaje chichi-
de Nuexa Etpañd; ésta es la obra historiográllca más meca y tolteca, como gobernantes legítimos con de-
importante de De Alra lxtlilxóchitl. rechos políticos sobre los diferentes pueblos de la
cuenca de México, según lo dice en Ia Histaria de la
Las diversas obras histó¡icas de Fernando de Alva nación chicltimeca, a propósito del poder v autoridad
Irtlilxóchitl constituyen una gran empresa historio- de la tiple Alianza,
¡ráfica de reivindicación del pasado indígena y de
iegitimación de los seño¡es de Tetzcoco; además, el lorqu( e>l¡) lres cabeT¿. .e fund¿b¿n
'er.enorio5 e im-
Ccnpendío ltistório del Reino de Texcoca, de 16o8, fue perios sobre todas las demás, por el derecho que preten-
¡oncebido como un instrumento para servir de apol'o dían sobre la tiena, que había sido de los toltecas cuyos
¡ dir.'ersas peticiones dirigidas a la Corona española suceso¡es y he¡ede¡os eran ellos, y por la población v nueva

.ob¡e la base de los méritos realizados du¡ante la posesión que de ella ruvo el gran chichimécad Xolod, su
Conquista por paúe de su antepasado y homónimo xntepasado (41r" h.tliLxóchid, 1985, n: ro3).
:

Lttlilrochitl, así como para sustentar sus ¡aíces indí-


:enas y las pretensiones de su familia al cacicazgo de Así como se busca sustentar una continuidad en la
S.rn Juan Teotihuacan. posesión del te¡¡ito¡io v en el mando político, tam-
Uno de los problemas clave que presentaba en la bién se busca deslindr¡ a los señores de Tetzcoco de
:poca colonial la historia prehispánica era el de ubi- la religirin prehisprnic.r. h cual a )o' ojo. cristiano:-
¡¡rla en los parámetros de la histo¡ia universal, que e¡a conside¡ada como idólatra y cruel. De esta forma,
:n esa época era la historia de los pueblos cristianos. De Alva lxdilxóchitl presenta a un Nezahualcoyotl
Para ello, De Alva lxtlilróchitl se valió de diferentes que sólo consentía con los sacrificios humanos debi
:tcutsos, como la sincronología, esto es, ¡eferir los he- do a la presión de los mexicas, pero que en realidad
:hos contemporáneos europeos. En ese mismo sentido, e.taba tra. la pista de un dios único:
.:pror.'echó la información de los c¡onistas españoles
r.rra rcsaltar aquellos aspectos de Tetzcoco que le in y andui,o mucho tiempo especulando divinos sec¡etos,
:eresaban; con ello hizo suva la tradición historiográ- y alc¡nzó a saber y declaró que después de los nueve
:ca española transformándola y enmarcándola en su cielos, estaba el crerdo¡ de todas las cosas I'un solo dios
:ropia producción e intereses. Otro recurso mucho r-erdadero, a quien puso por nombreTloque Nahuaque;
:riis sutil fue utiliza¡ modelos esc¡itu¡ales y explicati r-que había gloria para losjustos, c inierno para los ma-
'. os eu¡opeos, como la figura bíblica del rey David, los, y otras muchisimas cosas.

:uc fue su molde para articular la imagen que forja de


\ezahualcoyotl. En este sentido, el esclarecido Nezahualcol'od de-
En el desarrollo de sus ob¡as historiográficas, De nunció el error de las creencias religiosas de los otros
-\h¿ lxtlilxóchitl busca plantear una continuidad pueblos:
ristórica y política en el gobierno legítimo de los in-
jíqenas del centro de N{éxico, desde el ticmpo de los Y también dijo, que los ídolos e¡an demonios y no dioscs
-:obernantes toltecas, pasando por los señores chichi como decían los mexicanos v culhuas,y que el sacrificio
\||GL rl. l,\s R.\\ l Ir ()Rlis

conocido como Diaria de Cliimdlpal¿. Las ob¡as del


cronista chalca han sido traducidas al francés, al in-
códicc xolod, glés v al castellano; las mejores ediciones en español
son las que elaboró v publicó la Universidad Nacional
Autónoma de Nféxico.
Chimalpahin es muy consciente de los referentes
de vcracidad dc su trabajo historiográfico, el cual, cla
ro está, se funda en la autoridad de los ancianos, el
uso de documentos pictográficos v la trldición oral:

Después de haber reunido y r-c¡ificado cl discurso de la

que se les hacía de hombres humanos, no eril tanto po¡ antigua tradición de h ciudad, todo lo escucharás aquí,
que se 1es debí¿ haccr, sino para aplacarlos que no les 1o estim¿ris en el libro de 1a trrdición. Qrien quiera que
hiciese mal en sus personas v haciendas, porque si fue se¿s ¡í lector, cristi¿no, para que de ninguna cos¿ dudes

r¡n clioses ama¡ían sus criafuüs, \' no consentirían que ni sospeches, prra que no digas "¡de dónde salió todo
sus stcerdotes los mirt¿¡¿n l sac¡ificrrr¿n (Alv¡ Ixtlilxí> este relato de la antigua tradición que aquí se muest¡a

chitl, 1985, r: 447). l exprcsa)", dígnate seber: este ¡el¡to de le ¡ntigua tradi

ción ha mucho ticmpo y con verdad se hizo, ha mucho


En las obras de De Alva lxtliLxóchitl hav una idea tiempo ¿uténticos viejos y viejas, que en verdad eran co
de continuidad política, según la cual el poder legíti- nocedores de 1a antigua palabra,lo compusieron, lo hi-
m' ' dcl 'mperio rol¡ec¡-chichimecl ccruvo \iempre cic¡on o¡den¿ren el übro de la antigua cuentade los años,

unido ¿ un linaje de hombres blancos adoradores de vinieron a hlcer que se pintara de color; de esta manera
Tloqr.re Nrhr.uque, deidad que no cs otra quc cl dios 'i'inie¡on a hace¡ que se consenara en orden el relrto, así
cristiano, ¡rues dice:"elTloque Nahuaque, que llaman se fue el¿borando su ¿ntigu,r tr.rdición,la hicie¡on rerifi-
los castellanos Jesucristo" (AJvr Ixtlikóchitl, 1985, r: c'.u, dc modo quc todo lo supicron (Clirnalpain,rg8S: r75).

5oz). En esta Línea de pensamiento,la idea que parece


pc¡filanc es que, con la Conquista, el cristianismo y el En la cita es claro que Chimalpahin, como si se

gobierno de los hombres blancos volvieron a casa. ad(lan¡ara r lr modernil cntica hi5torica. imlgina a
'u
lector cuestionando la autenticidad de su obra, y la
Domingo Fran<¡s(o de San Antón respuesta la da, como histo¡iador actual, en la calidad
Muñón Ch i ma lpah in €uauhtl€huan¡tzin de sus fuentes de informacirln. Es importante tener
Descendicntc di¡ecto de los linajes de gobernantcs más cn cuenta que en todo momento Chimalpahin se

noblcs de Ch:rlco, Chimalpahin Cuaudehuani¿in es prccenta ¿ \i mi5mo como un ¿utor cri5titno que e'-
un caso cspccial en la historiogratia de tradición indí cribe para lectores igualmente cfistianos: "Todo está
gena, pues escribió nada menos que diez obras histo- .onrado aquí: asr quc "usiéglte. ru que ere\ cri5tif,no:
riográñcas, todas ellas en lengua náhuatl. Esc¡ibió la no te turbes. Dígnate creer firmemente cn un ve¡da-
Primerd, Segunda, Tbrrcra, Cuarta, Quíxta, Sexta, Sép- dero Dlo-r" (Chimalpain, 1983: ror). Por otra parte, es
t¡tno y Oúava relación, el Mentorial hreo¿ acerca de la evidente que él se conside¡a continu¡dor de una an-

Jindación de la ciudad de Culhuacdn v el document.) tigua tradición historiográfica, la fundada por la au-
. i)11l{)(;R\lt\ )1. |{\L]lr'r)\ l\L)l(;1.).i

: :r!1.1d alc los ¿ntel,¡sacl¡s. En ese scntido, no dcbe


i:r.rñ¡r quc Chinr.rlpahil ctinciba 1¡ historir¡qr¡fiir
- ::roullegldo que,r'inicndo dcl prsldo,debc cuidlr
.: l .r::rrl, ' :t i.t.igLliclttr grlrer,r.i,,lr:

f.rl como ñrc hccho su discu¡so. ¡si nos Lr deirron l Lrs


. ,lc,ll,'. .rl'r ,'... 1,,..,- \ \ ¡ ,¡¡\ Ér, ,.r. ri,.rrl
\ r.... I l', r,l(rr rrI ..r .s olUJ.. ... ¡,,r' .i, rrl,rc .r-.
''- ' :i"
-rrrrdado; nosotros lo guxr(lluclnos, llosotros Lrs hiios,
,r nictos,los ircrr¡lnos rnenores,los quc somos t¿tiLr¿,
:lcros, bislietos,los clue so¡no-. s¿livrr, sus b:Lrbirs. ccjls
'$.t
sr.r

'. uñrLs, ios que somos su color r sll s¿ngre (Chimlr[lil,


-!¡t: ;j,r.

In pocos historiacl)¡cs -iultigLlos r lt]odcrnos- es


-.,ir .lirrir Ia rehción entre cl pasado, el
prescntc l el
:.:rito en cl resgulrdci y tr¡nslnisi{jn cle la nrentirirr
l.¡()r1CA.

Podria deci¡se que tod¡ 1¡ obra de Chim.rlpLLhin


:.¡i ir¡briitlt dc rut hondo sentimiento (lc scr cristi¿
-, r'll nccesidad dc dejar constrncil clc su te. Su
- rni'icción cristianl l su concicncit cle perter-ieccr I
- ,s rn/rs nobles linljes dc Ch¡lcr¡ constinncn ula ¡ijr
::r¡cirin l definición de lid¿. l.ln cste punro debemos r¿lttcidu, rclrut,t a iurios pasirjcs bíblicos, (.¡r:,¡¡,i,¡i
:lner prcsente que Chimalprhin sc mucstrir hereclero cr¡rno lr cre¡citin ciel muldo l Jir primc ',:::
^ ;::;':,,'
.ir dris grlndes trudiciones,lir ch cr prehispiLnica l lir ¡r.,re
j,r lrt.mr tr.r. ,t. i . , rrr r,
' ,' \ ,c. cl D" r
'
¡¡istilrnrr. Lt
¡rrintera, dc ¡tig¡ntbre locrrl, dc grtn r'¡lgu'os rrl'rs. De hccho, la Pi-,a.i,r
'io ^:;]1:;''
.rpeeo rlcctiro ir lr regirin cle donde prorrnía; la sc r¿l¿ciiu cs ul
texto que sólt¡ h¡rbh dc la
..undr, de fc v de s¿Llr.rción. Arnb¿s tr¡dicir¡ncs se tun crerrcirin dcl mun.lo l de Adiin v livrr, ¿sí como de
Jen cn sus trlbljos histó¡icos r.en l¡ ide¿ clc i¡ histit¡iu alqrLlos ls¡rcctos dc l¡ doctrinl cristi¡rrrr.I)e cstl ma-
!lue los sustentit. ner.r, Chinralpirhin declara quc sc trata de dgo que
Er.r eJ cor'{unto de sLrs obras, Chimdpdrin busca da¡
respuest¿¡ rtn problema firnd¿rnentd tle su ticmpo v dc ¡tucho ¡r,js cortr iene ¡ los que hirbitamos irquí cn ;\_ucr'¡
su condición social: ;quó luqar ocup¡bitn Lrs indigenls Esp.rñl,los qtLc sornos m¡cehu¿lcs, pif¿ quc ttrlos sepir
en la l.ristori¿ rulivers,.Lli Para comprender su respuestir, ruos clue *rlo una vez tLtc hcch¿ co¡ tierr¡, con bllo, Lt
dcbe tencrse en cuent¿ quc en su tiernpo decir l:li1ar.id sinricntc, h que sc clice,1a quc llull
¡rimcr linljc hLr
se
¡r¡rlr¿¡:r¿1cs h¡blar de h idca cristiana clc s¿hrción. r¡¡no. dc l¡ c¡re stlirrtos, nlcirlos, prtr h quc constitui-
En este sentido, cs sintuniitico que Chirnalpahin, mos lin¿ic toclos los clue estamo.s en c1 rnundo, los qLre
eli difcrcntes lugrrres dc la Pr.lza.r;, Sr,q und¿ t C)uorl¿ h¡bit¡rrlrs en l¿ Tier¡t (Chim,r1¡rdn. -11-ra,nt rtlutiitt).
]IIGL EL P\\1'R \\.\ FI-ORE-q

Los pueblos indígenas son parte indiscutible del llamado diablo, v Acolloctal, deidad de los acxoteca,
linaje humano, hijos de Adán y Eva v, po¡ supuesto, recibe el mismo tratamiento (Chimalpain, r99r:53, 65).
de Dio'; en e.re .enrido. quedan plenamenre inregrr Ahora bien, si nos detenemos a considera¡ estos
dos al plan divino de la historia. aspectos en el conjunto de un¿ obra tan vasta (diez
Sin embargo, durante siglos los indígenas no su- historias conocidas) y la declaración de fe cristiana
pieron del verdadero Dios y rindieron culto a falsos del auto¡ I su esiuerzo por coordinar la historia indi
dioses, tal v como 1o dicela Segunda relación: gena con la historia cristiana, se impone preguntarse
cuál fue el proceso que permitió al indigena cobrar
cicrtamente no conocieron a aquél por quien en verdad conciencia de ser parte del plan dc Dios. La respues
llegaron a vivir v tampoco conocieron cuál fue laverda- ta parece obvia: la Conquista y la o'angelización; ése
dera luz que dcberían seguir,justamentc la que iluminó sería ei sentido profundo de la Conquista: permitir lir
a la gente, la que mostró cosas a la gente, la que le dio plena incorporación de los pueblos indígenas ala hi.s-
ánima vvida,por la que es reconocido el único r'erda toria a t¡¿r''és de su conyersión. Pero estos t¡ascendentcs
¡,
dero teutl,Dios,Jesclc¡isto, sahador de la gente, cl úni- hitos sólo son mencionados de pasada por Chimal-
co gr¿cias a quien se vivc y existe aquí en la Ticra pahin. ¿Por quéi Qrizá porque para Chimalpahin el
(Chinialpain, Srgrarla relatídn, f. 9r). problema va no era el impacto inmediato de la dcr¡o-
ta mexica sino el sentido de ser indio en la Nueva Es
Si bicn los rnriguos pueblos indígenas no cono paña del siglo xvl.
cie¡on ¿l lerdadero Dios, no por ello su historia deja-
ba de esta¡ dcterminada por la Divina Providencia, HISTORIOGRAFIA
como puede apreciarse en el caso de la llegada de los DE RECOPILACIÓh
chichimecas de tierras desconocidas: 'pe¡o acaso sólo DE LA TRADICIÓN I Di6ENA
por la inspi¡ación, por incitación de Nuest¡o Seño¡ El esfuerzo dc algunos religiosos hispanos por rescara¡
Dzar fue que por ese lugar llegiuon, en barcas por la el pensamiento indígena en sus propios términos ge-
gran agua vinieron a asenta$e" (Chim¿lpain, zoo3: 6r); neró una categoría historiográfica particular, que pro
o también en la destrucción de Tirla,la cual caró por pongo se conozca como historiogrufía de recEildción de
voluntad divina: "se pe¡dió el gran pueblo de Tullan, la tradición indígena, quc es aquella historiografia ela-
al que destruló él solo, Nuestro SeñorJesucristo, a cau borada por españoles pe¡o que rccoge, compila, tradu-
sa de los grandes defectos de los [toltecas]" (Chimal- ceinfo¡mación v discursos de tradición indígena. Son
pain, r99r: r57). obras que pretenden, más allá del origen étnico del
Chimalpahin reconoció el aspecto más negativo autor, rescatüv dar a conocer la fo¡ma de ver el mun-
dcl pasldo prehispinico, desde el punto de vista de un do de los pueblos mesoame¡icanos.
autor cistiano: la falsedad de su religión y el carácter En algunos casos,los autores inmediatos se asumen
demoniaco de sus deidades. Como ejemplo de esto, como traductores de los discu¡sos históricos que les
pueden senalarse algunos pasajes del Mernarial úreu, dictan sus info¡mantes; tal es caso del dominico Dic-
donde llama diablos a algunos de los dioses que guia go Durán respecto de la c¡ónica en lengua náhuatl
ban a va¡ios pueblos migrantes. El primero de ellos es el sobre la historia de los mexicas: "basta poner mera-
dios de los mericas, al que llama'diaúlo Tbaaulttéotl"; mente lo que csta histo¡ia ya contando I [.. .] pa¡éce-
también el dios de los teotenancas, Nauvoteuhctli, es me que es mejor scguirla 1 no más" (Durán, 1984, l:
I 1 lt ¡5 I oRIOCR.\Ftr\ Dl.: l RlDlCt()\ | \t)ta,E\ \

+73). En otras ocasiones, tenían el interés pleno y sis- tes v Vocab ularios, auténticas gramáticas y diccionarios
:
I
temático de recoger en ca¡acteres latinos la informa- bilingües. Los mismos frailes tuvieron conciencia de los
ción que aportan los indígenas en su propia lengua;es graves problemas de traducción que este trabajo im-
el caso de fray Bernardino de Sahagún, quien a1 res- p)icaba. En ultima instancia, la principal dificultad es-
pecto dice en el prólogo del libro sexto que una de las tribaba en la gran distancia cultural entre unos y otros.
razones más importantes para sustentar la autoridad Hali pues,la nccesidad de establecer, a grandes ¡as-
de su trabajo es la misma lengua en la que está escrito, gos, cuál era la metodologia de los españoles para
.porque
lo que en este libro está escripto no cabe en conocer la historia indígena, vver cómo se puede hacer
entendimiento de homb¡e humano el fingirlo, ni hom- un acercamiento a las antiguas formas dc discurso his
5¡e viviente pudiera fingir el lenguaje en el que está" tórico. A manera de ejemplo,puede verse lo que se dice
Sahagún, zooo, r: 3o5-3oó). enla Histaria de los mexicanas sus (r985: z3):
?0r ?inturar
Nunca se debe oh.idar, al analizar su obra historio-
1ráfica, que el objetivo central de las órdenes, en sus Po¡ los ca¡acteres I escrituras de que usan, v por rela-
rlisiones americanas y de los individuos que las cons ción de los viejos,l'de los que en tiempo de su infideli-
:int]-e¡on, e¡a ¡ealizar la tarea de evangelización v la dad eran sacerdotes I papas, v por dicho de los seiro¡es
:nstauración de la Iglesia en el Nuevo X,lundo sobre vprincipales, a quienes se enseñaba la lc1'y c¡iaba en los
¡ases sólidas. templos para que la deprendiesen,juntados antc miy traí
Es por esta razón que la investigación sobre el pa dos sus Jibros l liguras, que, se¡gn lo que demostrabrn,
:.rdo de los pueblos indigenas constituía pa¡a ellos tan- er¿Ir antlguas.
: ' lln requisito como un in'trumcnto p¿ra un¿ meiur
.'\'¿ngelización. En esto pueden distingui¡se dos mo- Los pasos planteados para la elaboración de la obra
:nentos: el primero, de la convicciór.r de una rápida son la búsqueda de códices pictográficos, el comentario
r qenuina conversión, como es el caso de To¡ibio de Be- autorizado de ellos y la encuesta o¡al tomados de in-
:r¡\€nte, N{otolinía, y un segundo, de dudas y dcs- formantes privilegiados. Es el mismo método que lle-
:onfianza de la obra anterior v de la autenticidad del raría a su ma1'or grado de complcjidad y de manera
;ri:tianismo indígena, como se ve en los esc¡itos de Ber- más sistemática fray Bernardino de Sahagún y todos los
n'ardino de Sahagún y Diego Durán, en los que se plan- reJigiosos interesados cn las antigüedades de los indios.
¡ea la necesidad de desenmasca¡a¡ las idolatrías. Así Las obras más notables del centro de Nféxico son
pues,la indagación del pasado responde, por un lado, a la Historia general de las cosas de Nueva Esparla, defta,v
un genuino interés humanista, y por otror a un interés Bernardino de Sahagu n;la Histaria de las Indias dr Nue-
práctico por sustentar adecuadamente la erangeüzación. va España e islas de la tierra¡lirme, de frav DiegoDu-
Entre las gener:üidades de la interacción entre indí rán, v cienas obras meno¡es de autoría dcsconocida,
qenas y españoles se debe anotu un punto fundamen- como la Hixoria de los mexienas ?ar sus?inturos,la His-
ta.l: la cuestión del conocimiento del ndhuad, elemento taire du Mexique,la Re/atión de la genealogía y e\ Ori-
indispensable para la prédica y la evangelización, así gen de /os mexicanos.
ion.ro para el gobierno y la administ¡ación. De mane- No existe, propiamente hablando, una obra de ¡e-
rr especial fue necesaria la alñbetización del náhuatl copilación de la tradición indígena que se centre en
l determina¡ las normas de su transcripción. Este es- los pueblos y ciudades del actual Estado de Nléxico,
tue¡zo se ordenó sistemátic¿mente en las llamadas,4¡- pero hay varias que tocan con amplitud aspectos de
\llC L ! L | \ ! f R,\\ \ Fl ORI S

('.tr'' ,//
Códic€
Duri¡, r.
\1 í/
1,

su historia y cultura, por lo que es conveniente señalar uno de los primeros v mar'ores eryertos en esa bella
brcr,'emente algrrnas de ellas. lenp¡.ri'(Jiménez NIorer.ro, r978: ro8r).
Este es el caso de los trabajos perdidos del f-¡ancis- Por último, está el jesuita Juan de Tovrr, reputldo
cano Andrés de Olmos, quien emprendió por encargo por su gran conocimiento de Ia lengua náhuatl v re-
de sus superiores la elaboración de un libro dc "anti- lacionado cn parte con los trabajos de Sahagun. De é1

güedades"de los indios, "en especial de Nléxico, y Tez- sabemos que escribi<i dos ¡elacioncs de las antisüeda
cuco y Tl¿xcala [...] Y el dicho padre lo hizo así, quc des de los indios, la primera (hov perdida) tenía im-
habiendo visto todas las pinturas que los caciques port¿nte: n,
'ti(irs de trzcoco. El propio re'uira nor
Y principales de estas provincias tenían de sus antiqua- dicc cómo la elabo¡ó:
llas, r' habiéndole dado los más ancianos respuesta
á todo lo que les quiso preguntar, hizo de todo ello un El ri¡ret' don }ll¿¡rin Enríquez, teniendo dcsco de s¡bc¡
libro muv copioso"; dicho libro contenía información cstas mti¡¡.rallas de est¿ gente con ceftidumbre, m¡ndir
quc le proporcionaron (N{cndieta, r98o:75). Es frav Ge- juntar las libreri.rs que ellos tenían de est¡s cosas v los de
rónimo dc Nlcndicta quien de manen explícita afirma ñlléxico, Tczcuco l Tu]l¿ se 1¿ trl\eron, porquc c¡¿n los
recoger algunos fragmentos de las obras de su herma- histo¡i¿dores l' s¿bios en est¿s cos¿s. Erwióme el vir¡ev
no de hábito. Adcmás,le han sido a atribuidas del todo estos prpeles l libros 1...] encargándome las viese l ave-

o en partes- la /*tloria fu los mexicanos pzr sus Pinturot ripplse, haciendo a1¡gna relación para envi.rr d re1: Vi
Histoire du Mexique (Glirrbay, zooz: r7)i pero esto entonces toda est¿ histori¡ con c¡¡actc¡cs v hicroglíficas
"t'h.
cs, por lo menos, dudoso, pues, como dice Jiménez que ro no entendír, v rsí fue nccesirrio que los sabios de

Ilorcno. h formr trn (:tr,)Perdrr en quc \( regi.tr¿n N.{óxico,Tezcuco v Ti.rlh se viesen c<nmi¡;o por mand¡to

los nomb¡es nahuas hace dudar de ello, va qr.re éste fuc del mismo l'irre¡i¡,con ellos véndome diciendo y n¿rr¿n-
L¡ ISTOTUOCR,\f l{ D! 1 R.lDtC¡ó\ INlriC!\t

do las cosas en particular hice un¿ histo¡ia bien cumplida dido. Don F¡ancisco del Paso y toncoso publicó la
(Acosta vTovar, zooz: primera edición en r89z en \os Anale¡
33). del Museo Na
ciondl. Ponce lue conocido por su gran saber de la
Sin tene¡ a mano las obras de Olmos y Tovar, es lengua náhuatl y colaboró con otro gran nahuatlaro,
complicado hacer un comentario sobre su posible con-
Juan de Tovar, en algunos casos de idolat¡ia. Como el
tenido, pero a partir de los trabajos de otros religio- mismo auto¡ aclara, fue beneficiado de Zumpahua-
sos, así como de la segunda relación deljesuita que sí can, porque es posible inferir que buena parte de las
se conoce, puede inferirse que serían fundamental noticias que aporta sobre 1¿ religión india sea de esa
mente, al decir de la época, histoias morales, esto es, región. Las ediciones modernas más accesibles son
cuadros de costumbres, ritos y creencias de los indios. las de Angel X,Ia. Garibav y Rafael Tena. Hasta don-
de se sabe, no hay estudios específicos dedicados r
OERAS este autor y su obra.Jacinto de la Serna, nacido en el
PA RAH I STO R IOG R Á F I CA 5 seno de una lamilia de encomenderos, fue un perso-
Como se dijo al comienzo, las obras parahistoriográ- naje notable en su época, tres veces rector de la Real
ficas son aquellas que tienen algunas de las ca¡acterís- y Pontificia Universidad de México, docto¡ cnTeolo-
ticas de la producción historiográfica, pero no todas. gía, visitador general del Arzobispado, entre otros
Dos tipos de estos escritos son de particular interés: cargos. También fue cu¡a dc Xalatlaco y Tenancingo.
los tratados v manuales de idolat¡ías y los títulos pri Allí conoció la vida religiosa de los indígenas de esas
mordiales. Es interesante constatar que, en cl campo regiones y consideró quc cstaban plagadas de remi-
de la historiografla de raigambre indígena, Francisco niscencias de las antiguas costumbres o idolat¡ías.
E\teve Barba \ a habra probado que era nece.ario ex- Pa¡a difundir el conocimiento de lo que consideraba
tende¡ un poco el campo de lo historiográfico para un mal espiritual v proponer la forma de erradica o
incluir los tratados de idolatrías; así, refiriéndose al de la Tierra, escribió el copioso Msnudl de ministras
caso particular del Peni, afirma que "estos celosos de indios paro elconocímiento de sus idolatrías
! extir?a-
perseguidores se extienden sobre fiestas, sacrificíos ción de ellas en 1656.
y bailes, y relatan fábulas v levendas, de modo que los El manusc¡ito del Manual fne propiedad de Si-
extirpadores de idolatrías pueden considerarse una gúenza y Góngora v pasó, como otros tantos manus-
prolongación de los cronistas" (Esteve, 1992: 55r. El critos, a la Biblioteca del Colegio de San Pedro y San
interés por recabar información sobre la religión in- Pablo, donde fue conocido por Borurini, quien hizo
dígena para combati¡ la idolatría los ace¡ca a los au- una copia. Después se perdió la pista prccisa del do-
tores de las grandes recopilaciones de la t¡adición cumento, pero en el siglo xrx lparecieron vrrias co-
indígena, como Sahagún y Durán. En el territorio que p\as dcl Manual.EI texto fue publicado por Francisco
nos ocupa, hav dos autores importantes: Pedro Ponce del Paso y Tioncoso al mismo tiempo que el tratado
de León yJacinto de la Serna. de Ponce en los,4¿¿ les del Museo Nationaly reeditado
El primero de ellos escribió una BretE reloción de en forma facsimilar en 1987. Aún se extraña una edi-
los dioses y ritos de lo gentilidad.El manuscrito fue par- ción crítica de esta apasionante obra. Entre los pocos
te del llamado Códice Chimdlpapoca, que también trabajos dedicados a la vida y obra de Jacinto de la
contenía los Anales de Cuauhtitlan v Ia Leyenda de los Serna están los estudios de Ana Silvia Valdés Borja
sole.r. Como ya se mencionó, este manuscrito está per- l2oob,2oogJ.
\Tlait L l. t'\( t \\ \ | I {) lt 1..

mentos elabo¡¡dos en los siglos xvlr vxrrtl con cl pro


prisito de fundamentar la propiedad de tierras de
tg¡r ¡t ¡elr. I c ..' l o.¡
- diversos pueblos indios ¡nte las autoridades colonia-
t¡'trlñ': t
.

t !tt.'r-.1'
t¿. - 4,4r.-
)+
les. Parte central dcl discu¡so utilizado era la posesión
antiguir dcl territorio, por eso sc solían introducir ¡cla
a! I
tos sob¡e la historia de los distintos pueblos. En estos
o
documentos suelen rrparecer personajes españoles de
t' gran autoridad, como los vi¡rel'es Artonio dc XIcn
doza v Luis de Velasco, como parte de su intento por
dotar de legitimidad los alegatos por la tiera; sin em-
En el Manu¿l destaca la gran c¿ntidad de fuentes barg.r. en rnucho. iJ\o\ \e -¡be que e.to. per.onlje'
utilizadas, que incluve libros impresos, com o l¡, Monar- no fue¡on a esos pueblos, o su presencia se ubica en
quíd indiana de fn,v Juan de Torquemad t y el Cdniw cronologías incxactas. Por estas 1- otras razoncs, la lr
alcielo de Nlartí¡ de León;también rer.'isó m¿rnuscritos ¡acidad de muchos de estos rclxtos ha sido puestr en
sobre idolatrírs, como los de Pedro Poncc v Hernando dr.rda por diversos estudiosos, pero 1o que aquí interesa
Ruiz de Alarcón, r' dive¡sos documentos tomados ¿ los no es su ¡ealidad fáctica sino la int€rpretación dcl pa
indios "idólatras", como un calenda¡io indíqena, irsí sado implícita en estos documentos; sin embareo, su
como intbrmes orales, además dc su propia experien- intención fundamental no es contar unr historia sinc¡
cit. El propósito principal de la obra, como reza el tí- defender tierras, de ahí que se deb¿ hablar con m|is
tulo, erx p¡oveer a los s¿cerdotes encargados de las propiedad de documentos parahistoriográficos ct¡n in-
cornunidldes indígenm de un verdadero compendio terés histórico que de obras historioeráficas propia-
de heterodoxas costumbres religiosas indíeenas parr mente dichas.
'r.itlot que las conociertn l', asi, pudieran cornba- Los títulos primordiales del Estaclo de lIéxico son
tirlas, pues "el intento dc este manual es los de Srn Pedro Totoltepec, San Bartolomó Capul-
,,i'i,,:;::l:;:::,
)n"';in" hacer mu1'capaces a los ministros, para huac, San NIartín Ocovoacac, Coatcpec de las Brteas,
lLrfrrncrr
. ., . que prcoiqucn tndo lo que .L,rl\inier( trletepec, San Antonio Zor"tzinco, S¿n Nlatías Cui
(Serna, r9t7: 355). Los títulos primordialcs xinco, Sultcpeque, Los Re1'es, San Juan Tenango Tc
, iflilil]
üi\i,.o. son un amplio y complejo grupo de docu- polula, Santiago Suh l Sm N{iguel Atlauhtla. Hav

.:f,\'
i

l
ORIOGRAFÍA DE TRADICIÓN INDÍGENA

E r€ciente edición con un estudio muy interesante


- hula López Caballero (Los tínlos prinordiales del
ao de México. Infrodueidn y catdlogo, zoo3).
Códice
co1{cLuSto¡{E3 Duún, r. r,
lfis que un trabajo acabado y exhaustivo, el presente I.r, e.34.

eliulo es una invitación a conocer,leer y compren-


der las obras reseñadas en su integridad, pero siempre
concibiéndolas como esfuerzos individuales para ha-
crr comprensible a sus propios autores y a las diversas
munidades a las que pertenecían, la realidad de la
hi*oria y cultura indígena en el contexto novohispa-
m. Para ello, hay que tener en mente que las antiguas
6rmas de registro -los códices piaogrráficos y la tra-
dcitín oral- no desaparecieron con la Conquista" sino
q[e ontinuaron existiendo y cambiaron con los apor-
¡s de la cultura europea, al tiempo que nutrían las

'.*r¡¿s formas del discurso histórico,la crónica escri-


e y el libro. tón Muñón Cuauhdehu¿nitzin Chimalpahin, localicé
Como corolario de lo orpuestq pueden citarse l¡s todo este huzhuetkhtolli fdiscuno antiguo]: ¿quién
palabras de Chimalpahin sobre la importancia del tra- más lo sabe en nuestra época, ahora en el tiempo en
bajo del historiador para la presenación del antiguo que vivimos? Y para que no desaparezc4 ni se olvide

Sado de la cultura náhuad para la posteridad: J'para estq )o, una vez más, ahora lo verifim, lo renuwo, lo
que de l'erdad lo sepas, yr:, don Domingo de San An- asiento en un libro'(Chimalpain, 1983: 75). r
3

ft
LA CARTOGRAFIA
DE TRADICION INDIGENA
MARfA <AsTAÑEDA DE LA PAz
¡IICIIEL OUDIJK

I ap abra cartografía provi,ene del girgo kh(irtees, gas de MoctEzuma como las enemigas [...] Después del
J-J"capa de papiro",y gra¡hée,"escrito', o sea, "papel mapa más grande, vimos otro poco meoor, que no nos
escrito". En el Méúco antiguo se utilizaba un sistema excitaba menor interés. Comprendía la misma ciudad
de comunicación grí6co de carácter pictográfico, de Méjico, con sus templos y puentes y lagunas, pin-
culo soporte más comú¡ era el papel de amate. Este tado por mano de los indígenas (Pedro Mártir, Década
papel se extraía de la cofeza de cierto árbol (anatl), v,ru: 4r8,424).1
aunque había también escritura en soportes de piel
de venado o algodón (lienzos). Dicho sistema dio lu- Ya partidos para ver las minas, como dicho tengo, volva-
gar a diversos documentos: históricos, mánticos, eco- mos a deci¡ cómo le dio el gran Montezuma a nuestro
nómicos y cartográficos, entre otros. capitrín, en un paño de henequén, pintados y señalados
Las referencias a documentos de ca.rácter cartográ- muy al nanual todos los ríos y ancones que había en la
fico se remontan a los primeros momentos de la Con- costa del None, desde Pánuco hasta Tabasco, que son
quista, dejando entre!€r la o<istencia de una cartogra-ffa obra de ciento y cuarenta leguas (Díaz dd Castillq 1992,
indígena prehispánica que incluía planos y detallados cap.rcz: ryg),
mapas que, desde luego, a los españoles les ¡esultaban
mw familia¡es. En la quinta de sus Cartas de rela- Amque todas las referencias son coloniales,las evi-
cún, escríta en 1526, Hernán Cortés (1992: 5a carta: dencias de la existencia de una tradición cartográfica
3ó) menciona que cuando estaba en Izancanac, el prehispánica bien establecida son muy clatas. Entre
¡obemante "hizome una figura en un paño del cam! esas evidencias tenemos lo temprano de las referencias,
m que había de llevar". Otros autores diieron: la rapidez conla que el señor de lzancanac h\zn un
mapa, mostrando su familiaridad con este tipo de ma-
Entre los mapas de aquellas tienas hemos examinado nuscritos e, incluso, la facilidad con la que los españoles
uno que tiene de largo treinta pies, de ancho pocos me-
nos, tejido de algodón blanco, en el cual estaba esc¡ita I Rese¡a de Ped¡o Mártir de Anglería sobre los dos mapas que
cü extensión la llanwa con las p¡ovincias tanto las ami-
Juan de Ribera, amanuense de Cortés, se llevó consigo.
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todos los tamaños, sea el reflejo de la confluencia v la


e<'- tf1
'. continuidad de una tradición muy arraigada a ambos
Códice
!Iendocino, lados del Atlántico, que cobró auge por razones muy
J. rcr diferentes. Por un lado, el interés de los indios con-
I
quistadores de registrar glofiosos acontecimientos de
su historia (Matthew y Oudijk, zooT; Oudijk y Res-
tall, zooS). Por el otro, el interés de la Corona españo-
pudieron reconocer que tenían ante sí documentos car- la de conocer sus posesiones de ultramar, resultado de
togfáficos que podían entender sin, aparentemente, lo cual son las numerosas relaciones geográficas acom-
mayor problema. Esto último parece indicar que, pañadas de mapas y planos (Acuña, r98z-1988; Mun-
aunque tenían ante sí documentos cartogfáficos con dv, r99ó). Sin embargo, muchos de los documentos
convenciones propias de la tradición pictográfica meso- son asimismo producto del anhelo indígena por de-
americana, los españoles pudieron leer con facilidad fender su territorio frente a pueblos vecinos o ante el
los planos y mapas indígenas que vieron o se llevaron avance de la propiedad española.
consigo. Planos, como los europ€os, donde se repre- Obviamente, cada región tuvo un estilo muy par-
sentaba un pueblo o una ciudad con sus calles, plazas, ticular y lo mismo sucedió con sus pint ores o tlatuíla-
puentes, edificios públicos v religiosos, etcétera, pero que (sing. tldcuilo), de quienes muy ran vez tenemos
también mapas con elementos ca¡acterísticos del pai- información. En Mesoamérica no existía la costum-
saje no urbano que incorporaban montes, volcanes, bre de fi¡mar los documentos pictográficos, aunque
bosques, ríos,lagos, ojos de agua, el mar, entre oftos. en la Colonia se fi¡maron algunos. Es el caso del
Un argumento que también aboga por la existen- Mapa de la relación geagrrífca de Culbuatan, en cuyo
cia de una cartograña indígena prehispánica son las anverso se estampó el nombre de Pedro de San
ref-erencias de :ügunos c¡onistas sobre el uso que los Agustín, su pintor. En otros casos sabemos el nombre
mexicas, tlucaltecas o michoacanos hacían de mapas de los a¡tistas porque así lo dice el texto alfabético
v planos con el fin de planificar o registrar sus cam- que acompaña a muchos mapas. Es el caso de la Ptn -
pañas de conquista (Asselbergs, zoo4: z5). Además, turo de Mexicatzingo (perdida) y la Pintura de Intapa-
que muchos de esos documentos fueran copiados en /aTa,pintadas por Domingo Bonifacio v Martín Cano,
la Colonia habla, por sí mismo, de la continuidad de respectiyamente (Robertson, r97z: z6o).t Sin embargo,
una tradicion cartográfica. Por ello. es ma\ que pro Io que hasta ahora no ha podido ser explicado es por
bable que la gran cantidad de documentos coloniales, qué en un mismo periodo hay pintores que se man-
en los que se registran planos, territorios y áreas de tienen tan fieles a la tradición prehispánica, mientras
que en otfas ocasiones no se observa el más mínimo
CanqLitln rastro de dicha tradición. Se ha barajado la posibili-
dad de que los pinrores que viüeron mds prd\imos a
Códice los españoles se dejaron ínfluir con mayor rapidez por
llendoci¡ro,
los estilos traídos de Europa, pero es poco probable.
Doble págin.r
antcrior:NIapa
de Oztoticprc, '1 Eltérmiro pinhft! es el que se utilizó para los códices duran-
re 1¿ Colonie.
' r l !,{ \l l\ | - \.' .lL'\ .\-'- \ \

: :. :nuchas las ocasiones que los pintores más próxi histórico se recrea en un paisaje rnuv elaborado, hasta

' r los grandes centros políticos prehispánicos pa- los realizados simplemente con el objetir''o de dema¡-
::in ser más o¡todoxos que aquéllos de áreas tan car un territorio, pasando por los que registran la po-

-.i¡.1¿s como la Huasteca, 1o cual podría ser reflejo sesión de tierras o casas, para terminar con el sirnple
::. pg5q ds la t¡adición pictográfica que había en plano de una propiedad. Pero antes de ese análisis es

-:.rfos centros comoTénochtitlan{latelolco,Puebia importlnte conocer algunas de la. convencione' m¡s


Ouaca, que contaban con escuelas y tlacuiloque de caractedsticas de la ftadición pictográfica mesoameri-
. ¡Ld¿ fbrmación en el arte de pintar. Sin embargo, no cana,las cuales identifica¡emos en los mapas y planos
::cde obviarse que quizás ot¡o factor a tener en que mosÍamos en este caPítulo.
¡uenta fue la determinación de los que encargaban
;ierta pintura, quienes valoraban la conveniencia de CO].IVENCION ES PICTOGRÁFICAS
:¡cerla más o menos próxima a la tradición indígena. DE LA CARTOGRAFiA
,\sí como a vcccs dccidieron escribir en una lengua Un elemento muy impoftante de la pictografia mesoa
:ediqena v en otras en español o, en ocasioncs, dibujar mericana es la representación de los topónimos, los
: un noble indígena con los atavíos de su cultu¡a y en cuales están íntimamente ligados a la cartografia. Los
:r¿s con los de la cultura española, también es posi- glifos toponímicos son símbolos que representan el
:-e que optaran por hacer mapas de acuerdo con una nombre de una comunidad o el de un lugar específico
, ,rrra tradición. en el paisaje, y los elementos que lo componen tienen
El objetivo de este capítulo es mostrar, por un la por lo regular un componente fonético que reproduce
:,r. lirs transformaciones que sufrió la cartografia ind¡ el sonido que da nombre a esa comunidad o lugar
I
::n.I mesoamedcana desde el tiempo prehispánico Es muy fiecuente obsenar que los nomb¡es de los
- .:.t.r el periodo colonial tardío. Po¡ el otro, ver la afi- pueblos mesoamericanos se relacionen con un aspec-
- .j.r precisión de 1o representado con el paisaje real, to característico o llamativo del paisaje donde están
:e:u de que la cartograffa indígena no fue muy exac- ubicados, por lo que los glifos topommrcos se con-
:-:i representar distancias reales; un hecho que no vierten a menudo en representaciones abstractas del
..:,1:re que la distribución de los elementos geográ- paisaje. Por ejemplo, Metepec o "Cerro del Maguey"
- . en el espacio concuerden a la perfección con la se representa mediante un maguev (ze-rf y un cerro
-..:Jrd geográfica. Para ello ¡ecor¡e¡emos gran parte (tepe tl;
Oztotlm o "Donde Abundan las Cuevas"
:: \ Iesoamérica y pondremos especial atención en los con una cue\¡a (azta-t/)iTzinacantepec o "Cero del
: .'urnentos del actual Estado de l\'Iéxico. En ese ¡e- N{urciélago" mediante la representación de un mur
, rido se analiza¡án ejemplos de documentos caÍo- ciélago (tzinacan) sobre un cero (tepe-tl), etcétera.
--::icos prehispánicos, así como aquellos que durante Así vernos que los glifos toponímicos contienen a me-
.. :eriodo colonial se mantuvieron dent¡o de la t¡adi nudo elemcntos geográficos como ríos, cerros, ojos
,. ,n prehispánica y otros donde conllul,eron ambas de agua, peñas o cuevas, y elementos paisajísticos
::,liciones. Se pondrá, asimismo, el ejemplo de un como bosques (CuauhnahuadCuernavaca), hormi-
: .ro indígena, va de época tardía, donde no hay ras- gueros (Azcapotzalco), templos (Teopan), juegos de
: .r1guno de elementos pictográlicos. En el proceso pelota (Tlachco/Ia-rco) e incluso plantas o árboles
., rn'o cuidado de seleccionar una amplia variedad (Metepec o Calpuluac), etcétera. Obviamente, todos
:::ritica: desde aquellos documentos cul'o contenido esos elementos aparecen como parte de la geografia
\r \nr\ c.\st \Nl:l) \ l)lt t_,\ P17 i \ ( t¡tlJ olrt)tIk

local v, en numerosas ocasiones,para señalar cualidades manera significatira a relacionarlos con el paisaje rea1,
del paisaje. O sea, para indicar, por ejemplo, si un te como se mostra¡á más adelante.
ffeno es arenoso, pedregoso, lodoso, etcéteru.
Un elemento importante en todo paisaje, tanto ur- LA CA RTOG RA F íA PREHISPANICA
bano como rural, son los caminos que conectan lugrues Los únicos documentos prehispánicos que hov se

o escenas histó¡icas. Los caminos son fáciles de reco- conseryan proceden de Oaxaca y la región mava. Su
nocer porque suelen estar indicados mediante huellas estudio ha demostrado que en algunos de ellos se re-
de pies, que en la Colonia se ¡lternan o sustitu)¡en por gistran escenas cartográficas. Es el caso del Códie
las huellas de los caballos traídos de Europa. Además Nlrlal/. en cu¡ r página 3o recoge preci5amente una
'c
de caminos,los accidentes geográficos más rcpresenta de las representaciones más claras quc tencmos de un
tivos son los ríos: corrientes azules que terminan en paisaje. En él se representa un valle con dos ríos, ence-
caracolas, pequeños cí¡culos blancos que simbolizan rrados entre dos peñas altas, y una cascada que cae de
las crestas de las olas o líneas negras que indican las un¿ de ell¿.. Se trrtr del mi.mo paisaje que \e encuen-
difcrcnte. corricntes de a¡ga. L.,. camino. r rio' .on tra en cl pueblo de Apoala, en la Mlxtecl AJta (Jan-
clementos que se rcconocen con facilidad 96 99). El primer río es el"Río con Nfanojo
sen, r98z:
cijdict
Nutt¡Il, /:Jó. como partes de un mapa y contribul'en de de Plumas" o Yutza tohon, río principal del valle de

bffi
.]CR \FI]\ DE TR]\I)IC]o\ IN D IG !\A

_.+i,-

--:. :.r quc nace en Yahui coo maa o "Cueva Profun- ninguno dudó de que esas imágenes, aun- Códice
Nuttrll,
- :: 1.r Serpiente", la cual se ¡epresenta en la parte que algo esquematizadas, fueran fieles
,:.rJe del paisaje. El segundo río es el Yutza da- representaciones de un paisaje existente.
--:.: o 'Río Donde hay Hierba de Jabón", hoy un
', r seco que en el pasado siempre tuvo agua. Por LA CA RÍOG RAF iA HISTóRICA
--:
-:::,'. la cascada que se ilustra en la pafte derecha Una de las ma1'ores diferencias en la cartografia de am-
:. :,rJice es la que aún se h'¿lla en la parte oriental bos mundos es que los indígenas representaron la car-
:-. r .:11e de Apoala. tografia en términos histó¡icos. Es decir, era la historia
:: Ia página ry del Códie Nuttal/ se representa, la que determinaba la estructura v el contenido de los

-. :-i.¡ro, ot¡o paisaje compuesto por un gran cefio mapas indígenas v no al contrario (Asselbergs, zoo4: z6).
:. ::ru aplanada. En una de sus lomas se dibujó un Durante gran parte de los siglos xvr y xvr, los
-::-.rlo r en una de sus faldas,la boca de una cueva. pueblos conservaron sus documentos prehispánicos.
-,.:o il este cerro hay otro menor, el "Cerro Blanco Muchos c¡onistas indígenas y españoles, tales como
:- Cuchillos de Pedernal", quc, pese a no identificarse, Alvarado Tezozómoc, Chimalpahin, ñay Diego Du-
::- estar muy próximo al G¡an Ceno. La serie de gli rán o fray Bernardino de Sahagun, se sirvie¡on de
: '
:oponímicos que acompaña a este paisaje (¿maíz?, ellos para escribir sus historias. Los pocos ejemplares
. -:¡.Lrrir?) ha conducido a los investigadores a dife- que han sobrevivido de esas pinturas son una muestra
::'.:es conclusiones sobre cuf es el á¡ea representada de cómo la cartografía y la historiografia iban de la
3r lrnd y Poh1, 1994; Jansen v Pérez Jimérez, zooT; mano en la tradición mesoamericana, Por tanto, des-
,---i::nenn Lcjarazu, zoog). Aunque dicho cerro no se de este punto de vista, el aspecto cartográfico pasaba
:. :dentificado todavía,lo importante es que, para sus a un segundo plano en bene6cio del aspecto históri-
:-:erentes propuestas, todos estos investigadores rela- co. Veremos aquí tres ejemplos de mapas que abarcan
,. rnaron los elementos pictográficos de csta página amplias regiones: el Lienzo de Quduhquechal\an, el
-r los elementos geográficos del paisaje real. O sea, Cddirc Xo\or|1 )t Pintura de la peregrinatidn.
\\P\.\. \\tt\t. \'\ \l_-h -Li

t-ienzo d€ I '.¡qaa
Qriuhquccholl¡n. ,1:-:f !/ (a) '..*
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El Líenzo de Quauhquechollon los múltiples detalles geográficos que de aquella zona


Este documento narn la alianza que los quauhque- se Prntaron.
choltecas --tl actual Huaquechula en el estado de Pue- Obviamente, la importancia de Qrauhquechollan
bla- establecieron con los españoles con el objetivo está explícita en el tamaño de su glifo y la escena his-

de entrar y conquistar la región que hoy es Guatema tórica de la dianza indigena v esprñola. El tlacuilo
la, aunque en el travecto por terrirorio mexiclno rra también añ¡.dió detalles visibles de su entorno, por
lizaron también muchas conquistas. La temática en sí ejemplo, el doble lienzo de muralla que protegía al
explica, por txnto, que el documento cubra una vasta pueblo por su flanco nororiental, por el cual co¡ría el
región de Nlesoamérica que va desde el pueblo de río Huitzilac, cuyo nombre se traduce como "Río de
Qrauhquechollan hasta las tie¡¡as altas de Guatemaln. Colibríes". Sin embargo, salvo por ese detalle, el paisa
Sin duda, al abarcar una región tan amplia, el tla- je meicano simplemente está repleto de topónimos,
cuilo hizo una selección de los glifos toponímicos, ca- algunas batallas v un camino que llega hasta Guate-
minos, ríos v montañas importantes para la historia mala, por el quc se entrecruzan un par de ríos. El
del documento. No obstante, se observa una ¡gan dife- paisaje glatemalteco, por oúo lado, está colmado de
rencia entre el paisaje mexicano y el horror vatui que caminos, ríos, pueblos, algunos sitios de mercado, ár-
impera en el paisaje guatemalteco; lo cual implica boles v arbustos, diferentes tipos de edificaciones (pi-
que el documento se elabo¡ó en aquel país, debido a rámides,juegos de pelota, tecpdn, casas), el Volcán de
1: oc lt,1fi^ Da TR \ l)tclÓ\ IN DÍct\ \

i.:': ¡al este de Alotenango) y numerosas escenas C..l i.(


-..:::icirs. Empero, para los autores del documento IolotL..
{det,rllr
.:--rortante e¡a señalar el papel fundamental que .::; :.*i..:q:¿ :t,-:..
::.::rpeñaron los indígenas conquistadores en la ocu- , ri:,i,:ü;¡.:)1 ";
-: ¡r de Guatemala, de ahí que señalasen con tanta
f€.a:
- ::-:!ión las gueÍas que mantuvieron en los distintos
*) <-a
---¡: del ter¡itorio.
\
El Códi.e Xolotl
'J"
: c:,íí¡¿ Xolotl es uno de los ejemplos más impor
-- :-. dc un relato histórico ambientado en un paisaje
-: .:i1ico. El documento consta de diez hojas de pa-
,:- r].rte
que cuentan la historia del centro de Mé-
-,
jesde el punto de vista de Tetzcoco. Lo hace en
,- ¡eriodos cronológicos, a través de ocho mapas,3
,- : que la base del ¡elato es la cuenca de México
-. ..ri l¡gos centrales y la cordillera que la separa del

-. Je Puebla, En ese entorno se representan los

--::::os señoríos a través de sus glifos toponímicos,


-- -'.:¡l cstán ubicados en la realidad geográfica.
,.::::ien algunos pocos elementos del paisaje, por
, . :lo, ruinas de algunos sitios arqueológicos o un
:- :,Jaxdero. A}Iora bien, ya comentamos que la re
- I cntre los mapas y el paisaje real es tan fidedig
,

', :-e. ¿ la hora de lee¡ el documento, el aspecto


- --: .'¡áfico pasa a un segundo plano a favor del con-
': -,: r historiográfico, en este caso, el de la llegada de
-:-:-r. chichimecas al cent¡o de México y su cont¡ol
:- ,, :ie¡ra. Po¡ este evento histórico, en la plancha r
,. :rportante delimitar el á¡ea de influencia chichi-
-.-, ;hichimecdtlalú) mediante una toma de pose-
-. : .e lo que h:rcra era circundar eie espacio.

- r: Iugarcs que pudieron reconocerse en esta ce-


-::-. riir son el Chiuhnauhtecad o Nevado de Toluca
-\I.:lin¿lco (Estado de [,Iéxico); Izúcar v Atli-xco

.. -rninas 9 t ro forman un solo mapa y la 1ámina 8 cs un


.'rnto de notas históric¡s que tratan cle les consccuenciils
:. : ronre de posesión de N{artlatl.
¡t.\RÍ.\ c.\stA\tDA DE LA tlz ¡ cltEL ot l)l

lhpa de

:;:tr- *
sigücnza

":e.^ ,;ii,ijj'^W*
q d.-,, '¡*: tif ffifiF, ;

-*:)ili,
,1" ,',*rr", H. ,.j'T"."".
i: . +. | "n#

(estado de Puebla);el Poyauhtecatl o Cof¡e de Perotc sucede con Ia Plzl¿¡ra de la peregrinación de los cu/huq-
(estado de Veracruz); Zacatlan, Huauchinango yTo- que-mexitin (Mapa de Sigi.ienza),la cual representa la
totepec (estado de Puebla); Metztitlan, Cu¿\quetza- famosa migración de los meúcas, desde su mítico
lovanyAtotonilco (estadode Hidalgo);Cuacuauhcan lugar de origen en Aztlan hasta las islas de Tenoch-
(Cahuacan) ¡ por ultimo, Xocodan (Dibble, r98o: u 6- titlan y Tlatelolco, donde cada grupo fundó su res-
u
7). Qrizá por esta temática podría habe¡se incluido pectiva ciudad. El viaje se marca a través de una sede
el Códice Xolatletla categoría de "mapas del señorío". de glifos toponímicos organizados a 1o largo de un
Sin embargo, el contenido histórico predomina en camino que da vueltas por todo el documento, en el
todas sus láminas, de ahí que lo consideremos un que podemos distinguir dos mapas esftechamente
mapa histórico. conectados en los que la ubicación de los topónimos
no fue al azar En el primer mapa la historia co¡nien-
La Pínaurd de ld peregr¡naa¡ón za en Azdan que, segrin la historia, se halla en el norte
de Ios aulhu oq úa-mexitin y que en el documento está representado en la esqui-
Mientras en el C¿li ce Xolotlel aspecto cartográfico es na superior derecha. De alli la ruta pa.l por vario.
sob¡adamente cla¡o, en muchos otrcs documentos la lugares que aún no se identifican, hasta llegar a Oxi-
cartograffa es más esquemática. Es deci¡ la base del tipan yGtzapotitlan (Huasteca), además de Papant-
relato sigue siendo un mapa que corresponde a una la (estado de Veracruz), todos al noreste del Valle de
realidad geográfica, si bien la abstracción con la que México v dispuestos en el cua¡to infe¡ior de¡echo del
se representa dicha realidad es tal, que provoca que en documento. Esto quiere decir que la pintura tiene
algunos casos sea dificil reconocerla. Esto es lo que una orientación en la que el norte ocuparía la esquina
1 , ¡.' \ i1 ,t tp \t't( t.r\ ,\DtüL\ \

.
-:erior derecha; el oriente, la esquina inferio¡ de¡e- izquierdo del documento, omitiéndose el oriente
--'; el sur, la esquina inferior izquierda, v el occidente, porque no había necesidad de representa¡lo. En cam-
- :..:uinr superior izquierda. De hecho, la ruta sigue bio, sí se dibujó Tenochtidan en medio de la zona
:-. :iertación,ya que Chapultepec está dibujado en pantanosa del lago ¡ en una ubicación un poco más
- :-te occidental, con el valle matlatzinca a sus es- al norte, Tlatelolco.

-:.r5 (pllte superior izquierda). Sin embargo, des La Pintura de la peregrinación de los culbuaque-me-
--:r Je pasar Papantla estaríamos ante un segundo xitin se torta asi en un documento cartográfico don-
--:,:. pues de otra manera,los pueblos del estado de de priman los topónimos que hay a lo largo del
--- :.rgo se ubicarían también en el noreste del Valle camino y que son los únicos que señalan algunas ca-
:: \lerico. No sucede esto si aho¡a tomamos como racterísticas paisajísticas del sitio donde estaban em-
.:.::rcia Chapultepec, el topónimo más importante plazados los pueblos que representaban. Por ejemplo,
:: .::e sezundo mapa, ubicado en la orilla oeste del el carácter insula¡ de Azdan o la exuberante vegeta-
--- ie Tetzcoco, igual a como se ubica en la realidad ción de Papanda. Por 1o demás, ríos, ojos de agua, ar-
:. .::lic¿. De esta forma, el norte quedaría en la boledas, etcétera, brillan por su ausencia a lo largo del
-.:-.: :nt-erior izquierda, representado por los pueblos camino. Únicamente en el segundo mapa fue impor-
:.- ,r::'¡¡l estado de Hidalgo; el occidente, en la parte tante señalar que el área donde se localizaba Chapul-
-,-:,:::, rr del documento, donde estaría situado Cha- tepec, y donde se fundaron Tenochtitlan yTlatelolco,
r'-:.r€i, r' un poco más alejado el valle madatzinca; era un área pantanosa, de ahí que se dibujara repleta
:' : :.r¡ se ubicaría Culhuacan, o sea, en el extremo de tules.

Ir4ap.r dc
Cuauhtinchan

(detalle).
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F¡GURA 3.¡. ComFara(ión de ¡as mojoíef¿s en la parte rupe¡ior del Lienzo de Gqevea con las de un mapa de Guevea
de Humboldt de 188 9, Fuent¿: Atchi¡o General del Est¡do de Oaxaca/Conflictos por límites de tierras, leg. 76, €rP. is.
fs. r4-:6.
i . \RTOCItAFiA DE 1'RAD]CI')\ ]NDJ'JEN,\

Lot mopos del señorio Es precisamente esta esencia la que todavía se man
Qrizás estos mapas son un nuevo género documen- tiene, aun cuando el forma¡o del documento se pier-
:¡1 nacido en la Colonia, que combina la tradición pic- de. Mientras en tiempos prehispánicos y durante el
irqráfica indígena con las nuevas necesidades legales siglo xvI la pictografía e¡a el sistema de comunica
:el periodo colonial. ción gráfica preferido de los pueblos indígenas,la in-
Con el nombre de mapas del señorío nos referimos t¡oducción del sistema alfabético causó un cambio
. rquellos que expresamente se hicieron para señalar profundo. Muchos pueblos comenza¡on entonces a co-
- . Limites de determinado seño¡ío a través de sus mo- municar sus mensajes en textos escritos alfabética-
' reras. En el centro es donde suele representarse el mente, aunque se t¡ata¡a de información geográfica,
::eblo en cuestión, a veces acompañado de alguna sin duda más apta para un formato de mapa:
:-'ena histórica o genealógica importante, que da tes-
-:'.rnio de la antigüedad de la fundación del pueblo, Yo me llamo xuana Rigala asi me yamo antespasado
,-- ::¡onocimiento de sus gobernantes por parte de y tafm]bien yo me llamo r,uana logobicha asi me llamo
::r. seño¡es del á¡ea y la legitimidad de la posesión. a[n]tepasado Real berdaderame[n]te y obedesco noso-
\unque el territorio representado tiene una rela- tros ente¡o a los linderos de mi tierra [...] yten otro en
-: r directa con el paisaje real, al menos en algún mo- el paraje se llama el [i]dioma sapoteca laal queúecbey en
::¡o en la historia del pueblo o señorío en cuestión, castellana se llama Cerro de lion,por el poñe[n]te lten
- ::¡resentación es casi siempre estilizada. Esto quiere otro en el paraje se llama el [i]dioma sapoteca tani quethe-
:.::: que la lógica de la ¡elación ent¡e los lugares di- 1a y en castel'ana tiene senalado contigfü]a el cetro lpie&as
: -'.:los de forma gráfica en el documento es la que opuestas] por el parte el poñefn]te lten otro en el para-
:.:r¡lece una abstracción de la realidad para comuni- je se llama el [i]diom a sapoteca ni¡a úelloley en castella-
:-- :) mensaje del pintor (rrcune 3.r) na se llama te?eludcat¿ parte el poñe [n]te [.. .
l. (Probdnza
Tenemos entonces que la relación ent¡e "Cerro de de Santo Damingo Petapa,\bro z,fs.6w-6zr; Ias cursioas

- - 'r", "Piedras Opuestas" v'Agua de Tempolocate", son de los autores)

-:. :- Lienzo de Cuevea, no representa un paisaje real,


.: .. sentido de un mapa del rNrcl o dela Guía Roji, LA C A RTOG RAF IA NOTARIAL
, -: que más bien transmite el mensaje de que estos En los archivos nacionales, estatales y municipales se
::. iugares son las mojoneras que en este orden encuentran miles de documentos elaborados para re-
:.':irulen parte del lindero de la comunidad de gistrar ciertas tierras, la confirmación de su posesión
:,:.:i.rgo Guevea durante la Colonia, el actual Guevea o la acusación de una parte contraria en pleitos lega-

- .{umboldt.' Para comunicar este men.aje, no im- les, tanto entre indígenas como entre indígenas y es-
,. ::¡ I¿ distancia o la situación geográfica real entre pañoles. En esta categoría se incluyen mapas que
. :es lugares,sino el orden sucesivo de las mojoneras. solamente registran una porción del terito¡io de un
pueblo, y aquellos que representan parcelas de tierras,

:-. rctualidad,el territorio represent¡oo caballerías, el plano de una ciudad e incluso planos de
-.r es conrpnrüoo por
-. : rmrLnidades de Guerra de Humboldt y Santo Domingo casas. En definitiva, los documentos notariales pare-
:.::¡¡. La histo¡ia del Lienzo le Guet:ea y sus documentos cen repÍesentar una manera de registro indígena. Un
:.:'.¿lo:.los Lienzos de Santo D..)ninga Peta?a, es compleja.
i::r-rna erplicación, réase OudijkvJansen (1998, buen ejemplo de ellos son los documentos pictográ-
zooo)v Or.r
i:ooo). ficos de la región de Tepetlaoztoc y Tenango.
Códice dc
! \Rl()Ctti\Fl \ DE1-R.\t)JCló\ I\Dica\\

Lo! docq ñ€ntos


de Tepetlaozto< y Tenango
Los documentos pictográficos de la región de Gpe-
tl¿oztoc muestran una interesante variedad de re-
presentaciones cartográficas. Por ejemplo, los que
constituyen el Grupa Vergaro constan de una serie de
registros de teÍenos cultivados donde se indica quién
era su dueño, el nombre del terreno, el tipo de tierra,
el cultivo, así como el tamaño y superficie de éste. En
este caso tenemos que el carácter de mapa se haredu-
cido J una abstracc¡on m:ixima por ser un mero regis-
tro. No obstante, existen dos mapas de Tepetlaoztoc
que reprecentan ve¡daderamente un pai,aje. ya que
muest¡an el lindero del pueblo a través de caminos, así
como una cuerda y un ¡ío, junto a los cuales hay una
serie de mojoneras, además de pueblos vecinos repre-
sentados mediante glifos toponímicos, todos organi-
zados de manera cartográfica. Ahora bien, mientras el
primero de estos mapas constituye una abstracción
drástica del paisaje real, que representa únicamente los
elementos relevantes para el caso -1os glifos toponi
micos-, el segundo de ellos intenta acercarse a una
representación de la realidad geográfica combinando
dicho' glifos con elemenros pa¡saji(ticos.
La misma tendencia hacia una cartografia paisa-
jísticase reconoce en muchos otros mapas. El Mapa
picfogn{tto deTbnanga de r58¡ por ejemplo, fue hecho
para registrar las tieras que el pueblo de Tenango del
Valle otorgo a la Iglesia. Una línea roja señala ese te-
rritorio por medio de cruces y glifos toponímicos,
most¡ando sus mojoneras, las cuales se acompañan
de sus nomb¡es alfabéticos. Además, breves textos en
español explican e1 contenido del mapa. Los glifos
picrográfico. de la tradicidn me.oamericana
¡lcrririca
ylos elementos que provienen claramente de la tradi-
ción europea, se mezclan de manera armoniosa para
dar lugar a una cartografia que reconocemos perfec-
tamente como una representación del paisaje real.
Aunque se necesita un mínimo de conocimiento para
\I,\Ri \ C \ST.\SEDA DE L \ P.\Z / \IICHEI- OI I)I.IK

¿, ¿/ Códíce
'fepedroztoc,
c|"l
-1N.,
,. {tl 'l#
ñ
4l

'-,.A

leer los glifos de ahí los nombres escritos en alfabe- compartimentos, hay una glosa que dice'Acaquil-
to-, la tradición cartográfica que existía antes de la pan". En el interior de algunos compartimentos se

llegada de los españoles tenía, al parecer, suficientes representaron edificaciones (un palacio o casa e igle-
puntos en común con la tradición cartográfica euro- sias), algunos señores gobernantes y una serie de nu
pea, como para que las dos fue¡an incorporadas en merales, los cuales se expresan con puntos (para
una nueva tradición. unidades), espigas (numeral cuatrocientos) o núme-
ros romanos. Estas cuentas, así como la presencia de
Los m.pac de tierras en ltztapalapa ciertos magueyes en algunos compartimentos, indu-
Los folios r6v r7v del Códice Cozcdtzin constan de jeron a pensar que esta sección del Códice Cozcatzin
tres láminas divididas en 27 compartimentos hori- se refería a los negocios de tributos de diferentes pue-
zontales, cada uno de ellos con un glifo toponímico.S blos'¿1 sur de la cuenca de México (Valero de García

Una glosa adjunta corrobora que se trata de los sitios Lascuráin, 1994: 55-57). Sin embargo, hoy se puede
de Meúcaltzingo, Iztacalco, Itztapalapa, Culhuacan afirmar que esas lámina,s del Códie Cozcatzin no son
y Tenochtitlan, los cuales se repiten en más de una otra cosa que un mapa de tierras. Un asunto difícil de
ocasión, a veces de manera seguida. En la parte suPe- determinar ante evidencias en verdad escasas; poÍ
rior izquierda del folio 16¡ junto a los tres primeros ejemplo, la ausencia de un topónimo que indique
dónde estaban esas tier¡as o la falta de caminos, ríos,
j montañas u otros elementos de un paisaje. Empero,
En total suman:7; diez el folio 16r', otros dicz el folio rTrv
siete el folio r¡r gracias ¿l Ma?a de bzta?ala?a que se conserva en el
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sa de un pleito para el cual se utilizó el documento.


Tiazó además varios caminos. Uno se indica con la
huella de un pie entre dos cer¡os de la cordillera, otro
camino es aqucl que se dirige a tres lugares diferen-
tes: Cuidahuac, Pucbla y hacia una serie de :7 parce-
las de tierras dispuestas horizontalmente, cada una
con una glosa.
Fueron precisamente esas glosas las que permitie-
ron establecer que dichas parcelas eran las mismas z7
que estaban mencionadas en el Códice Cazcatzin,
cu1'o trazo se iniciaba en el pueblo de Los Reles Aca-
quilpan; de ahí esa glosa del códice junto a las tres
primeras parcelas. Por tanto, confirmado el carácter
de mapa de esa sección del códice, se pudo corrobo-
rat a pesxr de algunos effores cometidos por el pin-
tor, que aquellas iglesias representadas en algunas de
las tierras e¡an las mismas que estaban en el mapa del
AGN J otros mapas del área-, las cuales aún hoy
están en pie. Se trata de las iglesias de Santiago Aca-
hualtepec y Santa N{aría Astahuacan.6 Otro intere-
sante elemento del paisaje son unas canteras de la
Sierra de Santa Catarina que aún hov en día se explo-
tan. Esas canteras eran aquellas "que se piden'v que
r{apr dc A¡chivo Gene¡al de la Nación (acN), se enel Cazcdtzin están representadas mediante círculos
Tr,r:¡:l-¡¡
pudo con\tataf ue lO5 lollo5 IOv-lTverXn marrones en montones piramidales. X,Iás aún,la hue-
\..\ / q

parte de un mapa, que sus comPartimen- lla de pie que h¡r en¡re do. cerros e\ un camino que
tos rectangulares eran tierras y que éstas estaban en- todavia existe v que se denomina "camino de minas",
t¡e Acaquilpan (hoy Los Reye$ y el á¡ea al norte de el cual conccta (Cui)Tlahuac con Santa Ma¡ía Asta-
Itztapalapa. huacan, No obstante, este camino no quedó repre-
Esto fue posible porque, en el mapa del acN, el scntado en el códice.
pintor dibujó el pueblo de San Lucas Itztapalapa por No sabemos si el N'Iapa ¿e| Códice Caztatzin fte
medio de su iglesia y su glifo prehispánico, compues- producto de la adaptación que el pintor ¡ealizó de un
to de una laja de piedra (itztapal /i) en medio de las mapa que, al ser incorporado en un libro de formato
agtas (dpan). El tlacuilo reprcsentó también una ca- europeo, se dividió en t¡es folios. Es difícil saberlo
dena montañosa -l¿ Siera de Santa Catarina- que porque en el Códite Caztatzin, que forma partc del
separaba Itztapalapa de Cuitlahuac (hov Tlahuac),
según indica el glifo de una voluta que rePresenta el
óA pesar de que la glost del Códice Cazr¿tzin dice S.rnt¡ lI¡r-
excremento (cuitld-tl que da nombre al sitio. En dicha ta Ást¡hu¡c¡n. Es dccit quc sc confundió Sant¡ NIaria (As
sierra anotó en la glosa "esto es lo que se pide", a cau tahuacan) con Santa N{¿rt¿ (Ac¿titlan).
Códice
Cozcatzin.

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Mapa de

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.at lrht|rl¿Pr,l\t\ otros nirfrrs r éstc es eL flnico


.: :iene el fórm¿rto descrito. PeLo es un hecho que.
:_..--.rc 11111' CSqUCmirtiZlrClOS l COlt Lt1ttl CStr-Llctllrll
..r Jlie¡cntc de l¡ dc los nrrpls (Ire cstilr¡os ¿co-q-

.: ir.rdos, esos fblios soll una represent'¡cirjl 6el tlel


. re¡1..,'lr,'r.lo lu. en,'rr - qLr .- lrinr',r \orrc
- e .rstrrirecl¡ tle l¿ Prrz,:ooól¡).

El Plano en papel de añate


,:r|cLso del Pl,tno Lu ptt¡tl th tt¡t¡f¿ es lnuY sclrc
:: ,t1tIcl Códic¿ Coz;ttai¡ cn culnto rr h tlistribucirin
,:::I1.rs mcdilnte :8 largls parccllrs rccturgulares,
.::-.1. Lie t¡es fr¡nj¡s (lue \'¡ iLpaleccn prrcc]¿d¡s. L|t
: :.,.r.1 es qLle en e-ste c¿sr¡, dichrs parcelus cle tierrls
' :. cn Lln plis;Ljc rcal senejrrlte al del
'lfpa ,/,'
.i",lri (lcl ¡cN l no ¡l dcl C¡li¡ Coz¡ttziu.F.1
::, cniente es que ni ur-r solo to¡-lonirrro cn el piri-
i :- ,i indicr qué ir.re¿ es ll reprcsentada r', por tinto,
: :rrle est¡b¿n e-s¿s tiela-r. Aho¡¿ bien, son pre ci-
,:-tc l¡s ticnirs hs quc lirn ir deterniir-rlr los ele-
: '. .qcogrrilicos quc sc \'¿n r illcorporru cn cl
-,r: col h intenciiin cle demrrcrr el lircrr r¡Le ocr.r r.ut i'ircil (le crlut
r'lsc():.lliientrlt. qrLt orL.ts iJ , . L:

T.l'el't,'.. enl',¡1r.. -n I l\.trt( .rtlLri '1. r.tr,l nrris o nrcnrrs Ircdresos'.rs. 1)ebi,.1o .r qLLr ::,1].:.'''
-,cr¡. ¡delnás de un peclueño cerro lisJrrdo.Iin -.u c1 Phuo,'n fafrl lt,¿¡¡r¿l¡ lirrrnrr trrmbiéu
:,quicrdo hirl un c¿rrilo princip.rl scñel.rdo por lrarrc de1
(ilr7a lthtutLltL, tlondc h¡r' docurnentos
,.. el cu¡l se bifurca cn lir plrtc superior, rr La al (lue nrericiolrlln qttc cl /ktnti tcnochcrr Itzcorrtl
i: ¡ ól hal tlnr
l.r cordillera nencionacla. Junto (r4:il-r4,¡o) rcprutl(i tieÍrs en el lr.tl de khLlrtcpcc,
.ri flo qLlc rccoltocclltos pol su colol vefoo-io. se plredc deducir que el rnlprr representrl dichrr iile¿,
. . :r\tlemo infe¡lor,l¡s ticrrrrs se hall'¡n deliitit¿- quc hov se ubicl en los lúnites entre el L)istrito ]redc
: :'ün cilrlrino nrenor qlre sl c clcl camino prin- ¡¡l l' el llst¡clo de -\lú-xico.
..,. ¡ln¡l del cu¡lh¡ clo-s peque¡ios ccros. Aho¡l ] hstrr cl rlt¡rrcnto, scllo sc hrr podido dctcrlril.u'
. .,iiiclcntc qcogriñco nris proninente se hrrLla qLrc l.rs plrrcelas cLr'¡tro ¿ on.e (r:r¡nenzlnilo Iror 1l
-:--, grln cor
1¡ rnalor p¿rte dc l¡s ticr-¡rs: Lurrl 1lertc sulrelior) Perteliecirrr r les cu¿tro ¡arcielid,rcics
- :r,, un alb¿rrirdón, couro se hl llcgldo u decir) cle
'fenochtitl¡r. re¡rresentldls por 1os atributos dcl
::,i¡csrr liorizont lrelite h pirrtc ccltr¡l ricl ,.lnto de clc1rr,.rnrr,:le ell¡s: Sun Scbustiri¡ Atzncullco,
::rtr) r'lLrcgn sc quicbra para Leco¡rc¡ cl docu prrr un¡ tle che; Slr.rtrL Illrr ir C,-repopan, ¡'or'1,r corcn,r
' .rr ¡¡rib¿ abejo l queclar p,u',rleh d camino tle l¡ \'irgenl S¡n l).rblo l eopln, por uru es¡rcle, uun
. , . Crrbe seiialar que, al trazar dicha cordillcra, que el pintor dcbi.j colturdir irL srrrito l pintó h 1J,n'c
. cLrichdo de señ¿liu qLie su lrrtc ulis tltll crr dc S,rn Pcciro. r' Srn JLlrn Nlorotlur, por la copl clc
! \Rr.\ ( \5 t \\ut) \ I)n J \ P\z lltcH¡L ot;DIJK

leneno! uno de los atributos del evangelista. Las de indicado por una gruesa línea negra, además de una
más tienen cada una un glifo v una glosa quc facilita glosa. Este mismo camino, junto con ot¡o a la dere
su lcctura. Hasta aho¡a no se ha detc¡minado si se trata cha, demarca la segunda banda. Su área está dividida
de los nombres de las parcelas o más bien de los ba- por un río v en un lado se encuentra San Pedro Az-
rrios dc algún lugar Lo que es sorprendente es quc capotzaltongo, representado por una iglesia grande
muchos dc csos nombres aluden a los b¿rrios de las y muchas casas prehispánicas, en medio de unos te-
parcialidades de Tenochtitlan v Tlatelolco, obsen'a- üenos con cultivos. La tercera v última banda cstá
ción que requiere de un estudio más profundo en esa dirididl I'or do. ro: v en ella se dibuj,rron r rrio. e.-
di¡ección. pañoles, animales y la comunidad de Santa Clara,
sujeta aTépotzotlan. Un texto largo en español expli
Lo' Mopos de Azcdpotzaltongo ca que el mapa se hizo para indicar el lugar donde
Los Mapas de Azcapatzaltongo forman parte de un Juan de Valdivia solicitó las dos caballerías. Es im-
casojudicial que tu,,'o lugar en 1578, cuando un español portante not¿r que el mapa se acompaña de un nutri-
llamado Juan de Vrldivia pidió permiso p¿lra poseer do expediente en el que se describe con gran detalle
dos caballerí¿s en la comunidad de Azcapotzaltongo el paisaje en é1 representado. Actualmente, el pueblo
(hov Nicolás Romero, Estado de Nléxico). El virrey de Azcapotzaltongo se conoce como Nicolás Romero,
don Ilartín Enríquez ordenó entonces al alcalde ma- cl cual cstá incorporado en la mancha u¡bana de ia
ro¡ del dist¡ito ir al pueblo para vcrificar si tales caba- Ciudad de l\'fóxico. Sin embargo, un trabajo de campo
llcrías podían dañar los cultivos u otns posesiones de en l¿r comunidad misma indicó que es bastante fácil
la gcnte de Azcapotzaltongo. Como partc dc la veri- relacionar el paisaje rural del siglo xvr con el paisaje
ficacicin, sc hrzo una, t'üto de ojar,la cuirl consistía en u¡bano actual. Al tomar los ríos,los caminos v la iglc
ir al lugar v hacer un mapa del territorio. Durante la sia de Azcapotzaltongo como puntos dc paftida, se

vista de ojos, otro español, Diego Tinoco, se quejó de encuentra con f.icilidad la geogrlffa descrita e¡r el
que Jas caballcrías solicitad¿s estaban clemasiado ccr mapa v su expedientc. De este modo, es posible deter-
ca de su estancia,lo que gener<i un pleito entre ambos mina¡ cl área dibujada en el napa de 1578 v relacio
españoles. Esto explica que el primer mapa fucse pre- narla con lo que hov es Nicolás Romero, Estado de
sentado por Diego Tinoco para mostrar la situación Nléxico (rrcuu 3.2).
del teritorio v que el segundo mapa fuera hecho du-
rante la vista de ojos lr slrr. El Mapa de los palo.íos

Qre los dos mapas sean una representación fiel del de Io lo¡nitia Mendoza Mo<tezuma
paisaje se puede demostrar en el pdmero de ellos. El El mapa que se presenta a continuación fue elabora-
mapa está dividido en tres bandas verticales por dos do por indígcnas en el siglo xvIr. Consideramos im-
caminos con huellas de pies. En el centro de la pri portante incluirlo en este capírulo porque es una
mera banda se ilustra un pueblo represcntado por su muestra del desarrollo fin¿l de la cartografia indíge-
iglesia v catorce casas prehispánicas, cn un entorno de na,la cual termina con la ausencia total de elemcntos
hicrbas, plantas dc ma¡¡rev v terrenos con maí2. Hav pictográficos de la tradición prehispánica. Este docu-
también representaciones de españoles que refieren a mcnto estaba en manos de los descendientes del ca-
un tal Gaspar Lanzarote. El camino sigue el lindero cique tlatelolca don Dieso de Nlendoza (r5a9 156z),
entre los pueblos de Tepotzotlan y Azcapotzaltongo, quienes alegaban la posesión de unas casas o "palacios"
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::,-rA J.2. Área que cubren lo9 mapas de A:capotzaltongo relacionada con el mapa actual de N¡(olás Romefo,
u ¿r. Fu¿nte: Elat¡otación propia a partir de los mapas de Azcapotzaltongo r y II.
\1,\l{iA cAs tnÑcD,\ Dt LA PAZ / IltCHfI- OL DIl

con la glosa "Tecpancaltitlan", y concluía en una gran


edificación glosada como "Capil1a de la Candela¡ia",
en el extremo suroriental. El camino que corría por el
sur, que tenía una glosa que decía "el Sapo", se inicia-
ba precisamente en la Capilla de la Candelaria, cru-
zaba el camino que delimitaba los palacios por el este,
en cuva intersección había un mojón llamado "Cabe-
1 za del Gigante"y continuaba hasta San Miguel, en el
extremo su¡occidental del plano. Por último, el cami-
no que delimitaba los palacios por el este venía de un
lugar no especificado, atravesaba la acequia por me-
dio de un puente y finalizaba en un segundo puente,
el de Alvarado.
Pa¡a t¡ata¡ de localizar dónde estaba esta área que
hoy forma parte del Centro Histórico de la Ciudad
de México, se localizaron algunos de los lugares men
cionados en un mapa del siglo xvrrr. En él se pudo
ldentificar una serie de calles que rememoraba anti-
guos emplazamientos. Entre ellos, la calle de Puente
de Alvarado,la del Calvario y la del Sapo, además de

Nlapa tte -va en ruinas- ubicados en la parcialidad un esbozo de lo que fue la Capilla de la Candelaria.
\z r¡^ zrlr'ngo-r, de San Juan Nlovo¡lan, en Tenochtitlan, La proximidad de todos estos sitios confirmaba que
(rtaxt
que según ellos les corrcspondían por vía habíamos localizado el área donde se ubicaban los
directa de su antepasado. P¿ra demost¡a¡- palacios, en el lado su¡ de la actual Alameda. Para
lo, Nfaría de Mendoza Austria v Mocte- mavor precisión, se proyectaron estos sitios sobre un
zuma y su marido, Nicolás de la Peña, presentaron en mapa de la Guía Rojiy resútó sorprendente la exac
1744 un plano donde ubicaban los palacios en los si ¡irud con la que se ubicar.rn caminoc. puente\. mojo-
tios de Tecpancaltitlan, Huehuecalco y T2apotlan. nes y edificaciones. Así se concluyo que el espacio
En dicho plano, orientado hacia el norte, añadían donde estaban los palacios está actualmente delimi-
inlbrmación importante para localizar esos lugares. tado, al norte, por la actual Av Juárez, antaño la anti-
Los palacios en cuestión estaban en tres parcelas, que gua acequia sobre la cual estaba El Calvario, del cual
por su lado norte colindaban con ot¡as tres. Este con hoy sólo queda una pequeña fachada de [o que se

junto de seis estaba a su vez deJimitado por tres cami- conoce como iglesia de Corpus Christi. En el lado
nos v una acequia que corría por el norte, del este al oriental, los palacios estarían acotados por la Av. Bu-
oeste, pasando por donde estaba el Santo Calvario careli,v en la inte$ección con la Av Morelos es don-
parr finaJizrr en cl edifieio glo.rdo como "la Adua- de e.taba el primero de lo. puente.. mientras que en
na", ubicado en el extremo noroeste. Al este había el cruce con la actual Av. Morelos es donde estuvo la
un camino que partía de las proximidades del Santo "Cabeza del Gigante". La calle del Sapo, que limitaba
Calvario, pasaba por una pequeña ermita o adoratorio los palacios por el sur, se convirtió en la Av Morelos,
\ t r'()(;R \r't \ 1)ti TR.\utcto\ I\Dlc[\,\

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---: lLrego pasó a llama¡se calle \¡ictoria. Del antiguo en particular los tempranos, y su enormc producción
-. ::rhre sólo queda como recuerdo un pequeño cirlle- las quc sugieren que en tienpos prehispánicos tam
:. ll¡mado "del Sapo". A1 sur de la calle Victoria cs bién se empleaba este tipo de manuscritos. Eso no
: :Je estaba la Capilla de la Candelaria, dcr¡ibada quicre decir que durante el periodo colonial no se

:.:-: .rbrir la calle Ernesto Pugibet. No obstante, pa- mczchran los usos y costumbres de las t¡adiciones
r::: (lue algo dc la edificación qucdó en pie y hov cartográficas europeas y mesoxmericanas. A1 contra-
: :rr parte de la Academia N,Iexicana dc la Historia. rio, está claro que, con la colonización, la fbrmación
---:zri como recuerdo, a otro cirllejón del lugar se le de los tlacuiloque o pintores tradicionales se estancó
: ,.,r el nombre de "Callejón de la C¿ndelaria". Por y las nuevas influencias de España sc fortalecieron,
y
-::rro, lir esquina que forman las calles \¡ictoria causando que los mapas fue¡an cada vcz más euro-
1-r iiheigedo, hasta Av Nlorelos, sería el límite peos en su naturaleza, al grado de que, a partir de la
::nt'a1 de los palacios. década dc 163o, la tradición pictográfica mesoameri-
cana dejaría de existir.
CONCLUSIOl'lES Sin embargo, hace falta un estudio profundo sobre
:^-lque solamente contarnos con ejemplos colonia la tradición cartográfica indígena novohispana para
::. es nuev¿mente la naturaleza de los documentos, poder determinar su desarrollo. e

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